Epístola del Apóstol Pablo a los Romanos

Anclas de Salvación
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Anclas de Salvación
Romanos 8:28-39

Permítame dar comienzo a la exposición de la Palabra de Dios, planteando una

pregunta: ¿sabe usted que es un ancla y para qué se utiliza?

Ancla, es ese antiquísimo “instrumento náutico que permite a un barco fijar su

posición en el mar sin tener que preocuparse de la corriente”1. Está unida a la
embarcación por medio de una cuerda o cadena; se aferra fuertemente al fondo
marino, impidiendo que el barco pueda ser arrastrado a la deriva.

Pablo sabía muy bien lo que era un ancla y para que servía, pues cuando fue
enviado a Roma en barco, la nave, fuertemente embestida por un viento
huracanado quedó a la deriva, sin dirección ni propósito fijo sino a merced de las
circunstancias2. Cuando los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra
echaron cuatro anclas por la popa, así lograron fijar fuertemente el barco al
fondo marino3.

Un ancla fija fuertemente un barco al fondo marino, de manera que por violentos
que sean los vientos o las corrientes marinas, la nave permanezca inamovible en
su sitio.

En el pasaje que vamos a estudiar, Romanos 8:28 al 39, el apóstol Pablo

presenta tres poderosas anclas, con dos propósitos: (1) mantener inamovible en
su lugar al creyente a pesar de las circunstancias que en su soberana providencia
Dios le determine y (2) dar al creyente el gozo de que jamás y bajo ninguna
circunstancia su salvación estará en riesgo de ser perdida. Una vez salvo, salvo
para siempre.

Muestra el pasaje que los cristianos, por decirlo así, estamos 3 veces anclados:

Vs. 28 al 30, Anclados por la obra del Padre,

Vs. 31 al 37, Anclados por la obra del Hijo,
Vs. 38 al 39, Anclados por la obra del Espíritu Santo.

Además, entre tanto que vamos a la presencia del Creador Vs. 29: hemos de ser
“hechos conformes a la imagen de su Hijo”.

Comienza así el versículo 28 de Romanos 8

Y sabemos

1
http://es.wikipedia.org/wiki/Ancla
2
Definición de deriva, tomada de www.rae.es
3
La narración completa se encuentra en Hechos 27.

1
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El escritor usa el término griego: “Oida”, ese término se refiere a un

conocimiento que es cierto y completo, una certeza absoluta.4 Saber es poseer
un conocimiento seguro y claro de algo. Es una firme adhesión de la mente a
algo conocible, sin temor de errar. Lo cierto es aquello conocido como verdadero,
seguro, indubitable5.

Con esta introducción “Y sabemos” el apóstol quiere asegurarse que nos quede
claro que lo que está por exponer es un argumento que debe estar firmemente
adherido, pegado a nuestra mente y ser claro y cierto en nuestro corazón.

Es algo así como decir que un determinado, completo, cierto y seguro

conocimiento está firmemente anclado en nuestro corazón.

¿Qué es lo que sabemos? Dice el pasaje:

Y sabemos que
a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien,
esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados.

Porque
a los que antes conoció,
también los predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,
para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

El escritor dice –Vs.28- que hay unas personas que han sido objeto de la gracia
especial de Dios y que por lo tanto aman a Dios, que ellos han sido llamados
conforme al propósito de Dios y que a ellos –Vs.29- Dios desde antes de la
fundación del mundo les conoció, les amó con un amor muy especial.

Esas personas somos los cristianos y lo somos por cuanto Dios por pura gracia
nos conoció, nos predestinó, nos llamó, nos justificó y nos glorificó desde antes
de la fundación del mundo.

Aquí es necesario hacer una aclaración: las Escrituras afirman que la providencia
de Dios siempre es benéfica para el creyente, no nos podemos llamar a engaño,
aunque en muchas ocasiones, por su gracia común la providencia de Dios es
benéfica a los incrédulos, lo único cierto es que tan solo a los creyentes siempre
la providencia les será para bien. Tal afirmación debe llevarnos a una profunda y
seria reflexión ¿soy cristiano?

4
MacArthur John, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento – Romanos 1-8; Editorial
Portavoz; EU,2002; pag.230.
5
http://www.rae.es

2
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Tristemente el término cristiano hoy está devaluado, muchos que no son

cristianos, ante determinados sucesos de sus vidas afirman: “a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien” y van por la vida convencidos de que
aman a Dios y de que todas las cosas les ayudan a bien, sin dar evidencias de
arrepentimiento y amor por Dios.

Lamentablemente, muchas veces los cristianos mismos contribuimos con estas

terribles equivocaciones, ¿Qué mas terrible puede sucederle a una persona que
creerse cristiana sin serlo?

Quien se cree cristiano sin serlo, cree que a su muerte irá a la presencia eterna
del Señor, pero no es así y es una tragedia que se de cuenta de esa fatal
equivocación cuando ya es demasiado tarde, cuando ya en la presencia del
Creador sea condenado a pasar la eternidad separado de aquel que en vida
tantas veces le llamó al arrepentimiento.

Así que los creyentes no solo tenemos la responsabilidad de predicar el

evangelio, sino también de predicarlo bien. Decirle a una persona que es cristiana
sin evidencias de que lo sea, es un engaño doloroso y cruel. A veces afirmamos
que por cuanto una persona alguna vez asistió a un culto, o escuchó una
predicación, o tuvo en sus manos una Biblia, es cristiana, eso no puede ser así, si
bien no podemos colocarnos en posición de jueces para sentenciar si una persona
es o no es creyente, tampoco podemos caer en la crueldad de afirmar sin tener
evidencias ciertas, sin ver frutos dignos de arrepentimiento, que una persona es
creyente, lo primero es tan cruel como lo segundo.

Es cierto que no conocemos el corazón de las personas y por lo mismo no

podemos afirmar que no son creyentes, pero también es cierto que justamente
porque no conocemos el corazón tampoco podemos afirmar que son creyentes.

Una persona es salva porque Dios en su gracia le concede fe para salvación, no

porque otra le asegure que es salva tan solo porque la vio en un culto, o con una
Biblia en la mano o por algún comentario ocasional o porque en un mal llamado
culto pasó al frente y repitió una inducida y anti bíblica decisión de fe.

Así que el apóstol está anclando en nuestra mente tres firmes evidencias de la
obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ¿porqué es necesario anclarlas?
Porque Dios en su sabia y soberana providencia muchas veces determina y/o
permite tales padecimientos y sufrimientos para el creyente que si el creyente
no está muy bien “anclado” en la fe, corre el grave riesgo de ir a la deriva.

Dice Pablo:

Vs.28
Y sabemos que
a los que aman a Dios,

3
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todas las cosas les ayudan a bien,

La expresión “todas las cosas les ayudan a bien” hace referencia a la providencia
de Dios, a los cristianos la providencia de Dios siempre es para bien, todas las
cosas nos ayudan a bien, algunas cosas nos producirán dolor y sufrimiento,
algunas nos desalentarán, algunas nos llevarán a profundos estados de tristeza,
pero lo que está afirmando el Espíritu Santo es que a ti y a mí, si somos
cristianos, si realmente hemos creído en Cristo como nuestro único Salvador y
por lo tanto estamos sometidos a su señorío, todas las cosas que nos sucedan,
siempre, aunque en principio no lo parezcan, nos serán para bien, serán para
hacernos conformes a la imagen del Hijo.

Hermano hay en tu vida ¿tribulación ó angustia? ¿persecución, hambre o

desnudez? ¿peligro o espada? Hermano todo cuanto te sucede es para tu bien,
es para que seas hecho conforme a la imagen del Hijo.

Todas las cosas que nos suceden han sido determinadas por Dios, son su
providencia. Providencia es ese permanente, ininterrumpido y soberano gobierno
de Dios en el cual por su gracia, bondad y misericordia mantiene y sostiene a sus
criaturas, guía y dirige todos los acontecimientos con un solo propósito: su propia
gloria.

Dios en su providencia es creador y soberano y por lo tanto tiene el gobierno:

Isaías.45:5-7
Yo soy Jehová, y ninguno más hay;
no hay Dios fuera de mí.
Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,
para que se sepa desde el nacimiento del sol,
y hasta donde se pone,
que no hay más que yo;
yo Jehová, y ninguno más que yo,
que formo la luz y creo las tinieblas,
que hago la paz y creo la adversidad.
Yo Jehová soy el que hago todo esto.

En su providencia, Dios concede bendiciones tanto a creyentes como a

incrédulos:

Mateo 5:45
Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre malos y buenos,
y que hace llover sobre justos e injustos

En su misteriosa providencia Dios permitió a Satanás hacer daño a Job:

Job 1:12
Dijo Jehová a Satanás:

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He aquí, todo lo que tiene está en tu mano;

solamente no pongas tu mano sobre él.
Y salió Satanás de delante de Jehová.

Y al final Job fue grandemente bendecido:

Job 19:25-27
Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.

Job 42:1-6
Respondió Job a Jehová, y dijo:
Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
Por tanto me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.

Enseñan las Escrituras que Dios gobierna y en el caso de los cristianos, su

providencia siempre les es favorable, siempre les es de bendición, de ahí la
expresión “todas las cosas les ayudan a bien”

Una vez que el apóstol ha introducido de manera contundente como la

providencia divina siempre ayuda a bien al creyente, entra a explicar, los
fundamentos, las anclas de tal afirmación:

Vs. 28 al 30, Anclados por la obra del Padre,

Hablando del Padre y de su obra para el creyente, dice:

Porque
a los que antes conoció,
también los predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,
para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Y a los que predestinó,

a éstos también llamó;

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y a los que llamó,

a éstos también justificó;
y a los que justificó,
a éstos también glorificó.

Dios desde antes de la fundación del mundo, tan solo por gracia, cuando todos
estábamos muertos en delitos y pecados, condenados por nuestro pecado, Dios a
algunos amó, predestinó, llamó, justificó y glorificó y todo lo hizo por Jesucristo.

Todas las cosas nos ayudan a bien, porque Dios desde antes de la fundación del
mundo determinó que así fuera, tratemos, aunque no podemos hacerlo, tratemos
por un momento de imaginar toda la obra del Padre, ¿podríamos esperar algo
diferente de un Padre que desde antes de pronunciar aquel majestuoso y
poderoso: “sea la luz” ya nos había predestinado para ser hechos conforme a la
imagen de su amado Hijo? Tratemos de imaginar por un momento toda la obra
de Dios en el plan de redención, tratemos de imaginar ese consejo inter trinitario
en donde el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo acordaron toda la obra de la
justificación y toda la obra de la glorificación de cada creyente que concluye nada
menos que en la presencia eterna de nuestro glorioso Creador.

Si así actuó el Padre desde antes de la fundación del mundo, si por amor planeó
y ejecutó en su tiempo la predestinación, el llamamiento, la justificación y la
glorificación ¿permitiría El o dejaría por ahí algún cabo suelto que truncara su
obra?

De ninguna manera, Dios ejerce su providencia, siempre para el bienestar de

aquellos a quienes amó y a quienes glorificó.

Esta idea debe quedar firmemente anclada en tu corazón, debería ser mas que
suficiente para que alberguemos la seguridad y tranquilidad de que todas las
cosas, aunque por momentos no nos parezca, son para nuestro bien, porque
sabemos lo que el Padre hizo por nosotros.

Permítame agregar la siguiente nota, el mismo apóstol Pablo, escribió la

siguiente frase en su epístola a los Filipenses 1: 6
Estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

“El verbo griego que se traduce “comenzó” solo se usa aquí y en

Gálatas 3:3, en ambos casos con referencia a la salvación
misma. Cuando Dios comienza una obra de salvación en una
persona, El termina y perfecciona esa obra. Por eso el verbo
“perfeccionará” apunta a la seguridad eterna del cristiano”6.

6
MacArthur John; La Biblia de Estudio MacArthur; Ed. Portavoz, USA, 2004; pag.1671

6
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Para la fecha en que escribió a los Filipenses, por la providencia de Dios, Pablo
llevaba casi dos años preso en una cárcel de Roma.

Vs. 31 al 37, Anclados por la obra del Hijo

Continúa el apóstol:
¿Qué, pues, diremos a esto?
Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros?

El que no escatimó ni a su propio Hijo,

sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

¿Quién acusará a los escogidos de Dios?

Dios es el que justifica.

¿Quién es el que condenará?

Cristo es el que murió;
más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios,
el que también intercede por nosotros.

¿Quién nos separará del amor de Cristo?

¿Tribulación,
o angustia,
o persecución,
o hambre,
o desnudez,
o peligro,
o espada?

Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.

Antes,
En todas estas cosas
Somos más que vencedores
Por medio de aquel que nos amó.

Pablo en la sección anterior nos ha mostrado como Dios comenzó y terminó toda
la obra de salvación, ahora, para anclar mas profundamente esa verdad y para
introducirnos en la obra del Hijo expresa una pregunta cuya respuesta ya nos es
conocida: ¿hay algo que decir o agregar a lo dicho sobre la obra del Padre? Si
Dios es por nosotros, habrá alguien o algo que pueda ser contrario? ¿quién

Ver Ef.1:13,14; He.7:25.

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contra nosotros? ¿Si en el desarrollo del plan del Padre, el Padre ni siquiera
escatimó a su propio Hijo sino que lo entregó por los escogidos, ¿habrá acaso
alguna razón para que no nos entregue además todas las cosas? ¿Que podría ser
mas preciado y amado para el Padre que su Hijo unigénito? Entonces ¿porqué
pensar que no nos entregará además todas las cosas?

“Todas las cosas” se refiere tanto a las bendiciones espirituales, como a las
bendiciones materiales, pero nosotros, seres humanos, con pecado remanente,
fácilmente hacemos el énfasis en las materiales, olvidamos las palabras de Cristo
en Mateo 6:26

Mirad las aves del cielo,

que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros;
y vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

y 31 al 32
No os afanéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas;
pero vuestro Padre celestial sabe
que tenéis necesidad de todas estas cosas.

Y por afanarnos buscando lo material, nos olvidamos del propósito de la

providencia de Dios en la vida del creyente: ser hechos conforme a la imagen de
su Hijo.

Note hermano que se plantean 4 preguntas:

Vs. 31 ¿quién contra nosotros?

Vs. 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?
Vs. 34 ¿Quién es el que condenará?
Vs. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?

Y ahora note como las respuestas a esas preguntas apuntan a un solo tema: la
obra redentora de Cristo, la salvación en El y como nos dejan ver que no hay
absolutamente nada que pueda poner en riesgo nuestra salvación
Pregunta:
Vs. 31 ¿quién contra nosotros?

Respuesta en el Vs.32:
El que no escatimó ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Pregunta:
Vs. 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?
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Respuesta en el mismo versículo:

Dios es el que justifica.

Pregunta:
Vs. 34 ¿Quién es el que condenará?

Respuesta en el mismo versículo:

Cristo es el que murió;

más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios,
el que también intercede por nosotros.

Pregunta:
Vs. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?

Respuesta en el Vs.37

Antes,
en todas estas cosas
somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó.

En el versículo 35 se mencionan algunas de las situaciones que en algún

momento el creyente experimentará, pero en el 37 nuevamente el Espíritu Santo
inspirando al apóstol ancla firmemente la razón de nuestra certeza, menciona en
el 35: Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada ,
pero en el 37 gloriosamente presenta la razón de nuestra certeza: somos mas
que vencedores; estamos por encima de cualquiera de esas cosas, por medio de
aquel, que como ha mostrado en los versículos anteriores: se entregó por
nosotros, fue él, quien murió, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Finalmente presenta el apóstol la tercer ancla, la obra del Espíritu Santo

Anclados por la obra del Espíritu Santo, Vs. 38 al 39

Por lo cual estoy seguro de que

ni la muerte,
ni la vida,
ni ángeles,
ni principados,
ni potestades,
ni lo presente,
ni lo por venir,
ni lo alto,

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ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, nada hay en la
creación que evite que un día estaremos en la presencia de nuestro Creador,
nada hay que pueda hacer fracasar la obra de Dios: predestinación, llamamiento,
justificación, glorificación. Nada hay en la creación que pueda hacer fracasar la
obra del Hijo: su muerte en la cruz, su resurrección, su exaltación, su intercesión
por cada uno de los creyentes.

Por si fuera poca toda la obra del Padre y toda la obra del Hijo, la tercera persona
de la trinidad también participa activamente en la vida del creyente,
sosteniéndole y santificándole cada día de su peregrinar hacia nuestra patria
celestial, es lo que en teología se conoce como la doctrina de la perseverancia de
los santos, los santos somos usted y yo hermano y como dice en Efesios1:13-14:

En él también vosotros,
habiendo oído la palabra de verdad,
el evangelio de vuestra salvación,
y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia
hasta la redención de la posesión adquirida,
para alabanza de su gloria.

“El Espíritu Santo es la garantía de que el creyente no se perderá”7 como

también lo afirma Pedro en 1 Pd.1:4-7
para una herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible,
reservada en los cielos para vosotros,
que sois guardados
por el poder de Dios mediante la fe,
para alcanzar la salvación que está preparada
para ser manifestada en el tiempo postrero.

En lo cual vosotros os alegráis,

aunque ahora por un poco de tiempo,
si es necesario,
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro,
el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo,

7
Palmer Edwin H; Doctrinas Claves; Ed. El Estandarte de la Verdad; USA; 1976; pag.130

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Hermano cristiano, ¿Qué está sucediendo hoy en tu vida? Hay tristeza? Hay
dolor? Tienes limitaciones? Nada te separará del amor de Cristo: ni tribulación, ni
angustia, ni persecución, ni hambre, ni desnudez, ni peligro, ni espada.

Hermano, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni

lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Todo lo que está sucediendo en tu vida y todo lo que suceda hasta el momento
en que el Señor te llame a su presencia, todo es para tu bien, tiene un propósito
y es en ese propósito en que haz de enfocarte: ser hecho conforme a la imagen
de su Hijo, esta afirmación implica resultados tanto en la eternidad, cuando
estemos en su presencia, pero quiero dejar anclado en su mente hermanos, el
resultado de que todas las cosas nos ayuden a bien mientras estemos en esta
tierra, ser hechos conforme a la imagen de Cristo es vivir conforme a la voluntad
de Dios, buscarla, amarla, pero por sobre todo someternos a ella, vivir conforme
a ella, vivir en santidad.

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