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TURISMO E INTERCULTURALIDAD
Por ello es fundamental conocer y reconocer las otras culturas, la rica diversidad
pluricultural de nuestra realidad, conocer cuáles son sus especificidades y qué las hace
diferentes, pero a su vez a reconocer la dimensión de universalidad que estas tienen,
principio que se sustenta en un principio de diversidad y diferencia; la interculturalidad
en consecuencia, se sustenta en un principio de igualdad de lo humano, pero sostenido
en la diferencia, cuyo conocimiento es el camino para transformar las valoraciones e
imaginarios esteriotipados y prejuiciados, las percepciones negativas que tenemos sobre
aquellos que son diferentes.
Sin embargo esta noción se ha vuelto más compleja dado que los valores que impuso
Europa en el siglo XIX como universales, hoy en día son cuestionados y no se acepta
que constituyan el valor universal que otorgue sentido y concreción a un valor
particular, desde su propia particularidad, el que puede surgir a la universalidad. Lo
anterior significa que los valores no se encuentran determinados, sino que son creados,
inventados según un conjunto de condiciones y circunstancias que permiten su
surgimiento.
Desde esta perspectiva el concepto de identidad cultural actual resulta muy complejo.
La identidad cultural como mirada al pasado, oculta el presente de una cultura y se
convierte en un concepto muy limitado y peligrosamente excluye dado que ve en las
otras culturas elementos perturbadores, de su propia esencia y por consiguiente como
algo que debe ser marginado y eventualmente suprimido. Este concepto de identidad
cultural se halla en las raíces del pensamiento, por ejemplo, de la extrema derecha en
Europa, fundado en la xenofobia y el nacionalismo excluyente. Es el caso de Le Pen en
Francia, y el del movimiento neonazi en Alemania. Es en este mismo momento de la
guerra contra “el eje del mal”, países y pueblos que se consideran diferentes son
criminalmente atacados tras la máscara de una guerra por la libertad y la democracia,
los países árabes, en su mayoría musulmanes son ahora víctimas de la xenofobia y
esquizofrenia de la administración estadounidense y británica.
Por otra parte, si la noción de identidad cultural esgrime esos problemas que dificultan
la comprensión de la noción de cultura, el concepto de diferencia que siempre ha estado
en el opuesto de la identidad (ya sea para ser excluida o para ser considerada como
elemento necesario que permite el surgimiento de la identidad) también presenta
problemas, pues a pesar que la diferencia nos permite concebir la cultura de manera
dinámica y cambiante, también es un concepto muy limitado para las posibilidades de
comprender lo que es la cultura.
Esto, debido a que hoy nos sabemos pertenecientes a una o varias culturas, o por lo
menos participar de varias de ellas, más aún, que se supone somos transculturales, o
como dice García Canclini, somos nómadas de la cultura, pero por otro lado, también
puede ser un elemento que justifica la exclusión.
Frente a este panorama el concepto de identidad (tan traído, citado, manejado y siempre
calificado como el concepto fundamental para la comprensión de lo que es una cultura),
debe ser repensado, dado que sigue explicando una noción de cultura que tenía validez
porque era la afirmación contra otras manifestaciones. Pero actualmente, y en razón a
los cambios que se han presentado dentro de sus culturas, la noción de identidad no
solamente es restringida, sino, peligrosamente excluyente. Estos dos conceptos,
identidad y diferencia, siempre han estado juntos, pero generalmente con el ánimo de
excluirse. Es decir, quienes plantean la identidad, generalmente excluyen la diferencia y
excluyen a los no idénticos, a los que no son como ellos.
Veamos más de cerca el concepto de identidad tal y como es utilizado desde la lógica
formal, lo que el concepto de identidad quiere decir, para después ver si eso es lo que
nosotros entendemos por identidad cultural, y si eso es lo que queremos que se entienda
cuando se habla de identidad cultural, (ya que no podemos pretender que el concepto
diga una cosa y juguemos a que queremos decir otra cosa), porque cuando hablamos de
algo utilizando los conceptos equivocados, estamos perdiendo posibilidades de
comunicarnos, posibilidades de saber quiénes somos, dónde estamos y qué queremos
decir.
En la lógica formal decimos que A = A, esto quiere decir que A es idéntica si misma.
Pero ahí empieza el problema: Qué es sí mismo?, cual es el contenido de ese sí mismo?,
cuando decimos que la cultura X es idéntica a sí misma?, qué es ese sí mismo?. Quiere
decir siempre que tiene un contenido que lo hace ser eso, un eso específico y ese eso es
idéntico, es inmodificable, permanece igual. Ello le permite identificarse dado que
permanece. Esa es la identidad?. Si se presenta un cambio se pierde la identidad. Una
cultura es idéntica en la medida que pueda ser identificada con unos valores, con unas
costumbres, con unas conductas que se supone permanecen?.
Pero qué es lo que permanece, qué es lo que está, cuál es el contenido que siempre está
allí, que corresponde a unas costumbres o a unas tradiciones o a unos valores, etc.? Y
qué podemos decir que permanece?. Pero además podemos decir por el solo prurito de
lo tradicional, podemos dejar de lado lo que se hace en un presente?. Esta permanente
referencia a valores con los cuales teóricamente una cultura se identifica y que desde el
pasado ilustran el deber ser de las conductas en el presente.
Ello ha llevado a situaciones paradójicas de presentar las crisis sociales como resultado
de la pérdida de esos valores, como si esos valores se encontraran por fuera de un
mundo y no fueran los generadores de conductas que por definición no son ni buenas ni
malas, y en consecuencia pueden ser constructivas o destructivas.
El concepto de identidad lleva también otras nociones implícitas muy estimadas por
todos nosotros desde la revolución Francesa, tales como el concepto de igualdad y el
concepto de unidad.
Sólo donde existieron los clanes pudo existir la Ley del Talión, según la cual “ojo por
ojo, diente por diente”, pero ello no es sino una parte de la Ley del Talión. Lo
importante de esta ley es otra distinta del ojo por ojo y diente por diente: lo importante,
es que yo puedo ejercer venganza sobre cualquiera del clan porque todos son iguales, no
sobre quien me ofendió a mí directamente, sino sobre cualquiera, pues todos son del
mismo clan. Esa es una verdadero sociedad igualitaria donde los individuos que
pertenecen al mismo clan son iguales y por consiguiente intercambiables (hacemos
referencia a este tipo de sociedad, única y exclusivamente, para mostrar lo que quiere
decir realmente intercambiabilidad cuando se habla de igualdad entre los individuos que
pertenecen a un mismo grupo)
Lo que se debe tener claro, en todo caso, es que cuando hablamos de identidad cultural,
estamos hablando de ese concepto que es restringido y limitado. Es limitado porque se
encuentra circunscrito a una unidad cerrada a partir de la cual él mismo se define.
Además que cuando hablamos de esa cultura, pretende agotarla en algo dado que no se
modifica, que es estático, que es unitario y pretende ser totalitario en cuanto a totalidad
se refiere y que políticamente puede ser y es restrictivo y excluyente dado que no deja
nada por fuera de él, y así se ha mostrado históricamente.
Hay otro concepto con el cual nos encontramos cuando identificamos ciertas
tradiciones, y ciertos valores con una cultura: el concepto de origen. La noción de
origen es una noción muy particular, porque tiene un origen judeo-cristiano. Es una
noción, en consecuencia, de carácter religioso, que ha perneado todo el saber occidental,
hasta el punto que todo saber que se respete en occidente – llámese física, matemáticas,
filosofía, etc -, tiene origen y se le otorga una explicación desde su origen. Y al tener
origen se considera que tiene validez, más aún, los cambios que se producen en ese
saber se4 justifican a partir de la noción de origen.
Pero en sentido estricto, ¿qué es lo que significa origen?. El origen es la idea según la
cual antes del surgimiento de4 un saber determinado, no hay nada que tenga relación
con ese saber, que antes de eso sólo existía el caos. El Génesis lo dice: en el origen era
el caos y Dios puso el orden. Es allí donde surge esta noción, y por eso siempre aparece
otorgada por los dioses, o como perteneciente a una tradición que siempre ha estado allí.
De esta manera justificamos y fundamentamos los valores y los saberes en función del
origen. Así cuando se piensa en lo tradicional y en los valores culturales se los piensa
generalmente desde la noción de origen. Es decir, como si hubieran sido creados por
los dioses o como si fueran atemporales. En las culturas míticas donde existe el mito,
¿qué es lo que se hace?. Lo que se hace es, por ejemplo, en la siembra del maíz, no es
sembrar el maíz, sino sembrar el maíz como el Dios lo dijo y lo enseñó. De esa manera
se realiza el mito, y si el mito se realiza tal y como dice el ritual la cosecha será buena, y
si la cosecha resulta mala es porque en alguna parte se falló en el ejercicio del ritual.
Pasemos entonces al concepto de diferencia a ver si nos satisface más esa noción.
Aceptamos el planteamiento de Hegel según el cual la diferencia es lo que me permite
ser, porque es lo otro de mi. La noción de diferencia conlleva tres nociones –entre otras
muchas- que nos interesan: alteridad, diversidad y necesidad.
Desde esta ángulo la diversidad permite comprender la cultura con diferencias, con
diferencias internas, con variaciones y desde ese punto de vista podemos hablar de
regiones culturales. Pero también podemos hablar de diferencias dentro de una misma
cultura, dentro de una misma región cultural. La diferencia también opera entre
individuos que integran una comunidad y, en consecuencia, no necesariamente asumen
lo valores culturales de manera idéntica a como otra persona los asume. Por el
contrario, tal y como lo hemos visto, el concepto de identidad supone que todos
asumimos los valores culturales de la misma manera. Pensamos que la experiencia nos
muestra lo contrario.
Tenemos entonces identidad y tenemos diferencia, pero así como la identidad nos
permite la comprensión de la cultura como algo estático e inmodificable que es
autosuficiente y sin contexto, la noción de diferencia aunque nos otorga la posibilidad
de comprender una cultura móvil y en transformación, nos la presenta de todos modos
totalizante y con relaciones necesarias entre las partes que la constituyen. La
diferencia de todos modos, es un concepto donde las partes constitutivas son necesarias
las unas a las otras, en la que el todo es la parte y la parte es el todo.
También en una escala intermedia, entendiendo por tal lo nacional, sucede lo mismo con
otros valores y otros conceptos, y a nivel macro es claro que hoy nos identificamos con
muchos valores y principios que son de carácter internacional. En ese sentido podemos
decir que si bien es cierto que hay algunas personas que han tenido posibilidades desde
pequeños de participar y asimilar dos culturas, también es cierto que hay en día, para ser
multicultural, no es necesario pertenecer por factores excepcionales a dos culturas,
como lo puede ser un indígena ecuatoriano. Esto porque hoy los medios de
comunicación especialmente, y actividades con el ecoturismo específicamente, nos
acercan a múltiples culturas con las cuales encontramos relaciones y diferencias, pero
también interés, admiración deseo por tener un mayor conocimiento y ánimo de poder
participar en ella, y como dice Daniel Siboni en su texto titulado “Entre deux”: hoy se
reclama el derecho a la diferencia, pero también se reclama el derecho de parecerse4 a
otro o a otros. Entramos y salimos de una cultura sin mayor dificultad: queremos
nuestra independencia, pero también queremos nuestra pertenencia.
Los hechos folklóricos son colectivos, pues pertenecen a una sociedad que los transmite
por tradición con fuerza y vivacidad a través del tiempo. Son populares, por cuanto se
convierten en el patrimonio más querido de los pueblos. Son espontáneos o naturales,
pues se expresan en forma oral y no reflexiva. Son funcionales, porque se identifican
con la vida espiritual, material, social y económica de la comunidad. Son regionales,
por cuanto se localizan en una determinada región y expresan los modos y
circunstancias locales en una dimensión de espacio de relación universal.
Adquieren anonimato, por cuanto al pasar de individuo y de generación en generación,
sus orígenes se van perdiendo hasta desaparecer completamente. Son hechos vigentes,
porque a pesar de aparecer como supervivencias tradicionales, se manifiestan con todo
vigor y fuerza en la sociedad, que los considera como frutos de aquella herencia
ancestral del pasado.
Una de las formas de indagar acerca de los procesos de creación colectiva es el abordaje
del estudio del folklore. La multivariedad de alternativas que dicha empresa implica se
halla demostrada en los profundos y omnipresentes debates teóricos, metodológicos y
epistemológicos que caracterizan al pasado y el presente de la ciencia folklórica. No es
nuestra intención, ni resultará de utilidad, ahondar en el análisis de esta problemática. A
los fines del presente trabajo, consideramos oportuno limitarnos al tratamiento de los
aportes tributados por los dos enfoques culturales con mayor presencia en nuestro país:
la teoría clásica y las nuevas perspectivas culturales.
Esta visión antropológica de la teoría clásica del folklore marcó rumbo en el Ecuador a
lo largo de los últimos 50 años. Para la mencionada escuela, el folklore debe ser
analizado desde una doble perspectiva: el sujeto portador, y, el hecho cultural en sí
mismo.
En primera instancia, que los portadores del folklore son los grupos Fol., se trata de
líneas generales, de sociedades campesinas que se desde el punto de vista cultural, en
un sitio intermedio entre la sociedad urbana idades indígenas. Cortazar los define como
sectores integrantes de la sociedad pero diferenciados de la clase industrial, ciudadana, y
de la indígena por una los fundamentales. Se puede decir, en tal sentido, que los
mencionados grupos común telúricos (tiene gran apego a la tierra) reducidos (pocos
integrantes, casi idos entre sí) aislados (geográfica y comunicativamente), centrípetos
(miran ), con una fuerte noción de nosotros (homogéneos co pocas diferencias
aptadores e interpretativos (toman bienes culturales externos), etc.
Los clasificatorios, las especies folklóricas han sido ordenadas en tres secciones:
Otra categoría de materiales serían aquellos que es menester brindar al turista, no como
simple comentario de lo que percibe, sino proporcionándoselos, a través de lo que puede
ser narrado, explicado o sugerido (tradiciones históricas, cuentos, mitos y riquísimos
aspectos del folklore religioso, mágico, supersticioso y artístico). Grabaciones y textos
impresos pueden ser los medios adecuados. Por fin, varios son los materiales que,
técnica y responsablemente preparados, pueden ser ofrecidos al viajero, como
antologías, diapositivas, discos, grabaciones en casettes, mapas ilustrados, videos.
La divulgación turística del folklore nacional y regional asume así una significación que
trasciende en mucho el mero carácter recreativo. Detrás de las apariencias puramente
pintorescas y de pasatiempo que para el turista pueden significar un carnaval en
Guaranda o la representación coreográfica de una fiesta indígena, el turismo como
actividad social debe plantearse objetos que trasciendan semejantes limitación. Lo que
el turista observa en estos no es circunstancial cuadro de divertimiento.
El turismo debe ser concebido como una actividad integral que comprende a la cultura y
se transforma en su mejor medio de movilización operativa. A parte de generar
empleos, servicios públicos, comercio, industrias, facilitan a gran número de personas
(número que se incrementa cada vez más) el conocimiento de lugares, paisajes,
costumbres, ceremonias, fiestas, monumentos, vestigios de las culturas indígenas y
cuantos bienes atractivos encierran la vida popular. Orientar las agencias de turismo a
fin de incluyan en sus excursiones las visitas a los talleres artesanales, los mercados y
museos folklóricos y la organización de recorridos especiales con motivo de fiestas
tradicionales, tarea que resultará efectiva en coordinación con las provincias y regiones
deseosas de hacer conocer las riquezas de su patrimonio.
De modo que las contribuciones que la teoría clásica del folklore puede realizar a la
actividad turística están concebidas en términos de la información y formación que los
turistas pueden lograr e materia de conocimientos folklóricos, con el objetivo final de
que más ella de vividenciarlos como eficaces atractivos turísticos, se los valores como
entidades constitutivas de la cultura nacional.
En síntesis la teoría del folklor puede brindar significativos aportes a una práctica
turística comprendida con un proyecto nacional. Si dicha práctica se siente identificada
con nociones tales como la democratización de la cultura o el regionalismo cultural,
sabrá aprovechar las tributaciones de aquella teoría en la búsqueda de una meta
compartida: la valorización de la cultura popular, el respeto por la diversidad cultural y
la constitución de una cultura nacional integrada particularmente por las distintas
expresiones regionales
El estudio del folklore también puede ser visto desde una perspectiva diferente. Una
propuesta interesante, que se ha optado por denominar “nueva perspectiva cultural”, es
aquella que parte de la idea de que el hecho folklórico no es un acontecer humano que
exclusivamente se manifiesta en un tipo de sociedad denominada “Folk.”. Por el
contrario, se rechaza abiertamente la existencia de personas “folklóricas” y “no
folklóricas”, como lo postula, por ejemplo, la teoría clásica del folklore que acabamos
de tratar.
La citada definición aparente una complejidad que no es tal. A grandes rasgos se refiere
a lo siguiente: el fenómeno folklórico es u mensaje social, porque es u bien compartido
por un grupo humano que lo crea, trasmite recrea y vivencia. Tiene contenido
identificador-diferenciador, porque en primera instancia, brinda identidad al grupo que
lo detenta. Tener identidad significa experimentar una noción de pertenencia a algo, en
este caso el grupo que se integra. Pero a su vez, en la medida que el individuo se tiente
integrado a un grupo y adquiere identidad, se diferencia de otros individuos que no
integran su grupo, de otros grupos distintos, y de la sociedad en su conjunto, el mensaje
es interpretable según mi metacódigo no institucional, porque el sistema de
entendimiento que emplean los integrantes del grupo es un sistema que no responde a
los códigos institucionales de la cultura oficial dominante en la sociedad en general,
sino que se instrumenta desde el interior del propio grupo. En este sentido constituye u
código paralelo de ahí su designación como metacódigo.
Finalmente, está vigente entre los sucesores sustitutivos porque si bien un grupo puede
generar comportamientos folklóricos determinados, ese grupo no es una identidad
estática y cerrada, sino que posee la dinámica propia de toda actividad socio cultural y
constituye un sistema abierto al ingreso y egreso constante de individuos. De esta
forma los nuevos integrantes son sucesores sustitutivos de aquellos que dieron la vida al
fenómeno folklórico dentro del grupo y eventualmente no pertenecen más al mismo.
Las características más relevantes de esta perspectiva del fenómeno folklórico son las
siguientes:
UNIDAD II
OBJETIVOS
CONTENIDOS
• El autodiagnóstico comunitario
• Pasos del autodiagnóstico y la planificación participativa
• Técnicas del autodiagnóstico
• El proceso y la Metodología de la Revitalización Cultural
Toda Actividad humana que quiere ser realizada y con éxito, nos obliga a
“PLANEARLA”. Un matrimonio, por ejemplo, no se hace de la “noche a la mañana”.
Todo tiene un inicio, empieza probablemente por saber que ella le conviene a él y él a
ella para acompañarse toda la vida y compartir un hogar, hacer una familia, etc, y a
partir de esto, saber que quieren casarse. Luego vendrán, los preparativos para la boda;
ceremonia, fiesta, pachanga, quien se encarga de qué cosa, que hay que comprar, cuanto
hay que gastar, etc.
Una vez llegado el día, se realizarán las acciones previstas, a tal hora la ceremonia, a tal
hora la fiesta, a tal hora el baile, en tal momento la música que las flores, que la ropa,
que la movilización, que la comida, etc.; es decir se ejecuta lo planificado.
Al siguiente día, la familia o los responsables de la boda, entre “qué lindo estuvo” y
“qué bien salió”, comentan que el cura se atrasó, que las flores estaban bonitas, que el
arroz salió medio duro, que se acabó todo el pastel, que la música estuvo buena, que
menos mal no tomaron mucho, en fin…que estuvo lindo el matrimonio.
Después de unos días, cuando ya las fotos están listas, las empiezan a ordenar según: los
preparativos, la ceremonia, el baile, los novios, los padrinos, el traje, etc. En esta parte,
Planificar es discutir. La planificación está elaborada por personas y para las personas,
y se entiende como todo intento de trazar por adelantado un futuro deseado. Es la
preparación de acciones mediante la formulación de instrucciones. El objetivo de la
planificación es la anticipación de hechos para así reducir los riesgos del fracaso en el
futuro.
Decíamos al inicio, que todas las acciones deben ser bien hechas, pero siempre nos
queda la inquietud sobre ¿cómo hacer que todo salga bien o lo mejor posible?. Para que
esto suceda es necesario entonces, que se las planifique, lo cual no es sino, seguir un
camino ordenado, que de principio a fin nos guíe el hacer.
Uno de los peores males que tenemos es el de que frente a algún problema de la realidad
que nos aqueja, hacemos lo que se nos ocurre en este rato, muchas de las veces nos
equivocamos, y las cosas que hacemos nos dan los resultados que esperábamos. Y es
que la falta de organización de las tareas y de su realización, es decir el desorden, nos
hacen perder el tiempo y los recursos, y al final, no se solucionan los problemas.
1 2 3 4 5
DIAGNOSTICO PLANIFICACION EJECUCION EVALUACION
SISTEMATIZACION
Conocer los Preparar las Realizar las Valorar las Reconstruir las
problemas acciones para acciones acciones experiencias de
de nuestra solucionar los planificadas que hemos todo el proceso
realidad problemas realizado de trabajo
2.2.2.1: EL DIAGNOSTICO
Es la primera etapa del ciclo de trabajo. Consiste en investigar los problemas que
tenemos en la organización o en la realidad que nos rodea. De entre los muchos
problemas que nos aquejan, elegimos por oden de importancia para la organización, un
problema, recogemos información acerca del mismo y analizamos a fondo sus causas y
consecuencias, sus relaciones con otros problemas, los conflictos que abarca, etc.
2.2.2.2.: LA PLANIFICACION
Entendemos por planificación a la acción de preparar y organizar las acciones que nos
parecen necesarias para enfrentarnos al problema que hemos seleccionado a través del
diagnóstico. En esta etapa discutimos nuestros objetivos y elaboramos un plan. Este
plan de acción debe incluir, entre otras, las siguientes fases:
2.2.2.3: LA EJECUCION
La ejecución es la etapa central a la que apuntan las etapas anteriores y posteriores del
ciclo de trabajo. Consiste en poner en práctica el plan de acción. Realizamos las
acciones planteadas, utilizando los recursos que tenemos (o conseguimos) y
cumpliendo los plazos que nos hemos fijado. En otras palabras, esta es la fase en que se
hace realidad lo planificado.
2.2.2.4: LA EVALUACION
2.2.2.5: LA SISTEMATIZACION
Consiste en la reconstrucción del trabajo que hemos realizado, desde el diagnóstico del
problema hasta la evaluación de las acciones. Con ella tratamos de llegar a una visión
más global y profunda de nuestra práctica. Sistematizando nuestras experiencias
podemos sacar conclusiones valiosas para trabajos futuros. Podríamos decir que la
sistematización corresponde a una evaluación general de todo el proceso, y por lo tanto,
se realiza generalmente al final del mismo.
Las etapas anotadas, responden a un orden lógico, es decir, hay necesariamente una
etapa con la cual se inicia, las que continúan y una con la cual finaliza el ciclo de4
trabajo.
Como vemos, la coherencia lógica de estas etapas obliga a mantener el orden propuesto,
nos es posible alterar este orden, ya que una etapa es necesariamente la continuidad y el
requisito para la sub siguiente.
Pero hay algo más parecería que estas etapas tienen un inicio y un final, pero como la
realidad cambia permanentemente y con ella los problemas de las personas, de tal suerte
que el ciclo de la planificación se reinicia nuevamente para dar paso a la búsqueda de
soluciones a los nuevos o siempre actuales problemas sociales.
Es necesario aclarar también que este ciclo se puede4 aplicar a todas las actividades de
la vida, sin embargo, cada etapa deberá tener la importancia que se merezca según las
necesidades que se deben atender.
Mas adelante enunciaremos los pasos necesarios para un diagnóstico, aclarando desde
ya que ellos serán solo indicativos, simples sugerencias de acción. Pero antes debemos
llamar la atención sobre algunos puntos:
1. El diagnóstico jamás parte de cero.
2. Aprovechar la experiencia y el saber comunicarlo significa, entre
otras cosas, recuperar la memoria colectiva.
3. El diagnóstico no solo posibilita el análisis de los problemas que vive
el grupo, permite también valorizar los elementos positivos que
existen.
Decimos que jamás parte de cero porque, un grupo humano nunca es totalmente
ignorante de lo que le suceda, sabe más o menos, pero siempre sabe algo, los que saben
partir de cero son los que practican los diagnósticos impositivos, se acercan a la
población sin saber nada de ella, como si todo lo pudieran descubrir. En cambio la
gente sabe lo que le pasa, primero que nada porque es ella la que vive las situaciones, es
ella la que padece los problemas. Tal vez no tenga en claro muchas causas, quizá dé
interpretaciones parciales y a veces erróneas a lo que le sucede, pero es a ella a quien le
suceden las cosas y no a aquellos que intentan interpretarlo todo desde afuera.
Ese partir de la experiencia significa, decíamos, recuperar entre otras cosas, la memoria
colectiva. La gente vive en comunidad pero en general recuerda lo que le pasó dentro
de su familia, o lo que le sucedió a alguien en tanto individuo. Hay fechas muy
precisas: los cumpleaños, los aniversarios, celebraciones familiares de todo tipo. Pero
lo hemos indicado ya, con familias aisladas difícilmente se puede avanzar en un proceso
de democratización comunitaria. Sucede que la gente comparte lugares, ciertos
acontecimientos, que exceden el simple marco de la familia.
Pues bien, si uno se pone a recuperar nada más (ni nada menos) que esos esfuerzos, se
encuentra con una enorme cantidad de hechos, de acontecimientos, de nombres, de seres
que realizaron una labor inmensa.
Así, el propio esfuerzo, los acontecimientos que marcaron la vida de todos, no son
revalorizados, pasan a segundo término, en la memoria popular, cuando son ellos los
que tendrían que constituirse en un punto central para la REFLEXIÓN SOBRE LA
PROPIA SITUACIÓN. Aprovechar la memoria colectiva e individual permite
recuperar lo que esencialmente ha ido constituyendo a una persona o a un grupo.
Esto último permite aclarar que ellos de que el diagnóstico no solo se dirige a identificar
problemas de el grupo, sino a reconocer elementos positivos que puede señalarse en
una comunidad el conocimiento, las experiencias, los recursos, materiales existentes
para intentar una solución. Así el diagnóstico participativo aparece como una crítica y
como una búsqueda de solución.
Como partimos siempre de lo más inmediato, de la vida de todos los días es preciso
recoger las impresiones de toda la gente, sobre tal o cual cuestión. Para eso puede
apelarse a las asambleas o bien e la reunión de testimonios mediante el trabajo de un
grupo designado para cumplir esa tarea.
La primera pregunta que debe aclararse a través de esos procedimientos es la siguiente:
Si por ejemplo, estamos ante una falta de atención escolar en la zona, ¿tienen todos los
padres la misma preocupación por la educación de sus hijos?. Si pretendemos
revalorizar algún aspecto cultural, la acción por ejemplo, ¿hay acuerdo mayoritario
sobre la necesidad de tratar ese tema?.
Se trata de conocer cómo la gente explica el problema, ¿de qué forma? Lo sitúa dentro
de la situación social, ¿qué causas? Cercanas o lejanas aparecen como determinantes.
Los dos contextos fundamentales a analizar en este punto son:
¿Cómo la población explica el problema?
¿Cómo se lo explica desde el punto de vista de la situación social que vive el grupo?
Dentro de los grupos hay siempre quienes se acercan a su explicación a lo planteado por
la segunda propuesta. Es decir entre la misma gente están las opiniones subjetivas y
objetivas, y ambas tienen valor. Del intercambio de opiniones puede surgir un primer
informe que sintetice los dos primeros pasos del diagnóstico: datos sobre la manera de
percibirlo y saber su alcance en sentido social más amplio.
Un problema o un tema nunca aparece solo. Se relaciona con otros y a menudo existe la
tentación de y tratarlos todos. Cuando una organización es más compleja y ha
adquirido cierto grado de consolidación. Es posible abordar más de un problema o
tema. Pero para las fases iniciales de la capacitación en el diagnóstico es preferible
trabajar sobre cuestiones más pequeñas, más circunscritas.
La jerarquización no proviene pues, de las características de los problemas en sí, sino de
lo que la gente considera necesario, como importante para la vida de todos los días. En
esta jerarquización no desaparecen los otros problemas. Se los deja apuntados para
trabajos posteriores, se los toma como un horizonte que a la larga será necesario
abordar. Esta tarea puede aplicarse todo lo que sea necesario hasta llegar, si se cuenta
con el apoyo de la población aún en listado de4 la mayor parte de los problemas.
Si el paso anterior está bien dado, este se facilita mucho. Los peores obstáculos son no
saber qué información buscar, a quienes preguntar, como preguntar. Pasan aquí a
primer plano los puntos que consideramos fundamentales al hablar de aquellos
elementos de la vida de todos los días que la gente no suele tomar como valiosos. Estas
informaciones las conseguimos en un contacto directo con la realidad y la gente, y
mediante la lectura de documentos. Registramos todas las informaciones por escrito,
con grabadora o de alguna otra manera.
Esta parte del diagnóstico intensifica las relaciones al interior de el grupo, permite un
acercamiento entre la gente, un intercambio de opiniones que va siempre ligado a la
memoria individual y colectiva. Aún cuando peque un tanto de excesiva, la cantidad de
información reunida siempre debe ser lo suficientemente amplia como para reflejar
mayor cantidad de puntos de vista y de experiencias de la gente. Después habrá tiempo
de seleccionar ciertos temas y dejar fuera otros. Aquí lo importante es el proceso
mismo, el contacto cara a cara, la relación grupal, la representación de formas vividas
de encarar un problema.
Procesar la información significa agrupar por temas, reflexionar sobre ella y sacar
conclusiones. Una vez recogida la información, empieza su procesamiento. Es un
trabajo de reflexión ordenada en que clasificamos, cuantificamos, relacionamos y
problematizamos los datos. Buscamos así una visión globalizadora del problema y
problematizamos los datos. Buscamos así una visión globalizadota del problema y
comprenderlo a fondo. Esto tiene dos momentos:
La agrupación por temas no encierra mayor dificultad, dado que cada subgrupo tuvo ya
en claro desde el comienzo el objetivo de su investigación, es posible elaborar un
esquema dentro del cual se ubiquen los diferentes asuntos. En esta fase se trata de
abarcar toda la información recogida y reconocer aquellos puntos en que hay total
coincidencia y aquellos en los que discrepa de la opinión general.
Un diagnóstico debe reflejar en lo posible todos los puntos de vista de los miembros de
un grupo. Esto abre paso a la fase siguiente: la reflexión. Pero ello es posible sobre a la
luz de los fines perseguidos, a los cuales ya hemos aludido en puntos anteriores. Es
decir, la reflexión es válida si se toma como punto de referencia un futuro al que se
quiere llegar. De lo contrario, el diagnóstico desembocaría en un simple ejercicio de
recopilación de información y de intercambio de experiencia. Si bien esto tiene valor,
como lo hemos visto, el sentido final está en el intento de transformación de una
situación dada.
Según estos fines la información indicará los conceptos erróneos que sobre el problema
o el tema existen; las limitaciones o las facilidades para encarar algún tipo de acción; las
anteriores experiencias positivas o negativas, según el ejemplo que venimos dando,
solucionar cuestiones educativas: el apoyo, o la falta de el, de la población, etc.
Pero además de las charlas, es necesario contar con otras formas de comunicación, a fin
de dar constancia del trabajo realizado y esto no solo a comunidad sino también a las
instituciones ajenas a ellas. En general, cuando se intenta abrir un espacio fuera de el
grupo, cuando se trata de negociar con el estado o con alguna institución privada o bien
cuando se busca el apoyo de otras comunidades o de gremios, se parte de explicaciones
un tanto impresionistas de algún tema o problema. Si en cambio, es precisamente un
documento con el producto del diagnóstico, se parte de bases sólidas para iniciar una
acción o para obtener un apoyo. Cuando decimos “documentos” no nos referimos solo
a lo escrito. Un informe puede expresarse a través de diversos caminos.
Los especialistas en comunicación hablan de que un proceso de este tipo no tiene valor
sino que cuenta con un “retorno” de parte del precepto de la información. Esto quiere
decir que en todo proceso diagnóstico debemos contar con la opinión, con los puntos de
vista de quienes ofrecieron su apoyo, de quienes hicieron posible el trabajo, esto es, la
población misma. El retorno consiste, pues, en la expresión de la manera en que la
gente ve el producto del diagnóstico, directo, sea en asambleas, reuniones grupales o
bien como parte de la presentación de una obra de teatro o de títeres, por dar algunos
ejemplos.
Cuando hacemos referencia a las técnicas, hablamos de las formas concretas de trabajo,
el uso de determinados recursos, instrumentos o materiales. Las técnicas siempre se
realizan en el marco de un método. Por método entendemos el camino o proceso a
seguir para lograr los objetivos planteados, como es el caso del Método de Diagnóstico
Participativo que acabamos de conocer. Las técnicas son los instrumentos que se
utilizan para recolectar, sintetizar y analizar información de una forma apropiada y
participativa.
Es necesario que las técnicas estén de acuerdo a las características del diagnóstico
participativo y de la educación popular en general. Por lo tanto será necesario que la
selección de las técnicas se realice considerando los siguientes criterios:
Es necesario preparar el uso concreto de cada técnica. Para ello hay que considerar, a
más del tiempo disponible, el número y las características de los participantes, sus
valores, sus conocimientos, sus formas de comunicación. Las técnicas no son recetas.
Siempre debemos adecuarlas y aplicarlas creativamente, de acuerdo a los participantes y
a la situación especìfica.