You are on page 1of 1

Buenos amigos (extraido de la S.G.

I)
Ananda, uno de los discípulos más cercanos del Buda Shakyamuni, le preguntó una vez: “Me parece que
teniendo buenos amigos y avanzando junto con ellos, uno ya está a mitad del camino para alcanzar el
camino del Buda. ¿Es correcto este modo de pensar?”

Shakyamuni respondió, “Ananda, ese modo de pensar no es correcto. Tener buenos amigos y avanzar junto
con ellos no es la mitad del camino budista sino todo el camino budista”.
Esto puede parecer sorprendente, si se piensa que el Budismo a menudo es visto como una disciplina
solitaria, en la que las demás personas pueden ser vistas más como un impedimento que como una ayuda.

Sin embargo, pulir y mejorar nuestra vida significa fundamentalmente desarrollar la calidad de nuestras
relaciones interpersonales –una tarea mucho más desafiante. Nuestra práctica del Budismo sólo encuentra
significado dentro del contexto de estas relaciones.
Desde otra perspectiva, dado que la práctica budista de pulir y aspirar a mejorar nuestra vida desde el
interior es un desafío constante y un difícil proceso, es natural que necesitemos del apoyo de otros que
también estén dedicados a avanzar por el camino correcto de la vida, tratando también de crear valor en sus
vidas.

El presidente de la SGI Daisaku Ikeda ha escrito, “Tener buenos amigos es como estar equipado con un
poderoso motor auxiliar. Cuando encontramos una escarpada colina o un obstáculo, podemos alentarnos
mutuamente y encontrar el poder para seguir avanzando”. Y Nichiren Daishonin (1222 – 1282) escribió:
“Incluso una persona débil no tropezará si quienes la apoyan son fuertes, pero una persona de considerable
poder, estando sola, puede perder el equilibrio en un camino desigual...”.

En el Budismo de Nichiren Daishonin, los buenos amigos son conocidos como zenchishiki o buenas
influencias, mientras que akuchishiki se refiere a las malas influencias. Las personas se afectan
mutuamente de maneras sutiles y complejas, y es importante desarrollar la capacidad para discernir la
naturaleza de esa influencia. De acuerdo con el Budismo, “malos” amigos son quienes alientan nuestra
debilidad. En las palabras de Nichiren: “Los malos amigos son quienes, hablando dulce y engañosamente,
adulando y utilizando hábilmente las palabras, se ganan los corazones de los ignorantes y destruyen la
bondad de su mente”.

Aun cuando las intenciones sean buenas, el grado de nuestra influencia positiva sobre la otra persona
variará. Tsunesaburo Makiguchi, el fundador de la Soka Gakkai, solía utilizar la siguiente ilustración.
Suponga que usted tiene un amigo que necesita cierta cantidad de dinero. El darle a su amigo el dinero que
necesita es un acto de pequeña bondad, mientras que ayudarlo a encontrar un trabajo es una acto de
mediana bondad. No obstante, si su amigo realmente está sufriendo debido a una tendencia básica hacia la
ociosidad, entonces el ayudarlo constantemente sólo puede perpetuar sus hábitos negativos. En este caso,
la verdadera amistad está en ayudar a que esa persona cambie la naturaleza ociosa que es la causa
profunda de su sufrimiento.
Un amigo verdaderamente bueno es alguien que tiene la misericordia y el coraje de decirnos incluso esas
cosas que preferiríamos no escuchar, lo que debemos confrontar si queremos desarrollarnos y crecer en
nuestra vida.

Fundamentalmente, sin embargo, el que las personas sean buenas o malas influencias en nuestras vidas
depende de nosotros. En los términos del Budismo, la mejor clase de zenchishiki es quien nos conduce a
fortalecer nuestra propia fe y práctica para transformar completamente nuestro karma. Citando nuevamente
a Nichiren, “la mejor manera para alcanzar la Budeidad es encontrar un zenchishiki, o un buen amigo”.

Además, Nichiren comenta que Devadatta, el primo de Shakyamuni que trató de matarlo y que dividió la
orden budista, fue “el principal buen amigo para El Que Así Llega Shakyamuni. En esta época también, no
son los aliados, sino los enemigos poderosos quienes ayudan a progresar”.

Esto expresa un concepto clave del Budismo. Debido a los inmensos poderes transformadores de la
práctica budista, incluso los “malos” amigos pueden ejercer una buena influencia si hacemos que nuestra
relación con ellos se conviertan en oportunidades para examinar, transformar y fortalecer nuestras vidas. Lo
ideal es desarrollar fundamentalmente la clase de misericordia que lo abarca todo, expresada por Nichiren
cuando escribió que su primer deseo era conducir a la iluminación al soberano que lo había perseguido,
exiliándolo repetidamente e incluso intentando decapitarlo.

You might also like