diálogo/diciembre 2003
2
edición especial
Coro de la UPR, un proyecto
cultural universitario
Por Perla Sofía Curbelo
De Diálogo
Nueva York- La interpretación musical del Coro del Cente-
nario de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en el Carnegie Hall
el pasado martes, 18 de noviembre es una estupenda carta de
presentación que tiene la Universidad para los puertorriqueños
de la Isla así como para los que viven en los Estados Unidos,
según Antonio García Padilla, presidente de la institución.
Más de un millón de puertorriqueños vive en la ciudad niuyor-
quina, y al menos atraer a un puñado de éstos a estudiar a la UPR
es uno de los proyectos que promueve la Presidencia. «Presen-
tarnos aquí, [Carnegie Hall] es presentar la Universidad como una
alternativa para ese grupo de puertorriqueños que tiene en la
Universidad de Puerto Rico un espacio para perseguir sus pro-
yectos de educación superior», comentó a Diálogo García Padilla.
Según el Presidente, la UPR tiene que ser la universidad de
todos los puertorriqueños, los que viven en la Isla y los que
viven fuera. Comenzar por la parte cultural, como lo fue el con-
cierto del Coro junto a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, no
es de extrañarse, «porque la Universidad es después de todo
un gran proyecto cultural». Asimismo, García Padilla añadió que
es un proyecto de la calidad de vida de un país, y el Coro es una
pieza importante en la descripción y en la caracterización de
ese proyecto. «El Coro de la Universidad es una gran carta de
presentación de la cultura, de la cultura de la universidad, de la
cultura de la juventud puertorriqueña y de la cultura de todos
los puertorriqueños, y por ello tenemos que facilitarla en todos
los escenarios del mundo», acotó.
Historia del Coro
de la Universidad
Por cuarta ocasión en su historia, el Coro de la Universidad de
Puerto Rico se presentó en una de las salas musicales más pres-
tigiosas del mundo. Sin embargo, la celebración del centenario
de la UPR motivó la creación del Coro del Centenario, agrupación
que reúne coralistas representativos de todos los recintos univer-
sitarios del sistema. Ciento tres estudiantes se unieron inicial-
mente para cantar la Misa de Réquiem del compositor puertorri-
queño de finales del siglo XIX José Ignacio Quintón, a cien años
de su composición. El Coro está dirigido por la profesora Carmen
Acevedo Lucío, también directora del Departamento de Música
de la Facultad de Humanidades de la UPR en Río Piedras.
Es necesario recordar que el Coro de la UPR es uno de los
más antigüos en América Latina. Éste fue fundado por el profe-
sor Augusto Rodríguez, quien lo dirigió hasta el 1970. Durante
ese período, el Coro tuvo su primera presentación en el presti-
gioso Carnegie Hall.
La mezzo soprano Jossie Pérez y la soprano June Anderson interpretan
la Misa de Réquiem del compositor puertoriqueño José Ignacio Quintón.
Según reseñas históricas, la labor del Coro se torna sinfóni-
ca en los años 60 cuando comienza a colaborar con el Festival
Casals, donde ha participado con obras de Mendelssohn, Ber-
lioz y Brahms. En 1984, fue invitado a colaborar por primera
vez con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, y en 1990, parti-
cipó junto a ésta en el estreno mundial de la primera obra co-
ral-sinfónica puertorriqueña, Burundanga de Jack Delano.
Por primera vez en el Carnegie
Pese a la historia y trayectoria musical del Coro de la UPR,
cada presentación será siempre memorable para cada uno de
sus integrantes, sobre todo si se lleva a cabo en una sala de
gran envergadura donde los músicos más reconocidos de to-
dos los géneros han interpretado sus melodías. Según algunos
directores de los Coros del sistema, cantar en la tarima del
Carnegie Hall es una experiencia que jamás se olvida. «Es una
experiencia que les va a marcar para el resto de sus vidas»,
comentó Amarilis Pagán, directora del Coro del Recinto de Cien-
cias Médicas. En tono de broma ésta comentó que envidiaba a
algunos de sus estudiantes porque se presentaron primero que
ella en importante sala. Por otro lado, resaltó la importancia
que se reanudaran las giras del Coro pues en décadas anterio-
res era un asunto que se daba por sentado.
Por su parte, el profesor William Rivera, del Coro del Recinto
de Río Piedras comentó que «representar a tu patria en un lu-
gar que no es tu hogar, uno lo hace aún con más ahínco. Me
siento orgulloso de formar parte del elenco del coro al igual que
el de los maestros y directores que tuvieron esta oportunidad,
que definitivamente es un privilegio para todos nosotros».
La profesora Claudina Brinn, directora del Coro del Recinto
de Mayagüez coincidió con Rivera en cuanto al asunto del privi-
legio que representó esta oportunidad en la ciudad de los ras-
cacielos. «Ellos [los coralistas] se han preparado, quizás no
saben lo profundo y la importancia que tiene el estar aquí, pero
hasta cierto punto, en el momento de la verdad cuando las ro-
dillas tiemblan un poco, ellos se darán cuenta que tal vez sea
una sola vez en la vida y tal vez, cuando sean profesionales,
tendrán sobre sus hombros una experiencia de tal magnitud
como es cantar en esta sala», expresó Brinn.
Sin embargo, algunos de los integrantes del Coro del Cente-
nario no podían disimular su entusiamo y perplejidad ante la
oportunidad que se les presentó. «Es algo que yo nunca me
hubiese imaginado, que alguna vez cantaría en el Carnegie [Hall].
Es un honor. Es como un sueño poder cantar en esta sala. Es
una meta que no sabía que tenía, pero de momento es como
una realización de un sueño», expresó Patricia Martínez, del
Coro del Recinto de Río Piedras. Por su parte, Carlos Rosado,
quien no dejó de sonreir, comentó a Diálogo que «es una expe-
riencia sumamente gratificante, novedosa, algo increíble para
mí. Nunca pensé que pudiera haber llegado a un lugar como
éste [Carnegie Hall]. Es maravilloso. No tengo ni la mínima idea
de cómo expresarlo. Me es tan grande, impresionante el que yo
pueda pararme en esa tarima y aunque [yo] sea uno de cien,
me voy a sentir tan especial».
Asimismo, Raquel Otero Rodríguez, del Coro de Aguadilla
comentó que «es algo bien emocionante, porque considero que
es una oportunidad única. Es algo que Dios ha decidido conce-
derme, y estoy bien contenta por eso».
Por último, Isaías Álvarez, del Coro de Río Piedras describió la
experiencia como «súper cool». «Para mí es un privilegio poder
cantar en las mejores salas del mundo. Poder expresar el talento
puertorriqueño y aún más regocijado porque comparto la misma
experiencia con algunos compañeros del grupo», expresó.
La participación del Coro del Centenario en el Carnegie Hall
permitió que días antes del Concierto, los integrantes pudieran
ofrecer talleres de música coral a través de diferentes escuelas
de la ciudad de Nueva York, en Nueva Jersey, Connecticut y
Pennsilvania. Asimismo, presentaciones en hospitales, centros
culturales e instituciones de educación superior.