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Definición
Muchos expertos consideran a la salud mental como un continuum, es decir, que la
salud mental de un individuo puede tener diferentes y múltiples valores. El bienestar
mental, por ejemplo, es visto como aquel atributo positivo por el que una persona puede
alcanzar los niveles correspondientes de salud mental que resultan en la capacidad de
vivir en plenitud y con creatividad, además de poseer una evidente flexibilidad que le
permite afrontar dificultades, fracasos y los retos inevitables que plantea la vida.
Muchos sistemas terapéuticos y libros de auto-ayuda ofrecen métodos, filosofías,
estrategias y técnicas con el fin de estimular el desarrollo del bienestar mental en
personas sanas. La psicología positiva tiene un gran campo en esta materia. De acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud, la salud mental puede definirse de la siguiente
manera:
"La salud mental ha sido definida de múltiples formas por estudiosos de diferentes culturas. Los
conceptos de salud mental incluyen el bienestar subjetivo, la autosuficiencia perseguida, la
autonomía, la competitividad, la dependencia intergeneracional y la autoactualización del propio
intelecto y potencial emocional, entre otros. Desde una perspectiva cultural, es casi imposible
definir la salud mental de manera comprensible. Sin embargo, o algunas veces se utiliza una
definición amplia y los profesionales generalmente están de acuerdo en decir que la salud
mental es un concepto más complejo que decir simplemente que se trata de la carencia de un
desorden mental"1
Dice además la OMS que el aspecto de la salud mental es una materia de vital
importancia en todo el mundo pues tiene que ver con el bienestar de la persona, de las
sociedades y de las naciones y que sólo una pequeña minoría de los 450 millones de
personas que sufren de desórdenes mentales o del comportamiento reciben en efecto un
tratamiento. Concluye la organización que los desórdenes mentales son producto de una
compleja interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales.
El tema de la salud mental, además, no concierne sólo a los aspectos de atención
posterior al surgimiento de desordenes mentales evidentes, sino que corresponde
además al terreno de la prevención de los mismos con la promoción de un ambiente
socio-cultural determinado por aspectos como la autoestima, las relaciones
interpersonales y otros elementos que deben venir ya desde la educación más primaria
de la niñez y de la juventud. Esta preocupación no sólo concierne a los expertos, sino
que forma parte de las responsabilidades de gobierno de una nación, de la formación en
el núcleo familiar, de un ambiente de convivencia sana en el vecindario, de la
responsabilidad asumida por los medios de comunicación y de la consciente guía hacia
una salud mental en la escuela y en los espacios de trabajo y estudio en general.
Interacción salud mental - salud física
Es necesario no separar la realidad de la salud mental de la salud física, lo que
corresponde a la perfección con la sentencia "mente sana en cuerpo sano". La relación
que existe entre enfermedades biológicas y enfermedades mentales tienen una evidente
conexión.
Concepto de higiene mental
El concepto de salud mental fue descrito en primer lugar como "higiene mental" por el
psiquiatra estadounidense Clifford Whittingham Beers en 1908, quien fundó el Comité
Nacional de Higiene Mental en 1909 y adelantó la campaña por los derechos de los
enfermos mentales. Otro psiquiatra, William Glasser, describió la "higiene mental" en
su libro "Salud mental o enfermedad mental",5 siguiendo el diccionario de definiciones
de higiene como "prevención y mantenimiento de la salud".
Consideraciones culturales y religiosas
El concepto de salud mental es, entonces, una construcción social y cultural, aunque
pueden definirse o determinarse algunos elementos comunes. Por esta razón, diferentes
profesiones, comunidades, sociedades y culturas tiene modos diferentes de
conceptualizar su naturaleza y sus causas, determinando qué es salud mental y
decidiendo cuáles son las intervenciones que consideran apropiadas.Sin embargo, los
estudiosos tienen a su vez diferentes contextos culturales y religiosos y diferentes
experiencias que pueden determinar las metodologías aplicadas durante los
tratamientos.
El modelo holístico de salud mental en general incluye conceptos basados en
perspectivas de antropología, educación, psicología, religión y sociología, así como en
conceptos teoréticos como el de psicología de la persona, sociología, psicología clínica,
psicología de la salud y la psicología del desarrollo .
Numerosos profesionales de la salud mental han comenzado a entender la importancia
de la diversidad religiosa y espiritual en lo que compete a la salud mental. La
Asociación Estadounidense de Psicología explícitamente expresa que la religión debe
ser respetada, mientras que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría dice que la
educación en asuntos religiosos y espirituales es también una necesidad .
Un ejemplo de modelo del bienestar fue desarrollado por Myers, Sweeny y Witmer y en
el mismo se incluían las siguientes cinco áreas vitales:
1. Esencia o espiritualidad.
2. Trabajo y ocio.
3. Amistad.
4. Amor.
5. Autodominio.
Además doce sub-áreas:
1. Sentido del valor.
2. Sentido del control.
3. Sentido realista.
4. Conciencia emocional.
5. Capacidad de lucha.
6. Solución de problemas y creatividad.
7. Sentido del humor.
8. Nutrición.
9. Ejercicio.
10. Sentido de autoprotección.
11. Control de las propias tensiones.
12. Identidad sexual e identidad cultural.
Todos estos puntos son identificados como las principales características de una
funcionalidad sana y los principales componentes del bienestar mental. Los
componentes proveen un medio de respuesta a las circunstancias de la vida en una
manera que proporciona un funcionamiento saludable.
Aceptación social
La aceptación social de personas que padecen condiciones de salud mental ha probado
ser la mejor ayuda y también la mejor prevención de desórdenes mentales.
Desafortunadamente las personas con condiciones de salud mental son en muchos
países víctimas de descriminación incluso por parte de su propio núcleo familiar, no son
aceptadas con facilidad en el mundo laboral, en el estudio y en la comunidad. La falta
de un conocimiento acerca de lo que significa un problema de condición mental es otro
factor que incide en el mismo fenómeno de marginalización. La prevalencia de serios
problemas en las condiciones de salud mental en la juventud es doble que en el general
de la población sumado a que forma el grupo que menos busca ayuda en este sentido.
Los jóvenes tienen un alto potencial de minimizar futuras deshabilidades si la
aceptación social es amplia y reciben la ayuda precisa y los servicios oportunos.
La recuperación se da ante todo dentro del ámbito de la aceptación social. La
discriminación y el estigma hacen más difícil el proceso de recuperación para personas
con enfermedades mentales en lo que se refiere a conservar su empleo, obtener un
seguro de salud y encontrar un tratamiento
Historia de la psiquiatría
La psiquiatría (griego, psyche: alma, iatréia: curación) es la especialidad
médica dedicada al estudio, prevención y tratamiento de las enfermedades
mentales y los trastornos del comportamiento. Surge como rama científica
del cuerpo médico en el siglo XIX, en una época tardía con respecto a otras
especialidades, aunque existen referencias a patologías mentales y su
tratamiento en manuales médicos de gran antigüedad, como el Bhutavidya
(uno de los libros del Āyur Veda, texto sagrado de sabiduría hindú), o en
algunos textos médicos del renacimiento. La primera referencia con este
nombre es de Johann Cristian Reil en 1803.1 El modelo cultural de salud-
enfermedad propio de cada época ha sido determinante para la
comprensión de las enfermedades mentales: desde una concepción
primitiva de la enfermedad como castigo divino, en la que la enfermedad
mental se considera el paradigma del castigo por la ruptura de algún tabú
(el loco está poseído por algún demonio, o es directamente castigado por
Dios), pasando por un modelo social y psicoanalítico, hasta la más moderna
perspectiva bioquímica y genética de la enfermedad mental, como una
expresión más de la alteración del órgano o de su función fisiológica
La psiquiatría en la antigüedad
En Mesopotamia, unos cuatro mil años antes de Cristo, se establece la civilización
sumeria, de la que se conservan documentos médicos en tablillas grabadas mediante
escritura cuneiforme. Se trata de una cultura mágico-animista que posee una concepción
sobrenatural de la enfermedad: esta es un castigo divino impuesto por diferentes
demonios tras la ruptura de algún tabú. De este modo lo primero que debe hacer el
médico es identificar cuál de los aproximadamente 6000 posibles demonios es el
causante del problema. A la enfermedad se la denomina shêrtu,pero esta palabra asiria
significa, también, pecado, impureza moral, ira divina y castigo. los sacerdotes de
Assipu se ocupan de las enfermedades internas, especialmente de las enfermedades
mentales, anticipando la especialidad psiquiátrica, aunque bajo una óptica más religiosa
que científica.
En el Antiguo Egipto se desarrolla un sistema médico público notable, que ya establece
la importancia de ambientes estimulantes o de actividades recreativas como la pintura o
el baile para el tratamiento de determinados trastornos del comportamiento. En el papiro
Edwin Smith se afirma que el cerebro es el asiento de la mente (contrariamente a la
creencia griega que la sitúa en el corazón). En el papiro Ebers se mencionan algunas
enfermedades mentales, entre las que se incluye la epilepsia, que será considerada
durante muchos siglos una forma de locura.
Han llegado hasta nuestros días evidencias de que entre los Aztecas existía un modelo
médico de la locura: Tlazoltéotl es la madre tierra, diosa de la fecundidad, pero también
la diosa de la enfermedad y de los trastornos mentales. Según algún grabado la diosa se
adueña del alma del hombre, provocándole convulsiones o la locura.
La gran revolución médica desarrollada por la civilización griega a través de varias
figuras de gran importancia como Hipócrates alcanzará también a las enfermedades
mentales. Platón ya había subrayado la importancia de la entrevista clínica como
herramienta diagnóstica y, en muchos casos, terapéutica, pero será la teoría de los cuatro
humores del inmortal médico de Cos la que apuntale la evidencia del complejo sistema
de relaciones entre el comportamiento de una persona y su situación orgánica. En sus
obras pueden encontrarse descripciones de cuadros como la epilepsia, la manía, la
paranoia, el delirio tóxico, las fobias o la histeria.
La tragedia griega explora los mecanismos del psicodrama, la sugestión y el
simbolismo para conseguir una experiencia de "catarsis" liberadora, que
alivia culpas y limpia impurezas. A través de la representación se subliman
las bajas pasiones del público y se consigue un estado de comunidad
solidaria colectiva con el héroe.
Por otra parte el desarrollo del teatro (la tragedia griega) y su función de catarsis ponen
el primer jalón de un método de tratamiento psicológico fundado en el simbolismo. La
escuela sofista llegó a diseñar un método de tratamiento de la melancolía basado en el
relato de las vivencias del paciente a un terapeuta.2 3 La nomenclatura psicopatológica
moderna ha acuñado muchos términos cuyos orígenes se remontan a las obras
dramáticas griegas: el complejo de Edipo o Electra, el síndrome de Ulises y muchos
otros han sido bautizados así en honor a la reflexión que los dramaturgos griegos
hicieron sobre determinados conflictos psicológicos arquetípicos.
Los médicos romanos son los herederos de esta nueva cosmovisión de la enfermedad
como proceso natural, alejado del paradigma mágico o teológico. Celso propone, al
modo de los egipcios, actividades lúdicas (música, pintura) para el tratamiento de
determinados desórdenes mentales ("insania") y desarrolla una clasificación de las
enfermedades en tópicas o locales y sistémicas o generales. Dentro de las generales
distingue un subgrupo de enfermedades mentales, pudiendo estas ser febriles (delirios) y
no febriles (locura). Galeno, por su parte, localizó la razón en el cerebro y sus estudios
de las lesiones cerebrales le llevaron a postular que el daño provocado en un lado del
encéfalo se correspondía con alteraciones en las extremidades del lado opuesto. Según
Galeno, las causas de la locura podían estar en el organismo (daño cerebral,
alcoholismo,...) o en la mente (fobia, desengaño, melancolía...).4
La Edad
Algunos autores afirman que, en esta época, la enfermedad mental retornó a la categoría
de posesión diabólica.5 6 7 La epilepsia, por ejemplo, ha sido confundida con frecuencia
con la posesión, desde la cultura faraónica egipcia, pasando por la Edad Media y hasta
nuestros días.8 Una notable aportación, contraria a esta visión del enfermo mental, se
encuentra en Tomás de Aquino, quien sostiene que el alma, de origen no terreno, no
puede por tanto enfermar, y achaca la enfermedad mental (aegritudo animalis) a algún
trastorno del cuerpo susceptible de ser tratado.9 Ya en siglo IV, Aurelius Agustinus
(Agustín de Hipona) había subrayado la importancia de la introspección como fuente de
autoconocimiento, siendo por ello considerado por algunos autores como el precursor
del psicoanálisis.10
Fuera de ese contexto, como sucedió en otras ramas del saber, hay que destacar el papel
de la cultura árabe, de la que hay que reseñar la creación de la primera institución de
acogida para locos conocido en Bagdad, en el año 792 (Dayr Hizquil, "casa para
locos"), durante la dinastía Omeya. Se encuentran otros asilos para locos en El Cairo
(873), Damasco (800), Alepo (1270) o Granada (1365)[cita requerida]. La acogida de
personas caracterizadas como locas en Europa, sobre la base de su necesidad de tutela
jurídica y personal dio lugar al desarrollo de espacios especializados en hospitales y
hospicios desde el siglo XIII- por ejemplo en Bedlam, probablemente a partir d ela
influencia de la relectura del Derecho Romano y del problema que planteaba la tutela
jurídica de los dementes.
Entre los médicos del islam medieval, Avicena menciona en su Canon de medicina
algunas enfermedades mentales y desarrolla un intento de correlación de las mismas con
algunas alteraciones orgánicas. Rhazes se atreve con una clasificación de las
enfermedades mentales (y con alguna propuesta de psicoterapia) y Maimónides, judío
hispano en un entorno cultural islámico, menciona en su obra algunos aspectos de
higiene mental. En los siglos XII y XIII, los traductores de Toledo, al traducir estas
versiones de los autores clásicos, sus comentadores y las obras científicas árabes, las
hicieron accesibles a la Europa cristiana y facilitaron el desarrollo de la Escolástica y la
ciencia medievales.11
El Renacimiento
"Los muchos libros a unos hicieron sabios y a otros locos". Petrarca.
El renacimiento es una época ambigua, cuando no contradictoria en materia
de psiquiatría. Hereda y ahonda en la visión demoníaca del loco,
identificado en muchos casos con la brujería; pero el espíritu humanista que
le es propio da lugar a la proliferación de manicomios y de los primeros
estudios científicos sobre la enfermedad mental. El Malleus maleficarum
(Martillo de brujas) escrito en 1486 por los teólogos Heinrich Kramer y
Johann Sprenger atribuye al demonio la causa de todas las enfermedades
mentales.
El siglo XX
El nacimiento de la psiquiatría organicista
Con el siglo XX va forjándose un nuevo concepto de enfermedad mental, más ligado a
una concepción orgánica y biologicista, heredera de las doctrinas degeneracionistas y
del positivismo radical, que basaba sus observaciones no ya en los locos situados en el
medio social, sino en las colecciones de especímenes humanos clasificados en los
manicomios morales. El representante más genuino de esta orientación por la influencia
posterior que ha tenido fue Emil Kraepelin (1856-1926) que propone un acercamiento,
observación estrictamente clínico en el que la narrativa del enfermo és reducida de
síntoma a signo. Kraepelin se centró en la clínica, como herramienta diagnóstica y
terapéutica superior a la formulación de hipótesis e incluso a la anatomía patológica.
Describió por primera vez la dementia praecox (más tarde conocida como
esquizofrenia) y la psicosis maníaco-depresiva. En 1883 publicó la primera edición de
su obra más importante: Lehrbuch der Psychiatrie, que tendría enorme difusión,
alcanzando la novena edición en 1927. Sin embargo la influencia de Kraepelin fue
limitada fuera de Alemania hasta el primer tercio del s.XX, puesto que sólo en este
periodo la psiquiatría se incardinó como especialidad médica y abandonó la condición
de "ciencia especial" o de "alienismo" que había mantenido durante el s.XIX.
También en los comienzos de esta centuria despunta Eugen Bleuler, defensor de que las
enfermedades psiquiátricas son causadas principalmente por trastornos biológicos o
genéticos y autor de algunos aportes fundamentales en psiquiatría clínica (a él se deben
los términos de esquizofrenia (sustituyendo al término propuesto por Kraepelin) y
autismo), recogidos en su obra "Demencia precoz o grupo de las esquizofrenias".
Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX tiene lugar la Tercera
Revolución Psiquiátrica, merced a los trabajos de y escucha atenta de lo que el
paciente psiquiátrico tiene que contar, y de Sigmund Freud (1856-1939) que no sólo
escucha sino que intenta comprender al enfermo mental.
Freud, neurólogo de formación aporta, por su parte, la noción del subconsciente,
descubriendo que detrás de la mente humana existen mecanismos no evidentes, o
conscientes capaces de generar alteraciones psiquiátricas. En 1896 desarrolla el
psicoanálisis: una técnica de asociaciones libres e interpretación de sueños cuyo objeto
es ahondar en la mente del sujeto para conocer su subconsciente y ayudarle a
comprender las causas de su comportamiento (fundamentalmente recuerdos traumáticos
del pasado almacenados en el inconsciente). Elaboró una teoría de la personalidad y
describió los mecanismos mentales inconscientes de defensa del yo. Empleó la hipnosis
para el tratamiento de la histeria, trastorno que relacionó con represiones subconscientes
de naturaleza sexual. Hay que añadir que revolucionó la sociedad de su época con las
teorías sobre sexualidad infantil (que había sido ignorada hasta ese momento).
Otras figuras relevantes de la psiquiatría del siglo XX fueron Karl Jaspers, autor de una
metodología sistemática y padre de la psicopatología moderna. Su libro Psicopatología
General, de 1912, tuvo una gran influencia en el pensamiento psiquiátrico posterior.
Jaspers pasó de la psiquiatría a la filosofía, convirtiéndose en un exponente del
existencialismo alemán; Ernst Kretschmer, uno de los pioneros en señalar
científicamente la relación entre el tipo corporal, el temperamento de las personas y
algunas características de sus enfermedades psíquicas. Realizó una conocida
clasificación biotipológica en leptosomáticos, pícnicos y atléticos, asociando el primero
a la predisposición a padecer esquizofrenia, y el segundo (pícnico), a padecer psicosis
maniaco-depresiva; Adolf Meyer, desarrollador de una perspectiva psicobiológica de la
psiquiatría, que integraba aspectos biológicos y psicológicos en el origen y tratamiento
de las enfermedades mentales. Su principal obra (de 1957) se titula Psicobiología: una
ciencia del hombre; Henri Ey, autor de una vasta obra docente y asistencial, sobre todo
de un tratado sobre las alucinaciones. Su obra ha constituido el texto básico de toda una
generación de psiquiatras. Fundó en 1950 los congresos mundiales de psiquiatría; Sergei
Korsakov, quien estudió el deterioro mental de los alcohólicos, describiendo el
síndrome que lleva su nombre; Alois Alzheimer, que describió la demencia presenil
epónima; o Egas Moniz, introductor de la lobotomía, técnica que consiste en seccionar
el lóbulo frontal del cerebro para conseguir calmar la excitación de los enfermos
psicóticos de larga evolución. Obtuvo por ello el premio Nobel de Medicina en 1949.
Viktor Frankl, fundador de la logoterapia, considerada como la "tercera escuela vienesa
de psicología".
Antipsiquiatría y desinstitucionalización
La reclusión de los enfermos mentales en asilos y el inicio de algunos tratamientos
empíricos determinaron una brecha importante en la comunicación entre el médico y el
paciente mental que confluyó en un movimiento heterodoxo dentro de las diferentes
corrientes médicas denominado Antipsiquiatría. Esta corriente, opuesta al modelo
impositivo, surge a mediados del siglo XX como respuesta al proceso de exclusión
social sufrido por los enfermos mentales y al uso controvertido (aunque en ocasiones
eficaz) de nuevos métodos terapéuticos como la Terapia electroconvulsiva
(electroshock), los comas insulínicos, las termoterapias de choque, la implementación
de la técnica quirúrgica de la lobotomía, etc.
A partir de la segunda mitad del siglo (especialmente a partir de los sesenta) el gran
despegue de la industria farmacéutica y los sucesivos hallazgos de nuevas moléculas
con actividad en la esfera del comportamiento humano comienzan a ensamblar un
concepto farmacológico de la psiquiatría: las moléculas actúan a nivel de determinados
neurotransmisores, dando pistas del origen fisiopatológico del trastorno mental. El
haloperidol (la primera "camisa de fuerza química"), las benzodiazepinas, o los más
modernos antidepresivos (como la fluoxetina, principio activo del Prozac, otro icono
farmacológico del siglo XX junto con la Aspirina o la Viagra) son tan eficaces que
generan un fuerte movimiento psicofarmacológico junto al que aún conviven otras
terapias más clásicas como la psicoanalítica.
1. ↑ Archiv für die Physiologie, Johann Cristian Reil
2. ↑ Filóstrato: Vidas de los Sofistas. Intr. trad. y notas de Mª. C. Giner.
Rev.: A. Pérez Jiménez. Ed. Gredos, Madrid. Col. Biblioteca
Clásica.ISBN 84-249-0854-6
3. ↑ Filón de Alejandría. Los terapeutas: de vita contemplativa.
Salamanca: Sígueme; 2005.
4. ↑ Galeno, Sobre las facultades naturales: las facultades del alma
siguen los temperamentos del cuerpo, Madrid: Editorial Gredos. ISBN
978-84-249-2395-2.
5. ↑ "La teología cristiana trataba la locura como señal de la guerra que
Dios y Satanás libran por la posesión del alma (la psicomaquia)".
Porter, Roy. Historia social de la locura; Editorial Crítica, Barcelona,
1989; pp 27-28; ISBN 84-7423-423-9.
6. ↑ "La teoría supersticiosa de la edad del oscurantismo había
presupuesto maleficio, fuerzas que poseían desde fuera, desde
arriba" Porter, Roy. Historia social de la locura; Editorial Crítica,
Barcelona, 1989; pp 123; ISBN 84-7423-423-9.
7. ↑ Hector M. León Castro, Estigma y enfermedad mental. Un punto de
vista histórico-social Revista de Psiquiatría y salud mental Herminio
Valdizán; Vol 6, nº1; Junio 2005; pp33-42.
8. ↑ Otto J. Hernández-Fustes, Otto Hernández-Cossio, Laércio F. da
Silva, Mabel S. Kawasaki, Carlos A. Rodríguez, Renato Puppi Munhoz,
Arla C. B. Stokes, Judith H. Fustes. Epilepsia y trabajo. I Congreso
Virtual de Psiquiatría 1 de Febrero - 15 de Marzo 2000
9. ↑ M. Echavarría, “La enfermedad psíquica según santo Tomás”, en
Proceedings of the International Congress on Christian Humanism in
the Third Millennium: The Perspective of Thomas Aquinas, Pontificia
Academia Sancti Thomae Aquinatis, Vatican City 2006, 441- 53;
10.↑ Neus Carbonell. Comentarios al texto de San Agustín Confesiones,
libro VII, cap.XI
11.↑ H. Schipperger, Las escuelas de Toledo y su significación para la
ciencia occidental, «Archivo iberoamericano de Historia de la
Medicina y Antropología» XIII (1961) 41-64
12.↑ ..."Ahora bien, hay dos maneras en que, como se dijo, los demonios
pueden provocar este tipo de imágenes. A veces actúan sin
encadenar la razón humana, como se dijo en lo referente a la
tentación y en el ejemplo de la imaginación voluntaria. Pero en
ocasiones el uso de la razón está encadenado por entero; y esto
puede ejemplificarse con ciertas personas defectuosas por
naturaleza, y con los locos y los borrachos. Por consiguiente, no es
extraño que, con el permiso de Dios, los demonios puedan encadenar
la razón; y a esos hombres se los llama delirantes, porque sus
sentidos han sido arrebatados por el demonio. Y lo hacen de dos
maneras, con o sin la ayuda de las brujas." ..."Y las palabras de San
Agustín en su libro La ciudad de Dios vienen muy al caso, pues nos
dicen quiénes son en verdad los magos y las brujas. Los magos, a
quienes por lo general se llama brujos, son denominados así debido a
la magnitud de sus actos malignos. Son quienes con permiso de Dios
perturban los elementos, que llevan a la locura la mente de los
hombres que perdieron su confianza en Dios, y que con el terrible
poder de sus malos encantamientos, sin pócimas ni venenos, matan
a los seres humanos. Como dice Lucano: "Una mente que no ha sido
corrompida por ningún brebaje nocivo perece a consecuencia de un
encantamiento maléfico". Mm, Parte I
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