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Morfología y Sintaxis del Español I

Material de estudio para el semestre A-2009

Pronombres

Para hablar de pronombres es bueno, en primer lugar, reconocer cuáles son las formas
sustantivas en español. ¿Por qué? Porque tanto los pronombres como los nombres sustantivos
pueden cumplir exactamente las mismas funciones sintácticas.
Sabemos que los sustantivos se dividen en nombres comunes y nombres propios. Son
formas que designan la realidad circundante, el mundo que nos rodea. Los nombres comunes
y propios son perdurables, en cuanto a que cada uno estará ligado a un referente
constantemente, y serán usados por los usuarios de una lengua para designar cualquier
referente que tenga las características semánticas que le ha adjudicado la lengua. Ahora bien,
esos mismos referentes pueden, de acuerdo con la situación y el contexto de comunicación,
ser designados por otras formas, vacías léxicamente, que, sin embargo, proveen a los
interlocutores, gracias a que comparten el mismo escenario y el mismo contexto, la
información necesaria para que el acto comunicativo cumpla su cometido.
Los pronombres son esas formas léxicamente vacías que sustituyen a un nombre en una
situación comunicativa. Las formas pronominales, en cualquier lengua, ayudan a la cohesión
del texto y a aliviar la carga léxica de los sustantivos sustituidos. Piensen, gracias al ejemplo
de abajo, que no podamos utilizar los pronombres en la conformación del texto:

Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con
dos dedos la llave de la cuerda, remonte la llave de la cuerda suavemente. Ahora se abre otro
plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico
se va llenando del tiempo y del tiempo brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una
mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Ate el reloj a su muñeca, deje el reloj latir en libertad,
imite anhelante el reloj. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y
fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños
rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si nosotros no corremos y nosotros llegamos antes y
nosotros comprendemos que ya no importa.1

En el texto anterior vemos que la utilización reiterada de un mismo ítem léxico lo hace más
pesado. Los pronombres, al ser formas vacías, alivian el peso del texto y lo vuelven más
fluido. Los pronombres, en palabras de Quilis et al. (1988), son formas que no nombran los
seres “de modo fijo”, sino que se adecuan de acuerdo con las circunstancias y el tiempo en
que se está produciendo el discurso. La forma pronominal Éste no tiene en nuestra realidad
circundante un referente fijo al cual nombrar. No obstante, dicha forma se puede utilizar para
designar objetos o entes que en el contexto estén presentes. La forma pronominal Éste puede
designar a un niño, un caballo, un automóvil, un libro, un problema, un plan, un grupo…
cualquier elemento que comparta con él información de género y número (en el caso del
pronombre en cuestión) y que esté “al alcance” de los interlocutores en el contexto (con
contexto nos referimos al conocimiento actualizado que los participantes del acto
comunicativo tienen para entablarlo.)
Los pronombres, como dicen Quilis et al., funcionan como un sintagma nominal, que es la
misma función sintáctica de la que los sustantivos son núcleos. Ellos, además, pueden tener
1
Modificación del cuento Instrucciones para dar cuerda al reloj, de Julio Cortázar. En Cuentos Completos. Tomo
1. Madrid: Alfaguara (2004).

1
una función deíctica: en un escenario, son utilizados frecuentemente para señalar el objeto a
que nos referimos. Sin embargo, los analistas del discurso consideran más en sus estudios el
uso fórico (anafórico o catafórico), que, entre otros usos, permite la cohesión textual.
Ahora bien, los pronombres se dividen en varios tipos, dependiendo de la función
designativa y de los accidentes gramaticales que tengan:

1. Pronombres personales: Por lo general, son usados para identificar personas, sea en la
situación de comunicación o como elementos cohesivos del texto. Las formas son las
siguientes:

Formas y funciones
Tónicos Átonos Tónicos
singular

Sujeto Objeto Objeto Reflexivo Complementos de


Directo indirecto (O.D.-O.I.) preposición
Yo Me Me Me Mí, Conmigo
1º persona
2º persona Tü Te Te Te Ti, Contigo
Singular

3º persona Él Lo Le (se) Se Él
Ella La Ella Sí, Consigo
Ello Lo Ello
plural

1º persona Nosotros Nos Nos Nos Nosotros


Nosotras Nosotras
2º persona Ustedes Los Les (se) Se Ustedes
Las
3º persona Ellos Los Les (se) Se Ellos
Ellas Las Ellas

Los morfemas de los pronombres personales serían los siguientes:

{Persona}: {1º} {2º} {3º}


{Número}: {Singular} {Plural}
{Género}: {Masculino} {Femenino} {Neutro}2
{Función sintáctica}: {Sujeto} {Objeto directo} {Objeto indirecto} {Término de preposición}

2. Pronombres demostrativos: Más que usarse para señalar personas (que, en este caso,
tendrían más un valor peyorativo), se usan para indicar objetos con respecto a la posición del
hablante. En la escritura, son usados con la misma función fórica de otros pronombres. Los
demostrativos tienen su equivalente en formas adjetivas, pero no deben confundirse con éstos
porque, mientras los pronombres sustituyen el nombre, el adjetivo lo acompaña, al mismo
tiempo que lo determina:

2
Excepto para las 1º y 2º personas del singular. El género neutro se aplica solamente para la tercera persona del
singular.

2
Pásame esos zapatos (adjetivo demostrativo)

Pásame ésos (Pronombre demostrativo)

Pronombres demostrativos

Referencia Femenino Masculino Neutro Femenino Masculino


Temporal o
Espacial

Proximidad Ésta Éste Esto Éstas Éstos

Distancia Esa Ése Eso Ésas Ésos


media
Lejanía aquélla aquél aquello aquéllas Aquéllos

singular Plural

Los pronombres demostrativos tienen los siguientes accidentes gramaticales:

Género: {masculino} {femenino} {neutro}3


Número: {singular} {plural}

3. Pronombres posesivos: Explican no solamente el objeto referido, sino también quién o


qué posee a dicho objeto. Son idénticos, en forma, a los adjetivos posesivos de nuestra lengua,
y se usan solamente en oraciones atributivas (El premio es mío, los papeles son tuyos, la casa
es nuestra) y cuando van precedidos de un artículo (Luis se llevó el suyo, La nuestra no
asistió presentó el examen). Por esta razón, más de un gramático ha preferido argumentar que
los posesivos son siempre adjetivos: en el primer caso, determinan el sustantivo con función
de sujeto, desde el predicado; en el segundo, son adjetivos sustantivados, gracias a la
presencia del artículo.

Los pronombres posesivos son los siguientes:

3
Sólo para los demostrativos en número singular.

3
1º Un poseedor Masculino Mío, Míos
persona
Femenino Mía, Mías
Varios poseedores Masculino Nuestro, Nuestros

Femenino Nuestra, Nuestras


2º Un poseedor Masculino Tuyo, Tuyos
persona Femenino Tuya, Tuyas
Varios poseedores Masculino Suyo, suyos
Femenino Suya, Suyas
3º Uno o varios poseedores Masculino Suyo, Suyos
persona Femenino Suya, Suyas

Los accidentes gramaticales de los posesivos son los siguientes:

Persona y número del poseedor: {1º sing}{2º sing.}{3ºsing.}{1º plur.}{2º plur.}{3º plur}
Género: {masculino} {femenino}
Número: {singular}{plural}

4. Pronombres numerales: Designan la cantidad de las entidades, al mismo tiempo que las
sustituyen, bien en número enteros (números cardinales), bien el orden de sucesión de esos
números (números ordinales). Son invariables en cuanto al género (excepto cuando se les
agrega el artículo femenino: “Pásame las cuatro”), y en cuanto al número, son todos plurales,
excepto uno. Mil y millón tienen, sin embargo, variantes en plural: miles, millones).
Los pronombres numerales ordinales sí tienen accidentes gramaticales de género y número,
que corresponden al sustantivo que reemplazan (primero, segundo… primera, segunda).

5. Pronombres indefinidos: A diferencia de los pronombres numerales, los indefinidos no


marcan de forma imprecisa la cantidad.

Los pronombres indefinidos se dividen en:


5.1. Pronombres gradativos de cantidad: Todo, Mucho, Poco, Bastante Demasiado, cuyos
accidentes gramaticales son el género, {masculino} y {femenino}; y el número, {singular} y
{plural}.

5.2. Pronombres existenciales:


Alguien Alguno Uno Otro Quienquiera

Nadie Cualquiera
Algo Ninguno

Nada

Los existenciales de las tres columnas centrales del cuadro tienen accidentes de:
. Género: {masculino} {femenino}

4
. Número: {singular} {plural}

6. Pronombres relativos: Según Quilis et al. (1988), esta clase de pronombres presenta las
siguientes peculiaridades:
- Sustituyen a un nombre que ha aparecido anteriormente en el enunciado.
- Tienen la capacidad de enlazar proposiciones, sirviendo de nexo entre la proposición
principal y la subordinada.
- Dentro de la proposición subordinada, actúan como si fuesen el nombre que han
sustituido, tomando incluso funciones sintácticas.

En el enunciado “La bicicleta que le compré a Mario es negra”, el relativo que sustituye a
“la bicicleta”, y tiene la función de Objeto directo de “compré”, en este caso, lo comprado.

Los pronombres relativos son los siguientes:

Que (invariable)
Quien (con su variante en plural)
El cual (con sus accidentes de género y número)
Cuyo (con sus variables de género y número)

Este último no sólo sustituye al sustantivo que funciona como antecedente del mismo, sino
que actúa como adjetivo de un sustantivo de la proposición subordinada, tomando, por lo
tanto, el género y número de éste: “Las vacas cuyos dueños viven en Caracas, atravesaron la
carretera”.

7. Pronombres interrogativos y exclamativos: Sustituyen un nombre dentro de una pregunta


o una exclamación

Invariable Número Número Género y número


Qué Quién Cuál Cuántos
Quiénes Cuáles Cuántas

Sobre los pronombres personales átonos y sus usos

5
Las gramáticas dicen que los pronombres personales se dividen en tónicos y átonos. ¿Por
qué la diferencia? Porque mientras los primeros son independientes tónicamente de cualquier
verbo, los segundos no lo son y siempre tienen que estar distribuidos en adyacencia a una
forma verbal (en todo caso, el acento no lo tienen estos pronombres, sino los verbos a que
acompañan). Por ejemplo, en una cláusula como Ella tiene fiebre, el pronombre personal ella
es independiente del verbo, tanto así que podemos anunciarlo solo al responder a la pregunta
¿Quién tiene fiebre? Por el contrario, en una oración como ella la tiene, la no puede ser
enunciado de forma independiente, separada del verbo.

Los pronombres personales tónicos, a su vez, se dividen en los que funcionan como sujeto
de una oración (yo, tú, él...) y los que cumplen el rol de término de preposición (mí, conmigo,
ti, él...). Estos pronombres, en su uso, no presentan mayores problemas, puesto que, o son
sujetos, o son términos de preposición.4

Vamos a explicar, eso sí, las distintas funciones de los pronombres átonos, pues éstas
dependerán del contexto en la cláusula y de las funciones sintácticas que cumplan los otros
elementos en la estructura sintáctica.

1. Objeto Directo: Un pronombre personal cumplirá función de objeto directo cuando refiera
al actante (u objeto) en la oración que recibe o en quien recae el proceso que el sujeto ha
comenzado a hacer; es, pues, el afectado principal del mismo. Los verbos llamados transitivos
son los que pueden tener este objeto directo. Son llamados transitivos porque su significado
muchas veces se incrementa a un objeto; por ejemplo, el verbo que llamamos comer necesita
de una cosa comida, ver necesita de un cosa vista, leer de una cosa leída, etc. Todos los
objetos en que se incrementan de forma análoga a ésta los significados verbales son objetos
directos y son también propensos a ser representados en una proposición con formas
pronominales. Así, si encontramos una oración como

Escondí las llaves en la gaveta

La cosa escondida está representada en el sintagma nominal las llaves. Las llaves, por lo
tanto, es objeto directo de esconder. Ahora, si ya es consabido el objeto escondido, por
razones de economía verbal representamos la cosa escondida, las llaves, con una forma que
las represente igualmente en el contexto de comunicación. La oración entonces quedaría
entonces así

Las escondí.

Las, que también señala el objeto las llaves, es –también y por supuesto- objeto directo.
Noten que este pronombre es femenino y plural, porque el sintagma las llaves es también
femenino, plural. Cambiemos las llaves por el dinero, representando este objeto con su
pronombre tipo objeto. La oración quedaría así:

Lo escondí

4
Por supuesto, al ser términos de preposición, forman parte de un sintagma preposicional y no todos ellos tienen
la misma función sintáctica. Pero de eso hablaremos más adelante.

6
Lo, como pronombre, representa al sintagma el dinero, además porque ambos son masculino,
singular.5

1.1. Reflexividad de objeto directo: Sabemos pues, que para que haya una oración con
verbos transitivos, debe haber un objeto directo, pero también un sujeto agente, alguien que
comience el proceso representado en el verbo. En Lo escondí, suponemos que hay un sujeto,
que sería representado con el pronombre personal de primera persona con función sujeto, Yo.
En dicha oración, tanto el sujeto como el objeto son dos entes distintos: Una primera persona
realiza una acción que recae sobre una tercera persona; en otras palabras, alguien distinto al
sujeto. Pero supongamos ahora que tanto sujeto como el objeto son la misma persona. La
oración anterior la convertiríamos en

Yo me escondí

Noten que tanto el pronombre sujeto como el pronombre objeto tienen la misma
información morfológica: {1° persona} {singular}. En esta oración, me tiene también la
función de objeto directo, pero es reflexivo, puesto que el mismo sujeto es también el
afectado directo por el proceso que hace.

2. Objeto indirecto: Gili Gaya (1961) dice que esta función sintáctica “expresa la persona o
cosa que recibe daño o provecho de la acción del verbo, o el fin a que dicha acción se dirige”
(pág. 70). El verbo de la oración

Repetí la clase sobre pronombres

es susceptible de tener a alguien que “aprovecha” lo repetido (la clase sobre pronombres). Si
hablo de una segunda persona plural como indirectamente beneficiados (ustedes, en nuestro
caso), puedo decir, de una forma muy laxa:

Repetí a ustedes la clase sobre pronombres

Donde a ustedes es objeto indirecto. Si ya la información contenida es ese sintagma es


consabida por nosotros, entonces ésta puede cambiarse (también por razones de economía
verbal) por un pronombre personal átono, que para la situación específica de comunicación,
esté representándola:

Les repetí la clase sobre pronombres.

Noten, pues, que a ustedes y les, tienen la misma información semántica, aunque ésta
depende, claro, de la situación específica de comunicación (no todo el tiempo les va a
representarlos a ustedes, como estudiantes de Morfología y Sintaxis del Español).
Supongamos, en otro caso, que ya no son ustedes, sino un tú, una segunda persona del
singular, la beneficiada por el acto de repetir. La oración cambiaría a

Te repetí la clase sobre pronombres

5
En el paradigma presentado por Quilis et al. (1988) aparecen las formas lo y le como objeto directo. Deben
saber que los gramáticos españoles también atribuyen a le esta función porque en el español peninsular es usado
así.

7
Donde te sigue siendo objeto indirecto. Los objetos indirectos, contrarios a los directos,
pueden también aparecer con verbos intransitivos. Un verbo como gustar es intransitivo en
nuestra lengua y, como vimos en una clase, en la siguiente oración me es objeto indirecto:

Me gustan las mandarinas

¿Cómo sabemos cuándo un pronombre es objeto directo y cuándo indirecto? Cuando


podemos intercambiarlos por sus equivalentes en tercera persona del singular, puesto que la y
lo, como pronombre átonos, son siempre objetos directos, le es siempre objeto indirecto. ¿Por
cuál pronombre cambiarían el pronombre me de la oración anterior si aún no tienen la certeza
de qué función cumple exactamente? Evidentemente, la sustitución de me por le les dirá que
es objeto indirecto.

2.2. Los objetos indirectos también pueden tener una función reflexiva, si el beneficiado o
afectado por el proceso hecho por el sujeto es el mismo sujeto. Si digo Yo me lavo las manos,
sabemos que “lo lavado” son las manos, pero el mismo sujeto, yo, es el mismo beneficiado de
la acción que realiza. Noten, también, que los pronombres yo y me comparten también las
informaciones de {1° persona} {singular}, por lo cual hay, en forma y contenido, una acción
reflexiva.6

2.3. El pronombre le, con el cual se representan los objetos indirectos, tiene una variante
alomórfica, se, cuando en la oración de la que forma parte hay también un objeto directo
representado con sus formas pronominales átonas. Al decir

Le dije a Luis que no iría

Le y a Luis funcionan como objeto indirecto (le como objeto indirecto enfático) y la
proposición que no iría como objeto directo (lo dicho). Elidamos, pues el sintagma
preposicional a Luis, y nos queda la oración de esta manera

Le dije que no iría

En la que el objeto indirecto, Luis, sigue informado en el pronombre con función de objeto
indirecto, le. Ahora bien, si sustituimos el objeto directo que no iría por el pronombre
personal átono, dejando al mismo tiempo presupuesto a Luis en el pronombre personal, la
oración nos quedará así

Se lo dije

Vemos que, dada la aparición del objeto directo en el pronombre personal átono lo, la forma
pronominal átona con función de objeto indirecto varía. Si agregáramos el sintagma
preposicional elidido, a Luis, el pronombre tendría la misma sustancia fónica. Esto sucede por
una búsqueda de eufonía: Es preferible decir se lo dije a *le lo dije.

En la oralidad (y también, creo, en la escritura), cuando existe una oración como la anterior
en la que el objeto indirecto es plural, la marca de número pasa al pronombre de objeto
directo: Se lo dije a ellos puede equivaler a se los dije. Noten aquí que la marca de plural [-s]
6
Si todavía tienen dudas de si es objeto indirecto, sustituyan aquí también me por le. La sustitución no impide
que la oración tenga una construcción gramaticalmente correcta.

8
está en el pronombre de objeto directo, que representa la proposición que no iría; no está en el
pronombre de objeto indirecto, que representa a ellos, un sintagma cuyo término sí es plural.
Esta estructura no es agramatical, pues ya se ha normativizado, es simplemente una forma que
nosotros, los hablantes del español, hemos encontrado para marcar la pluralidad en alguna
parte de la oración y así ser más eficientes a la hora de comunicarnos.7

3. Pronombres cuasi-reflejos: Aquí entramos en, quizás, el punto más engorroso del tema de
los pronombres átonos, ¿por qué engorroso? Porque, al igual que la función reflexiva vista
anteriormente, los cuasi reflejos también presentan esa forma reflexiva (un mismo sujeto
comparte las mismas informaciones morfológicas con el pronombre objeto), pero su
contenido no es el mismo. De hecho, las formas pronominales cuasi-reflejas no tienen ningún
contenido semántico. Es necesario, pues, apartar los usos del cuasi-reflejo de los que no son
tales.
Las formas reflejas dependen siempre del verbo a que acompañan en la oración, por tanto,
vamos a delimitar el uso de estos pronombres a ciertas formas verbales:

- Un pronombre reflexivo (en forma y contenido) siempre estará acompañando a un


verbo transitivo (y no a un intransitivo), ya sea como objeto directo o indirecto. Verbos
como vestir, lavar, ver, pueden formar una oración reflexiva. Lo importante es saber
siempre que el mismo sujeto gramatical recibe la acción.

- Un pronombre cuasi-reflejo, por el contrario, acompaña a aquellas formas verbales


intransitivas. Además, muchas de estas formas necesitan esas formas cuasi-reflejas
para poder significar en nuestra lengua. Formas como Suicidar, arrepentir, quedar, son
verbos en el sistema verbal español gracias a las formas pronominales, lo que la
gramática llama “incrementos pronominales.” Podemos decir Me arrepentí, pero no
*arrepentí, por poner un ejemplo. Otros verbos, intransitivos -porque no necesitan un
objeto sobre el cual recaiga la acción para “terminar” de significar- pueden tener o no
este incremento. Podemos formar una oración con la estructura Me caí, o con el verbo
Caí y la ausencia o no de ese incremento pronominal no impide su “gramaticalidad”.
Ese incremento pronominal en verbos intransitivos es conocido como pronombre
cuasi-reflejo.

- Un pronombre es también cuasi-reflejo cuando acompaña a un verbo, generalmente


transitivo, pero cuando éste expresa más bien “diferentes emociones o estados del
alma” (Bello, 1981[1847], pág. 218). Sorprender y espantar, por ejemplo, son verbos
que pueden formar una estructura transitiva:

Los sorprendimos
Los espantamos

Pero, al expresar un comportamiento o un sentimiento interior, individual,


adquieren una estructura refleja:

Nos sorprendimos de lo que vimos

7
Sí es agramatical cuando decimos, por ejemplo, no los dijo, para decir en realidad nos lo dijo, pues el objeto
indirecto, nos, sí necesita el segmento /-s/ para identificarse como pronombre personal y no confundirse con el
adverbio de negación no.

9
Ellos se espantaron de lo que vieron

Sin embargo, como dice Bello, estos pronombres “no pasa[n] de lo material de la
forma, ni ofrece[n] al espíritu más que una sombra débil y oscura” (ibid).

- Hay verbos transitivos en cuya estructura oracional hay también un contenido no


reflexivo a pesar de haber, sí, una forma refleja. Son verbos que, por lo general,
muestran sujeto gramatical que no es agente de la acción, pero que sin embargo
representan un hecho físico, no emocional. Un verbo como golpear puede usarse para
formar esta estructura:

Juan golpeó la pared

Donde Juan es sujeto gramatical y agente de la acción. La pared es objeto directo,


un paciente de la acción que realiza Juan. Pero si decimos

Juan se golpeó con la pared

Juan no realiza la acción de golpear, no es agente, y sin embargo es sujeto gramatical


de la oración. Su carácter de paciente, como ven, está expresado con el pronombre se.
Podríamos pensar que se es marca de cuasi-reflexividad, pero, dado que el proceso
representado en el verbo implica un “gasto de energía calórica”, es un proceso que
vemos, físicamente hablando, en la realidad, se es reflejo (en la oración de ejemplo,
con función de objeto directo).8

Por otra parte, hay formas pronominales átonas que, aun cuando forman parte de una
estructura cuyo verbo es transitivo y física y visualmente perceptible, y aun cuando el sujeto
gramatical de la acción es agente, no significan ni acción reflexiva, ni mucho menos
representan forman cuasi-reflexividad. En una oración como

Juan bebió un vino chileno

Tenemos a Juan como sujeto gramatical y como agente de una acción transitiva, puesto que
necesitamos de “algo bebido”. Ahora bien, si modificamos la estructura de la oración y
agregamos una forma refleja, tenemos una oración como ésta:

Juan se bebió un vino chileno.

En esta oración, Juan sigue siendo sujeto gramatical y agente. No obstante, el proceso hecho
por Juan no parece afectar a nadie, ni siquiera a él mismo, y sin embargo vemos una forma
refleja, se, que concuerda en número y persona con Juan. ¿Cómo entonces definimos este
uso? No es reflejo, en contenido, porque “Juan no se bebe a sí mismo”, y además la acción es
perceptible visualmente e implica un gasto de energía calórica; tampoco es cuasi-reflejo, pues
el verbo es transitivo. Alarcos Llorach (1980), siempre dándonos una “posible” respuesta a
cualquier duda en el estudio de la sintaxis, dice que este uso sólo cumple un papel enfático,
expresivo, afectivo, y no un afectado o beneficiado del proceso.

8
Podríamos introducir en este grupo de estructuras la forma Afeitar(se) (en la barbería): Un sujeto gramatical no
es agente de la acción, pero tiene de la misma manera una marca reflexiva junto a un verbo que físicamente
vemos.

10
4. Dativo de interés: Los dativos de interés tienen una forma que puede parecer a las de los
objetos indirectos, pero no implica realmente un afectado o beneficiado del proceso que el
agente realiza. Una construcción con dativo de interés puede ser la siguiente:

¡Te me comes la comida!

Te, forma refleja, es en contenido sólo un signo de énfasis. Me, forma no refleja, introduce
un actante que no es afectado por el proceso de comer, pero está “interesado” en que el
proceso se lleve a cabo. Una y otra forma pueden ser llamadas “dativos de interés”.

5. Construcciones impersonales y de pasiva-refleja:


5.1. Sabemos, pues, que todo verbo debe tener un sujeto gramatical con el cual concordar en
persona y en número. Una oración como

María hace una torta

Tiene un sujeto, María, con las mismas informaciones morfológicas del verbo, hace: {3°
persona} {singular}. María es además agente de la acción puesto que es ella quien realiza el
evento de hacer una torta. Ahora bien, podemos cambiar la estructura oracional, convirtiendo
al objeto directo, el paciente, en sujeto gramatical, a través de una oración con ser +
participio. Pero también podemos obviar el agente de la acción en la estructura oracional, al
mismo tiempo que hacemos concordar el paciente de la misma con el verbo de la siguiente
oración:

Se hace una torta

Con el se marcando la “impersonalidad” de la estructura. No obstante, esta oración es


ambigua, pues, podemos utilizarla tanto para marcar la impersonalidad, como para decir que
alguien hace una torta, sin expresar quién, puesto que la situación de comunicación y el
contexto nos responderán esa pregunta.

(María) se hace una torta.

Es así como el contexto nos dirá si es refleja o impersonal la oración en cuestión. Más
ambigua es esta estructura si cambiamos tanto el sujeto como el objeto a número plural:

(Ellos) se hacen tortas

Esta oración, con objeto plural y verbo también en plural será tomada como “impersonal”
cuando no se nombre al sujeto, ni siquiera en el contexto. Pero, como vemos, al agregarle al
objeto directo la información de “pluralidad” estamos haciéndolo concordar con el verbo. Con
ello, tortas pasa a cumplir función de sujeto y se, marca pronominal, concuerda con tortas en
persona y número, por lo que es refleja. Esa reflexión, sin embargo, se da entre el paciente y
dicha marca pronominal, razón por la cual la gramática la define como marca de pasiva-
refleja.

11
Las construcciones de pasiva-refleja están constituidas por el pronombre personal átono se,
más un verbo en tercera persona que en número concuerde con lo que identificaríamos mejor
como objeto directo. Oraciones como las siguientes tienen construcciones de pasiva-refleja:

Se pinta el cabello.
Se establecieron las normas.
La lectura de este material se complicó.
Se hicieron arreglos en la oficina.
Los pantalones se cosieron ayer por la mañana
(...)

Vemos, pues, que el sujeto gramatical es el paciente en el proceso hecho (como en las
construcciones de ser + participio); sujeto que, además, tiene una marca reflexiva.

5.2. Oraciones impersonales: Las construcciones de pasiva-refleja, fueron, en un principio,


llamadas impersonales, puesto que, como vemos, no hay un agente reseñado en tal
construcción. La gramática, sin embargo, ha dejado la categoría de “impersonal” para aquellas
construcciones en que no hay ni sujeto lógico ni sujeto gramatical. Al decir

Se reciben los regalos

Observamos que hay concordancia de persona y número entre los regalos y el verbo (por lo
tanto, los regalos es sujeto). Pero si decimos, por el contrario

Se recibe al embajador

Vemos que, a pesar de que las informaciones de persona y número son idénticas en el verbo y
el embajador, no podemos considerar a este último como sujeto, pues al sintagma le antecede
la preposición /a/ (en la contracción al). Si cambiamos el número de “el embajador” tenemos

Se recibe a los embajadores9

Y notamos, pues, que el número del verbo no cambia. Para saber si el sintagma nominal
dudoso es sujeto u objeto directo, debemos tener en cuenta una regla gramatical que se ha
convertido casi en un axioma: Ningún sujeto puede estar precedido de ninguna preposición.10
Las oraciones se reciben los regalos y se recibe a los embajadores difieren, así, por el uso de
la preposición, teniendo por lo tanto, cada actante, una función sintáctica distinta

Estos usos, como verán cuando se enfrenten a textos reales (no inventados por mí), pueden
confundirse entre sí. Lo importante es ver siempre el contexto en que están estas formas para
poder desentrañar su uso y dar por consiguiente una explicación coherente de dicho uso.

ADENDA
9
Ejemplos tomados de Alarcos Llorach (1994)
10
Regla que tiene una o dos excepciones (véase Gili Gaya 1961, pág. 207)

12
Al explicar este tema, siempre quedan materias por fuera que son igualmente importantes
de conocer.

En los ejemplos que hemos visto, los pronombres átonos tienen una distribución proclítica,
esto es, no se “amalgama” al verbo, a pesar de depender de él. Son proclíticos cuando el verbo
está en modo indicativo y subjuntivo. Sin embargo, cuando estamos frente a un derivado
verbal o un verbo en modo imperativo, los pronombres átonos se vuelven enclíticos, es decir,
su forma ya parece una flexión de la misma forma verbal:

Ténmelo un momento
Búscalas en la habitación
Quiero verte de nuevo
Llévales algo de dinero

Ejercicios:

. Ya te dije que los vimos ayer en el metro.


. Tus primos se han enojado contigo por la gracia que hiciste.
. Se dice que habrá escasez de café en enero.
. Quiero que te vayas.
. Estamos estudiándolo.
. Me parece que esto no te ha quedado bien.
. Mi hermana se peina mucho.
. Se me olvidó cuál es la fórmula que debemos darle a tu papá.
. Ya te hemos arreglado el televisor.
. No puedo buscarte, porque me mojaré con la lluvia.
. Súbete a la cama.
. Julio se ha llevado los regalos.
. María y yo nos vimos ayer.
. Se hacen arreglos de ropa.
. Se vende esta casa.
. Eso te lo he repetido mil veces.
. Eso se lo he repetido mil veces.
. Les pido que se lean el material.

-.-

Referencias bibliográficas

Alarcos Ll. Emilio (1994). Estudios de gramática funcional del español. Tercera edición.
Madrid: Gredos

13
Bello, Andrés (1981 [1847]). Gramática de la lengua castellana dedicada al uso de los
americanos. Prólogo de Amado Alonso. Caracas: Fundación La Casa de Bello.

Gili Gaya, Samuel (1961). Curso Superior de Sintaxis Española. Barcelona: Bibliograf.

Quilis, Antonio et al. (1988). Lengua Española. Madrid: UNED, págs. 183-207.

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