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La Luz de la Esperanza, Siempre Viva, Brilla en ti

“… Te veo en los momentos de dolor. Te veo en la noche. Cuando en la vida se acaba el sol; te veo en la luz. Te
veo en la sonrisa y el amor, te veo en mis sueños. Veo tu mano tocándome, cubriéndome… Siento tu abrazo, tu
expresión; eres tan fiel y no hay razón que me haga dudar de tu corazón… siento tu mano sobre mí, siento tu
amor y puedo oír tus palabras y tu voz… siempre eres fiel…”
JAR

¿Qué me responderías si acaso en el momento más oscuro que pudieras estar experimentando te dijera que me
regales una sonrisa? Es muy posible que veas en mi pedido una burla, y lo más probable es que me digas que
ahora para juegos no estás; y que aquello que te toca vivir es algo muy real, y por yo no entenderlo, no soy
acaso capaz de sentir todo aquello que llevas, tu, encerrado en el corazón… y puede que tengas razón al pensar
de tal manera, ya que ni uno ni el otro pueda nunca entrar en lo más recóndito de nuestros sentimientos (quizá
capaces de sospecharlo podamos ser…), y conocer la magnitud de las emociones que nos embargan cuando
nos enfrentamos a los desiertos que nos retan a dar lo mejor de nosotros, y enseñanzas, para ser mejores,
graban en nuestro corazón…

Ahora, ¿Qué le responderías al mismo Señor, si fuera quien te pidiese sonreír para El, aun cuando sientas a la
más oscura de las nubes reposar y hacer sombra en tu camino? ¿Qué le responderías si te dijera que no hay
razón de ser en el dolor que ahora albergas y manifiesto haces? ¿Y qué le dirías si escuchases de sus labios que
el dolor de ahora es una etapa, que aunque no lo entiendas y en muchos casos te rehúses a aceptarla, es parte
de tu vida y depende solo de ti la decisión de hundirte en el, y hacerlo cada día más tuyo, o simplemente
empezar a pensar que lo hecho, hecho esta y no hay más camino que el que decidas hacer siempre hacia
adelante?

¿Qué palabras saldrían de tu corazón si el mismo Señor te invitara a dar un paseo por tu futuro, y te dieras
cuenta que has de ser bendecido con todo aquello que algunas vez soñaste, no como creíste que sería ahora
cuando parecía perfecto, sino de una manera diferente, pero a la vez única, la cual encierre cada anhelo por el
cual oraste, pediste y creíste?

Yo le creo, mas luego dejo que emociones y recuerdos del pasado me visiten, y aunque siempre pienso tener el
control, me doy cuenta que todo ello me lleva a cuestionar lo que el Señor en la intimidad me dice y desea
decirme… Me lleva a preguntar sobre el por qué de las situaciones que me llevaron a donde no quería ir… tan
bien me sentía en el camino que empezaba a transitar, que cuando este simplemente dejo de ser claro me
encerré en mi dolor, angustia, y afanes… le preguntaba al Señor cual fue la razón de que permitiera que
sucediera lo que menos deseaba, y el motivo de que no pudiera tener de vuelta aquello que creía haber
perdido… y tal sentir fue un ir y venir en el cual me sentía fuerte para enfrentar mis mayores temores, y a la
vez sentía no tener la fortaleza de creer en aquello que sabia habría de llegar por el amor del Señor hacia mi…

A esforzarnos estamos llamados, aun cuando presentes estén los momentos en que se suele experimentar tal
débil fortaleza descrita líneas arriba. Cuesta muchísimo enfocarse y declarar victoria aun cuando se siente estar
en derrota… cuesta mucho creer que se puede seguir alcanzando los sueños del Señor cuando se lleva arena en
el corazón… cuesta hacer de uno la palabra que Dios nos da… aquella con que nos asegura que hemos de
superar cualquier dificultad, ya que nunca habremos de ser probados más de lo que podamos soportar… y
porque tanto amor hay en Dios que también ha de obsequiarnos la salida… ¿Cuál es entonces el afán de
encerrarse en la propia angustia cuando empezamos a ver que el cielo se tiñe de gris?

Nuestros sueños son los de Dios y nunca ello ha de cambiar… la base de todo anhelo permanece en esencia…
puede cambiar de rostro, de nombre, de lugar, de momento, pero intrínsecamente es único… en alegría, en
gozo, en satisfacción… el dolor o angustia que experimentamos radica en que nos empeñamos en poner un
rostro, un nombre, un lugar, y un momento a nuestros sueños, y cuando de pronto ellos empiezan a cambiar,
empezamos a creer que el sueño se ha esfumado para siempre, y que lo hemos perdido… depositamos en ellos
tantos anhelos, que cuando sentimos ser abandonados, no cabe el consuelo en nuestro corazón… mas debemos
darnos cuenta que no es el sueño el que se ha esfumado, si no solo aquello con que decidimos graficarlo… ¿Por
qué el afán de creer que nuestro sueño tiene ya su imagen definida? Escribe, tu visión, grábala en tablas para
que pueda leerse de corrido… aunque tarde, sin duda vendrá… ¿acaso tal palabra no nos quiere decir que los
sueños serán alcanzados y traerán consigo el gozo que tanto anhelamos?
Seamos capaces de plasmar nuestros anhelos para poder mirar claramente hacia donde nos llevan, pero
dejemos el afán de ponerle nombre, lugar y fecha… ya que cuando así lo hacemos, y solo un detalle empieza a
cambiar… sentimos que una parte nuestra empieza a morir con ellos…
Y es usualmente tal el momento cuando sentimos el dolor en el corazón volverse intenso… o acaso ponemos de
nuestra parte para que la esperanza, que vemos empieza a tardar, se vuelva tormento… y nos empeñamos en
darle una forma inconclusa y quizá aun trunca a lo que tanto deseábamos y a aquello en lo que habíamos
puesto tanto de nosotros… justo cuando mas debemos creer en lo que Dios quiere hacer de nuestras vidas,
cuando debemos deleitarnos, encomendar nuestro camino, confiar en Jehová, y aguardar los caminos por los
que nos quiere hacer transitar con justicia y en luz, decidimos llenarnos de preguntas que en muchos casos
quedan sin respuestas… aun anhelando conocer razones que expliquen nuestra angustia y dolor, no somos
capaces de mirar mas allá de nuestros problemas, y entender de manera total que la solución está en el lugar
de siempre aguardando por nosotros (si, solo en El)… atrevámonos a mirar hacia El… ¿Por qué voltear la
mirada? ¿Por qué no vemos aquello que otros deciden no ver? Tal camino y las palabras siempre han estado
para nosotros, y en tiempos de dolor, vendamos nuestros ojos y nuestros corazones quizá porque tememos
crecer, y así enfrentar etapas que demanden mas de nosotros… muchísimo más de lo que creíamos haber dado
hasta entonces…
Ve mas allá de la apariencia de estas palabras; piensa o siente aquellas emociones que te dejaron tus primeras
pruebas… constata lo que estas palabras intentan decirte con las experiencias que huellas te dejaron… yo lo
hago y es esta reflexión el resultado… ¿Cuál es el sentir que toma tu ser cuando ves un anhelo en tu vida
cumplido? ¿Acaso no es un árbol de vida como el Señor lo manifiesta?

Un punto trascendental en el que acaso apenas reflexionamos es en la premura que sentimos al poner nuestro
corazón en un sueño… y ver que de pronto nuestro tiempo se ve dilatado, mas allá de lo que nuestro corazón
puede tolerar… cuando encaramos una situación, prueba llamada, como tribulación definida, decidimos, porque
es nuestra decisión la que prevalece, no forjar nuestra paciencia… ¿Por qué? Por la simple razón de que hacerlo
demanda esfuerzo incesante… nos exige vencer nuestros miedos y dejar tras de nosotros la zozobra y salir a
flote desafiando aun nuestro propio corazón temeroso…
¿Fácilmente olvidamos que la esperanza no nos defrauda? ¿En qué medida se nos hace arduo confiar y ver luz
cuando rodeados por oscuridad creemos estar? Difícil no es, mas tan sencillo como estar encerrarnos en
habitación oscura, a la vez que sabemos que es solo cuestión decidirnos a tomar un interruptor en nuestras
manos y así iluminar todo aquello que nuestro corazón muchas veces se empeña en teñir de gris… ¿estamos
dispuestos a tomar el interruptor de la esperanza entre nuestros dedos?

No demos la espalda a la luz… ¿acaso no es simple tomar la tea que ilumine nuestro camino? ¡Lo es si solo lo
decidimos! Es sencillo sentir la plenitud de Dios aun cuando todo tan sombrío parece… tan solo toma creer en
aquello que declaramos cuando fuertes nos sentimos, cuando fuertes El nos hace… quizá ahí radique todo el
secreto… quizá sea ese todo el secreto… quizá no sea tan secreto después de todo y frente a nuestros ojos solo
pide ser ejecutado con nuestro corazón firme y lleno de amor hacia aquel que nos desea ver en victoria…
victoria en la que nos deleitamos un domingo de servicio… victoria que acompañarnos debería cada día de la
semana…

Aquel que su paz de manera incondicional y única nos dejo… aquel que no desea que turbación o miedo anide
en el tesoro que guardamos en nuestro pecho… un tesoro que debe ser fortalecido por las palabras que el
Señor nos regalo en el Getsemani (Jn. 17), y aun hoy debe ser su oración para con nosotros de manera
incondicional cuando somos fuertes, y más aun cuando somos débiles… cuando decidimos ver la luz al final, del
túnel, y más cuando decidimos encerrarnos en nuestra propia angustia…
Tal paz sobrepasa todo entendimiento y es fuente de fe y esperanza a todo anhelo que es plasmado en el
corazón…

Versa una frase que la grandeza del hombre radica en optar por la propia realización cuando muchos optan por
la locura… ¿Con firmeza creemos en que el Señor nos quiere grandes y en victoria? ¿Acaso hemos pensado en
la magnitud del tiempo que decidimos invertir solo en autocompasión que a nada nos lleva?

Es bueno reflexionar y adentrarnos en el origen de un problema, mas no decidamos quedarnos ahí… no hay
problemas grande que valga tal desgaste… enfrentemos el problema pero para lograr determinar una solución,
y no para encerrarnos en lo que pudo haber sido y no fue… les aseguro que cuesta horrores hacerlo, y no es
tarea de un día, sino de siempre… cada minuto nos vemos tentados por un circulo vicioso en el que dejamos lo
mejor de nosotros y nos quita energía para luchar por una verdadera realización personal, emocional y
espiritual…

Atrevamos a llenar cada minuto sereno, con sesenta segundos de esfuerzo supremo… pongamos todo aquello
de lo que estamos hechos y sustenta nuestro ser… nuestra esencia depositada en los sueños con los que Dios
nos aguarda… en ello no hay pierde… en ello nunca nuestro saldo será deudor… en ello habremos sabido
grabar el sueño con paciencia y deleite al saber que la esperanza nos aguarda con su árbol lleno de frutos que
nos traerán la paz que tanto anhelamos encontrar…
Veamos en nuestro interior y al hacerlo sintamos las emociones que se gestan en el corazón y determinan que
fenómeno es el que nuestro tesoro, hoy, ha decidido anidar…

Veamos nuestro corazón y pensemos en la respuesta que le obsequiaríamos al Señor si nos pidiese que tan solo
una sonrisa se dibujara en nuestros labios, aun cuando todo gris parece…

“La esperanza que demora es tormento del corazón, mas árbol de vida en el deseo cumplido”
Prov 13. 12

“Deléitate así mismo en el Jehová, y el te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a


Jehová tu camino, confía en El, y El hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el
mediodía. Guarda silencio ante Jehová y espera en El. No te alteres con motivo del que prospera en
su camino, por el hombre que hace lo malo”

Sal 37. 4, 5, 6. 7

“Jehová me respondió y me dijo: “Escribe la visión, grábala en tablas para que pueda leerse de
corrido. Aunque la visión tarda en cumplirse, se cumplirá a su tiempo. No fallara. Aunque tarde,
espérala por que sin duda vendrá, no tardara”

Hab 2. 2-3

“Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia
prueba; y la prueba esperanza; y la esperanza no nos defrauda…”

Rom 5. 3, 4, 5

“La paz os dejo, mi paz os doy. Yo no la doy como la da el mundo No se turbe vuestro corazón, ni
tenga miedo”

Jn 14. 27

“… Y esperare pacientemente aunque la duda me atormente; yo no confió con la mente, lo hago con el
corazón… y esperare en la tormenta aunque tardare tu respuesta; yo confiare en tu providencia. Tu siempre
tienes el control…”
JAR

“…Cuando un hombre cree lo suficiente, todo posible puede ser… inclusive cambiar una estrella…”

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