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La comida para llevar adquiere más importancia a medida que las familias son menos
numerosas, es adquirida en restaurantes de comida rápida y puede tener un coste
superior a los platos congelados comprados en el supermercado. Este servicio no algo
nuevo, ya existía en el siglo XII en Londres y París. Los que popularizaron este tipo de
comidas fueron principalmente los restaurantes de pollos, como Kentucky Fried Chicken.
El primer empresario que organizó una gran cadena en Estados Unidos fue un inglés
llamado Fred Harvey, cuyo primer restaurante se inauguró en Topeka, Kansas, en el año
1876. Otro de los primeros directores de estas enormes cadenas fue John R. Thompson en
el año 1893, quien desistió de la idea del restaurante tradicional e instaló uno de los
primeros restaurantes de autoservicio del país.
El servicio de comidas para hospitales era hasta los años 50 responsabilidad única de
personas especializadas en dietética. En los grandes hospitales el director de servicio de
alimentación era un miembro de la Asociación Americana de Dietética.
Los contratos en las industrias y el negocio de los servicios alimentarios industriales son
generalmente de dos tipos: o simplemente se cobra una suma acordada por su
explotación o bien se realiza un contrato de ganancias y pérdidas. La gran mayoría de los
contratos de comedores industriales son de este último tipo.
Las que generalmente se definen como comidas preparadas son los alimentos
congelados que han sido precocinados y sólo necesitan ser calentados o descongelados
para servirlos. A principios de los años sesenta la Armour & Company y la Campbell Soup
realizaron una gran promoción para algunas comidas congeladas y preparadas. La idea
tardó mucho en popularizarse y no fue hasta mediados de los años sesenta cuando los
platos congelados empezaron a utilizarse masivamente.
El consumidos, por lo tanto, pagará más por el artículo o por lo menos le costará lo
mismo que si lo prepara en su casa. El hecho de que los alimentos hayan sido congelados
no degrada mucho su calidad. Algunos artículos incluso mejoran al ser congelados, como
por ejemplo los productos horneados.
Existen varias razones por las cuales la gente, a veces, prefiere comer fuera de casa: por
satisfacer el hambre, por necesidades sociales y para satisfacer el ego y los propios
deseos. Otros factores que influyen son básicamente la atención recibida en el
restaurante, su valor estético, el estatus y el tipo de gente que la persona espera
encontrar en él.