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Acerca de por qué no se puede destruir

la Huaca San Marcos .


Aquí una joyita publicada por un arqueólogo importante del medio, nos
brinda una explicación detallada de la importancia de la Huaca San Marcos.
Además razones de sobra para no destruirla.

Arqueólogo Joaquín Narváez

La ampliación de la Av. Venezuela efectuada por la


Municipalidad de Lima está a punto de afectar la
integridad de la Huaca San Marcos o Aramburú, la
pirámide más importante del Complejo Maranga y
uno de los monumentos arqueológicos más
trascendentes del Perú. Ya en 1924 la construcción de
esa avenida (llamada entonces "Del Progreso") cortó
una plataforma pequeña adosada al cuerpo principal
de la pirámide por el lado sur. Pero ahora la
desmesurada ampliación de la pista amenaza no sólo
la integridad del Campus Universitario de San Marcos,
sino también con demoler buena parte del
monumento arqueológico.

Al parecer, la Universidad ya acordó con la


Municipalidad de Lima no sólo ceder grandes
extensiones de su Campus sino también permitir la
demolición de parte importante de la Huaca.
Volvemos por lo tanto, a asistir al lamentable
espectáculo de la destrucción oficial del Patrimonio
Arqueológico del Perú, tal y como lo vimos entre 1993
y 1994 durante la remodelación del Estadio de San
Marcos y el caso de la Huaca Concha. Y todo con la
lamentable complicidad de autoridades que más bien
deberían velar por su conservación.

Durante los periodos Intermedio Temprano y la Época


1 del Horizonte Medio Maranga fue el centro urbano
más grande de la costa central, superando en
dimensiones e importancia a otros grandes centros
contemporáneos como Cajamarquilla o Pachacámac.
Durante la Época 2 del Horizonte Medio fue Maranga,
y en particular la Huaca San Marcos y no
Cajamarquilla, el principal establecimiento del valle de
la Costa Central. Su importancia durante esta época
está evidenciada no solo por las extensas
remodelaciones arquitectónicas de este periodo en el
monumento sino también por el hallazgo de diversos
artefactos como un quipu Horizonte Medio, elemento
de contabilidad administrativa por excelencia durante
el Imperio del Tahuantinsuyu, pero al menos 500
años más antiguo.

La Huaca San Marcos con sus 33m de alto, 150m de


ancho y 350m de longitud es una edificación
formidable, una de las construcciones precolombinas
más grandes del Nuevo Mundo comparable en
importancia y monumentalidad con la Huaca del Sol
en el valle de Moche, la pirámide Akapana de
Tiahuanaco, el Templo de la Serpiente Bicéfala de
Tikal en Guatemala, la Pirámide del Sol de
Teotihuacan en México o el Monk Mound de Cahokia
en los Estados Unidos. La apariencia terrosa que
ostenta es algo superficial, producto del intemperismo
y el desplome de sus construcciones exteriores. Al
retirar los escombros sale a relucir una espectacular
arquitectura hecha principalmente con pequeños
adobes. Grandes recintos se encuentran en su interior
con paredes pintadas de color amarillo y postes de
huarango y molle destinados a soportar techos,
plataformas con rampas de acceso, banquetas,
escalinatas, recintos con grandes vasijas polícromas
para almacenar diversos productos, largos pasadizos
algunos en zig-zag que conectan los diferentes
ambientes, son evidencia arquitectura de gran
complejidad e intenso uso.

Asimismo, la Huaca San Marcos alberga en su interior


muestras artesanales de gran calidad y única
iconografía. Vasijas con diseños de volutas, triángulos
y círculos concéntricos propios de la cultura Lima;
vasijas escultóricas policromas del estilo Nievería del
Horizonte Medio; mates pirograbados de la época 2
del Horizonte Medio de una iconografía sorprendente
y única además de esculturas líticas, objetos
metálicos y artesanía en concha spondylus traídas de
los mares tropicales del Ecuador y plumería de aves
amazónicas.

Quipu Horizonte Medio de la Huaca San Marcos.

Durante el Horizonte Tardío, la Huaca San Marcos se


convirtió en un gran cementerio de la cultura Ychsma.
Numerosos entierros han podido ser descubiertos en
diversos sectores especialmente las plataformas del
lado oeste. Fardos funerarios con mantos envoltorios
y vasijas de gran calidad artística acompañan dichos
entierros.
Esas son las razones por las cuales es imperioso
conservar la pirámide en la integridad que posee en la
actualidad. No es cualquier montón de tierra que se
pueda tirar abajo. Existen muy altos principios
propios de nuestra identidad como nación que tiene
que estar siempre por delante. Además tenemos una
gran responsabilidad ante el mundo como país
civilizado que alberga uno de los patrimonios
arqueológicos más ricos de la humanidad. Así como a
nosotros como peruanos nos dolería enterarnos que el
Partenón de Atenas o la Pirámide Gizeh fueran
destruidas para pasar una avenida, gente de todo el
mundo también sentiría rabia y frustración al saber
que una de las principales edificaciones arqueológicas
del área Andina fue echada abajo. Y es que la
Huaca San Marcos no es una desconocida para
el mundo cultural y científico internacional.
Numerosos estudios y publicaciones sobre esta
pirámide redactados en varios idiomas han sido
hechos desde el siglo XIX. Investigadores como Ernts
Middendorf, Max Uhle, Jacinto Jijón y Caamaño y
Alfred Kroeber trabajaron en el lugar. Véase la
recopilación bibliográfica al final para tener una idea
de la trascendencia del monumento.

En ese sentido, si la Huaca San Marcos es


destruida, ¿con que autoridad moral podemos,
por ejemplo, seguir presentándonos frente a la
Universidad de Yale a reclamar la colección de
Machu Picchu si por un lado nos declaramos
preocupados por el retorno de la colección
asegurando que podemos conservarla en
excelentes condiciones y por el otro destruimos
uno de los monumentos arqueológicos más
importantes del país? ¿Se acuerdan de los jóvenes
chilenos que fueron encarcelados por pintar un muro
Inca en la ciudad del Cuzco? ¿Qué país es aquel que
encarcela a unos sujetos por pintar un muro pero por
sin embargo puede demoler oficialmente una
pirámide? Después de la destrucción de la Huaca San
Marcos si alguien afirma que la severidad con la que
fueron tratados los chilenos fue más por ser chilenos
que por la defensa del Patrimonio Cultural del Perú,
creo que no le faltará razón. Ese es el problema de la
doble moral y la inconsecuencia.

Ni el alcalde de Lima ni el rector de la


Universidad San Marcos ni la directora nacional
del INC tienen autoridad alguna para tirarse

abajo una construcción de tanta importancia .Y


es que las personas pasan y el país continúa y
nuestros descendientes de aquí a cincuenta, cien,
doscientos años o más tienen todo el derecho de
disfrutar de los beneficios que otorga el tener un
patrimonio arqueológico de la trascendencia que
tenemos ahora. Es nuestro deber generacional
conservarlo y garantizar su existencia hacia el futuro.
Espero, en verdad, que el tan errado y dañino
concepto de modernidad snob, que consiste en
magnificar lo nuevo sólo por nuevo y despreciar lo
antiguo sólo porque es antiguo no se imponga está
vez como se impuso en el pasado reciente como
durante el caso de la Huaca Concha cuya destrucción
fue promovida y amparada por la dictadura
Fujimontesinista bajo la complicidad de quienes
entonces dirigían al INC y la Universidad San Marcos.
Y sólo para remodelar el estadio de la Universidad
que terminó siendo un elefante blanco que sabíamos
todos nunca podría ser usado en la magnitud que se
planificó ¿Qué clase de democracia habremos ganado
entonces?, ¿Cómo podremos concebirnos a nosotros
mismos como un país civilizado si construimos
nuestro "progreso" como unos bárbaros sin educación
despreciando los más genuino e importante de
nuestra cultura? Ya quisieran otros países tener las
joyas arqueológicas que tenemos nosotros, joyas que
podrían constituirse incluso en grande polos de
atracción turística ¿Pero que hacemos los peruanos?
Las destruimos.

En la mayoría de los casos cuando una obra moderna


interfiere con la conservación de un sitio
arqueológico, generalmente se menosprecia el sitio y
no se alteran los planes originales, sólo porque
costaría un poco más hacerlo y porque tomaría más
tiempo. En el fondo, si existiese la decisión, se
podría armonizar la conservación del patrimonio
arqueológico con el desarrollo de
construcciones modernas sin vernos envueltos
en conflictos como el que tenemos ahora entre
manos.

Y no es que los arqueólogos nos opongamos al


progreso o a la construcción de infraestructura
necesaria para la ciudad solo por proteger sitios
arqueológicos. De lo que se trata es de congeniar las
dos cosas. Esta aclaración es necesaria ya que no
faltará un necio que pretenda acusar a los
arqueólogos de vivir en el pasado y de oponerse al
progreso. Retrógrados serán más bien quienes se
resistan a invertir un poco más en modificar la obra
de tal forma que se garantice la conservación de la
Huaca San Marcos. Pero el problema está cuando
nos topamos con un alcalde y un rector que
consideran más importante el asfalto que una
casa de estudios o un monumento arqueológico.

La ampliación de la Avenida Venezuela no puede


ser realizarse a costa de una edificación de la
importancia de la Huaca San Marcos. Aún
estamos a tiempo para impedir semejante
despropósito. Debemos ser firmes en exigir que no
se la afecte y que no se efectúe en ella ningún
supuesto trabajo de "rescate" bajo la lamentable
complicidad de algún colega que considere más
importante ganar unos soles que el alto principio de
la conservación del patrimonio arqueológico del Perú.
Un proyecto de "rescate" para lo único que serviría
sería para oficializar la destrucción del monumento. Y
es que si bien es cierto que hay cosas que pueden
rescatarse para dar paso a una obra de gran
necesidad, hay otras que no ¿Cómo se "rescata" una
Eso,
pirámide como la Huaca San Marcos?
simplemente, no se puede hacer.
Joaquín

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