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No es posible
hallar una verdadera interpretación de la masonería si no se relaciona su sistema,
estrechamente con el proceso evolutivo de la humanidad.
Esta integración exige disciplina, ejercitar, desarrollar y controlar los tres aspectos
(físico, emocional y metal) de nuestra personalidad para lograr un domino
completo sobre ellos, de manera que ninguno de los tres predomine, haciéndonos
perder el equilibrio.
De ahí que la disciplina sea la principal característica de este grado. Esta etapa
evolutiva corresponde, por analogía, a la del análisis de tendencias opuestas y
luchas dentro de sí, para coordinarlas e integrarlas gradualmente en un todo
armónico que permita la captación y transmisión de la luz superior en nosotros, sin
distorsionarla.
El grado de aprendiz tiene por objeto sembrar la duda filosófica en el espíritu del
Iniciado, acerca de todas las materias que no ha analizando por sí mismo; la
diferencia que existe entre el bien y el mal, la virtud y el vicio, así como la
necesidad de su constante depuración para que se esfuerce en salir de la
esclavitud en que vive y reconquiste su propia dignidad, estudiando
incesantemente lo relativo a sus responsabilidades con respecto a Dios, a sus
semejantes y a sí mismo, impulsándolo además a desentrañar la verdad, libre de
preocupaciones.
Al hermano que tiene los merecimientos para ser admitido en la Segunda Cámara
de una Logia, se le concede aumento de salario y así se le denomina también a
la ceremonia de su recepción.
La Estrella Flamígera es de cinco puntas y tiene una “G” en el centro. Este astro
místico de la razón ilumina al Compañero, ayudándole con su luz inextinguible a
disipar las tinieblas de la ignorancia. También simboliza el conocimiento del
hombre, hacía donde se dirigen los estudios en el Segundo Grado.
Este proceso de integración como se ve, conduce a esferas cada vez más amplias
de luz y comprensión, acercando al hombre, gradualmente, a la liberación de las
limitaciones que son propias de la oscuridad en que vive; liberación que, para el
mundo material, equivale a la muerte, pero que, para el mundo interno del espíritu
es la vida.
El Grado de Maestro exhibe a un hombre capacitado para hacer bien las cosas,
para errar menos en su trabajo, por lo que deberá poseer un caudal cultural
suficiente para enfrentarse a los problemas de la vida, con tanto interés por los
propios como por los ajenos. La simbólica piedra bruta debe estar ya labrada con
eficiencia y constancia, fundada en la calidad humana y en la filosofía del bien
para todos.
La palabra Maestro que deviene del latín MAGISTER. Se conoce con este nombre
al que enseña una ciencia, arte, oficio y especialmente las primeras letras;
además, al que es perito en una materia. Se llama efectivamente Maestro a aquel
que es Magis, o sea más sabio y justo. También es el título que se da al Tercer
Grado en el simbolismo de casi todos los Ritos conocidos, en el que prepara al
Masón con conocimientos especiales para entrar en la verdadera misión filosófica
y progresiva de la Orden.
Los trabajos de la Cámara del Medio tienen por objeto demostrar al Maestro
Masón, que la vida y la muerte como principio y fin de cuanto existe, son el
producto de la generación. Que la inteligencia constituye y distingue al hombre y
que para conservar su integridad, deberá resistir siempre, en cualquier
circunstancia y con todas sus fuerzas, los ataques de los enemigos del progreso:
la ignorancia, la hipocresía y la ambición.
CONCLUSIONES
Hemos visto, que la iniciación masónica conlleva tres fases sucesivas, tres grados,
los cuales representan precisamente estas tres fases. Los tres grados simbólicos
describen, en su conjunto, el ciclo completo de la iniciación. De hecho, sin
embargo, siendo que la iniciación masónica es simbólica, los masones que ella
forma no son más que el símbolo de los verdaderos masones, puesto que allí se
indica simplemente el programa de las operaciones que aquéllos deberán realizar
para alcanzar la iniciación efectiva.
El método para llegar al objetivo de integración que marca cada grado, en lo que
respecta al sistema masónico, representan las tres etapas de la evolución humana
y constituye una característica de todos los tiempos para todos los hombres en
todas partes. Se hallan confirmadas por los conocimientos esotéricos de todas las
épocas. En la masonería estos tres grados son solo simbólicos. Hay muchos
masones que ostentan el tercer grado, el de maestro y que apenas están en los
primeros peldaños del grado de aprendiz en la escala evolutiva. Hay, así mismo,
aprendices que, en realidad, son maestros. En el verdadero sentido de la palabra.
Es Cuanto.
Ernesto Márquez, M∴M∴
Valle de Caracas, 13 de febrero de 2006 (e∴v∴)