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Ahora bien, Juárez también tiene sus detractores. Dice Krauze que “es cierto
que todavía a mediados del siglo XX la historia que se profesaba en muchos colegios
católicos describía al burrito Juárez quemándose en el infierno, pero esa animosidad le
hizo a Juárez lo que el viento: nada, o casi nada”1. Quisiéramos en este breve ensayo
responder la siguiente pregunta: ¿fue Juárez el principal ideólogo y político en el
desarrollo de facto de la separación Iglesia–Estado? A primera vista eso es lo que
parece, y aquí pretendemos confirmar o minimizar las teorías.
Así como afirma Krauze que necesitamos a Juárez para entender la Reforma,
también dice que Ralph Roeder ha escrito la mejor biografía moderna del oaxaqueño.
Roeder será una fuente importante en este apartado.
Roeder aclara que esta convivencia pacífica no implicaba una aceptación clara
y llana sobre ese tipo de relaciones. Los gobernantes tenían que trabajar con la Iglesia
debido a la gran influencia social que tenía. La Iglesia también ponía de su parte en
hacer de estas relaciones algo pacífico y constructivo:
“En todo lo que se ha publicado bajo la firma de Juárez desde que nació
hasta 1859 no hay una palabra que pruebe que su pensamiento
proyectaba grandes transformaciones… No hay nada que pruebe en él
ideas de revolucionario, temperamento de reformador, filosofía de
misionero de alguna gran causa que debiera imponerse a su país por
medio de rayos y centellas…”4.
Cuando Santa Anna cae, Juárez vuelve al país y entra a formar parte del
gabinete del presidente Juan Álvarez. Éste renuncia al poco tiempo y queda
Comonfort de presidente. Pero a Juárez ya no lo detendría nadie. El plan ya estaba
hecho:
“El artículo 42 de esa ley suprimió los tribunales especiales, excepto los
eclesiásticos y los militares. Los primeros cesarían de conocer en los
negocios civiles y continuarían conociendo de los delitos comunes de los
individuos de su fuero, mientras se expedía una ley que arreglara ese
4
Ibíd., p. 124.
5
Loc. Cit.
6
Cf. Henestrosa, Andrés. Nacer para Estatua. En: “Letras Libres”, Número 29, México, 2001, p.
63.
7
Salmerón Sanginés, Pedro. En: http://www.inehrm.gob.mx/pdf/benito_juarez09.pdf
8
Hamnet, Brian. Imagen, Método, Trascendencia. En: “Letras Libres”, Número 29, México,
2001, p. 13.
punto”9.
“Se vio desde luego que [la Constitución] era reprobada por todos, por el
mismo Comonfort, por los liberales moderados y aun por algunos rojos que
secundaron y hasta promovieron el llamado Golpe de Estado de
Comonfort; y aun por el mismo Juárez en su convocatoria de 1867; por el
Partido Conservador y por la sociedad mexicana en masa”12.
Henestrosa explica que Juárez no quería acabar con la Iglesia sino con la
influencia del Clero en el Estado: “¿No dijo él que el pueblo mexicano, sin otra ayuda
que su fe en las ideas del siglo, abatió el coloso clerical, dejando intacta la religión?” 14.
A Juárez no lo terminamos de entender porque los vítores y las críticas están casi al
mismo nivel. Sin embargo, podemos afirmar que logró esa separación deseada por
Mora.
9
González Navarro, Moisés. La Ley Juárez. Colegio de México, México, 2005. Dice el autor:
“Este artículo forma parte del capítulo 2, ‘La Ley Juárez’, del tomo II, 1854-1861, de mi libro
Benito Juárez, de próxima aparición”.
10
Loc. Cit.
11
Roeder, Op. Cit., p. 212.
12
Ibíd., p. 54.
13
Loc. Cit.
14
Henestrosa, Op. Cit., p. 65.