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Modulo IV
DE LA PALABRA AL HABLA
(nociones de homilética: el don de comunicar)
INDICE
¿QUÉ ES LA HOMILÉTICA?.....................................................................................3
EJERCICIOS DE PREDICACION...........................................................................23
DIEZ RECOMENDACIONES.................................................................................24
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¿QUÉ ES LA HOMILÉTICA?1
La homilética forma parte de la teología práctica, igual que la catequética, la
poiménica, la liturgia, etc.
La palabra homilética viene del verbo griego (homilein) que significa “discutir,
conversar”, refiriéndose sobre todo al relato de los discípulos de Emaus (Lucas
24:15) donde aparece que “mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se
acercó y comenzó a caminar con ellos” , significa también “hablar con alguien”
(Hechos 24:26), o “hablar, discutir” (después de partir el pan - Hechos 20:11)
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Cf. “Siervo de la Palabra”, manual de homilética, de Cristophe Zenses.
ISEDET/EDUCAB, Buenos Aires, s.d.
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La homilética como materia de estudio teológico apareció a fines del siglo XVII
(sobre todo con la influencia del pietismo), para diferenciar cuando se trata de la
enseñanza teológica propiamente dicha o de la edificación comunitaria y espiritual,
o sea para diferenciar la explicación de la edificación.
Con la homilética se trata de saber lo que estoy haciendo cuando predico, más
que como hacerlo; de una formulación sobre la responsabilidad del predicador,
más que de un entrenamiento.
En uno de sus textos, el pastor Dagoberto Ramírez2 definía así estos conceptos y
los pasos que cada uno de ellos implicaba:
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Los dos párrafos siguientes están tomados del texto que pertenece al autor indicado:
Hermenéutica Biblia; la palabra de nuestro Dios permanece para siempre. Santiago,
CTE de Chile, enero de 2002.-
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e) De qué modo el texto nos abre los ojos a la realidad en que vivimos y
orienta nuestras decisiones, nuestras acciones.
f) Dialogar acerca de cómo, a partir del mensaje del texto podemos nosotros
hoy, descubrir el plan de Dios y participar con Jesucristo en la
proclamación del reino de Dios.
Para realizar este proceso, el creyente, sea pastor o laico, tendrá que entrar a
depender de algunos recursos que les serán necesarios, cada vez que tenga la
tarea de exhortar la Palabra. Considero que estos recursos son:
“VEN Y SIGUEME”
Si el sermón es una fiesta o un banquete, ejemplo que Jesús uso mucho para
describir el evangelio, en el que ambos, el predicador y el oyente, participan y
actúan, el rol del predicador, por lo tanto, es ir adonde está el oyente e invitarle a
“entrar” en el mensaje.
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Cf. Ibid. Siervo de la Palabra.
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Para clarificar todo lo posible la estructura del mensaje hay que distinguir bien
esos dos pasos:
Muy a menudo ocurre que esos dos pasos no se distinguen quizá porque ni
siquiera se formularon previamente aquellas dos preguntas, perjudicando así la
claridad del mensaje.
Esas dos preguntas pueden parecer asombrosamente obvias, sin embargo vale la
pena explicar más detalladamente lo que implican como exigencias previas a la
construcción del mensaje.
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Sin embargo a fin de no imponer al texto nuestras ideas o prejuicios sino más bien
para dejar que el texto los aclare o corrija según el caso, en la búsqueda de lo que
quiere decir el texto, necesito una exégesis cuidadosa. Por lo tanto y mediante un
estudio cuidadoso, el encuentro de mi intuición con el sentido real del texto será lo
que dictara lo que tengo que decir.
Puede ser que surjan muchas ideas mezcladas, que se “amontonen” muchas
reflexiones en diversas direcciones: ¡que se amontonen! Quizás se formará algo
así como una “masa” informe de datos diversos alrededor del texto estudiado.
Sin embargo no podremos utilizar todo ya que podrán aparecer ideas correctas
pero que van en direcciones distintas, o que no son adecuadas para la situación
que vivimos o que vive la comunidad en ese momento. En una predicación no se
puede hablar de todo al mismo tiempo.
Par definir este criterio tendremos que formular, de la manera más adecuada
posible, la “idea base” (¡preferiblemente UNA SOLA!) de nuestra predicación, o
sea lo que queremos decir.
Esta idea base será la espina dorsal de todo el mensaje dándole sentido, esto es:
una orientación que permitirá elegir una idea y no otra, una temática, un “invento
creativo”, una cita y no otra.
Este paso previo, a veces difícil de lograr, tiene que llevarnos al imperativo de
decir algo importante como si fuera una “urgencia profética”…El aburrimiento en la
preparación significa indefectiblemente el aburrimiento del oyente.
Cualquiera sea la arquitectura del discurso, lo primero que hay que buscar en la
construcción es la unidad. Tengo que eliminar u ordenar elementos de la “masa” a
favor de la unidad. El ritmo, el desarrollo, el estilo o la tonalidad de una predicación
no se encuentran en el púlpito sino más bien sobre la mesa de trabajo. Ese es el
lugar en que creamos la “partitura” de lo que se interpretara el domingo, desde el
púlpito. Por eso, como en la composición de una partitura, es preferible escribir
todo. Ejecutar la partitura no es reproducirla mecánicamente; una obra musical se
interpreta. .
Una manera idónea para lograr la unidad es buscar con la mayor precisión
posible, el propósito o la intensión del mensaje antes de pensar en la arquitectura
del discurso: elaborar otro “filtro” que acompañará todo el proceso de preparación.
Con frases claves elaboradas lo que será la” brújula” durante la preparación.
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Referencia exacta del texto bíblico elegido. Por ejemplo: Lucas 10:25-37.
4.- OPCIÓN:
Opción temática que hice yo sobre la base de mi estudio y de la reflexión del texto
sobre su significación hoy. Subrayar una constante en la Biblia: los cabecitas
negras a menudo son presentados como modelos de fe en oposición a los
profesionales del templo.
5.- INTENSIÓN:
Actualizado mi opción temática: ¿a dónde quiero llegar hoy con los oyentes?
6.- TITULO:
b. Favorecer la escucha
Una predicación puede surgir del estudio profundo de un texto bíblico o puede ser
una reflexión sistemática teológicamente irreprochable. Esto no significa, sin
embargo, que promueva su audición.
“¡El Señor está cerca! Su proximidad determina ya, ahora, la vida de los que creen
en Él y la llena de alegría. Por eso dice:¡alégrense en el Señor! La alegría que nos
viene del Señor no se rompe con nuestras preocupaciones o problemas de la vida
cotidiana sino, más bien los supera.
Si fuera un texto destinado a ser leído, el lector tendría la posibilidad de releer una
frase, volver atrás, reflexionar antes de seguir.
Una predicación que tiene una gran concentración de información temática nueva
carece de la necesaria redundancia y no es digerible para el oyente. Esto
podemos ejemplificarlo así:
_________»_________________»___________»______________»__________
+ + + + + + +
El oyente recibe una, dos o tres informaciones pero solo eso. Las ideas no están
ligadas entre sí, por lo tanto no hay invitación a seguir una estructura o dinámica
determinada.
Lo contrario del ejemplo precedente ocurre cuando no hay sucesión clara de las
ideas y las informaciones no están suficientemente destacadas.
Se puede transmitir esta información con pocas y precisas palabras. Sin embargo
para permitir una mayor recepción y “elaboración” de la noticia es preciso
describir las circunstancias del atentado. La televisión produce la redundancia
insertando imágenes: se muestra el lugar, los escombros, se entrevista un
bombero, un vecino, etc.…
Imágenes, narraciones, citas y hasta objetos concretos son medios que sirven
para incluir la redundancia en la predicación.
Muy a menudo el texto bíblico mismo nos sugiere una trama narrativa que pueda
“continuarse “en la predicación en lugar de abandonarla entrando directamente en
un desarrollo dogmático, como por ejemplo:
Lo que Jesús cuenta aquí, con la parábola del buen samaritano significa para
nosotros tres cosas: 1……………..2…………….3…………………..
c. Modelos de estructura.
¡ADVERTENCIA!
Las propuestas que se presentan aquí tampoco son un listado completo de todas
las estructuras posibles. Son los estilos de estructuras más frecuentemente
utilizados.
Por otra parte, el control del bosquejo con un modelo permite al predicador
observar si la carga de información que propone es demasiado densa y pesada.
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Por ejemplo si constata que hay más de tres puntos o ideas centrales, o que la
conclusión es demasiado breve y queda truncada, deberá corregirlo. De lo
contrario los oyentes quedan con preguntas sin respuestas, con promesas
incumplidas o cumplidas a media.
Modelos de Estructura:
Estos términos conocidos por los hermanos y por la iglesia tienen un sentido muy
particular. Pueden significar una cosa distinta para quienes los escuchan por
primera vez, porque en otro contexto –el secular- tienen un sentido diferente o son
palabras poco usuales en el lenguaje diario.
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Esta sección está tomada de: “Homilética”, de los autores: Tjeerd de Boer y revdo.
Manuel Hernández. Santiago, CTE de Chile, s.d.
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2.1. Se ha mencionado que, en primer lugar, se debe fijar el objetivo del sermón: el
cual nace después de la observación de la situación real de la congregación, su
testimonios en relación con el medio (país, ciudad, población) donde la
congregación está establecida.
2.2. Luego de una profunda meditación, el Señor nos guiara en el estudio del
pasaje bíblico que hemos seleccionado y que sirve al propósito del sermón.
Este pasaje debe leerse varias veces, en sus capítulos anteriores y posteriores a
él – cuando sea el caso – de tal forma, que se comprenda en qué contexto el
escritor bíblico sitúa las palabras elegidas. Si tuviéramos a nuestro alcance otras
versiones de la Biblia, es recomendable leerlas, porque nos pueden dar más luz
sobre el personaje escogido.
El comentario nos dará muchas luces, pero debemos tener en cuenta que lo que
el comentario dice no es el sermón, porque la tarea del comentarista a decir “yo
creo que…”. El error de muchos predicadores es colocarse como ejemplo y no
dejar que el Señor sea el ejemplo por excelencia.
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2.5. El predicador debe pensar muy bien como comenzar el sermón, porque de
esto depende que el público siga con atención la exposición; pero también debe
saber muy bien, cuándo y cómo debe terminar para no desvirtuar el propósito del
mensaje.
La lectura bíblica, previa al sermón, debe ser hecha reflexivamente, con buena
dicción – pronunciar correctamente las palabras- y estudiar el significado de éstas
(esto se puede lograr teniendo un diccionario a la mano). En la lectura, se debe
hacer énfasis a determinadas expresiones que se quiere hacer resaltar, siempre
que el texto lo permita. Se debe respetar la puntuación, porque esto ayudará a la
congregación al mejor entendimiento del párrafo y del texto.
Preferentemente, hay que buscar lectoras relativamente cortas, que permitan a los
que escuchan retener en sus memorias el contenido de lo leído.
En síntesis, la introducción debe ser “justa” para que despierte el interés y para
que no desanime al auditorio.
El cuerpo del sermón debe tener tres o cuatro puntos centrales. Esto es relativo,
porque puede tener más; los que se van ordenando, de tal manera, que al
comienzo se anuncie lo más evidente hasta culminar con los argumentos
fundamentales e implícitos en el texto. Es bueno que la congregación tenga la casi
seguridad que con el segundo o tercer punto del cuerpo del sermón ya está todo
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3.4.-La conclusión.
EJERCICIOS DE PREDICACION
El participante podrá tomar cualquiera de los siguientes textos bíblicos, aplicar en
el la estructura que hemos propuesto en este material y posteriormente presentar
su resultado en unos 5mn.
Génesis 1:26
Salmo 8
Salmo 23
Salmo 51
Jeremías 1: 1-9
Mateo 5: 14-16
Romanos 1: 16-17
II Corintios 3: 7-12
Filipenses 2: 5-11
1 Tesalonicenses 4: 13-18
Apocalipsis 3: 14-22
DIEZ RECOMENDACIONES
En esta sección queremos referirnos, de modo resumido, a una serie de
cuestiones practicas que tienen que ver con la predicación, las cuales sin duda
deben ser evaluadas según cada circunstancia. No se trata de indicaciones con
fuerza de ley, sino más bien orientaciones o referencias.
c) Uso del leccionario. Es recomendable el uso del leccionario, ello nos insta
a ir a la Palabra no necesariamente en aquellas partes que nos son más
cómodas y nos desafía a asumir textos nuevos. Además, se entiende que el
leccionario permite una secuencia armónica con diferentes textos que
conjugan la historia de la salvación. No obstante, podrán haber ocasiones
especiales en donde se deba tener flexibilidad con el uso del leccionario y
tomar otro texto, por tratarse de una ocasión especial o algún imprevisto.
cuándo deberá usar frases largas o cuando deberá ser directo en sus
dichos. Ello indica que la predicación no puede ser algo plano, el predicador
tendrá que variar en la intensidad de su palabra según el énfasis temático
que tenga o según la atmosfera que perciba en el auditorium donde se
encuentra.