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Ministerio juvenil “Guerreros de luz”

Reflexiones juveniles

EL DINERO Y SU ENFOQUE BIBLICO

Querido joven, es una alegría poder estudiar sobre los temas que nos interesan y
que muchas veces nos quitan el sueño y dime la verdad, ¿cuántas veces no has
podido dormir pensando en cómo ganar más dinero o cómo harás para pagar tus
deudas?.

Sí, nuestro tema hoy es el dinero y su enfoque bíblico. Si has leído nuestros
estudios anteriores recordarás que algo hemos comentado al referirnos a la
elección del trabajo y el propósito que debemos perseguir en esta vida, pero el
tema es tan basto, y los engaños que se ocultan detrás del materialismo son tan
funestos que vale la pena que nos sentemos a conversar un poquito más. Siempre
escucharás decir que es muy saludable tener metas en la vida y que toda vida con
despropósito va rumbo al fracaso, pero lo cierto también es que existen metas
peligrosas que de no ser alcanzadas hunden al hombre en un amargo sentimiento
de fracaso pero que por otro lado, si las alcanzas, como una espina oculta en la
rosa te puede herir con heridas que sangren de por vida. Lo cierto es que muchas
de esas metas no son realmente necesarias y podemos encontrarnos corriendo
detrás de una utopía sin sentido.

Vivimos en un mundo donde constantemente somos asediados por los medios


masivos de comunicación a tener y tener cada vez más. La sociedad consumista en
la que nacemos y nos desarrollamos nos sumerge casi sin permiso en la locura del
"tener para ser", sí, si no tienes no vales en el mundo de hoy. Bajo este "Slogan"
intentan sobrevivir millones y millones de personas en este planeta dentro de los
cuales tal vez te encuentres tu. Crees que si pudieras conseguir esto o aquello
alcanzarías la verdadera felicidad y cuando lo alcanzas, te das cuenta que en
realidad eso no te satisface y necesitas más.

Y esa ecuación se va repitiendo vez tras vez sumiéndote así en la depresión


consecuente de una insatisfacción crónica. No podemos tratar con profundidad el
tema de nuestra significación hasta que comprendamos con cuánta facilidad nos
seduce la locura de poseer más. Como un espejismo en el desierto, nuestra sed de
tener más puede llevarnos a tener fantasías de significación alejadas de Dios. La
obsesión por poseer más puede distorsionar todos los aspectos de nuestras vidas,
desde las relaciones hasta la familia. Este anhelo es seducido por oportunidades
que nos rodean cada día.

Hoy consideramos como necesidades básicas muchas cosas que en la generación


pasada no existían o no eran puestas como metas a no ser sólo para una elite muy
selecta. Avances tecnológicos de última generación, mayor confort y sistema de
comunicación a la velocidad de la luz, hoy son presentadas como necesidades
primarias. Pero ¿son realmente necesarias para la vida o hemos creído la mentira
que data desde el Edén que si alcanzáramos esto o aquello seríamos como Dios?. Al
fin y al cabo, Adán y Eva quisieron su pedazo de pastel teniendo la oportunidad de
disfrutar al Creador cara a cara y perdieron así la verdadera óptica. Aún el cristiano
no está exento de caer en este engaño de la significación y de ahí la masiva
aparición de herejes que "conquistan" los corazones ambiciosos de miles de
creyentes prometiéndole prosperidad a cambio de fe.

Claro que previo a esta fe el creyente debe aportar su "semilla de la fe" para luego
ver sus frutos y así los únicos que se benefician son los astutos herejes. En Lucas
12:13, tenemos a un hombre que tuvo la oportunidad de tener al mismo Hijo de
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Dios frente a sí para poder hablarle de los aspectos y necesidades realmente


importantes de la vida y sin embargo desaprovechó esa ocasión diciéndole:
"Maestro, di a mi hermano que parta con migo la herencia". ¡Tenía la atención
completa del Señor y la desaprovechó!.

Este hombre es una metáfora sempiterna de la obsesión por el consumo, una


fuerza muy poderosa que reside en todos nosotros. El también quiso sólo su
"pedazo de pastel". ¿No te trae recuerdos de la infancia esta última frase?. Es que
el deseo de poseer más y más en una actitud egoísta es innato del ser humano.
Pero el relato bíblico continúa y nos encontramos con la respuesta del maestro a
esta vida fuera de foco y es justamente una exhortación a reenfocar la
significación: "Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee" (V:15). Luego continuó
demostrando el contraste entre la locura de poseer más y los valores de la
eternidad: También les refirió una parábola, diciendo: la heredad de un hombre rico
había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no
tengo donde guardar mis frutos?. Y dijo: Esto haré: Derribaré mis graneros, y los
edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes y diré a mi alma:
alma, muchos bienes tienes acumulados para muchos años, repósate, come, bebe,
regocíjate.

Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto,
¿de quién será?. Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios (Lucas
12:16-21). Tendríamos que estar horas sacando lecciones actuales de esta
experiencia ocurrida hace ya 2000 años, pero quiero resaltar la repetición de
pronombres personales de parte de este sabio economista pero necio para con
Dios. Fíjate: qué haré, mis frutos, mis graneros, mis bienes, mi alma, el gran error
de este hombre fue el de pensar que el era dueño y señor de sus posesiones, su
vida y aún el destino eterno de su alma y además pensó que saciaría los problemas
del alma con la provisión de riquezas terrenales al decir: alma come y bebe.

El alma no tiene sed ni hambre, de la misma manera no podemos pretender


conseguir la paz interior, la satisfacción en la vida ni la significación verdadera si
nos abocamos a la necia tarea de acumular riquezas como única meta. Si
analizamos un poco más a fondo estos asuntos esenciales del ser humano tenemos
que decir que en realidad ese deseo de alcanzar más fue puesto por Dios en el
corazón del hombre y por lo tanto no es inherentemente malo sólo que está mal
enfocado.

Si canalizáramos correctamente ese deseo en tener más de Dios y de su palabra o


en alcanzar más almas perdidas para Cristo recuperaríamos nuestra identidad
perdida y descubriríamos la verdadera satisfacción en la vida que es invertir para la
eternidad. Si analizamos el consejo que el apóstol Pablo le deja como legado a su
hijo espiritual Timoteo en la 2da carta 6:6-19, vemos que en los últimos dos
versículos da una exhortación a aquellos que tienen riquezas y dice: "que hagan
bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí
buen fundamento en lo porvenir", confirmando así lo que venimos diciendo acerca
de reenfocar mi ambición tras una causa noble.

En los primeros versículos, el apóstol da un enunciado sobre el contentamiento y


quisiera terminar invitándote a que consideres sobre el respecto. "...así que
teniendo sustento y abrigo estemos contentos con esto" (v.8). Recuerda: no es
más rico el que más tiene sino el que menos necesita.

No caigas en la trampa del diablo con la que ha hecho perder el verdadero sentido
de la vida a millones de personas desde los anales de la creación, disfruta lo que
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tienes. Si Dios te abre la puerta para un progreso material avanza pero con
precaución, sin perder de vista el verdadero propósito, no sea que lo que posees
comience a poseerte y caigas en el "lazo del diablo". Trabaja para tus necesidades
personales y las de tu familia y que no te quite el sueño si tu vecino cambió su
automóvil a un modelo mejor y tu no, o si no puedes comprar el último producto
que están presentando en la TV. aunque te lo presenten como una "verdadera
necesidad". Cuenta la historia griega que cierto día se presento el gran Alejandro
Magno ante el sabio Aristóteles quien vivía recluido en una cueva, y atraído por su
sabiduría le propuso que pidiera todo cuanto quisiera que el se lo daría, ante lo cual
Aristóteles respondió: quisiera que se corra hacia un lado porque me está tapando
el sol.

Él era rico con lo que tenía. Obvio que con esto no estoy diciendo que todos
debemos abandonar nuestros trabajo e irnos a vivir en una cueva porque
tendríamos serio problemas especialmente con nuestras esposas, pero la
exhortación apela a estar atento ante la codicia y la ambición sabiendo que: "Los
que tienen como única meta en la vida enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero el cual codiciando
algunos se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores.

"Más tu, Ho hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la
fe, el amor la paciencia, la mansedumbre." (2da de Timoteo 6:9-11). ¡Hasta el
próximo estudio!.

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