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Ministerio juvenil “Guerreros de luz”

Reflexiones juveniles

HABLAR Y CALLAR

Querido joven, otra vez nos encontramos para desarrollar temas referentes a la
vida de congregación. Somos consientes que la convivencia en todas las áreas de la
vida no es fácil y la iglesia es un cuerpo compuesto por seres humanos con
naturaleza adámica aún y alguien dijo con gran acierto: personas = problemas.

Por eso ambos sabemos que los problemas de relación en la iglesia existen y
seguirán existiendo hasta que el Señor venga a levantar a "Su" iglesia de este
suelo. Estuvimos viendo algo sobre la UNIDAD de la iglesia y la responsabilidad que
como miembros tenemos de protegerla y guardarla. Lo enfocamos desde la basa
bíblica-doctrinal y vimos cómo es indispensable la correcta comunión con Dios y
una adecuada relación con su Espíritu para desarrollar correctamente nuestro rol.
Un tema que no podemos dejar de exponer al hablar de interrelaciones es el control
de tu lengua. Quiero que veamos juntos la importancia de saber hablar y de saber
callar a tiempo, pues la Biblia aporta muchos datos al respecto. Un antecedente
remoto en las páginas bíblicas pero que nos deja su advertencia es el ocurrido en
Éxodo 16:1-13.

Una palabra se repite 9 veces en estos 13 versículos. Es una palabra que ha


debilitado ministerios, a separado familias, a dividido iglesias y a sepultado el
testimonio de varios santos hombres y mujeres de Dios: MURMURACIÓN. La
murmuración es aquella actitud cobarde y oculta de un hermano o hermana que
habla mal de otro estando éste ausente, y la consecuencia más inmediata de esta
actitud carnal es la división de la iglesia sino es atacada a tiempo tal murmuración.
Es de tal magnitud este pecado que lo encontramos en la lista de Romanos capítulo
1 junto con otras atrocidades como el homicidio, los inventores de males los
hechiceros y los fornicarios. Es que ante la óptica divina es un pecado tan grave
como lo es la inmoralidad en la iglesia y debería ser tratado con la misma severidad
y no con tanta displicencia como se trata en la actualidad.

Tal vez la magnitud del problema se aprecie más claramente si entendemos que en
1er lugar la murmuración no es contra mi hermano sino contra Dios. En el pasaje
de Éxodo 16:8, leemos: "...porque Jehová a oído vuestras murmuraciones con que
habéis murmurado contra Él; porque nosotros. ¿Qué somos?. Vuestras
murmuraciones no son contra nosotros sino contra Jehová", y un pasaje análogo lo
encontramos en Romanos 14:3-4: "¿Tú quién eres que juzgas al criado ajeno, para
su propio Señor está en pie o cae?". Si nos diéramos cuenta que al juzgar a un
hermano estamos juzgando o criticando la obra de Dios en ese hermano,
actuaríamos con más, paciencia.

De ahí que en el mismo capítulo 14 de Romanos versículo 20 leamos: "no destruyas


la obra de Dios" en tu hermano por opiniones personales. Otro antecedente que nos
deja un ejemplo para no imitar es el ocurrido otra vez con él "duro de cerviz"
pueblo de Israel o como decimos en Argentina: cabeza dura. En Números 16:1-34
se relata la rebelión que organizó Coré y su final funesto descendiendo vivo al Seol
junto con toda su familia y sus bienes. Pero quisiera destacar una arista de la
actividad maliciosa de este miembro del pueblo de Dios al tomar gente para sí, y
formar un bando contrario. Dice el versículo 1: "Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, y
On hijo de Pelet de los hijos de Rubén, TOMARON GENTE, y se levantaron contra
Moisés con 250 varones de los hijos de Israel, varones de renombre y se juntaron
contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros!." También el versículo
19 dice: "Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación a la puerta
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del tabernáculo de reunión, cuando la gloria de Jehová apareció a toda la


congregación.

"Si hacemos una ecuación básica, podemos decir que la murmuración necesita de
murmuradores y el murmurador de quién lo escuche. Sin estos dos ingredientes la
crítica oculta será como un fuego sin leña, está destinado a desaparecer. Lo triste
es que muchas veces, el fuego de la murmuración, que como dice Santiago puede
encender un gran bosque, encuentra a su paso siempre leña disponible de algún
corazón resentido o descuidado.

Respecto a esto dice Proverbios 26:20: "Sin leña, se apaga el fuego, y donde no
hay chismoso cesa la contienda". El consejo bíblico ante la sutil insinuación de estos
hermanos no es el de escucharlos sino apartarme, por eso leemos en Números
16:24: "Habla a la congregación y diles: apartaos de en medio de la tienda de
Coré, Datán y Abiram." y también el versículo 26: "apartaos ahora de la tienda de
estos hombres impíos". Parece mentira que aunque siempre sean una minoría, su
siembra carnal convence a los que dudan y les hacen mucho daño.

En el capítulo de Números se nota la ira de Dios ante esta actitud al abrir la tierra
debajo de ellos y tragarlos vivos al Seol. Pero lo más sorprendente es que después
de semejante disciplina, en el versículo 41 nos encontramos con un nuevo rebrote
de este crónico pecado en el pueblo de Dios. Por eso, querido joven miembro de
iglesia, tal vez ya has sido víctima de este "fuego extraño" que consume las
congregaciones, o quizás tu mismo te has envuelto en organizar un partido
contrario dentro de tu iglesia movido por las ansias de rebeldía natural que hay
dentro tuyo pero que deben ser controladas por el Espíritu Santo. Como ves, hay
que estar bien atento para no ser contaminado con este mal.

Muchas veces, las quejas y murmuraciones, son dirigidas hacia los líderes. Dijimos
en un estudio anterior que así como no existe la iglesia perfecta tampoco existe el
líder perfecto aparte de Cristo. Hay muchas cuestiones respecto a formación de
nuestros líderes en otras generaciones que si las consideráramos un poco les
comprenderíamos más. En la lista enumerada en 1ra Corintios 10, encontramos a la
murmuración como sinónimo de idolatría: "Ni tentemos al Señor, como también
algunos de ellos le tentaron y perecieron por las serpientes, ni murmuréis como
algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor. Y estas cosas les
acontecieron como ejemplo y están escritas para amonestarnos a nosotros, a
quienes han alcanzado los fines de los siglos.

Así que el que piensa estar firme mire que no caiga." (Versículos 9-12). No en vano
dice Pablo en Filipenses 2-14: "Haced todo sin murmuraciones ni contiendas". Así
que hemos visto que hay sobrado antecedente bíblico respecto al tema pero. ¿Cuál
es el antídoto bíblico para este "virus" enfermante?. Santiago se toma un capítulo
entero para hablar de la lengua y creo que podemos extraer algunos consejos
prácticos al estilo de Santiago para culminar, aunque en realidad todo el contexto
de la epístola trata sobre la lengua. En cierto modo, Santiago diagnostica el estado
interno de una persona por el uso o abuso de su lengua.

Es que no existe mejor evidencia de carnalidad que el mal control de mi lengua.


Cuatro figuras enmarcan los perfiles de este pequeño miembro dentro de cada
boca: la 1ra en el versículo 3 es el freno de los caballos y esto nos lleva a una
pregunta: ¿Quién controla mi lengua?. La respuesta correcta debería ser el Espíritu
Santo que mora en ti, la 2da figura es la del timón de un barco, y la pregunta
inmediata sería: ¿Hacia dónde me dirige mi lengua?. Muchas veces me veo
envuelto en mentiras que me llevan a otras mentiras o en ofensas de las cuales
luego me tengo que rectificar y pedir perdón reiteradamente, lo ideal sería que mi
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lengua me guíe a palabras de consuelo y edificación, a almas necesitadas y


pecadores perdidos que necesitan del evangelio, ¿hacia dónde te guía tu lengua?.

La 3ra figura es la más utilizada, el fuego y la advertencia respecto al poder del


fuego. Si es controlado es muy útil y podríamos decir indispensable para la vida,
pero el fuego fuera de control es una tragedia, y entonces la pregunta ¿Hasta
dónde ha quemado tu lengua?. La murmuración, alguien dijo que es como romper
un colchón de plumas en el viento, puedes recoger luego las plumas esparcidas
pero siempre habrá alguna que el viento llevó tan lejos que ya no puedes juntarla
jamás. La última figura es la de las fieras domésticas que de tanta utilidad son para
la vida del hombre, ¿tienes domada tu lengua?. ¿Es de utilidad tu lengua o de
problemas?. ¿Construyes o destruyes con ella?.

Dice Proverbios 12:18: "hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;
mas la lengua de los sabios es medicina". Querido joven que has escuchado estos
consejos, tal vez has crecido escuchando de labios de tus padres la cotidiana
murmuración y crítica sobre los líderes de la iglesia después de cada sobremesa de
los almuerzos del domingo, tal vez, has sido víctima o culpable tú también de este
mal, ¡abandónalo ya!. Sé uno más de aquellos que apagan el fuego en lugar de ser
un leño más al fuego. Defiende tus líderes y tu iglesia y espera con fe sin olvidar
que el Dios de los milagros es todavía Dueño de tu iglesia. ¡Hasta la próxima!.

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