You are on page 1of 64

Laboratorio de Políticas Públicas. Buenos Aires.

Emir Sader / Pablo A. A. Gentili


Dirección Laboratorio de Políticas Públicas

Daniel H. Suarez
Dirección Programa de Documentación Pedagógica y Memoria Docente

Valeria Frejtman
Coordinación Programa Sutura
Indagación y Documentación Narrativa
de Experiencias Pedagógicas en Contextos de Encierro

Violeta Percia
Docente a cargo Taller Literatura y Narrativa
Proyecto Abrir Puertas, Programa Sutura

Facundo Carmona / Pablo Di Pierri


Docentes a cargo Taller de Periodismo
Proyecto Abrir Puertas, Programa Sutura

Autores de esta edición:


Juan José Batracius
Marcelo Curry
Carlos Palumbo
Paulo Sergio Amaral
Juan Perejil
Jorge Charo
Mario Baldassarre
Luciano Francisco Guglielmo
Irma Saldaña S.
Ricardo Izquierdo
Miguel Ramirez
M.R. y V.P.
Miguel
Teresita Flores
Isabel Carballo
Amelia Torres Morote
Daniel Mucuruza
Gloria Panucci

Ministerio de Desarrollo Social de la Nación


Ministra Dra. Alicia M. Kirchner

Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia


Presidenta Lic. Marcela Paola Vessvessian

Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores


Directora Dra. Monica Roqué
Haciendo Sutura / Indice
Presentacion de la publicación.
Valeria Frejtman

Taller de Periodismo Pista y Posta


Facundo Carmona-Pablo Di Pierri, docentes Taller Periodismo

Desde Adentro. Las mujeres de la cola


Juan Jose Batracius

Desde la Oscuridad
Marcelo Curry

Los jóvenes y el estudio


Carlos Palumbo

Supermax para los supermalos


Sergio Amaral

Bancos de Prueba y Daño colateral en la propia piel


Juan Perejil

La omisión
Jorge Charo

La justicia sonámbula
Juan Perejil

Las diferencias- Mario Baldassarre


La cuarta dimensión. Jorge Charo

Encuentro con un juez del Box


Carlos Palumbo

Crónicas de los peones en tablero ajeno. Palabras contra el encierro.


Pablo Di Pierri, docente Taller de Periodismo

Los amigos presos de Roberto Arlt (fragmentos)


Facundo Carmona, docente Taller de Periodismo

Taller Literatura y Narrativa


Mi dicha
Violeta Percia, docente Taller Literatura y Narrativa

Soy yo el hombre
Sin nombre

Poesias
Luciano F.Guglielmo
Libertad
Irma Saldaña S.

Escribir es pensar, leer es escribir


Ricardo Izquierdo

12 de Octubre
Antonio Ramirez

Lo que perdía Brígida


Irma Saldaña S.

La Ingrata justicia
Ricardo Izquierdo

Venus
Miguel Ramirez y V.P.

Comparendo-Comparecer
Gloria

Sin título
Teresita Flores

Me viene a buscar mi madre


Deseo y esperanza
No mas te quieros. Las palabras me dejan
Isabel Carballo

Son cosas del amor que te harán reir que te harán llorar
Que bueno es que hoy este con vos
Los cambios están sucediendo
Amelia Noemi Torres Morote

Pensamiento
Ricardo Izquierdo

Descripciones de una imagen


Isabel y Teresita

Ignorancia
Miguel

Nuestras actitudes personales


Mundo Ficcion
Daniel

Aforismos
Ricardo Izquierdo

El Eco (Fragmentos)
Violeta Percia, Docente de Literatura
Abrir Puertas.
Experiencias pedagógicas en cárceles

Valeria Frejtman
Coordinadora General del Proyecto Abrir Puertas.
Programa Sutura. Documentación narrativa de experiencias pedagógicas en Cárceles.
Laboratorio de Políticas Públicas

En esta publicación se reúnen un conjunto de textos -noticias, crónicas, poe-


sías, cuentos, notas de opinión- escritos por los participantes de los Talleres
de Periodismo y Literatura del Proyecto Abrir Puertas, desarrollados por el
equipo del Programa Sutura. Documentación narrativa de experiencias pe-
dagógicas en cárceles del Laboratorio de Políticas Públicas. Esta iniciativa,
consistió en la propuesta y el desarrollo de un conjunto de talleres artístico-
culturales y de promoción de Salud en los que participaron personas adultas
mayores privadas de la libertad.

En esta primera aproximación a contextos de encierro con una propuesta


continua, sistemática, semanal, durante 6/8 meses nos propusimos generar
y sostener espacios y tiempos diferentes a los habituales dentro de la cár-
cel. Experiencias que habilitaran la posibilidad de que “otras cosas” suce-
dan. Los participantes convocados, habitantes actuales del pabellón n° 9 del
Complejo Penitenciario de la Ciudad de Buenos Aires, más conocido como
Devoto y de la unidad de mujeres n°27, que alberga un pabellón para adul-
tas mayores en el espacio de la vieja unidad para psiquiátricas del Moyano,
tuvieron una oportunidad de transitar, reconstruir y descubrir experiencias y
saberes, en estos otros espacios y tiempos. La posibilidad de algún modo de
resignificar, de “resistir” la vida en el encierro. De este modo se generaron
espacios, tiempos y recorridos que configuran un territorio poco explorado,
registrado y visibilizado de las cárceles: el del encuentro, la posibilidad, el
intercambio y la producción compartida.

Al mismo tiempo, los talleres propusieron trayectos y experiencias pedagó-


gicas significativas para los presos y las presas que se animaron a transitar-
las. Y para hacerlo, los talleristas, los interpelaron en sus potencialidades de
aprendizaje, como sujetos de conocimiento, como sujetos de derecho.

Este Proyecto no lo hicimos solos, contó por un lado con el auspicio durante
el año 2008 y el verano del 2009 de La Dirección Nacional de Políticas para
Adultos Mayores de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia del Mi-
nisterio de Desarrollo Social de la Nación. Un equipo de trabajo que nos po-
sibilitó, facilitó, acompañó y se sorprendió junto a nosotros en este recorrido
que se presentaba como un desafío lleno de interrogantes e incertidumbres.
Tampoco hubiera sido posible sin el sostenido acompañamiento de la Di-
rección Nacional del Servicio Penitenciario Federal. Un acompañamiento
que no es ingenuo ni casual, que es producto de un trabajo compartido y
sostenido para que estos espacios sean posibles. No solo supuso abrirnos
las numerosas puertas de las cárceles bajo su responsabilidad, sino generar
los mecanismos y procedimientos posibles para que podamos entrar, traba-
jar y producir, y para que los presos y presas pudieran acceder, permanecer,
aprender, tanto como mostrarse y ser reconocidos de otros modos. Nuestro
agradecimiento incondicional a ambos Ministerios.

Finalmente el trabajo que creció de estos espacios es fundamentalmente el


producto del compromiso y la tarea persistente de cada uno de los autores
que aquí aparecen, junto a la sostenida, por momentos desconcertada, y
convencida experiencia de los talleristas. Y hoy se presenta en esta publi-
cación. Quienes participamos y acompañamos este proceso sentimos la
profunda emoción de haber logrado Abrir y abrirnos una puerta.

Abrir Puertas,
generar espacios
profundizar fisuras…
hacer sutura.
Escuchar, estar, mirar
Volver a escuchar,
Compartir en silencio.
Tomar la palabra
Hacerla circular
Ponerla, compartirla, pelearla, hacerla sangre
o grito,
o ternura.
Las palabras de los autores de los textos que aquí se presentan merecen un
recorrido pausado, atento, sensible.
Llena al lector de gritos ahogados, de impotencias,
De risas, de suspiros.
Para nosotros, un honor haber sido testigos
Gracias a todos y cada uno de los que se animó y nos anima.
TALLER DE
PERIODISMO

G
7
Taller de periodismo

Pista y posta
El encierro en las cárceles no sólo es físico. Los ba-
rrotes, los muros y las catreras se hacen carne e in-
corporan todo lo que se mueve bajo su halo de quie-
tud.
Sin embargo, la vida se arranca y despedaza los cha-
lecos de fuerza, diría el poeta Oliverio Girondo, y
regurgitan, agazapados, el deseo y la imaginación.
Con esa pista, se abrió camino el taller de periodis-
mo en el Pabellón 9 de la Unidad Penitenciaria Nº 2
de Devoto. La posta la batieron los presos.
Entre temerosos y temerarios, ingresamos al penal
como Ariana se adentró en el laberinto que confina-
ba a la poesía del Minotauro. Con sólo una cuerda
hecha de precarias herramientas para el ejercicio de
la prensa gráfica, apostamos a las grietas en las pa-
redes y el cabeza de toro se tentó.
En la medida en que los participantes salían en li-
bertad y aseveraban que el taller traía más suerte
que el programa de Mirtha Legrand, Teseo desen-
vainó la espada. Las palabras actúan y los hechos
hablan en voz alta.
Lo que sigue es una selección de sus entrevistas,
artículos de análisis y notas de opinión. Quizá, no
sean sino el número cero de una publicación que
dará qué hablar.
Para algunos es sólo un juego, y quizá allí mismo
resida su potencia: como pibes que entonan loas en
un laberinto que constriñe por errores pretéritos, es-
capan a la angustia de las horas. “Que, así, el hom-
bre no olvide lo que de niño prometió”, escribió el
alemán Friedrich Hölderlin.

8
Taller de periodismo

DESDE ADENTRO
Las mujeres de la cola
Por Juan José Batracius

9
Taller de periodismo

Aparecen como por arte de magia, tempranito en la mañana,


bordeando los murallones al pie del gran portón de hierro que
separa la realidad cotidiana de la realidad de los de puertas
adentro.
La poca gente que pasa las mira extrañada, a hurtadillas, como
no queriendo ver de qué se trata la imagen que tienen frente a
sus ojos. Miran hacia el piso, evitan preguntarse qué estarán
haciendo, y como los tres monos sabios, siguen de largo hacia
delante y ensayando unas imposibles e invisibles anteojeras
que les impiden ver el entorno del bosque.
Vero, oír, callar ha sido siempre un buen ejemplo para seguir
rumbo a sus complicadas diarias ocupaciones. Bastantes pro-
blemas ya tienen con los propios, para imaginarse los de los
demás.
Pero ellas siguen allí, sin importarles el qué dirán o el qué esta-
rán pensando quienes pasan y miran, quienes pasan y juzgan,
quienes pasan y se compadecen. Las lleva adelante una irre-
ductible decisión y dignidad de la que hacen bandera, escudo
y resignación.
Poco les importa si la causa es justa o injusta, si los destina-
tarios de sus desvelos son culpables o inocentes, si son dete-
nidos, procesados y penados. Ellas siguen firmes en su lugar,
esperando que los grandes portones se abran y la requisa diga
qué sí y qué no, quién sí y quién no.
No les importa la lluvia o el granizo, no les importa el frío polar
ni el calor abrasador. La fila estará firme junto al paredón cada
madrugada, para dejar su paquete de vida y esperanza antes
de ir a su trabajo o a la escuela para llevar a sus hijos. O,
simplemente, a esperar el horario de visita para compartir un
par de horas de vida con quienes sólo aguardan un sol entre
tantas nubes.
Ellas son tercas y fieles. Tercas para resistir lo que a muchos
les parece irresistible. Fieles al amor, al afecto y al cariño más
profundo que sienten por sus hijos, sus maridos, sus amigos,
sus novios y todos aquellos que, privados de su libertad, ven
que cada martes y jueves se renueva una sonrisa silenciosa
que les hace sentir que vale la pena seguir adelante.
Son las mujeres de la cola. Cuando las vea, no agache la cabe-
za. Sonríales y deséeles buenos días y buena suerte.
Cuando reclamen un trato más digno, solidarícese con ellas.
Ellas sabrán comprenderlo y se lo agradecerán.
Y por favor, recuerde siempre que mañana... mañana nunca
se sabe.

10
OPINION | Taller de periodismo

EDITORIAL
Reivindicación de derechos
A partir de un fallo plenario de la Cámara de Casación, con fecha de noviembre de 2008, la
comunidad carcelaria vio renovada la posibilidad de recuperar su libertad y esperar el juicio
en la calle. Tal alboroto causó este dictamen que, rápidamente, los medios de comunicación
lo difundieron.
Pero el único aspecto novedoso del pronunciamiento judicial, dentro de lo que establece la
ley 24050 en su artículo 10°, sería la puesta en práctica de la legislación, que ya existía pero
no se utilizaba. Y si se considera que ese fallo no alcanza a quienes permanezcan detenidos
por delitos con penas mayores a los 8 años o puedan profugarse, se concluye que el núme-
ro de casos con esas posibilidades se reduce de forma considerable.
Por eso, la pregunta que flota es hasta qué punto se trata de un beneficio, cuando la Justicia
va a dar lugar al principio de que el ciudadano es inocente hasta que se demuestre lo con-
trario. Así, se puede pensar a la cárcel como un gran negocio, y mientras de ese modo se
entienda y se aplique los derechos de los detenidos difícilmente sean respetados.
En definitiva, urge la reestructuración del sistema, para otorgarle al preso las garantías
constitucionales que les corresponden.

OPINION
Desde la oscuridad
Por Marcelo Curry
Conviviendo en un mundo donde se entremezclan espe-
ranzas, angustias, tristezas y, tal vez, alguna alegría, mu-
chos seres comparten el día a día del averno carcelario. Y
qué difícil se hace adaptar el acostumbramiento de la vida
en la calle al que les propone un sistema en el que no se es
más que un número.
Cuánto sufrimiento escondido hay dentro de cada preso.
Cuánto código inhumano invade las conductas de quienes
habitan las cárceles. Que el infierno existe es verdad, y que
está en la Tierra, disfrazado con barrotes y cemento, tam-
bién lo es.
Quizá por eso es muy importante recuperar la memoria
y entender como seres humanos que quienes padecen y
sufren el calvario del encierro tengan ante los ojos de la
sociedad la oportunidad de la reivindicación. Porque Dios,
seguramente, ya los perdonó.
Será Justicia.

11
Taller de periodismo | INFORMACIÓN GENERAL

Los jóvenes y el estudio arrastrados por el mercado y


continúan desarrollándose no
como ciudadanos sino como
Por Carlos Palumbo consumidores. Al vivir en el
mercado de la cultura televi-
siva, que enseña que todo es
descartable, que sólo sirve
para el momento, los chicos
asimilan esa forma de fugaci-
dad y devaluación, una sen-
sación de que nada importa.
Entonces, uno de los objetivos
de la cultura contemporánea
es eliminar las dificultades y
simplificar todo. Esto revela
el desprecio por la inteligen-
cia y la capacidad de realizar
el esfuerzo necesario para
comprender la complejidad
del mundo.
Los jóvenes advierten que se darios la mayoría considera La educación parece orien-
concibe la escuela como un que tener éxito en la vida es tarse hacia la confianza en la
sitio para depositarlos y del hacer lo que les gusta. Otros tecnología para resolver los
que se espera que les den de lo relacionan con ganar di- problemas de la educación,
comer. O que se les brinde un nero y lograr una estabilidad busca formas divertidas para
ambiente amable y protector económica, ser un profesio- educar, incorporando la en-
para que puedan transcurrir nal reconocido, ser famoso y señanza al mundo del espec-
en forma amable una impor- ganar dinero sin trabajar. táculo, y se intenta aplicar la
tante cantidad de horas por Parece que los factores que lógica democrática a la rela-
día (según niveles sociales). permiten un mejor nivel eco- ción docente – alumno. Pero
Estos hijos parecen ser hijos nómico en Argentina son la es necesario regresar a la
de la tecnología de la infor- viveza o la habilidad para los idea de que, mediante la edu-
mación, es decir, más que negocios y los acomodos. Y cación, la sociedad pretende
sus padres los que forman no el esfuerzo, como el estu- sobre todo formar personas
sus cabezas son los estímu- dio o la dedicación al trabajo. lo más completas posibles. El
los del mundo moderno. Los grupos más favorecidos problema no es enseñar los
Por otro lado, la escuela pue- transmiten a sus hijos con el
de y debe ejercer una función poderoso ejemplo de sus vi-
de liderazgo pero está con- das que el estudio, el esfuer-
denada a perder frente a una zo y el trabajo importan poco
sociedad que a cada instante para triunfar, triunfo que es
la desautoriza. interpretado como sinónimo
En cuanto a los valores socia- de éxito económico. Los ni-
les, entre estudiantes secun- ños de 5 y 6 años ya han sido
12
INFORMACIÓN GENERAL | Taller de periodismo

aspectos instrumentales de rramientas interesantes, para enseñanza es la presencia de


una tecnología que progresa, el aprendizaje el motor central un adulto con conocimiento
sino enseñar a los jóvenes a del aula es un buen maestro, y comprometido a explicar lo
pensar. encargado de dar el valor que el maestro, la comunidad
La escuela puede desarrollar humano del conocer. Así, la y los padres consideren que
una actitud importante, que es escuela debería ocuparse es importante.
aprender. En consecuencia, de la comprensión, la crítica
el verdadero saber no está en y la sabiduría, desarrollando
internet sino en el cerebro. los valores e intelecto de los
Enseñar a los jóvenes el jóvenes.
modo de la realidad a la que Lo que quieren los chicos
exponen todas las horas no es competencia y práctica
es el único posible. Si bien la en los elementos básicos de
tecnología contribuye con he- educación. La esencia de la

Supermax para los supermalos


Pelican Bay, una de las La cárcel de Pelican Bay nunca registra una fuga ni una rebe-
prisiones más seguras del lión. Mantenida por la gobernación de California, en Estados
mundo, nunca registra una Unidos, sus celdas miden 2,5 por 3,5 metros.
fuga ni una rebelión. Deta- Se trata de una prisión Supermax. En ella, los presos pasan 23
lles de la cárcel norteame- horas diarias encerrados, y sólo 60 minutos al sol. Sin embar-
ricana más severa. go, los baños son individuales.
En Brasil, no se construyeron todavía ese tipo de penales.
Por Paulo Sergio Amaral Tampoco en la Argentina. A diferencia de Pelican Bay, los pre-
sos cariocas tienen derecho a visitas íntimas, dos horas al aire
libre y la utilización del teléfono público.
Además, la alimentación es provista por el sistema carcelario,
y es de óptima calidad. Como si fuera poco, todos los internos
usan uniformes.

13
Taller de periodismo | ECONOMIA

Bancos de Prueba y Daño unos a otros, como en los años


de la Conquista. Y nuevas

Colateral en la Propia Piel palabras, como globalización


y aldea mundial, intentaron
explicar las consecuencias
Por Juan Perejil que se fueron conociendo
con términos regionales más
generalizados: efectos Tequi-
la, efecto Caipirinha, efecto
Tango, y otras tantas expre-
siones de terrorismo econó-
mico, financiero, imprevisión
y desaguisados regionales
en la economía que hacían
temblar el panorama mundial,
alimentando a su vez con sus
fluctuantes avatares las arcas
ávidas de dividendos de los
países desarrollados y de los
popes locales del libre mer-
cado. Pero con unos buenos
La guerra fría que sobrevino daño colateral. parches, atada con alambre,
a la Segunda Guerra Mundial Más allá de la caída del Muro la Economía Mundial siguió
trajo aparejada la aparición de Berlín y el fin de la dispu- tirando.
de focos de combate regio- ta este-oeste, las formas que Como en todo sistema pira-
nales para medir y determinar subsistieron se enseñorearon midal, las pequeñas grandes
el poder bélico de los conten- en sitios casi desconocidos en crisis económicas de los nue-
dientes de entonces (capita- muchas partes del planeta. Y vos bancos de prueba fueron
lismo y comunismo) sin que nombres como Kosovo, Alba- pudriendo el tronco de dura
se produjeran declaraciones nia, Afganistán, Irak, Somalía teca del sistema financiero
abiertas de hostilidades. En o Senegal nos dijeron que los mundial convirtiéndolo en
el Mundo Civilizado, no se ensayos continuaban. blando corcho que, por peso
declararon más guerras. Pero Pero aparte de las explosio- propio, finalmente terminó
embozados en el interven- nes, las matanzas, los refu- desplomándose.
cionismo, los contendientes giados, la hambruna y las Las recetas aplicadas para
utilizaron el planeta entero y armas como oro plateado, los corruptos e incivilizados
sus diferencias, como banco otros bancos de prueba se gobiernos del subdesarrollo
de pruebas para armamen- desarrollaron silenciosamen- se volvieron moneda común
tos y técnicas de combate. El te para retroalimentar la eco- en los mercados más podero-
riesgo era un cálculo medido, nomía mundial: los sistemas sos. Y entonces, comenzaron
y los damnificados fueron financieros. los grandes cimbronazos:
conocidos por la Historia en Las causas se esfumaron con reaseguradoras propias que
el tiempo y el espacio como la transmisión de riquezas de aseguraron lo imposible, cir-

14
ECONOMIA | Taller de periodismo

cuitos de créditos inmobilia-


rios que recolocaban deudas
geométricamente impaga-
La omisión
bles, compañías financieras Por Jorge Charo
avalando inversiones con La reunión del G20 ha finalizado. Los representantes de
activos ficticios (papeles de las mayores economías del planeta asistieron al encuentro
deudas externas incobrables, más esperado por gran parte de la humanidad, para definir,
colecciones filatélicas sobre- alinear y corregir el modelo económico que dio mayor
valuadas hasta lo inverosímil) bienestar en la historia de las civilizaciones.
y una infinita cantidad de tro- Pero los beneficios no vinieron solos. Bajo su alfombra,
pelías imposibles de detallar el sistema trajo también sus defectos, que en sí mismo
en una estafa a la crédula existen en todo proceso de innovación que desarrolle el ser
avidez monetaria del mundo humano -que también es imperfecto-.
entero. Innovación y desarrollo fueron los pilares del sustento del
Los focos de incendio se lla- sistema. El destino de sus recursos fue su defecto.
maron construcción en Espa- El stand by que originaron las elecciones presidenciales en
ña, Italia y USA; Fondos de Estados Unidos –y los cambios que promete Barak Obama-
Inversión en Londres, Tokio ayudan a la indefinición de las resoluciones. Y el mundo
o Wall Street; lunes negro, espera. Pero los mercados piden acción.
martes gris o nebulosa eterna Por ahora, el grupo no dio más que omisión acompañada de
en las bolsas del mundo, o algunas medidas que sólo bajarán la fiebre del enfermo.
Nueva Gran Depresión en la Sería bueno saber si esa omisión es consecuencia de
historia de la economía. Las la imposición de un cambio mundial o simplemente una
peleas por los precios de la estrategia predeterminada por la mayoría en la previa. El
soja, el barril de crudo o los tiempo, en el corto plazo, lo dirá. La situación no es tan
pagos de las deudas externas elástica porque el hambre no espera, y parece que está en
pasaron a un segundo plano, la puerta de muchos.
y hoy los poderosos intentan
poner freno a los daños cola-
terales que, haciendo lobby y
clientelismo, se les fueron de
las manos.
Como en la guerra bacterio-
lógica, el Banco de Pruebas
no mantuvo los protocolos de
seguridad debida, y los daños
colaterales de la epidemia
económica del Siglo XXI in-
vadieron el mundo. Desde su
lugar de imparcial cronista,
la Historia se pregunta: ¿se-
rán culpables los monitos de
África?

15
Taller de periodismo | POLITICA

La Justicia
Sonámbula
Por Juan Perejil
Desde la redacción de Devoto

Si usted ingresa al Palacio de Tribunales de la


Ciudad de Buenos Aires por la calle Talcahua-
no, se encontrará con un gran hall por el que
habitualmente deambulan miles de personas
a una velocidad tan increíble que ni siquiera
un bólido de Fórmula 1 en la largada es capaz
de superar. Tanta hiperactividad, seguramen-
te, no ha permitido a muchos de los cientos
de miles de personas que, desde su inaugu-
ración, navegan por las singulares aguas de
la Justicia vernácula, percatarse de un curioso
detalle: ¡Nuestra bien amada Justicia es so-
námbula!
No hablamos literalmente de los casos de ojos
cerrados en forma obsecuente o consecuente
que, a lo largo de los años, se han ido pro-
duciendo en nuestro querido Poder Judicial,
ni siquiera de la ceguera constante y sin ba-
lanza de tanto fallo nulo o viciado de nulidad
tras interminables apelaciones a cámaras o
tribunales superiores, sino simplemente del
descarnado testimonio de la realidad: en el
medio del hall central del Palacio de Justicia,
una gigantesca estatua erguida con sus ojos
vendados da un paso al vacío llevando los
brazos hacia delante, en el clásico, divertido y
tragicómico andar de los inefables personajes
que detentan el sonambulismo.
¡Y cuidado! ¡Ojo al piojo! No vaya usted a des-
pertarlos, vade retro Satanás. Quién sabe qué
terribles males ocasionaría su intervención a
estos pobres andantes sin brújula, que buscan
un destino incierto en brazos de Morfeo, inclui-

16
POLITICA | Taller de periodismo

da tal vez nuestra vilipendiada Justicia. y llegaba puntualmente a donde debía llegar
Casualidad o causalidad, lo cierto es que, para equilibrio de una justa justicia”, se vana-
muda testigo de la realidad, la Justicia espera gloriaba.
desde hace años que alguien la cambie inten- “Yo era un hombre de honor en la trama entre-
tando hacerla más justa, en imagen y seme- tejida de los más recónditos secretos palacie-
janza a sus justos fueros. gos, y como tal era respetado, hasta que llegó
Intentando descifrar el enigma de tan curioso el nefasto día del jamón pata negra y gruyere.
acontecimiento, el cronista recorrió los más ¡Suerte que no me tenté con la copa de Veuve
recónditos lugares del Palacio, hasta que Clicquot Ponsardin, que si no seguramente
en el último rincón de un archivo del cuarto estaría viendo crecer los rabanitos de abajo!”,
subsuelo, al fondo del tercer armario, a la de- se persigna el Desterrado.
recha, halló a un viejo ex ascensorista caído
en desgracia, víctima de la ira de Su Señoría -Bueno, Don Cacho, dejemos los detalles de
años ha; quien por cometer el terrible crimen lado y cuéntenos cuál es la trama secreta de
de haber mordido un sándwich de crudo y la Justicia Sonámbula- lo apuramos con firme-
queso que tentadoramente oficiaba de caza- za, porque se acaba el casete del grabador, y
bobos sobre el escritorio de Usía, en medio de por estos días hay cortes de luz programados
la desesperación que provocaba una época que impiden el funcionamiento de los ascen-
de devaluaciones por horas, saqueos organi- sores. Sin ellos, retornar del Averno sería una
zados o espontáneos, góndolas con precios ímproba tarea.
que se disparaban minuto a minuto y coman-
dos de compradores que intentaban ganarle la -Mire, mocito, yo le voy a referir una historia
desigual batalla al feroz remarcador, salvó su que me contó el primer ascensorista del Hall
cabeza de una condena a perpetua pero no Central, en la época en que había carteles
del escarnio público; siendo destinado a servir de “Prohibido Escupir el Suelo” y “Habiendo
hasta el fin de los días en un olvidado cuartujo Escalera en el Edificio, la Casa no se Respon-
del edificio decano de la Ley, al cual ni las ra- sabiliza por el Uso de los Ascensores”- relató
tas más corajudas se atreverían a asomarse. Cacho.
Cacho -así se identificó el susodicho, pidien-
do por favor no revelar sus datos reales de “Resulta que, a principios de siglo, cuando los
filiación, temeroso de las maldiciones gitanas alrededores del Palacio eran aún la vieja Es-
reinantes desde tiempo inmemorial alrededor tación del Parque de Artillería, y las paredes y
del mito hecho realidad–, como miembro con- cimientos del Colón y los Tribunales crecían a
suetudinario del gremio de los ascensoristas la par de sus presupuestos iniciales y los años
y ordenanzas, se jacta de haber sido uno de de ejecución de las obras, se le encargó a una
los mejores exponentes de esta raza de fun- Comisión la tarea de encomendar a un famo-
cionarios tan vilipendiada como necesaria. so escultor extranjero una importante estatua
“En mis años mozos, no había secreto que se que representara a nuestra Justicia, para que
me escapara, ni bulto que se meneara sin que fuera la imagen preponderante en el futuro
lo supiera: amantes y amancebados, roscas Hall Central del Palacio”, sentenció mientras
y rosqueros, aves negras y lechuzas, batila- hacía un gesto ampuloso con dos de sus de-
nas y soplanucas, todo pasaba por mis oídos dos para mangarnos un cigarrillo. Le dimos un

17
Taller de periodismo | POLITICA

negro francés, se lo encendimos y continuó. - A ver. Déjeme imaginar. ¡Allá fue una nueva
“Hete aquí, me contaba Don Hermenegildo, mi comisión a ver qué pasaba en Europa!
maestro, que estos buenos hombres partieron
hacia Europa en viaje de valija diplomática, -Pibe, ¿vos os de la SIDE o de la escuela
para hallar un artista que estuviera a la altura científica Basilio, que adivinás todo?- se rió
de los acontecimientos, altura que pronto fue Cacho. Y prosiguió: “El asunto es que los pin-
hallada al ser recomendada con presteza un güinos estos tenían pánico de que llegara el
estimado amigo de los amigos”, dijo, y agregó: Gran Día, y que el Ministro se enterara de sus
“Yo no sé si será cierto pero parece que a un trapisondas. Así que llegaron al atelier, la viu-
conocido escultor italiano (¿o era francés?) da los recibió y como exhibieron unos extra-
se le adelantaron unos buenos patacones a ños recibos, recitando a grito pelado una sarta
cuenta de sus futuros servicios, pero parece de sandeces como que le harían un juicio por
que no fueron tantos como los que figuraron daños y perjuicios al mismísimo difunto, en
en las minutas contables que los Enviados mal francés, peor italiano y pésimo inglés, la
Plenipotenciarios presentaron para la rendi- buena mujer se acobardó ante tanta locura;
ción de su viaje (que según las malas lenguas y los dejó pasar. Los quías revolvieron todo,
fue algo así como diez veces más que lo obla- y encontraron unos bocetitos que más o me-
do como anticipo)”. nos les gustaron, y así regresaron a Buenos
Y entonces, siguió contando Cacho con gesto Aires”.
adusto, mientras con un sonoro eructo nos ha- “Ya en el Hotel Ritz fueron a desayunar antes
cía acordar que su almuerzo había sido de be- de subir al barco hacia Sudamérica, con tal
renjenas a la provenzal, que “el tema es que mala suerte que un tazón de café hizo bos-
los años pasaron, la comisión se disolvió, se ta los bosquejos, y el único que quedó fue el
volvió a armar, volvió a viajar, adelantar, inflar; de la Sonámbula, que seguramente era una
y así los hechos se sucedieron en dos o tres ironía del autor o bien del Destino. Y ante el
oportunidades hasta que al fin llegó el día de hecho consumado de la ausencia de compe-
la ‘gran – inauguración – gran’, y por supuesto tencia, el día de la inauguración, nuestra Jus-
el pescado sin vender”. ticia fue Sonámbula”, sonrió Cacho tras una
desdentada boca de alma en pena.
- ¿Qué quiere decir con lo del pescado sin Dudando si la historia es verdadera o falsa, el
vender, Cacho?, terció el cronista asombra- cronista se alejó cavilando del Palacio de Tri-
do. “¡Que de la bendita estatua, ni noticias!”, bunales. Tantos años han pasado desde aquel
masculló el mastuerzo mientras se escarbaba hecho, y los intrincados palaciegos de nuestra
concienzudamente una caries con el punto de justicia han sido tan herméticos y dignos de la
una cortaplumas Victorinox. Omertá, que raramente podamos comprobar
los dichos de Cacho.
-Cómo que nada- Lo cierto del caso es que tal vez aquellos
sempiternos y consuetudinarios “funcionarios”
-Nada, nada de nada. Resulta que con el paso simplemente fueron una herramienta del des-
de los años y los atrasos, el artista crepó. Y tino. Nada más acertado para los tiempos que
visto y considerando que el muerto no decla- corren que la imagen corpórea de una Justicia
ra... Sonámbula.

18
OPINION | Taller de periodismo

OPINION
Las diferencias
Por Mario Baldassarre
“Devoto no es lo mismo”, dijo un viejo detenido que al llegar a la cárcel quedó asombrado
por los cambios de hábito en los internos del penal. En contacto con El Comunicador,
admitió que se encontró con pabellones que habían conseguido beneficios para una mejor
reinserción dentro de la sociedad y otros que seguían confinados a la indiferencia del
servicio penitenciario.
La falta de atención en las necesidades de los presos es un tema a resolver por las
autoridades nacionales. Es esa desatención la que genera todo tipo de revueltas, que
terminan con heridos, quemados y muertos como producto de la mala convivencia y el
hacinamiento.
El servicio mínimo del detenido, que es la alimentación, no se cumplió ni se cumple. Y
las diferencias serían mucho más evidentes si no fueran atendidos por sus familiares y
compañeros presos. Se espera que los cambios lleguen con rapidez para ser eficaces en la
recuperación y reinserción de los detenidos que salgan en libertad.

ANALISIS
La cuarta dimensión
Por Jorge Charo
Cuatro dimensiones o formas de vida dio la naturaleza. El aire, donde las especies agudizan
el sentido de la vista; la tierra, espacio en que se desarrolla el olfato; el agua, ambiente en
que predominan vibraciones y sonidos; y la cárcel.
La cuarta dimensión es un lugar inventado por la especie dominante, que guarda diferen-
cias con el resto del reino animal. Porque también la tela de araña aprisiona a las moscas
pero el encierro penitenciario tienen normas que, al no estar respaldadas por ley escrita, se
denominan códigos.
Fuera de los muros y los barrotes, se vive bajo las normas que establecen las leyes. Tras
las rejas, las relaciones son reguladas por el garrote.
Tales códigos, en general, son prácticos y eficaces a la hora de organizar un grupo no fami-
liar, es decir, con afinidades y costumbres distintas. Pero no son iguales en todos los lugares
porque son producto de la imposición por medio de privilegios que dan la longevidad o la
fuerza, tal como seguramente fue al comienzo de las civilizaciones.
Se puede concluir que no son enigmáticos ni utópicos, y mucho menos, complicados. Tam-
poco son fetichistas, ni siquiera improductivos. Son una simple solución a una organización
que generalmente no dispone de estructuras ni tiempos para establecer una convivencia
que, limitada por el espacio, la machucada realidad y la incierta situación futura, es una
ensalada que se condimenta en aras del fortalecimiento de la autoestima, una manera más
de preservación que respeta códigos impuestos casi siempre por la fuerza.

19
Taller de periodismo | DEPORTES

Cintillo: La figura
Pelota, seguí rodando
Apareció, rodando por el retén. Lento, con su aplomo, sus ca-
nas atadas y la sonrisa cómplice del compinche y rebelde ami-
go incondicional del Pabellón 9.
Su estado precario de salud preocupó a la mayoría. Primero,
por su persona y, después, por la suerte echada de una mori-
gerada que nos lo va a hacer perder para siempre.
Es él, el compinche de chanzas, el rebelde con causa. Todos
en su ausencia notaban que la voz de la punta no se escucha-
ba un día, dos, después tres. Y la pregunta de todos: ¿lo habrá
logrado?
El aprecio ganado por él nos hizo sentir, más allá de todo, pre-
ocupación. La sinceridad es su principio, la lealtad su amiga. El
sigue todos los códigos carcelarios, y los que no, los inventa.
La preocupación por el que no tiene lo transforma. La desigual-
dad lo excita. El es así. Es Pelota. Pica, aparece, se cuelga y
se reparte con todos. Pelota, no te detengas, seguí rodando
por todos nosotros.

20
DEPORTES | Taller de periodismo

ENTREVISTA EXCLUSIVA

Encuentro con un juez del box


Por Carlos Palumbo

Una tarde más, calurosa, de


un verano en la ciudad. Es-
quina de Villa Devoto; más
precisamente, el café de
García, donde Sanabria se
cruza con Pedro José Varela.
Ahí fue la cita con uno de los
jueces más expertos de un
deporte que también nos dio
varios campeones en casi to-
das sus categorías, el Box.
Nos encontramos con Héctor
Mártire y, café de por medio,
comenzamos una charla in-
usual.

¿Cómo fue que eligió esta


profesión de impartir justicia
dentro del box?

Surge esta idea porque, de


jovencito, practiqué en San
Lorenzo de Almagro y fui asi-
duo como concurrente a las
veladas de los sábados en el
Luna Park.

¿Cuál fue el fallo que más le


costó dictaminar?

Fueron varios, pero cerca


de los últimos combates del
Luna Park recuerdo a M. Di-
croche con J. Abendaño, con
estadio lleno.
que tanta satisfacción a nivel
mundial nos dio.

21
Taller de periodismo | DEPORTES

¿Quién fue, a su criterio, el ¿Qué tiene que tener el ju- Héctor, ¿qué recuerda como
mejor boxeador argentino rado en cuenta a la hora de anécdota?
que vio en el ring? calificar?
Realizando una de fondo,
A mi criterio, fueron dos: Pas- Ser idóneo en la función que se desliza mi bolígrafo, una
cual Pérez y Nicolino Loche. desempeña, con la mayor se- Cross Dedro, Yo continué ob-
guridad. servando a los protagonistas,
Y a nivel mundial, ¿quién lo pero mi mente estaba en la
conmovió? ¿Usted qué toma en cuenta Cross. Por suerte, cuando fi-
en una pelea pareja? nalizó el round, la recogí bajo
Casiuss Clay y Ray Sugar la silla.
Leonard. La clasificación de los comba-
tes se realiza con estos cua- ¿Vivió un tongo alguna vez
tro puntos: ataque, defensa, en su larga carrera?
ciencia y eficacia.
No, jamás me prestaría a sa-
¿Para usted el boxeo es un piencia pero sí presencié falta
negocio donde el boxeador de equivalencias.
Pascual Pérez es el que menos gana?
Así, entre café y café, estu-
En algunos casos, sí. Y en vimos con alguien muy par-
otros, no. Es difícil de asegu- ticular en el deporte que vio
rar. desfilar a grandes como Pas-
cual Pérez, Horacio Acavallo,
¿Qué hay que tener, además Carlos Monzón, Víctor Galín-
de constancia, para ser un dez, Oscar Ringo Bonavena
Nicolino Loche
buen boxeador? y otros. Dentro del box, ellos
no se ven pero sus veredictos
Sentir la vocación por el box, hacen saber quién vence y
dedicación permanente al quién es derrotado.
gimnasio, tener un prepara- Muchas gracias, señor Héctor
dor que diga la verdad con Mártire. Y nos dejó su tarjeta.
respecto a tus condiciones.
Casiuss Clay
¿Es un deporte que tiende a
desaparecer en la Argentina?

No creo. Sería una pena que


deje de existir el boxeo, ya
que tanta satisfacción a nivel
Ray Sugar Leonard mundial nos dio.

22
Taller de periodismo

Crónicas de los peones en tablero ajeno


Palabras contra el encierro
Por Pablo Di Pierri, docente Taller de Periodismo
Play –o la puesta en juego-. propuesta era que los muchachos que asis-
tieran al taller demolieran el encierro con sus
Los gritos manaban de los parlantes del televi- propias palabras, en base a reglas –lúdicas –
sor y retumbaban en el Pabellón 9 del Módulo de la techné del oficio. Bajo la convicción de
III, en la Unidad Penitenciaria Nº 2 de Villa De- que no sólo las rejas aprisionan pero concien-
voto. Bombas, tiros de metralletas y portazos tes de que, como dijera el poeta Oliverio Gi-
tronaban inconfundiblemente dentro de la caja rondo, “las barreras son para los que no saben
chica –y no tan boba- frente al silencio atento volar”, diseñamos el programa y planificamos
de unos 15 reclusos, entre los que se conta- el curso. Sin la certeza de que la película les
ban varios participantes del Taller de Periodis- gustara pero con la esperanza de que baste
mo -que dictamos Facundo Carmona y yo-, el juego, la comunicación y el encuentro para
tímidos que no se le animaron a la poética cambiar la historia, noción central en el film,
informativa y perezosos que preferían dormir presioné play en el control remoto.
por las mañanas o perdían cotidianamente el Entonces, me senté en la silla, entre las ca-
cuerpo a cuerpo contra la depresión. mas y las mesas, al final del pabellón. Mil re-
Tras cuatro meses de discusiones sobre las cuerdos restallaban mi piel en ese movimiento
tapas de los diarios, redacción de crónicas y que me remitía a la primera vez que ingresé al
actividades insistentes para perfeccionar la lugar, junto a la profesora de Literatura, Vio-
técnica de la pirámide invertida -proverbial leta Percia, y los coordinadores pedagógicos
creación del periodismo norteamericano en Pablo Zisman y Alejandra Rodríguez, y me
plena Guerra de Secesión para vencer al acomodé frente a los internos para explicarles
tiempo y la distancia geográfica, con los datos detalles sobre nuestra propuesta.
importantes a la cabeza y lo intrascendente al El DVD arrancó y, a diferencia de aquel día,
final-, apostamos a la proyección de la película ahora ocupaba una silla entre ellos. La prepo-
El juego de Arcibel, un film que narra la histo- sición no sólo tendría aquí connotación territo-
ria de un periodista encarcelado por las Fuer- rial o topográfica sino también filosófica: entre
zas Armadas de un país imaginario, República rondas de mates, debates sobre el uso correc-
de Miranda, a causa de una nota de ajedrez to de alguna palabra o la aplicación efectiva
con solapadas críticas al dictador de turno. La de una metáfora, los estudiantes me cebaron
intención no era contarles a los presos cómo confianza, me enseñaron vericuetos del Ser-
era la cárcel, sino aproximarse a una reflexión vicio Penitenciario Federal (SPF) y aprendí
colectiva sobre el curso de las clases. particularidades sobre sus lenguajes, más pa-
Porque si el protagonista del relato en cues- recidos al de los viejos socios del Sudamérica
tión, Darío Grandinetti, terminaba tras los ba- Club de Avellaneda que a los que se ponían
rrotes por el ejercicio del periodismo, nuestra en juego en la serie Tumberos1.
1
Serie televisiva argentina que se emitió por el canal América y fue rodada en el penal de Caseros. En alguna ocasión,
tanto presos como custodios despotricaron contra la caracterización de los personajes de la historia, cuyos productores
excusaron por ser un relato ficcional sobre la vida carcelaria.

23
Taller de periodismo

Y así como la memoria se hace carne, también blemente- envolvía a presos de carne y hueso.
sentía en esa escena el peso y la densidad Cuando apreté play, también oprimí rewind.
del averno carcelario sobre los hombros. Del Y a cada instante, en la unidad espacio-temporal
mismo modo que pretendimos que explicaran de las escenas que nos escupía la TV, el pasa-
su mundo en forma de noticias, nosotros nos do pasaba otra vez por mi mente. Parte de una
sumergimos en su mundo a medida que com- historia en la que actuaban reos anónimos para
partíamos su tiempo. el gran público de los noticieros que pregonan
El control remoto regulaba el funcionamiento la mano dura, el taller de periodismo en el “Vie-
del aparato de video, pero en ese botón que jo Matías”, pseudónimo artístico del pabellón o
apreté también iba la marcha de mi experien- alias policial con que lo bautizaron uniformados
cia como educador popular. Aunque el televisor literales, se convertía en nuestro propio juego
proyectaba un relato con actores de película, de Arcibel. Y nunca es sólo un juego.
la fantasía –mía; suya, tal vez; nuestra, proba-

Los amigos presos de Roberto Arlt


Por Facundo Carmona, docente Taller de Periodismo
Pabellón 9 (Programa “Viejo Matías”) Módulo 3- Complejo Penitenciario de Devoto

agradezco su paciencia y tolerancia. Si bien


en esas primeras clases reinó cierta tensión
“De todo lo escrito yo amo solo aquello parecida a la que impera antes de un com-
que alguien escribe con su sangre”. bate de boxeo, los muchachos nunca ases-
Frederich Nietzsche taron el primer golpe, sino que lo reservaron
estratégicamente para momentos en los que
Destruyendo el tiempo su uso fue justificado, como en las discusio-
nes que nutrieron constantemente el taller.
“Hoy sos un número. Antes eras una cosa” Una máquina de pesadumbre
Charo (participante del Taller de Periodismo)
Alguna vez un filólogo alemán sentenció: “No
La primera clase fue puro nervio. Entramos con la cólera sino con la risa se mata. ¡Adelan-
con los compañeros talleristas al pequeño te, matemos el espíritu de la pesadez!”…De-
pero pulcro entrepiso que oficiaría de aula voto es el triunfo de la pesadez, una máquina
durante los próximos seis meses. Uno de de letargo, de congoja, de lamento. Aquí, los
los puntos más notables de la “Experiencia textos creados por los muchachos -los acerca-
Devoto” fue el hecho de haber convivido du- dos por nosotros y por ellos- tienen la chance
rante tanto tiempo en su hogar. Ese pabellón se convertirse en risa. El Taller de Periodismo
olvidado en los márgenes de la Ciudad es su por momentos posibilitó la purga. Los textos
casa, aunque muchos -con razón- renieguen purgan. Se vomitó y mucho. Vomitaron los
de ello. Rememorando aquellos primeros días, muchachos, vomitamos los docentes. Y esto

24
Taller de periodismo

posibilitó encontrar cierta liviandad, encontrar- Fin de año:


se con la risa. Algunas dinámicas (como los
ejercicios hechos con el ajedrez y las discu- Antes del receso de fin de año se organizó un
siones en torno al sentido) se dieron con cierta brindis con la Coordinadora del Proyecto, con
inocente liviandad. Fueron actividades que no uno de los Coordinadores Pedagógicos, con
esquematizaron, lo cual generó un ambiente los docentes de los Talleres de Literatura y con
extremadamente distendido y cordial. nosotros, a cargo del Taller de Periodismo. Se
entregaron diplomas, dos de los muchachos
A fines de 2008 las miradas estaban clavadas cantaron algunas sonatas populares y el resto
en el suelo y se manejaba una hostilidad in- se dedicó a escuchar, sonreír o hacer algún pe-
usitada hasta ese momento. Los muchachos queño discursillo. MC, alumno de Periodismo
estaban visiblemente angustiados; había al- esgrimió: “el taller nos sirvió para conocernos
gunas bajas en el taller. El mundo legal esta- y formar un grupo. Tipos con lo que por ahí ni
ba presionando sobre el ánimo. Los tipos del nos saludábamos, hoy podemos compartir un
Servicio también estaban inquietos, miraban mate”. Sin escenas de patetismo, sin lágrimas
de reojo, ponían más ímpetu en la revisación ni melancolías, el año tocó fin en Devoto.
del ingreso y cosas por el estilo.

El espacio destinado al taller estaba vacío y


los “internos” dispersos por el pabellón. Uno
de los muchachos presenta al Gordo P y una
ráfaga de aire fresco renueva el ambiente. El
Gordo P ronda los 60 años, y su cuerpo traza
el mapa de una vida dedicada al hampa y sig-
nada por las Instituciones de Encierro. En P
los tatuajes se confunden con las cicatrices y
las manchas pardas que colorean su dermis.
Habla pausado, destila veneno y genera risas
con gran facilidad. P ríe. Ríe de sus compañe-
ros, de su puta, de su familia, de los polis. Pero
lo fundamental es que P se ríe de sí mismo, y
no hay humillación en esa práctica. Su vida
es moverse en los márgenes, es delinquir, es
maltratar, es reír y bailar. P parece feliz. P es
increíblemente feliz. Su risa es un trago amar-
go, su felicidad hace tambalear. Incomoda.

P no se arrepiente, no pide perdón. P volve-


ría a vivir su vida tal como la vivió. P es una
persona maravillosa que si no existiera habría
que inventarla.

25
TALLER DE
LITERATURA

26
taller de literatura

Mi dicha
Desde que me cansé de buscar
he aprendido a hallar.
Desde que un viento se me opuso
navego con todos los vientos
F. N.
Durante seis meses, una vez por semana, todas las semanas, en encuentros
que duraban aproximadamente una hora y media, en una biblioteca dentro
de uno de los pabellones de la Unidad 2, Devoto, y en una biblioteca de
la Unidad 27, se realizaron dos taller de lectura y escritura, de Literatura y
Narrativa, donde se intentó pensar acerca de qué es la literatura, y cuál es
la fuerza de la palabra, de la ficción y de la poesía para poder oír, pensar
y hablar otras formas de aquello que nos sucede o que nos sucedió, o que
no sucedió nunca; de aquello que nos visita, aquello que no llega, aquello
con lo que convivimos; eso que podría haber pasado o podría no haber
pasado, o está pasando. Se trató de buscar otros sentidos o de demolerlos,
buscarse y encontrarse con otros, en las palabras, a través de la palabra,
recuperando la palabra, y la propia voz, que parecía aletargada por diversas
capas sedimentadas por distintos encierros, pero que surgía y surgió como
una poderosa materia explosiva.
Hombres y mujeres pensamos en todo esto, leímos, escribimos,
escuchamos.
Estas son sólo algunas de las producciones que surgieron de allí.

27
taller de literatura

Soy yo el hombre:
el que ama
el que lucha
el que disfruta de cada instante de la vida
el que sabe dar
el que a veces reza
el forjador de mi propio destino.

Pido perdón, pero algo en mi defensa, que hay


alguna razón para que yo viva en este mundo y
seguramente soy útil para alguien.

Amo las cosas bellas de la vida, los estilos refinados,


el bien hallar, el amor a las artes y disfrutar de la
necesaria cuota de romanticismo que embellece
la existencia. Y ello no me ha impedido luchar con
empeño en la realidad de la vida.

Lo que la sociedad le dé a sus niños, los niños


mañana se lo devolverán igual.

28
taller de literatura

Poesías
Acariciar la palabra que nunca será mía,
besarlas, palparlas para sentir su piel más fina.
Rogarle, insistirle para que me libere.
Vestir la palabra, descubrirla,
disfrazarla de verdades.
Nada.
Impotencia
Las palabras se resisten a
cantar el sonido de mis huesos.

Luciano Francisco Guglielmo

29
29
taller de literatura

Libertad:
Esta palabra es extensa, muy extensa, para mí
después de la vida le sigue la libertad al ser hu-
mano. La libertad nace con nosotros al ser roto
el cordón umbilical de mamá. Cuando tuvimos
libertad para abrir los ojos por primera vez; y
después la guía de mamá para poder volar con
nuestras propias alas. La libertad del ser humano
es la libertad para vivir equitativamente nuestra
existencia y poder con libertad llenarnos del elixir
de vida que nos dio. Para mí hay dos cosas. Diría
yo dos tesoros que no debe perderse el hombre,
la vida y su libertad. Porque perdiendo alguna de
estas dos cosas, perdemos un gran tesoro y se
rompe el equilibrio o la equidad complementaria
del ser humano.

Yo Pienso que la libertad verdadera, la Edad real


así como la felicidad como Persona, radica úni-
camente en nuestra Mente. En la actitud que ten-
gamos ante la Vida. Y que así como aceptamos
lo bueno. También debemos aceptar lo malo. O
sea lo negativo, lo adverso. Y sacar lo mejor de
nuestra situación. Para no volver, si es posible, a
equivocarnos. Y seguir adelante con nuestros pro-
yectos de vida, de trabajo junto a nuestra familia.
Mis perspectivas Personales son: seguir prepa-
rándome en todos los aspectos. Para ser mejor.
Como persona, como madre, hija y ciudadana
para mi país.

Irma Saldaña S.

30
taller de literatura

Escribir es pensar, leer es escribir


Deseo empezar este artículo agradeciendo de antemano a todo el equipo
sin excepción, por sus valores altruistas y dedicación sin límites, en todas las
ramas de la educación que desempeñan a los que nos encontramos priva-
dos de libertad.
Gracias por su constante paciencia, tenacidad y el tan insoslayable altruis-
mo.

En lo personal, les diré apreciados compañeros que pertenezco al grupo de


Literatura de Devoto, me gusta leer pero no soy escritor, presumo que la ma-
yos parte de nosotros nos encontramos en el rubro lectores, algo así como
para pasar las interminables horas, pero pocos, muy pocos los que hacen
de la lectura un estudio profundo, los que poco o nunca leen un libro es
indiscutible que viven en una sociedad de ignorancia, madre de muchas tri-
bulaciones. La mayor parte de las personas escondemos en lo más recóndito
de nuestra mente una especie de Caja de Pandora, que nosotros mismos
ignoramos el potencial de lo que podemos ser capaces, sólo hacinándonos
en pequeños grupos y asociando ideas sobre la misma vocación, nos vamos
dando cuenta que el intelecto va despertando y florece en nuestro interior
cual tal bella flor de Lys. Sepamos aprovechar el aislamiento del mundo
exterior con aquello que germina en nosotros y que vive en un letargo de
somnolencia, piensa compañero, que no hay límite para escribir libros.

Dice un proverbio oriental: El que no tiene un hijo, el que no planta un árbol,


el que no escribe un libro, por este mundo no pasó.

Vale

Ricardo Izquierdo

31
taller de literatura

12 de Octubre:
7:30 a. m. Sentado a la mesa de un bar cualquiera, no importa su nombre,
ni el lugar, ni la calle en que se encuentra ubicado. Lo cierto es que estoy
allí, de frente a las dos amplias ventanas que miran ávidamente hacia una
concurrida avenida que se divierte y emociona al paso de la multifacética
oleada peatonal.
De pronto algo, mejor dicho alguien, me llama la atención, es una joven
que se encuentra junto al poste que indica la parada de un colectivo, cuyo
número de línea no alcanzo a divisar con ‘nitidez’, pero sin embargo, pese
al día nublado y algo lluvioso, puedo percibir con claridad los rasgos y vesti-
mentas de la joven. Llevaba puesto un buzo tipo canguro color salmón, por
debajo se podían apreciar los bordes de una remera clara que asomaban
por debajo de la cintura del buzo que parecía algo corto, jeans color celeste
desteñidos, mocasines negros. Su figura de casi 1,70 metros, delgada y
de tez blanca, con una edad que oscilaba entre los veinticinco y veintiocho
años. Su cabello casi rubio caía como llovido sobre su rostro pálido y casi
hermoso, que dejaban ver unos ojos que buscaban sin buscar, algo, o al-
guien más allá de su horizonte.
Tal vez se dirigía hacia su empleo si es que lo tenía, dada la hora en que se
encontraba allí podía haber sido. Pero sus ojos y su rostro pétreo y hierático
por momentos no daban esa sensación.
Tal vez esperaba a alguien que tras la promesa de estar junto a ella de ma-
nera puntual, aún no había desplegado su tren de aterrizaje.
Tal vez la larga noche de insomnio debido a una discusión conyugal la llevó
a deambular sin rumbo y con pasos ignorados hacia alguna parte buscando
tal vez en la soledad de sus pensamientos encontrar la llave que la conduzca
hacia las puertas de la felicidad ‘eterna’.
Tal vez la esté consumiendo la congoja y la tristeza por la pérdida de un ser
amado, a quien hasta ayer consideraba inmune e inmortal, y hoy lo piensa
irrepetible.
Tal vez esté haciendo una pausa en su transitar para reflexionar profunda-
mente cuál va a ser la próxima decisión a tomar de la cual dependerá su
presente y su futuro.
Tal vez me importe un pito lo que le pase, y tal vez, sólo tal vez, me preocupe
que se me haya enfriado el café…
Antonio Ramirez
32
taller de literatura

Lo que perdía Brígida

Una pequeña de tan sólo siete años de edad, junto a sus hermanitos que
eran ocho y su Señora madre con una basta preparación, pero con un gran
corazón de oro. La madre de Brígida supo sembrar en su pequeño corazón
valores y virtudes. Una riqueza invaluable que le servía de mucho en su vida
a la pequeña Brígida, la cual era la mayor de sus hermanitos, que pese a
su cuna humilde que la meciera, se hacía cargo junto a su madre de su
pequeña y grande familia a la vez. Abrigando en su alma sueños, ilusiones
e ideales; que la hacían crecer fuerte, valiente e inteligente. Ya que más que
juegos infantiles, a su edad, Brígida, día con día gustaba y se inspiraba al
ver la vertiginosa Naturaleza que la rodeaba. Ese inmenso e inagotable Mar
que se juntaba a lo lejos con el Cielo. Esa sensación abstracta de Amor en
su corazón, que le hacía amar a su familia y a toda esa Madre Naturaleza
de la cual era parte también. Lo que no se imaginaba la pequeña, que subir
la cuesta, cuesta, y subir peldaños no era fácil. Pero tampoco imposible. Así
crece y lucha Brígida para alcanzar sus sueños e ideales. Ella se convierte
en una mujer guerrera. Tratando de mantener lo que la hace única como
pocas, sus convicciones morales y espirituales. Sin embargo las piedras en
el camino son muchas y las adversidades se dejan venir como torrentes
de agua turbia y abundante. Lo cual va aminorando toda la fuerza de su
alma; hasta debilitarla perdiendo su mayor fuerza en sus sueños e ideales.
Pero no obstante, la desilusionada “Brígida” sabe en su interior que no se
termina el mundo ahí, quedándose derrumbada en el interior de su alma.
Por lo cual, lucha incansablemente por levantarse y seguir luchando con
todo su corazón, por sus sueños y sus ideales como lo que es, “una guerrera
invencible”; que con su amor no dejó morir a esa niña inocente que todos
llevamos dentro.

Irma Saldaña S.

33
taller de literatura

La ingrata justicia
Cárceles de antaño,
Mazmorras olvidadas,
Cepos carcomidos,
Quedas herrumbradas,
Látigos de tres puntas,
Fierros marcadores,
Fuelles rotos,
Carbón que no arde,
¿El Carrasco?
Ya no existe.
Siempre ha habido reos
y siempre los habrá,
pero todos claman,
la Inocencia.
¿Serán todos Inocentes?
¿Estarán todos Arrepentidos?
¿Estarán todos Locos?
¿Estarán todos Cuerdos?
¿Por qué la pena de muerte?
Pobre Hombre
de Cuerpo y Alma,
¿Quién eres Tú, Hombre de Leyes?
¿Para sentirte Dios?
Dios te dio la Vida
Pero tú quitas la Vida,
Dios te perdona
Pero no peques más.
Tú que estás sobre los Hombres
También Perdonas,
a unos la libertad
a otros los encierras
El pobre es Culpable

34
taller de literatura

El rico es Inocente
Al rico le temes,
a él le temes,
tiene dinero y poder,
Puede destruirte
Puede colmarte de beneficios.
El pobre nada tiene,
Ni dinero, ni poder, ni beneficios.
Él no puede tocarte
ni con la sombra de un dedo,
Hay que aplicarle la Justicia.
¿Qué Justicia?
¿La que tú has manipulado?
Te justificas por detrás,
del Psiquiatra, del Psicólogo,
Sociólogo,
de una corte arreglada
o atemorizada?
¿Es así que haces Justicia?
Como corolario de la Justicia
tienes tu propio Icono,
una señora con los ojos vendados,
una espada en una mano
y una balanza en la otra
y en el nombre de Dios,
dices hacer Justicia.
Yo te pregunto,
¿Quién es tu Dios?
¿De qué Dios hablamos?
¿Del Dios que conocemos
o del Dios Don Dinero?
¿Por qué digo estas cosas?
Porque para vivir y pensar
como preso
Hay que estar preso

35
taller de literatura

y convivir con los presos. y reconozca su mal proceder,


El estar preso Cuando las guerras terminen
no sólo es estar aislado y las cárceles no existan,
y vivir entre rejas. la corrupción habrá desaparecido.
Los presos ríen llorando Lo que ayer era pecado
y lloran riendo Lo que ayer era punible,
sin darse cuenta Hoy es autorizado,
las mentes más duras se doblegan no es pecado ni punible,
las mentes débiles ¿De qué Justicia hablamos?
pierden facultades ¿Qué Justicia tendrán
el trastorno mental las Nuevas Generaciones?
está cerca de la locura Entretanto, muchas mentes
Grandes robos se forjan iluminadas
en prisión, son corroídas en las celdas,
Homicidios, Extorsiones, avasalladas y olvidadas.
Raptos, Engaños, etc. ¿A quién le interesa?
Pero esta telaraña
conviene que así sea Vale
¿Por qué?
¿Qué haría la policía, Ricardo Izquierdo
abogados, Fiscales, vocales,
Secretarios, Jueces, Sociólogos,
Psiquiatras, Psicólogos, etc., etc.?
Si estas cosas no sucedieran,
el mundo creado por el hombre
entorno a su sociedad
no tendría razón de ser,
en este mundo actualizado
Sabemos que nacemos puros,
el entorno de la sociedad
nos corrompe.
Las cárceles seguirán existiendo
y en el decorrer del tiempo
habrá muchas más.
Cuando el hombre madure

36
taller de literatura

Venus
Era quizás la segunda vuelta que dábamos al par-
que Avellaneda haciendo footing. Gerardo era
boxeador y yo lo acompañaba a veces en sus tro-
tes de entrenamiento. Solía hacerlo en el parque o
en la autopista Richieri, que en aquellos días sólo
llegaba hasta la Avenida Perito Moreno. –¿Vamos
a pescar el sábado? –me dijo. Bueno –contesté
sin mucho ánimo.
4:30 a. m. del día sábado estábamos en la pa-
rada del colectivo 46 que iba a Constitución. Yo
temblaba de frío, era el mes de julio o agosto y
el invierno se hacía sentir, aún recuerdo que las
veredas estaban cubiertas por una fina capa blan-
ca y los charquitos congelados crujían cuando sin
querer los pisaba. Ya en el colectivo, que a esa
hora estaba casi vacío y en semipenumbras, me
adormecí por el calorcito que provenía de ese po-
deroso motor. En Constitución, mientras esperá-
bamos el tren que nos llevaría al destino de pesca,
compramos algunas cosas que agregamos a las
que ya teníamos en las mochilas. El tren estaba
frío, las ventanillas de rústica madera no tenían
vidrios en ninguna de ellas, ya que no eran como
las de ahora con calefacción incluida. Así estuvi-
mos en ese bendito tren, por un tiempo que me
pareció interminable, charlando de bueyes perdi-
dos y duendes encontrados, sentado el uno frente
al otro en duros asientos de madera que parecían
haber sido construidos con bloques de hielo. Se
abre la puerta de adelante del vagón en el que
viajábamos y entra un hombre vestido de traje gris
y gorra de viceras, que con su voz monótona va
repitiendo, –¡Boletos, pase y abono!–. Detrás de

37
taller de literatura

él deja el viento helado que en pocos segundos cubre todos los espacios. Me
levanto el cuello de la campera y maldigo para mis adentros al guardatren
que dejó la puerta abierta. El viaje continuó sin que me ocurriera nada, en el
“coche” sólo había unos pocos pasajeros que dormitaban su sueño al com-
pás de los traqueteos del “convoy”. Tenía ganas de preguntarle a Gerardo
dónde estaba ese “dichoso” lugar de pesca pero no dije nada, no quería
pecar de ignorante y ansioso, él (Gerardo), al igual que yo, hablaba muy
poco, por lo tanto casi todo el trayecto se hizo en silencio, salvo en las oca-
siones que ya he mencionado. El tren se detuvo una vez más (lo había hecho
varias veces) pero esta vez Gerardo agarró su mochila y su caña y eso me
indicó que habíamos llegado. Cargué la mochila al hombro, que por cierto
pesaba bastante, y fui en busca de las escalerillas para descender del “gusa-
no de hierro”. Fuimos los únicos pasajeros que bajamos en la estación, que
a esa hora se encontraba desolada, su construcción era antigua y del tipo
colonial, a su alrededor las casas estaban diseminadas y separadas a distan-
cias considerables las unas de las otras, como en un paisaje de pueblo. La
noche se había ido esfumando paulatinamente y la luz difusa del amanecer
invernal hacía su aparición junto con el gélido viento mañanero, que a esa
hora parecía acariciar con más fuerza. Retrocedimos por una callejuela que
bordeaba las vías, alrededor de unos dos kilómetros, comenzaba a levan-
tarse una neblina que parecía brotar del suelo mismo y de los campos ad-
yacentes. Caminamos hasta llegar a lo que parecía un pequeño río, con un
puente de hierro por el que cruzaban las vías férreas, no cruzamos el río sino
que proseguimos nuestra marcha por un estrecho sendero que bordeaba la
margen derecha del serpenteante pero poco caudaloso brazo de agua. La
niebla se había incrementado y hecho más densa y el frío acechaba con más
vigor, con un viento mortal que parecía querer dejarme sin orejas. Gerardo
se había adelantado unos metros porque él conocía el camino, por momen-
tos sólo veía parte de su cuerpo a través de los bancos de niebla y cerrazón
que se formaban en torno y adelante nuestro. ¡De pronto!, giro la cabeza
hacia la izquierda y desde el centro mismo, y a unos cien metros del puente
de hierro, veo surgir como entre brumas y vapores, la figura de una mujer,
blanquísima, al principio no podía dar crédito a lo que estaba viendo a esa

38
taller de literatura

hora, con ese frío, ¡y desnuda! Debo estar loco,


pensé, quedé desconcertado, sin saber qué hacer,
o decir, dudé en llamar a Gerardo, pero temí que
se riera de mí si lo que estaba viendo no era ver-
dad. En ese momento un soplo de brisa despejó
un poco la niebla en torno de la figura femenina y
pude ver con más claridad, y, ¡en efecto! ¡Era una
mujer! ¡Y vaya qué mujer! Era una belleza sin par,
majestuosa y singular, su rostro hermoso, con el
cabello recogido hacia atrás formando un rodete
que dejaba al descubierto su frente, sus ojos y su
cuello esbelto que se unía a un torso espectacular.
Se podía apreciar todo esto porque estaba desnu-
da desde los hombros hasta un poco más debajo
de la cintura, las líneas de su cuerpo eran fatales
para la vista del hombre por su exquisita belleza.
Su mano izquierda sostenía con delicadeza una
especie de túnica que caía suave y lánguida sobre
sus caderas y unida en sus extremos por debajo
casi del pubis por la hermosa y delicada mano ya
mencionada. Estaba suspendido en el aire, pisan-
do el área de mis pensamientos que se dispara-
ban como perdigones en un sin fin de direcciones,
cuando escucho la voz de Gerardo llamándome
a gritos. –Juan, Juan, ¿dónde estás?—El llama-
do me volvió a la realidad, y parpadeé varias ve-
ces para alejar aquella imagen, aquella fantasía,
aquel espejismo creado por la mente, pero no,
allí estaba “flotando” en el agua, con pequeñas
olas que rompían suavemente a sus pies. –¡Juan,
Juan!—otra vez los gritos de Gerardo llamándo-
me. –Ya voy—contesté, y muy a mi pesar, giré so-
bre los talones y empecé a alejarme de aquella
mujer de sueños. Tras andar unos metros y antes

39
taller de literatura

de que se perdiera en la niebla, me volví para contemplar una vez más la


belleza imperecedera de la Venus del Milo, porque de ella se trataba, aun-
que a ésta, a diferencia de la otra, sólo le faltaba un brazo.
Continuamos durante largo tiempo caminando a través del campo que pa-
recía interminable, el sol con sus apariciones esporádicas había disipado un
poco la niebla. El esfuerzo de la caminata por pastizales húmedos y altos
también había hecho desaparecer de mi cuerpo el frío que aún se manifes-
taba triturante. De los árboles que formaban una constelación, despegaban
en busca del cielo infinidad de pájaros de los cuales, de su mayoría, igno-
raba sus nombres. –Esa es una calandria mexicana—exclamaba Gerardo y
señalaba a un ave de color gris con reflejos negros y tornasolados en sus
alas. Aquél es un “pechito colorado”, aquélla de aquél árbol, en la punta
de la copa, es una pavita de monte, ese otro gris y amarillo que tiene un
copete en la cabeza es un pájaro carpintero, aquél otro es un “caracotero”.
Así, de este modo, iba Gerardo describiendo las distintas aves que surca-
ban, o no, el espacio aéreo y arborícola a nuestro alrededor. Continuamos
caminando durante largo tiempo, siempre siguiendo el serpenteante río en
dirección sur, el sol le había ganado la pulseada al mal tiempo y comenzaba
a hacer notar todo su poderío “hot” en cenit. En las lagunas que se habían
formado en muchos sectores del extenso campo, se podían ver bandadas
de garzas con sus plumajes blanquísimos, garzas moras, grupos de biguás
que nadaban y se zambullían alegremente. Después de algún tiempo más
de marcha y molesto del asedio incesante de los tábanos, sigo a lo lejos
el rumor de algo que en ese momento no pude definir de qué se trataba,
pero que al acercarnos más hacia él, pude oír con más claridad, y lo que
parecía el bronco bramido de una colosal batalla de titanes, no era otra
cosa que el rugido ciclópeo del Río de la Plata que en ese momento esta-
ba enfurecido como un volcán en erupción. Apareció detrás de una densa
hilera de árboles y juncos, golpeando con fuerza descomunal los márgenes
que lo contenían, caminamos, bordeando sus costas buscando un lugar
adecuado para acampar. Llegamos a un brazo del río que se internaba
monte adentro, recorrimos unos ciento cincuenta metros, utilizando a veces
el machete para abrirnos paso a través de la enmarañada “pequeña jungla”
que se había formado allí, debido al poco paso del hombre, o animales.

40
taller de literatura

Encontramos un claro junto al brazo del río que


a Gerardo le pareció buenísimo para acampar y
dijo –Aquí levantamos el “bunker”, Juan, ¿Qué
te parece? —Bien—contesté, sin saber bien de
qué se trataba. Juntamos hojas secas y algunas
ramas e hicimos un fuego, en un lugar que lim-
piamos, preparamos unos sándwiches y tomamos
unos mates, porque teníamos hambre, luego,
mientras Gerardo preparaba las cañas y los espi-
neles, decidí explorar los alrededores. Así que me
eché la mochila al hombro, y dije ahora vuelvo.
Está bien—contestó Gerardo—tené cuidado, ¡no
te pierdas!—. Tomando en cuenta sus palabras,
me dispuse no alejarme del curso de aquél brazo
de río. Tomé por una senda que era muy estrecha
y que a veces se perdía en la densidad del bos-
que y que, después de algún trabajo con el ma-
chete, de esquivar pequeños montes de “talitas”
y de saltar zanjas, volvía a retomar. El río estaba
en creciente y se podía ver claramente como se
deslizaba como una poderosa serpiente buscan-
do el interior del monte. El silencio de esa soledad
humana era quebrado por el bullicio y algarabía
de las distintas aves que poblaban el lugar y por
el romper de las pequeñas olas contra el “terra-
plén” natural de tierra y raíces de añosos árboles
que bordeaban y cuyas ramas “acariciaban” las
aguas de aquel río. Continué por la escabrosa
senda hasta llegar al punto donde el brazo de río
formaba una curva muy suave hacia la izquierda,
con árboles frondosos y algunos gigantescos, la
maleza y enredaderas se hicieron más densas y se
abrazaban entre sí estrechando y cerrando todos
los pasos y veredas. Seguí adelante abriéndome

41
taller de literatura

camino a través de la espesura, hasta llegar al final del codo, allí me sen-
té un rato en la orilla, contemplando ensimismado el correr de las aguas
que arrastraba a su paso ramas y camalotes. En esa contemplación estaba,
cuando al mirar hacia la derecha veo un gran árbol caído, que atravesaba
el río de orilla a orilla, por un momento no atiné a pensar en nada, pero en
seguida, como torrente incontenible, fue surgiendo la idea de cruzar hacia
el otro lado utilizando aquel cíclope caído como puente. La curiosidad y el
anhelo de aventura no me dejó lugar a meditar en las probables consecuen-
cias, así que, mochila al hombro, me dirigí con pasos decididos hacia aquél
lugar que distaba unos treinta metros.
Ya junto al gerontoárbol, miro por unos segundos las gruesas y formidables
raíces que eran la base, el sustento, y por donde se nutría aquél coloso aba-
tido por algún huracanado y enfurecido soplo del Dios Eolo. La lluvia había
empezado a caer otra vez con mucha intensidad, el cielo se había encapo-
tado cubriendo el sol en su totalidad y el viento helado castigaba sin piedad.
Pero estaba decidido a cruzar hacia la otra orilla, trepé el caído árbol e
inicié el cruce, el río por debajo corría con violencia, siseante e inquieto.
El viento azotaba las copas de los árboles, desgajando a veces ramas que
al caer ponían en peligro a cualquier ser viviente que se interpusiese en su
caída, ya, en la mitad del trayecto, o sea en la parte media, donde el brazo
de río era más caudaloso y el viento golpeaba con más fuerza, no sé si por
descuido, por las fuertes ráfagas, o por lo resbaladizo que estaba el tronco
debido a las lluvias, lo cierto es que, en fracción de segundos, sin darme
cuenta de cómo ni por qué, me encontré de pronto sumergido en la profun-
didad de aquel oscuro y turbulento río, el peso de la mochila me empujaba
hacia abajo, hacia un lecho cubierto de cieno y ramas sumergidas que para
mí, en ese momento, significaban un peligro mortal, pues de enredarme en
una de ellas sería mi fin. Sentí que el caudalosos brazo me arrastraba con
violencia inusitada y que el peso de la mochila y la incomodidad que ella y
los borcegos me producían en ese instante, me impedían nadar en libertad.
Me hundí y al emerger, vi que la corriente me había alejado del tronco, traté
de llamar a Gerardo, pero el agua que se introducía en nariz y boca no
me lo permitía, luchaba con todas las fuerzas por mantenerme a flote, pero
me resultaba imposible, toda la ropa y el equipo mojado me hacía presa

42
taller de literatura

fácil de aquella trampa líquida. Volví a hundirme,


el agua por debajo corría con más fuerza y me
arrastraba hacia el canal mayor, donde segura-
mente mis posibilidades de sobrevivir serían aún
menores. Salí después de un gran esfuerzo logré
subir por segunda vez a la superficie, las cosas
estaban muy mal, el panorama era desalentador,
sobretodo porque las fuerzas me estaban aban-
donando, pero a pesar de todo, no sé por qué ex-
traña razón, no estaba nerviosos, ni desesperado,
me sentía sereno y tranquilo. Las aguas me volvie-
ron a arrastrar hacia el fondo, pensé, —Es el fin,
¡Dios!—. Abrí los ojos, el agua era color marrón
oscuro, sentí que una de mis piernas se inmoviliza-
ba, “me había enredado en algo”, pataleé tratan-
do de librarme, no lo conseguí, los pulmones me
estallaban, la cabeza hacía el sonido de un sifón
a punto de reventar, la mente se me puso oscura
como la pantalla de una computadora apagada.
Abrí la boca para decir algo y tragué “mil” litros
de agua barrosa y fea –me ahogo—dije para mí.
¿Por qué así? Sin fuerzas para luchar, sentí que la
razón y el ánimo me abandonaban y dejaban mi
cuerpo y mi conciencia en las “manos” del líquido
elemento. La imagen fue surgiendo como etérea y
borrosa al principio. Apareció de repente ante mis
ojos abiertos que se estaban apagando, como
sentí que se estaba apagando la recién encen-
dida luz de diecisiete años. Era etérea y blanca,
tan blanca como las nubes, o como la nieve que
se deposita en las cumbres de las montañas más
altas. Rompiendo la hegemonía de la oscuridad
absoluta. Se acercaba hacia mí con suave ondu-
lar a través de las turbias aguas, nívea y hermosa,

43
taller de literatura

como la más hermosa de las sirenas y me tendió su mano bella y perfecta.


–¡”Venus”!—exclamé, con el casi último hálito de vida, y extendí mi mano
aferrándome a la suya con la desesperación propia del moribundo. ¡De
pronto estaba en la superficie! Tosiendo y vomitando agua sucia, buscando
respirar con desesperación animal. Estaba asido a la rama de un árbol no
muy grande, que al caer por el efecto de algún fuerte viento su copa llegaba
casi hasta la mitad de aquel brazo de río. Reuniendo las pocas fuerzas que
me quedaban y ayudado por las ramas, pude llegar a la orilla, y allí me
tendí boca abajo, el cuerpo había entrado en shock no paraba de temblar,
de la boca me brotaba una baba espumosa y amarga, la tos por momentos
me ahogaba y entraba en convulsiones espasmódicas. No sé cuánto tiempo
estuve así, en la semi conciencia, hasta que rodé el cuerpo hasta quedar de
espaldas, boca arriba mirando el cielo, que aún estaba encapotado y arro-
jando agua de sus compuertas abiertas. Arriba, muy arriba, las copas de los
árboles danzaban al compás del viento y las aves volaban en torno a ellas
buscando refugio. Como entre sueños oigo unos pasos amortiguados por el
pasto y por la tierra mojada por las lluvias y una voz que dice –¿Qué estás
haciendo ahí, Juan?—era Gerardo que había aparecido detrás de mí, y me
ayudaba a ponerme de pie diciéndome —Vamos al lado del fuego, estás
mojado y temblando de frío—. Al mirar en derredor descubro la corriente
que mansamente describía su curso normal, pero que en esa aparente cal-
ma, emanaba un destello de imperceptible magnetismo que obnubiló mi mi-
rada y por el que me vi forzado por un segundo a cerrar los ojos, formando
levísimos círculos concéntricos y destellos de brillo como mágicas chispas de
luz salpicadas en el agua parda, el resplandor de aquella luz blanca dia-
mantada se alejaba hacia las profundidades con el correr del agua.

Miguel Ramirez y V. P.

44
taller de literatura

Comparendo - Comparecer
Esto significa que a las 2:45 h. de la madrugada te sacan del pabellón, te
llevan a JUDICIALES, y esperás hasta las 4 ó 5 de la mañana, que venga el
camión que te lleve a TRIBUNALES.
Subís, te esposan, te encadenan, con cadenas que pasan por tus piernas, y
en esa posición, comienza el trayecto.
Si hace calor, 50 grados, si hace frío, 0 grados.
En el camión ya vienen detenidos del complejo, hombres y mujeres, pasan
por la Unidad 3, suben internas, gritos, cigarrillos, risas y peleas. Sigue el
viaje, U27, cargamos gente, U2 Devoto, suben hombres. Buenos chicas,
todas contentas.
Llegamos a Tribunales, por fin bajamos. ¿Qué hora es? 8 de la mañana (U
28).
Nos tiramos una frazada, y dormimos con CUCARACHAS y una LETRINA al
lado.
13:30 h. Llama la celadora, me llevan al Juzgado, me leen dos reglones,
firmo y me reintegran.
Con un poco de suerte me vuelvo en el primer camión.
NO-NO-No- no puede ser, el primero no, el segundo, el tercero. En el
ÚLTIMO.
Subo, a repartir gente, Devoto, U. 27, U. 3, Complejo U. 31, llegué, 1:30
de la madrugada.
Llegué al Pabellón, sin comer, sin bañarme, sin ganas de nada, con olor a
la letrina de la U. 28.
Te tirás en la cama, y dormís.
Sólo querés gritar.

BASTA – BASTA – BASTA.

Reflexión: ¿Quién dijo que en la Argentina no hay pena de muerte?

Gloria

45
taller de literatura

En estas hojas trataré de resumir esto a lo que


le llaman sólo estar presa y no es así, es falta de
todo, de libertad corporal y espiritual, al menos
eso sentí el día que fui detenida y tratada peor que
si hubiesen encontrado al más grande terrorista,
estoy por droga en aeropuerto, es mi primera vez
y sé que es la última, les cuento que no ha habido
un sólo día que por las noche deje de llorar, he
pasado por todas las unidades y tratada por su-
puesto a veces bien y otras mal, qué ironía, acá
se trata mejor y hasta con arresto domiciliario a
un violador, no me interesa juzgar pero es la única
cosa que no acepto ni aceptaré mientras viva, la
violación. En mi caso me quedé sola con mi hija y
mis dos nietas que siguen firme a mi lado, el resto
se borró, mis “amistades”, mis hermanos, fue y es
un tiempo de mucha tristeza y hoy que sólo me
faltan meses para salir en transitoria me pregunto
cómo seré fuera, porque quien sale de acá no
es el mismo, hoy juzgamos como nos juzgaron,
abandonaremos como nos abandonaron y co-
braremos como pagamos porque como siempre
en este tema hay muchos fuera que tendrían que
estar dentro con nosotros, y se olvidaron de uno,
se pierde tantas cosas, el dolor sólo lo sabemos
cada uno de nosotros esas noches que miramos
el techo y queremos olvidarnos donde estamos, la
necesidad de afecto, les cuento que en las visitas
durante más de un año en la U. 31 me abrazaba
a mis nietas e hija y les pedía que me llevaran, el
día que me llevaron no digerí en ningún momento
pero luego cuando pisé tierra pasé tres días sólo

46
6
taller de literatura

llorando y sin poder levantarme, yo sé que uno


juega con fuego y tarde o temprano te quemás,
pero por qué se aprovechan afuera de nuestra
situación para herirnos, no saben que desde el
momento en que estamos detenidos ya nos hirie-
ron hasta el alma, los días pasan y te despertás
pensando hasta cuándo y te flaquean las fuer-
zas y sólo querés morir, yo que era tan libre que
no paraba un segundo, verme privada de todo,
pienso y comparto con cada preso de todas las
cárceles su dolor, y hombres y mujeres, por cada
uno que sale en libertad me alegro, aprovéchen-
la, no regresen, esto es no sólo un encierro fí-
sico, también mental y espiritual, les cuento que
yo soy de evadirme mucho y aparte soy enferma
depresiva, y muchas veces mirando la tele me iba
y miraba a mi alrededor y sentía que estaba en mi
casa con mis niñas o viajando en un tren, cómo
se añora aquello que en su momento nos parecía
insignificante, yo había perdido a mi padre me-
ses antes de caer y un 24 de diciembre estando
por supuesto presa cayó en cama mi madre, pasé
tantas cosas, mi nieta estuvo internada mal, y uno
acá encerrado sin poder hacer nada, la impoten-
cia, el dolor, gente que está con uno y hace pa-
vadas, y compite con quien más tiene, qué joder
carajo, estamos presas y somos iguales, dejen de
querer un pabellón, una cama, yo de mi parte
se los regalo, yo me quiero ir con lo puesto, que
se traguen todo, si acá el mejor menú no tiene
gusto, la mejor ropa es igual a cualquier trapo
barato, no sé, yo pienso desde que entré así ten-
gas lo que tengas acá adentro te falta todo y la

47
47
taller de literatura

soledad es tremenda, podés estar en un pabellón


de cincuenta personas y sentirte completamente
solo, no hablo de la policía porque me parece
que cada uno cumple su rol y nosotros dentro y
ellos cumpliendo con su obligación o trabajo, me
tiene sin cuidado, porque muchas veces he senti-
do que la policía estaba dentro del pabellón, en
un preso que se cree ‘pobre’ dueño de algo, yo
paso de esas cosas, las frivolidades de muchas
que se creen que porque tienen ropa nueva al-
guien las mira, me causa risa, yo sigo de bermu-
das y soy así, no por eso no dejo de acordarme de
mis buenas compañeras que ya se fueron y eran
buena gente, pero acá llega uno solo y solo se
va, qué encontraremos no sé y desde ya cuando
me pregunten dónde estuve diré con ironía, presa
por droga, y qué ¿pagaron ellos mi delito?, no, yo
lo pago así que me da igual, pero los que deben
respuestas grandes no creo que se animen, no im-
porta, tiempo al tiempo, esto es una calesita y hoy
te toca a vos luego a ellos, hermanos de prisión
les resumí mis sentimientos y mi encierro para que
ustedes no aflojen, sólo nosotros sabemos cada
uno la cruz que cargamos acá. Gracias.

Teresita Flores

48
taller de literatura

Me viene a buscar mi madre


Querida madre
siempre te llamo
para que puedas verme
porque te extraño
el único día que puedo verte son
los sábados es lo único
que pienso que el día
que salga me viene a buscar mi madre

Deseo y esperanza
Deseo tener por siempre a mi madre y
Que la tenga siempre a mi lado
Las esperanzas que tengo es que salga
pronto de aquí ese también es mi deseo
Deseo es cuando pedía algo
Esperanza es esperar algo bueno
Deseo tener trabajo y ver a mis
nietos, estar toda la familia junta.

49
taller de literatura

No más te quieros
Las palabras me dejan
Qué haremos para estar
por siempre unidos
si Dios nos hizo andar
distintos caminos
por qué tuvo que ser
tan cruel el camino
Y cuando sola estés con
mi recuerdo no te olvides
mi bien que mucho te quiero
Y esperándote están mis brazos
abiertos.

Isabel Carballo

50
taller de literatura

Son cosas del amor que te


harán reír que te harán llorar
Mis hijos son cosas del amor,
me hacen reír y llorar, son así
hijos, una bendición de Dios.
Un día y que cada día que transcurre en mi vida,
si tuviera que elegir de nuevo lo haría.
Tres son mis ángeles los que me esperan y aman;
los tres distintos y tan iguales a la hora de amor,
gracias a Dios por todo eso.

Qué bueno es que hoy


esté con vos
Qué bueno es que hoy esté con vos, sí a vos
te lo digo mi Dios, porque tu eres todo en mi
vida de ayer hoy y siempre. Sé que tú estás
constantemente abriendo nuevos caminos que
conducen a una casa de la Fe, o sea la casa que
habito con mis tres hijos, en donde yo sé que tú
estás y hay mucha Fe. Gracias por darme esa
oportunidad de esperarte hoy lo bueno que es
estar con vos y mis tres hijos.

51
taller de literatura

Los cambios están sucediendo


Los cambios están sucediendo dentro mío, me
encuentro privada de libertad, o sea privada de
todo, menos del proyecto de futuro mejor. Que
el del día de ayer en donde he sido imperfecta
y me he equivocado; bueno todo este tiempo
reflexioné y quiero darle un cambio de 180° a
mi vida futura.
Aquí voy a ser un poco egoísta y no voy a
decir nada de mis hijos porque quiero hacer
la fiel promesa de que yo puedo y debo tener
mi corazón bien puesto para la lucha que me
espera en el gran mundo de opinar. Ese día va
a llegar pronto y también pronto cumpliré mi
promesa.

Amelia Noemi Torres Morote

52
taller de literatura

Pensamiento
Escuché una gran algarabía
todos son cantares y risotadas
muestras de gran felicidad,
¿Por quién doblan las campanas?

Escuché una gran algarabía


todos son cantares de lágrimas y tristeza
muestras de gran espanto y horrores
¿Por quién doblan las campanas?

Absorto en tal meditación


no llegué a comprender
¿Por quién doblan las campanas?

Ricardo Izquierdo

Descripciones de una imagen


Yo imagino ver de muy lejos, a mucha altura,
una enorme ciudad con una plaza muy grande
donde hay una palmera en el medio, un estadio
muy grande y en las puntas de la ciudad
sobresalen torres como si fueran iglesias, desde
el estadio salen escaleras que van subiendo
hacia lo alto atravesando casas de las cuales,
desde las más pequeñas hasta las más grandes
y altas, sobresalen cantidades de ventanas
pequeñas y calles que se comunican entre sí.

Isabel y Teresita

53
taller de literatura

“Ignorancia”
Decidirse a encarar el tema de la vejez es algo
bastante difícil, al menos lo es para mí, a pesar
de que han transcurrido los años (una parva).
Pareciera como si mi psiquis, mi cuerpo, mi
alma (si es que existe), en fin, todo mi ser, se
resistiera a aceptarlo. ¿Es esto una negación de
la realidad? Quizá no supe disfrutar la infancia,
ni la niñez, casi no tengo recuerdos de la
adolescencia, ni de la juventud, la adultez ¿qué?
Y ahora la vejez, la ancianidad, la abuelez, no
sé cómo calificar a la edad que tengo, ¿será
gerontofobia? De todas maneras no sé qué decir,
desconozco los síntomas, yo no paseo perros
por las plazas, no llevo nietos al pelotero, no
sé si va a llover o no, no sé nada, de nada, de
todas esas cosas que se supone trae aparejada
la vejez. ¿Me olvido cosas?, sólo las que quiero
olvidar. ¡Por dios! ¡Qué alguien me explique
qué es la vejez! ¿La caducidad de los huesos?
¿La inexorable proximidad de la muerte?, ¿la
posibilidad de hacer el ridículo ante alguien
más joven?, ¿la añoranza de lo que pudo haber
sido y no es? ¿La andropausia? ¿El temor a
equivocarse una vez más? ¿O el vivir en la
eterna infusión de los recuerdos? O el esperar
con paciente vacuidad, el despertar frente a la
realidad de la que no se vuelve!!!

Miguel

54
taller de literatura

Nuestras actitudes personales


Parece que diseñar nuestra vida es cada vez más
factible. Esta gran posibilidad de elección que po-
dríamos vivir como una deliciosa libertad a veces
la vivimos con un enorme desasosiego, porque
cada vez que elegimos un camino descartamos
otros y se nos antoja que en lugar de libertad lo
que experimentamos es una renuncia constante. Y
esta sensación convierte la toma de decisiones en
una auténtica tortura. Las dudas pueden llegar a
paralizarnos. Es fácil advertir que la óptica desde
la que contemplamos las situaciones determina
nuestra actitud.
Cuando algunos de mis compañeros me consulta
casi siempre los noto sumidos en una honda pre-
ocupación. Normal porque su futuro está en jue-
go. Sus dudas me las exponen como si ante ellos
se extendieran multitud de caminos y sólo uno de
ellos el correcto. Uno debía elegir varios caminos
pero sólo uno es el correcto, estar siempre con
Dios y salir a golpear puertas, alguna se va abrir,
que vivamos la decisión con mucha intensidad.
Pues bien, intuyo que mis compañeros contem-
plan su futuro de la misma forma y decidan entre
las diferentes puertas. Realmente sólo hay un ca-
mino correcto. Quizá el hecho de que sean felices
con la opción que elijan depende más de ellos

55
taller de literatura

mismos, de con qué actitud decidan vivirla, que


del camino mismo. No hay caminos objetivamen-
te correctos y otros incorrectos, como cuenta una
conocida historia.
Había una vez un anciano gaucho que tenía una
yegüita joven, un día la yegüita saltó el alambra-
do y salió corriendo. Sus vecinos de la estancia de
enfrente le dijeron: –-Ahora ya no tienes la yegüita
para tus tareas. ¡Qué mala suerte!—. Él les con-
testó, mala suerte o buena suerte, ¿quién puede
saber? Pasaron los días, la yegüita volvió preña-
da. Los gauchos le dijeron: –-¡Ahora sí que suerte
tienes!–-. Aquél que insiste en verlo todo perfecta-
mente claro antes de decidir, nunca decide nada.
Ante una decisión, el primer paso es recabar toda
la información posible. Es un paso obvio, pero
nos puede ayudar a abrir alternativas y, o, valorar
mejor la que tenemos. Consultar a nuestros com-
pañeros puede ayudarnos a tener distintos puntos
de vista. Dicen que quien busca consejero, busca
consejo, porque en realidad consultamos a los
compañeros o otras personas que intuimos que
lo que nos propondrán nos va a parecer bien. Así
tenemos que arriesgarnos y preguntar también a
los compañeros con puntos de vista muy distintos
al nuestro y no descartar ideas de entrada.

Daniel

56
taller de literatura

Mundo ficción
Este es un mundo nuevo de ficción y el formato es sostenido por gente deno-
minada genios o mejor aclarado (los bochos del siglo), todos se mantienen
con sus mentes sanas y transparentes. En general no existen enfermedades,
estamos inmunizados, los niños se visualizan, desde sus casas u hogares,
con sus profesores, o grandes maestros y así estudian. La población sale
toda en ropa de gimnasia a hacer largas caminatas, todo sirve para mante-
ner un cuerpo sano y ágil. No existen los gordos. Si vieran la gran vegeta-
ción existente y arboledas por doquier, las calles en todo el mundo son de
tierra con pasto corto, donde se puede transitar perfectamente. Los edificios
y casas son transparentes, es para acumular energía solar absorbiendo sus
rayos solares. El transporte es un zapatón o plancheta ultrasónica voladora.
La gran mayoría de las comidas y postres de todo tipo, se encuentran en
cápsulas de un centímetro cuadrado. No hay desnutrición, el hambre no
existe. Todo está pensado y regulado de acuerdo a los gustos de la pobla-
ción. Las enfermedades fueron controladas de tal manera que se extinguie-
ron y la población es sana, por naturaleza. Se realizan muchos encuentros y
eventos en centros de recreación e Iglesias donde se unen los niños, grupos
de jóvenes adolescentes y mayores, la comunicación es realista y sincera.
El enamoramiento es amarse para toda la vida, no se da lugar al engaño
y menos a la mentira. No existe ejército, ni policías, ni jueces. Simplemen-
te todo es transparencia. Solamente se utiliza la foto, y huellas dactilares,
para acceder a un crédito, de una compra de vivienda, electrodomésticos,
vestimenta, o indumentaria, artículos varios. Lo máximo viene desde la ni-
ñez, que nos deja sorprendidos por sus inventos, y así se van conociendo al
crecer, cuando llegan a adolescentes nos sorprenden con sus comentarios y
trabajos realizados en el deporte, ciencias y otros campos. Los casamientos
que se realizan son hermosos, dignos de ver. Fiestas pomposas. El desarrollo
del intelecto del ser humano marca su aptitud para el desarrollo del aspecto
de amor, y su sabiduría demuestra su capacidad para continuar su progreso
en el ser puro de conciencia sana.

Daniel

57
taller de literatura

Aforismos

Si has visto nacer el capullo de una flor


y has visto abrirse esa flor
has visto el nacer de un planeta.

Los hombres nacen libres


la sociedad los encarcela.

La naturaleza es justa, pero desequilibra


los hombres somos injustos y desequilibrados.

Nacer y volver a nacer


morir y volver a morir
este es el ciclo de toda vida
y la evolución de lo creado.

Se cree que el diablo es malo


pero en una cosa es bueno,
su constancia.

Ricardo Izquierdo

58
taller de literatura

Aforismos

La felicidad es maravillosa
nacemos, crecemos, procreamos, enfermamos y morimos
¿De qué felicidad hablamos?

Quien posee el oro compra conciencias


el que no lo posee es el reo culpable.

Cuando subimos un monte y llegamos a la cúspide


sólo podemos hacer una cosa,
Descender.

La felicidad en el amor no es amar


sino el de ser amado.

Ricardo Izquierdo

59
taller de literatura

El Eco
Por Violeta Percia, docente Taller de Literatura y Narrativa

El comienzo óptica de los temas y preocupacio-


nes, vuelve a aparecer la tensión en
Ronda de intereses: se señala el torno a los relatos de historias perso-
gusto respecto de textos sobre psi- nales (necesidad de hablar de eso y
cología y fenómenos psicológicos y a la vez un hartazgo y encierro que
parapsicológicos, cuestiones meta- produce ese círculo: no pierdo de
físicas, ciencias ocultas, ocultismo, vista que esa situación tiene que ver
cuestiones que tengan que ver con con la convivencia y parece ser un
el Bien y el Mal; alguien que está ahí malestar recurrente, ya transitado,
para cebar mate y para informarse producto de las charlas cotidianas u
un poco, y que me recalca que es ocasionales entre ellos). Se dispersa
muy importante que yo elija textos la conversación hacia cuestiones de
que les interesen a ellos, que de lo orden personal y la vida cotidiana
contrario no voy a lograr la conti- en el penal. M.C. dice que la gente
nuidad del taller, o que se “engan- no se suma al taller en masa porque
chen”; …inclinación a la posibilidad está coptada por la desidia y que, si
de leer géneros bien marcados de en cambio el taller fuera sobre asun-
ficción (fantástico, terror, ciencia tos penales y revisión de causas se
ficción); presencia también, en la llenaría, que la gente se acostumbra
ronda, de alguien que llega con un a estar encerrada y se preocupa sólo
escrito propio, y manifiesta su interés por el aspecto personal y las penas.
por pensar su situación personal y su Antonio dice que nadie puede acos-
historia, y la posibilidad de dejar, a tumbrarse a estar preso. Se moles-
partir de allí, una enseñanza, para tan algunos porque otra vez vuelve
los jóvenes, dice –su experiencia es a hablarse del encierro. Digo que la
para él el motor que lo lleva a acer- idea del taller es la intención de pen-
carse al taller–, en cuanto a las lec- sar y hablar y escribir sobre las co-
turas, dice también que le interesa sas que nos conmueven a partir de
aprender… la literatura, es decir aprovechando
(…) los recursos literarios (ficción, distin-
Seguimos hablando de los intereses, tos géneros, etc), no de un modo tan
pero al pensar qué interesa leer, casi directo (como es la charla personal
en abstracto, inevitablemente se pien- y testimonial o anecdótica), sino de
sa sobre qué interesa pensar y sobre maneras más distanciadas (me gus-
qué interesa hablar, ahora, desde la taría haber agregado: por los rodeos
60
taller de literatura

que la literatura permite, la risa, el Hablamos de la soledad, de la cul-


espanto, otro ritmo, el juego). pa, de las causas que llevan a al-
Antonio asiente. guien a una situación determinada,
de la sociedad de consumo, del exi-
(…) tismo (todos estos temas los motiva
…Llevo microrelatos. De distintos el texto de modos indirectos y sutiles,
autores. Quiero que vean esta for- ellos los leen, los señalan, y los co-
ma súper breve de escritura en la mentamos siempre refiriéndonos al
que en dos, tres líneas se cuenta una texto), empiezo a ver la apertura a
historia. Creo que están un poco la discusión y la aceptación de tocar
desconcentrados, desconcertados. asperezas y conflictos.
Les interesan, les gustan los textos
que llevo, celebran el ingenio, las Pregunto qué es esa palabra desaso-
historias, el modo en que se narra siego: Rubén va a buscar un diccio-
y el modo en que se enseñan cier- nario. Antonio dice, falta de espe-
tas cosas, experienciable, de la vida. ranza, cuando se te muere un hijo, el
Pero parece, pienso ahora, que hay spleen. Dice exactamente eso. Digo
algo más inmediato para ellos, algo que por las eses tal vez a mi me sue-
que les preocupa o les sucede que na a soledad.
no se encuentra en estos textos.
Al final de la reunión hablamos so- Hablamos sobre la soledad: me in-
bre los intereses. Me dice MR. que teresa que todos coinciden en la ne-
debe ser difícil para mí imaginar cesidad de encontrar momentos de
actividades que les gusten a ellos, soledad para reflexionar, de lo difícil
las preocupaciones de la tercera y que se hace esto a veces en la con-
cuarta edad, dice. Propongo enton- vivencia, en medio de las setenta cu-
ces que escriban para la próxima un chetas fundidas, los compartimentos
texto que hable de eso, de la tercera acortinados donde se guardan per-
y cuarta edad, bromeo. De las expe- tenencia y los televisores encendidos.
riencias de la tercera y cuarta edad. Digo que la escritura es un poco esa
Daniel escribe un texto titulado Los soledad. Hablan de la meditación y
abuelos de la nada. la oración como momentos de so-
(…) ledad, entonces Miguel dice, que
quien ora no está sólo, que está con
Entonces, leemos un texto de Pes- dios, que el que está sólo verdade-
soa: (alguno dice, muy bueno, muy ramente es el filósofo, el peregrino,
ajustado). Leo en voz alta y ellos lo el poeta.
siguen en copias que he llevado. Es
un fragmento de El libro del desaso- Último encuentro antes del receso
siego. Llegamos con un bolso de colores,
61
taller de literatura

colores vivos, rojo, azul, verde, ama- que están reunidos no los conozco,
rillo, que trajo Valeria con pandulce. porque van a periodismo, o porque
Le cuento al taller que hay un brin- son nuevos en el pabellón, puedo
dis. Entonces se organizan en la or- verlos, no sólo yo puedo mirar, sino
ganización, hay movimiento, eligen que ellos se presentan, se dejan ver,
el espacio, disponen mesas y sillas y aparecen, sólo como un gesto de
banquetas, buscan la guitarra, pla- comunidad, que propiciamos.
tos, traen vasos para cargar. En el brindis, M.A. canta unas can-
…En la llegada M. A. me da unas ciones de amor, también uno de an-
hojas, es la continuación de un texto teojos y pelado y otro en la compañía
que viene escribiendo, “Can Cerve- de la guitarra, unos tangos. En cada
ro”, la crónica novelada de la de- entrega de diplomas de periodismo
tención. Me pregunta si puede usar los que reciben dicen unas palabras.
‘palabras fuertes’, dice que él no es Es muy importante para nosotros y
de usar ‘malas palabras’, pero que les agradecemos que vengan hasta
allí –en lo que relata– se dijeron co- acá y se preocupen por nosotros, di-
sas muy duras. Le digo que sí, que cen recurrentemente todos.
yo no censuraría el texto en esta eta- Cuando entrego los diplomas, al
pa, que en todo caso si de la lectura grupo que ahora son cuatro, ellos
grupal surgen comentarios en ese no dicen sus palabras. Voy pensan-
sentido se puede rever después. Le do a veces que la literatura deja más
digo además que edulcorar el texto expuestos, tal vez, porque no se trata
no tiene sentido, que a veces pue- de comunicar, siempre crear fue algo
de buscarse el efecto del impacto, distinto de comunicar, los cadáveres
de la violencia o el malestar en el comunican, dice la criminalística. …
lector como un modo de trasladar el Me deja siempre sensible esto, no
malestar o la violencia narrada. Me quiero exponerlos, porque son ellos
dice, edulcorar, qué buena palabra. quienes quedan ahí, quienes ponen
el cuerpo; pareciera que allí, se evi-
dencia el síntoma más que afuera,
El brindis y la entrega de diplomas no se puede ir a otro lado, no se
El brindis es un momento muy emo- puede escapar más allá de la ima-
tivo, me mociona la disposición, el gen de uno mismo que se proyec-
flujo. Las influencias. Visto compara- ta –y cuanto más difusa, más dura,
tivamente algo muy visible ha cam- probablemente más perdurable, más
biado de aquellas primeras veces en resistente. Me pregunto siempre si
que llegamos a presentar los talleres quedan expuestos y hasta qué punto
y la actividad con Alejandra, Pablo con las cosas que hacemos en el ta-
y Papo, compañeros de Abriendo ller, con los textos que les dejo. Una
Puertas. Aunque a alguno de los vez imaginé que los originales que
62
taller de literatura

escriben queman para ellos; una vez tura, un diálogo –la posibilidad de
M. me dijo que los había roto, des- pensar y desplazarse.
truido, y clases después llegó con los Cuando nos estamos por ir me jun-
originales y me los dio para que los to con el grupo, ellos cuatro y yo,
pase a máquina. La letra de la má- somos cinco. Les digo que ellos no
quina es menos comprometedora, comentaron nada del taller durante
no es el puño de la letra. Esa copia la entrega de diplomas, que yo es-
se la quedaron, porque además ya pero que lo hayan disfrutado y que
no es un original, hay varias copias les haya gustado. Entonces Miguel
que el grupo guarda, salvaguarda. me dice: “Para que se dé una idea,
Este miércoles cuando M me entrega al principio veníamos como un pa-
la tercer entrega de aquél texto que liativo, para matar el tiempo. Ahora
dijo había destruido, le pregunto si se convirtió en una necesidad escri-
quiere que le devuelva los originales, bir. Y los días que la profesora falta,
que yo ya pasé, y me contesta que o porque no pudo entrar al penal, se
no, no hace falta por ahora, pienso. nota su ausencia”.
Nos despedimos y acordamos conti-
Después R.I., me agradece, en el nuar trabajando con poesía.
brindis, es el último que recibe el di-
ploma, y dice: “Quiero agradecer a
la profesora que a pesar de su juven-
tud nos soporta”, dice. Ahora pienso
estas palabras en un sentido profun-
do, soportar.
<Qué hable unas palabras la pro-
fesora>, dice MA. después, después
de las payadas.

¿Yo tengo que hablar?, me pregun-


to…Pero dudo, y no puedo hablar
porque los tengo a todos muy pen-
dientes, …entonces arremeto con
esa otra frase que alguien dijo. “Estar
preso es estar inmovilizado, pueden
quitarte la capacidad de movilizar-
te pero no la de pensar, la palabra,
el pensamiento”, explico que otro
de los integrantes del taller, en otro
encuentro, pensó y dijo esto, con lo
que yo acuerdo, y brindo. La litera-
63

You might also like