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La Iglesia es la familia de Dios, pero es más que una figura, es una realidad. Las figuras
que hemos visto, como la Iglesia comparada a una VID, comparan una cosa material con lo
espiritual y de ahí se derivan verdades, principios y lecciones prácticas. Pero en este caso,
no solo es una comparación, es algo real, somos la familia de Dios. En Ef.2:19 “familia” es
lit. “los de la casa”.
Por el espíritu de adopción (Ro.8:15). En la ley romana del tiempo en que escribió el
apóstol Pablo, la adopción tenía tres pasos legales:
1) La voluntad de Dios es tener hijos (Jn.1:13). Todos somos criaturas de Dios, pero
Dios quiere hijos para formar su familia.
4) Jesús mismo cumple el deseo de Dios al identificarse como nuestro hermano ma-
yor, y no se avergüenza de llamarnos hermanos (He.2:11,12).
6) Recibimos el ADN del Padre para ser familia (1P.1:23). Simiente es el semen de
Dios que genera tener el mismo ADN y por consecuencia la misma sangre (J+).
7) Llamar a Dios por nombres del Antiguo Testamento es como decir que no le re-
conocemos como Padre. Cualquiera puede decir “Jehová”, pero solo los hijos
pueden decir “Padre”. De todas las veces que Jesús habló con Dios, todas, excep-
to una, le llamó Padre, y una vez “Abba Padre” (Mr.14:36). “Abba” es la forma ara-
mea profundamente afectiva que usan los niños de pecho, implicando confianza total.
Todas las experiencias de una familia son nuestras (20): amor, ayuda, vestimenta,
rumbo, cuidado, provisión, alimentos, compañerismo, interés, protección, entrenamiento,
fraternidad, preocupación, refugio, disciplina, intimidad, aceptación, identidad, ánimo,
educación, pero quiero enfatizar tres que implican casi todas las demás:
1) El Padre se encarga de proveer (Mt.6:31,32). Mt.7:9-11 dice que si los malos pa-
dres dan cosas buenas a sus hijos, cuánto más nuestro Padre Celestial. Por eso se
nos dice “no hagáis tesoros en la tierra”, porque son los padres quienes atesoran pa-
ra los hijos (2Co.12:14).
1) A pesar de todas las cosas que pasen en una Iglesia, la familia sigue unida, no se
separa.
2) Sentirse o no parte de la familia depende de si andas o no en la voluntad de Dios
(Mt.12:50).
3) Los hijos honran a los padres (Ef.6:2; Mal.1:6).