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7 En cierta ocasión en que Jesús hablaba con los discípulos de su futuro retorno
cómo rey, les explicó que quienes heredasen la tierra serían también juzgados
en base a la atención dispensada a sus hermanos menores, porque él les diría:
“… he tenido hambre y me habéis dado de comer, he tenido sed y me habéis
dado de beber, he sido forastero y me habéis hospedado, desnudo, y me habéis
vestido, enfermo, y me habéis visitado, encarcelado, y habéis venido a verme.
Entonces los justos le responderán: Señor ¿Cuando es que te hemos visto
hambriento y te hemos dado de comer, o sediento y te hemos dado de beber?
¿Cuando te hemos visto forastero y te hemos hospedado, o desnudo y te hemos
vestido? ¿Y cuando te hemos visto enfermo o en la cárcel y hemos ido a
visitarte? Y en respuesta, el rey les dirá: De verdad os digo, que cada vez que
habéis hecho estas cosas a uno solo de estos hermanos míos más
pequeños, me las habéis hecho a mí”. (Mateo 25:31..40)
10 Y después de su última cena con ellos, les prometió: “… vosotros sois los que
habéis permanecido conmigo durante mis pruebas, y yo preparo para vosotros lo
que mi Padre ha preparado para mí: un reino; con el fin de que comáis y bebáis
en mi mesa, y en mi reino os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce
tribus de Israel”. (Lucas 22:28..30) Por esto Pablo escribió a los discípulos: “…
vosotros os habéis acercado al Monte Sión, a la ciudad del Dios viviente que es
la Jerusalén celeste, a la entera asamblea de miríadas de ángeles, a la
congregación de los primogénitos inscrita en los cielos …”. (Hebreos
12:22..23) Esta congregación de los primogénitos había sido ya prefigurada
desde la antigüedad, porque dicen las Escrituras que la Ley era la sombra de las
cosas verdaderas; por este motivo Dios había declarado proféticamente a
Moisés: “los levitas son míos, porque mío es todo primogénito”. (Números
3:11..13) Él había pues elegido a una de las tribus de Israel, la de Leví, para
representar a sus primogénitos; y los levitas, igual que la ‘congregación de los
primogénitos inscrita en los cielos’, no poseían una heredad en la tierra cómo las
otras doce tribus, dedicándose solamente al sacerdocio y al cuidado físico y
espiritual del pueblo de Dios.
12 Ahora bien, los que llevarán la imagen del celeste, son aquellos que Dios ha
designado para ser modelados a semejanza de su Hijo; por esto, durante su vida
en la tierra, deben dejarse modelar por él. Esto significa que tienen que revestir
una personalidad nueva, que si bien refleje su singularidad, esté profundamente
unida en sus motivaciones y objetivos, a la de Cristo, que es la cabeza del
cuerpo (o equipo) constituido por sus hermanos. Pero dice la Escritura que los
hermanos de Cristo no han sido elegidos debido a su inteligencia, a sus dotes, a
su sabiduría o a sus habilidades, ya que Pablo escribe: “Dios ha elegido las
cosas que para el mundo no cuentan ni tienen valor, para reducir a la nada las
consideradas valiosas. De esta manera ninguno puede jactarse ante él, porque
es él quien os ha unido a Cristo, que por obra de Dios, es para nosotros
sabiduría, justificación, santificación y redención”. (1Corintios 1:28..30)
13 Jesús había dicho a sus discípulos: “No temáis pequeño rebaño, porque la
voluntad de vuestro Padre es entregaros el reino ...”. (Lucas 12:32) Y Juan, que
contempló en visión el Día del SEÑOR, pudo ver la resurrección de este
pequeño rebaño de Cristo, y escribe: “… vi sentados sobre sus tronos a los que
habían recibido el encargo de juzgar; vi a los que fueron decapitados por dar
testimonio de Jesús y por causa de la palabra de Dios … Habían regresado a la
vida para reinar con Cristo durante mil años. Esta es la primera resurrección,
porque el resto de los muertos no regresa a la vida hasta que hayan
transcurrido los mil años. Felices y santos son los que obtienen la primera
resurrección, porque sobre ellos no tiene poder la segunda muerte; (la muerte
definitiva, la que no proviene de la imperfección heredada de Adán, si no de la
trasgresión voluntaria) ellos serán sacerdotes de Dios, y reinarán los mil años
junto a Cristo”. (Apocalipsis 20:4..6) En armonía con esto, Pablo explica: “Cristo
ha resucitado de entre los muertos cómo primicia de los que duermen en la
muerte, porque si la muerte llegó por medio de un hombre, también la
resurrección llega por medio de un hombre, para que del mismo modo que todos
mueren por la culpa de Adán, vuelvan todos a la vida por medio de Cristo,
aunque cada uno de acuerdo con el orden establecido: Cristo cómo primicia,
más tarde, cuando él vuelva, aquellos que pertenecen al Cristo, y después,
todos los demás”. (1Corintios 15:20..23) Pablo declara pues, que la
resurrección de los muertos comenzó con Cristo; que los que forman con él un
cuerpo serán despertados a su retorno; y que en el momento establecido por
Dios, cuando la tierra haya sido transformada de acuerdo con su voluntad, los
justos resucitarán para vivir en ella una vida perdurable, de acuerdo con la
promesa.