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Las contratesis de la Oposición presentadas al XV Congreso

(05 06 2008) -

Noviembre de 1927[1] Andrea Robles

En este documento, la Oposición denunciaba que ya desde 1925, la venta de granos al Estado venía cayendo. A pesar de
las buenas cosechas, comenzaba la escasez de productos en las ciudades y de productos industriales en los distritos
rurales. De la caída de la cosecha derivaba, el malogro de los planes de exportación (que se componían de 35.8 %
productos industriales y 64.2 % agrícolas en el año 25-26) y por consiguiente de los planes de importación, implicando un
freno a la industrialización (en el cuarto trimestre de 1926-7 sólo se exportó un 23 % de la cantidad de granos respecto del
trimestre anterior). A esto se sumaba, la brecha entre los precios de compra y los de consumo. “Tres hechos por
sí solos sirven para explicar las dificultades en el mercado de cereales: la hambruna (escasez) de productos (el atraso de
la industria); la acumulación de reservas por parte de los kulaks (la diferenciación en el campo) y una política imprudente en
la esfera de la circulación monetaria (excesiva emisión de moneda). Si no se comprende esto, el país será arrojado a una
crisis económica.”

La caída en la cosecha total de cereales era una clara señal de las profundas perturbaciones en las relaciones entre la
ciudad y el campo. Como los productos y maquinaría agrícola resultaban demasiados caros, el campesino prefería vender
menos. Esto llevaba a la caída de la oferta de granos y de materias primas, al aumento de los precios, a la restricción de
las exportaciones y a la desorganización de todo el sistema económico. El problema se originaba en el desarrollo
demasiado lento de la industria respecto del conjunto de la economía. La política incorrecta en materia económica,
particularmente la impositiva, facilitaba que el kulak concentrara en sus manos gran parte de la producción del campo que
abastecían a las ciudades. Junto con el aumento de los elementos capitalistas entre los pequeños productores agrícolas,
conllevaba a la dependencia creciente estatal del kulak y de los elementos capitalistas del campo y de la ciudad. Estos
sectores se unían para hacer a un lado los planes económicos del poder soviético: poner restricciones sobre las
exportaciones –y en consecuencia sobre las inversiones de capital y sobre la tasa de industrialización. Es decir,
retrasaban el desarrollo de la economía socialista. “El crecimiento del capitalismo en el campo resulta en que un
sector ciertamente importante en extremo de esta esfera clave (que cobra importancia por el hecho de que el nuestro es
un país agrario) pasa a manos de nuestro enemigo de clase”. La fuerza de este sector apunta al monopolio del
comercio exterior.

Desde 1923, Trotsky y la Oposición de Izquierda venían exigiendo una presión impositiva más poderosa sobre el kulak y el
nepman, a lo que luego agregó el recorte del enorme aparato burocrático. La primera medida concebía un préstamo
obligatorio de cereal por parte del 10% más rico de las granjas de los kulaks. Después que las necesidades de las
ciudades hubieran sido satisfechas, el remanente de este grano debía ser exportado, comprar materias primas y
maquinarias con los ingresos, y de esta manera se podía producir dentro del país las mercancías requeridas para evitar la
escasez de productos en el campo y la falta de alimentos en las ciudades. Si se rechazaba este camino, sólo quedaba
abandonar el monopolio exterior y recurrir al capital extranjero. Durante todos estos años, Stalin había adoptado una
orientación de derecha. El documento denunciaba que “la actual mayoría del CC, con su política de marcar el paso
en el mismo lugar, es orgánicamente incapaz de hacer una elección a tiempo, sea a derecha o a izquierda”.

[1] Tomado de León Trotsky, Naturaleza y dinámica del capitalismo y la economía de transición (compilación), Contratésis
… (extractos)., CEIP, 1999, p. 400.

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