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Serie

Teoría Año I – Nº 1 – Noviembre de 2008


www.historiamarxista.cl – marxista@historiamarxista.cl
ISSN 0718-6908
CUADERNOS
DE HISTORIA

“Una nueva escritura de


MARXISTA

la historia” de Daniel
Bensaïd y
El problema por la
relación entre la
causalidad de
estructuras y sujetos.

Alejandro Montecinos Cazanga


Estudiante de Licenciatura en Educación en Historia
y Ciencias Sociales
Universidad de Santiago de Chile

GRUPO
Historia
MARXISTA
Grupo de Historia Marxista – Cuadernos – Serie Teoría 2

“Una nueva escritura de la historia” de Daniel Bensaïd


y
La pregunta por la causalidad entre estructuras y sujetos. 1

Alejandro Andrés Montecinos Cazanga


Universidad de Santiago de Chile
alejan.andre.montcaz@hotmail.com
Resumen:
Perry Anderson, el historiador ingles reconocido por sus obras acerca del El Estado
absolutista y las Transiciones de la antigüedad al feudalismo, ha sido uno de los pensadores
marxistas académicos que más ha contribuido a la reflexión del marxismo contemporáneo,
específicamente mediante Consideraciones sobre el marxismo occidental y Tras las huellas del
materialismo histórico. En este último libro (1983), que es una selección de conferencias dictadas
en la Universidad de California, Anderson plantea que a partir de la década del 70` el materialismo
histórico (la teoría marxista de la historia) entra en un “descenso e incluso, en algunos aspectos, en
el hundimiento” en el mundo latino, fundamentalmente en Francia e Italia. Se trató de la apertura de
un crisis, en tanto marco teórico de producción intelectual, expresada en la incapacidad de los
marxistas latinos para responder a la cuestión de ¿cómo se articulan las causalidades de las
estructuras y los sujetos en el proceso histórico?, problema teórico replanteado en varios momentos
por la filosofía latina.

Indudablemente a partir de los 90`, el marxismo en general ha comenzado a reincorporase,


lenta y tortuosamente, bajo formas diversas, incluso adversarias a su misma tradición clásica
militante, tal como lo demuestra la obra de Jacques Derrida Espectros de Marx. Aún no termina de
consolidarse una resolución teórica a la pregunta acerca de las Estructuras y los Sujetos. En el año
1995 apareció Marx l`intempestif. Grandeurs et misères d`une aventure critique (XIX – XX siècles)
del marxista precisamente francés, Daniel Bensaïd. En el capítulo “Una nueva escritura de la
historia” Bensaïd resalta la revalorización de “lo político” en la teoría marxista de la historia,
enfatizando este aspecto subvaluado, e incluso desechado, por la tradición socialdemócrata,
stalinista y estructuralista del marxismo.

A continuación realizaremos tres grandes movimientos teóricos; Primero nos dedicaremos a


describir y explicar el diagnóstico de Perry Anderson en 1983, poniéndolo en su magnitud histórica
y fundamental para el marxismo; En segundo lugar, daremos cuenta y analizaremos los puntos que
consideramos claves de “Una nueva escritura de la historia” al respecto de la cuestión por las
estructuras y sujetos; Y finalmente propondremos como hipótesis teórica una respuesta de
contenido a la cuestión de la relación de las causalidades entre las estructuras y los sujetos en la
historia real.

Palabras claves: Lógica, formal, dialéctica, unidad, diferencia, materia, contenido, relación,
representación, marxismo, historia, realidad, estructura, sujeto, objetividad, subjetividad, oposición,
unilateralidad, dualismo, monismo, temporalidad, lucha de clases, estrategia, práctica, praxis,
trabajo, teoría.

1
Este trabajo fue expuesto por el autor en el Coloquio Internacional “A 160 años del Manifiesto Comunista.
Relecturas del pensamiento de Marx”, realizado los días 26, 27 y 28 de noviembre del 2008 en el Centro
Cultural Matucana 100 y la Biblioteca de Santiago.
Sus auspiciadores fueron el Instituto de Humanidades de la Universidad Diego Portales y la Vicerrectoría de
Extensión, Comunicaciones y Publicaciones de la Universidad ARCIS, y la Embajada de Francia. ww.marx.cl

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PLANTEAMIENTO

Perry Anderson, el historiador ingles, reconocido por sus obras acerca del El Estado
absolutista y las Transiciones de la antigüedad al feudalismo, así como por su trabajo en la
dirección de la New Left Review, ha sido uno de los intelectuales marxistas académicos que
más ha contribuido a la reflexión del marxismo contemporáneo respecto de su propia
historia y de los problemas planteados, para volver a ser una teoría y una práctica
revolucionaria de masas, tal como lo fue antes de la stalinización, de la persecución del
trotskismo, y del advenimiento del “marxismo occidental” que se alejó de las cuestiones
estratégicas de la revolución proletaria.

Las obras más destacadas en donde Perry Anderson hace esta cualitativa
contribución a las reflexiones del marxismo revolucionario y militante son, por una parte,
Consideraciones sobre el marxismo occidental, en donde realiza una breve, pero profunda,
historia crítica de la praxis del marxismo, y por otra, la serie de conferencias dictadas en la
Universidad de California y recopiladas en le libro Tras las huellas del materialismo
histórico.

En este último, editado en 1983, Anderson afirma, que a partir de la década del
1970, el materialismo histórico (la teoría marxista de la historia) entra en un “descenso e
incluso, en algunos aspectos, en el hundimiento”, fundamentalmente en el espacio del
mundo latino, y más particularmente en Francia e Italia, irradiando esta crisis con diversa
intensidad al resto del mundo. El declive del marxismo como praxis, es decir como teoría y
práctica, revolucionaria, se encontraría así localizado espacial y temporalmente. Los
orígenes de este declive fueron, tanto debido a derrotas teóricas en el terreno intelectual,
como también prácticas en la lucha de clases, ambas dialécticamente condicionadas. En
esta ponencia nos concentraremos en la primera, sin perder de vista la segunda.

El descenso, y parcial, hundimiento del materialismo histórico en el mundo latino,


en tanto marco teórico de producción intelectual, tiene un doble origen, en las derrotas de
los procesos revolucionarios de la década del 60` y 70`, siendo el fracaso del Mayo francés
un acontecimiento destacado, y en la derrota en los debates teóricos esenciales de esos

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años.

Esta última dimensión, tiene un peso específico particularmente relevante para su


declinación como marco teórico. El principal “campo de batalla” fue la cuestión de: ¿cómo
se articulan las causalidades de las estructuras y los sujetos en el proceso histórico? Perry
Anderson afirma, y acordamos con él, que los marxistas latinos no realizaron una sola
respuesta teórica sustancial ante tal cuestión, al tiempo que eran derrotados en la lucha de
clases. Como consecuencia, su espacio fue ocupado por el estructuralismo, su posterior
transfiguración postestructuralista, y más tarde, por el postmodernismo, expresado a nivel
de masas en el desencanto y la apatía por la negativa, y en la ideología neoliberal por la
positiva.

Sin embargo, espasmódica y transfiguradamente en los 90`, la herencia de Marx dio


signos de vida bajo formas diversas, e incluso adversarias a su tradición clásica militante.
En 1995 la obra Espectros de Marx, obra de conferencias dictadas en 1993, de Jaques
Derrida, fue el hito señalado por todos. Aquí la crítica teórica del postestructuralismo al
marxismo pasó a ser una crítica de su estrategia. Según Derrida, no se debía buscar realizar
el comunismo, sino simplemente, tenerlo como horizonte, como un espectro. A pesar de los
espasmos de la herencia de Marx, el marxismo como praxis revolucionaria estaba lejos de
reincorporase teórica y prácticamente de la crisis a la que lo llevó la derrota teórica-práctica
de los 70`, y lejos, de recuperar nuevamente el espacio perdido.

En el año 1995 apareció Marx Intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura


crítica (siglos XIX – XX) de Daniel Bensaïd, dirigente y teórico de la Liga Comunista
Revolucionaria de Francia, director de la revista Contra-Tiempos y catedrático de la
Universidad de París 8. Marx Intempestivo es un nuevo espasmo en los 90`, pero distinto al
de Espectros de Marx, la obra de Bensaïd, emerge de la complicidad con la tradición
clásica y militante del marxismo, ligado a la tradición trotskista, mirándose, con la lucha de
los trabajadores estatales franceses de ese mismo año. Esta obra, volvió a encarar los
“campos de batalla” teóricos y estratégicos en los que el marxismo había salido
sucesivamente derrotado en las últimas tres décadas. En especial, el de la pregunta por la

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relación entre las causalidades de las estructuras y los sujetos en la teoría marxista. Este
signo de vida, ya no era, únicamente, de la herencia de Marx, sino, precisamente, del
marxismo latino dispuesto a enfrentar los debates teóricos fundamentales en los que fue
derrotado, abriendo la posibilidad de intentar pasar nuevamente a la ofensiva.

Daniel Bensaïd, en el Capítulo “Una nueva escritura de la historia”, enfrenta


centralmente la cuestión de las estructuras y los sujetos bajo la pregunta de: “¿qué es, en
efecto, una necesidad histórica abierta a las singularidades de los acontecimientos?” 2 y
responde: “Marx pone en práctica una “teleología inmanente”, incomprendida por la
mayor parte de sus críticos, que desconocen a Spinoza” 3 . Bensaïd une, en una relación
dialéctica, teleología e inmanencia. Se separa del materialismo vulgar del marxismo
socialdemócrata, stalinista y estructuralista. Pero, ¿qué une teleología e inmanencia?¿qué
materia?¿qué cosa?¿que sustancia? o ¿es simplemente una relación formal y no de
contenido?. Dejando la “teleología inmanente” sin sustancia definida, Bensaïd hace otra
pregunta, sin resolver antes la cuestión de una o no sustancialidad de esa dialéctica. Y deja
entre ver la lógica de su pensamiento: “¿Cómo conciliar la moderación del proceso y la
aleatoria de la acción? ¿Cómo combinar la lentitud del primero y la rapidez del
segundo?” 4 . Bensaïd esta pensando, en la dimensión tiempo por si sola, y aunque afirma la
combinación, esta no encuentra más sustancialidad que la de “historia real”, es decir, la
historia como relación social. Pero, ¿Cuál es la sustancia de esta relación social?, ¿Cuál es
la materia del tiempo o de los tiempos?

Nuestra tesis es que Bensaïd, al no abordar y responder estas preguntas, si bien está
encarando la cuestión de la relación entre las causalidades de las estructuras y los sujetos,
no termina de dar una respuesta teórica al fundamento del problema, sino que, avanza, sólo
hasta la forma de la relación y abre un nuevo debate, el de las temporalidades, sin haber
resuelto la cuestión original de manera sustancial.

2
Bensaïd, Daniel, Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crítica, siglos (XIX – XX),
Editorial Herramienta, Argentina, 2003. p. 40.
3
Ibídem, p. 41.
4
Ibídem, p. 64.

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A continuación realizaremos tres grandes movimientos teóricos; Primero nos


dedicaremos a describir y explicar el diagnóstico de Perry Anderson en 1983, poniéndolo
en su magnitud histórica y fundamental para el marxismo; En segundo lugar, daremos
cuenta y analizaremos los puntos que consideramos claves de “Una nueva escritura de la
historia” al respecto de la cuestión hasta aquí discutida; Y finalmente propondremos como
hipótesis teórica una respuesta de contenido a la cuestión de la relación de las causalidades
entre las estructuras y los sujetos en la historia real.

1. LA CUESTION DE LA CUESTIÓN

La cuestión de la cuestión es la pregunta por la lógica con que está formulada la


pregunta de las estructuras y sujetos, es decir por las operaciones en cómo se piensa el
problema, dicho más claramente, a partir de qué lógica está formulada la pregunta de la
relación de las causalidades de las estructuras y los sujetos. Debido, a que se trata de un
problema fundamental, consideramos que este procedimiento es indispensablemente
necesario. No podemos intentar responder la cuestión, o al menos formular una hipótesis de
respuesta, sin antes cuestionarnos su propia formulación lógica.

Comencemos por constatar la formulación del problema que hace Perry Anderson
en Tras las huellas del materialismo histórico poniéndola en toda su dimensión histórica.

Primero, se nos presenta la representación empírica del problema: “El examen


aproximativo del actual estado de la teoría marxista… termina con un problema: el
descenso e incluso, en algunos aspectos, el hundimiento del materialismo histórico como
cultura activa y productiva en Francia e Italia, a lo largo de un período en el que en otros
lugares del mundo capitalista avanzado estaba tomando forma un paisaje intelectual
nuevo.” 5 . Perry Anderson busca abordar esta problemática con un método que considera
teoría y práctica: “… el marxismo, como teoría crítica que aspira a proporcionar una
inteligibilidad reflexiva de su propio desarrollo, otorga en principio una prioridad a las
explicaciones extrínsecas… (pero) nunca se trata de una primacía absoluta o exclusiva,

5
Anderson, Perry, Tras las huellas del materialismo histórico, Editorial Siglo XXI, México, 2004, p. 34.

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que no haría sino eximir a la teoría de responsabilidades fundamentales… la necesidad de


una historia interna complementaria de la teoría… es lo que separa al marxismo de
cualquier variante de pragmatismo o del relativismo.” Y señala que: “La evolución es
simplemente ésta: el marxismo francés, tras haber disfrutado de un largo período de
amplia dominación cultural… encontró finalmente un adversario que fue capaz de
presentarle batalla e imponerse. Su victorioso oponente fue el amplio frente teórico del
estructuralismo y, después, sus sucesores posestructuralistas. La crisis del marxismo latino
sería pues el resultado no de un ocaso circunstancial, sino de una derrota en toda regla.
Podría mantenerse que prueba de esa derrota es la ascensión triunfante de las ideas y los
temas estructuralistas y posestructuralistas allí donde habían dominado los marxistas.” 6

Hasta aquí las representaciones del problema, dadas en la forma de la derrota y


crisis del marxismo latino. Ahora el planteamiento del problema, su formulación como
pregunta, ante la constatación de su mayor profundidad que la mera coyuntura de los 60` y
70`. “… a habido un problema básico alrededor del cual han girado todos los
contendientes; y parece como si fuera precisamente la superioridad – en una primera
instancia – del estructuralismo en el propio terreno del marxismo la que asegura su
decisiva victoria sobre el último.” Un problema básico que se les ha presentado a todos los
contendientes. “¿Cuál es el problema? Esencialmente, la naturaleza de las relaciones entre la
estructura y el sujeto en la sociedad y la historia humanas… (que) siempre ha constituido uno de
los problemas más centrales y fundamentales del materialismo histórico.” 7 (p.36)

La pregunta a un nivel más profundo, que la mera representación del problema en la


crisis del marxismo latino, emerge como: ¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre la
estructura y el sujeto en la sociedad y la historia humanas? Y es completamente evidente
qué esta pregunta ha sido planteada constantemente en la historia de la praxis del
marxismo; El determinismo evolucionista de la II Internacional, por una parte y la
espontaneidad de masas de Roza Luxemburgo por otra; El determinismo mecánico y
etapista del stalinismo por un lado y el voluntarismo subjetivista del guevarismo por el otro.
Son todos casos de respuestas unilaterales, monistas o dualistas, ante el planteamiento

6
Ibídem, p. 35.
7
Ibídem, p. 36.

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estratégico del problema. La identidad absoluta del estructuralismo de Althusser opuesto a


la diferenciación absoluta del individuo hecha por el existencialismo de Sartre fue la última
oposición teórica unilateral más relevante que ha visto su historia.

Sin perjuicio de lo anterior, Perry Anderson expone lo que para él constituye la


causa de la emergencia, una y otra vez, del problema:“Podemos ver esto inmediatamente si
reflexionamos sobre la permanente oscilación, sobre la potencial disyunción que existe en
los propios escritos de Marx entre la atribución del primer motor de cambio histórico, por
un lado, a la contradicción entre las fuerzas de producción y las relaciones de producción
– pensemos en la famosa Introducción de 1859 a la Contribución a la crítica de la
economía política – y, por otro lado, a la lucha de clases – pensemos en El manifiesto
comunista. La primera se refiere a una realidad estructural o, más propiamente
interestructural… La segunda se refiere a las fuerzas subjetivas que se enfrentan y luchan
por el control de las formas sociales y de los procesos históricos. ¿Cómo se articulan estos
dos tipos diferentes de causalidad o principios de explicación en la teoría del materialismo
histórico?”(p. 36)

Pues bien, debemos destacar que la causa explicativa de la emergencia del


problema, que presenta Perry Anderson, no se traduce, ni siquiera en un replanteamiento
del problema dentro de otra forma, sino que continúa ahí del mismo modo en que se
planteó en un primer momento: “¿Cómo se articulan estos dos tipos diferentes de
causalidad o principios de explicación en la teoría del materialismo histórico?” 8 .

Cómo llegamos, en 1983, al mismo punto de partida de 1970, luego de haber


“descubiertolo” en Marx. Consideramos que Perry Anderson no consigue asir la cuestión
lógica y fundamental de la pregunta por la relación entre estructuras y sujetos, porque no
problematiza la operación del pensamiento que la constituye. A tal nivel es esta omisión,
que encuentra la misma operación de la pregunta en Marx, sin considerar la posibilidad de
que Marx estuviera reflexionando desde otra lógica o, por lo menos, ante otros problemas.
Así, la tentativa de respuesta que esboza Perry Anderson únicamente alcanza a ser

8
Ibídem, p. 35

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una guía formal, para que el marxismo pueda responder teóricamente al problema. Nos dice
al finalizar de la conferencia: “…la estructura y el sujeto siempre han sido categorías
interdependientes en este sentido. Un ataque en tromba contra el segundo (como hizo el
estructuralismo althusseriano) estaba destinado en buena lógica a subvertir también el
primero (como hizo el posestructuralismo)” 9 . Una teoría que fuera capaz de congraciarse
con esta interdependencia, señala Anderson, sería “históricamente determinada y
sectorialmente diferenciada” y “sólo podría ser desarrollada con un respeto dialéctico de
su interdependencia” 10 .

“Categorías interdependientes” y “respecto dialéctico de su interdependencia” son


dos claras afirmaciones de la forma dialéctica de la naturaleza de la relación de causalidad,
entre estructuras y sujetos. Pero, nuevamente, ¿Cómo se articula esta interdependencia
dialéctica entre dichas causalidades? La sustancia de esa articulación continúa errática
penando a la pregunta. El problema continuará planteado.

En este punto, nuestra hipótesis, como adelantamos hace unos instantes, es que la
pregunta es parte del problema. Realizada dualísticamente, crea una oposición aporística,
formalmente la pregunta se cuestiona la relación, pero no la sustancia de ésta. Esta ausencia
de contenido en la lógica, hace que la cuestión aparezca una y otra vez disociada
unilateralmente y deba ser redefinida formalmente cada vez con una afirmación formal “se
relacionan dialécticamente” que no resuelve la cuestión fundamental y no permite dar
cuanta de una efectiva unidad diferenciada; ¿Qué contenido constituye esta
interdependencia dialéctica? ¿Cómo se establece en la historia real esta relación?

Consideramos que la pregunta, tal como fue formulada en los 70`, como la
reproduce Perry Anderson, y como se la plantaron quienes la respondieron unilateralmente
hacia el monismo o el dualismo, esta realizada desde una lógica que reproduce la oposición
unilateral entre ilustración y romanticismo 11 , entre objetivismo y subjetivismo. Esto lleva,

9
Ibídem, p. 64.
10
Ibídem, p. 65.
11
Pérez, Carlos, Proposiciones de un marxismo hegeliano, Editorial Arcis, Chile, 2008. p. 11-13.

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lógicamente, a resolver el dualismo, en el mejor de los caso, imponiendo arbitriamente la


dialéctica como un imperativo categórico, como una relación arbitraria, o, mera fórmula
explicativa. Y efectivamente así a sido como en muchas obras de la teoría marxista, que
reivindican la dialéctica, aparece planteada la cuestión, mientras que los marxismos que
rechazan por completo la dialéctica han sido los primero en caer en el objetivismo o
subjetivismo absolutos.

Se requiere una lógica que supere ese dualismo, una lógica dialéctica sustancial y no
meramente formal, para concebir en la historia real una unidad diferenciada. Esta otra
lógica estará preocupada por lo fundamental para explicar la representación, no por las
apariencias, no para hacer una generalización inductiva meramente empírica. La cuestión
de la relación entre estructuras y sujetos es una forma histórico concreta de la pregunta
fundamental acerca de ¿Qué hace o constituye a la relación del ser humano y la realidad?

Daniel Bensaïd enfrenta la cuestión de la relación entre estructuras y sujetos, tal


como Anderson, no en su contenido, no persigue encontrar la materialidad constituyente de
la historia real, en su lugar está la búsqueda del momento constituyente, pero el tiempo sin
materialidad no explica la existencia de lo real. Antes de volver sobre nuestra pregunta
fundamental, es necesario identificar y analizar los elementos teóricos centrales y la
traducción práctica estratégica de la “nueva escritura de la historia” del dirigente y teórico
de la LCR.

2. “UNA NUEVA ESCRITURA DE LA HISTORIA” COMO RELACIÓN


TEMPORAL DE LA APERIENCIA DIALÉCTICA ENTRE ESTRUCTURAS Y
SUJETOS

La complicidad con la tradición clásica y militante del marxismo, en particular con


su corriente trotskista, se traduce en que Bensaïd realice una muy documentada defensa
teórica de la herencia marxista de Marx ante diversos ataques continuos que le ha
propinado la intelectualidad proveniente de sus propias filas y del liberalismo, contrincantes
clásicos del marxismo: a la designación del comunismo como “secreto descifrado”,

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responde que dicha afirmación corresponde a la época en que Marx entiende el comunismo
como el “movimiento real”, el comunismo en La ideología alemana, aparece como la
posibilidad real del hombre para hacer conciente el movimiento de la relación social; a la
designación de la concepción marxista de la historia como filosofía de la historia, responde
con la afirmación de Engels en La sagrada familia de que “la historia no hace nada, no
posee ninguna inmensa riqueza, no libra ninguna clase de luchas. El que hace todo esto, el
que posee y lucha, es más bien el hombre, el hombre real, viviente; no es, digamos ´la
Historia` la que utiliza al hombre como medio para laborar sus fines – como si se tratara
de una persona aparte -. pues la Historia no es sino la actividad del hombre que persigue
sus objetivos. Porque “la primera presuposición de las historia de los hombres es
naturalmente la existencia de individuos humanos vivos” 12 ; En tercer lugar, durante todo el
Capítulo, Bensaïd reafirma que entre La ideología alemana y El Capital hay un Marx que
ha roto con la Historia Sagrada de la filosofía alemana y pone al ser humano como quien
hace a la historia como historia real; y expone que el método de la economía política es un
problema del conocimiento y no de la teleología sagrada de la historia.

Más allá de la documentada defensa que levanta Bensaïd, es importante, que las
sucesivas citas de Marx y Engels contra la Historia Sagrada, no adquieren más
sustancialidad que una concepción de la historia como historia real, como relación social,
hecha por el ser humano, pero en donde su contenido fundamental es obviado por Bensaïd
en favor de la búsqueda del elemento constituyente de la historia como momento y calidad
de la acción del hombre sobre el “proceso histórico”. Ese elemento, es la temporalidad
presente y aleatoria de la acción política en la necesidad histórica (del ser humano), abierta
a diversos posibles. Esto es sintetizado como “teleología inmanente”, una teleología que no
está en la Historia, sino en el presente contingente de la actividad del ser humano sobre las
circunstancias. Pero, la pregunta por las estructuras y sujetos reemerge ante Bensaïd bajo la
apariencia de las temporalidades: “¿cómo conciliar la moderación del proceso y la
aleatoria de la acción?” 13 ; y se vuelve dramática cuando es formulada estratégicamente:

12
Bensaïd, Daniel, Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crítica, siglos (XIX – XX),
Editorial Herramienta, Argentina, 2003, p. 31.
13
Ibídem., p. 62.

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“¿cómo de nada devenir todo? ¡Cómo dar ese gran salto sin romperse los huesos!” 14 .

Primero contra Popper, luego contra Elster y finalmente contra Kolakowsky, Daniel
Bensaïd lleva adelante una defensa documentada, pero centralmente formal del marxismo
que va rellenando la “teleología inmanente” y cimentando el camino para la reemergencia
del problema no resuelto.

Contra la afirmación popperiana de que el marxismo, en tanto que supuesto


historicismo naturalista y antinaturalita a la vez, considera a la historia consagrada al
cumplimiento de una causa final. Reafirma que efectivamente ambas corrientes estarían en
Marx al interior de la fórmula de “leyes tendenciales”, cuya diferencia de las leyes
popperianas es que no se basan en una constatación de casos, sino en la crítica del
fundamento de la realidad social, en la crítica de la economía política. Pero ¿Cuál es el
fundamento de la realidad social?, no aparece. En cambio la clave de la crítica de la
economía política sería desenredar tendencias y temporalidades que se cruzan sin abolirse.
¿Cómo? Tampoco aparece esta respuesta. Contra Popper, Daniel Bensaïd debate desde
afirmaciones correctas de la representación temporal de la crítica de la economía política,
pero sin su sustancia, y concluye formalísticamente, afirmando, que en el presente histórico
la política prevalece sobre la historia para descifrar tendencias que no hacen ley.

Contra la idea compartida por Popper y Elster, de la concepción de Marx sobre la


historia como Historia Sagrada, Bensaïd opone lo que él denomina la revolución teórica de
Marx, elemento necesario para una nueva escritura de la historia. Dicha revolución teórica
tiene como características centrales, las nociones de contratiempos y no-contemporaneidad
en la historia. Una historia en tiempos desacordes donde la política es exactamente el punto
de encuentro entre esos tiempos distintos de las esferas de la sociedad encontrados en la
aleatoria del tiempo ritmado y quebrado de la política y la estrategia, revolución
conceptual que se posibilitó a través del proceso de universalización real. El encuentro de
los tiempos, aparece arbitrario en el presente del tiempo de la política y estrategia, ¿Qué
hace a la posibilidad de su encuentro? ¿Qué guardan en común que hace posible su

14
Ibídem., p. 63.

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encuentro? ¿Cuál es la sustancia de la relación contemporánea no-contemporánea?, sin


respuestas, el tiempo toma cuerpo en la actividad política del hombre, quedando velada la
materialidad de la relación y la continuidad de la discontinuidad.

Finalmente la nueva escritura de la historia es, para Daniel Bensaïd, puesta en


práctica en El Capital. Este poseería un método de conocimiento que ve en la anatomía del
hombre la clave para conocer de la anatomía del mono. Las categorías de la sociedad
capitalista hacen a la inteligibilidad de sociedades pasadas, aunque no niegan la elaboración
de sus propios conceptos. La historia pasada siempre es mirada desde el presente, así la
historia pasada siempre es en el choque con el presente que la transfigura. Mas, nos
preguntamos, ¿cómo se constituye el pensamiento en el presente, por medio de qué
procedimiento?

Bensaïd hace una importante afirmación “la nueva escritura de la historia requiere,
pues, la elucidación de la estructura interna real del modo de producción. El orden lógico
prevalece sobre el orden genético que los ingenuos del concepto persisten en confundir con
la historia empírica” 15 . Efectivamente la revolución teórica de Marx, es una revolución en
la lógica con la cual se piensa la realidad, pero no se nos presenta la materialidad de esa
nueva lógica, el nuevo orden lógico queda como un nuevo orden formal, Daniel Bensaïd no
define la sustancia material de la estructura interna real del modo de producción, aquello
que, parafraseando el organicismo de Marx, le da “vida”.

Esta ausencia de contenido y exacerbada primacía de la forma, lleva necesariamente


a la reemergencia del problema fundamental en la representación de la relación entre
estructuras y sujetos, en su forma dualista. La “nueva” respuesta de Daniel Bensaïd
únicamente puede continuar siendo la reemergencia de la misma lógica traducida a su nivel
estratégico: “¿Cómo pensar esta combinación de leyes y aleatoria, de tendencias y
acontecimientos, de determinaciones económicas y bifurcaciones políticas?¿Cómo pensar
“la transición” que lleva más allá del modo de producción capitalista? La transición
cuatro veces centenaria, esporádica y desigual, de la génesis del capital, proporciona

15
Ibídem., p. 57

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preciosas indicaciones. No se cumple sobre la base solamente de las fuerzas y relaciones


económicas, sino de guerras, conquistas, la intervención del Estado, las luchas religiosas,
las reformas jurídicas.” 16 . Por su propia lógica, Daniel Bensaïd debe afirmar lo mismo que
Popper y Elster: “Marx aparece descuartizado entre dos ideas contradictorias” 17 . Aún así,
desea tomar un “Marx en bloque”, para lo cual recurre a la afirmación formal de una
dialéctica de la relación temporal entre “determinaciones económicas y bifurcaciones
políticas”, que, por su propia lógica, que no retiene el fundamento sustancial, cae una vez
más en un pedazo de ese Marx descuartizado que no puede reincorporase como un
organismo.

La traducción estratégica de la reflexión teórica es una oposición dualista,


formalmente dialéctica, entre: a) la transición al socialismo como proceso de larga
duración; (y) b) la política revolucionaria consistente en captar aquellos momentos en que
el encanto del fetichismo puede ser roto. Dualidad expresada en la ya mencionada pregunta:
“¿Cómo de nada devenir todo? ¡Cómo dar ese gran salto sin romperse los huesos!”

Daniel Bensaïd no resuelve teórica y fundamentalmente la cuestión de la relación


entre las causalidades de las estructuras y los sujetos, ya que encara el problema sin
cuestionar su lógica hasta el final, quedando apresado en su propia lógica formalmente
dialéctica. A si surge una respuesta teórica en que la dialéctica es la relación temporal
constituyente, pero queda velado el fundamento material de esa relación, aquello que
permite la unidad de la diferencia.

A pesar de este límite teórico y dualismo descuartizado que presenta la nueva


escritura de la historia, la respuesta formal posee representaciones de ese contenido
perdido, útiles para ir al fundamento, particularmente cuando se cita a Marx para hablar del
capital como un organismo, como una relación social orgánicamente relacionada: “La
circulación del capital es al mismo tiempo su devenir, su crecimiento, su proceso vital. Si
algo habría de ser comparado a la circulación de la sangre, ese algo no sería la

16
Ibídem., p. 61.
17
Ibídem.

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circulación formal del dinero (como hizo la economía clásica inglesa), sino la del capital,
llena de contenido” 18 . El capital, como relación social, existiendo cosificadamente ante el
ser humano real, no puede tener su contenido lleno de la aleatoriedad de la temporalidad
política, ¿cuál es la sangre de la realidad como relación social? Los tiempos son
únicamente, lo que no es menor, temporalidades diversas de sus representaciones. De este
modo queda desbaratada la pregunta dualista y unilateral que formula una estrategia de la
misma clase: No hay nada antes del todo, si la hay solo es en la lógica formal y no en el
contenido, no en la realidad, no hay nada porque toda relación posee un contenido, todo
salto tiene contenido, por tanto es acumulación previa, esta es la reflexión estratégica que
Bensaïd niega con su lógica, y su estrategia queda condenada a quebrarse entre la
moderación del proceso y la aleatoria de la acción. Pero la realidad no es la lógica formal,
tiene contenido, y por esto la lucha por la “democracia hasta el final”, que elimina la
dictadura del proletariado, puede terminar imponiéndose sobre el anticapitalismo. Mientras
la dirección de la LCR espera el acontecimiento, dejándose llevar por el proceso en medio
del velero de una vela y remos opuestos llamado Nuevo Partido Anticapitalista, el ser
humano como relación social histórica, como clases y la realidad, como relación social,
continuamente hacen la historia. ¿Cuál es el contenido material de esta relación social?

3. UNA DIALECTICA MATERIAL DEL SER HUMANO Y LA REALIDAD

A continuación, brevemente, daremos cuenta de nuestra hipótesis de respuesta a la


cuestión del contenido, ya no considerando la pregunta por la relación entre las
causalidades entre estructuras y sujetos, sino la de ¿Qué hace o constituye a la relación del
ser humano y la realidad?

Tal como señala Daniel Bensaïd, hay teóricamente un mismo Marx entre La
ideología alemana y El Capital, e incluimos destacadamente las Tesis sobre Feuerbach.

Una de las continuidades más claras, es la de la realidad como una relación social,
junto al individuo o ser humano como relación social. Es decir, ser humano y realidad

18
Ibídem., p. 65.

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como relación social. Relación social en donde el ser humano constituye y es constituido
por la realidad en tanto relación social. ¿Qué constituye a esta relación social del ser
humano y la realidad? Esta pregunta que sí se encuentra desarrolla en Marx
consecutivamente. Veamos solo tres textos de manera acotada, y precisa, para señalar
nuestra hipótesis de respuesta; La famosa Carta a Annenkov, las Tesis sobre feuerbach y la
Contribución a la crítica de la economía política.

Marx comienza la Carta a Annenkov criticándole a Proudhon no comprender la


situación social de hoy en día, en su concatenación, es decir, en la existencia del ser social
en sus distintas dimensiones como relación. A continuación, le cuestiona, no ver que el
desarrollo social, sólo a “primera vista”, aparece como separado y distinto del desarrollo
del individuo, Marx afirma por la negativa que el desarrollo social no esta separado,
distinto e independiente del desarrollo del individuo, pero a su vez los diferencia. ¿Qué
constituye a esta unidad diferenciada?: “¿Qué es la sociedad, cualquiera sea su forma?” y
Marx responde “El producto de la actividad recíproca de los hombres” 19 señalando, aún
más claramente, que las fuerzas productivas, forma histórica específica de una sociedad,
“son el resultado de la energía humana práctica; pero esta energía esta condicionada por
las circunstancias en que se hallan los hombres, por las fuerzas productivas ya
conquistadas, por la forma social preexistente, que ellos no crean, que es el producto de la
generación anterior.” 20 Es así, que “cada nueva generación se encuentra en posesión de
las fuerzas productivas conquistadas por la generación anterior, que le sirve de materia
prima para una nueva producción, surge una conexión en la historia humana…” 21 y
finalmente “… se sigue necesariamente que la historia de los hombres nunca es otra cosa
que la historia de su desarrollo individual, sean o no concientes de ellos. Sus relaciones
materiales son la base de todas sus relaciones. Estas relaciones materiales son sólo las
formas necesarias en que realiza su actividad material individual.”. En definitiva, Marx
esta señalando que aquello que el fundamento constituyente de la unidad diferenciada del

19
MARX, Carlos, De Marx a P. V. ANNENKOV (Bruselas 1984), en MARX, Carlos y
ENGELS, Federico, Correspondencia, Editorial Fondo de Cultura Económica, p. 15.
20
Ibídem.
21
Ibídem.

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ser humano y la realidad como relación social, es, la actividad material del ser humano, su
energía humano práctica aplicada, su actividad productiva.

Esta actividad productiva aparece más dialécticamente expresada en las Tesis sobre
Feuerbach como praxis, como actividad que subvierte al mundo real y al individuo, como
actividad crítico práctica del hombre, que constituye a la relación social, es el mecanismo
fundamental para demostrar la objetividad del pensamiento. Lo sustancial, de que la praxis,
como actividad, es materia y energía a la vez trastocadora de todo lo existente en tanto que
relación social, es el contenido que está expresado en la Contribución a la crítica de la
economía política del siguiente modo, como contenido de la unidad diferenciada de la
realidad social, como trabajo, aquí frente al capital, forma histórica determinada de la
relación social entre el hombre y el mundo real: “Frente al capital, no hay un (único) modo
de existencia objetivo del trabajo, pero cada uno de ellos aparece como su modo de
existencia posible, que podría adoptar por simple cambio de forma, pasando (por ejemplo)
de la forma monetaria a la de mercancía. Lo único que se opone al trabajo materializado
(unido y diferenciado) es el trabajo no objetivo; al trabajo objetivado (materializado) se
opone el trabajo subjetivo (praxis). O bien al trabajo pasado (en el tiempo), pero que existe
en el espacio (de manera objetivada), se opone el trabajo vivo que existe temporalmente. El
trabajo no objetivo (y que por lo tanto todavía no se ha materializado), existe
temporalmente, sólo puede existir en la forma de capacidad, de posibilidad, de facultad, de
capacidad de trabajo del sujeto vivo. Al capital, trabajo materializado autónomo que
conserva su carácter de capital, sólo puede oponerse la potencia del propio trabajo
vivo…” 22 (p. 319) y es aquí donde “se ve de manera precisa hasta que punto la forma
dialéctica de la exposición sólo es justa cuando conoce sus límites” 23 (p. 322), o dicho de
otro modo, cuando conoce su materialización real, en tanto que relación real.

Lo que constituye, entonces, a la unidad diferenciada entre ser humano y realidad


como relación social, la sustancia constituyente que se aparece en todos los distintos modos
de existencia posible es, la actividad humano práctica, la praxis, el trabajo. La energía

22
MARX, Carlos, Contribución a la crítica de la economía política, Editorial Estudio, Argentina, 1975, p.
319.
23
Ibídem., p. 322.

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humano práctica existe en el conjunto del ser social, es el medio de su relación y contenido
en la totalidad, ya sea como trabajo del sujeto vivo, ya sea como trabajo objetivado. Ahora
emerge el contenido y el fundamento de la relación entre el ser humano y la realidad. Dicho
en los términos instalados por la falsa oposición unilateral entre estructuras y lucha de
clases que hace Anderson, podemos afirmar que las estructuras en las sociedades de clases
son lucha de clases objetivada. Dicho en la conceptualización de Bensaïd, las diversas
temporalidades en su contenido, son distintos ritmos de existencia, dimensiones temporales
de trabajo objetivado, producto de trabajo activo del sujeto.

Estratégicamente, ya no hay salto de la nada al todo. Ya no debemos embarcarnos


pasivamente el proceso y esperar apaciblemente el acontecimiento. En su lugar debemos
intervenir en los distintos momentos y niveles del trabajo como relación social en el
capitalismo, es decir en la lucha de clases. Debemos intervenir revolucionariamente en
aquellos momentos en donde la lucha de clases aparece como objetivada, con una praxis
que resguarde, busque e impulse la actividad conciente de la lucha de clase en el
proletariado. Los acontecimientos, ahora productos de acumulación de lucha de clases
objetivada y apertura a la acción conciente, encontraran de este modo a sectores de la clase
obrera y revolucionarios mejor preparados, por su actividad práctica anterior, para
transformar revolucionariamente la realidad en sus momentos estratégicos. Para estos los
partidos obreros revolucionarios, para esto sus programas.

Únicamente de este modo se constituye la clase como trabajo activo concientemente


revolucionario, como la principal fuerza productiva de la historia, tal como define Marx al
proletariado revolucionario en Miseria de la Filosofía 24 .

Esta traducción estratégica de la reflexión teórica que realizamos hasta aquí,


ya la habían planteado Lenin 25 y Trotsky, porque su desarrollo se dio actuando desde los
fundamentos estratégicos del marxismo en la praxis de la lucha de clases de la clase obrera,
es decir, manteniendo y re-actualizando una estrategia que permitiera cada triunfo concreto

24
Marx, Carlos, Miseria de la filosofía, Editorial Cartago, p. 137
25
Anderson, Perry, Tras las huellas… Op Cit. p. 37.

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de la perspectiva de la revolución obrera y socialista, tendiendo una estrategia para la


independencia del proletariado en la lucha por el socialismo respecto de la burguesía, y
esta, indudablemente, debía ser una estrategia que superara el dualismo entre economisismo
y subjetivismo, entre espontaneismo y evolutivismo, porque debía separarse de las
representaciones unilaterales de la realidad generadas por el capital y expresadas en
estrategias diversas al interior del propio movimiento obrero.

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BIBLIOGRAFÍA:

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ANDERSON, Perry, Consideraciones sobre el Marxismo Occidental, Editorial Siglo XXI,


México, Novena edición en español, 1991.

ANDERSON, Perry, Tras las huellas del materialismo histórico, Editorial Siglo XXI,
México, 2004.

BENSAÏD, Daniel, Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crítica,


siglos (XIX – XX), Editorial Herramienta, Argentina, 2003.

DERRIDA, Jacques, Espectros de Marx, Editorial Trotta, Valladolid, 1995.

MARX, Carlos, Contribución a la crítica de la economía política, Editorial Estudio,


Argentina, 1975.

MARX, Carlos y ENGELS Federico, La ideología alemana, Editorial Pueblos Unidos y


Cartago, Argentina, 1985.

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1985.

MARX, Carlos, De Marx a P. V. Annenkov (Bruselas 1984), en MARX, Carlos y


ENGELS, Federico, Correspondencia, Editorial Fondo de Cultura Económica.

PÉREZ, Carlos, Proposiciones de un marxismo hegeliano, Editorial Arcis, Chile, 2008.

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