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Capítulo I
Capítulo II
Antes las reacciones populares que se generaron por este decreto, las
aclaratorias del Tribunal Supremo de Justicia y del mismo gobierno sobre el
Decreto 1011 bajaron la tensión y crearon el clima necesario para que en agosto
de 2001 el proyecto de Ley Orgánica de Educación fuera aprobado en la
Asamblea Nacional , en primera discusión, por la unanimidad de los diputados.
e) Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad (art. 103). Se
garantiza el derecho a la igualdad de condiciones y oportunidades, sin más
limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones (art.
103). A estos fines, el Estado creará y sostendrá instituciones y servicios
suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en
el sistema educativo, y para ello realizará una inversión prioritaria, de acuerdo
con las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas (art. 103).
La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades especiales o
con discapacidad y a quienes se encuentren privados o privadas de su libertad o
carezcan de condiciones básicas para su incorporación y permanencia en el
sistema educativo (art. 103).
Por otra parte, funcionarios del Estado venezolano hacen esfuerzos denodados
(aunque no muy exitosos, por cierto) por demostrar la identidad entre el
pensamiento bolivariano y el socialismo. En tal sentido, en la página web oficial
del Ministerio del Poder Popular para la Cultura , se incluye la opinión del
coordinador de investigación del Centro Nacional de Historia, Alexander
Torres, quien expresa: “De ahí el gesto socialista de Bolívar, en el sentido de que
está ganado para la libertad, que es parte de su pensamiento liberal, en
concordancia con lo que decía Marx en su Tesis de Feuerbach, es decir, la
libertad no es un problema concreto, y la única manera como el hombre se mide
es en la terrenalidad, es decir, en el desprendimiento, en la praxis”. En el mismo
sitio se agrega que “Para este historiador, mientras que los liberales se
quedaban en el principio declarativo, en el adorno constitucional, en el precepto
de la Carta Magna , Bolívar, a pesar de ser parte de una de las familias más
pudientes de la época, se desprendió de sus bienes, acción propia de la praxis
socialista”.[9] Por lo menos en el caso venezolano actual esa praxis no se ha
visto, sino todo lo contrario.
“La suprema felicidad social es la visión de largo plazo que tiene como punto
de partida la construcción de una estructura social incluyente, formando una
nueva sociedad de incluidos, un nuevo modelo social, productivo, socialista,
humanista, endógeno, donde todos vivamos en similares condiciones rumbo a
lo que decía Simón Bolívar: “ La Suprema Felicidad Social”.
“La política de inclusión económica y social forma parte del sistema de
planificación, producción y distribución orientado hacia el socialismo, donde lo
relevante es el desarrollo progresivo de la propiedad social sobre los medios de
producción, la implementación de sistemas de intercambios justos, equitativos y
solidarios contrarios al capitalismo, avanzar hacia la superación de las
diferencias y de la discriminación entre el trabajo físico e intelectual y reconocer
al trabajo como única actividad que genera valor y por tanto, que legitima el
derecho de propiedad. Todo orientado por el principio de cada cual según su
capacidad, a cada quien según su trabajo” (página 9, destacados nuestros).[13]
Pero además, la Constitución que nos rige ha dejado claramente establecido que
en el sistema educativo venezolano no se admite “la injerencia partidista o de
otra naturaleza no académica” (art. 104), y que “Los funcionarios públicos y
funcionarias públicas están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna”
(art. 145).
Capitulo IV
Capítulo V
Ahora bien, con la emisión del decreto 3444, del 24/1/2005, el gobierno expresó
su disposición de transferir varias de las competencias del CNU al Ministerio de
Educación Superior, ante lo cual las Universidades autónomas denunciaron la
violación de la autonomía y han mantenido una actitud de resistencia frente a
unas normas de rango sublegal que modifican la ley y que lesionan el contenido
de la autonomía universitaria, definida en la Ley de Universidades y reiterada
desde 1999 en el ordenamiento constitucional.[21]