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NEGLIGENCIA PROFESIONAL, CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD EN EL CASO DE

UN INVESTIGADOR DEL CENTRO INAH YUCATÀN.


Por. Felipe Cerón.
Por este medio me dirijo a ustedes como pasante en arqueología del Centro INAH
Yucatán para hacer constar la manera como se manejan las quejas y denuncias por parte
de la Contraloría Interna del mismo INAH en contra de servidores públicos o
investigadores prepotentes que manejan su puesto de manera irregular e indebida
conforme a mi experiencia personal. En Octubre del 2008 interpuse una queja
administrativa en contra del arqueólogo Luis Raúl Pantoja Díaz, investigador del Centro
INAH Yucatán por malos tratos, prepotencia, actos de corrupción, abusos de poder e
irregularidades laborales cometidos por el funcionario del INAH Pantoja durante el
proyecto arqueológico del cual fui miembro contratado, como era de esperarse el
Órgano Interno de Control del INAH sin base legal suficiente lo perdonó de la manera
arbitraria e ilegal solo porque manifestó de palabra ser inocente en su declaración, sin
molestarse en presentar una sola prueba fehaciente que fundamentará dicha afirmación,
convirtiendo el proceso legal en un acuerdo político amañado y basado en
complicidades, de tal manera se evitó sancionarlo manteniendo impune y sin castigar la
conducta reproblable e indebida del investigador, que paradójicamente antes que
alcanzará su base vitalicia en el INAH, Yucatán se hizo pasar como defensor de los
derechos de los contratados y fue uno de los líderes que encabezó una demanda de 40
arqueólogos en contra del mismo INAH y de su director, parece que una vez que obtuvo
su plaza vitalicia con los privilegios laborales que eso implica se olvido de los derechos
de los contratados. Pero procedo a explicar detalladamente como se hace constar la
incapacidad, parcialidad y falta de profesionalismo jurídico que el Órgano Interno de
Control del INAH manifiesta para defender los derechos básicos de los contratados,
miembros también del mismo instituto de gobierno federal -aunque de hecho no sean
reconocidos por el INAH y la propia Contraloría Interna dentro del marco de las leyes
mexicanas- de los abusos cometidos por los investigadores de nivel jerárquico superior.
En octubre del 2008 a raíz de malos tratos, prepotencia y abuso indebido de cargo se
presentó una constancia de hechos por presuntos actos irregulares por conducta
impropia y reprobable en contra del servidor público del centro INAH Yucatán Arqlgo.
Luis Raúl Pantoja Díaz, director del proyecto arqueológico San Pedro Cholul, Etapa I
de la Temporada 2007 por los siguientes actos violatorios cometidos: 1) Conducta
indebida que infringe los principios y derechos básicos de ética profesional, justicia,
honradez y rectitud cometidas en contra del pasante en arqueología contratado, debido
principalmente a violaciones de tipo administrativo, conductual y laboral como la
negación de otorgar la carta de liberación después de 7 meses de entregado el informe
respectivo, la reducción ilegal del salario y la negación a entregar copias de las nóminas
firmadas por el contratado; 2) abuso ilegal de un cargo público obteniendo beneficios
monetarios y privilegios de tipo económico diferentes a los percibidos por su función;
3) falsedad en declaraciones oficiales, consistentes en falsedades y contradicciones
evidentes emitidas de manera cínica y descarada por el director del proyecto durante la
investigación oficial interna; y 4) Actos de corrupción y el ejercicio irresponsable
(negligencia profesional) de sus funciones durante su desempeño laboral, consistente en
un actuar irresponsable y temerario al permitir la destrucción de estructuras
prehispánicas de manera inmoderada sin la vigilancia suficiente para rescatar ofrendas,
entierros y artefactos arqueológicos. El reconocimiento de esta negligencia consta por
escrito y firmado por el investigador en su declaración pormenorizada del 18 de
noviembre el 2008, manifestando su propia ignorancia no solo en aspectos legales, sino
profesionales y éticos de su propia profesión.
En la constancia de hechos irregulares reportados como pasante en arqueología y
miembro del equipo de excavación el 15 de Octubre del 2008, se denuncia formalmente
las violaciones flagrantes a los principios éticos, legales y laborales, así como a la
incapacidad profesional manifestada por el director de proyecto Arqlgo. Luis Raúl
Pantoja Díaz de derechos laborales y para efectuar de manera adecuada la vigilancia de
la destrucción de estructuras prehispánicas previamente excavados en el Salvamento
arqueológico San Pedro Cholul 2007 en la periferia de Mérida, Yucatán, hecho de por si
lamentable, y que requiere de toda la atención y responsabilidad profesional del director
de proyecto, independientemente de las estructuras que se destinaren para la
conservación. Los hechos ocurrieron de esta manera:
“En gabinete a finales de octubre del 2007 me llamó a su oficina (el director del
proyecto) y me pidió que realizará la vigilancia en destrucción de todas las estructuras
excavadas en el salvamento, tanto las que excavé como las que excavaron mis
compañeros, con un horario de 8 a 5 de la tarde sin retribución extra alguna,
manifestando mi inconformidad ya que me atrasaría en la realización del informe
técnico…la vigilancia la realicé sin apoyo de trabajadores…” (Cita textual escrito
denuncia: 15/ X/08)
El arqueólogo Luis Raúl Pantoja Díaz respondió de manera oficial en informe
pormenorizado del 18 de noviembre del 2008, manifestando las siguientes afirmaciones
evidenciando su propia ignorancia en asuntos éticos, laborales y técnicos de la profesión
arqueológica, al aseverar lo siguiente:
“…(la vigilancia) se adaptó al tiempo de la operación de la maquinaria, siendo dicho
trabajo parte de las labores de Salvamento para las que fue contratado que no es ajena a
los compromisos con los trabajos del INAH, ni de la empresa, es una parte del quehacer
de campo, no es una tarea que implique esfuerzo, riesgo de trabajo, desgaste emocional
o intelectual que consiste en observar y verificar que al paso de la maquinaria no se
afecten otras áreas restringidas o no liberadas y no se requiere ningún tipo de
trabajadores de apoyo para realizarla… (cita textual: 18/XI/08)
Ante la manifiesta ignorancia del arqueólogo Luis Pantoja Díaz en cuestiones técnicas y
laborales de la profesión arqueológica, resultado de afirmaciones emitidas de manera
irresponsable por el director del proyecto San Pedro Cholul Etapa I, 2007 es evidencia
por demás irrefutable de la negligencia profesional del servidor público. Ante las
declaraciones irresponsables estuve obligado a precisar y ampliar mi declaración inicial
mediante escrito del 23 de enero del 2009 dirigida a la contraloría aclarando, los
siguientes aspectos profesionales, que se relatan en el siguiente extracto textual de mi
declaración:
“En lo referente a lo afirmado por Pantoja en su escrito del 18 de noviembre, página 3,
en el cual se menciona textualmente que el trabajo de vigilancia “no es una tarea que
implique esfuerzo, riesgo de trabajo, desgaste emocional e intelectual que consiste en
observar y verificar que el paso de la maquinaria no afecte zonas restringidas y no se
requiere ningún tipo de trabajadores para realizarla…” debo precisar las siguientes
observaciones de tipo técnico y laboral, que el señor Luis Pantoja parece ignorar de su
propia profesión, todo trabajo de acuerdo a lo marcado por el artículo 8o de la Ley
Federal del Trabajo es ”…toda actividad humana, intelectual o material…”, en cuanto al
desempeño del trabajo arqueológico se menciona que la vigilancia consiste en verificar
que el paso de la maquinaria no afecte áreas restringidas, actividad que es solo parte de
la misma, siendo una de las tareas más importantes el rescatar elementos y artefactos
arqueológicos de la destrucción en las áreas de las estructuras liberadas que no fueron
excavadas en su totalidad, ya que en campo se explora menos del 50 % de las
estructuras medianas y mayores, quedando espacios bastante extensos sin excavar; por
lo tanto durante el paso de la maquinaria, el arqueólogo o pasante encargado de la
vigilancia tiene la obligación de observar si se descubren ofrendas de vasijas
prehispánicas, cistas o entierros, material lítico o malacológico, los cuales deberán ser
extraídas y embolsadas tomando fotografías y anotando en libreta el lugar aproximado
en que se localizó, de igual manera se debe trasladar del paso de la maquinaria los
elementos arqueológicos asociados a la estructura como metates o elementos
decorativos arquitectónicos, expuestos durante la excavación o descubiertas en
subestructuras y el relleno constructivo; por lo tanto la vigilancia implica en realidad un
trabajo intelectual y físico, no como afirma erróneamente el Sr. Pantoja al reducir al
encargado de la vigilancia en un simple espectador; siendo necesario el apoyo de dos
jornaleros como mínimo, ya que al aparecer estos elementos, artefactos o entierros, se
requiere de un registro arqueológico inmediato y rápido, también implica
simultáneamente dirigir a la maquinaria para que libere otras secciones mientras se
extraen y rescatan de la destrucción los artefactos, vasijas, elementos asociados y
entierros.
Es importante puntualizar que como el mismo C. Pantoja reconoce no se proporcionó,
de manera por demás irresponsable, a ningún trabajador como apoyo y menos
proporcionó picoletas, brochas, punzones, carretilla, bolsas, cajas, cámara fotográfica,
pizarrón y lonas para la lluvia teniendo que revisar los escombros con maderas y manos
o trasladando los metates cargándolos mientras se dirigía la maquinaria, convirtiendo el
trabajo en riesgoso. Debo mencionar que el trabajo se realiza con apoyo y de la manera
antes descrita, no por suponerlo así, sino por mi propia experiencia en campo con
diversos arqueólogos y a mi preparación académica, rescatando en la mayoría de los
trabajos de vigilancia un buen número de vasijas completas y entierros prehispánicos.
Lamentablemente el Sr. Pantoja parece no darle importancia al hecho que estas
estructuras desaparecerán definitivamente y todo dato arqueológico debe ser registrado,
por lo que obra con negligencia profesional y en plena conciencia de esos hechos”. (Cita
textual escrito ampliación denuncia: 23/I/09)
Sin lugar a dudas el arqueólogo Luis Pantoja Díaz manifiesta su propia ignorancia de
los principios éticos y legales primordiales, así como de una falta de conocimientos
profesionales del trabajo arqueológico al realizar afirmaciones tan irresponsables y
temerarias, que harían palidecer a Fray Diego de Landa. Es por demás evidente,
flagrante y descarada la violación a la Ley de Patrimonio Cultural de la Nación por
parte del Arqlgo. Luis Pantoja, quien lamentablemente para las generaciones nuevas de
alumnos “imparte” la materia de arqueología de campo en la facultad de Ciencias
Antropológicas de la UADY; el cinismo del investigador no se limita a estos términos,
sino como se describe a continuación su tendencia a violar las leyes, su doble moral y
naturaleza delictiva le llevan también cometer atropellos e injusticias de tipo civil, penal
y laboral.
La destrucción de estructuras prehispánicas se ha convertido en una práctica común en
el crecimiento de las ciudades y poblaciones mediante el desarrolló de fraccionamientos
populares, por lo que una buena planeación de intervención y vigilancia arqueológica es
algo de vital importancia en estas situaciones especiales, también responsabilidad
obligatoria de los arqueólogos de campo. La actividad arqueológica no debe limitarse
únicamente a la apertura de pozos de sondeo o estratigráficos durante la excavación de
las mismas que en el mejor de los casos cubren un 20% a 30% del espacio de una
estructura o basamento prehispánico intervenido, (pensando idealmente que se excaven
todas las estructuras), sino debe traducirse en vigilancia responsable durante la ya
irremediable destrucción del espacio sin excavar las mismas, que permita rescatar
mediante un registro arqueológico adecuado las cistas con entierros, vasijas cerámicas
como ofrendas, artefactos arqueológicos y otras piezas arquitectónicas de importancia
científica; por lo tanto se requiere que dicha actividad se verifique con el apoyo de
jornaleros y de las herramientas necesarias para realizar correctamente la vigilancia en
campo; sin embargo como se pudo apreciar en la declaración del director del proyecto
dicho apoyo nunca se proporcionó convirtiendo la recuperación de elementos
arqueológicos en algo riesgoso y casi imposible de efectuar, siendo peor aún cuando el
propio director del proyecto San Pedro Cholul 2007 reconoce abiertamente en su
declaración que asistió ocasionalmente a verificar las actividades durante la vigilancia,
sin que tomara medidas al respecto.
Lamentablemente la Controlaría Interna de INAH consideró con ligereza y de manera
totalmente parcial e injusta esta confesión escrita y de reconocimiento de negligencia
profesional firmado por el propio servidor público Arqlgo. Luis Raúl Pantoja Díaz (el
hecho irregular relatado es solo uno de los varios actos, omisiones y violaciones
flagrantes de la Ley Federal Laboral y de Responsabilidades de servidores públicos
reportados, consistentes también en malos tratos, prepotencia, falsedades y violaciones
flagrantes de los principios éticos de honradez, justicia y honestidad cometidos por el
servidor público) reduciéndolo a un simple malentendido que no ameritaba una sanción
administrativa.
Entre los malos tratos, abusos de poder y prepotencia, además de los delitos graves de
ejercicio indebido de un cargo público mencionados al principio el Sr. Luis Pantoja, en
que incurrió el mencionado investigador del Centro INAH Yucatán se mencionan la
negativa a considerar como válidos las incapacidades por enfermedad grave con los
justificantes médicos respaldados por doctores reconocidos considerándolos como
simples “excusas de contratado”; la prepotencia en el trato consistentes en un actuar
indebido en base a comentarios insultantes por haberle solicitado copia de las nóminas
de trabajo que se le firmaban; una conducta reprobable y deplorable con mentiras y sin
respeto ante el subordinado; la pérdida u ocultamiento intencional de material de dibujo
arqueológico del informe que le fue entregado para su revisión final, tal como el mismo
reconoce tácitamente en su declaración oficial y la negativa a entregar la carta de
liberación, después de 7 meses de haber recibido el informe final para su revisión
definitiva, constancia que se vio forzado a entregar por haber sido reportado
verbalmente el investigador Arqlgo. Luis Pantoja Díaz ante sus superiores: la
Representante de la Coordinación Mixta de Evaluación de Arqlga. Beatriz Quintal
Suaste y con la Directora Gral. Federica Sodi Miranda y la actitud discriminatoria al
señalar de manera burlona el arqueólogo Luis Pantoja (manifestada en documentos
oficiales del procedimiento), que los pasantes en arqueología que dirigen excavaciones
carecen de la categoría de investigadores del Centro INAH; el incongruente funcionario
del INAH debería leer y reflexionar las disposiciones del reglamento del INAH: el
RAEPCEO antes de emitir juicios irresponsables, ya que en dicho reglamento se
reconoce formalmente y otorga a los pasantes la categoría de Profesor de Investigador
Científica tipo A (Artículo 21, fracción I, inciso B) y el derecho a ser promovidos a la
categoría de licenciatura, es lamentable y deprimente la ignorancia en las leyes y
derechos básicos de los trabajadores que manifiesta en todo momento el investigador
del INAH mencionado.
Se manifiesta que durante la elaboración del informe el jefe de proyecto Luis Pantoja
me causo perjuicios específicamente por abusos de tipo laboral, prepotencia en el trato
personal, falta de ética profesional en sus actos violaciones a los principios de la Ley
Federal del Trabajo y al Código de Ética Profesional de los Servidores Públicos
Federales consistentes en la reducción ilegal del salario, negativa a entregar copia de las
nominas firmadas y manejo irresponsable de un cargo público, la razón de la reducción
ilegal de salarios se debió según el susodicho “nadie lo contradice, menos un pasante”,
se menciona que el dinero descontado ilegalmente nunca fue devuelto, causa por la que
el contratado lo reporto por primera vez en diciembre del 2007 ante la dirección y casi
acaba en una demanda laboral, que fue evitada porque el Jefe del proyecto solicito como
un favor que no se le demandara porque quería conservar su buena fama y que la
directora “ya lo había regañado por lo que hacía”, comprometiéndose a respetar el
sueldo restante conforme a lo marcado por las leyes laborales; por lo tanto los actos al
margen de la ley y la doble moral del arqueólogo Luis Pantoja Díaz me causaron un
perjuicio laboral en la elaboración y entrega del informe, cuya mayor parte (80%) fue
recibida con planos e informe escrito en los tiempos establecidos; sin embargo una vez
entregado el total del informe en fechas adecuadas, el suscrito tuvo que esperar por más
de 7 meses para la liberación por medio de la carta o constancia escrita, dirigiéndome de
nuevo con el carente de palabra y honor de Luis Pantoja quien me afirmó de manera
prepotente y altanera que “no la entregaría y que esperase de manera indefinida hasta
que el quisiera otorgármela”, es por demás evidente el proceder sin ética profesional y
la doble moral del “investigador” Pantoja antes mencionado, que hipócritamente se hace
llamar “defensor de los derechos de los contratados”.
Durante el procedimiento administrativo se ofrecieron 9 pruebas documentales públicas
y privadas aparte de solicitar que se presentara como prueba determinante y se anexare
en el expediente en cuestión QU-000013/2008 las nóminas que firmó el contratado para
la empresa en cuestión bajo la aprobación del representante del INAH Yucatán y
director del proyecto arqueológico Luis Raúl Pantoja Díaz, por lo tanto se amplio la
queja o demanda con fundamentos y elementos jurídicos suficientes basados en la
normatividad vigente como fundamento legal de los dicho y en como evidencia de las
mentiras y contradicciones emitidas por el servidor público. Sin embargo el 9 de marzo
del 2009 el director del proyecto fue absuelto por la Órgano Interno de Control del
INAH, desechando de forma arbitraria por el Titular del Área de Quejas Lic. Israel
Alberto Chávez Barbazán todas las pruebas documentales y legales presentadas por el
denunciante, los elementos jurídicos aportados y las presunciones legales respectivas
con la absurda e ilógica afirmación de que no hay elementos suficientes para castigar al
servidor público debido a que el arqueólogo del Centro INAH manifestó en su
declaración escrita ser inocente, es decir se basaron para emitir la resolución absolutoria
única y exclusivamente en la palabra o dicho del investigador del INAH, sin que este se
molestare en presentar una sola prueba fehaciente que comprobare que su conducta
personal durante su desempeño profesional fuera conforme a los principios éticos de
justicia, honestidad y honradez para sus subordinados, así como aquellas que
fundamentares las afirmaciones y acusaciones mentirosas realizadas por el servidor
público de manera irresponsable durante el procedimiento, es decir para el Órgano
Interno de Control del INAH fue suficiente que el Arqlgo. Luis Pantoja Díaz
manifestare en el ser inocente y víctima de las circunstancias, tomando esta declaración
por demás parcial, absurda e ilegal en una verdad absoluta e indiscutible de su
inocencia, agregando además el Lic. Israel Chávez Barbazán, de forma absurda y
ofensiva en la resolución de la Controlaría Interna que a la letra dice: “lo cual así tuvo
que ser, según lo indica él (servidor público)” (SIC cita literal). De tal manera se
demuestra la poca preparación jurídica y seriedad que exhiben la Contraloría Interna del
INAH y su Titular del Área de Quejas al ignorar que un juez debe ser imparcial durante
la investigación; sin embargo en todo momento se desempeñó como abogado defensor
del servidor público, buscando dar una solución política a un asunto que debió tener una
solución conforme a derecho y la normatividad vigente, afirmando simplemente que
tolo fue un malentendido entre las partes. También se me negaron copias simples y/o
certificadas de todos los documentos emitidos durante procedimiento como son los
documentos recabados por el Órgano Interno de Control del INAH y la Dirección
General del Centro INAH, en clara violación legal a los derechos mínimos procesales
por ser el suscrito parte del procedimiento.
La resolución que mantiene en ofensiva impunidad al servidor público arqueólogo Luis
Raúl Pantoja Díaz muestra claros errores procesales ya que debió contener un
RESULTANDO el cual se detallara mi queja extractada, así como todas las
investigaciones y oficios girados por el Lic. Israel Chávez Barbazán y la Dirección del
Centro INAH Yucatán a cargo de su Directora General Arqlga. Federica Sodi Miranda
durante el procedimiento, se debió contener también un CONSIDERANDO el cual
debió contener el análisis y estudio a fondo de la citada queja y de su ampliación
presentada el 23 de enero del 2009, que por cierto ilegalmente no fue valorada con
atención al aspecto jurídico y contrastada en sus puntos principales con el informe y
declaración del servidor público del INAH, debió presentar también la resolución
emitida: una relación analizada y cotejada imparcialmente de las nueve (9) pruebas
presentadas por el contratado donde se demuestran las mentiras y falsedades emitidas en
declaraciones contradictorias por el servidor público durante el procedimiento
administrativo y el motivo legal valorado conforme a la razón, la normatividad y la Ley
de Responsabilidades de Servidores Públicos en sus artículos 2, 7 y 8 fracciones I, VI,
XIII y XIX y demás leyes de la administración pública federal que sustentaren la
supuesta improcedencia de la queja por el suscrito presentada.
Durante el procedimiento se presentaron pruebas suficientes para que el Órgano Interno
de Control del INAH emitiera una sanción de tipo administrativo en contra del servidor
público conforme a los principios legales establecidos en los artículos 108 y 109,
fracción III y el artículo 113 de la Constitución Política Mexicana, sin embargo se
prefirió desestimar las pruebas presentadas por el denunciante que comprueban los actos
violatorios y deshonestos realizados, así como las declaraciones irresponsables y falsas
emitidas por el Arqlgo. Luis R. Pantoja Díaz durante el procedimiento interno, quien
nunca presenta una sola prueba fehaciente y legal a su favor que respalde las
afirmaciones tendenciosas que pretenden presentarlo como el servidor público perfecto,
inmaculado e incorruptible, defensor de derechos de los subordinados y victima de uno
de los contratados. Sin embargo, el arqueólogo Luis Raúl Pantoja Díaz no podrá librarse
del único juez estricto e implacable, juez con el que nunca podrá negociar: su propia
conciencia.
Manifiesto también que en la Dirección del INAH me ofreció llegar a un acuerdo con la
parte demandada con tal de que desista de mi queja en contra del servidor público,
acuerdo que por supuesto rechace pues es importante que quede constancia de los
hechos irregulares cometidos por el investigador del Centro INAH Yucatán.
Lamentablemente debido a la imposibilidad de hacer valer la Ley de Responsabilidades
de Servidores Públicos debido al poco interés y profesionalismo de las mismas
autoridades del INAH para que se cumplan adecuadamente las leyes, en un proceso en
el cual la Controlaría Interna se convierte en juez y parte del procedimiento, en
abogados defensores de los investigadores acusados o en meros adornos institucionales,
mostrándose incapaz de obrar de forma imparcial conforme a derecho y los principios
éticos de honradez y respeto que rigen las relaciones de todo servidor público con sus
subordinados, siendo por lo tanto en prácticamente imposible que los miembros
corruptos de su propio gremio sean sancionados y castigados conforme a la Ley,
prefiriendo emitir resoluciones injustas y parciales en detrimento de los ciudadanos y
subordinados que se ven condenados a ser testigos de como servidores públicos son
perdonados indebidamente, manteniéndolos en ofensiva impunidad con el fin de evitar
que “la imagen del Instituto sea puesta en entredicho”. Por otra parte, “antiguos líderes
y defensores de los derechos laborales”, se convierten al principio en excelentes
alumnos y posteriormente en verdaderos maestros de la corrupción. El caso mencionado
del arqueólogo Luis Pantoja Díaz es el más patético y repudiable por la carga de
irresponsabilidad profesional, además de ser un pésimo ejemplo para las generaciones
nuevas de arqueólogos egresados de la Facultad de Ciencias Antropológicas por el
grado de corrupción, cinismo e hipocresía que su conducta implica.
Se hace constar que la queja presentada no fue dirigida de manera general, ni en contra
del INAH como Instituto, sin que fuera la intención de que sea tomado como agravio a
la profesión arqueológica en general, la cual respeto como actividad científica o fuese
considerado ofensivo para cualquier otro investigador, por lo cual la constancia de
hechos se limitó a mi experiencia profesional con el investigador mencionado y
consistió únicamente el ejercicio de mis derechos básicos laborales y civiles, así como
la de manifestar mi completa inconformidad en contra de la resolución administrativa de
la Contraloría, que mantiene en ofensiva impunidad al arqueólogo de doble moral Luis
Pantoja Díaz y sin castigar los actos indebidos y conducta reprobable cometidas por el
investigador; por otra parte también se menciona que el Centro INAH cuenta con
especialistas honestos y profesionales, que realizan la profesión con la responsabilidad
profesional y la seriedad ética requerida para defender el patrimonio arqueológico.
Esperemos que en un futuro sean reconocidos todos los derechos laborales de los
contratados, ya que al final son las manos, el sudor y los pies del Instituto. Atentamente
Felipe Manuel Cerón Cetina.

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