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UN MILAGRO PARA TI

Este nuevo Rosario es un regalo del corazón de la


Madre María.

El Rosario fue dado a través de una revelación


directa, independiente de cualquier organización o
doctrina. El Rosario es dado a todos los devotos de la
Madre María que la ven como una fuente de milagros,
sanación, consuelo y amor incondicional.

Puedes utilizar este regalo del corazón de la Madre


María para crear milagros en tu vida y en el mundo.

INTRODUCCIÓN

“En el nombre del Padre, y del Hijo, y del


Espíritu Santo y de la Madre de los Milagros, yo
vengo en este día.

Yo soy María, y me habéis conocido bajo muchas


denominaciones. He sido llamada la Virgen Bendita, he
sido llamada la Madre de Dios, y ahora vengo a
vosotros con otro título que he ganado a través de mi
dedicación y servicio. Es el título de Madre de los
Milagros”...

...”Como parte de este Rosario, os entregaré una


dispensación especial desde mi corazón. Si dais este
Rosario con dedicación

Este nuevo Rosario es un regalo del corazón de la


Madre María.

El Rosario fue dado a través de una revelación


directa, independiente de cualquier organización o
doctrina. El Rosario es dado a todos los devotos de la
Madre María que la ven como una fuente de milagros,
sanación, consuelo y amor incondicional.

Puedes utilizar este regalo del corazón de la Madre


María para crear milagros en tu vida y en el mundo.

Para la elevación de la conciencia de la humanidad, os


permitiré trabajar en un problema o necesidad
personal junto con las necesidades planetarias del
momento.

Continuad haciendo el Rosario y sus llamados mínimo


nueve días. En otras palabras, después de que hayáis
dado el Rosario completo por nueve días, podéis
escoger otra necesidad para trabajar en ella. Os
animo a utilizar esta herramienta, la cual es
verdaderamente una dispensación extraordinaria
nacida de la urgencia del momento”.

INSTRUCCIONES PARA EL ROSARIO MILAGROSO


DE LA VIRGEN MARIA

Este rosario fue entregado por la Madre María con


el propósito de dar a luz el milagro de la elevación de
la conciencia de la humanidad y de la solución de
problemas personales.
Para rezar el rosario completo, recite el ciclo de
afirmaciones cuatro veces empezando cada vez desde
“En el nombre del amor incondicional del Padre, del
Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de los
Milagros, Amén” hasta antes del cierre del Rosario.
Luego dé el cierre del Rosario una vez. Si no cuenta
con el tiempo suficiente para hacerlo completo
entonces, recite el ciclo una vez. Puede insertar
llamados personales y dedicar el Rosario para una
necesidad específica.

EL ROSARIO MILAGROSO DE LA MADRE MARIA

En el nombre del amor incondicional del Padre, del


Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de los
Milagros, Amén.

(Inserte sus peticiones personales)

PADRE NUESTRO

Nuestro Dios Padre-Madre quien está dentro de toda


vida, honramos tu Presencia, YO SOY, dentro de
nosotros. Aceptamos la manifestación de tu reino en
la Tierra a través de nosotros. Aceptamos nuestra
responsabilidad de manifestar tu voluntad en la
Tierra, así como se manifiesta en el Cielo.
Nosotros aceptamos que, diariamente, nos estás
dando la oportunidad para ser todo lo que Tú eres.
Reconocemos que Tú nos perdonas nuestras
imperfecciones, así como nos perdonamos unos a otros
y sometemos nuestra voluntad a la Voluntad Suprema
que habita en nosotros. Por lo tanto, aceptamos la
verdad de que el Universo nos retorna lo que enviamos.

Nosotros asumimos la responsabilidad de nuestras


vidas y de nuestro planeta. Prometemos elevarnos por
encima de las tentaciones de nuestro ser inferior,
para que puedas liberarnos de todas las energías
imperfectas. Afirmamos que tu reino, tu poder y tu
gloria se manifiestan en la Tierra ahora y por siempre,
Amén.

AVE MARÍA

Ave María, llena eres de Gracia,


el Señor está con nosotros a través de ti.
Benditos somos por tu Gracia Milagrosa,
y por el Amor Milagroso de tu hijo Jesús.

Santa María, Madre de los Milagros,


renunciamos a nuestros miedos, ahora y por
siempre.
Aceptamos el Amor Incondicional de Dios,
y vemos la manifestación del Reino Milagroso en la
Tierra.

AFIRMACIONES DEL CRISTO INTERNO


En el nombre de Jesucristo, yo invoco a la amada
María, Madre de los Milagros. Enséñame el milagro
de mantener el concepto inmaculado para mí, para
toda vida y para toda la Tierra. Enséñame el milagro
de la completa entrega a Dios para que yo también
pueda decir desde lo más profundo de mi alma: “Oh
Señor, hágase en mí de acuerdo con tu Voluntad”.

Ave María

Mediante esta plegaria, yo renuncio a todo obstáculo


que impida la manifestación del Milagro de Dios en mi
vida. Oh Dios, yo me entrego por completo a ti. Oh
Dios, quiero todo aquello que de ti provenga. Oh Dios,
entrego todo mi ser a ti.

Ave María

Yo renuncio a mi ego humano y a mi falso sentido de


identidad y acepto que Dios los consume en este instante.
Oh Dios, yo estoy dispuesto(a) a renunciar a mi concepto
de identidad mortal para así obtener la vida inmortal de
la Conciencia Crística. Yo invoco a mí Ser Crístico para
que descienda y tome el comando sobre todos los
aspectos de mi vida y de mi conciencia y acepto que YO
SOY imbuido con la Luz del Cristo ahora y para siempre.
Yo acepto que mi Ser Crístico es el Camino, la Verdad y
la Vida y que mi vida está construida sobre la roca de
Cristo.

Ave María
Oh Dios, yo confieso que yo solo no puedo hacer nada; es
la Presencia YO SOY dentro de mí quien es el verdadero
hacedor. Yo acepto que yo soy creado(a) a imagen y
semejanza de Dios. Acepto que yo soy un(a) hijo (a) de
Dios. Acepto que el Cristo ha nacido en mí en este
momento y acepto que yo soy la segunda venida de Cristo
en mí.

Ave María

Yo acepto que yo soy el Cristo Viviente caminando por la


Tierra y, por lo tanto, yo acepto y afirmo que Dios puede
hacer, a través de mí, las obras que hizo a través de
Jesús. Yo acepto y afirmo que con Dios todas las cosas
son posibles. Por lo tanto, yo acepto la manifestación del
Milagro de Dios en todos los aspectos de mi vida y de mi
conciencia.

Ave María

Yo acepto el milagro de derribar los postulados de los


falsos maestros y de sus falsos estudiantes, de aquellos
que niegan el Cristo dentro de sí mismos y dentro de
otros. De aquellos que no entrarán en el sendero interno
y que buscan impedir que los que desean entrar al
verdadero sendero, lo hagan. Yo acepto que su hora ha
llegado y que sus ciudadelas de poder, en la iglesia y el
estado, ya no existen más. Acepto que ellos no tienen
poder sobre la Madre Tierra.

Ave María
Yo acepto el milagro de la elevación de todos los hijos e
hijas de Dios para descubrir y aceptar el verdadero
sendero interno hacia la Cristeidad personal. Acepto el
milagro de ese despertar de las multitudes y veo a la
gente aceptando el sendero interno, dando origen, así, a
la segunda venida del Cristo y a la verdadera celebración
de la Misa de Cristo.

Ave María

Yo acepto el Milagro del Reino de Dios manifestado en la


Tierra. Yo ratifico y acepto la venida de Jesucristo
Ascendido para reinar como el rey espiritual de la Tierra
ahora y para siempre. Yo veo esto hecho y mantengo el
concepto inmaculado para la Tierra y todo lo que en ella
hay.

Ave María

¡La Tierra es del Señor y todo lo que en ella


hay!

¡La Tierra es del Señor y todo lo que en ella


hay!

¡La Tierra es del Señor y todo lo que en ella


hay! Amén

Repita el ciclo desde “En el nombre del amor


incondicional del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de
la Madre de los Milagros, Amén” tres veces más.
Cierre del Rosario

En el nombre del Amor Incondicional del Padre, del Hijo,


del Espíritu Santo y de la Madre de los Milagros, Amén.
Yo acepto la paz infinita de la Madre Divina.

Yo elijo morar en esa paz por siempre, y acepto el amor


perfecto de la Madre Divina. Yo acepto que su amor
consuma todos mis temores. Yo acepto que YO SOY el
Cristo Viviente en encarnación y prometo solemnemente
ser todo lo que YO SOY en Dios y más que ello. En el
nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la
Madre Milagrosa, yo envuelvo a la Tierra en la luz y el
amor infinitos de la Madre Divina. Está hecho, está
terminado, está sellado en la materia, porque la boca de
la Madre Divina lo ha decretado. Amén.

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