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11-Mayo-2009
El siguiente trabajo será una somera exposición acerca de tres enfoques o aproximaciones al
desarrollo económico. Tales enfoques son: i) la Nueva Economía Institucional de Douglass North,
ii) la visión (o teoría) de la CEPAL y en particular de Raúl Prebisch, y, iii) la perspectiva de los
“análisis de sistemas-mundo” de Immanuel Wallerstein. Se eligió este título -“contra la teoría de la
modernización”- para el trabajo, porque la visión de North termina siendo sucesora de las añejas
teorías de la modernización, las cuales, estuvieron muy en boga en los EEUU de los años ‘40 y ‘50
del siglo XX. Consiguientemente, este ensayo es una valorización de las contribuciones que
hicieron tanto la CEPAL de Prebisch, como de la visión sistémico-mundial de Wallerstein,
ignorando las diferencias políticas implícitas en estos dos últimos autores.
La Nueva Economía Institucional de Douglass North, parte de la base de que el determinante
del desarrollo económico son las instituciones humanas. Según el autor, más que la tecnología son
las instituciones realmente efectivas y eficientes las que realmente marcan la diferencia entre los
distintos desempeños económicos a largo plazo de los países. ¿Por qué juegan un rol tan importante
las instituciones?, por dos razones. En primer lugar, porque reducen la incertidumbre en la
interacción humana y en el intercambio. Y en segundo lugar, porque imponen o mejor dicho son las
portadoras de las “reglas de juego” que rigen el intercambio humano. Y a su vez, para analizar el
rol de las instituciones en la economía y en el desarrollo, según el autor hay que observar ciertos
elementos culturales y a largo plazo: “en la medida que las experiencias eran comunes a diferentes
tribus, los modelos mentales proporcionaban explicaciones comunes. El lenguaje y los modelos
mentales dieron lugar a las restricciones informales que definían el marco institucional de la tribu
(···) que, a su vez, aseguraban la continuidad de lo que llamamos cultura, parte de la clave en la
dependencia del trayecto (path dependence)”.1 Por consiguiente, el factor cultural es lo que
determina todo el desempeño económico a través del devenir histórico pasado.2 El problema de
fondo para North, es el desajuste y la adaptación en las que se pasaba de las instituciones
tradicionales (o atrasadas) a instituciones modernas (o desarrolladas) que estuviesen a la altura de
poder realizar intercambios con un carácter impersonal y anónimo en el tiempo y el espacio: “pero
en la medida que la ‘experiencia local’ había producido modelos mentales e instituciones diferentes
en relación con los beneficios de la cooperación, fue variando la probabilidad de crear las
instituciones necesarias para obtener los beneficios del comercio con un sistema de contratación
1 Douglass North, La nueva economía institucional y el desarrollo, Fundes, Serie Diálogo, Nº 6, 1994, Colombia,
p. 13
2 Douglass North más adelante afirma, como una suerte de síntesis histórica de la evolución de las instituciones
humanas: “Con la creciente especialización y división del trabajo, las tribus fueron evolucionando hasta convertirse en
estados y economías. La diversidad de sus experiencias y conocimientos produjo de manera creciente sociedades y
civilizaciones diferentes con grados de eficacia muy distinta en la solución de los problemas económicos fundamentales
de escasez. Las razones que explican las discrepancias en los grados de éxito alcanzados por dichas sociedades son
sencillas: la complejidad del entorno fue aumentando en la medida que la interdependencia entre los seres humanos se
fue incrementando y fueron necesarias estructuras institucionales más complejas para obtener los beneficios potenciales
del comercio. La citada evolución hizo necesario que la sociedad desarrollara instituciones que permitieran un
intercambio anónimo e impersonal a través del tiempo y del espacio”. Véase Douglass North, Ibíd., pp. 13-14
más complejo”.3
Pues, ¿cómo subsanar tal desajuste en el traspaso de instituciones tradicionales a las
instituciones modernas? Según el autor, el factor clave para ello es el aprendizaje. ¿Aprendizaje
para qué?, para dejar atrás el carácter provinciano y tradicional que permeaba el intercambio
humano en antaño. En este sentido, North plantea que el aprendizaje se realiza con el fin de que las
sociedades u organizaciones sobrevivan en la competencia comercial: “La clave de este asunto son
las formas de aprendizaje que tienen las organizaciones humanas para sobrevivir”.4 Por
consiguiente, las instituciones no son el meollo del desarrollo económico para North, sino que es el
aprendizaje de los sujetos para adaptarse a las circunstancias,5 o en otras palabras, para adaptarse a
la competencia económica y evitar los monopolios. Las instituciones son simplemente una
materialización del aprendizaje llevado a cabo por los individuos en sociedad, y que de acuerdo con
North, no necesariamente son socialmente efectivas, es decir, “han sido creadas para servir a los
intereses de aquellos que tienen poder de negociación para crear nuevas reglas”. 6 Esos intereses
poderosos materializados en las instituciones se expresan en los costos de transacción, los cuales
funcionan a favor de un cierto grupo en desmedro de otros. Tales costos de transacción, si es que
son positivos influyen de acuerdo con North en el desempeño económico a largo plazo, marcando
así el desarrollo diferencial de las sociedades.7 La única forma de subsanar tales desarrollos
diferenciales es por medio del aprendizaje, pero no para realizar actividades redistributivas para
North sino para hacer crecer más la economía. Para el autor el dinamismo de una economía se
aprecia en la velocidad del aprendizaje la cual expresará “la intensidad de la competencia entre las
organizaciones”.8 Pero el cambio económico no sólo se ve expresado en el nivel de competencia,
sino en la dirección que ese aprendizaje tiene dentro del mismo cambio.9
Pero al ser también un problema institucional, el conflicto deja de ser meramente cognitivo y
se transforma en un problema político, en que el grupo perjudicado por las instituciones existentes
(el establishment) querrá cambiar en consecuencia las mismas “reglas del juego”. La economía aquí
deja de ser algo meramente productivo-redistributivo y pasa a ser un problema político, puesto que
en el esquema de North es el Estado el que fija las reglas de juego, o sea, es el Estado la institución
suprema que regula todo el funcionamiento económico: “son los poderes del Estado los que
determinan el funcionamiento económico, porque son ellos los que definen e imponen las reglas del
3 Douglass North, Ibíd., p. 14
4 Douglass North, Ibidem
5 “la fuente fundamental del cambio es el aprendizaje de los empresarios de las organizaciones”. Véase Douglass
North, Ibíd., p. 24
6 Douglass North, Ibíd., p. 11
7 “En un mundo con costos de transacción cero, el poder de negociación no afecta la eficiencia de los resultados,
pero en un mundo con costos de transacción positivos sí la afecta y, de este modo, condiciona la dirección del cambio
económico a largo plazo”. Véase Douglass North, Ibíd., p. 12
8 Douglass North, Ibíd., p. 24
9 “El ritmo de aprendizaje determina la velocidad del cambio económico y el tipo de aprendizaje determina la
dirección de dicho cambio”. Véase Douglass North, Ibidem
juego económicas”.10 No obstante, tal cita no dice mucho acerca de cómo o a través de qué medios
el o los Estados implementan y ponen en marcha las reglas económicas. Douglass North, un poco
más adelante establece los medios: “por eso, el objetivo principal de la política de desarrollo debe
ser la creación de Estados que creen e impongan derechos de propiedad eficientes”.11 Sólo a través
de derechos de propiedad eficientes es que, según la nueva economía institucional, la economía
“nacional” podrá crecer y ser eficiente. En resumidas cuentas, para North, el meollo del cambio
económico radica en las instituciones y esto último estriba, en última instancia, en los esquemas o
sistemas de valores que poseen los individuos en el seno de una determinada sociedad “nacional”.
Ahí radica todo el componente culturalista y eurocéntrico del enfoque de North, porque está
afirmando -implícitamente- que las reformas de las instituciones “atrasadas” a las “modernas” a
fuer de ser exitosas, “es fundamental cambiar las instituciones y los esquemas de valores (belief
systems), dado que son los modelos mentales de los actores los que determinan las decisiones”.12
North, le estaría mencionando al resto del mundo que, para que ellos sean desarrollados deben
cambiar sus patrones culturales -y mentalidad- y, consecuentemente adoptar el patrón occidental
imponiendo así el pensamiento único del neo-liberalismo. Es decir, el resto del mundo debe tener
instituciones con costos de transacción cero o lo menos posible para de esa forma estar acorde con
el libre mercado pregonado por los EEUU. Y ésto último es precisamente lo que es criticado por
Raúl Prebisch -o la CEPAL- y por Immanuel Wallerstein, que serán expuestos a continuación.
Para Raúl Prebisch, el meollo de todo el asunto está en la acumulación diferencial de capital
que se da entre los centros y las periferias del capitalismo mundial; Wallerstein plantea algo similar,
con la diferencia de que no solamente existen los centros y las periferias de Prebisch, sino que
también están lo que llama como semiperiferias del sistema-mundo y las “arenas externas” del
mismo. No obstantes, ambos autores no comparten plenamente que dicha acumulación diferencial
se debe a la tecnología que es aplicada a los procesos económicos. Para Prebisch “la índole
centrípeta del capitalismo se manifiesta persistentemente en las relaciones entre los centros y las
periferias. En los primeros se origina el progreso técnico y tiende a concentrarse en ellos el fruto de
la creciente productividad que trae consigo”,13 dando una visión eminentemente centrípeta y
circulacionista del capitalismo mundial; en Wallerstein, veremos que su visión combina tanto la
índole centrípeta del capitalismo como centrífuga del mismo. Ahora bien, en Prebisch se aprecia
que su unidad de análisis más importante es América Latina como un todo, pero por mucho que su
unidad de análisis sea regional ello, sin embargo, no quiere decir que al continente lo caracterice
como algo aislado del resto del mundo; de hecho, él plantea mucho antes que Wallerstein, que
14 CEPAL, Cincuenta años de pensamiento en la CEPAL, CEPAL, “Estudio económico de América Latina,
1949”, FCE, 1ª edición, 1998, Chile, p. 133
15 “se ha procurado explicar cómo la mejora de los términos de intercambio para los grandes centros industriales,
con el correspondiente empeoramiento para la periferia ha sido uno de los factores principales en la merma del
coeficiente de importación de aquéllos, y se ha señalado también la influencia adversa que este fenómeno ha ejercido
sobre la capacidad para importar de la América Latina, precisamente en una fase de su desarrollo económico en que las
importaciones tienden a aumentar en forma persistente”. Véase CEPAL, Ibíd., p. 136
16 “Por ejemplo, si los términos del intercambio descendieran de 100 a 150, ello nos indicaría que con la misma
cantidad de productos primarios que antes, se podría adquirir ahora un 50 por ciento más de artículos industriales. Los
productores primarios se encontrarían de tal suerte en igualdad de condiciones que los industriales para compartir con
ellos el fruto del progreso técnico, pues podrían adquirir mayores cantidades de artículos y de mejor calidad. Sin
embargo, si a pesar del mayor descenso de costo en los artículos industriales, el índice de la relación de precios se
mantuviese en 100, querría decir que los productores industriales habrían conservado en su provecho las ventajas de la
mayor cantidad y mejor calidad de artículos manufacturados; y si el índice cayera por debajo de 100, significaría que
los productores primarios no sólo no han recibido parte del fruto de la mayor productividad industrial, sino que no han
podido retener para si todo el provecho de su propio progreso técnico, por haber tenido que ceder parte de él a los
productores industriales”. Véase CEPAL, Ibíd., pp. 137-138
industrializarse, se aprecian fenómenos -a consecuencia de la industrialización tardía- que los
centros no experimentaron con tanto apremio. En primer lugar, está el problema de la llamada
heterogeneidad estructural, que es un fenómeno que afecta primordialmente a los capitalismos
periféricos. Ella consiste en la coexistencia geo-temporal, sobre la base de una misma economía
“nacional”, de elementos “modernos” y de elementos “atrasados”. Sin embargo, el problema no es
la mera coexistencia de ambos tipos de actividades. El problema de fondo es que “de esos dos tipos
de actividades, las mencionadas en primer término generan el empleo, y las segundas albergan el
subempleo”.17 Prebisch argumenta que para tener una industrialización efectiva y eficiente, hay que
efectuar una acumulación de lo que él llama capital reproductivo, ya que es ese el que trae un
aumento real del empleo.18 La especificidad del capitalismo periférico y del desarrollo en dicha
zona geo-económica, es que se caracteriza por una insuficiente acumulación de capital
reproductivo, lo cual se manifiesta en palabras de Prebisch en la “gran proporción de fuerza de
trabajo ocupada en capas técnicas de muy baja productividad”.19 ¿Por qué sucede tal fenómeno?
Porque, de acuerdo con Prebisch, el excedente económico no es utilizado para la acumulación de
capital reproductivo, y, aquí él alude a la llamada sociedad de consumo. La sociedad de consumo
entorpece la acumulación de dicho capital porque cuando aumenta el excedente económico, gran
parte de éste es para el consumo de las clases altas en los países periféricos, los cuales podrían ser
usados mejor para aumentar el capital reproductivo.20 Aquí se puede apreciar cierta influencia de
Marx en Prebisch, ya que aquél arguye que por mucho que la industrialización quiera absorber
fuerza de trabajo, lo cierto es que siempre terminará excluyendo a parte de los trabajadores del
proceso de producción.21
Otro problema que tienen las periferias en su desarrollo económico, es la llamada
especialización económica, que tiene mucho que ver con el proceso de industrialización. El
problema de la industrialización periférica, es entendido como un proceso que va desde una
17 Octavio Rodríguez, “Prebisch: actualidad de sus ideas básicas”, Revista de la CEPAL, Nº 75, Diciembre 2001, p.
42
18 “Es doble el papel absorbente del capital. Por un lado, la acumulación de capital reproductivo trae consigo un
aumento directo del empleo. Por otro, el incremento de ingresos y el excedente que de este modo se genera se traducen
en demanda de bienes provenientes de este proceso, así como en demanda de servicios personales y servicios del
Estado. En esta demanda es donde se manifiesta el efecto indirecto de la acumulación de capital sobre el empleo”.
Véase Raúl Prebisch, Capitalismo periférico. Crisis y transformación, p. 57
19 Raúl Prebisch, Ibíd., p. 58
20 “Queríamos explicar el fenómeno de persistencia de los estratos inferiores ocupados con muy baja productividad.
Si ello acontece es porque la acumulación no es suficiente para cumplir, en la medida de lo posible, su papel de
absorber la fuerza de trabajo de tales estratos en capas técnicas de creciente productividad. Y no es suficiente sobre todo
porque al crecer el excedente, una parte considerable se dedica a acrecentar el consumo de los estratos superiores,
recursos que pudieran consagrarse a la acumulación”. Véase Raúl Prebisch, Ibíd., p. 59
21 Marx, así lo explica: “para absorber un determinado número adicional de obreros y aun para conservar en sus
puestos, dada la metamorfosis constante del capital primitivo, a los que trabajan, se requiere una acumulación cada vez
más acelerada del capital total”. Por ende, la paradoja, es que esta aceleración de la acumulación, por más que intente
absorber al sobrante de los obreros, lo cierto es que esta aceleración, “produce constantemente, en proporción a su
intensidad y a su extensión, una población obrera excesiva para las necesidades medias de explotación del capital, es
decir, una población obrera remanente o sobrante”.Véase Karl Marx, El capital Vol. I, FCE, 3ª edición, 1999, 3ª
reimpresión, 2006, México, p. 533
industrialización simple hasta una industrialización compleja. Esto quiere decir, que esta zona tiene
que comenzar “por elaborar bienes de consumo sencillos, y que sólo de forma gradual se vaya
extendiendo a la producción de bienes tecnológicamente más complejos: bienes de consumo
durables, intermedios y ciertos bienes de capital”.22 Las economías periféricas consiguientemente,
deberían industrializarse por etapas para superar dicha especialización económica. Aquí Prebisch
resalta que las periferias cuando estaban logrando o ejecutando efectivamente la industrialización,
sólo se concentraron en la industrialización sustitutiva de importaciones, no expandiéndola hacia la
venta de artículos manufacturados al mercado exterior, aunque también destaca la responsabilidad
de los centros por no haber alentado las exportaciones periféricas.23 Entonces, el problema de fondo
con respecto a la industrialización, es que sólo se quedó en la etapa sustitutiva, ya que según el
autor el carácter centrípeto del capitalismo mundial queda encubierto durante las fases de expansión
económica, pero es sólo una expansión aparente para las periferias, ya que el carácter centrípeto en
realidad no desaparece.24 Además, de acuerdo con Prebisch, uno de los factores que más inciden en
esta especialización económica (tanto en los productos primarios como industriales de consumo
masivo), radica en el proteccionismo que aplican los centros con respecto a los productos
periféricos que sí son competitivos frente a los productos de aquellos, pues el centro “ha
liberalizado aquello donde la periferia no tiene por ahora ventajas comparativas debido a la
superioridad técnica y económica de los centros”.25
Pero este no es el problema total. También hay problemas en relación al comercio exterior o
al nivel del mercado mundial. Pues no solo la sociedad de consumo de las clases altas periféricas, ni
el proteccionismo de los centros influye genera el subdesarrollo, sino que también influyen las
llamadas crisis económicas. Aquí ya no se aluden a frenos endógenos del subdesarrollo, sino a
frenos exógenos. El estrangulamiento exterior de la periferia es consecuencia del retardo
estructural, en que éstas dependen de la demanda central para que puedan expandir sus economías.
Esto queda claro cuando Prebisch menciona que “en las fases de bonanza, las fluctuaciones cíclicas
suelen hacer perder de vista en la periferia la tendencia latente hacia el estrangulamiento exterior;
en tanto que en las fases declinantes esa tendencia vuelve a presentarse en forma generalmente más
difícil de contrarrestar por la sola decisión autónoma de los países”.26 Esto quiere decir a grandes
rasgos, que por mucho que se haya hecho una política de industrialización sustitutiva de
importaciones, lo cierto es que las periferias no han podido desvincularse de las actividades
27 “Si decimos que un sistema ‘da prioridad’ a tal acumulación incesante, significa que existen mecanismos
estructurales mediante los cuales quienes actúan con alguna otra motivación son, de alguna manera, castigados, y son
eliminados eventualmente de la escena social, mientras que quienes actúan con la motivación apropiada son
recompensados y, de tener éxito, enriquecidos”. Véase Immanuel Wallerstein, Análisis de sistemas-mundo. Una
introducción, Siglo XXI, 2ª edición, 2006, México, p. 41
28 Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-
mundo europea en el siglo XVI, Siglo XXI editores, 12ª edición, 2007, México, p. 21
29 Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico, Siglo XXI, 6ª edición, 2006, México, p. 20
30 Aquí Wallerstein está en contra de ciertas explicaciones de la expansión del capitalismo a nivel mundial: “A
veces se ha afirmado que la explicación reside en la constante búsqueda de nuevos mercados en los que realizar las
ganancias de la producción capitalista. Sin embargo, esta explicación no concuerda con los hechos históricos. Las áreas
externas al capitalismo histórico se han mostrado en general reacias a comprar sus productos, en parte porque no los
‘necesitaban’ en términos de su propio sistema económico y en parte porque a menudo carecían de los medios
necesarios para comprarlos. Sin duda ha habido excepciones. Pero en general era el mundo capitalista el que buscaba
los productos de la arena externa y no al revés. Siempre que un determinado lugar era conquistado militarmente, los
empresarios capitalistas se quejaban de la ausencia de mercados reales en él y actuaban a través de los gobiernos
Entonces, si la explicación de la expansión del sistema-mundo capitalista no se encuentra en
la búsqueda de nuevos mercados exteriores, entonces ¿dónde radica dicha explicación? La
explicación fundamental para el pensador de los sistemas-mundo, radica en la búsqueda constante,
por parte de los países centrales de la economía-mundo por fuerza de trabajo más barata que
aquella que se ubica al interior de sus propias economías “nacionales”.31 Aquí hay que entender que
Wallerstein lidia con la “paradoja” de la escasa proletarización -a nivel mundial- que según Karl
Marx, iba a subir demasiado hasta ser casi total, estableciéndose así la creciente polarización socio-
económica entre el capitalista y el proletariado.32 Siguiendo con la argumentación wallersteiniana,
¿qué es el proletario? Y consecuentemente ¿qué es la proletarización? Wallerstein entiende por
proletario a “las personas que venden su trabajo”33 en un mercado laboral. Y el problema, como se
dijo previamente no es que haya habido o no dicho fenómeno, sino que en palabras del autor: “lo
sorprendente no es que haya habido tanta proletarización, sino que haya habido tan poca”. 34 Se
puede sostener que el proletariado -para Wallerstein- es aquél grupo de trabajadores que es
realmente asalariado, independientemente si se dedican a trabajos industriales o de cualquier otra
índole; aunque el autor, tampoco está de acuerdo con esa definición de proletariado solamente por
ser un trabajador asalariado.35 Para Wallerstein, claramente no es posible ni analíticamente adecuado
medir al proletariado en función de individuos solos por sí mismos, sino que para él es más
adecuado medirlo tomando como unidad de análisis a las unidades domésticas.36 En relación a las
unidades domésticas es que se puede comprender el proceso de proletarización de los trabajadores.
Según Wallerstein, la proletarización de las unidades domésticas ha ido muy de la mano con
la distinción -moderna, por cierto- entre dos tipos de trabajo: a) el trabajo productivo y b) el trabajo
ingresos reales -es decir, básicamente la producción doméstica para el propio consumo o para la venta en el mercado
local, o para ambas cosas a la vez-, ya fueran diversas personas de la unidad doméstica (de cualquier sexo o edad) o la
misma persona en diversos momentos de su vida, creaban excedentes que hacían que bajara el umbral del salario
mínimo aceptable. De esta forma, el trabajo no asalariado permitía a algunos productores pagar un salario inferior a sus
trabajadores, reduciendo así sus costes de producción e incrementando sus márgenes de ganancia”. Véase Immanuel
Wallerstein, Ibidem
44 Immanuel Wallerstein, Ibíd., p. 18
45 Cf. Immanuel Wallerstein, Ibidem
46 Immanuel Wallerstein, Ibíd., p. 19
47 “La lucha por el precio en estos ‘mercados internos’ representaba un esfuerzo por parte del comprador para
arrancar al vendedor una porción de la ganancia obtenida de todos los procesos de trabajo anteriores a lo largo de la
cadena de mercancías. Esta lucha estaba sin duda determinada en puntos concretos del tiempo y del espacio por la
oferta y la demanda, pero nunca de forma exclusiva”. Immanuel Wallerstein, Ibidem
48 Immanuel Wallerstein, Ibíd., pp. 19-20
simultáneamente, más y más jerárquica”.49 Dicha División Internacional del Trabajo -y de la
producción- se hace entonces cada vez más diferenciada y jerárquica, lo que da lugar a la aparición
de desarrollos diferenciales entre las distintas zonas geográficas de la economía-mundo capitalista,
es decir, la aparición de centros y periferias al interior del mismo.50 Pero no nos hemos referido aún
al elemento político-organizacional del sistema-mundo capitalista, el cual ha servido para ocultar
las disparidades del desarrollo desigual de las diferentes zonas del sistema mundial: “la aparente
separación en el sistema capitalista mundial entre la arena económica (una división social del
trabajo a nivel mundial con unos procesos de producción integrados, todos los cuales operan en
favor de la incesante acumulación de capital) y la arena política (compuesta en apariencia por
Estados soberanos aislados, cada uno de los cuales es responsable autónomo de sus decisiones
políticas dentro de su jurisdicción y dispone de fuerzas armadas para respaldar su autoridad)”.51
Con esta distinción analítica entre la arena política y la económica, se da a entender que las
cadenas de mercancías han atravesado las fronteras nacionales, casi desde los inicios del sistema-
mundo capitalista.52 Pues bien, dentro de este sistema conformado políticamente por Estados
nacionales supuestamente soberanos, se daba lugar lo que se conoce como “intercambio desigual”.
Dichos intercambios desiguales sucedían, porque “partiendo de una diferencia real en el mercado,
debido a la escasez (temporal) de un proceso de producción complejo o a escaseces artificiales
creadas manu militari, las mercancías se movían de tal manera que el área con el artículo menos
‘escaso’ ‘vendía’ sus artículos a la otra área a un precio que encarnaba un factor de producción
(coste) real mayor que el de un artículo de igual precio que se moviera en dirección opuesta”. 53 Y
¿qué tienen que ver las prácticas monopolistas y la integración vertical con el llamado intercambio
desigual?, pues tienen mucho que ver, y el autor lo explica por qué. Según Wallerstein en donde se
daba la integración vertical -al menos de dos procesos- “era posible desviar una parte aún mayor del
excedente total hacia el centro de lo que entonces había sido posible”;54 y ese excedente ya en el
centro era acumulado para reinvertirlo en tecnología y así sucesivamente para continuar el
proceso.55 Lo anterior está muy vinculado con el terreno político, pues la acumulación diferencial de
83 “Los elementos básicos de la propuesta del PDC eran la autogestión, los derechos de usufructo del capital que se
arrendaría a los capitalistas, remuneración de los trabajadores ligada al ingreso de las personas, un contexto de mercado
y planificación indirecta a través de controles fiscales, y un fondo financiero nacional para la transferencia del
excedente. En cambio, la UP sostenía que los intereses nacionales deberían estar representados en los consejos
administrativos de todas las empresas estratégicas; que resultaba utópico esperar que los capitalistas no demandaran
alguna forma de control bajo el arreglo de usufructo; que la remuneración de los trabajadores no debía ligarse al ingreso
de las empresas, el cual variaba erráticamente con las condiciones del mercado, sino a los aumentos de la productividad;
y que el contexto del mercado crearía rivalidades entre las empresas y dividiría a la clase trabajadora”. Véase Juan G.
Espinosa y Andrew S. Zimbalist, Democracia económica. La participación de los trabajadores en la industria
chilena, 1970-1973, FCE, 1ª edición, 1984, México, pp. 70-71
laboral de tipo peonal en el país”.84 Este sistema laboral, no está fundado en el desarrollo de las
fuerzas productivas internas del país, sino solamente en la especulación comercial-financiera y, con
conseguir la plusvalía absoluta por parte de los capitalistas.85 Todo esto con la finalidad de
acumular capital para reinvertirlo y así acumular más capital -argumentación wallersteiniana de que
lo que mueve al sistema es la carrera por la acumulación capitalista en sí misma- pero no a través
de la generación de plusvalía relativa, ya que ello equivaldría a no explotar la fuerza de trabajo
mediante jornadas laborales más extensas equivalentes a una misma cantidad de salario, puesto que
el neoliberalismo hace precisamente lo contrario. Y además, como segunda característica de este
trabajo peonal en Chile, es que éste es la condición de necesaria de la participación de Chile en el
mercado mundial, puesto que permite la acumulación de capital, para consecuentemente “quedar en
libertad de invertir donde la rentabilidad de corto o mediano plazo sea más alta, tanto en el
mercado interno pero, preferentemente, en el mercado externo”.86 Esa disociación entre lo que
Salazar llama el capital mercantil -que se dedica solamente a comprar para vender más caro (D-M-
D’)- y el capital industrial productivo -que se dedica a adquirir medios de producción para producir
mercancías en menos tiempo y que se apropie de un excedente (plusvalía relativa)- se explica por
una parte, por la movilidad de aquél capital a distintos niveles, 87 y en segundo lugar por “su
necesidad imperiosa de que, donde quiera que se origine (o sea, donde la plusvalía lo produzca),
debe existir un régimen de trabajo peonal tal, que, por un lado, permanezca igual a sí mismo por
largo tiempo, y por otro, produzca plusvalía absoluta con el mínimo de agitación social y política
posible”.88 En general, este es un modelo fundado en las demandas del mercado mundial.
¿Cómo fue posible la instalación de este modelo de sistema laboral en Chile? De acuerdo con
Salazar, fue posible con un plan en tres niveles: 1) un plan militar, 2) un plan empresarial y 3) el
plan laboral propiamente tal. Explicaremos brevemente los tres a continuación. El plan militar
consistió simplemente en “que garantice con adecuado poder de fuego que los políticos trabajen
asustados con un eventual golpe de Estado, que la Constitución de 1980 no se reforme demasiado y
que el Plan Laboral no sea tocado ni con el pétalo de una rosa”.89 El plan empresarial, consistió en
mayor parte, en la división y descentralización tanto de las unidades económicas empresariales