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Conciencia y estructura
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Conciencia y estructura

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Publicado por primera vez en 1968, este libro reúne dieciocho ensayos que recorren las diferentes áreas de interés de la producción intelectual de Masotta: la filosofía y el psicoanálisis, la crítica y la literatura, el arte de vanguardia y la comunicación de masas.
Una serie de objetos heterogéneos (la fenomenología de Sastre, el marxismo y Lacan; Lugones, Arlt, Viñas y Sebreli; el pop art, los happenings y la historieta) se entrecruzan para dar cuenta, como señala Diego Peller en el prólogo, no solo de las mutaciones teóricas, temáticas y estilísticas de Masotta, sino también de la búsqueda por conjugar su compromiso como intelectual de izquierda con la modernización teórica. Un dilema que se condensa en el título del libro y que pronto se convertirá en alternativa excluyente, como lo manifiesta en "Roberto Arlt, yo mismo", ese entrañable y lúcido texto leído en la presentación de su primer libro y que refleja las múltiples líneas de fuerza que atraviesan su obra.
Sin dudas, Conciencia y estructura es, como afirma Peller, el libro de Masotta "que mejor representa los cruces discursivos, las tensiones y contradicciones que hacen de sus ensayos una materia viva que aún hoy nos interpela".
LanguageEspañol
Release dateDec 1, 2021
ISBN9789877122510
Conciencia y estructura

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    Conciencia y estructura - Oscar Masotta

    Cubiertasello

    Oscar Masotta

    CONCIENCIA Y ESTRUCTURA

    Publicado por primera vez en 1968, este libro reúne dieciocho ensayos que recorren las diferentes áreas de interés de la producción intelectual de Masotta: la filosofía y el psicoanálisis, la crítica y la literatura, el arte de vanguardia y la comunicación de masas.

    Una serie de objetos heterogéneos (la fenomenología de Sastre, el marxismo y Lacan; Lugones, Arlt, Viñas y Sebreli; el pop art, los happenings y la historieta) se entrecruzan para dar cuenta, como señala Diego Peller en el prólogo, no solo de las mutaciones teóricas, temáticas y estilísticas de Masotta, sino también de la búsqueda por conjugar su compromiso como intelectual de izquierda con la modernización teórica. Un dilema que se condensa en el título del libro y que pronto se convertirá en alternativa excluyente, como lo manifiesta en Roberto Arlt, yo mismo, ese entrañable y lúcido texto leído en la presentación de su primer libro y que refleja las múltiples líneas de fuerza que atraviesan su obra.

    Sin dudas, Conciencia y estructura es, como afirma Peller, el libro de Masotta que mejor representa los cruces discursivos, las tensiones y contradicciones que hacen de sus ensayos una materia viva que aún hoy nos interpela.

    Conciencia y estructura

    OSCAR MASOTTA

    Prólogo de Diego Peller

    Eterna Cadencia Editora

    Índice

    Cubierta

    Sobre este libro

    Portada

    Prólogo. Las marcas de Masotta

    Dedicatoria

    Prólogo

    Advertencia

    1. Filosofía y psicoanálisis

    Merleau-Ponty y el relacionismo italiano

    La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel Lagache

    Destrucción y promoción del marxismo contemporáneo

    Cristianismo, catolicismo, marxismo…

    Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía

    2. Crítica y literatura

    Sur o el antiperonismo colonialista

    El platonismo de Güiraldes

    Explicación de. Un dios cotidiano

    Ricardo Rojas y el espíritu puro

    Leopoldo Lugones y Juan Carlos Ghiano: antimercantilistas

    Sobre crítica literaria en la Argentina

    Roberto Arlt, yo mismo

    La literatura y el hombre corriente

    Anotación para un psicoanálisis de Sebreli

    3. Estética de vanguardia y comunicación de masas

    Rogelio Polesello y el mito de las profesiones

    El esquematismo contemporáneo y la historieta

    Después del pop: nosotros desmaterializamos

    Reflexiones presemiológicas sobre la historieta: el esquematismo

    Indicaciones bibliográficas

    Sobre el autor

    Página de legales

    Créditos

    PRÓLOGO

    LAS MARCAS DE MASOTTA

    ¿UN MASOTTA O TRES MASOTTA?

    Conciencia y estructura, publicado por primera vez en 1968, reúne dieciocho ensayos escritos por Oscar Masotta entre 1955 y 1967. El libro está dividido en tres secciones (Filosofía y psicoanálisis, Crítica y literatura, Estética de vanguardia y comunicación de masas) que corresponden, en una primera aproximación, a las tres áreas de interés que habitualmente se distinguen dentro de su recorrido intelectual. Que Masotta haya ordenado así estos artículos vendría a confirmar las aproximaciones a su obra que parten, precisamente, de la presunción de que es posible delimitar con claridad estos tres momentos. Existiría entonces un primer Masotta, fervientemente sartreano, vinculado de manera marginal pero intensa a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y a las revistas Centro y Contorno, y volcado por entero a la crítica literaria¹. El segundo Masotta es aquel que durante los años 1965-1968 participará activamente en las experiencias de vanguardia que se llevaron a cabo en el marco del Instituto Di Tella, desde el análisis de corte semiológico sobre los medios masivos de comunicación hasta la reflexión teórica sobre manifestaciones artísticas como el pop art y el happening, y que llegó a exceder la barrera entre teoría y praxis con la organización de varios happenings así como de la Primera Bienal Mundial de Historieta en 1968, y la publicación de tres números de una revista dedicada a este género: LD. Literatura Dibujada. El tercer Masotta, fundador de los Cuadernos Sigmund Freud en 1971 y de la Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974, es sin dudas aquel que alcanzó mayor notoriedad gracias a su lugar indiscutible como introductor de la teoría y la práctica del psicoanálisis lacaniano, y no solo en la Argentina, tal como lo señaló entre tantos otros el mismísimo Jacques-Alain Miller, quien se refiere a él como a un asombroso argentino (...) gracias al que la enseñanza de Lacan conoció una difusión que se extendió a todo el mundo hispánico, durante los años sesenta².

    En las dos últimas décadas se advierte un reconocimiento creciente del rol clave desempeñado por Masotta en cada uno de los campos en los que incursionó. La importancia del joven Masotta para la crítica literaria ha sido estudiada por Alberto Giordano, entre otros, y su lugar en el debate ideológico entre existencialismo y estructuralismo ha sido destacado por Silvia Sigal, Oscar Terán y Beatriz Sarlo³. En cuanto a Masotta como figura fundacional del psicoanálisis lacaniano, podemos remitir a los trabajos de Germán García y Marcelo Izaguirre en el interior del campo psicoanalítico, y de Mariano Ben Plotkin desde la perspectiva de la historia cultural⁴. Situado entre ambos, el Masotta de los textos sobre arte y las intervenciones dentro de la vanguardia artística había sido, hasta hace poco, menos conocido y estudiado. Solo en los últimos años, gracias a los trabajos fundamentales de Ana Longoni y Mariano Mestman, esta situación se ha revertido⁵.

    Si partimos de esta triple división de la obra de Masotta, Conciencia y estructura es su libro más singular, el que mayor incomodidad despierta a la hora de hacerle sitio en los estantes de la biblioteca pero, por las mismas razones, el que mejor representa los cruces discursivos, las tensiones y contradicciones que hacen de sus ensayos una materia viva que aún hoy nos interpela.

    Es cierto, los lectores interesados en crítica literaria pueden leer Sexo y traición en Roberto Arlt (1965)⁶ y desentenderse del posterior periplo masottiano; los interesados en las artes visuales hacer lo propio con El pop-art (1967), Happenings (1967) o La historieta en el mundo moderno (1970); mientras que los psicoanalistas se atienen a su producción a partir de Introducción a la lectura de Jacques Lacan (1970)⁷. Esta división del trabajo de lectura no es necesariamente censurable, y en gran medida responde a la creciente especialización del trabajo intelectual (no por casualidad el único autor que ha abordado a Masotta en conjunto, aunque poniendo el acento en la figura biográfica más que en sus libros, ha sido Carlos Correas en Operación Masotta [1991], un ensayo situado por fuera de los protocolos de la investigación académica). Tampoco se trata de postular aquí una lectura supuestamente total de la obra de Masotta, ni es posible exigir a críticos literarios que se interesen por un ensayo como Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía y a psicoanalistas que consideren fundamental la lectura de la crítica masottiana a la novela Un dios cotidiano de David Viñas. Pero entonces… ¿Qué hacer con Conciencia y estructura? Es cierto, siempre es posible leer una parte del libro, y la división interna habilita (y en cierta medida autoriza) esa operación. Pero no menos cierto es que se trata de un libro y que, incluso en una primera lectura, resulta evidente que las partes no guardan entre sí una relación de independencia o de progresión, sino que se entrecruzan en un complejo vaivén.

    Una primera constatación: las tres secciones no se corresponden, ni en el orden en que están dispuestas ni en sus contenidos, con las tres etapas antes mencionadas. La segunda (Crítica y literatura) correspondería al primer Masotta; la última (Estética de vanguardia y comunicación de masas) al segundo, aunque excediéndolo al incorporar dos trabajos sobre la historieta; mientras que la primera sección del libro (Filosofía y psicoanálisis) reúne sus primeras incursiones en la teoría de Jacques Lacan⁸ (esto es, los inicios del tercer Masotta) con ensayos sobre temas filosóficos, vinculados a la fenomenología y al existencialismo sartreano.

    Otro tanto sucede con las fechas originales de publicación de los ensayos. Si bien en el interior de cada una de las secciones se respeta en general –aunque no siempre– un criterio cronológico en el ordenamiento, no es tan simple en lo que hace a la relación de los ensayos de cada una de las secciones con los de las otras (los dos primeros integran la segunda sección, el tercero la primera, etc.), de manera que, si prestamos un poco de atención a las fechas (y no es casual que el libro incluya un listado de los textos por orden cronológico), deberemos dejar de lado la idea de un Masotta primero intelectual comprometido y sartreano, luego semiólogo y vanguardista y finalmente psicoanalista y lacaniano. En realidad, en los años que van de 1965 a 1968, no es posible hablar de una evolución lineal por parte de Masotta, sino de una superposición irreductible de discursos y objetos de la cual Conciencia y estructura es el testimonio más contundente, al tiempo que permite desplegar una serie de interrogantes acerca de las conexiones y contagios entre campos que se pretenden independientes. ¿Por qué fue precisamente Masotta, un crítico literario, quien introdujo a Lacan en la Argentina? ¿Cómo pensar, desde el psicoanálisis, el lugar central de la fenomenología y el existencialismo en la temprana producción de Masotta?⁹ ¿Qué implica, para la historia de la crítica literaria argentina, el hecho de que una de sus figuras emblemáticas de fines de los cincuenta y comienzos de los sesenta haya abandonado de pronto la literatura en pos de la vanguardia artística y luego del psicoanálisis?¹⁰ ¿Qué marcas dejó en el arte local su efímera y singular intervención teórico-práctica?

    DAR CUENTA DE SÍ MISMO

    Entre las muchas objeciones a las que la heterogeneidad de intereses y de estilos desplegada en Conciencia y estructura lo volvía susceptible, había una, sin dudas, determinada por el espíritu de los tiempos: ¿cómo conjugar su compromiso como intelectual de izquierda, marxista, con su posición de avanzada en la adopción y difusión de nuevos lenguajes teóricos como la semiología y el lacanismo y de nuevos objetos como el pop art y la historieta, sin ser acusado de frívolo y oportunista? Masotta estaba advertido al respecto, y en su Prólogo a la primera edición de este libro, fechado el 17 de abril de 1967, afirma:

    Yo no he evolucionado desde el marxismo al arte pop; ni ocupándome de las obras de los artistas pop traiciono, ni desdigo, ni abandono el marxismo de antaño… Al revés, al ocuparme de esa nueva tendencia viviente de la producción artística más contemporánea, entiendo permanecer fiel a los vacíos, a las exigencias y a las necesidades de la teoría marxista. (p. 30)

    Las acusaciones, por cierto, no se habían hecho esperar: el profesor Klimovsky, en un artículo publicado en el diario La Razón el 16 de diciembre de 1966, impugnaba a los intelectuales que confeccionaban happenings –Masotta había organizado uno en octubre de ese año– y les recomendaba invertir su imaginación en atenuar el tremendo flagelo del hambre¹¹. Los ataques continuarían luego en la pluma de sus dos viejos compañeros de los tiempos de Contorno, Juan José Sebreli y Carlos Correas¹².

    Como señaló oportunamente Oscar Terán, Conciencia y estructura es el libro que mejor representa la encrucijada en la que se encontraban artistas e intelectuales de la nueva izquierda en el momento de quiebre entre las décadas del sesenta y el setenta, tironeados entre las demandas inconciliables de compromiso político y modernización teórica. Dilema que Masotta condensa en la conjunción que da título a su libro, y que pronto se convertiría en alternativa excluyente, como se deja leer en Roberto Arlt, yo mismo, texto leído por Masotta el 12 de febrero de 1965 en la presentación de Sexo y traición en Roberto Arlt, su primer libro:

    En lo que se refiere al Saber: en estos años he descubierto a Lévi-Strauss, a la lingüística estructural, a Jacques Lacan. Pienso que hay en estos autores una veta para plantear, en sus términos profundos, el problema de la filosofía marxista. Lo que significa que ya no estoy tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba hace ocho años atrás. (...) Recién hoy comienzo a comprender que el marxismo no es, en absoluto, una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas (o ciencias) de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente de los freudianos. A la alternativa ¿o conciencia o estructura?, hay que contestar, pienso, optando por la estructura. Pero no es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no prescindir de la conciencia (esto es, del fundamento del acto moral y del compromiso histórico y político). (p. 238)

    Esta opción por la estructura no dejaba de resultar problemática, en la medida en que su enunciación no hacía otra cosa que poner en escena una conciencia que, enfrentada con una alternativa moral, decide. Una teatralidad mucho más cercana al existencialismo sartreano que al estructuralismo. Sin embargo, al mismo tiempo que experimenta su imposibilidad, Masotta sostiene la conjunción escandalosa. Un procedimiento que se repite en el libro: como ha señalado Daniel Link¹³, cada uno de los títulos internos de Conciencia y estructura constituye un pequeño escándalo, un oxímoron epistémico que amenaza con desmoronar el orden establecido de los discursos. Efectivamente, poner en un plano de igualdad psicoanálisis y filosofía, medios masivos de comunicación y arte de vanguardia, crítica y literatura (¡situando a la crítica en primer término!), era homologar lo alto y lo bajo, lo serio y lo frívolo, lo esencial y lo contingente.

    Esta dimensión escandalosa, teatral y performativa, recorre todos los escritos y las acciones de Masotta, muchas de las cuales pueden ser pensadas retrospectivamente como happenings o intervenciones (en el sentido tanto vanguardista como psicoanalítico del término). En ese sentido, Roberto Arlt, yo mismo puede ser leído como un Aleph en el que se encuentran las múltiples líneas de fuerza que atraviesan su obra. Texto de crítica literaria, ensayo autobiográfico y ejercicio de autoanálisis, lectura semiológica de una fotografía familiar, es también una provocativa performance que desbarata los códigos establecidos del predecible género social presentación de libro. ¿Qué es lo que hace de Roberto Arlt, yo mismo un texto escandaloso? En primer lugar, que Masotta, como anuncia desde el vamos, no hablará allí de Arlt sino de él mismo, no leerá a Masotta en Arlt sino que encontrará a Arlt en Masotta. Pero además, Masotta tiene entonces solo treinta y cinco años, no posee un título universitario, no había publicado ningún libro hasta entonces; carece del prestigio que pudiera justificar esa puesta en primer plano de su subjetividad, de su historia, de sus lecturas y de sus falencias de formación, que él exhibe sin ningún pudor, al borde mismo de la obscenidad.

    Hay en este gesto confesional y autocrítico una constante que retorna en la obra masottiana más allá –o más acá– de las mutaciones teóricas, temáticas y estilísticas. Masotta no ha dejado de volver sobre su obra y sobre sí, al punto que podemos afirmar que el género en el que encuentra su maestría estilística es el de prologarse a sí mismo¹⁴. También en este sentido, Roberto Arlt, yo mismo es el texto fundacional, por ser el que inaugura la serie y por el extremo al que lleva esta torsión sobre sí. Pero la operación se repite en el prólogo y en la Advertencia a Conciencia y estructura, así como en la introducción a su primer libro sobre Lacan, donde se presenta como un autor sospechoso que escribe sobre temas de psicoanálisis sin ser un psicoanalista¹⁵; mientras en el prólogo a El pop-art confiesa que, cuando dictó en el Instituto Di Tella las conferencias que ahora presenta en libro, no había visto en persona las obras de las que hablaba, aunque agrega que las fantasías que se hacía sobre ellas resultaron bastante parecidas a lo que pude percibir al contacto con las obras mismas¹⁶.

    Masotta vuelve sobre sus escritos para prologarlos, con cierta incomodidad y extrañeza, como desde otro lugar. Entre otras razones porque, entre la escritura original y su publicación en libro, suele haber transcurrido más tiempo del habitual. Así, entre la escritura de los ensayos que integran Sexo y traición en Roberto Arlt y la presentación del libro median ocho años; entre las conferencias sobre el pop dictadas en el Di Tella y su publicación han pasado dos, en el transcurso de los cuales Masotta ha viajado dos veces a Nueva York, donde ha podido tener comercio directo con las obras y los artistas; mientras que las transformaciones de la escena política tras la escritura del prólogo a Conciencia y estructura en abril del 67 lo llevan a incorporar la advertencia suplementaria de septiembre del 68, en la que declara:

    hasta hace muy poco era posible creer que se podía ser revolucionario en estética y reaccionario, o indiferente, en política. Algunos cambios históricos muy recientes han terminado por desbaratar las fiestas, por hacer evidente el absurdo (p. 35).

    ¿Cómo pensar esta contingencia editorial que se repite y lo obliga a volver una y otra vez sobre sí? Sin dudas que debemos ver en la reiteración de esta demora un modo por el cual Masotta, no necesariamente de manera consciente, intensifica y lleva al extremo la diferencia interna, la no-coincidencia respecto de sí mismo y de sus textos.

    Ya en 1974, Eliseo Verón (contra aquellos que, como Correas y Sebreli, acusaban a Masotta de cambiar fácilmente sus posiciones teóricas e ideológicas al compás de las modas intelectuales) destacaba que, más allá de la amplia variedad de sus intereses, "la preocupación por la determinación teórica del status de la conciencia" no había abandonado nunca a Masotta¹⁷. Esta recurrencia en el plano teórico tuvo como correlato una insistente focalización temática en el sujeto de la escritura, se trate del propio Masotta, o bien, en sus ensayos de crítica literaria, del autor de los libros que comenta. Masotta practica la crítica como un ejercicio de develamiento de la ideología inconfesada del autor, disimulada en la obra, y para ello toma sus herramientas teóricas del psicoanálisis existencial sartreano. Veamos algunos ejemplos: el "proyecto secreto de Lugones consistía en su aspiración a convertirse en objeto de culto. Su elección original podría ser definida por el intento de dar absoluta importancia al ser-para-los-otros en detrimento del para-sí¹⁸. La elección original de David Viñas es mostrarse hacia afuera como siendo de una sola pieza", íntegro¹⁹; mientras que Juan José Sebreli en su polémica con Eliseo Verón actúa como un escritor fascinado con su ilegitimidad y solo escribe para permanecer fiel a la figura sartreana del bastardo²⁰.

    Masotta hace del sujeto su tema, y se detiene específicamente en el vínculo del individuo con su producción y con sus espacios de trabajo²¹; confiesa o desenmascara (según se trate de sí o de otro) las dificultades con las que se enfrenta y las carencias (de origen, de formación) que, muchas veces, impiden superar esas dificultades, aunque también, bajo ciertas circunstancias, estas puedan desplazarse del lugar de obstáculo al de condición de posibilidad²².

    LA MARCA DEL PRECIO

    Entre las muchas anécdotas que se han contado sobre Oscar Masotta, hay una que es particularmente reveladora en este sentido. La refiere Jorge Lafforgue, quien fue su amigo entre 1957 y 1963 y trabajó con él en las publicaciones Centro y Revista de la Universidad de Buenos Aires:

    Un día íbamos (...) caminando hacia lo de Jorge Álvarez, lo miro y, con uno de esos gestos que te llevan a quitarle a tu eventual acompañante una paja del pelo o a sacudirle la tiza del saco, le arreglo la corbata a Oscar. Él, de inmediato, la vuelve a desacomodar de tal manera que quedara bien visible la etiqueta que proclamaba la excelencia; a la vez que me explica, risueñamente, el alto sentido de ese toque de distinción. Ese estudiado desaliño no era entonces una distracción circunstancial, sino que más bien reiteraba una constante suya.²³

    La preocupación constante por su aspecto y por su vestimenta, su estudiado desaliño que tenía por modelo al Jean-Paul Belmondo del film de Godard Sin aliento, es una mención constante en los testimonios sobre Masotta. Más allá de este dandismo a la inglesa que él mismo confesaba saberse de memoria tras haberlo aprendido mirando, fascinado, la ropa de Marcelo Sánchez Sorondo (hijo), que había sido su profesor de historia en la escuela secundaria²⁴, me interesa detenerme en el gesto por el cual Masotta, deliberadamente, deja a la vista la etiqueta que permite leer cuánto le ha costado su corbata, al tiempo que lo refrenda considerándolo un toque de distinción. La anécdota puede leerse a contrapelo de un célebre párrafo del último tomo de En busca del tiempo perdido, en el que Marcel declara: Una obra en la que hay teorías es como un objeto en el que se deja la marca del precio (la marque du prix, la etiqueta con el precio)²⁵. El párrafo en cuestión ha recibido un furioso comentario por parte de Jacques Derrida, quien se declara contra el gesto de un buen gusto tan ingenuo como para creer que se puede borrar el trabajo de la teoría:

    confieso que escribo poniendo el precio, porque estoy a favor de una aristocracia sin distinción, es decir, sin vulgaridad, en favor de una democracia de la compulsión al precio más alto...²⁶

    Masotta también escribía siempre poniendo el precio, marcándolo y remarcándolo, exhibiendo la dificultad en lugar de ocultarla. Sabía mantenerse equidistante tanto del pudor supuestamente distinguido como de la ingenuidad con la que el advenedizo traiciona su origen en el momento mismo en que, al contar lo que le costó su traje nuevo, cree estar dejándolo atrás. Masotta muestra la marca, señala el precio, y lo hace deliberadamente, con absoluta lucidez. Así lo hacía saber a quienes lo interrogaban, en una encuesta, sobre su trabajo crítico:

    Cuento aquí mis limitaciones, y yo sé que es de mal gusto referirse a las barreras que no se han podido franquear. Pero tal vez me atraiga el mal gusto, tal vez me agrade hacer pose de lucidez, o tal vez es preciso decirlo sencillamente de este modo. (p. 217)

    DIEGO PELLER

    Buenos Aires, febrero de 2010

    ¹ Dos de los ensayos reunidos en Conciencia y estructura fueron publicados originalmente en la revista Centro: La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel Lagache (nº 13, 1959) y Leopoldo Lugones y Juan Carlos Ghiano: antimercantilistas (nº 14, 1959), mientras el ensayo "Sur o el antiperonismo colonialista" se publicó en Contorno (nº 7-8, julio de 1956). Previamente, en la revista Centro (nº 8, 1954) había aparecido el único escrito de ficción publicado por Masotta, con el título Los muertos (fragmento).

    ² Citado en Marcelo Izaguirre (comp.), Oscar Masotta. El revés de la trama, Buenos Aires, Atuel, 1999, pp. 375-376.

    ³ Alberto Giordano, Modos del ensayo, Rosario, Beatriz Viterbo, 1991; Silvia Sigal, Intelectuales y poder en Argentina. La década del sesenta, Buenos Aires, Puntosur, 1991; Oscar Terán, Nuestros años sesenta, Buenos Aires, Puntosur, 1991; Beatriz Sarlo, La batalla de las ideas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, 2001.

    ⁴ Germán García, Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano, Barcelona, Argonauta, 1980; Marcelo Izaguirre (comp.), ob. cit.; Mariano Ben Plotkin, Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana, 2003.

    ⁵ En Del Di Tella a Tucumán arde (Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 2000) Longoni y Mestman hacen referencia a Masotta en varias ocasiones. Luego, lo abordan en detalle en su introducción conjunta a la tercera parte de Inés Katzenstein (comp.), Listen Here Now! Argentine Art of the 1960s: Writings of the Avant-Garde, The Museum of Modern Art, Nueva York, 2004 (publicado en español en 2007 con el título Escritos de vanguardia por Fundación Espigas y Fundación Proa). En 2004 se publica Revolución en el arte, una compilación de todos los escritos sobre arte de Masotta (con la cuestionable exclusión de sus trabajos sobre la historieta), acompañada por un extenso estudio preliminar de Ana Longoni. Allí Longoni destaca la exclusión de la que había sido objeto Masotta en la historia de la crítica de arte argentina y latinoamericana, refiriéndose concretamente al libro de Andrea Giunta, Vanguardia, internacionalismo y política. Arte argentino en los años sesenta (Buenos Aires, Paidós, 2001), que focaliza su relato de la década del sesenta en la figura de Romero Brest, sin mencionar siquiera a Masotta. Es seguramente a partir de este señalamiento crítico por lo que Giunta, en la reedición de su libro (Buenos Aires, Siglo XXI, 2008), incorpora un breve apartado dedicado a Masotta, aunque sin modificar las líneas generales de su interpretación del período.

    ⁶ Reeditado en 2008 por Eterna Cadencia.

    ⁷ Primer libro de Masotta dedicado por entero a la teoría psicoanalítica, reeditado también en 2008 por esta editorial. Todos los libros posteriores de Masotta se sitúan en el campo del psicoanálisis: Ensayos lacanianos (Barcelona, Anagrama, 1976), Lecciones de introducción al psicoanálisis (Barcelona, Granica, 1977) y los póstumos El modelo pulsional (Buenos Aires, Altazor, 1980) y Lecturas del psicoanálisis: Freud, Lacan (Buenos Aires, Paidós, 1992).

    ⁸ Me refiero a La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel Lagache (1959), ensayo en el que Masotta, en una extensa nota, hace referencia por primera vez (en su obra y probablemente en una publicación en la Argentina) al recelado Jacques Lacan, demostrando estar al tanto de los pormenores de la crisis interna del campo psicoanalítico en Francia; y a Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía (primer trabajo de Masotta focalizado en Lacan, leído en el Instituto Pichón Rivière de Psiquiatría Social el 12 de marzo de 1964 y publicado luego en la revista marxista Pasado y Presente, nº 9, abril-septiembre de 1965).

    ⁹ Un intento de abordar esta cuestión puede leerse en el libro de Hernán Scholten, Oscar Masotta y la fenomenología. Un problema en la historia del psicoanálisis, Buenos Aires, Atuel/Anáfora, 2001.

    ¹⁰ En este sentido es posible establecer una comparación con el periplo de Rodolfo Walsh, cuya Carta abierta de un escritor a la Junta Militar (1977) ha sido señalada como un texto en el cual se ponen en cuestión los límites de la literatura, pero como un problema que compromete a la literatura misma. ¿Acaso el abandono de la literatura por la política constituye un problema para la literatura, pero su abandono por el psicoanálisis no? Sin embargo, nadie se atrevería a poner en duda que ha habido en la Argentina una relación constitutiva entre literatura y psicoanálisis no menos íntima que la que existe entre literatura y política. (Desarrollé con mayor detenimiento esta hipótesis de lectura en Walsh con Masotta, revista Otra Parte, nº 12, primavera de 2007).

    ¹¹ Masotta responde a estas acusaciones en "Yo cometí un happening", en Happenings (1967). El happening organizado por Masotta, con el título Para inducir el espíritu de imagen, era en realidad un antihappening, una crítica demoledora al género y a la ideología aceptacionista presente en muchas experiencias estéticas de la época. Masotta pone en evidencia el sadismo presente en otros happenings que había visto, extremándolo (luego se referiría a esa experiencia como un acto de sadismo social explicitado). Contrata a un grupo de actores viejos, a los que somete a una serie de humillaciones y maltratos frente al público. Mientras coordina todo el evento, Masotta informa al público de cuánto ha pagado a los actores (no mucho) por someterse a esta situación, y les recuerda que ellos a su vez han pagado su entrada para presenciar este espectáculo de explotación.

    ¹² El mítico libro de Carlos Correas Operación Masotta (Buenos Aires, Catálogos, 1991; reeditado por Interzona) oscila entre la biografía, la autobiografía, el análisis de texto y el comentario injurioso. Sebreli se limita en gran medida a este último género en su semblanza El joven Masotta (compilada en Marcelo Izaguirre, ob. cit.), de la que cito un fragmento: "Masotta había captado la nueva moda del estructuralismo y trataba de ponerse en la cresta de la ola. Su nuevo gurú era Lévi-Strauss, y esto lo obligaba a abandonar a Sartre, al marxismo; entre estos lastres de los que debía desprenderse estaba yo mismo. La onda de la lingüística, de la semiótica, de la revista Tel Quel, tenían en el pobre ambiente intelectual porteño, su representante en Eliseo Verón, con el prestigio de sus estudios en La Sorbonne, y Masotta cayó bajo su fascinación. Inoportunamente se entrometió en mi polémica con Verón para defenderlo, y de esa intervención queda ‘Anotaciones para un psicoanálisis de Sebreli’ [publicado en Conciencia y estructura]".

    ¹³ Daniel Link, Leyenda. Literatura argentina: cuatro cortes, Buenos Aires, Entropía, 2006, pág. 89.

    ¹⁴ Ver al respecto el lúcido comentario de Silvia Schwarzböck, en http://foroiberoideas.cervantesvirtual.com/resenias/data/76.pdf.

    ¹⁵ Introducción a la lectura de Jacques Lacan (1970), Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2008, pp. 23-24.

    ¹⁶ El pop-art, Buenos Aires, Columba, 1967.

    ¹⁷ Eliseo Verón, en revista Lenguajes, nº 1, 1974; compilado en Marcelo Izaguirre, ob. cit., pp. 91-94.

    ¹⁸ Leopoldo Lugones y Juan Carlos Ghiano: antimercantilistas, p. 193.

    ¹⁹ "Explicación de Un dios contidiano", p. 156.

    ²⁰ Anotación para un psicoanálisis de Sebreli, p. 248.

    ²¹ Oscar Steimberg ha desarrollado esta idea en AA.VV., Oscar Masotta. Lecturas Críticas, Buenos Aires, Atuel, 2000, pp. 109-114.

    ²² Véase Los ensayos literarios del joven Masotta, en Giordano, ob. cit.

    ²³ Oscar (Masotta), en Cartografía Personal. Escritos y escritores de América Latina, Buenos Aires, Taurus, 2005, pp. 367-386.

    ²⁴ Roberto Arlt, yo mismo, p. 224.

    ²⁵ Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. 7. El tiempo recobrado, Madrid, Alianza, 2001, p. 229.

    ²⁶ Circonfesión, en Geoffrey Bennington y Jacques Derrida, Jacques Derrida, Madrid, Cátedra, 1994, pp. 86-87.

    A Eliseo Verón, Roberto Jacoby y Julián Cairol

    1945, 1960: para medir el camino recorrido entre esas dos fechas, basta abrir un diario o una revista y leer cualquier crítica de libros. No solo no se cita ya a los mismos nombres, no se invocan las mismas referencias sino que no se pronuncian tampoco las mismas palabras. El lenguaje de la reflexión ha cambiado. La filosofía, triunfante hace quince años atrás, se borra ahora ante las ciencias humanas: el desplazamiento acompaña la aparición de un nuevo vocabulario. Ya no se habla de conciencia o de sujeto, sino de reglas, de códigos, de sistemas; ya no se dice que el hombre hace el sentido, sino que el sentido adviene al hombre; no se es más existencialista, se es estructuralista.

    BERNARD PINGAUD

    PRÓLOGO

    Todo prólogo es una justificación a posteriori, un modo de agregar razones a las razones. Es por esto que yo creo que este material no exige prólogo alguno. Por una parte, porque esas razones sobre razones constituyen parte del material mismo, porque el conjunto de los ensayos lleva no solo un prólogo escondido, sino, textualmente, varios prólogos explicitados. Pero por otra parte, la redacción de un prólogo –para el caso preciso del presente volumen– podría inducir al lector a pensar que hay entre los temas aquí tratados más discontinuidad de la que efectivamente existe. Y en cuanto a la pluralidad de proposiciones e intereses que la lectura revelará, entiendo que no debe despistar. Y esto no porque esa pluralidad, o esa discontinuidad, no existan de verdad. Y tampoco quiero decir que yo crea que es posible –sin más– apresar el sentido unitario de estos ensayos, o que en el fondo, a la larga o a la corta, esa unidad justifique una pluralidad y una discontinuidad que serían solo aparentes.

    Pero quisiera avisar al lector, además, con respecto a las fechas de publicación

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