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Y MÁS.
(NOTAS PARA UNA CONFERENCIA)
Antonio Prieto S
.
Antes de hablar de qué son los estudios del performance, su importancia y alcance
para los temas que ocupan a este curso, es esencial establecer a qué nos referimos
con términos como ‘teatralidad’ y ‘performance’.
¿Qué es la teatrología?
Recientemente, Patrice Pavis ofrece una definición más amplia en su Diccionario del
teatro (1998), donde dice que la teatrología es una disciplina ‘socio-antropológica’
que tiene por objetivo una relación social concreta.
La teatrología ahora extiende su marco de análisis al el contexto de la sociedad
dentro de la cual se efectúa un montaje escénico. No se trata, por tanto, de estudiar al
teatro como objeto o como texto aislado de su entorno.
Teóricos como Juan Villegas han impulsado los estudios de la teatralidad bajo el
supuesto de que el teatro es fundamentalmente una práctica cultural y social (2000:
39): "El estudio de la teatralidad social conlleva ... dos grandes áreas. Por una parte,
implica la descripción de conductas y gestualidades sociales como procesos de
teatralización. Por otra, requiere el análisis de sus modos de representación en la
literatura, la arquitectura, la pintura, el cine, la fotografía o ... el teatro". (51)
Etnodrama y etnoescenología
Quisiera proponer una definición lúdica del polémico concepto (con agradecimiento
a Yolanda Muñoz): el performance es una esponja mutante y nómada. Es una
esponja porque absorbe todo lo que encuentra a su paso: la lingüística, la teorías de
la comunicación y de la conducta, la antropología, el arte, los estudios escénicos, los
estudios de género y ahora los estudios postcoloniales. Es mutante gracias a su
asombrosa capacidad de transformación en una hueste de significados
escurridizos: parte del latín per-formare (realizar), para con el paso de los siglos
denotar desempeño, espectáculo, actuación, realización, ejecución musical o
dancística, representación teatral, etc. Incluso muta de género al realizar un
‘travestismo’ en países como España y Argentina donde se conoce como la
performance. Nuestra palabra es nómada ya que se le ha visto viajar sin necesidad
de pasaporte de una disciplina a otra y también de un país a otro. No obstante, su
desplazamiento transfronterizo no ha estado exento de dificultades al mudar de
lengua.
Palabras clave
en los estudios del performance: lúdico (Huizinga, ’54), liminal (Turner, ’69),
intersticial, fronterizo, ritual, performativo, simulacro, proceso, inter/transcultural,
negociación... Se trata de una manera alternativa de saber, una epistemología de la
acción, y en ese sentido involucra al cuerpo: su sensualidad, sus deseos, sus
limitaciones físicas. Los estudios del performance implican un embodied
knowledge.
Las teorías del performance están implicadas con estudios del comportamiento (en
antropología), actos del habla (lingüística) y construccionismo social (sociología).
• John L. Austin (1955) y John R. Searle (Speech Acts, 1969): el lenguaje como
performance.
• Goffman (The Presentation of the Self… 1959): el comportamiento social como
performance.
• Turner (The Ritual Process, 1969): la cultura como performance
• Schechner (Performance Theory, 1977): el performance entre el teatro y la sociedad
Más adelante, se anexan a los estudios del performance el psicoanálisis, las teorías
feministas, el postcolonialismo, la cibernética, la biología, etc... Los teóricos que
trabajan desde el feminismo y el postcolonialismo insisten en involucrar un análisis
del poder en las relaciones humanas y sociales, en el control y disciplina del cuerpo.
El performance aborda los procesos que involucran a un actor (en situación artística
o cotidiana) en relación a alguien que ve, juzga, desea, interpreta a ese actor. Analiza
las relaciones de poder implícitas en los actos de ver y ser visto. La relación deseo-
temor ante el enfrentamiento con la otredad (temas de Gómez-Peña y Coco Fusco).
A partir de los 70s, el performance (como arte y como acción social) se convierte en
un acto propicio para la articulación de identidades minoritarias, disidentes,
subalternas. Citar casos latinoamericanos, la avanzada en Chile, los grupos en
México. El performance se usa en resistencia al poder hegemónico (sea de Estado,
patriarcal, institucional, etc.) mediante estrategias de parodia, ironía, carnavalismo,
trasgresión. Por otro lado, el performance articula, crea nuevos espacios, nuevas
epistemologías identitarias: Emergencia de una ‘conciencia oposicional’ o
contestataria, en términos de la escritora chicana Chela Sandoval. Esta tendencia se
da a pesar del posmodernismo (en su corriente apolítica), o dentro de los
parámetros de un posmodernismo subalterno (a la bell hooks). Hooks (1990: 27),
por ejemplo, enarbola las ‘políticas de la diferencia’ y las ‘políticas de coalición’
como claves para contrarrestar el nihilismo posmodernista y el neoliberalismo de la
globalización económica.
Los atentados del 11 de septiembre y sus secuelas pueden ser estudiados desde la
teatralidad o performatividad: la designación de antagonistas y protagonistas, la
evocación de géneros teatrales como la tragedia (o el western), la simplificación de
políticas complejas en términos de blanco y negro, de un libreto fácilmente legible.
El gusto por el ‘performance art’ está vinculado con el deseo de ver actos ‘reales’, no
sangre de utilería sino sangre real, no un actor que representa a un personaje, sino
un artista que se compromete a sí mismo en un acto riesgoso.
Performance de género
Judith Butler
es la teórica que de manera más sistemática ha analizado las implicaciones del
performance de género. Para ella, el género no es una esencia dada, sino una
categoría materializada mediante el performance; no hay identidad esencial, sino
que se crea mediante los actos mismos. Se interesa fundamentalmente en cómo el
performance es una reiteración de roles aprendidos y que por lo tanto integra dentro
de la cotidianidad un comportamiento patriarcalmente sancionado. La reiteración
ritual de códigos es semejante a una serie de actos de citado, que sin embargo
nunca reproducen al ‘original’, por lo que se da una alteración. En dicha alteración se
posibilita la ruptura con la norma. Su análisis de los travestis ha causado cierta
controversia, al sugerir que no subvierten sino que reafirman los estereotipos de
género. En escritos más recientes, Butler revisa esta postura con un análisis de
performances travestis que auténticamente son subversivos. Finalmente, para ella el
performance social se presenta como un acto simultáneamente coercitivo y
liberador.
Butler revisa las premisas de Austin y Turner para sostener que la performatividad es
una reiteración de actos socialmente determinados. A diferencia de Turner y
Schechner quienes valorizan el poder liminal y trasgresivo del performance (rito
social), para Butler el performance es más que nada una forma dominante y punitiva
de poder. Su análisis constructivista abre las puertas a una posible desconstrucción
y por lo tanto subversión de los actos performativos.
Términos clave dentro del análisis feminista del performance hoy día: agency,
embodiment, empowerment (‘empoderamiento’, fortalecimiento, potenciamiento).
A manera de conclusión
Hemos hablado de teorías y, como dice Rafael Mandressi, "las teorías son artefactos
encarnados, que hablan de quienes las producen, así como estos hablan a través
de ellas" (40). Busquemos pues maneras novedosas de encarnar las teorías del
performance y de la teatralidad, haciéndolas propias, actuando crítica y lúdicamente
nuestra realidad mediante ellas.
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