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http://revistaremolinos.blogspot.com
E-Mail:
colaboracionesremolinos@gmail.com
Dirección postal:
Sr. Paolo Astorga
Av. Malecón Checa 557
San Juan de Lurigancho,
Lima 036, Lima-Perú
Índice
Página
Editorial.................................................
.......5
Poesía....................................................
.......7
Gerardo 8
Almada.................................................................... 12
... 17
C. A. 26
Campos.................................................................... 36
........ 39
Eva 48
Márquez.................................................................. 51
.......... 55
Miguel 60
Canta....................................................................... 64
.... 68
Alba Estrella 73
Gutiérrez............................................................ 79
María Cristina
Pizarro..............................................................
Mariana G. Nastri
Carreira.......................................................
Peniley Ramírez
Fernández.....................................................
Sergio Pinto
Briones................................................................
Jenny Levine
Goldner..............................................................
María Gabriela
Abeal...............................................................
María Santay
Argueta..............................................................
Ahmad Ramsés Barragán
Estrada...........................................
Raúl Jurado
Párraga................................................................
Crítica
Literaria..........................................117
Encuentros y desencuentros entre Neoclásico y
Romanticismo...
Por: José M. Pérez 118
Sánchez..................................................
Acercamiento a “Lenguaje del sol” 130
Por: Ingrid
Chicote................................................................ 134
La tristeza en la literatura
Por: Jorge
Castellón..............................................................
Artículos................................................
.....137
La visión vargasllosiana
Por: César Pancorvo 138
Rosazza................................................
Entrevistas.............................................
....157
Entrevista a José Ángel Muriel 158
González.............................. 162
Entrevista a Teresa Esparza
Oteo.........................................
Reseñas.................................................
.....164
Revagliatti – Antología Poética
de Rolando 165
Revagliatti.........................................................
Huarango Esmeralda 168
de Teodosio M. Quispe
Montañez......................................... 170
Vibraciones
de Marcelino Méndez 173
González............................................
Coraza 176
de Vanessa
Martínez.............................................................
Absolutamente nada
de Luis
León......................................................................
....
Enviar
Textos..............................................177
Obviamente es necesario también reconocer que aún nos falta mucho camino por
recorrer y muchas trabas por vencer. Remolinos, como revista, como medio electrónico
para la creación literaria y cultural, seguirá a toda máquina difundiendo su
acostumbrada publicación bimestral y se tratará en lo posible de hacer extensiva su
Es pues para mí un honor saber que hoy se llega a una nueva meta, un año más,
donde la infatigable labor difusora de las letras hispanoamericanas se ve reflejada en la
fecunda producción tanto de escritores, poetas, críticos literarios, filósofos, etc. Quiero
resaltar la importancia que hoy por hoy cobra la Internet en la vida del hombre. Lo
virtual ya no es un soporte lejano, sino que se ha convertido en una herramienta
indispensable para que la desconmensurable fuente de información, sea trasformada en
conocimiento, en aprendizaje, en expresión, en sensibilidad, en experiencia, en vida.
Desde aquí, en algún punto de la ciudad de Lima, quiero agradecer por cuarto
año consecutivo a los lectores y colaboradores de esta humilde publicación, así como a
amigos y enemigos que forjaron y aún forjan este proyecto de vida llamado Remolinos.
Paolo Astorga
Editor de la Revista Literaria Remolinos
El Verso
En constantes sueños
se plantea la idea de la muerte.
En esta fragilidad de los sentidos
el cuerpo se estremece
en blanco y negro.
Ω
Gerardo Almada nace en Cerro Largo, Uruguay, en 1972. Es miembro activo de la
Comunidad Int. Bahá’í (www.bahai.org). Presentó sus poemas c/música y danza, en
Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay. Realizó talleres a docentes en Encuentros
Internacionales de Pedagogía. Escribe Cuentos Didácticos e Interactivos para Niños.
(sus cuentos y poemas fueron dramatizados por talleres en Venezuela, Argentina y Uruguay). Editó
dos poemarios, (2004) Fragmentos; (2006) Amores. Participa en ediciones
cooperativas poéticas en: España, Argentina y Uruguay. Obtuvo el 2º premio en el
“Concurso Plumas y Pinceles del Uruguay”. Fue reconocido con el Premio “Arturo
Cuadrado 2006”, como la “Revelación de la Poesía Joven del Uruguay”. Obtuvo el 2º
lugar en el Concurso de Fotografía del 5to. Foro Interreligioso del Uruguay 2008.
Artista invitado a la Apertura Oficial del Templo Madre Bahá’í de Sudamérica.
Participó de la XII Feria Int. del Libro de Comodoro Rivadavia, Chubut, Arg. con una
muestra fotográfica. Expone fotografías en el Espacio Cultural “Planta Alta” y en el
“Patio del Brocal” del Hospital Maciel, ambos en Montevideo. Sus textos han sido
publicados en revistas culturales en Bolivia, México, Venezuela, Chile, Argentina,
Colombia, España y Uruguay. Es miembro de “REMES” (Red Mundial de escritores
Lunes
a V. A. Mora Rodríguez
Cartas a Lucilio.
Por lo menos fue a éste que Séneca se las escribió
y no a mí.
Pues cómo cansa y aburre su salmodia,
cómo hace sentir mal a todo aquel
que carece de vocación religiosa
o, mejor dicho, de estoicismo.
Cómo él nunca se equivoca y tiene siempre
toda la razón.
La derecha,
esa otra mano izquierda
C. A. Campos. Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York,
EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano.
Lágrimas ácidas
Acostados en un abrazo
hacia un mismo lado,
me masajeas la espalda?
qué me das?
a cambio de un beso?
de esos tuyos
que tanto me gustan?
tirado en el suelo.
ando
loca
perdida
olvidada
muriéndome
en el
humo
de
mi
pasión.
Ω
Eva Márquez. Nacida en Madrid en 1974. Licenciada en Derecho, Madre,
escritora y poeta novel. Algunos de sus poemas han aparecido en
páginas webs, blogs y Fanzine literarios. Más recientemente diversos de
sus poemas han sido publicados en la Revista Digital Chilena Cinosargo,
en la Revista Literaria electrónica LaOtra y la Revista Groenlandia.
Desnuda sus desvelos en el blog http://cosasqnuncatedire.blogspot.com.
Poesía embotellada
y destilada
concentrada toda
en un solo verso
de luz y sombra.
Y yo que soy
sino mas que sólo eso
sino, vació y nausea.
Una pregunta no correspondida.
El intento de una
respuesta ahorcada.
Una mentira desdentada
acosada por su petrica
verdad.
Estas noches
te espero mirando al sol.
Musa esquiva
te evaporas entre mis labios.
Bajo la almohada.
Piedra sorda y muda
denegrida sobre arenisca armiña.
Poesía intrascendente
que se filtra sin premura
se desliza suavemente
con pereza y sin cordura.
Ansiedad
es un cuerpo pálido
que jamás se detiene.
Camina apretado
con los ojos desesperados.
La nariz helada
y las manos frías
sudorosas
de no se que
enfermedad.
Ansiedad
esta conmigo
se acuesta
a mi lado
y amanece erguida
llevándome la delantera.
Yo no soy
el que busca el absoluto,
tan solo busco
la fisura luminosa,
al occidente
de tu siniestro
corazón.
Escribo
como si me fuera yendo
yendo al ya perdido
en cada pulsación
de letra infame
que me punza
en carne y vena
mi muy humana
fatalidad.
Mi voz
es el latoso eco
de un huésped desesperado.
El tufo rancio
de una noche perdida
olvidada en el olvido
entre sueño y humo
estragada hasta la última
gota de sangre.
La foto amarillenta
en la que se asoma
un fantasma sin rostro.
Espíritu de furia acerada
Aquí no hay
a donde mirar
mucho menos
a donde ir
tan solo yo
y mi eterna noción luminosa
de encontrarme siempre
a mi mismo
a si mismo.
Un perro negro
mordiendo su propia cola
escribiendo círculos inútiles.
Bird
Yerbasanta
para volarme al cielo raso
y escuchar el hermoso sonido
que produce el silencio.
En este perímetro
puedo deslizarme
y ya haberme ido.
Y respirar el desaliento
de las hojas secas
que reaniman la búsqueda
en una ciudad imaginada.
Ω
Miguel Canta (seud. de Miguel Canta Sifuentes). Respondo al nombre
de Miguel y resido aquí en este delgado viento de Jazz agazapado
entre estas paginas cerradas y aparentemente vivo allá en el mundo
que nos mata. Los calendarios siempre me fueron indiferentes, pero
gusto por celebrar, a falta de tantas fechas. Y si no tuviera con quien
brindar, brindaría por los dos.
se contemplan
cristal de encuentro y desencuentro
los ojos en el nombre
se contemplan
el miedo
es un apenas todavía
se atreven a ser dos
suma del uno
a confiar historias
que golpean de lejos
su caverna de miedos y alegría
desnudan sus presencias
y se atreven a abrazar
todas sus ruinas
ordenan sus huesitos de nadie
se contemplan
hermosos y fugaces
y se olvidan
se atreven a ser dos
lentamente
vuelves a mí
corazón de pájaro
en la noche
un silbido de insomnio
toca la oscuridad
de un dios enamorado
Ω
Alba Estrella Gutiérrez. Poeta argentina, nació en buenos aires. Libros publicados: Los
vulnerables cipreses del otoño (2005), Nanas para lucía (2006), Los pasos de la memoria
(2007), Hilandera del viento (2008). Recitales de música y poesía con la cantante y
compositora Andrea Spinadel en varios lugares como: La Dama de Bollini, Bartolomeo, etc.
Con la cantante y compositora Julia Lascano en varios lugares como Bar Tuñón, La Biblioteca
Café, Bartolomeo, etc.
BUITRE
El grito amputado-mutilado-arrepujado
tras la sombra del laberinto
se evanesce
por el aire celeste
en la escena
el cuerpo caído y la imagen que sube
en el límite del mal
nace la voluntad
y en el impulso de unir
sus fragmentos
celebrará la dicha de estar
adentro de su cuerpo.
“Madre,me enseñaste a tejer con las agujas de metal, pronunciando las palabras de
bendición que nos inician en el camino de la vida, como la partera cuando corta el
cordón umbilical del recién nacido”. C.P.
El hambre espeluznante
destruye la pasión
La tormenta de fracasos
desvanece el ser
La codicia es un arma fatal
que se quiebra en los instintos
del Infierno
La piel es un torrente de
escamas redondeadas
capitas gelatinosas cubren
tus pechos de almizcle
Mientras te miro,
el jade rojo seduce tu rostro
Ω
María Cristina Pizarro. Nació en Banfield, Provincia de Buenos Aires, Argentina, el 24 de
noviembre de 1949. Poemarios publicados: Poemas de agua y fuego (1993), La voz viene de
lejos (1995) Lirios prohibidos (1998), Jacarandaes en celo (2003), Confesiones de Gertrudis
Glauben (2006), que fuera presentado en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura el martes
28 de agosto de 2006, Diario de Rosalind Schieferstein (en prensa). Profesora en Letras.
Licenciada en Educación y Gestión Institucional. Titular de la cátedra de Literatura del Instituto
Superior de Profesorado "Sara C. de Eccleston" de Buenos Aires. Coordinadora de talleres de
escritura con técnicas psicodramáticas. Figuran sobre esta temática: El taller de juegos
literarios (1994), El Taller de juego dramático (1996). En la búsqueda del lector infinito. Una
nueva estética de la literatura infantil en la formación docente.(2008)
Pequeño Norte
Ya no hay máscaras
que cubran la perfidia del poder.
Más riqueza para el Estado
que chapas le da al pobre
y miseria para hervir en la olla.
Lágrimas de alimento
envolvieron al cuerpecito,
se aferraron a él, sin soltarlo.
María
II
He sido más
luciérnaga iluminando el huracán
bandoneón en medio del Pacífico
larga cabellera en la armazón de la noche.
He sido más,
mi poesía me ha llevado a volar más alto que los hombres.
He cambiado la letra, con ella los contornos. Sucede que hay días, la letra florece o se
nubla de golfo y yo no sé para dónde va, o con quién se viene y no sé más de lo que mi
letra sabe de sí misma. He cambiado, con ella los números que una vez usé me miran
atareados en otras decapitaciones y destierros. Ahora tengo más: dos suegros y dos
cuñados, y nuevas sobrinas que me surten de colores y nostalgias. Tendría más, pero
una febril neblina descobijó alguna parte terrible de mi infancia. Todos los fantasmas
aparcan fuera de mi casa, vigilan día a día cómo intento ser feliz. Ya no sé si cambié mi
letra o ella me abandonó pérfida y vengativa, como los pocos amigos que no tuve pero
aún figuran en mi lista de teléfonos, o como los poemas que jamás pronunciaré, o como
la definición del amor que le di a mi esposo esa tarde de agosto frente a un vitral
infinito. Entonces puedo: cambio mi letra en este fácil ejercicio de quitarle adornos y
soltarla a la calle, o mejor me atornillo la cabeza y sigo por el día en el tramo del bien
luchar.
Ω
Peniley Ramírez Fernández. (La Habana, 1987) Estudió un año de Periodismo en La Habana
y un semestre de Periodismo en el Miami Dade College, Florida. Actualmente cursa la
Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Veracruzana. Vive en
Veracruz y fue nacionalizada como mexicana en 2008. Ha publicado poesía en las revistas
Los Elementos del Reino (Veracruz), La Página Viajera (Cuba) y Luna Zeta (Oaxaca). Ha
publicado poesía, cuento y textos periodísticos en los periódicos Ecos de la Costa
(Colima), Imagen de Veracruz (Veracruz), Aguas (Aguascalientes), Metropolis (Miami) y
en las revistas Replicante (Guadalajara), Ventana de papel (Veracruz) y la revista virtual
Letralia. Ha tomado cursos de creación literaria con Jorge Fernández Granados e Ignacio
García en México y Jesús David Curbelo en Cuba. Su primer poemario, Estaciones, fue
publicado en 2007 bajo el sello Ezra Michelet Ediciones.
Barbaridades in Situ
(Poesía visual)
Ω
Sergio Pinto Briones (Santiago de Chile, 1977). Reside en Barcelona. Tiene estudios de
periodismo, Magíster © en Literatura en la Universidad de Chile y Master en Documental
Creativo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Poeta experimental (también en net-art),
artista y gestor cultural, ha colaborado en diversos medios escritos y en el terreno audiovisual
ha incursionado en diferentes formatos: videoarte, el documental, el cortometraje, reportaje.
Barbaridades in Situ es su primer libro de poesía visual y actualmente está trabajando en su
libro de poesía discursiva/concreta "El Balcón de la Planta Baja"
DERIVA
La adherencia es metáfora
que recurre al tiempo como explicación.
Sería inútil, desdoblarse para seguir creciendo
inventando.
de segundos
de horas
en espera
y en él
morirá
cubierto de niebla
En este instante
que es todos los instantes
aquí
baja
en estos días
su silencio
duele.
Me destruiste.
No lo sé
pero te deseo tanto.
Ω
Jenny Levine Goldner nació el 27 de octubre de 1987 en México D.F. Ha estudiado poesía en
los talleres de Raúl Renán y José Cedeño. Coantologa el libro Palabras en Poesía, diccionario
poético por cincuenta poetas mexicanos (Siglo XXI Editores, 2008). Ganadora del Certamen
Literario del Centro Deportivo Israelita en siete ocasiones en la categoría de poesía, así como
dos veces miembro del jurado del mismo. Estudia la carrera de Psicología en la Universidad
Iberoamericana y se encuentra tras la publicación de su primer poemario.
Solves
“Ordenó el orden”
para huir del tiempo.
Preparó un té,
se lavó las manos.
Secó la vajilla,
cerró los cajones,
buscó en la heladera
el jugo y las ganas.
Ordenó la vida
del plato con sopa,
del tomate al medio,
del pan en rodajas.
Zonas curvas,
planicies y montañas,
recrean el paisaje del deseo.
II
Me hipnotizó la nostalgia
cuando la tarde
comenzó a sombrear tus besos.
III
IV
VI
Escucha la letanía
de estos versos imprudentes.
Estallan como capullos
espinas de los rosales
haces sangrar a mis dedos.
VII
Ω
María Gabriela Abeal, nació en Buenos Aires, el 4 de julio de 1969, reside en Mar del Plata.
Poeta, Maestra de Reiki, Decoradora de Interiores y Técnica Ceramista. En 2005 comienza a
mostrar su poesía y su primer libro (Cotidianos) fue publicado en la ciudad de Barinas,
Venezuela, por Ediciones de la Revista ICAM, en 2007. Su segundo libro (De villancico y
candela) Ediciones Emilio-Mar del Plata, 2009. También integrante de la nueva colección de
libros compartidos con otros autores, en La Editorial La Espada rota, Caracas, Venezuela. Es
colaboradora de El Periodiquito, de Maracay y del Suplemento Cultural "Vuelta Al Sur" de
Barinas, Venezuela. Ha sido incluida en varias antologías, así como también ha sido
merecedora de varias menciones de honor en certámenes de poesía. Colaboradora del diario
La Capital, Mar del Plata, Revista Decires, Córdoba. Revistas y páginas literarias en formato
digital, Letralia, Voces de hoy, Badosa, La Urraka, La máquina de Escribir, Rossana Música
Arte y Cultura, Teresa en el tiempo, Entre Líneas, Poetas del mundo, Arte literal, I Poeti
Nomadi, Arte Comunicarte.
Bosque
Cantar a la soledad
cantar a la luna enamorada
cantar a las olas del mar
cantar al cielo de una estrella
cantar a una mirada piadosa
cantar con los pajarillos peregrinos
que vuelan envueltos
en brazos del Señor Sol.
Ω
María Santay Argueta (Aldea el Pericón, Aguacatán, Huehuetenango, Guatemala 1993). Soy
estudiante del Segundo Grado Básico. Me gusta escribir poemas, leer libros poéticos y de
historias, me gusta escuchar música romántica. Me gusta ver los colores del cielo, suspirar por
las noches, me gustaría viajar mucho.
Ω
Ahmad Ramsés Barragán Estrada. 21 de enero de 1984. México, D.F. Escritor, psicólogo,
docente. Obras más representativas: Cuentos retóricos (publicado por Innovación Editorial
Lagares), La sonrisa de una mujer afectada (novela publicada por Innovación Editorial
Lagares), Presencias del mal (novela de suspense próxima a publicación por Editorial
Caligrama), Las cuatro mismas personas (publicada por la revista digital venezolana
Letralia.com)
GRAFFITI
Ω
Raúl Jurado Párraga (Jauja 1962), realizó estudios de literatura en la Universidad Nacional de
Educación La Cantuta, donde actualmente ejerce la docencia universitaria. Ha publicado: El sol
partido de los sueños (Lluvia Editores), Poesía del 70 (Antología y notas). Además de poseer
varios trabajos inéditos y próximos a publicarse
EL PUCHO MAÑANERO
Aunque ya no estás, aún respiro tu presencia. Atrapado en los recuerdos, los primeros
rayos de sol me despiertan desde la ventana. Hay días en los que amanece nublado,
otros con una claridad que me resulta desagradable. Prefiero que llueva, a que haga
mucho calor. Frente a la noche y sus arrebatos, mi televisor vigilante, me ha protegido
una vez más de la soledad. He reído gracias a una comedia francesa, y estoy casi seguro
que los europeos hacen mejores películas que los norteamericanos. Cuando el ser
humano se libre de su egoísmo, ya no tendré que salir a trabajar, ni tomar duchas
semidormido. Sobre el respaldar de la silla: mi guitarra; algún día aprenderé a tocarla.
En la mesa: las llaves de mi habitación. También algunos libros, compañeros de otros
insomnios y otras jornadas. A eso de las dos de la mañana, te escribí un poema que
titulaba “te quiero tanto, mi dulce de batata”, luego lo sentí tonto y vano; porque a ti no
te gustan los poemas, y quedó claro que yo no sé redactarlos. De mi computadora
necesito imprimir unos documentos, es jodido tener que ir a trabajar; y después
convertirme en estudiante. Hoy, es jueves. El fin de semana se acerca amenazante, no
quiero saber de nada si no estará tu risa para alegrarme. Me siento cansado. En el
bolsillo de mi pantalón: diez pesos; suficiente para el transporte público, y más tarde
unas empanadas. Con un inevitable bostezo, terminó de arreglarme para encarar al
mundo que espera listo para atormentarme. Blanca y radiante, mi cajetilla de cigarrillos
sería incapaz de abandonarme. Ni que decir de mi leal escudero, un noble encendedor
de tres pesos, que aunque gastado, me acompaña a todas partes. Brilla ante mis ojos el
fuego de la resignación; soplo con placer la primera bocanada y salgo a la terraza.
Desde el cuarto piso todos se ven más pequeños. Insignificantes, como el humo que
desaparece con arrastrado por la brisa de la mañana. Y yo, estoy listo. Llevaré tu
recuerdo como un aguijón en mi pecho. Durante todo el día lucharé por no llamarte; y
apagarte con cada suspiro de tristeza asfixiante. Lenta pero inevitablemente, mi pasión
por ti terminará por acabarme.
ي
Rafael Véliz, tengo 24 años, soy egresado de Comunicación Social, Vivo en Santa Cruz de la
Sierra Bolivia, pero siento que he vivido en muchas partes. Me gusta la literatura obviamente, el
poker, y el baile.
Un trueno lejano le despertó de su letargo eterno, al principio pensó que lo mejor era
ignorar lo que ocurría a su alrededor y volver a descansar, pero un rayo que atravesó el
cielo se lo impidió. Acabó de desperezarse y comprobó porqué se sentía tan
intranquilo: era un día nublado de tormenta, donde no caía ni una sola gota y la
electricidad correteaba por el interminable cielo gris cubierto de nubes... mientras que
el infinito mar azul se tornaba más oscuro y se embravecía, mostrando a su único
observador que aquello no presagiaba nada bueno.
¿Cuánto habría pasado desde la última vez que había estado despierto? Tantos siglos
anclado en aquel acantilado a las orillas del mar, le había hecho perder la noción del
tiempo.
Era un día nublado, pero que aun a pesar de que el cielo estaba completamente
encapotado, no amenazaba lluvia. Él observaba atentamente el mar, dejando que su
espíritu se sintiera libre mientras que la tierra le trajera el sonido de los pasos de los
que se adentraban en los bosques cercanos.
Pronto un caminante se alejó de la arboleda esmeralda y con paso seguro, se acercó
hasta donde el joven se encontraba. En poco tiempo, una muchacha alcanzó la cima
del acantilado y observó el mar que rugía con desgana. Él la miró perplejo y la estudió
detenidamente, incluso cuando la chica se volvió y le saludó con una gran sonrisa
siguió observándola. Y sin esperar a que le respondiera, ella se sentó a su lado y
comenzó a leer un voluminoso libro que cargaba entre sus brazos.
El joven estudió sus rasgos, tenía el pelo rojo como el fuego, unos ojos ocres oscuros
rebosantes de vida y picardía... no cabía duda alguna, ella había vuelto a encontrarle,
aun a pesar de que ya ni le recordaba. Y aunque no fuera la apariencia más hermosa
que había poseído nunca, a él le bastaba con tenerla cerca de nuevo. Apenas pasaron
unas pocas horas hasta que la chiquilla se tuvo que marchar, pero él sabía que
volvería.
Aunque a la larga eso daba igual, porque siempre acababa involucrándose tanto como
podía, intentando reconfortarse pensando que de alguna forma, aunque sólo fuera
indirectamente, él formaba parte de su vida.
Pero un fatídico día, tan similar al de hoy, la muchacha fue a su lado para volver a
llorarle. Le habló de una vida que no le gustaba, en la que siempre complacía a los
demás, de sus sueños rotos y de un novio estúpido que había osado a engañarla y
abandonarla... aquello le hizo enfurecer y ella lo sintió. Deseó poderle explicar todo lo
que sabía de ella, todas sus vidas pasadas, de cómo había sido cortejada por grandes
caballeros, nobles de alta cuna e incluso reyes, hombres y mujeres que habían
suspirado por sus ojos y por su amor... incluso le habría relatado la historia de un pobre
muchacho que prefirió que le maldijeran a dejar que ella sufriera, regalándole así su
libertad.
Pero la joven no le escuchó, no entendía su lenguaje y por mucho que él intentara
hacerse entender, a la muchacha no le era suficiente... y con gran resolución, dejó un
papel cerca, pidiéndole que lo guardara hasta que vinieran a por ella y caminó con
paso firme hasta el borde del acantilado.
El muchacho gritó desesperado, se revolvió intentando liberarse de su maldición, pero
sólo pudo mirar desolado como ella acababa arrojándose contra las rocas del fondo del
acantilado... y es que por mucho que él lo intentara, nadie, ni siquiera el amor, podía
hacer que un árbol levantara sus raíces y echara a caminar.
El espíritu del joven guerrero, que maldijeron para salvar a su amada de un sacrificio a
su dios, seguirá esperando por toda la eternidad. Hasta que alguien le recuerde y le
libere, aunque el mundo ya se haya olvidado de la magia antigua, o hasta que su
amada vuelva a su lado.
Y con ese último pensamiento, el viento se alejó para dejar a aquel atribulado espíritu
descansar.
Fin
ي
Laura López Alfranca (Madrid, España 1983). Estudiante de informática y escritora
vocacional. Ha publicado en diferentes revistas de internet y conseguido diferentes puestos en
otros tantos concursos literarios. Actualmente busca editorial para publicar sus novelas.
LA CLASE
ي
Eduardo A. Pepper (Ciudad Ojeda, Venezuela 1983) Licenciado en Letras por la Universidad
del Zulia. Docente de Literatura. En el año 2006 le fue otorgado el primer lugar en el género
cuento en el concurso “La grapa literaria”, auspiciado por la Escuela de Letras y Ediluz, de la
Universidad del Zulia en su primera edición. En el año 2007 fue condecorado con la mención
honorífica Andrés Mariño Palacios en el género poesía en el premio regional de literatura del
Estado Zulia en su quinta entrega.
EN EL PANTANO
Tengan cuidado, dijo Goyo, en esos pantanos hay una bestia. Nunca he sido una persona
asustadiza. Pero no puedo negar que esa frase produjo en mí cierta aprensión. Durante
años hemos hecho costumbre de darnos ciertas escapadas (mi padre y yo) y la alusión a
las bestias siempre ha sido una constante. Pero la expresión de aquel hombre entrando
en edad, de barba gruesa y puntiaguda y nariz de maseta no hablaba de una simple
yegua, de ninguna de las bestias acostumbradas en la vida rural. Cargaba aquel presagio
una imagen de infierno, de lugar olvidado. Nunca pensé que aquel rojo Marte de la
tierra podía dar cabida a un pantano. Era absurdo imaginar un fangal en esas zonas tan
áridas en cuya epidermis se podían sentir al roce las heridas de un golpe. Acá no hay
pantanos, pensé.
La noche anterior había sido larga. Un maratón de excusas presentaba el sueño que
entre libros, zapping, porno, evocaciones a Onán y algunos rezos, no quería ceder.
Finalmente, sin darme cuenta cuándo, me quedé dormido. El abismo en mi memoria es
seguido por un sol molesto que empujaba mi ojo izquierdo. Me despertó un chorro de
luz que entraba por la ventana. Con cierto esfuerzo me puse en pié y me cepillé los
dientes pensando en Pamela o en Susana, no recuerdo. Empujé la puerta y me duché.
Dejé correr con alivio un caño caliente; se unió a unas gotas frías que se estrellaban en
mi espalda y mi cabeza, mojándome. Salí del baño y recibí el fuerte golpe del aroma de
un café del que mi padre había ya bebido. Me vestí. Salí al comedor. Probé un poco y
pellizqué un par de veces el pan que reposaba en la mesa. Tragué el jugo de naranja.
***
Caída libre: Un Chevrolet del 89 derribándose por un acantilado. Una imagen extraña,
tal como el paisaje. Mientras más adelantábamos el mar parecía ponerse más bravío,
como si le molestara nuestra cercanía. Como si fuera un ser vivo con capacidad de
coordinar sus movimientos y emociones. Agitaba sus olas con fuerza y altura,
llevándome a recordar mi primera vez en la playa, cuando tuve la desoladora impresión,
primero, y luego el alivio, porque creía que el mar se llevaría mi cuerpo con la resaca,
tal como se tragó el cubito naranja con que yo cargaba la arena de una mina imaginaria
para hacer un castillo.
***
Una morena con la mitad de ambas nalgas al aire salió a nuestro encuentro. Qué
quieren, preguntó sonreída, mostrando en la blancura de sus jachas la amabilidad que
negaba su falta de saludo. Yo, educado en un ambiente racista, la miré de arriba bajo y
qué buena está, me dije. Llevaba la parte superior de un bikini que mostraba unas
mamas turgentes y sensuales, doradas al natural. Los pezones se mostraban insinuados
bajo la tela de licra. La piel brillaba al candente roce del sol. Los shortcitos que
mostraban medio culo eran color blanco y su paso (la vi salir de la choza) era tan
rítmico como el bachatón que gritaba la pena de algún pobre diablo.
Tomamos unas cuantas cervezas al compás de esa música asesina, molesta. Padre se
paró y caminó en dirección al mar. Su figura me pareció disminuida a contra luz y con
la inmensidad de esa masa cortándola. Su silueta, contra el cobre del sol que ya se
alistaba para acostarse dentro de unas horas, parecía más solitaria y triste de lo que era
él. Me transporté a la imagen de aquel mismo tipo, con el pelo menos cano y de la mano
de una mujer hermosa. Una escena de ensueño, engullida por la vida, como todos los
sueños.
A su regreso Padre dijo que iba a dejar un mensaje para que quien lo encontrara me lo
comunicara. Pidió a la morena una pluma y un papel. Tras escribir, apartado, en el
mostrador de la chocita enrolló el papel y agarró una botella de Brugal que vio
centellear en la arena. Allí lo introdujo y la lanzó al azul interminable. De inmediato me
palmeó la espalda y miró a la morena. Pude ver descender un par de lágrimas por la
montaña rusa de sus mejillas rasuradas.
***
Eran las tres de la tarde cuando irrumpió en el lugar un hombre oscuro. Aludido por el
vehículo y al ver la placa delantera que decía “Médico”, se acercó en busca de ayuda.
Su figura era la máxima expresión de compunción. Su aura era oscura, como su piel. Se
leía en él un dejo de misterio. Elucubraciones mías, pero que sin duda encuentran razón
en algún lugar de esta historia. Si, soy cirujano, dijo, en qué le puedo ayudar. Pensé en
oponerme, pero habría sido inútil; mi padre tenía gran respeto por su juramento.
Subimos al vehículo los tres: Él, Goyo y yo. Conversaron de temas diversos. Mi
memoria alcanza recordar algunos pocos, como la ausencia de hospital en toda la zona y
la necesidad de un médico que pudiera detener las enfermedades del verano. Mi padre le
comentó que podría instalarse durante el verano siguiente. Que esa podría ser una
especie de retiro, una oportunidad que hace tiempo venía buscando. Recuerdo que mi
cara se arrugó en una mueca involuntaria, en rechazo.
Llegamos. Mi padre entró a una casa con el piso de una mezcla rara, nada que ver con
cemento; parecía tierra endurecida, pero no se cómo ni con qué. Yo esperé fuera, con
Goyo, mientras Padre atendía a la joven que, supuestamente, llevaba tres días en cama.
Yo le contaba al negro nuestros planes de pesca en el muelle de la Alcoa. ¿Y dónde
piensan dormir? Goyo preguntaba y yo ignoraba. Le seguía contando y le hablaba de
otros viajes. Al fin, tras su insistencia, le admití que dormiríamos en el mismo muelle,
que no nos interesaba la comodidad para un Hotel de gastos absurdos. Venimos en
busca de aventura.
Tengan cuidado, dijo entonces, en esos pantanos hay una bestia. Un diente dorado
fulguró devolviendo el ataque a un sol picante. Yo, recordando la historia del tío Luís,
sentí un breve apretón de tripas mientras replicaba su sonrisa, menor en brillo y en
blancura.
***
Mi padre salió estregando sus manos entre sí. Dijo que todo estaría bien, que había
dejado las indicaciones a la madre. Yo no la vi. Como tampoco había notado en qué
momento mi padre había sacado su maletín, por el que volvió al interior de la casucha.
“Lo había olvidado”. Gracias dijo el hombre, dándole un apretón con las dos manos a la
de mi viejo. Tras el gesto de hermandad, que mi padre correspondió sin sonrisa, se
escuchó el grito de la madre. “!Maldito!”. Salió a nuestro encuentro armada de un odio
desconocido para mí. Buscaba piedras en el suelo, tirada, llorando salvajemente cuando
el marido, Goyo, la detuvo y le preguntó qué pasaba. La escuché decir barbaridades
contra mi padre. El negro hizo una seña indicando que nos fuéramos.
No comprendí por qué mi padre no dijo una sola palabra de lo ocurrido. Partimos y a los
diez minutos ya estábamos en el rojo. El rojo Marte de la tierra. La carretera bordeada
por aquel desierto de color intenso era una línea recta que algún día fue grisácea. Media
hora más tarde vimos algo extraño. Un bulto gigantesco se tendía en la carretera. No
podía distinguir, con el sol frente a nosotros, de qué se trataba. Noté que mi padre iba
distraído, pero ya era tarde. Pensé, claro, en la bestia que Goyo había anunciado. Pero
no vi ningún pantano alrededor. No tuve miedo. Cuando dije “¡cuidado!” ya era
demasiado tarde. De hecho, no había alternativa. El cuerpo extraño cruzaba casi toda la
carretera. Mi padre, abstraído, sin haber hablado media palabra desde la partida de casa
de Goyo hasta el momento, sacudió sorprendido la cabeza y apretó confundido el
acelerador. Pensé que si se erguía, fuese lo que fuese el animal, podríamos volcarnos;
matarnos incluso.
***
Llegamos al muelle de la Alcoa a las seis y cuarto. El horizonte estaba quebrado por
algunos islotes lejanos. A la derecha divisamos unos farallones, algunas ropas colgaban
Minutos después un tiburón asomaba violento su aleta dorsal. Las tripas del reptil ya no
flotaban más. Las manos de mi padre, ahora ensangrentadas, habían decidido hacer lo
que sabían.
Nos recostamos un rato en el interior del vehículo para descansar del viaje. La
temperatura empezaba a descender. En la madrugada recibí una especie de caricia que
me despertaba para tirar el anganeo. Hay que atrapar la carnada. Algunas sardinas nos
bendijeron con su sacrificio. Mi padre miraba el horizonte tensando el hilo, pensando el
hilo. Yo observaba las llamas lejanas, diminutas, de las fogatas de las decenas de
familias marginadas a un estilo de vida prehistórico, en las cuevas de los farallones. Lo
miré al viejo y confirmé con su figura que se veía cansado de vivir.
***
Todavía no salía el sol cuando noté que alguien se acercaba por la enramada. Escuché
las pisadas y vi las luciérnagas naranja de los cigarrillos de dos. Alerté a mi padre. Si,
tenemos compañía. Luego hizo una pausa silenciosa y me dijo: El tipo abusa de su hija.
De entrada no entendí nada. Luego, rebusqué en mi memoria y di con Goyo y pensé en
la bestia de dos patas y pensé también en la tropa de subnormales del camino. Pensé
tantas cosas que al volver la vista a aquellos tipos, ya habían avanzado varios metros.
ي
José Carlos Nazario. Santo Domingo, 1985. Es licenciado en Derecho, ha cursado estudios
de Literatura, Política y Comunicación. Redacta la columna Dimensión Ética del diario Clave
Digital, donde difunde ideas reflejando su compromiso crítico con una nueva visión de
ciudadanía. Obtuvo el 1er Lugar en el Concurso de Ensayo histórico sobre la Constitución
dominicana, organizado por PUCMM, año 2003. Su texto Seis balas en el tambor obtuvo
mención en el Concurso de Cuento Prof. Juan Bosch de los premios FUNGLODE 2009. Ha
publicado de manera alternativa la colección de micro-relatos Morada de Locos. Sus cuentos
aparecen en diversas revistas nacionales e internacionales.
LA INICIACIÓN
Garth Mallow estaba asustado. Hacía alrededor de media hora que había perdido
de vista a su amigo, y ahora se encontraba solo en aquél obsceno bosque. La pequeña
linterna que había traído consigo no bastaba para amedrentar a las sombras. Agitado, y
El grito de terror llegó a oíos del otro joven, Jasper Kiraly, que ya se encontraba
cerca, pues había comenzado a correr en dirección al disparo que había escuchado. Pero
sería difícil encontrar a su amigo en esa tenebrosa arboleda.
Mientras caminaba lentamente, alumbrando el suelo, oyó un gruñido a su
derecha, y luego unos pasos que se alejaban. Allí encontró a su amigo, tendido en el
suelo, pero ya era demasiado tarde… El lobo le había descuartizado.
Un aullido cercano rompió el silencio.
Jasper ajustó la cinta que unía la linterna a al cañón de la escopeta. Con
lágrimas en los ojos, y una sed de venganza incontenible, comenzó a seguir el rastro del
animal que bufaba y aullaba desafiante.
La persecución le condujo hacia lo más profundo del bosque. Pero para su
sorpresa, desembocó en un claro circular. Un terreno en donde no había árboles y donde
la vegetación se teñía de plateado bajo la luz del astro nocturno. Entonces, los altos
pastos comenzaron a agitarse, y unos horrendos gruñidos se acercaron cada vez más y
más. Jasper apuntó la escopeta hacia las densas malezas, y en el momento en que el
enorme lobo emergió extendiendo sus garras, Jasper disparó.
Un aullido lastimero y un alarido de dolor se fusionaron en aquél momento…
Ya era mediodía. Sherman Argüy y los otros cazadores, con gran pesar en sus
corazones, habían perdido las esperanzas de volver a ver a los jóvenes, pues ya había
pasado demasiado tiempo. Sin embargo, en el momento en que se disponían a partir de
regreso, vieron a Jasper salir del bosque. Se encontraba gravemente herido y
prácticamente cubierto de sangre. Con gran dificultad, les contó que Garth había muerto
y que él se había enfrentado al lobo sin lograr matarle. Apenados por estos sucesos, los
hombres cargaron al joven y emprendieron la marcha a casa.
La tristeza invadió aquella tarde el pueblo de Kalahut, pues los hombres habían
regresado con las malas noticias. Los doctores del pueblo se sorprendieron de que
Jasper no hubiera muerto. Sus heridas eran muy graves y había perdido mucha sangre.
Pero el joven se recuperaba satisfactoriamente, y gracias a los anestésicos no se quejaba
demasiado del dolor.
Tres días pasaron desde los trágicos sucesos. La naturaleza recobró su
normalidad, y ya no quedaban rastros de la espesa niebla. Al caer la noche, los
FIN
ي
Nilo Gastón Fernandez Montini. Edad, 23 años. De la ciudad de Tucumán, Argentina.
Estudiante del último curso de la carrera de Abogacía en la Univerisad del Norte de Santo
Tomás de Aquino (UNSTA). Relatos publicados: en la edicion 39 de la Revista Remolinos, de
Lima, Perú; en el libro Nuevos Escritores 2009, de Nueva Editorial Creativa; en el sitio digital
Letras del Tucumán.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 100
Jaime Luis Albores Téllez
jaimealbores09@yahoo.com.mx
La mujer iba caminando con pasos lentos y pesados, como si sus zapatillas fueran de
plomo y tuviera que arrastrarlas. En su rostro había un gesto: que fingía una sonrisa,
que dibujaba cierta aceptación de su vida o más bien un gesto de no me queda de otra
en esta vida. De su vida de casada, de su trabajo ruidoso en el periódico por las prensas,
los linotipos y los teléfonos sonando uno tras otro. Su andar notaba cansancio causado
por la rutina. Se detuvo. Leyó como siempre el letrero luminoso “Mis piernas son las
tuyas, andemos juntos” que sobresalía de los edificios color ladrillo y que también
miraba desde la ventana de su recámara. También recordaba, como siempre, que una
vez vio entrar a su marido a ese lugar del letrero luminoso, donde las mujeres bailan
sobre una mesa enseñando las piernas, para después verlo salir con una de ellas. La
mujer se encogió de hombros mientras veía el letrero luminoso y siguió su camino con
desgano…
--Ya no aguanto más. El letrero luminoso y el ruido de la música. Nos vamos a volver
locos. Mírame, mujer, no puedo ni moverme del sillón, tantas noches sin dormir me está
matando –le repetía todas las noches su marido.
--Para decirme eso no necesitas gritar –le contestaba. Los colores de los focos
cambiaban de color las paredes de la sala que permanecía en penumbra.
--Y ni siquiera me oyes lo que te digo --decía furioso.
--Sí te escucho, pero bien sabes que no tengo tiempo para dedicarme a buscar otro
lugar. Otro sitio que tú te encargarás de arruinar con tus gritos, con tu desesperanza por
no encontrar trabajo, con tu…
--Si yo viniera sólo a dormir como tú, tampoco me importaría, pero soy el que sufre
este encierro y el no poder dormir bien.
¿Y qué otra cosa podría hacer él sino estar acostado en el sillón? Esperando que ella
le sirva a su comodidad, a su inutilidad para hacer algo. Sentía horror de llegar a aquella
casa, de ver a su marido gordo, demacrado, sucio, barbudo y oliendo a cigarro. A veces
se le quedaba viendo hasta con ternura, en silencio, como se mira el lugar vacío de un
ser querido, amado, que murió muchos años atrás.
--Ten paciencia, dentro de unos meses tendré un tiempo libre y buscaré otro lugar
donde vivir.
--Y mientras, volviéndome loco, a oscuras, sin moverme y el cansancio de no dormir.
Te pido por lo que más quieras busca otro departamento, ten un poquito de iniciativa
después de trabajar.
--No te das cuenta de mi cansancio, que descanso poco y…
--¡Busca otro lugar, pronto!
Y aquel hombre era el pulcro, soñador, el mago, que más decir: el que todo podía;
para el que no había imposibles; el que todo lo arreglaba mágicamente; con su
vestuario: trajes perfumados y zapatos lustrosos; él, que iba a esperarla todas las noches
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 101
a la salida del periódico; él, que la miraba a los ojos y se detenía en cualquier esquina
para comprar una flor, un dulce o para invitarla a un café, a un cine… El tiempo pasó y
la boda llegó y seis meses después él se estaba acostando con una de las “Mis piernas
son las tuyas, andemos juntos”. Y en una de esas tantas noches lo atropellaron; ella
nunca supo quién fue, ni él tampoco, pues estaba muy borracho. Una voz temblorosa le
habló para decirle que él estaba en el hospital, y sospechó que fue la bailarina de “Mis
piernas son tus piernas…” Cuando llegó a verlo, un médico le informó que él tenía
problemas en la cadera y no volvería a caminar… Una enfermera gorda, en silencio, le
entregó en sus manos las pertenencias de él. Y un mes después sentía horror llegar a
aquella casa y escuchar los gritos en forma de reproche y odio.
La mujer suspiró tristemente y se detuvo frente a un anuncio que tenía un lago
dibujado. Leyó detenidamente el anuncio y se dio cuenta que aquel lugar no estaba
lejos. Abordó un autobús y al cabo de unos treinta minutos vio el lago y sonrió,
mientras el camión rodeaba el lago iluminado por enormes focos que colgaban de postes
y árboles, sintió nostalgia por el lago, deseó ser lago… El autobús frenó bruscamente y
el chofer gritó hasta aquí llegamos…Vivir rodeada de árboles, aves y gente que pasa de
paseo, entre risas y silencios, siempre en el mismo lugar, sin prisas, descansando, sin
moverse más, viendo los crepúsculos; y el chofer esperando que descendiera,
hablándole, esperando impacientemente… Y ella en el lago sin importarle nada, sin oír
al chofer cansado…, descansando del ruido de su trabajo, de los gritos de su marido, de
la prisa, tendría silencio y paz para soñar, para volver a creer en Dios, para escuchar
palabras… --Hasta aquí llegamos, voy a hablarle a un policía--… sentir un leve
movimiento constante por el aire, el viaje lento de las lanchas con sus enamorados
dentro, en las noches tener a la luna mirándome, quedarme desnuda para siempre, tener
a la lluvia y hacerla mía. ¡Ser un lago sin tiempo! –Hasta aquí llegamos, policía, policía
–decía a voz en cuello el chofer. Al escuchar los gritos la mujer se estremeció y hasta le
faltó el aire. Miró al chofer por primera vez, se levantó del asiento y bajó del camión
corriendo hacia el lago con la idea fija de sumergirse en él, de convertirse en el lago.
ي
Jaime Luis Albores Téllez, Lugar de nacimiento Tlaxcala, Tlaxcala,
México. He publicado cuento, crónicas citadinas, crítica de música en
el suplemento sábado, del periódico Unomásuno. También he
publicado cuento en la revista Literaria “LETRALIA”, de Venezuela y en
la revista española “El recreo”. Pertenezco a la asociación de
escritores en español (REMES).
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 102
Antonio J. Olivera
Windancer@caiway.nl
EL OSCULOTRÓN
Sin embargo, aquella mañana notó que algo no era del todo normal. Antes de
poner sus dos pies en el umbral del cibercafé, se detuvo en la entrada contemplando la
acristalada puerta del mismo, fijando su vista en el cartelito con fondo verde-que-te-
quiero-verde que informaba sobre los servicios que se ofrecían en el interior del
cibercafé: internet, ordenadores personales, sala de juegos, bar de tapas, máquina de
refrescos, billar, sala de tertulias y osculotrón.
Fue este último vocablo el que tuvo el poderío de restar varios minutos a su
rutinaria agenda.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 103
- Los labios de la máquina llevan lengua incorporada, y dientes, para darle un
efecto más real. Entre nosotros: la silicona lleva carne congelada por dentro para
aumentar su frescura. Vamos, una especie de pepito de ternera a lo cibernético;
pero que altera la pasión del receptor cosa mala. Apretando otro botón se puede
escoger al gañán o fulana de turno, desde George Clooney a Madonna, pasando
por un sinfín de asíduos del retrete, si me permite la expresión. Foto, mente
liberada, besuqueo y a olvidarse del mundo por unos instantes. ¿Cojonudo, eh?
- ¡Absolutamente estupendo, camarero! Absolutamente estupendo lo que me
acaba de descubrir. En fin, yo voy a lo mío: a revisar la prensa y ojear
colocaciones, que no hay forma, oiga, no hay forma.
- Puede sentarse en el ordenador numero 5, que está libre. Le serviré la manzanilla
allí mismo dentro de media hora, ¿le parece?
- Correcto. Gracias.
Ese primer día de retorno al mundo de lo tácito fue, no obstante, atónito testigo
de un hecho estremecedor. Primero los cristales de la puerta principal del cibercafé,
hechos añicos; más tarde el estruendo de algunas mesas al saltar por los aires y
finalmente la detonación de varios cartuchos que impactaron contra el techo del lugar le
hicieron comprender que se encontraba en medio de un bingo inesperado y peligroso:.
Uno de los habituales clientes del emplazamiento y usuario más que enganchado al
artefacto besucón, se acababa de rebelar contra los allí congregados, amenazando con
liquidar con su arma de fuego a todo aquel que osara acercarse a “La Veterana”, como
entre el mundillo ocioso ya denominaban a la primera de las máquinas que llegaron al
garito. No había duda: se había enamorado del primer osculotrón.
Ante la tensión desencadenada, tanto los camareros como los clientes –incluído
el vespertino-, permanecieron echados en el suelo sin decir ni mu, expectantes y
acojonados ante los planes que el majara pudiera tener. Cumplidos unos minutos de
jadeo sudoroso, el cliente vespertino, parapetado debajo del fregadero, osó dar aviso por
el móvil a la policia, advirtiéndoles que un alienado armado se había hecho fuerte
delante de los osculotrones y esgrimía un escopetón de cuidado.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 104
por ambos bandos hasta que el jefe del pelotón, exaltado ya en demasía, desenfundó su
pistolón “Star 28 PK” y abatió de un tiro al amenazante Romeo.
A la mañana siguiente, con ganas de saber en que había terminado toda la bulla
de la jornada anterior, el cliente vespertino acercóse una vez más hasta el cibercafé,
donde halló a su camarero favorito sentado en el umbral, delante de una puerta cerrada a
cal y canto, precintada por la policía.
- Amigo, las máquinas trajeron la desgracia a este café. Ayer fue un infierno,
¿sabe usted? Un drama con numerosos heridos y mutilados por ambas partes. Nunca
había experimentado nada igual. La madre del poseído por el osculotrón se presentó
aquí y tuvo un ataque de ansiedad al ver a su hijo tirado en el suelo, seco.¿Sabe qué es
lo que más me llamó la atención?
- ¿Qué?
- Pues verla arrodillarse ante el cuerpo inerte de su hijo trastornado y justo en el
momento en que iba a darle un beso de despedida en la frente, se arrepintió,
cambiándolo por una suave caricia en el moflete.
ي
Antonio J. Olivera (España, 1962). Publicó su primer libro de relatos
en New York en 1996, titulado genéricamente "Desert visions"
(Vantage Press). Dos años más tarde vio la luz en Barcelona la novela
"El año que murio Bon Scott" (Ninfa Publicaciones). Ambas, junto con
obras posteriores como "Horrores tridimensionales" (2004) y “El perro
más rabioso del mundo" (2007), pueden descargarse en
www.Bubok.com. Colabora con ciertas publicaciones, entre las que
destaca "Earthbridge" (Florida, USA), una revista dirigida por y para los
nativos americanos. Ha participado anteriormente en la revista
"Remolinos" con los relatos titulados "Cinco años" (número 18), "El puñal" (número 25), "El
vagón" (número 29), "Todo recto" (número 30). “Floid“ (número 31) y “Trabajo de
carpintería”(número 36). En abril de 2009 dio una conferencia en la Universidad de Salamanca
(España), bajo el título “Nativos americanos y literatura”.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 105
Magda Lago Russo
rosauro@adinet.com.uy
Llega a la casa, guiado por el aviso, que al descender del tren se hamacaba en un tronco
y ofrece cobijo.
Se queda un rato en la puerta, mirando a su alrededor como cae la tarde de junio y un
viento gélido juega con las pocas hojas, única señal de movimiento.
La casa está al final de la calle que continúa con un camino de tierra y se pierde en un
bosque de pinos.
Es antigua y ostenta la vejez que el tiempo estampa en sus paredes agrietadas y en una
puerta de hierro a medio pintar.
Eleva los hombros, respira hondo, entra al zaguán, moviendo la puerta con esfuerzo,
cohibido no se anima a seguir adelante.
Golpea las manos.
Del fondo del patio aparece una mujer de edad indefinida, cabello casi rubio, ropas
ajadas. Con una mueca que quiere ser sonrisa pregunta:
-¿Qué desea?
-Vengo por el aviso ¿tiene alguna pieza vacía?
-Sí, pase.
Arrastrando su pesada figura, le indica una de ellas, que se abre al patio descubierto.
Un olor húmedo le golpea el rostro, la mujer enciende la lámpara, que ilumina un
conjunto de cama, mesa y sillas avejentadas, hasta en la manta tejida de la cama se
confunden los colores, por el paso de los años.
Al quedarse solo se sienta en la silla equilibrando su cuerpo al vaivén de ella.
Trae el cansancio de los días que fue de pueblo en pueblo, para encontrar el lugar,
donde en el amplio cielo brillen todas las estrellas con sus constelaciones, para
encontrar aquella en donde mora su madre.
Recuerda cuando su madre al morir le dijo: “búscame en la estrella más brillante”
Desde entonces la soledad de su orfandad lo lanza en busca de ella, como un nómada,
busca su destino y un lugar donde situar su cansancio.
El cielo acotado del patio no lo conforma y después de varios días de vigilia, se va de
nuevo a vagar.
En su andar sin rumbo el campo lo recibe con toda su inmensidad.
Se tumba sobre el pasto helado, la noche le ofrece la serenidad del cielo despejado.
Sus ojos ya febriles buscan entre la multitud de estrellas que guiñan sus luces, de una a
otra indaga para hallar la tan ansiada, hasta que ve una, más grande y rutilante que se
destaca entre las otras.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 106
Se queda largo rato mirándola, hasta que una sonrisa distiende sus labios, la angustia y
la soledad se van disipando, mientras lo invade una gran paz, sus ojos se van cerrando
despacio, ha encontrado lo que tanto ansiaba.
ي
Magda Lago Russo. 1934 – Montevideo – Uruguay. Escritora uruguaya, Químico
Farmacéutica. Co – fundadora del Taller de Creatividad Literaria” La Aventura de Escribir” de la
Asociación Cristiana Femenina “Costa de Oro.” (YWCA COSTA DE ORO). Redactora
responsable del Boletín de la institución. Incursionó en Talleres Literarios y Clubes del Libro.
Cursos: “La palabra y la comunicación”.”Taller de reflexión intergeneracional” Producción
literaria narrativa. Novela Grupal, Novelas individuales. Cuentos Breves. Revistas Literarias
Recibe dos Menciones de Honor 1997 y 2006 respectivamente, otorgadas por la revista
“Xicóalt” (Estrella Errante) de la organización Yage (Asociación pro Arte, Ciencia y Cultura
Latinoamericana) en Salzburgo. Por trabajos sobre temas ecológicos.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 107
Cristián Berríos
berriosaluniverso@hotmail.com
Al cabo de unos minutos de lucha interna, el Profesor Osorio no pudo contenerse más y
acabó preguntándole:
- ¿Desea que le dé una paliza? – Exclamó enfurecido Rubén -. Se nota que usted fue
hijo único. Cualquiera que haya tenido un hermano pensó en abrirle la cabeza con un
ladrillo en algún momento, pero no significa que lo detestase.
- No pretenda consolarme – Se quejó Rubén Sanfuentes -, para eso le pago una fortuna a
mi siquiatra, una extraordinaria amante. A los 19 años Víctor había recibido varias
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 108
nominaciones al Premio Nobel y se negó a aceptarlo en cada una de ellas a través de
correo certificado porque nunca quiso vestirse de etiqueta.
- ¿Y que ocurrió?
- ¿Bromea? – Río angustiado Rubén Sanfuentes -. La destruí apenas grabé la cinta esa
noche... Sentí una profunda ira. Todo lo que mi hermano inventaba era perfecto como si
una presencia suprema dirigiera sus pasos susurrándole al oído. Las creaciones de
Víctor se convertían en una amenaza para la humanidad.
- ¡Imposible! – Gritó el Profesor Osorio ocasionando que una mujer de edad avanzada
volteara y le observara con desagrado -. Estoy al tanto de los últimos avances y esa
tecnología no existe. Cerebro muerto, cerebro inservible.
- Había descubierto además una fórmula que revitalizaba células, neuronas, el tejido y
eliminaba a los parásitos. Olvídese de la coagulación sanguínea y la petrificación
muscular.
- Asombroso – Suspiró Osorio -. Si fuera cierto, asunto que dudo, sería una cruel ironía
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 109
que el Profesor Sanfuentes haya creado una maquina de resucitación y muriera antes de
probarla.
Luego de que observara en su entorno por un instante, Rubén Sanfuentes dijo en voz
baja al Profesor Osorio:
- Ese ataúd que bajan a las entrañas de la tierra está tan vacío como el cerebro de un
político.
- Le prometo que si revela este secreto lo perseguiré hasta matarlo – Advirtió Rubén -:
Antes de que Víctor expirara de un ataque cardiaco alcanzó a arrastrase hasta el interior
de la maquina, la segunda vez falleció tras romperse el cuello pero alcancé a asistirlo y
la tercera, que usted conoce, fue cuando aquel camión de una empresa tabaquera lo
arrolló...
Fin.
ي
Cristián Berríos nació en Santiago de Chile (1975). Ha
publicado cinco tomos de cuentos y novelas breves en formato
digital: Chocolate post mortem, Cuentos de Sueñobscuro, La
Cofradía, Breve sinfonía de un crimen sin remordimientos y
Santo Grial de un underground, además de cuentos y poemas
en medios impresos y electrónicos de Chile, México y
Venezuela. Su proyecto literario fue destacado por el programa
chileno de tecnología HI-Tech (Canal Más 22) el 2006. Edita y
dirige la publicación Puente de Saturno.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 110
Carlos Enrique Saldivar
revista_argonautas@hotmail.com
“Podemos elevarnos en el aire con sólo mover los brazos. Si a cada brazo ajustamos unas alas
ligeras de plástico, atiesadas con varillas flexibles, y si esas alas se pliegan y se extienden al
ritmo justo, la gente podrá volar como los pájaros.”
Qué triste es rememorar los grandes errores de nuestra humanidad que más tiende a
ser inhumana que servicial. Estos errores son tantos que son capaces de cubrir al mundo
mucho más rápido que el desborde de todos los océanos juntos. Por ejemplo, recuerdo a
un niño que tenía la edad de mi pequeño Johny, un pequeño de nada más 9 años, que
decidió volar junto a una bandada de mirlos y fue derribado en una ciudad al norte muy
lejos de su hogar sólo por ser humano y batir los brazos. Puedo imaginar la escena en
mi mente: aquel cuerpecillo que estaba en vías de crecimiento y lleno de vitalidad
cayendo al vacío como una pluma destilando un llanto profundo en la noche de los
cielos. Podría citar muchos casos pero ya no lo haré. Mi melancolía surge de mi corazón
como una catarata a punto de inundar mi resistencia. Entender que esta vida tan llena
de limitaciones e injusticias añada a sus tragedias el fantasma de la muerte creo que
debilitaría a cualquiera. El hombre es un ser puro cuando está el aire, pero la envidia es
terrible en la tierra. No todos vuelan, es cierto, muchos nacen con alas cortas; no me
refiero a las extremidades como las que tienen las aves, me refiero a un organismo
calibrado. Gracias a Dios me digo - y no dejaré nunca de pensar - soy uno de los que
tiene la capacidad de surcar el firmamento. He volado junto a gorriones, colibríes,
águilas, cóndores, junto a gaviotas... Es una lástima que ya no pueda volar junto a otras
especies de aves. No hace mucho las líneas fronterizas han sido cercadas.
Antes, hace mucho tiempo, nos prohibieron traspasar lo continentes, luego fueron los
países, ahora son las regiones. Perdemos la vida como moscas dentro de nuestro propio
suelo, éste es nuestro espacio, nuestra tierra del sur, pero si intentamos surcar los cielos,
unos kilómetros al norte, sur o este nuestro final será inminente. Lo digo por aquellos a
los que conocía y a aquellos que no conozco pero piensan igual a mí, a quienes respeto
y admiro por tener un alma libre y limpia y no tienen miedo de aquel cruel espíritu que
ronda siempre en el aire y cuyo nombre lacera sin cesar nuestros redondos corazones de
sangre caliente. Aquel ente llamado muerte.
Mi nombre es Avin, un nombre simple, lo sé, hace tiempo que me he desligado de
toda civilización y ahora me dedico a hacer vuelos cortos. No trabajo de manera típica,
vivo de la naturaleza y enseño a volar al pequeño Johny. Tengo miedo que algún día me
desobedezca y se aventure mas allá del horizonte. Los hombres podemos hacer de todo,
podemos cimentar grandes edificios en forma de nidos, podemos utilizar tecnología,
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 111
crear armas y ayuda robótica, podemos facilitar la “calidad de vida” - para los que
cumplen las reglas -, podemos odiar, amar, estudiar, aprender, enseñar, trabajar,
producir, construir, destruir... tantas cosas, pero para mí, la más fascinante, la cualidad
que va por encima de toda razón básica es el poder volar. Los hombres podemos volar.
No todos, uno de cada 100 nacen con disfunción orgánica y no pueden alzar vuelo en
toda su vida. Ellos pesan el triple que los hombres normales. Yo peso 25 kilos y cada
vez que extiendo mis brazos el aire corre cariñoso sobre mi rostro haciéndome sentir
dichoso. Podría estar en el aire toda mi vida... subir muy arriba, luego bajar a gran
velocidad, pero sobre todo me encanta acompañar a las aves, me siento una de ellas y no
he sido el primero que ha experimentado esta sensación tan sublime. A Cálida también
le gustaba. Ella amaba volar.
Mi padre me enseñó y a él su padre, aunque por instinto uno sabe como debe
emprender el vuelo por primera vez. Éramos una familia de grandes voladores hasta que
papá cruzó la frontera, luego la vida se hizo difícil porque cuando lo derribaron cayó en
el mar. No pudimos hallarlo ni enterrarlo como nuestra piadosa religión exigía. Mi
madre nunca pudo alzar vuelo de nuevo y murió de pena. Mis hermanos se fueron,
batiendo alas a un lugar fijo y lejano, uno a uno hace años cuando las leyes no estaban
bien definidas y uno podía escabullirse. Yo huí cuando mi madre murió, me escabullí y
conocí a Cálida en el aire. Fue en el aire, acompañando a una bandada de alondras que
emigraban al norte buscando otro tipo de clima. Cogí de la mano a Cálida para volar
juntos y ya nunca más la solté. Besé esos labios en el cielo, juntos siempre,
descendiendo, girando y luego gritando con nuestras voces agudas. Nos amábamos, dos
aves en libertad. Y vivíamos con nuestros amigos, las aves de verdad, en una región
central, cercana a un bello y enorme bosque.
Tuvimos un hijo y continuamos volando pero la zona se volvía fría y Cálida deseaba
buscar otros lugares. Recuerdo que a veces, en nuestra casa en el árbol, oíamos las
noticias, 10 hombres fueron asesinados cuando cruzaban la frontera volando; eran
miembros de la misma familia. El nuevo gobierno prohibía volar a cierta hora y en
ciertas áreas. Al menos la nuestra aún estaba libre de control pero al siguiente año
llegaría la violencia y tuvimos que buscar otro sitio. Lo hicimos a pie, por si acaso.
Desde aquel entonces ya era peligroso batir los brazos. Recuerdo que nuestro pequeño
Johny de dos años cayó en una pendiente cuando intentaba volar y cuando pensé que
todo se había perdido apareció riendo, surcando los cielos, un excelente volador, mi
padre también me lo había dicho a mí. A menudo veíamos las bandadas de aves que se
desplazaban a ciertas regiones en la línea ecuatorial, volábamos con ellas hasta la
frontera del norte, ahí nos establecimos pero no podíamos cruzar la línea límite.
Siempre había armas apuntando desde la tierra. Podían detectar con acierto el calor de
un hombre y disparaban rayos ultraveloces que mataban a la primera. Tristeza. Sangre.
Dolor. Y sobre todo impotencia.
La vida se hizo dura cuando descubrimos que no podríamos salir volando de nuestra
región y que en todo el mundo cientos morían a diario tratando de pasar de un país a
otro para ver a los familiares que habían quedado allí, atrapados por las malvadas leyes
que habían variado nuestra inocente y pequeña existencia. Cálida me lo contó, no
siempre fue así, antes éramos libres como las aves, nos parecíamos mucho a ellas,
decían que habíamos descendido de éstas, luego la iglesia combatió aquella teoría tan
absurda... pero la guerra de mediados de siglo, hace una década lo arruinó todo, los
países ya no confiaban entre ellos. La migración se convirtió en un método fácil de
contrabando y de ataque e invasión. Mortales virus eran traídos de otros países.
Llegaban delincuentes, locos, asesinos, de todo, eso nos decían. Los estados no podían
arriesgarse, la ley se promulgó a nivel mundial: prohibidas las migraciones de hombres,
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 112
tan solo se podían cruzar los aires en armatostes inventados por los que no podían volar.
Debíamos ir en esos aparatos carísimos sentados, decepcionados, pero ni aún así nos
librábamos de morir. A veces tales naves llamadas aviones también eran derribadas o se
estrellaban solas...
Luego vinieron los conflictos internos y todo empeoró. Se prohibieron las
migraciones dentro de los países. Aquel que rompiera la ley, niño, anciano, mujer, u
hombre era derribado de inmediato, asesinado sin asco.
Volábamos como los pájaros, lo creíamos, lo soñábamos. Un día Johny enfermó y no
supimos que hacer. En el norte no había remedios para curarlo, teníamos dinero porque
trabajábamos atípicamente pero el remedio se hallaba en la ciudad central. No
llegaríamos a tiempo. A menos que fuéramos batiendo extremidades en el cielo. Pero
estaba prohibido volar. Cálida se decidió, no oyó mis ruegos y emprendió un vuelo de
esperanza. Ella era más veloz que yo, en verdad, era más ligera y el viento se la llevó
con facilidad. Me quedé cuidando de Johny, rezando por mi esposa, es cierto que no era
muy creyente en aquel entonces ni lo soy ahora pero creo en algo superior, algo que no
ha sido respetado ni valorado por los hombres como debe de ser. Creo en el cielo, en la
divinidad. ¿Acaso los ángeles no tienen alas? Johny tenía 4 añitos y empeoraba cada vez
más. No debía morir. No lo permitiría. No lo dejaría partir solo de este mundo, un niño
nunca debe ir solo a ningún lado. Eso creo yo...
Al caer la noche apareció Cálida. Descendió velozmente y puso en mis manos el
remedio...
“Según los síntomas debió haber sido mordido por algún insecto venenoso. Este es el
antídoto. Gasté todos nuestros ahorros, lo siento...”, me dijo con debilidad.
“¿No te ocurrió nada malo mientras venías?”, le pregunté.
“No, fui más veloz que ellos”, me respondió con una sonrisa e inmediatamente se
desplomó... La cogí en mis brazos e indagué por lo que había ocurrido. Vi la sangre a su
costado y un hoyo muy profundo. Me dijo que al regresar de la ciudad y cruzar el límite
con nuestra región un rayo del color del sol surgió de la nada iluminándolo todo...
“Te pido perdón, Avin, por dejarte así, cuida de él”, me susurró.
Sin decir más murió. En su rostro, en el último instante me pareció ver que se
despegaban todas las estrellas del firmamento, una constelación de ternura infinita...
La enterré en el centro del bosque más bello de la región. Decidí abandonar esa zona
a pie a los dos días cuando se recuperó mi pequeño hijo y desde entonces hemos vivido
aquí en el este, en una zona extraña y exuberante, alejados del salvajismo e
incomprensión. Hay tantos pájaros hermosos, muchas razas de ensueño, diría que
algunas aún hoy en día no han sido clasificadas. Vuelo con ellas y Johny también,
ascendemos muy alto, volamos junto a los pájaros pero no nos alejamos demasiado del
paraíso. A veces imitamos los graznidos de las aves y nos reímos. Mi hijo ya ha
cumplido 10 años, quiere que le hable de su mamá, le digo que fue una mujer
maravillosa, lo cual es cierto. A veces en la noche lloro... cuando escucho en nuestra
radio noticias sobre la muerte de 6 hermanitos que querían salir a conocer el mar, o
cuando un visitante me trae el diario que anuncia en la última página, sólo de pasada, la
muerte de 16 hombres y mujeres voladores, todos miembros de una comunidad. Y
pienso, medito mucho, pienso... en la vida y la muerte. Quisiera emprender mi último
vuelo pero no puedo...
Es trágico y me apena. Una vez mi padre mencionó una época en que los hombres no
podían volar pero yo no lo creí, dijo que el mayor anhelo en la vida de un ser humano es
imitar a las aves, el hombre ha hecho todo lo posible por ser como los pájaros, los que
no podían volar construyeron alas metálicas y lo hicieron posible de alguna manera.
Hace muchos años alguien descubrió una manera sencilla y la transmitió de generación
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 113
a generación. Una fórmula que logró el sueño... cambiando la estructura atómica y
corporal humana. Si soy o no resultado de un milagro estoy contento pero no creo que el
volar haya sido en tiempos remotos un deseo ferviente del alma humana, no más que
vencer a la muerte, no más que encontrar el amor, porque hoy todos volamos; volamos
y morimos si lo hacemos. Volar es sufrir, volar es sinónimo de dolor y fallecimiento.
No creo aquellas historias de ideales, sólo creo en alguien que una vez voló para salvar
una vida preciosa perdiendo la suya en el acto. Creo en gente que voló para sonreír y ser
feliz y luego con injusticia solo vieron la negrura.
No es correcto. Algún día no muy lejano... quizá mañana, me una a aquel grupo que
vino volando lleno heridas a guarecerse en mi casa. Ellos querían ser libres para
remontar el cielo. Quizá podamos formar juntos el sueño del vuelo sin sangre, de la
ascensión sin ataduras. Y soñaré, mientras vuelo en mi realidad, durante toda la noche
hasta que amanece cuando los patos ascienden y luego aparece una bandada de palomas
migratorias y me uno a ellas para poder saborear el viento golpeando mi cuerpo
semidesnudo...
Johny duerme, al despertar querrá volar. Que lo haga con nuestros pájaros mascotas.
Yo volveré pronto, no será mi último vuelo pero sí el último en plena felicidad. Tal vez
me hieran pronto, pero no, nadie me detendrá, porque soy veloz y he aprendido a
planear. Me rodean las aves que sonríen graznando, cuyos picos y ojos reflejan la
bondad de sus almas. ¿Tienen almas las aves? Algunos hombres carecen de ella. El
alma vuela, es más fuerte que el torpe cuerpo. Me siento en una nube de plata que me
llena de un placer celestial y cierro los ojos... mientras el sol hace su aparición ahí
arriba, muy arriba en el firmamento...
Siento un fuerte impacto en la pierna...
Y sé que ya es hora de volver, es una lástima aunque no quiero detenerme... otro
impacto me roza la cintura, debo dar la media vuelta...
¿Algún día podremos hacer que las cosas cambien?
Mi sonrisa es duradera pero mi tristeza es eterna a la vez. Aquella luz que veo nacer
desde una montaña cercana me atormenta. Entonces descubro porque la vida de las aves
es tan corta y las de los hombres tan larga. No somos como ellas. Siento tanta envidia y
a la vez tanta pena en mi alma. Nunca podremos alcanzar la plenitud en este mundo. Es
cierto que a pesar de nuestra inteligencia milenaria estaremos por siempre bajo condena.
La nuestra.
Porque son tantos los errores.
Jamás podremos ser libres.
Jamás podremos volar como los pájaros.
ي
Carlos Enrique Saldivar (Lima, 1982) Estudiante de Literatura en la UNFV. Narrador y poeta.
Se dedica a la escritura de relatos de diverso género con predominio la fantasía, el horror y la
ciencia ficción. Director de la revista Argonautas de fantasía, misterio y ciencia ficción que nació
en noviembre de 2006 y el día de hoy ya va por su cuarta entrega. Ha publicado relatos en las
revistas Argonautas números 1, 2, 3 y 4. Miembro del grupo Coyllur de fantasía, terror y ciencia
ficción aquí en Perú desde este año 2007. Tiene tres novelas y dos libros de cuentos inéditos.
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Rolando Revagliatti
revadans@yahoo.com.ar
¡A ESCENA, ACTORES!
Helia Pérez Murillo, mi compañerita en las clases de interpretación, así como en las de
expresión corporal, enseñaba literatura inglesa en un colegio religioso. Religiosa ella,
rara avis, buen humor y mal aliento, no respondía a los cánones usuales de quien se
prepara para ejercer de actor. Se anexaba a los grupúsculos más laburadores sin
desestimar a los que apuntaban hacia un destino de reviente. No todos la querían (nunca
ocurre) y menos aún, la comprendían. Detalles simpáticos la adornaban: en substancioso
revoltijo portabas tijerita, carreteles de hilo blanco e hilo negro, dedal, aguja, alfileres de
gancho. Costurera ambulante, un botón me cosiste apenas nos conocimos. Por años
trazamos un mismo derrotero estudiantil. Realizamos, a propuesta mía, los seminarios
de maquillaje y de foniatría. Hicimos “de pueblo” (categoría “figurante”), bajo
contrato, en la tragedia campestre “Donde la muerte clava sus banderas” de Omar del
Carlo, en el Cervantes. Vos, como “mujer ribereña”; yo, detrás de una decena de ursos
también disfrazados de montoneros, en un cuadro secundábamos a Venancio Soria
(Alfredo Duarte) peleando a facón con su padre, el general Dalmiro Soria (Fernando
Labat), en el segundo acto. Se te veía en el escenario. A mí, en cambio, como dije,
cubriendo las espaldas del pelotón, con barba y gorro, el más bajo, sólo se me hubiera
distinguido con la perspicacia de la que mi padre y su primo Boche carecieron cuando
recibíamos los aplausos. De ese saludo en la función del estreno, conservo una foto: allí
estamos: vos, sobre la derecha, empollerada y con pañuelo en la cabeza; yo, en el otro
lateral, inclinado, con poncho y lanza, respetuosamente.
Nunca olvidaré aquella friega entusiasta que me propinaras con linimento Sloan, antes
de irnos a comer Traviatas al barcito de la galería de la Sala Planeta. Ese calambre fue
de lo más genuino, y por mí la pantorrilla hubiera podido quedarse agarrotada. Me
dulcificaste. De qué buen grado te habría ofrecido todo mi territorio
recontracontracturado. Te deseé con continuidad. Me enfebrecitabas al cerrarte el sacón
de vizcacha o cuando te instilabas el colirio. Virginidad agazapada, Helia, vos, transida
y amagante con tus treinta y cuatro años en ristra, mientras yo, con ocho menos, te
alcanzaba mis versos esotéricos, mis silvas a la metalurgia y a la agricultura, mi única
lectora, siempre una palabra amable, como una novia. También siempre tuviste
hermanos mayores, todos machitos, y siempre confundía yo la voz de tu mamá con la
tuya, por teléfono. Tu padre, siempre, además, fue un anciano delicado de salud. Vivías
en una mansión de ésas que emputecen a un pequeño burgués que como yo la otearía
desde afuera y de noche, a bordo de su Ami a dos tonos de colorado, bien de chapa, con
vos sin terminar de despedirse ni de nada, en una callejuela de Adrogué, mucho árbol y
parejo empedrado, mucho, muchísimo parque alrededor de la casona. Yo te dejaba,
Helia, precisamente en el portón que se abría a toda esa manzana lóbrega y rodeada por
ligustro.
Estuve casado durante los dos primeros años de tratarnos. La conociste a Viviana. Te
amedrentaba su independientismo enérgico, y su desconcertante labilidad. Por entonces,
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 115
con Antonieta y Alejandro concurríamos a los café-concert, previa presentación de
nuestros modestos carnés de la Asociación de Estudiantes de Teatro. Sucesos que
acontecían cuando te mandaste con Samuel Gomara esa atrevida improvisación en
clase, incorporando los diálogos de Ionesco en “Delirio a dúo”. No te notamos más que
ligeramente turbada cuando tu ducho partenaire te lamía a través de la malla
amarronada y te besuqueaba en la nuca y se entretenía en tus nalgas y hasta en el
perineo con los avispados dedos de su pie derecho, el mocoso. Nos quedamos
boquiabiertos, y encima el texto no molestaba, abstrusas líneas que habían logrado
justificar, ustedes, el adolescente aventurado y la ex-catequista. El recuerdo de tus
desmandadas acrobacias me impulsó a la paja, admito, las nítidas imágenes de aquel
recíproco adobe juguetón. Durante un tiempillo disfrutaste de popularidad, pero tus
remilgos, opiniones y falta de swing te remitieron a tu primitiva ubicación.
María Palacini me informó de tu presencia en una velada de gala en el Teatro Colón con
un joven británico, alto y rubio, con el que platicabas en su idioma. Al salir, con
levedad, él te había tomado del brazo, según la chismosa que los siguiera hasta una
parada de taxis.
No me gustaba ni medio que te trataras con un psiquiatra, que fueras a recibir consejos y
medicación de ese vetusto chanta catolicón, amigo de tu padre. Te costaba dormirte,
tenías sacudidas en la cama, súbita sudoración, lipotimia y taquicardia de origen
emocional. Circulabas también con la farmacia a cuestas, y el kiosco: pastillas de menta
y mandarina, Genioles por las dudas, Efortil, antiespasmódico, Curitas, terrones de
azúcar, saquitos de té. ¿Qué no he visto salir de tus carterones? ¡Ah, y el asma! El asma
que habías superado tratándote con ese doctor, lo que hacía que sintieras por él una
gratitud incondicional. Eras, en cierto modo, su cautiva. ¿Nunca de una pasión
descontrolada?... En tus jornadas de retiro espiritual te imaginaba incandescente, aunque
fuera por el divino Jesús, y después retornando a mí, aún sin el alivio procurado.
Retornando, digo, vos, la no siempre macilenta. Cada tanto algo ocurría y tu cabellera
lucía limpia y alborotada, vestías una ropa fantástica, calzabas zapatos acordes y todo
así.
Vivía solo cuando me insinué y me disuadiste: nada cambiaría entre nosotros. Yo, en
broma atropellaba: “Soy el hombre de tus...” Y apelabas a mi compostura. Me
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descubriste besando a un minón por el obelisco; y ciñendo de la cintura a una espigada
pendejita del Bellas Artes, en la esquina de Quintana y Libertad. Y de esos encontrones,
ni una palabra.
Astuto, te sugerí preparar para el fin del cuarto año lectivo una pieza corta de Tennessee
Williams: “Háblame como la lluvia y déjame escuchar...” Aceptaste de inmediato,
conmovida. “La mujer alarga el brazo, un brazo delgado que sale de la deshilachada
manga de su kimono de seda rosa y coge el vaso de agua, cuyo peso parece inclinarla
un poco hacia adelante. Desde la cama el Hombre la observa con ternura mientras ella
bebe agua.” Ensayaríamos en mi departamento una vez por semana. Con el texto nos
meteríamos cuando la etapa de improvisaciones estuviera avanzada. En los dos
primeros sábados estuvimos trabados. En el tercero ubiqué mi cabeza en tu regazo y me
amparaste. “En la ciudad le hacen a uno cosas terribles cuando está inconsciente. Me
duele todo el cuerpo, como si me hubieran tirado a puntapiés por una escalera. No
como si me hubiera caído, sino como si me hubieran dado puntapiés.” En el siguiente
sábado me acariciaste, no sin algún grado de entrega, breve, claro está. En el quinto, te
retrajiste: previsible. “Me metieron en un cubo de basura que había en un callejón, y
salí de allí con cortes y quemaduras en todo el cuerpo. La gente depravada abusa de
uno cuando se está inconsciente. Cuando desperté estaba desnudo en una bañera llena
de cubitos de hielo medio derretidos.” En el sexto sábado, como había mucho ruido en
el palier, nos mudamos al dormitorio. Incluimos el borde de la cama (matrimonial). En
el séptimo, y habiendo adoptado ya ese ambiente, apagué la luz y susurré, mi voz
entrecortada, la tuya opaca, neutra. “Recorreré mi cuerpo con las manos y percibiré lo
asombrosamente delgada e ingrávida que me he quedado. ¡Oh, Dios mío, qué delgada
estaré! Casi transparente. Apenas real, ya.” En el otro fin de semana nos reunimos,
además, el domingo. Vos arderías subrepticiamente, y yo, agitado sufría y cerraba la
puerta, te invitaba a trastornarte con el auténtico temporal que zarandeaba la persiana,
apagaba la luz y en completa oscuridad intercalaba frases de Williams, mientras con
impericia me libraba del gastado pantalón de corderoy (de bastones anchos) y de la
polera. Algo se me anunciaba desde la médula, al tantearte; sofrenado me encimé y
desgarré de indeseado semen, todo mi ser ridículo y perentorio, me ofrendé al slip de
nailon. Destemplado justifiqué el recule, atiné a desdecirme y vos te adaptabas, Helia
querida, módica, en lo tuyo. Me fui vistiendo con ocultado desdoro, encendí la luz,
alegué desconcentración y desánimo, tomamos mate con bizcochitos de anís en la
cocina.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 117
mano y desliza sus dedos por el cuello y el escote de su kimono a medida que se afirma
el sonido de la mandolina.” Creadas las condiciones de río revuelto, pescar, arrebatar
los numerosos peces, los peces de tu soterrada lujuria. Y así, otra vez a oscuras la
escena, impregnado, mórbido, con suavidad te bordeo, nictálope, busco tu boca con mis
dedos, rozo tu nariz, beso tus párpados con alevosía, me desenvaso de las incordiosas
prendas, doy contra tus dientes interceptando mi lengua, sin arredrarme aplasto tu mano
con mi sexo, te aplasto, tenaz y corroído, te encepo los pies, girás la cabeza como que te
dispararías, pero yo te sigo en el giro sin separarme, y resistís también con las piernas,
aunque tu mano no pugna por zafarse de mi aplastamiento. Es más: me siento aferrado;
advertirlo me nutre de renovadas ínfulas, no cejo, y tu boca y tus piernas algo se
distienden; yo confío, me arrellano, tu lengua soliviantada no atina a organizarse; ¿qué
es esto?: esto es mi nobilísimo tironeo de tu ropa, la cual desparramo, te quito las
medias, te dejo en aros y en crucecita. ¿Y quién piensa en el inmenso dramaturgo
norteamericano, si hiendo tus pezones y debajo te tenemos, transpirada y silenciosa?;
“...el viento limpísimo que sopla desde el confín del mundo, desde más lejos aun, desde
los fríos límites del espacio ultraterrestre, desde más allá de lo que haya más allá de
los confines del espacio”; y tus brazos a los lados, como desmembrada, y a no
distraerme, que esto en cualquier momento se quema, ya adviene lo superlativo, y se
quemó cuando subiste las rodillas. Costó un poquito pero percibí que me alentabas.
Respirabas mejor, acordáte, después de los espasmos.
Aún hoy, años después, ensayamos de vez en cuando la escena. Nunca presentamos en
el curso nuestra versión libérrima. Nunca toleraste que encendiera la luz ni que subiera
la persiana. Nunca me permitiste pasar a los papeles sin el ritual de “el suelo de aquel
departamento junto al río...cosas, ropas... esparcidas... Sostenes... pantalones...
camisas, corbatas, calcetines... y muchas cosas más...” Nunca te permitiste fuera de
contexto un ademán extra-compañeril. Nunca aludimos al diafragma que aportaras a
nuestros encuentros. Nunca me dejaste ni un mísero recado en la mensajería, en fin, ni
un mísero recado de tinte qué ganas que tengo, y siempre arreglaste con prontitud para
reunirte conmigo a ensayar cuando, como hasta ahora, te lo propongo.
Helia: siento urgencia por descristalizar esta trama. No te amo. Todo es perfecto. Quiero
más con vos. Ansío secuestrarte. Variados argumentos. El epitalamio, el epitalamio.
Pronto me mudo. Ensayemos otra obra. Proponé vos: Beckett, Jean Genet, Arrabal,
Harold Pinter, Sartre, Schiller, García Lorca, Osborne, Ibsen, Armando Discépolo,
Strinberg, Pirandello, Eurípides, Valle-Inclán, Racine, Benavente, Adellach, Camus,
Albee, Leroi Jones, Aristófanes...
ي
Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la
Argentina. Libros publicados (entre 1988 y 2009): Obras completas en verso hasta acá, De mi
mayor estigma (si mal no me equivoco):, Trompifai, Fundido encadenado, Picado contrapicado,
Tomavistas, Propaga, Ardua, Pictórica, Desecho e izquierdo, Sopita, Leo y escribo, Del
franelero popular, Ripio, Corona de calor (poesía); Las piezas de un teatro (dramaturgia);
Historietas del amor, Muestra en prosa (cuentos y relatos); El Revagliastés (antología poética
personal), Revagliatti – Antología Poética (con selección y prólogo de Eduardo Dalter). Casi
todos cuentan con ediciones electrónicas disponibles gratuitamente en bibliotecas digitales.
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Crítica Literaria
Quien no sabe poblar su soledad,
tampoco sabe estar sólo
entre una multitud atareada.
Charles Baudelaire
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Encuentros y desencuentros entre Neoclásico y
Romanticismo:
Exploración de la dicotomía Amor- Dios en las obras del Romanticismo
Macías de Larra y El Trovador de García Gutiérrez a través de sus
personajes primarios en comparativa meta-literaria con la Poesía
Neoclásica de Juan Meléndez Valdés “Batilo”
Como queda establecido en el encabezado del presente escrito, exploraré los textos
Macías de Larra y El Trovador de García Gutiérrez en comparativa con la poesía de
Meléndez Valdés para contrastar sus discursos de amor partiendo de un marco teórico
general de ambos periodos histórico-literarios y, así, señalar sus encuentros y
desencuentros o, en otras palabras, similitudes y discrepancias respecto a la temática
propuesta. A un lado de la balanza situamos los supuestos neoclásicos de Juan
Meléndez Valdés, que se inició en un estilo rococó y llegaría a representar la máxima
expresión del mismo con varias de sus siempre personalísimas anacreónticas. Batilo
reviste el rococó con una estructura sencilla, un ornamento complejo, un contenido
ambiguo, unas formas despreocupadas y galantes; canta a la alegría de vivir, a los
amores gozosos, los placenteros banquetes, los bailes y las danzas en ambiente pastoril,
que rememora la tradición antigua, con la lectura atenta de los autores clásicos -sobre
todo de Horacio- y de nuestra lírica renacentista -en especial Garcilaso, Herrera, Rioja y
Fray Luís de León-. No obstante, la creación poética de Meléndez maduró con rapidez
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 120
hacia el neoclasicismo, que busca la moderación y la armonía expresiva. Además,
Batilo se materializa en como hilo conductor hacia el nuevo movimiento romántico, ya
que fue considerado un autor prerromántico por muchos hacia el final de su obra, donde
después de observar los dolorosos versos de Meléndez, se hace palpable que su
supuesto prerromanticismo hace hincapié en su sentimentalismo. Uno de ellos es José
María de Cossío quien cataloga a Meléndez Valdés como precursor del Romanticismo
por sus temas y por su actitud efusivo-sentimental.1 Segura Covarsí insiste también en el
sentimentalismo y añade algunos aspectos formales: formas enfáticas, epítetos, uso del
romance, así como los temas nocturnos.2 Al incluir a Meléndez en el prerromanticismo,
casi todos los críticos coinciden en ver en él un poeta sentimental.
“A pesar de que el amor comienza como un deseo por poseer la belleza del
cuerpo, la satisfacción de tal deseo constriñe el espíritu del amante, provocando
el incremento del cuerpo sobre el alma, donde se busca por un nuevo modelo de
belleza, sabiduría y virtud por medio de sus propias ideas, el amante, encuentra
lo divino en el alma humana y se desplaza entre ellas.”3
1
de Cossío, José M.ª . En torno a la poesía de Meléndez Valdés, Boletín de la Biblioteca Menéndez y
Pelayo, 1923, VII, pp. 65-75
2
Peers, E. Allison. Historia del movimiento romántico español, Madrid, Gredos, 1954, pp. 55-61.
Alfonso Armas Ayala también se deja llevar por un excesivo extremismo cuando quiere colocar el inicio
del período romántico «algo más allá de 1750». («Algunas notas sobre el prerromanticismo español», El
Museo canario, 1960, XXI, n.º 73-74, pp. 79-92). Véase también Melchor Fernández Almagro,
«Meléndez Valdés clásico y romántico», Clavileño, 1954, n.º 27, pp. 1-7; A. Juretschke, «El
Neoclasicismo y Romanticismo en España: su visión del mundo estética y poética», Arbor, 1969,
LXXIV, pp. 5-20.
3
Herrero, Javier. Romantic Theology: Love, Death and beyond en Resonancias románticas:
Evocaciones del romanticismo hispánico en el sesquicentario de la muerte de Mariano José Larra. P-1
4
Escobar Arronis, José. Anti-romanticismo en García Gutiérrez. extraído del Campus Virtual de la UCA
en la asignatura Literatura Espanola s.xviii-xix (II), Cantos Casenave, M. 2007
5
García, Salvador citado en Spanish Romantic Theory and Criticism de Derek Flitter.
University Press, Cambrigde. 1992. P-114
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quedará plasmada de forma evidente en el estudio progresivo de las obras seleccionadas
por las cuales se discernirá un lazo intrínseco entre ambos.
Macías es descrito por Larra como “un hombre que ama y nada más”6.
Conservando esta definición en mente, abordaremos el enfoque del amor manifestado
por el personaje primario de la obra. De la misma forma que Rugiero era ciego, por su
amor por Laura, en Macías percibimos una mayor pérdida de vista, -asociada a la
razón, cuya asociación metafórica no es causal ya que dicho valor era esencial en la
concepción literaria del periodo neoclásico y que el romanticismo supuso una ruptura
con la corriente anterior y un rechazo a sus convicciones. Por ello mismo, el
protagonista da muestras de su irrefrenable egoísmo amoroso que eclipsa cualquier otro
aspecto, como de ello muestra la próxima cita extraída del mismo: “Si en la tierra, asilo
no encontramos, juntos ambos moriremos de amor”7 De ello se extrae una conclusión:
si no puede conseguir su amor, nuestro hombre prefiere morir: lo cual muestra una
obstinada meta en la que el amor establece los patrones de su vida, y sin ello no
encuentra un motivo para seguir viviendo. Metafóricamente se podría utilizar la ceguera
como símbolo de la muerte de la razón provocada por unos deseos que apaciguan el
espíritu a través de los deseos mundanos. En cambio, contrastándolo con lo anterior,
Meléndez Valdés aboga por cultivar la virtud, que conducirá a encontrar la verdad y así
llegar a Dios, por el camino de la razón y no por el amor mundano. Esto se revela como
influencia de Pope que manifiesta un deseo de profundización en el corazón del
hombre, en su propia identidad y la ascensión hacia Dios. Como resultado de dicha
influencia - entre otras- la búsqueda de la virtud acaba dando a la poesía de Meléndez
un sentido religioso y transcendental.
Por otra parte, retomando Larra, Macías se enfrenta al juicio de valor de una
jerarquía social que, al existir, deniega su unión conyugal con Elvira como resultado
directo de su pertenencia a un bajo estrato social; -en un contexto histórico en el cual los
matrimonios son el resultado de pactos familiares, relegando el amor a un plano
inferior- Sin embargo, esto no afecta un ápice la resolución que adopta Macías de
casarse con la mujer a la que ama, en la creencia de que su amor es suficiente para
obtener la mano de su amada, Elvira. Así, Larra expresa a través del amor de Macías un
deseo de romper con los códigos sociales y convenciones de la época. “Aquí está Elvira
señor, y aquí, como caballero mi juramento primero me llamaba y el amor.”8 En
consecuencia, es el amor quien gobierna la vida de Macías, no el hombre[…] tanto es
así que no atiende a consideraciones y razonamientos de nadie que no sienta igual que
él: “Dígalo vuestra esposa, que a una ciega ambición inmoláis, ¿Cómo apiadaros del
grito del amor? Vos ni sois capaz de amar”9 El amor romántico en Macías es de
carácter absolutamente subjetivo y rechaza la imposición artificial de las estructuras
6
Larra, Mariano José, Macías, Edición con notas e introducción de Luís Lorenzo-Rivero y George P.
Manssur. P-7
7
Ibid. (1258)
8
Ibid. (990)
9
Ibid. (1386)
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vigentes y códigos de comportamiento o convenciones sociales de su momento
histórico.
10
Ibid. (1830)
11
Ibid. (1830)
12
Ibid. (1455)
13
Ibid. (11170)
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por encima de la palabra de Dios para lograr el amor: “Los amantes están solos, las
esposas su lazo de amor ¿Cual hay más santo? Su templo el universo.”14
A nosotros, como lectores –o audiencia- nos queda una sensación y un deseo por
dar con una conclusión que satisfaga completamente nuestras emociones y
expectaciones sobre el amor romántico retratado, cosa que, obviamente, no sucede;
dejándonos con una sensación de abatimiento y desconsuelo que nos lleva hacia una
reflexión en busca de algún atisbo de esperanza.
En el caso de El Trovador de García Gutiérrez se va más allá, pues las fronteras
de la teología religiosa y romántica vienen a fusionarse en cierta medida con un
movimiento audaz que reemplaza a Dios por los ideales del amor romántico, en el que
el artista romántico emerge como nueva deidad, de los que ambos amantes son devotos
por completo. Las equivalencias trazadas entre la religión cristiana y el amor romántico
son aparentes a lo largo de la obra. Así, el talento artístico de Manrique se convierte en
un rasgo perteneciente a este innovador sistema. Esta “religión de amor” se revela en la
herbicida de los protagonistas para captar la atención de Leonor por sus habilidades
musicales, lo que ella describe en términos místicos como revelación: “Era tu voz, tu
laúd era el canto seductor de un amante trovador lleno de inquietud. Turbada perdí mi
calma, se estremeció el corazón, y una celeste ilusión me abraso de amor el alma”17
Ella habla en términos similares a san Juan de la Cruz en un diálogo religioso espiritual,
una vez más, la forma más cercana de la expresión de los sentimientos del alma
removidos e inspirados por un amor romántico.
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palabra “extasiaba” en el siguiente extracto, que a su vez demuestra como Manrique y
su arte están de forma constante en su mente, y no la imagen religiosa de Cristo que se
encuentra justo frente a ella: “Cuando en el ara fatal eternal fe te juraba, mi mente ¡ay
Dios! Se exagiaba en la imagen de un mortal. Imagen que vive en mí, hermosa, pura y
constante… No, tu poder es bastante a separable de aqua…”18
Más aún, las direcciones de escena recrean también una imagen de transposición
mística: “en el fondo a la izquierda habrá un reclinatorio”19 imágenes de epifanía
religiosa aparecen inmediatamente la mente de la audiencia y lector de forma análoga.
El arte y amor de Manrique, y el nivel tan profundo que evocan, ejercen un mayor poder
sobre Leonor que Dios. El amor romántico ha abrumado a nuestra heroína sin dejarle
una salida y resulta subyugada. El hecho de que Leonor es ciertamente esclava de sus
pasiones no viene a significar, en forma alguna, que es más fácil para ella romper los
votos hechos a la institución del matrimonio -en consecuencia religiosos- y, en última
instancia, con Dios. Presenciamos una turbulenta lucha interior en la psique de nuestra
heroína entre la razón y las emociones, lo divino y lo mundano, tema de larga tradición
lamentativa herencia del petrarquismo –curiosamente una de las influencias poéticas de
Meléndez Valdés- Ella es bien consciente de las implicaciones morales de sus acciones
y sus deseos, un adulterio ciego: ya que a pesar de sus luchas internas, Leonor elige
fugarse con su amante Manrique, siguiendo los dictados de su amor. Un amor sublime
en este mundo que derrota el deseo del amor eterno posterior a la muerte. No sólo como
acto profano explícito, sino que va incluso más allá al cometer suicidio, ya que, con
ello, rompe también con la ideología cristiana. No importa si es en el intento de salvar a
Manrique en un acto desinteresado de amor, pues es plenamente consciente de que al
hacerlo rechaza toda posibilidad de reconciliación con Dios. Por tanto, el Dios de
Leonor no es, al menos, benevolente, ella reconoce esto, de ahí que Leonor muera, y sea
Manrique quien llore su muerte y guarde su luto. En un momento conmovedor,
Manrique canta a las virtudes de su amada muerta. Coloca una corona de flores que
dibuja un paralelismo con la corona de la vida en el libro de las revelaciones, “no temas
ninguna de estas cosas por las que sufrieres, contemplado y el Diablo arrojará parte de
ti a una prisión será el intento y tribulación en diez días; se creyente hasta la muerte, y
yo te otorgaré una corona de vida”20 Es lógico por tanto que sea Manrique quien alabe
sus virtudes en muerte, debido a que, a los ojos de Dios, ella ha pecado como para tener
el favor y acceso al paraíso, el cual ella decidió abandonar desde el momento que decide
quedarse con otro tipo de paraíso: el mundano, materializado por el amor de Manrique.
Aunque, tal y como nosotros lo presenciamos, dada la naturaleza sublime y espiritual de
este amor, éste es incompatible e inapropiado con la existencia humana.
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Habiéndose convertido un icono de amor romántico en su mente “mi corazón…te
idolatraba”22 Manrique es feliz al alcanzar el role de Dios y se auto-concederá el amor
verdadero. En su mente no hay nada más grande que el amor que comparten y, al igual
que Macías era “un hombre que ama y nada más”23, el amor del trovador se presenta
igual de potente, pues Leonor también viene a representar enteramente el sentido de su
existencia: “Ella es mi amor, mis esperanzas, tú para mi eres todo ángel hermosa”.24
Ambos amantes son fieles a su interpretación romántica del amor, de su relación con
Dios, y la fe cristiana. Llegados a este punto, religión y amor romántico se influyen el
uno al otro, como ejemplo evidente de esto: aunque en términos de amor romántico la
mujer haya sufrido igual o más que el hombre y haya sido puesta a prueba de forma
extrema, se le niega ascender a un estado espiritual, como recompensa, debido a que,
aún, se presenta conflictiva la doctrina cristiana respecto al género al que se adscribe
ella.
“El pensamiento romántico en España permanece en la línea tradicional, en
concordancia con lo que escritores españoles siempre han querido que sea lo
que el romanticismo represente: una literatura espiritual que fue el producto de
creencias cristianas y que fue justo lo opuesto a lo racional y lo material”.25
Al ser fruto de las creencias cristianas, rinde un premio imposible a los amantes,
especialmente si son incapaces de superar las pruebas y el sufrimiento al que serán
expuestos mediante la fe y en la creencia que al final su amor los unirá en la otra vida.
En el texto, sin embargo, los deseos mundanos de unión de nuestros protagonistas se
demuestran más fuertes, sin hacer reflexión sobre el precio último a pagar ante Dios,
por lo que el amor romántico queda encapsulado dentro la doctrina cristiana, sin
minusvalorar su matiz revolucionario pues, desde este prisma, se revela contra ella.
Para Juan Meléndez Valdés la religión y Dios –también junto al amor- se llegan
a convertir en la razón de su existencia, con Dios establece una relación muy personal,
como queda reflejado en su Oda VIII –de las sagradas- Al ser incomprensible de Dios:
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 126
poeta inglés gozó de las preferencias del magistrado; en una carta de 1778 dirigida a
Jovellanos, leemos:
“la poesía debe ponerse al servicio de esta «reforma radical», que traiga «la
ilustración y cultura». Es preciso dar a los que necesitan mayor formación
(pueblo e infancia) unas «composiciones que no respiren sino noble honradez y
sensibilidad oficiosa, que inspiren dulcemente las virtudes sociales y
domésticas, y formen sin sentirlo los ánimos a la rectitud, al heroísmo y al amor
de la patria y a nuestros semejantes. La literatura se convierte en regla de la
sociedad; que es preciso transformar. En cierta manera se compromete con un
sistema, el ilustrado, que pretende producir con sus presupuestos una nueva
manera de entender la vida, y la poesía se hace de este modo social, humana y
política.”28
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de amor inocente (“no el grosero que se bebe/del vicio en la amarga copa”) Le
aconseja que le alimente con sus pechos, frente al comportamiento de los nobles
que alquilaban amas…”29
Conjuntamente, desde mi punto de vista, dos parecen ser los ejes que mueven al
Poeta en relación al amor, paradójicamente siempre provocadas por el dolor: ejemplo de
ello son las elegías como la dedicada a la muerte de Filis -tal vez un amor desconocido
del poeta- o las que poetizan el fallecimiento de su hermano Esteban. Alguna de sus
Elegías morales describen la situación de tristeza de su vida. En la II, «El melancólico a
Jovino», Meléndez emplea la mejor imaginería lúgubre: «Tú me juzgas feliz... ¡Oh si
pudieras / ver de mi pecho la profunda llaga, / que va sangre vertiendo noche y día30!»
Ni el recuerdo de la amistad de Jovino sirve de consuelo. Se ha anidado la angustia en
su corazón, hasta convertirse en merecedor de piedad:
Otras elegías de estas fechas recuerdan temas amorosos con espíritu nostálgico. En
ellas, el amor ya no tiene un sentido dichoso y de regodeo, como en versos anteriores,
sino el tormento del amor irrealizable o de la partida. Nada tienen que ver éstas con las
Elegías morales de la edición póstuma de sus obras, mucho más austeras y reflexivas
con multiplicidad de rasgos autobiográficos. El segundo hecho capital que transfiere a
su vida sones entristecidos tiene lugar en marzo de 1786 con el fallecimiento de
Cadalso, el maestro que le introdujo en la poesía y en el pensamiento. Lamentos
amargos por el sufrimiento ante la pérdida del amigo, así, la oda XXIII -de las
filosóficas y sagradas- acopia sus impresiones y emociones ante esta desgracia y retoma
el uso de una escenografía fúnebre:
29
Palacios Fernández, Emilio. Juan Meléndez Valdés, Poeta social (UCM)
30
http://www.poesia-inter.net/ - Sección Juan Meléndez Valdés "Batilo" (1754-1817) -
31
Ibid.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 128
mostráis a mi azorada fantasía!”32
32
Ibid.
33
Ibid.
34
Ibid.
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muestra su reticencia a abandonar su identidad española -incluso cuando se reconoce
afrancesado- como ejemplo de ello se postula en contra de las injerencias francófonas
en la lengua castellana.
Bibliografía
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Cantos Casenave, M. 2007
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románticas: Evocaciones del romanticismo hispánico en el sesquicentario de la
muerte de Mariano José Larra.
- http://www.poesia-inter.net/ -- Sección Juan Meléndez Valdés "Batilo" (1754-
1817) --
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Acercamiento a “Lenguaje del sol”
Hay prácticas ancestrales que nos llevan hacia la construcción del lenguaje. Las
palabras, en el inicio de la comunicación no eran tales, eran signos que se dibujaban en
piedras, cuevas y que aún, muchas de ellas nos sorprenden por lo indescifrable de sus
significados. Sin embargo el ser humano siempre ha intentado descifrar lo que no
comprende: los signos que él mismo ha construido, son a veces ininteligibles para él, y
sus significados son infinitos.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 133
Cuando leemos lo escrito en cualquier lengua que no es la propia, siempre nos queda la
duda ¿Será correcta esta traducción? ¿Será que esto fue lo que el autor trató de expresar
en esa frase, en este caso, verso? ¿Será confiable el mensaje que llega desde la
traducción que tenemos? Siempre la duda razonable. Sin embargo, cuando el autor se
traduce a sí mismo, no queda duda de lo que quiere expresar en la textualidad que se
nos presenta. Tal es el caso de José Ángel Fernández Silva Wuliana o como se le
conoce en su tierra Jusiyanjerü Pennante Siiruwa chi Wulianakai.
Dice Michael Foucault en un trabajo titulado “Lenguaje y Literatura”: “No estoy seguro
de que la propia literatura sea tan antigua como habitualmente se dice. Sin duda hace
milenios que existe eso que retrospectivamente tenemos el hábito de llamar «literatura».
Creo que es precisamente esto lo que habría que preguntar.” Y entonces uno se
pregunta ¿a qué se le llamó literatura? Y entonces vienen toda una cantidad de
explicaciones culturales donde hay siempre contradicciones entre lo dicho y lo hecho.
Es decir: las palabras naturales se convirtieron en reglas para poder ser reconocidas, por
“los que saben” como literatura. Así se fue anulando el lenguaje de las etnias y se vio
religado a “curiosa forma de expresión”.
Sin embargo, como el río trae consigo toda una historia natural que fluye de la cabecera
hacia su desembocadura al mar, la expresión poética también tiene esa fuerza natural
para ser vista con la mirada de la universalidad que se tiene dentro de sí misma. Fuerza
de fe y esperanza, mientras que la libertad es una señal de vida que se mece en las ramas
de los versos. Tal es el caso de la Antología Poética de Jusiyanjerü Pennante Siiruwa
chi Wulianakai, es decir, José Ángel Fernández Silva Wuliana.
“Ahora abuela / por el destino infalible / debe estar feliz / en el Paraíso de los Wayuu
muertos” Definitivamente, existe una rebeldía y un intento de salvar la subjetividad de
un pueblo como el Wayúu, ante tantas ideas que han querido ser impuestas dentro de su
modo de vida, en lo que hoy conocemos como Jepira, y que los salva de la aberración
de lo que es la transculturación: Jepira o Paraíso de los Wayúu muertos. Me pregunto
¿habrá un Paraíso para los Yanomami, para los Pemones, para cada tribu indígena,
incluso, para cada ser humano particularmente? Yo creo que si, puesto que, la poesía,
ya es un Paraíso en sí misma.
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Expresa Ernesto Cardenal en el prólogo de la Antología de Poesía Primitiva (lo de
primitiva, por cierto, no se por qué) que “Adán en el paraíso hablaba en verso, según
una antigua tradición islámica. En realidad, el verso es el primer lenguaje de la
humanidad. Siempre ha aparecido primero el verso, y después la prosa, y ésta es como
una especie de corrupción del verso. En la antigua Grecia todo estaba escrito en verso,
aún las leyes: y en muchos pueblos primitivos no existe más que el verso. El verso
parece que es la forma natural del lenguaje”
Por eso cuando Foucault habla de que no está seguro “de que la propia literatura sea tan
antigua como habitualmente se dice”, es porque el vocablo literatura se inventó para
toda aquella expresión que por bella y elaborada, transportaba el alma a otros lugares,
quizás hacia el Paraíso de los poetas. Entonces ¿Cómo puede llamársele a esos cantos
que, además de tener un sentido místico-religioso, también llevan consigo un
componente de amorosa cotidianidad en las construcciones de la poesía aborigen? ¿Es
necesario hacer diferencias, como lo hace Ernesto Cardenal, entre poesía “primitiva” y
otra poesía? ¿Quiénes son los primitivos cuando hacen versos?
La poesía, escrita en cualquier idioma, tiene su validez de Poesía. Tiene su propia Arte
Poética, pero cuando proviene de pueblos aborígenes lo que nos sorprende es que la
misma es una revelación celeste, un canto cotidiano a la vida, un inventar de cielos,
paraísos, dioses que nos son extraños y fascinantes a la vez. Que surgen en cualquier
orilla del río, tejiendo cualquier cantidad de mantas, en los colores, en los afectos
cotidianos, en la matrilinealidad con la cual se identifican por el orden natural de lo que
es la naturaleza.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 135
La voz de una mujer: “Anteerü taya putunkuleru´umüin
“Llegaré a tu aposento jee taküjeerü achiki pümüin
Y te contaré como salí ilesa jamakuwa´ipalüin
Leyendo el lenguaje secreto maliyo´uka taya
De los árboles floridos” taashaje´erataain tü putchiirua”
Todo ha sido un sueño Süpüshuwa´ale´eya tia lapu.
Э
Ingrid Chicote. Escritora venezolana (Caracas, 1965). Terapeuta
en medicina tradicional china y docente de Teatro. Cursa estudios
superiores en la UNESR. Ha dictado talleres y cursos de literatura,
filosofía y desarrollo de la creatividad en instituciones públicas y
escolares, y ha sido ponente en diversos eventos culturales y
educativos. Ha recibido numerosos reconocimientos por sus
aportes en la cultura, la educación, la literatura y el quehacer
comunitario. Sus textos han sido publicados en periódicos y
revistas regionales y webs. Libro publicado: Piedras concentradas (Fondo Editorial Senderos
Literarios, 1997).
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 136
La tristeza en la literatura
Hace algunos días leí unas palabras, una sentencia, una conclusión: la alegría no nos
necesita, la autora de dicha frase, me pareció, resumía en cinco palabras todo un largo
camino de comprensión del por qué de la literatura, del poema. Por extraño que parezca,
en esas cinco palabras se esconde toda una verdad inobjetable. No aceptarla, no lidiar
con ella por lo menos, nos deja al margen de la realidad, del mundo, del destino, de una
mejor comprensión de la vida. Cuando Marguerite Duras escribe eso, nos quiere sin
duda, decir muchas cosas. Pero precisamente, creo - como era su costumbre-, nos da las
palabras necesarias, las justas, para entrar a un sentido todavía mas profundo y
complejo, aquel que nos explique el por qué se escribe…
Intentando recordar algunas palabras de Ana Maria, Matute, esta otra escritora parece
seguir el pensamiento de Duras, cuando apunta que la verdadera literatura es triste,
porque triste es la vida. Que la literatura intenta presentar esa realidad de una forma
distinta, pero no por ello menos triste. Pero henos aquí ante una paradoja. Si el arte es
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 137
esencialmente una experiencia estética, y si la estética se refiere a la percepción y
creación de la belleza, ¿cómo lo triste puede ser bello?
Por su parte, el antecedente literario de la obra de Rulfo, Cuantos de Barro (1934), del
salvadoreño Salarrué, es después de tres cuartos de siglo, la obra cumbre de la literatura
de este país centroamericano. Ambas, aquélla y ésta, consideradas por Augusto
Monterroso, los cuentos más tristes de Latinoamérica.
Y he ahí El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez. Esa breve y triste
historia de la soledad, del olvido, de la desesperanza. La única novela que hace a su
protagonista definir su vida y su eterna espera, con una sola palabra, que significa todo,
pero principalmente es desolación; la misma palabra, con la que la novela finaliza
perentoriamente.
Es muy importante recordar en particular, que la novela The Road, del norteamericano
Cormac Mc Carthy y que ganara el Premio Pulitzer el año 2007, es una fatídica
historia, en un mundo en destrucción, en caos, eso que de forma tan simple algunos
llaman futurista. Más atrás en el tiempo, Las Uvas de la Ira, (1039) de John Steinbeck
es por su parte una de las mejores novelas en lengua inglesa del siglo veinte y una más,
de ese siempre triste paisaje humano al que Steinbeck dedicó su vida.
No podemos olvidar, The Old Man And The Sea (El viejo y el mar) publicada en 1952
por Ernest de Hemingway, una de las historias más hermosas de la literatura universal,
y que Vargas Llosa destaca por su llamado… a la compasión. Es que sólo lo triste te
arrastra a la compasión. La soledad de Santiago, su lucha y su triunfo, en medio de la
noche, es una bellísima historia humana eternizada.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 138
minuto. Es que las personas somos mortales, pero los sentimientos son eternos y
podemos heredarlos, legarlos, prodigarlos sin saber hasta donde han de alcanzar su
magia y sus efectos. La sonrisa etrusca, es una sonrisa eterna, como el amor de aquel
hombre después de su muerte.
La alegría no nos necesita, la literatura debe llamar la atención sobre la tristeza, nos
dice nuevamente Matute. Pues el compromiso del escritor es el compromiso con lo
verdadero, con lo bueno y con lo bello.
ڭ
Jorge Castellón, El Salvador (1967), es graduado en psicología en la Universidad de El
Salvador, y se desempeña como maestro de educación primaria y español en la ciudad de
Houston, Texas, Estados Unidos, donde actualmente reside. Ha publicado diferentes artículos
sobre literatura, emigración e historia de su país, en revistas electrónicas locales (El Faro,
Contrapunto) y en el periódico Co-latino de El Salvador. También ha publicado poesía,
narrativa, artículos y ensayos de crítica literaria en Revista Hontanar de Australia, Revista
Cultural Artenet de La Florida, Estados Unidos; Revista Resonancias de Francia, Letralia de
Venezuela, Amsterdansur de Holanda y Ventana Abierta, de la Universidad de California en
Santa Bárbara. Sus blog personal es: www.jorgeecastellon.blogspot.com
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Artículos
El que sabe mucho,
tiene mucho de qué
preocuparse.
Lessing
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La visión vargasllosiana
Aunque durante su juventud estuvo más apegado hacia la izquierda, sorprendió años
después -siendo ya un escritor de renombre– cuando se reveló como un liberal, como un
derechista que tal vez causaba algo de temor en un país que, en los ochentas, tenía un
fuerte sector izquierdista y una democracia que aún estaba debilitada. Como lo era el
Perú. Desde que estuvo implicado en política, por esos años turbulentos, siempre se
definió como un opositor de todo autoritarismo, de toda rebeldía militaresca, de las
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 141
actitudes dictatoriales, de cualquier politicastro y de todo gobierno que no sea
democrático. Su primer paso político fue dado cuando, un poco después del discurso
presidencial de julio de 1987, declaró que estaba en contra de la estatización de la banca
de la cual había hablado el presidente Alan García. Vargas Llosa pareció ser, para gran
cantidad de peruanos, un candidato pro-oligarca, otro ciudadano de clase alta que no
acabaría con la pobreza del país.
Su derrota finalmente ocurrió, tal vez, por eso: porque no tuvo el apoyo suficiente de las
masas, por la oposición del APRA y de la Izquierda Unida, por una mala estrategia
publicitaria, por la guerra sucia, entre otras cosas. Como cuenta en El pez en el agua,
supo que iba a perder la segunda vuelta apenas conoció los resultados de la primera.
A Vargas Llosa se le conoce más, claro está, por su majestuosa carrera de escritor, que
es mucho más extensa y exitosa que su efímera vida de político. Su niñez fue algo
inestable –nació en Arequipa, vivió en Bolivia, luego en Piura, luego en Lima, conoció
a su padre a la edad de diez años– y en su juventud atendió, en tercero y cuarto de
media, al colegio Leoncio Prado, en Lima, donde ya escribía “cartas de amor y novelitas
pornográficas”. En el verano antes de entrar a quinto de media, se inició en el
periodismo en un diario piurano La Industria y luego, tras graduarse del colegio, trabajó
desde muy joven en Radio Panamericana, como director de informaciones, mientras
también estudiaba en la universidad de San Marcos, lugar donde concluyó la carrera de
Letras. Él narra cómo su viaje a Europa, a finales de la década de los cincuentas, marcó
su vida tal como hizo el viaje que realizó a Francia en 1990, unos días tras ser derrotado
en las elecciones presidenciales; en ambos casos, iba hacia lugares donde la literatura
sería lo esencial en su vida.
Marcaron su vida posterior como político (y también como ensayista y novelista), sin
duda, los siguientes acontecimientos: sus dos años bajo la opresión militar como
estudiante en el Leoncio Prado, la dictadura de Manuel Odría, la revolución cubana, y
también sus amistades o encuentros, en la juventud, con intelectuales como Luis
Loayza, Raúl Porras Barrenechea, Fernando de Szyszlo, etc.
En los ochentas, Vargas Llosa ya reconocía más afinidad con el reformismo libertario
de Camus; ya no creía tanto en la izquierda como en su juventud (entre otras cosas,
dicen que esa fue la razón de su pelea con Gabriel García Márquez, que era/es muy pro-
Fidel) y era liberal, tal vez muy liberal para el Perú. Creía, también, que Belaúnde
hubiera tenido mucho éxito con sus reformas de los años sesenta si no fuera por los
problemas que le causaron la coalición entre el APRA y el UNO (Unión Nacional
Odriísta), que finalmente desencadenaron los problemas, y la consiguiente revolución
militar de Velasco –si en contra de algo está Vargas Llosa, es en contra de medidas
como los golpes militares; en lugar de eso, pensaba que se podía reformar el país sin la
necesidad de revolución, tal y como lo intentaba hacer Fernando Belaúnde.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 142
En 1983, el terrorismo ya marcaba la vida política de un país que había vuelto a la
democracia después de más de una década, y entonces ocurrió el asesinato de ocho
periodistas en Uchuraccay, una aldea de Huanta, en Ayacucho. El presidente Belaúnde,
que probablemente fue endeble respecto a las acciones terroristas, calificándolos
inicialmente de escaramuzas (dicho sea de paso, uno de los primeros actos terroristas
fue la quema de urnas durante las elecciones de 1980, sufragios ganados por Belaunde),
anotó a Vargas Llosa, ya un escritor afamado, al Decano del Colegio de Periodistas,
Mario Castro Arenas, y al notable jurista Abraham Guzmán Figueroa, como miembros
de una Comisión que, junto a un equipo de antropólogos, psicoanalistas, lingüistas, etc.,
debía investigar la muerte de los ocho periodistas en Uchuraccay –fue llamada la
Comisión Vargas Llosa, cuyo objetivo era simple: investigar y traer explicaciones.
Vargas Llosa lamenta haber aceptado ser parte de esa Comisión, porque fue muy
criticado por su desempeño y pasó muy malos momentos. Años después, cuando estaba
ad portas de entrar en política, su esposa Patricia le recordaba lo mal que le había ido
por el Caso Uchuraccay y usaba ese ejemplo para describir lo complicada y sucia que es
la política.
Después se supo, sin embargo, que los periodistas habían tenido la oportunidad de
hablar con los campesinos, poniendo en duda la teoría de la confusión. El periodismo y
los familiares de las víctimas proponían que los militares habían tenido algo de culpa, y
muchos desestimaron la eficacia del informe y culparon a Vargas Llosa de favorecer a
los militares, que, al parecer, sí habían tenido que ver en el suceso. Aunque los
campesinos eran los verdaderos autores del asesinato, los militares tenían cierta
responsabilidad, al haber prevenido a los campesinos en contra de cualquiera que
viniese a Uchuraccay; les habían dicho claramente que los aliados vendrían por aire, y
los enemigos por tierra. También había una patrulla de la marina en Uchuraccay cuando
se cometió el crimen y se destruyeron algunas pruebas, se abrieron algunas tumbas y se
asesinaron testigos. Es innegable que los militares tuvieron algo de responsabilidad, lo
cual se negó categóricamente en el informe.
Vargas Llosa pasó de testigo u observador a acusado. Su error principal fue, primero,
formar parte de aquella Comisión Investigadora y, segundo, haber cometido esos
errores, haber quitado toda responsabilidad de los militares. Después, cuando tuvo que
confrontar al juez Huayhua en un juicio oral que se abrió en 1984, Vargas Llosa dijo
que lo había hecho por preservar la democracia del país. De cualquier forma, haber
colaborado con el gobierno belaundista en este hecho infausto fue un error del cual
Vargas Llosa se arrepiente, como posteriormente escribe en sus memorias.
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estaba empeñado en que Vargas Llosa hicieron política, y cómo sus predicciones acerca
del “turbulento futuro del Perú” se cumplieron verbatim et literatim.
“Por lo menos uno de los problemas básicos (del Perú) se mantiene intacto. Dos
culturas, una occidental y moderna, otra aborigen y arcaica, coexisten ásperamente,
separadas una de otra por la explotación y la discriminación que la primera ejerce sobre
la segunda. (…) Uno de nuestros peores defectos es creer que hemos importado todas
nuestras penas y miserias del extranjero, que otros son siempre responsables de nuestros
problemas. (…) Sólo se puede hablar de sociedades integradas en aquellos países en los
que la población nativa es escasa o inexistente, o donde los aborígenes fueron
prácticamente exterminados. En los demás, un discreto, a veces inconsciente, pero muy
efectivo apartheid prevalece. En ellos, la integración es sumamente lenta (…)”
Vargas Llosa concluye que en el Perú no hay integración por la coexistencia de varias
culturas, fundamentalmente una occidental y una primitiva, y que ese es uno de los
principales problemas, y no puede ser solucionado (ya que en el Perú no se exterminó a
la mayoría de la población aborigen, como sí lo hicieron, por ejemplo, Chile y
Argentina) a menos que el nativo renuncie a su cultura, a su idioma, a sus tradiciones, a
su cosmovisión. Difícil.
Para entender un poco más el pensamiento de Vargas Llosa, en este afán por
comprender mejor su participación en la política peruana, habría que saber qué
considera él como patria. Para él, el patriotismo es “una forma benevolente de
nacionalismo” fabricado sólo para tener a alguien a quien obedecer. Él, por supuesto,
valora tres ingredientes básicos de la modernidad, que fueron incluidos en su doctrina
política: la individualidad, la racionalidad y la libertad; dice, además, que “detrás del
patriotismo y nacionalismo flamea siempre la maligna ficción colectivista de la
identidad”. Asimismo, explica que ese aglutinamiento de población (que agrupa a gente
en “peruanos”, “franceses”, “chinos”) lo que hace únicamente es retroceder a la
civilización a “tiempos bárbaros antes de la creación de la individualidad”. En un país
tercermundista como el Perú, donde hay tanto patriotismo –o patrioterismo, lo cual es
peor–, Vargas Llosa, pienso, no cayo muy bien.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 144
El escritor cuenta, no obstante, que el Frente Democrático nunca llegó a formar una
fuerza coherente, nunca fue una alianza donde los objetivos comunes fueran más
poderosos que los intereses de los partidos que los formaban –el Fredemo (nombre que
le pusieron los periodistas), el PPC y AP– y que solamente se unieron cuando
estuvieron bajo la presión de la segunda vuelta.
Aunque Vargas Llosa llevaba una cómoda ventaja, había un candidato cuya popularidad
crecía vertiginosamente, un “chinito” que se mostraba en televisión con un tractor y
usando un poncho. Para algunos, Fujimori, que logró intempestivamente llegar a la
segunda vuelta y ahí ganó con 57% de los votos, fue una creación del APRA.
Como ya se ha dicho, el modelo económico liberal que Vargas Llosa planteaba parece
haberle funcionado a su adversario, Fujimori, y ahora, en el 2008, parece estar
funcionándole a Alan García.
La guerra sucia también tuvo mucho que ver. El APRA, partido oficialista, hizo
propaganda anti-Fredemo, como por ejemplo cuando catalogó a Vargas Llosa, por
medio de publicidades en el canal del Estado, de ateo y drogadicto. <Según Freud, el
doctor Vargas Llosa debería estar curándose la mente> y < ¿Quieres un ateo en la
presidencia?> son dos ejemplos de la campaña que se hizo en contra de él. Otro factor
que jugó a favor de Fujimori fue la publicidad excesiva que usaron los candidatos a
senadores y diputados de la lista del Frente Democrático, que llegó a hastiar a los
televidentes peruana.
A los pocos días de perder la contienda, Vargas Llosa viajó a Francia (un viaje que,
dice, ya tenía planeado aunque ganase, porque tenía un compromiso) y su carrera como
político terminó: volvería a ocuparse de la literatura. Algunos dijeron que se fue
molesto, que estaba “picón” por haber perdido y que luego se dedicó a criticar el
gobierno desde afuera.
¿Se perdió un escritor o se ganó un político? Creo que durante esos tres años, donde
Vargas Llosa se dedicó enteramente a la política, el Perú vio el nacimiento de un
posible líder y desaprovechó la oportunidad. El escritor se perdió (y se hubiera perdido
por mucho más tiempo en caso de ganar las elecciones), pero luego renació cuando
volvió a Europa y continuó con sus publicaciones y a dedicarse por completo a la
literatura. Así que el Perú ganó un político solamente durante esos tres años, pero lo
más importante es que pudo beneficiarse a posteriori de algunos aspectos de su
programa, como, por ejemplo, el shock económico que Fujimori aplicó, pero que era
inicialmente era idea del partido de Vargas Llosa y al que tanta gente temía. Se salió de
la crisis económica, en el gobierno de Cambio 90, con medidas que iban a ser aplicadas
por el gobierno del Fredemo. En cuanto al problema del terrorismo, nunca se sabrá bien
lo que hubiera ocurrido en el caso de Vargas Llosa fuera presidente, aunque pienso que
hubiera finalizado en lo mismo, con la captura, tarde o temprano, de Abimael Guzmán.
Lo que no hubiera ocurrido nunca es el golpe de Estado de 1992. La Constitución de
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 145
1979 seguiría vigente o se hubiera reformado. Tampoco hubiéramos visto, los peruanos,
el escandaloso problema de corrupción se develó al final del gobierno de Fujimori.
Aparte de eso, ahora, dieciocho años después de la campaña del Fredemo, podemos ver
que la columna vertebral de su ideología política es justamente la adecuada para que
progrese un país como éste.
Bibliografía
• GARGUREVICH, Juan
Ucchurahay: La Comisión Vargas Llosa
http://tiojuan.wordpress.com/2008/01/21/uchuraccay-dos-la-comision-vargas-
llosa/
• PANCORVO, César
Mario Vargas Llosa – Part II
http://www.eatthemushroom.com/mag/article.asp?id=956&catID=3
• TANAKA, Martín
La Comisión Vargas Llosa
http://peru.indymedia.org/news/2003/08/2269.php
ڭ
César Pancorvo Rosazza. Escritor peruano (Lima, 1989). Estudiante de
Ciencias de la Comunicación, especializándose en Periodismo, en la
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Realizó estudios de primaria y
secundaria en el Colegio Trener de Monterrico y en el Colegio Markham.
Además de trabajos periodísticos desde el 2006, ha publicado cuatro ensayos:
Del Indigenismo Paternalista al Liberacionista, Diez años de equivocación, La
visión vargasllosiana y Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 146
Reviviendo a los adjetivos poéticos
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 147
extremo”, pero aplicando el neologismo podría decirse: “El personaje exhalaba un
hálito gelífero”
Cabe resaltar que los recursos neológicos son los que nos permiten accionar de
manera lúdica para crear estas palabras, denominadas neologismos. Guiándonos de
estos recursos, propios de nuestra lengua, construiremos consciente y correctamente los
términos que integraremos a lo establecido, dinamizando nuestra lengua y recuperando
parte de esta: los términos poéticos, más específicamente los adjetivos.
ڭ
Raúl Allain (Lima, 1989) Estudiante de Sociología en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Hipoeta estrambótico. Fundador del
Grupo Suicidas y editor de la antología poética Suicidas Sub-21
(Editorial electrónica Remolinos, 2009). Ha participado en la antología
de literatura bizarra Abofeteando a un cadáver (Bizarro Ediciones -
Centro Cultural de España, 2007) y en diversos medios literarios
virtuales como Remolinos (Perú), Incomunidade (Portugal), Crónica
literaria (Argentina), Liceus (España), etcétera.
Blog: www.2suicidas.blogspot.com
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 148
El burro del diablo encuadre poético de
Coquimbo
El trabajo por ende, resulta dantesco y tiene muchas aristas para su evaluación además
de las históricas y estéticas, en la medida que abarca muchos años y generaciones que
han dado vida a la evolución y devenir creativo de la cuarta región, lapso importante no
exento de largos periodos de interrupción y mutismo, debido a la ocurrencia de eventos
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 149
socio-políticos que han marcado duramente a nuestra nación, algunas de estas
situaciones Volantines las ilustra con claridad en el prólogo de modo que se hace
alusión a hitos que lograron en su momento, dar realce y premura a la promoción de
voces emanadas de la zona, lo que hasta el día de hoy y los venideros determinará a
Coquimbo como un ineludible foco de progreso cultural y literario;
Para hacer un cambio más profundo y frente a un panorama penoso, surge —la
propuesta más significativa y significante de la literatura regional— un colectivo de 11
artistas autollamados “Los Desencantados”(Coquimbo, 1962), que encabezan Jorge
Zambra(presidente) y Jorge Gajardo. Dice, Luisa Kneer, en su texto referente a la
literatura de la región, que esta agrupación nació “como expresión de protesta por la
inactividad cultural…”
El libro por extensión, nos permite en su globalidad visualizar el panorama íntegro del
norte, pues genera interesantes vasos de comunicación con otros provincias nacionales
de esta porción del país lo cual a su vez, da a entender procesos colindantes valorando
movimientos y publicaciones. Bibliográficamente “El burro del diablo” nos remite a
estudios previos de otros especialistas abocados a la reconstrucción de la memoria
literaria del norte, nombres como Sabella y Bahamonde saltan a la palestra al igual que
otros empeños de Volantines en esta materia de rescate del norte en su completitud. Se
mencionan junto a estos, revistas y antologías previas que en décadas determinadas los
cincuenta, setenta y ochenta contribuyeron a la gesta y cultivo de gran cantidad de
voces, algunos casos que resultan emblemáticos, son Trilce, Orfeo, Tebaida lo cual
como fenómeno da vida a la cadena intertextual imbuyendo al lector en un interesante
mapa o geografía artística en torno a la palabra hecha creación. Volantines dice al
respecto,
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 150
encuadre y lo que no aparece, lo que se elude u oculta en una obra también comunica,
por ello no sólo en lo explícito y perceptible a primera mano, se encuentra lo importante
y que debe colmar la atención del lector, pues a través de un trabajo de esta envergadura
se informa no sólo con respecto a 45 autores de Coquimbo sino en torno a la producción
poética general de esta zona y en lo posible de muchas zonas que son un espejo de esta
realidad, las del extremo norte fronterizo y las del sur austral, pues como bien dice
Volantines, habrán otros burros del diablo, otras antologías y antologadores, lo
importante es continuar la búsqueda e indagación, las antologías bajo esta prisma no son
producciones cerradas que dialogan solo en función de la selección taxativa y criterio
favorable del antologador hacia los proyectos escriturales que abraza para constituir el
cuerpo de la obra, es importante saber que factores lo llevan a no incluir ciertos
nombres, detrás de esto, no sólo hay una decisión émica, personal y estética; en un
trabajo de esta magnitud resulta inevitable eludir campos eminentemente externos al
posicionamiento del catastrador y el orbe literario, factores generacionales,
desconocimiento, difusión y recepción critica, silencio promovido por los mismos
poetas o el sistema de su época son sólo algunas de las variables, de manera que el
panorama se debe leer considerando múltiples desviaciones y conjunciones, y es nuestra
tarea continuar la escritura y re-escritura de la memoria, del decurso poético de
Coquimbo y así mismo del país. La riqueza del burro del diablo esta en lanzar esta
interrogante al ruedo. Hago eco de las palabras de Volantines
Además, consigno que han quedado media docena de poetas fuera de la antología por
diversas circunstancias epocales, pero ya vendrán otras antologías y otros
antologadores. Incluso, ahora que termino el prólogo, se me aparecen un par de
nombres, pero tal vez sea buenísimo, ya que no deseo que este Arqueo sea, —Ave
María Purísima—, el “burro del diablo”, sino un registro para que los avivados del
espíritu de la región nos encontremos; digamos a ese Chile centralista, adueñado del
proyecto de la nación que también Coquimbo existe. Y si nos proponemos —a la vista
del bicentenario— ser verdaderamente una sola nación es porque nos-otros somos
respetados en un arte distintivo, desde la provincia y como parte de un pueblo di-verso
y multicultural.
El burro del diablo se constituye como un producto necesario para la poética del norte
pues se trata de un aliciente para estudios postreros que encontrarán apoyo y registro al
consultar obra de tan amplio aliento... como seguir y recrear los pasos dados en el
desierto mas árido durante cien años y más...
ڭ
Daniel Rojas Pachas, (Lima-1983) escritor y Profesor de
Literatura egresado de la Universidad de Tarapacá reside y
ejerce la docencia en el Departamento de Español de la
Universidad de Tarapacá (Arica-Chile), cursa el magíster en
Ciencias de la comunicación en su casa de estudios y dirige el Colectivo y taller Literario
Clepsidra, es Miembro y fundador del Grupo literario MAL y actualmente dirige y edita la
Revista Literaria virtual Cinosargo. www.cinosargo.cl.kz Ha publicado los poemarios Música
Histórica y Delusión en el 2006 y 2007 con la Editorial Blue. El poemario “Gramma” a través de
su sello Cinosargo y el libro de investigación y crítica literaria, ganador del Fondo nacional del
libro y la lectura, FONDART 2008 Chile, titulado “Realidades Dialogantes” Lectura de cinco
autores latinoamericanos generacionales.
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Las mujeres de Pedro Almodóvar
• Volver
Doña Paquita espera la llamada habitual de Pedro para ponerse al día de sus respectivas
actividades. Pedro le cuenta que tiene un amigo que cada vez que viene un actor o
director a Madrid, les organiza una visita al Prado, otra al museo Thyssen y una cena
con él, “vamos, que parece que estoy incluido en la ruta turística”. Doña Paquita se
esponja y le pregunta por su salud preocupada por la vida tan agitada que lleva, hoy a
hecho de almuerzo gachas, como a él tanto le gustan, le recomienda que se abrigue bien,
porque el invierno este año no parece dar tregua a la bronquitis. La conversación se
interrumpe porque Sole, la vecina, está tocando la ventana para saber como amaneció.
Las nostalgias se suspenden y quedan atrapadas en el sistema digital que las comunica.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 152
frustraciones se cocinan a fuego lento mientras aguardan mejores tiempos. Algunas se
proyectan en sus hijos, los animan y apoyan para que estudien y consigan puestos de
trabajo bien remunerados, porque deducen que en la independencia económica va
incluida la libertad de ser y actuar. Surgen los enfrentamientos generacionales, se abren
las brechas que hacen cuestionar y avanzar. Otras aceptan la vida con la mansedumbre
del trigo zarandeado por los vientos y las lluvias, pero que resiste, para al final dar el
fruto maduro.
La iglesia se adjudica todos los derechos de juzgar lo que es el bien y el mal en los
temas referentes a la sexualidad humana y en especial, lo que atañe a la mujer. Curas y
monjas, cuya sexualidad ha sido proscrita y desterrada de sus propios cuerpos y de su
psiquis, son los encargados de poner normas morales y juzgar la conducta de los otros.
Sólo la figura de la Madre Dolorosa es valorada. La maternidad se trenza con el dolor y
la redención. La madre tiene que sufrir la incomodidad del embarazo, los dolores del
parto, las dificultades de la crianza y la soledad del abandono. Porque durante siglos no
se habla del placer del encuentro en el que se engendra, la alegría de participar en el
crecimiento y la formación de los hijos, la satisfacción de la tarea cumplida. Así la
maternidad y la mujer por extensión queda relegada del goce de su cuerpo, de la visión
ontológica de éste como ser merecedor de prestigio por sí misma. Semilla que germina
auspiciada por unos y la aceptación mansa de otros.
A Pedro le encantan las historias que cuenta su madre de fantasmas y cementerios, por
que se parecen a las películas en blanco y negro que ve encaramado desde la tapia de la
casa de su tía Jacinta. Luego se las cuenta a su hermano Agustín y a los otros
muchachos que se maravillan ante tanta descripción. También le gusta oír la historia de
su nacimiento, aquello del parto difícil porque “eran más de 5 Kg.”
La sombra del patio interior donde se junta el universo femenino, para coser, pelar
patatas o simplemente contar historias de mujeres, le sirve al director para crear un
mundo de imágenes, que luego en el transcurso de su filmografía va desenmarañando de
su memoria y metabolizando con el sabor agridulce que deja la infancia.
Una y otra vez Almodóvar se alimenta de sí mismo, como una planta autótrofa,
recurriendo a su mundo interior, a sus vivencias; a las conversaciones del taller de
costura de sus hermanas donde se reúne esta generación de mujeres que callan y se
hacen las tontas para no contradecir la voluntad masculina, pero que al final son ellas las
que deciden los asuntos domésticos y familiares. Porque Volver es también la historia
de tres generaciones de mujeres: abuela, madre e hija, que han ido aprendiendo unas de
otras a vivir solas buscándose la vida con uñas y dientes, a recurrir a cualquier medio
con tal de que la vida no las saque del camino. A través del personaje de Raimunda
(Penélope Cruz) se expone la filosofía de andar por casa de la mujer vital por
excelencia, que necesita del reto y el desafío para no caer en el sinsentido de los días
que se suceden sin más novedad, que la llegada de la nueva estación.
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Volver es adentrarse en las entrañas de la España profunda, en la Mancha del Quijote,
evocada por las aspas eólicas que se baten contra vientos que transportan de unas tierras
a otras, la locura del progreso; una mirada continua al pasado, a sus afectos, a los
personajes que pueblan su memoria; a madres, hijas y vecinas, hermanadas por lo
cotidiano y la proximidad. Mujeres que comparten más lo que ocultan que lo contado,
porque Almodóvar sólo quiere mostrar ese lado dulce e ingenuo de sus recuerdos. Por
eso el personaje de Agustina, acompaña, quiere y calla, como hacen algunas mujeres
solitarias, que se cogen los problemas ajenos como propios, no por que ellas no los
tengan, si no porque en su soledad cobra fuerza el samaritanismo de la palabra sagrada,
que las hace volver la mirada hacia los demás y olvidarse de si mismas, buscando en el
reconocimiento de los otros, su propia aceptación y prestigio.
La muerte es otro de los puntales de Volver, la cual se asume como una consecuencia
más de la vida, y no como un hecho transgresor y enemigo. Por eso las mujeres, en las
primeras escenas, limpian y cuidan sus propias tumbas, mientras conversan unas con
otras con la misma rutina que limpiar la sala de la casa, porque también la muerte es del
género femenino y entiende de ausencias y afectos.
Las mujeres de Volver viven su presente con la vehemencia del que sabe que después
no habrá otra oportunidad. Pero están encadenadas a un pasado, Raimunda esconde el
cuerpo de su marido muerto a manos de su hija, que lo mató por que trató de violarla,
Soledad esconde a su madre, con la que tiene cuentas pendientes y Agustina, guarda en
su memoria los secretos de sus vecinas, unidas por lazos de soledad compartida.
La figura del hombre es cuestionada, son fieles representantes del patriarcado autoritario
porque en la mayoría de los casos están ausentes y ajenos a las problemáticas que se
plantean. Otros ejercen un papel meramente decorativo, de relleno o de contrapeso;
pareciera que los recuerdos de la infancia del director, sólo se tejen alrededor de la
mujer, de su compañía, del apoyo y la comprensión de éstas.
El viento que azota los cuerpos y las mentes de estas mujeres, está tan presentes como la
evocación a la tierra a la que se pertenece, como el gran vientre materno que
proporciona y reclama vida. Elementos vitales que asemejan en su constitución la
fortaleza y el espíritu indomable de la mujer que admira Almodóvar.
Volver como Amarcord son películas basadas en los recuerdos de la infancia de sus
creadores. Ambas satirizan y cuestionan recorriendo todos los registros de las
emociones humanas. Fellini caricaturiza sus personajes hasta hacerlos bufones de cortes
infantiles, Almodóvar recurre al arquetipo para mostrarlo en sus contrastantes aristas.
Fellini define a sus personajes por medio de la imagen, en la que se regodea y no
escatima, llevándoles de lo poético a lo burlesco, de lo erótico a lo sacro para dar la
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visión en conjunto de una época. Almodóvar lo contextualiza en análisis psicológicos
haciendo que el espectador lo interiorice para llegar a sus propias conclusiones.
Ambos utilizan el cine como expresión de un pasado hacia el encuentro de si mismo en
el presente.
Lydia y Alicia, ambas en estado de coma por distintas circunstancias, son las receptoras
de esos amores. Ambas se expresan con la desnudez de sus cuerpos, con sus formas
sinuosas de redondeces y cavidades misteriosas, haciendo que afloren los sentimientos
masculinos. Benigno y Marcos observan el mundo femenino con deleite y asombro,
Benigno comenta: “el cerebro de las mujeres es un misterio, y en este estado mas”.
Lydia es la mujer torero, de apariencia andrógina, su aspecto físico y sus modos
demuestran fortaleza y decisión, enfrenta al toro y al mundo masculino del toreo con la
misma voluntad de lucha que enfrenta todo en su vida. Pero detrás de esa fortaleza que
emana de sus movimientos y de su carácter, se oculta su fragilidad cuando se trata del
amor por un hombre, al cual se entrega con la misma ciega locura que al toro. Y es ahí,
donde siente que pierde todas las batallas y le produce una sensación de soledad a la vez
que la desestabiliza emocionalmente; porque es de esas mujeres que el amor lo significa
todo, es la entrega total del cuerpo y el alma, mientras que para él, Lydia representa un
valor más, dentro de sus posesiones. Ella espera revindicarse como ser y lograr su
transcendencia por medio del amor y del toreo, pero al final es el amor el que gana la
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 155
partida. Su forma de amar es parecida a la que siente Benigno por Alicia: incondicional
y arrebatada. Lydia desea colmarlo, hacerlo suyo, pero ante la resistencia de él, la vida
pierde sentido y su coraje se vuelve desesperanza y locura. En una corrida de tarde
soleada, Lydia se arrodilla ante la puerta del toril y espera que sea el toro el que ponga
fin a su vida.
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sociocultural del que antes estaban excluidos. Surgen nuevos movimientos culturales en
todas las disciplinas artísticas, entre ellos, la Movida Madrileña es la que cobra mayor
fuerza por su innovación y ganas de transgredir el antiguo orden. Almodóvar forma
parte activa de ella. Sus ojos escudriñan la nueva sociedad de la que no se quiere
excluir, por que él también busca su espacio en ella, pero desde la periferia, desde la
autoexclusión consciente. Arropado por la incondicionalidad afectiva de Doña Paquita,
explora, conoce, transgrede. Escribe guiones para cine, una novela corta y en revistas
contra culturales. Años más tarde y con apenas presupuesto dirige su primera película
Pepi, Luci, Bon y otras chicas del montón. En 1985 funda junto a con su hermano
Agustín la productora independiente El Deseo, que a pesar de las dificultades
económicas por las que atraviesa, empieza a llamar al atención de un publico ávido de
nuevos proyectos.
Manuela
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noche en su cuerpo por nueve largos meses; algo crece, algo crece dentro de su vida y
nunca la abandonará. Ahora es madre, es y será madre aunque el hijo muera, aunque
todos sus hijos mueran por que en un momento dado cargó al hijo bajo su corazón y no
se irá de su corazón nunca más, ni siquiera cuando esté muerto.
De todo esto el hombre, no sabe, el hombre no sabe nada; el hombre no conoce la
diferencia antes del amor y después del amor, antes de la maternidad y después de la
maternidad. El hombre no puede saber nada. Solamente una mujer puede saberlo y
hablar de esto”. (2)
Rosa
La hermana Rosa, mujer-niña, mujer- madre que busca amparo y da amparo mientras
late en ella el instinto de la maternidad. Se niega a crecer, quizás para no verse reflejada
en la imagen de sus padres, en especial de su madre, una mujer atada por los
convencionalismos de su clase. Fría y seca, ha construido su mundo sobre los
quehaceres en que se apoyan las mujeres de su clase social y educación. Sensible y con
la frustración a flor de piel, se refugia en la producción de arte, copiando las pinturas de
Chagall con paciencia y virtuosismo, mientras lleva con resignación aprendida del
colegio religioso, a su esposo enfermo que, desde hace años se ha instalado en el mundo
del olvido. Madre e hija, como polos opuestos se repelen y se necesitan, a cada una le
espanta el mundo de la otra, sólo se reconocen en el afecto común hacia el padre y en
los lazos rotos de la infancia.
Rosa trabaja para una ONG que atiende prostitutas, alcohólicos, enfermos de sida.
Posee una generosidad y una inocencia suicida. Se pierde en las profundidades del alma
humana, como su madre se pierde en lo superficial: por instinto y sin conciencia. Rosa
busca afecto desesperadamente y la manera de conseguirlo es regalar este sin
discriminar, sin mirar a los lados, sin esperar nada a cambio. Para la madre, la vida se
volvió un lugar inhóspito, plagado de seres extraños que le producen asco y malestar.
Rosa ve en ellos la oportunidad de un sentido de vida. Aunque es portadora del virus del
HIV y está embarazada, acepta su destino con la misma mansedumbre que ha aceptado
todo en la vida, pareciendo que busca con la muerte la redención con la que el místico
espera hacerse merecedor de la dicha eterna.
Manuela la atendió durante el reposo del embarazo, prometiéndole que cuidará de su
hijo en un acto de solidaridad entre mujeres que recuerda el de Fortunata y Jacinta, en
la novela de Pérez Galdos.
Agrado
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 158
puede extraer el placer y la dicha que la vida le ofrece. Se solidariza con causas que más
que perdidas, son innombrables para la mayoría, causando complicidad, risas, angustias.
En una escena memorable, cuenta la historia de su vida para salvar a unas compañeras
en un momento de apuro.
Monólogo de la Agrado:
Me llaman la Agrado, porque toda mi vida sólo he pretendido hacer la vida agradable
a los demás. Además de agradable soy muy auténtica. Miren que cuerpo. Todo hecho a
medida. Rasgado de ojos 80.000, nariz 200, tiradas a la basura porque un año después
me la pusieron así de otro palizón. Ya sé que da mucha personalidad, pero si llego a
saberlo no me la toco. Continúo. Tetas. Dos. Porque no soy ningún monstruo, 70 cada
una. Pero éstas las tengo yo súper amortizadas. Silicona. Labios, frente, pómulos,
cadera y culo. El litro cuesta unas 100.000, así que echad las cuentas porque yo ya las
he perdido. Depilación definitiva láser, porque la mujer también viene del mono, tanto
o más que el hombre, 60.000 por sesión, depende de lo barbuda que uno sea, lo normal
es de dos a cuatro sesiones. Pero si eres folclórica, necesitas más, claro. Bueno lo que
estaba diciendo, que cuesta mucho ser auténtica, señoras, y en estas cosas no hay que
ser rácana. Porque una es mas autentica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si
misma.(3)
Referencias.
ڭ
María Candel (Madrid, España 1952) escritora residenciada en Venezuela. Ha publicado
artículos de opinión en el diario El Carabobeño y cartas en El Nacional, donde obtuvo mención
especial a la mejor carta del 2005. También tiene colaboraciones en diversas revistas
electrónicas de Latinoamérica.
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Entrevistas
La única diferencia
entre un loco y yo,
es que yo no estoy loco.
Dalí
ﭾ
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 160
Entrevista a José Ángel Muriel
González
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ciencias. Creo que hay que saber un poco de todo para tener algo de cultura, aunque
luego te especialices en una disciplina concreta.
Tengo publicadas dos novelas, una de aventuras titulada “Ladrones de Atlántida” y otra
dedicada al público más joven: “El talismán cósmico”. Esta obra y otra que ya está en
imprenta se encuentran incluidas en la colección “Tú decides la aventura”. Todos los
libros de esta serie permiten al lector elegir el desarrollo de la historia de forma
interactiva. Es la forma literaria de adaptarse al mundo moderno, en el que los niños
suelen divertirse con videojuegos, con la televisión e internet.
-Dentro de su producción literaria, ¿Qué obra elegiría usted por optar en una en
especial?
-Tendría que responder como lo suelen hacer todos los escritores. No puedes descartar a
un hijo para escoger a otro. Cada obra tiene su momento, cada obra es especial. Una
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 162
porque fue la primera que publicaste y con la que diste el primer paso, otra porque fue
el primer encargo de una editorial y un nuevo desafío, aquella porque lograste vencer el
reto que te impusiste al intentar algo diferente, etc. Cada vez que escribo intento que el
resultado sea diferente.
-¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le
daría a este problema?
-Todo parece indicar que la industria editorial va a cambiar en los próximos meses.
Algunas empresas van a tomar la iniciativa en la edición de libros electrónicos, aunque
creo que aún no estamos preparados para explotar la literatura de esa forma. El producto
que se va a lanzar al mercado no está acabado y puede que los autores sean los
perjudicados, aunque se hable de que el libro electrónico redundará en su beneficio
porque se excluirá a distribuidores y libreros del negocio, con el coste que eso significa.
No me lo creo, siempre habrá intermediarios y quizá sea necesario para que tu libro se
convierta en un producto de mercado.
Ahora bien, si hablamos del problema al que se enfrentan los autores noveles cuando
quieren darse a conocer y nadie les hace caso, lo único que puedo decir es que no se
puede luchar contra el sistema: la solución más segura es perseverar y ser constante
hasta lograrlo.
Revista Literaria Remolinos # 40 (Edición de Aniversario) Octubre – Noviembre del 2009 163
-¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas
literarias, blogs, páginas sobre literatura?
-Me parece fundamental para darse a conocer y para conocer a otros autores. En internet
el nombre de cualquier artista, ya sea pintor, escultor, arquitecto o escritor, debe verse
para hacerse familiar al internauta, al público, y para contribuir a fomentar la cultura en
general y la literatura en particular. Los medios que proporciona la red para esto están al
alcance de casi cualquiera.
ڞ
José Ángel Muriel González. Nacido en Sevilla (España) el 4 de junio de 1972, es licenciado
en Matemáticas por la Facultad de Sevilla y actualmente Gerente en una empresa de
consultoría de sistemas. Siempre sintió interés por los libros y creció leyendo los clásicos.
Mientras tanto, su otra afición era el dibujo; dedicaba horas a confeccionar historietas, dando
rienda suelta a la imaginación. Algo más tarde, reemplazó los pinceles por la pluma y comenzó
a escribir todo tipo de relatos. Durante sus estudios universitarios, se enfrascó en algunos
proyectos más serios y participó en varios concursos de cuentos, obteniendo algunos premios.
Años después, dio forma a varios proyectos hasta que consiguió publicar algunos relatos y sus
primeras novelas, Ladrones de Atlántida (seleccionada en 2008 y 2009 para participar en el
programa “El placer de leer” de la Diputación Provincial de Sevilla que fomenta la lectura entre
los adolescentes) y El talismán cósmico. Al mismo tiempo, también colabora con revistas
electrónicas y asiste a todos los eventos literarios a los que puede.
Contacto: jamuriel@elautor.com
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Entrevista a Teresa Esparza Oteo
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-¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
-Me parece que es indispensable.
-¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le
daría a este problema?
-Hay tanta literatura gratuita en internet que uno podría pasar una vida leyendo obras
extraordinarias sin necesidad de comprar libros. Me parece que deberían de encontrar la
manera de bajar los costos.
-¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas
literarias, blogs, páginas sobre literatura?
-Son una excelente opción, la mayoría de poetas que he descubierto en los últimos 5
años, ha sido por internet.
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Teresa Esparza Oteo nació el 28 de mayo de 1960 en la Ciudad de México. Ha publicado el
libro de poemas Desde lo Cotidiano (2006) y asimismo sus poemas aparecen en diversas
antologías de poesía y cuento publicados por diversas editoriales; Poetas de Atizapán, Rumor
de Fuego Latiendo en la Piel, Amates 19, Vientos del Pasado, Días de Sol, Púas en el
Alambre, Tigres del Porvenir, Toco tu Boca, Ser Abuelos y 60 Minicuentos y un Rebelde, entre
otras. Sus textos han sido publicados en variadas revistas culturales. Algunos de sus poemas
han sido traducidos en inglés.
Correo: mtereeoi@yahoo.com.mx
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Reseñas
El libro que no se dirija a la mayoría (en número e inteligencia)
es un libro tonto.
Charles Baudelaire
ﻫ
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Revagliatti – Antología Poética
El ejercicio de la poesía es no sólo una labor inagotable, sino también una lucha
contra el vacío y la ignorancia con la cual día a día el mundo nos envuelve. El ser poeta
y más aún un poeta que se mantiene joven, no sólo de mente y espíritu, sino también
joven en su decir, en su discurso poético, en sus versos, es aquel que de alguna manera
ya ha trascendido las innumerables barreras que nos plantea el tiempo para que nosotros
nos hundamos en ese paraíso infernal que es el fracaso y peor aún la frustración de no
poder decir lo que se quiere.
Esta nueva publicación no sólo nos da cuenta de su labor poética a través de más
de dos décadas, sino también nos plantea los diferentes cambios de su discurso que con
una gran dosis de humor, pesimismo y existencia, nos entrega un majestuoso retrato de
nuestro propio ser y de los “fantasmas” que nos asechan en nuestro cotidiano devenir.
Revagliatti demuestra con este libro además un certero golpe a los “cliches” que
la sociedad impone para que de alguna manera no podamos ser nosotros, sino ser el
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otro, la presa del vacío, la inconstancia, el hastío eterno de la rutina en nulidad con el
pensar:
Candidades
¿te amo
o estoy emberretinado?
Por otro lado su imagen de la muerte se hace a través de no ver la “trascendencia” que
tiene ésta en los seres humanos, sino que nos hace contemplar por medio del absurdo
nuestra evidente fragilidad ante el tiempo y el no poder:
ni en sueños
volverás
a pestañar.
Con selección y prólogo de Eduardo Dalter, esta antología nos permite ver en
toda su amplitud los centros y periferias de un poeta que ha sabido de denuncia hasta en
lo absurdo. Esta es una antología para gente que ha visto en su propia condición, en su
propio reflejo la imperfección que sensibiliza hasta fingir una sonrisa o quizás una gran
carcajada, sin embargo, esta poesía de Revagliatti, no sólo es eso, sino también ofrecer
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una cruda realidad (la de todos) a través de una aparente sinvergüencería, que a la larga
devela nuestra cándida brutalidad para hacer nuestros los días en ese cúmulo de horas y
objetos, de fetiches y sujetos que es lo cotidiano, él (el poeta, el estigmatizado que aún
en agonía nos muestra su sonrisa, su humor, su verdad) nos informa que al final todo es
un nuevo comienzo, al cual llegar tarde quizá sea una buena estrategia:
Al final
a la convicción
al objeto
al fraude
al reconocimiento
a la derrota
al recelo
al éxito
al reiterado comienzo
al cual siempre
llego tarde.
P.A.
Sobre el autor:
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Huarango Esmeralda
Huarango Esmeralda
Teodosio M. Quispe Montañez
Editora Marksoft98, 2004
[...]
Cada día.
Cada fragmento lejos de ti,
son semblanzas cristalinas en el remanso verde olivo,
tus memorias de fulgor
tus primaveras de ilusiones,
que mañana en las hojas del tiempo el amor de
los días ardiendo recogerá.
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Cada paso en la contienda es un corazón
estrujando y una rosa en nostalgia.
Siguiendo su viaje por las reminiscencias que la vida otorga y que luego funde
en experiencias, el poeta vuelve a nombrar lo que quizá en algún momento se amó con
mucha fuerza y que acaso ahora es sólo distancia de cuerpos que se van olvidando
mientras se contradice el presente con la dolorosa certeza que inyecta la ausencia en el
corazón:
P.A
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Vibraciones
Vibraciones
Marcelino Méndez González
Editorial Azarbe, 2009
En el largo transcurrir de los tiempos, el poeta como ser que de alguna manera
enfrenta al mundo con la palabra a través de su creación, es a su vez, un ser que no sólo
puede dar testimonio de las convulsiones y terribles inconsecuencias del mundo, sino
también él nos da fe que se puede contemplar la belleza a través de la quietud, del
esquivo silencio que en todo caso será los medios por los cuales podemos encontrarle el
“gusto” y disfrutar la brevedad de la vida.
Me encuentro en un estado
de ánimo sereno, es un sitio
apacible y tranquilo con la cualidad
en la que sólo se oyen los pasos blandos
en el camino, pues me rodea
un silencio intenso...
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[...]
El poeta nos invita una vez más a un viaje místico donde la meditación es una
forma de lograr el conocimiento pleno del mundo y del ser que es parte al fin y al cabo
de un solo universo del cual existe una estrechísima relación, que a través de los
sentidos canalizados en perfecta armonía logran esa comunicación con lo infinito, desde
la intima comunión con la realidad que nos rodea día tras día:
Existe a lo largo del libro una fuerte relación entre el hombre y la naturaleza.
Para el poeta la belleza, la totalidad, está en la naturaleza y su constante dinamismo, esa
vibración que mágicamente nos muestra su majestad y derroche de vida. El poeta quiere
que dejemos de lado por un momento nuestro quehacer y contemplemos la esencia del
mundo y acaso también, nuestra propia esencia:
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me fundí en la sustancias del azul desaparecido
y me sentí volar en medio del firmamento
con alas de sueños, en la extremidad
del espejismo de aquella tarde añeja
de mi infancia.
P.A.
Sobre el autor:
Coraza
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Coraza
Vanessa Martínez Rivero
Editorial Hielópolis, 2009
Lo consigo,
encendiendo la calle con mis perturbaciones
y mi locomoción gusana
que avanza solitaria.
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A lo largo de este breve pero intenso poemario la poeta confesará sus
frustraciones, sus anhelos que apenas son lejanos pensamientos. Ella intentará la
redención a través de su realidad, mas su austera y verdadera condición la harán apenas
configurar una utopía más sobre el abismo:
La calle,
el carnaval de la carne,
se vende en estos ojos urbanos.
Y se esconde mi faz tras esta sonrisota.
Dibuja la contemplación de los que
divagamos en el mar de miradas sentenciadoras.
Siendo ya una testigo en carne propia, la denuncia que su poesía otorga, nos
adentra aún más a ese rechazo por lo establecido. Es difícil tragarse la ciudad y lograr la
comunión. Es difícil, y más si la ausencia y el dolor, no son opciones, sino necesidades:
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También pintarás tus secretos,
bebiendo el aguardiente que guardas bajo la pollera de
los misterios.
P.A.
Sobre la autora:
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Absolutamente nada
Absolutamente nada
Luis León
Absolutamente nada (2008) del poeta peruano Luis León (Lima, 1983) es la
concatenación de situaciones donde el vacío y el abismo logran una comunión intensa,
que de alguna manera desnudarán esa antigua herida mal cicatrizada por donde nuestro
dolor se hace infinito dentro de una realidad que desmiembra, que aliena, que
desconsuela, que reduce hasta desaparecernos en nuestra propia denuncia, en nuestra
ausencia:
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hacernos sentir placer, confort, acaso ese lavado cerebral tan nocivo, que ya no nos deja
ser, sino del otro que nos utiliza hasta vaciarnos, hasta abismarnos:
Accidente.
Huida.
19
Alegría, deformación.
Pies
Pisan el rostro a la vez que respiro.
El pesimismo entre sus versos, será la llave para develar a esos seres miserables
que apenas intentan curar las heridas que el mundo esputa con inútiles placebos. El
poeta reconfigura su postura, se hace partícipe de la negación, se emancipa, se libera del
opresor hecho a su imagen y semejanza y mira al otro y se mira así mismo:
33
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No
Exigir a los habitantes
De las islas del tiempo
Caridad.
No
Alojar en almacenes
Los yerros
Que allí
Descansan.
Y en último poema, al final, el poeta habrá marcado sus límites, nos habrá
mostrado ya su soledad y su silencio, que sin embargo no han servido para responder
esa inmensa pregunta existencial. El poeta como un simple mortal hecho de piel y
tiempo, nos muestra ya no la destrucción de la carne y la memoria, sino acaso, lo
incognoscible, que de alguna manera nos devuelve a la pasión de lo magnánimo:
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y quedamos en silencio
Con versos breves y sobrios adjetivos, Luis León, nos muestra aquí su canto y su
hallazgo. El horizonte que nos muestra es la de una urbe mutilada, la de seres
imperfectos que tratan de buscar belleza en su deformidad y también la misteriosa
esencia de aquello que aparenta ser absolutamente nada, mas es en esa nada donde al fin
se encuentra nuestro viaje, lo absoluto.
P.A.
Sobre el autor:
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PASOS PARA PUBLICAR
• Esta Revista no esta obligada a publicar toda colaboración que nos envíen.
Pero se tratará en lo posible de atender la mayoría de los trabajos, teniendo en
cuenta, ciertos criterios de calidad y originalidad para satisfacer el interés de
nuestros lectores.
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Nota: Para aquellos que deseen que la revista haga una reseña de su obra sea poesía,
narrativa, ensayo o Revista, le rogamos enviarnos un ejemplar de su obra a la
dirección postal:
Paolo Astorga
Director de la Revista Literaria Remolinos
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La Revista Literaria Remolinos
Número 40 (Edición de Aniversario)
Se terminó de diagramar el 25 de Septiembre del 2009
en la ciudad de Lima, Perú.
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