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MITOLOGÍA
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Grecia
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LA MITOLOGÍA GRIEGA EN LA
PUBLICIDAD
La presencia de la mitología clásica en nuestra cultura es un hecho comprobado, es
una referencia constante en distintos ámbitos como a continuación comentaremos.
Pero, sin duda, este fenómeno ha alcanzado diferentes espacios de nuestra vida
cotidiana: prensa, televisión, publicidad... Al tratarse de una fuente de inspiración tan
importante, se hace imprescindible conocerla para captar mejor el mensaje que ese
fenómeno cultural concreto nos quiere transmitir.
Antes de centrarnos en la mitología griega como referencia en la publicidad, nos
gustaría comentar diferentes aspectos de la vida cotidiana en la que el uso de los
mitos clásicos se convierten en algo habitual. Ejemplo de ello son la medicina, con sus
expresiones y nomenclaturas como hermafrodita, enfermedades venéreas,
anafrodisia..., si lo llevamos al campo de la psiquiatría, las denominaciones para
diferentes complejos como el de Electra, el complejo de Edipo, ser un
narcisista....Vemos también la influencia de la mitología en otras ciencias como la
química, con sus elementos: selenio, titanio, helio..., la botánica con las
nomenclaturas para las plantas como el laurel y el olivo, los minerales, como el ámbar,
la zoología, para las que hay maravillosas leyendas para nombres tan cotidianos como
las arañas y la lechuza; el mundo mineral, con sus elementos como el ámbar y el
diamante o la astronomía con las denominaciones para las constelaciones, los signos
del zodíaco, los planetas y sus satélites, etc... No podemos dejar de lado la geografía
(Atlas, Olimpo), y las palabras del léxico geográfico (arco iris, eólico, océano...).
Pero si dirigimos nuestra mirada a la cultura seguiremos encontrándonos con
innumerables alusiones a mitos y personajes mitológicos, desde la escultura y la
pintura (incontables muestras podemos ver en cualquier museo) incluso en la
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iconografía judeo‐cristiana encontramos esta referencia, por ejemplo sus seres alados
como los ángeles tienen su paralelo en las nikes o eros alados , construcciones
públicas ornamentales como las fuentes, basta con darse un paseo por Madrid y
podremos observar a Cibeles y Neptuno; y sin ir más lejos la música con sus
instrumentos como la lira, la flauta..., la ópera, e incluso lo vemos en nombres de
grupos de música actual como El sueño de Morfeo o La caja de Pandora. No podemos
dejar de mencionar el mundo del cine (Jasón y los Argonautas, Furia de Titanes) y las
nuevas tecnologías como los videojuegos (Battle of Olimpus, Zeus: señor del Olimpo).
Sin embargo, no hay que alejarse tanto para encontrar referencias mitológicas,
tenemos usos muy cotidianos, de los que quizá debido a su uso tan común no nos
percatamos, por ejemplo los días de la semana (Viernes, Miércoles,...) o los meses, en
el lenguaje frecuente empleamos expresiones como “Va a arder Troya”, “Cantos de
sirena”, “Ser el ombligo del mundo”, “El talón de Aquiles”..., y también nombres como:
amazona, anfitrión, eco, mentor, quimera, odisea, orfeón...
Sin duda, todo este caudal cultural ha llegado a la publicidad, y los personajes y hechos
de la mitología clásica han resultado y resultan una fuente de inspiración permanente
para el mundo propagandístico. Muchos productos a la hora de recibir su
nomenclatura para su marca han recurrido a la mitología, quizá para darle un
revestimiento clásico, para dar mayor prestigio o importancia al producto. Pero no sólo
ha sido un fenómeno del pasado sino que, incluso para nuevas empresas o productos
siempre podrán recibir el nombre acertado buceando en el amplio mundo del mito.
Antes de pasar a comentar un anuncio con mayor atención, mencionaremos varios
ejemplos de marcas de productos habituales que hacen referencia clara a la mitología
clásica: unos de ellos es la revista de historia “Clío”, que también sirvió para un
modelo de coche de la marca Renault. Dicha revista lleva el nombre de, una de las
nueve musas, la Musa de la Historia. Tenemos infinidad de ejemplos con otros
modelos de coches como Musa o Phedra de la marca LANCIA, o Ulysse de FIAT, la
marca de corbatas y complementos Olimpo, etc.
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Pero pasemos a comentar una marca, aceites Atenea, observemos la iconografía
empleada para este producto:
La imagen de ese producto es la diosa Atenea y esto está motivado porque dice la
leyenda que ella dio nombre a la ciudad de Atenas y fue su protectora tras competir
con Poseidón; ambos debían ofrecer un regalo a la ciudad y los habitantes elegirían
con cuál quedarse. Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo brotar una fuente,
lo que les daba un medio de comerciar y agua, pero ésta era salada y mala para beber,
y Atenea ofreció el primer olivo domesticado, los ciudadanos lo aceptaron y con él el
patronazgo de Atenea, pues les proporcionaba madera, aceite y alimento. De ahí que
se consideres que el aceite es oro líquido o un alimento de los dioses.
Si lo comparamos con imágenes de la diosa en el arte rápidamente comprobaremos
que tienen un parecido razonable e inspirador.
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CON
NCLUSIÓN.
La cu
ultura clásica está en la calle, en
e la prensa, en la teele, en la radio, en laa vida
cotid
diana. A veeces nos reesulta tan habitual qu
ue ni siquiera nos peercatamos de la
impo
ortante refeerencia que supone para cualq
quier tipo de iconogrrafía y algo
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ncios publiciitarios.
ACTIVIDADES.
Una vez presen
ntado todo este material, podem
mos proponer a nuestrros alumno
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Cultu
ura Clásica, Referentess clásicos y de Griego q
que elaboreen varias actividades.
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MODA VERSA
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MEDUSA
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2. Busca un anuncio publicitario en el que se haga uso de alguna imagen o marca
en clara alusión o referencia a la mitología griega. Puedes buscarlo en prensa escrita o
en televisión. Deberás explicar el mito al que hace alusión, buscar una relación entre
éste y el producto, la interpretación de por qué crees tú que se ha recurrido a ese mito
en concreto y un breve comentario del producto.
3. Tras hacer una puesta en común se pueden realizar murales para configurar
una exposición, donde se les mostrará al resto de compañeros la importancia y la
actualidad de la cultura clásica en la cultura actual.
4. La otra propuesta que te hacemos es crear tu propio anuncio. Por supuesto,
debes crear tu propia marca, eslogan y diseño con una clara alusión a la mitología
griega y deberás hacer una presentación en clase. Incluso si te atreves puedes rodar tu
propio anuncio publicitario con la ayuda de tus compañeros y una cámara digital que
te facilitaremos. Estos anuncios pueden ser exhibidos en la exposición que te hemos
comentado anteriormente.
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BIBLIOGRAFÍA.
• ALANILLO, Assela, La mitología en la vida cotidiana, Madrid, 2001, Editorial Acento.
• GRIMAL, Pierre, Diccionario de mitología griega y romana, Barcelona, 1997, Ed.
Paidós.
• MUÑOZ REAL J. M., Aprender jugando. El latín de las Páginas amarillas, Madrid,
1995, Ed. Clásicas.
ENLACES DE INTERNET:
Algunas páginas para visitar de marcas que utilizan referencias mitológicas para su
logo, marca o publicidad:
www.aceitesatenea.com
www.olimpo.com
www.nike.com
Ejemplo de anuncio publicitario de la marca de bebidas energéticas “Red Bull” que
toma la figura mitológica de Sísifo y su castigo para promocionar su producto:
http://www.youtube.com/watch?v=4HeDA7‐YgWs
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Roma
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HÉRCULES Y CACO
El Hércules romano tiene algunas de las cualidades del Heracles griego, siendo también
un personaje musculoso, codicioso y no demasiado brillante, que tenía un carácter
irascible.
Caco, hijo de Vulcano, vivía en una gruta del monte Aventino, en Roma, aterrorizando
al país. Llegó un día Hércules, que regresaba de cumplir con su décimo trabajo
conduciendo al ganado que le había robado a Gerión, y se detuvo a descansar. Harto
de comer y beber, se quedó dormido. Caco le robó parte de la manada y para disimular
sus huellas, llevó a los animales hasta su cueva haciéndoles andar hacia atrás
arrastrándoles por la cola. Pero una vez escondidos en su gruta, uno de los bueyes
empezó a mugir. Hércules descubrió la trampa y golpeó a Caco con su maza hasta
matarle. De acuerdo con la mitología romana, fundó un altar en el lugar donde el
Forum Boarium, el mercado de ganado, se celebraría posteriormente.
1. ¿Por qué crees que el mercado de ganado se celebraba en el lugar dónde había
ocurrido este episodio?
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TEXTOS CLÁSICOS:
Evandro narra cómo Hércules mató a Caco:
Y mira ese peñasco suspendido entre rocas
y las peñas dispersas y el antro abandonado
y los riscos que muestran una inmensa catástrofe.
Este fue la caverna, socavada en abismo,
del semihumano Caco, lugar inaccesible
al sol, en cuyo suelo yacían siempre víctimas
y en cuyas altas puertas pendían tristes rostros
de varones, Vulcano fue el padre de este monstruo:
por ello caminaba vomitando candela.
Al fin un dios nos trajo la ayuda que pedíamos,
ese dios, Justiciero máximo, que al trescuerpos
Gerión venció, matándolo. Vino, pues, el Alcida,
conduciendo sus toros, vencedor, y el rebaño
se esparcía en los valles y en las vegas del río.
La insensatez de Caco, para que no existiese
ni dolo, ni perfidia que no se cometiera,
rapto cuatro magníficos toros y cuatro hermosas
novillas, arrastrándolas para atrás por la cola,
de modo que dejasen, en ruta a la caverna,
huellas en el sentido de salir. Ocultolas
allí en el antro oscuro. Mientras tanto ya Hércules
se aprestaba a marcharse después que los rebaños
se hubieron saturado; pero al irse, las reses
mugieron inundando los bosques y colinas
con su triste mugido. Respondió una novilla,
y mugió bajo el antro de Caco, traicionándolo.
Entonces el Alcida se enardeció en un tétrico
dolor, cogió las armas, su fiel maza nudosa
y subió por la cuesta del empinado monte.
Nuestra gente vio entonces a Caco tembloroso
de miedo, refugiarse más rápido que el Euro
en su cueva, corriendo con alas en las piernas.
Se encerró, soltó pronto las cadenas a inmensa
roca que cayo al punto clausurando la entrada.
Entretanto el Tirintio pesquisó las posibles
accesos, apretando los dientes, atisbando
aquí y allá, furioso la colina Aventina,
tres veces intentando romper la roca: en vano,
fatigado, tres veces se sentó descansando
sobre el torso preciso de la cueva. Surgía
un agudo peñasco incrustado entre rocas,
eminente, grandiosa morada para buitres,
y que sobre la izquierda se inclinaba hacia el río.
Hércules le hizo fuerza por el lado contrario,
y logró desgajarlo y lo arrojó al vacío,
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con tan tamaño impulso que cimbraron los aires
y el río amedrentado reflujo. Sin su techo
quedó la inmensa umbrosa caverna del bandido,
tal como si en la tierra se abriesen los dominios
infernales, horrendos y colosal abismo
descubriera, ante el golpe de luz, manes fantásticos.
Atrapado entre súbita claridad, encerrado
en su cueva, rugía Caco y con proyectiles,
pedrancos, ramas, palos Alcides lo asediaba.
Viendo Caco imposible su fuga, con sus fauces
vomitó un humo grueso que ensombreció la cueva,
hurtándolo a miradas, atrayendo una noche
de tinieblas y fuego. No tolerando Alcides
la treta, brincó al hondo centro donde las ondas
del humo se encendían en atroz remolino.
En vano vomitaba Caco negros incendios;
Alcides, anudándolo con el brazo, le hizo
saltar los grandes ojos y escupir el aliento.
Al abrirse las puertas, salieron los ganados
y las demás rapiñas. Arrastrado el cadáver
por las piernas mostraba ojos y cara hórridos,
el pecho pelambroso, la fauce chamuscada.
Desde entonces proviene la fiesta jubilosa
para Hércules...
Virgilio, Eneida, VIII, 190‐268
Cuentan que Hércules, después de matar a Gerión, le había arrebatado los bueyes de manera
asombrosa, y que, cerca del río Tiber, tras atravesarlo a nado conduciendo el rebaño ostensiblemente, en
un lugar cubierto de hierba, se había echado con su ganado, cansado por el viaje para descansar
tranquilamente y con abundante pasto. Allí, pesado tras comer y beber vino, sucumbió al sueño. Un
pastor de asombrosa fuerza y vecino de aquel lugar, llamado Caco, capturado por la belleza de los
animales, quiso robarle este botín y arrastrando a cada uno de los bueyes por la cola los introdujo en su
cueva con cuidado, pues si hubiera empujado al ganado hacia la cueva las huellas habrían conducido a
su dueño hasta allí. Hércules, al despertarse miró al ganado, y dándose cuenta de que faltaba una parte
se dirigió hacia una cueva próxima. Cuando vio que las huellas salían de allí y no llevaban a ninguna otra
parte, confundido, avanzó hacia delante con el ganado. Pero los bueyes robados comenzaron entonces a
mugir al escuchar a los demás y la voz de éstos desde la cueva hizo volver a Hércules hacia allí. Caco
intentó apartarlo viendo que se dirigía a la cueva, e implorando en vano la ayuda de los pastores,
sucumbió golpeado por su maza. Evandro , que había huido del Peloponeso, reinaba entonces sobre
aquellos lugares con más autoridad que poder, hombre venerable en el arte de las letras, algo novedoso
entre hombres más bien rudos para las artes, y más venerable aún por la consideración divina de su
madre Carmenta, a la que aquella gente había admirado como profetisa antes de la llegada de la sibila a
Italia.
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Entonces Evandro, convocado por los pastores que temían al extranjero responsable del asesinato,
después que escuchó la descripción y las causas del crimen, preguntó quién era aquel hombre de aspecto
y figura bastante más grandes y majestuosos que la mayoría de los humanos. Cuando escuchó su
nombre, su padre y su patria exclamó: “Salve, Hércules, hijo de Júpiter, mi madre, fiel intérprete de los
dioses, profetizó que tú te conterías entre los celestes y que en tu honor se erigiría aquí un altar, al que la
gente más noble llamará “Ara maxima” y lo honrarán según tu rito”. Hércules, aceptando la ayuda
prestada, prometió cumplir el augurio una vez fundado y dedicado el altar. Allí entonces, capturado el
buey más distinguido del rebaño, se hizo el primer sacrificio a Hércules, y fueron elegidos los Poticio y los
Pinario para realizar la ofrenda, pues éstas eran entonces las familias más ilustres de aquel lugar.
Pero por casualidad sucedió una vez que los Poticio llegaron a tiempo y colocaron ellos las entrañas; los
Pinario llegaron, una vez consumidas éstas, para el final del sacrificio. Desde entonces se fijó que,
mientras existiera el linaje de los Pinario, no se alimentarían de las entrañas de este sacrificio. Los
Poticio, instruidos por Evandro, fueron sacerdotes de este sacrificio durante mucho tiempo, hasta que
desapareció todo el linaje de los Poticio, entregando esta función al Estado.
Tito Livio, Ab urbe condita, I
Mas he aquí que el héroe portador de la maza, que ha recorrido un largo camino a través del mundo,
conduce a estos lugares los bueyes eriteos. Mientras la morada tegea le ofrece hospitalidad, los bueyes
sin vigilancia alguna vagan errantes por los dilatados pastizales. Llega la mañana: el mayoral tirintio,
despertado de su sueño, se da cuenta de que le han desaparecido los bueyes. En su búsqueda no ve
huella alguna del furtivo robo: el feroz Caco había arrastrado a los animales a reculas hasta su cueva;
Caco, terror y deshonra del bosque Aventino, no pequeña calamidad para vecinos y extranjeros. Siniestro
era el aspecto de aquel hombre; sus fuerzas, en consonancia con su cuerpo, que era enorme; (el padre de
este monstruo era Mulciber); como morada habitaba una ingente caverna de largas galerías, escondida
y difícilmente localizable incluso para las fieras salvajes. Sobre la puerta pendían clavadas cabezas y
brazos; y el árido suelo blanqueaba de osamentas humanas. Después de haber perdido una parte de sus
bueyes, el hijo de Júpiter se marchaba, cuando los animales robados lanzaron un mugido de ronca
resonancia. “Atiendo a vuestra llamada”, ‐dijo‐, y guiado por le sonido, a través de los bosques, el
Vencedor llegó hasta la impía caverna. Caco había obstruido la entrada con una barricada de roca; a
duras penas diez yuntas hubieran podido remover aquella mole. Hércules apoya en ella sus espaldas –
aquellas en las que había descansado el cielo mismo‐ y con sacudida desplaza hacia un lado el enorme
bloque. Al volcarlo, su estrépito aterró a los cielos, y la tierra se hundió bajo el impacto del peso de
aquella masa. Viniendo a las manos, es Caco quien ataca primero y, feroz, combate con piedras y troncos
de árbol. Como con ello nada consigue sintiéndose inferior, recurre a las artimañas de su padre y
comienza a vomitar llamas por su retumbante boca. Cada vez que las exhala se creería que Tifeo respira
y que el fuego del Etna lanza un veloz rayo, Se le anticipa Alcides y la maza de tres nudos que enarbolaba
se abate tres y cuatro veces sobre el rostro de su enemigo. Caco sucumbe y vomita humo mezclado con
sangre; moribundo, va a golpear la tierra con su ancho pecho. El Vencedor inmola en tu honor, Júpiter,
uno de aquellos toros, e invita a Evandro y a los campesinos de aquellos lugares, y se erige a sí mismo un
Ara, que es denominada Máxima, en aquella zona de Roma que toma su nombre del buey. La madre de
Evandro no oculta que está cercano el momento en que la tierra deje de disfrutar de los servicios de su
amado Hércules. Por su parte, la feliz profetisa, después de haber vivido muy apreciada por los dioses,
preside como diosa este día en el mes de Jano.
Ovidio, fastos I (543‐586)
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En el tiempo en que el Anfitriónida a los toros
había sacado de tus establos, oh Eritea,
vino al Palatino rico en ganado, montes invictos,
y él mismo, cansado, a los cansados bueyes colocó
por donde el Velabro convertía en estanque su corriente
y por donde el marinero iba a vela por aguas urbanas.
Pero no quedaron indemnes, por causa de Caco,
Huésped infiel: con un robo traicionó él a Júpiter.
Habitaba allí Caco, ladrón desde su temible cueva,
Que emitía sonidos repartidos por sus tres bocas.
Para que fuesen confusas las señales de su clara rapiña,
arrastró él por la cola hasta la cueva los bueyes caminando
hacia atrás,
y no sin el dios como testigo; delataron al ladrón los
novillos,
y la ira derribó las odiosas puertas del ladrón.
Quedó tendido Caco, golpeado en sus tres sienes por la
menalia
rama, y así dice el Alcida: “Id, bueyes,
id, bueyes de Hércules, trabajo último de mi maza,
bueyes, dos veces por mí buscados, dos veces motín mío,
y con un prolongado mugido consagrad el campo “Bovario”.
Vuestros pastos serán el noble foro de Roma”.
Había dicho y, seco su paladar, la sed le atormenta la boca
y la tierra, aunque repleta en su interior, no suministra
agua ninguna.
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Pero oye que a lo lejos ríen en un recinto unas muchachas,
donde un recinto sagrado había formado con su
umbroso círculo un bosque,
parajes cerrados y fuentes lustrales de una deidad femenina
y ritos no accesibles impunemente a varón alguno.
Vendas purpúreas ocultaban los recoletos umbrales,
Relucía el modesto techo con el fuego perfumado del
incienso,
y un álamo con su larga fronda adornaba el santuario,
y sombra abundante protegía a las canoras aves.
Aquí se precipita, con el polvo amontonado en su
seca barba,
y lanza ante las puertas palabras inferiores a un dios:
“Vosotras, os ruego, que os divertís en la gruta sagrada de
este bosque,
abrid a hombres extenuados vuestra hospitalidad.
Una fuente voy buscando, y parajes son éstos en los que
cerca resuena
el agua; me basta el hueco de mi mano para cogerla de
la corriente.
¿No habéis oído a alguien que sostuvo el orbe en su espalda?.
Ése soy yo; Alcida me llama la tierra por mí rescatada.
¿Quién no ha oído los valerosos hechos de la maza de
Hércules,
y sus armas siempre eficaces contra enormes fieras,
y que a un solo hombre han mostrado la luz las tinieblas estigias?
(Acogedme; apenas esta tierra se me abre en mi cansancio)
Incluso si a la áspera Juno estuvieseis ofreciendo sacrificio,
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no me habría rehusado sus aguas mi misma madrastra.
Ahora bien, si a alguien aterrorizan mi rostro y las cerdas
de león, y mi cabellera quemada por el sol de Libia,
yo mismo hice trabajos de esclava con manto sidonio,
y trabajé los ovillos diurnos con la rueca lidia,
y un delicado sostén recogió mi hirsuto pecho,
y, con mis endurecidas manos, fui una experta sirvienta”.
Con semejantes palabras el Alcida; pero con semejantes
la venerable
sacerdotisa, rodeada su cana cabellera de cordón de púrpura:
“Abstente de mirar, huésped, y aléjate de este bosque sacratísimo;
anda, ea, y abandona en segura huida los umbrales.
Vedada a los varones se venera, con ley que debe
ser temida, el altar que se defiende en apartada cabaña.
A gran precio el adivino Tiresias contempló a Palas,
mientras, quitándose la Górgona, lava ella sus valerosos miembros.
Que los dioses te den otras fuentes; esta agua que, alejada
de lo transitado,
discurre por secreto cauce, es siempre especial para las jóvenes”.
Así habló la anciana; él con sus hombros hizo estremecerse
las oscuras jambas,
y la puerta cerrada no pudo oponerse a su airada sed.
Pero después que, agotada ya la corriente, había dominado su ardor,
con sus labios todavía húmedos impone severas leyes:
“A mí, que arrastro mi destino, me acoge este extremo
del mundo; apenas esta tierra se me abre en mi cansancio”.
Dice: “Que el Ara que consagro como Máxima por haber encontrado
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mis rebaños, el Ara máxima, levantada por estas manos más,
jamás sea accesible a la veneración de ninguna joven,
para que no quede nunca sin venganza la sed de Hércules”.
Salve, padre Santo, a quien favorece ya la áspera Juno.
Ojalá quieras, Santo, estar propicio en mi libro.
A éste, puesto que con sus manos había santificado el orbe
purificado, la ciudad de Tacio, Cures, lo convirtió en Santo.
Propercio, IV, 9
2. Teniendo en cuenta que Tito Livio era un historiador y Virgilio un poeta, ¿Qué
diferencias encuentras entre el relato de Livio y el de Virgilio?
3. ¿Cómo tratan el tema Ovidio y Propercio?
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ACTIVIDADES
Imágenes
4. Comenta el momento de la historia reflejado en las imágenes, ¿qué diferencias y
semejanzas ves en cada una de ellas?
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5. ¿Qué es para nosotros actualmente un “caco”? Teniendo en cuenta el relato y
la etimología de la palabra (kakós en griego significa “malo, malvado”), ¿por
qué crees que ha adquirido ese significado?
6. Comenta el siguiente verso de Cervantes:
Se advierte que no ha de ser tenido por ladrón el poeta que hurtare algún verso ajeno y
le encajare entre los suyos, como no sea todo el concepto y toda la copla entera, que en
tal caso tan ladrón es como Caco ‐ Miguel de Cervantes (Viaje al Parnaso)
‐Propuesta de redacción:
7. Dibuja un cómic explicando la historia de Hércules y Caco en las diferentes
viñetas.
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BIBLIOGRAFÍA
• Guía de la Roma antigua, G. Hacquard.
• R. Burns: Sombras de Roma, Historias de Grecia y Roma, Barcelona, Salvat, 1998.
• Jane F. Gadner, Mitos Romanos, Akal 1995.
• Contreras Valverde y otros: Diccionario de la religión romana,
Madrid, Ediciones Clásicas, 1992.
• Diccionario de la mitología griega y romana de Espasa
• Kerenyi: La religión antigua, Barcelona, Herder, 1999.
• M. Ogilvie: Los romanos y sus dioses, Madrid, Alianza, 1995.
• Scheid: La religión en Roma, Madrid, Ediciones Clásicas, 1991.
• Urbs Roma de J. Guillén
Páginas Web: www.culturaclasica.com
www.culturaclasica.net
Palladium (recursos.cnice.mec..es/latingriego)
www.xente.mundo‐r.com/flillo
Medios audiovisuales:
• Hércules, animación (1997)
• Hércules (1958)
• Hércules (2005), Roger Young
• Hércules, los viajes legendarios. Serie TV
• El joven Hércules (animación). Serie TV (1998)
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LITERATURA
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Grecia
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LA LITERATURA GRIEGA EN EL
CINE ACTUAL
Sin duda, el cine actual se nutre de numerosísimos temas, cada cual más diferente, por
ello la cultura clásica no es una excepción. En los últimos tiempos los imperios antiguos
han sido una fuente de inspiración para la industria del cine, recordemos títulos como
“Jasón y los Argonautas”, o la superproducción de Frank Miller “300”. Muchas de estas
películas, véase el ejemplo de “Alejandro” de Oliver Stone, pretenden retomar un
hecho histórico, o acercarnos un tema clásico que sirve de ejemplo para la actualidad,
y muchas de ellas, nos aproximan costumbres, localizaciones, personajes…
Es destacable que la mayoría de títulos remitan a alguna obra literaria de la que se
considera la primera literatura de Occidente, la literat ura griega. Así podemos
mencionar numerosos ejemplos:
Con respecto a la épica, la película Troya (2004) de Wolfgang
Petersen, que está supuestamente basada en la Ilíada con
algunos elementos de la Odisea de Homero; la Odisea, de Andrei
Konchalovsky (1997), basada en las aventuras de Odiseo,
recogidas en la obra con mismo título de Homero y Jasón y los
Argonautas (1963), tanto en su versión más antigua, como en la
más actual Jasón y los
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Si buceamos en otros géneros como la tragedia y la comedia,
géneros más propios de los escenarios de teatros, también
encontramos su referencia cinematográfica, como ocurre con
Las troyanas (1971), de Michael Cacoyannis, título de
Eurípides con el que vamos a trabajar, o Edipo rey (1967), de
Pier Paolo Pasolini, en la tragedia homónima de Sófocles. En
la comedia tenemos algún ejemplo más como la película
española Lisístrata (2002), de Francesc
Bellmunt apoyada en la comedia homónima de Aristófanes.
ACTIVIDADES
Una vez presentado todo este material, podemos proponer a nuestros alumnos, de
Cultura Clásica, Referentes clásicos y de Griego que elaboren varias actividades.
1. La primera actividad es la propuesta de lectura de la tragedia de Eurípides, Las
Troyanas.
2. El visionado de la película Las Troyanas cuya ficha artística es la siguiente:
Título original: The Trojan Women
Nacionalidad: USA‐Gran Bretaña.
Duración: 110 minutos.
Año de estreno: 1971.
Dirección: Michael Cacoyannis.
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Ayudantes de dirección: Stavros Konstantarakos, José Mª Ochoa y Roberto Cirla.
Edición: Michael Cacoyannis.
Guión: Michael Cacoyannis, sobre la traducción inglesa de Edith Hamilton de Las
Troyanas de Eurípides.
Producción: Michael Cacoyannis y Anis Nohra (Cinerama Releasing).
Director de producción: Paco Lara.
Productor ejecutivo: Joseph Shaftel Productions.
Supervisor de producción: Carlo Lastricati.
Ayudante de producción: Derek Haine.
Distribuidora: MCA.
Fotografía: Alfio Contini (Eastmancolor).
Montaje: Russell Woolnough.
Dirección artística: Nicholas Georgiadis.
Efectos especiales: Basilio Cortijo.
Vestuario: Annalisa Rocca.
Música: Mikis Theodorakis (composición y dirección), con la colaboración de Maria
Farantouri (voz).
Sonido: Mikes Damalas (grabación) y Alfred Cox (edición).
Reparto: Katharine Hepburn, Irene Papas, Vanessa Redgrave, Geneviève Bujold, Brian
Blessed, Patrick Magee, Alberto Sanz.
3. Otra propuesta que planteamos es acudir a la representación teatral de dicha
obra, que en este curso escolar se está realizando en el certamen de teatro
grecolatino de Sagunto.
4. Con esta triple perspectiva podemos trabajar con el alumnado a partir de este
guión:
• Resume brevemente el argumento de la obra literaria.
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• ¿Consideras que la película tiene una fundamentación literaria en su
argumento? Enumera las semejanzas y diferencias que hayas observado
con respecto a la película y la obra de teatro.
• ¿Aparecen los mismos personajes tanto en la tragedia como en la película,
como en la representación?
• ¿Por qué crees que esta obra ha tenido tanta repercusión en diferentes
ámbitos artísticos? Reflexiona tu respuesta.
• ¿Qué mensaje crees que transmite Las troyanas sobre la guerra y la paz?
¿Es un tema actual? Razona tu respuesta.
• Para finalizar, redacta tu opinión personal sobre la lectura, la obra de teatro
y la película.
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BIBLIOGRAFÍA.
• EURÍPIDES, Las troyanas, ED. Clásicas, 1996, Madrid.
• LILLO REDONET, Fernando, Guías didáctica de Alejandro Magno (2004) y El
león de Esparta (1961), Áurea Clásicos, Madrid, 2005.
• LILLO REDONET, Fernando, Guías didácticas de Troya (2004) y La Odisea
(1997), Áurea Clásicos, Madrid ,2004.
• LILLO REDONET, Fernando, El cine de tema griego y su aplicación didáctica,
Ediciones Clásicas, Madrid, 1997.
FILMOGRAFÍA
Las Troyanas. Michael Cacoyannis (1971)
ENLACES DE INTERNET: Para ver material sobre Las troyanas en cine y teatro:
http://www.youtube.com/watch?v=LLz4aBYuGH8
http://www.youtube.com/watch?v=kMk6sDTm1wo&feature=related
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Roma
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LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO:
TEMAS VIEJOS, NUEVOS VERSOS
(De cómo influyen los Clásicos en
nuestros poetas)
LUIS ALBERTO DE CUENCA Y EL MUNDO CLÁSICO
Luis Alberto de Cuenca es un poeta madrileño nacido en 1950 que estudió Filología
Clásica en la Complutense de Madrid. Es profesor de investigación en el Instituto de
Filología del CSIC, y fue director de la Biblioteca Nacional y Secretario de Estado de
Cultura. Además de su labor cultural y como docente, Luis Alberto de Cuenca es un
autor que ha escrito poemas desde muy joven y que empezó a publicar a finales de los
setenta. Ha recibido varios premios, tanto por sus libros de poemas como por sus
traducciones. Ha puesto letra a muchas canciones de la historia del pop nacional
(como la conocida “Hola, mi amor. Yo soy tu lobo” y ha realizado varias antologías de
literatura latina.
A continuación haremos una brevísima antología de dichos poemas relacionados con
el mundo clásico y plantearemos unas cuestiones para que puedan realizarse en clase.
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1. Los tres poemas siguientes tienen que ver con la historia de Ulises, el héroe de
Ítaca que luchó en Troya y que regresa a su patria veinte años después.
¿Podrías comentar a qué pasajes concretamente de la historia de Ulises se está
refiriendo el poeta? ¿Crees que se inspira directamente en las fuentes clásicas,
o que hace una versión libre del mito? Razona tu respuesta e intenta averiguar
de qué fuentes bebe Luis Alberto de Cuenca.
ULISES
Atado al mástil.
Las garras afiladas de las Sirenas…
EN LA CORTE DE ALCÍNOO
La noche es larga
en la corte de Alcínoo.
Cuéntanos, huésped.
NAUSÍCAA
El mar de Homero ríe para ti,
que te acodas desnuda en la baranda
en busca de aire fresco, con la copa
de néctar en la mano, mientras vienen
y van los invitados por la fiesta
que has dado en el palacio de tu padre.
El aire puro inunda tus pulmones
y el néctar se te sube a la cabeza.
Llega entonces el hombre de tu vida
a la terraza. Es una hermosura mezcla
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y fortaleza y de sabiduría.
Ulises es su nombre. Tú no ignoras
que pasará de largo. Ya soñaste
su desdén tantas veces… Pese a todo,
el brillo de tus ojos insinúa:
“No me canso de verte”. Y tus oídos
reclaman: “Háblame, dame palabras
para vivir”. Y con el sexo dices:
“Dueño mío, haz de mí lo que te plazca”.
Todo es entrega en ti, dulce Nausícaa,.
Pero él está aburrido de la fiesta,
perdido en el recuerdo de su patria,
y no se fija en ti, ni en ese cuerpo
de diosa acribillado de mensajes
que nunca llegarán a su destino.
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2. El siguiente poema de Luis Alberto de Cuenca está inspirado directamente en
otro de Horacio, el poeta latino de época de Augusto, que te ponemos más
abajo. ¿Qué diferencias hay entre uno y otro? ¿Crees que es una copia del
original o que el poeta español le da un toque especial? ¿Cuál te gusta más?
¿Por qué crees que Luis Alberto utiliza este poema de Horacio y con qué fines?
SOBRE UNA ODA DE HORACIO
‐Mientras yo te gustaba
y no había rival que rodease
tu cuello con sus brazos,
fui feliz.
‐Cuando tú me querías
y no tenías ojos para otra,
y eras mi fiel esclavo,
fui feliz.
‐Es ahora mi dueña
una mujer más guapa y más simpática
que tú. Y tiene dinero.
Soy feliz.
‐No puede compararse
contigo el hombre con quien salgo ahora.
Joven, rico, apacible.
Soy feliz.
‐¿Qué, si yo te dijera:
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ven, amor, torna al yugo que rompimos,
deja al imbécil ese,
vuelve a mí?
‐Aunque él es más hermoso
que el sol, y tú la sombra de una sombra,
a tu lado, mi vida,
he de morir.
LIBRO III, ODA IX
‐Mientras yo te gustaba y ningún otro hombre, prevaleciendo sobre mí, echaba sus brazos sobre
tu blanco cuello, florecí más dichoso que el rey de los persas.
‐Mientras por ninguna otra más que por mí te abrazaste y Lidia no era pospuesta a Cloe, yo, Lidia,
gozando de gran renombre, florecí más ilustre que la romana Ilia.
‐A mí ahora me domina la tracia Cloe, entendida en los dulces ritmos y experta en tañer la cítara;
por quien yo no temiera morir, si los hados permiten que su vida se alargue.
‐A mí me quema con antorcha compartida Cálais, el hijo de Órnito de Turio; por quien yo
consintiera morir dos veces, si los hados permiten que el muchacho me sobreviva.
‐¿Y qué si regresa el antiguo amor y con yugo broncíneo reúne a los desunidos; si despido a la
rubia Cloe y mi puerta se abre a Lidia, la rechazada?
‐Aunque él es más hermoso que una estrella, tú más liviano que un corcho y más iracundo que el
levantisco Adriático, contigo quisiera vivir, contigo moriría gustosa.
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3. Los poemas que te proponemos a continuación tienen que ver con la historia
de la Guerra de Troya y sus personajes. Responde a las cuestiones que se
plantean en cada uno de ellos.
A la dudosa luz del alba
las tres diosas se contonean
recién lavadas y peinadas,
cada una con un espejo
que dice: “Tú eres más hermosa”.
Fina escarcha y polvo de estrellas
salpica los divinos cuerpos
hechos de sueño y de rocío
y de polen de madreselva
y de feérica telaraña.
Se desperezan los gorriones.
Un viento sur muy destemplado
riza las ramas de los árboles.
Llega Paris a la glorieta
silbando alegre tonadilla.
− ¿Qué título le pondrías a este poema y por qué?
− ¿Qué hecho está narrando el poeta?
− ¿A qué tres diosas se está refiriendo?
− Busca representaciones de este episodio en el arte.
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HELENA: PALINODIA
No, no es verdad, amor, aquella historia.
No llegó a seducirte aquel imbécil
de rizo perfumados. No te fuiste
precipitadamente de la fiesta
de nuestro aniversario, con los ojos
clavados en el bulto que emergía
de entre sus piernas, y con las narices
saturadas de droga. No embarcaste
en su yate de lujo con lo puesto
‐que casi no era nada‐, mientras yo
te buscaba en la calle como un loco,
creyendo que te había pasado algo.
No desapareciste de mi vida
como una exhalación y para siempre.
No puede ser verdad aquella historia.
− ¿De qué personajes habla el poema?
− ¿En boca de qué personaje nuestro poeta pone dichas palabras?
− ¿Quién es la mujer a la que se está dirigiendo?
− ¿Quién es el “imbécil” que aparece en el poema, de rizos perfumados?
− Da tu opinión acerca del poema. ¿Crees que es una visión original del mito
que se nos cuenta?
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TEICHOSCOPIA
Tras nueve años de guerra, el rey de Troya
no sabe quiénes son sus enemigos.
Se lo pregunta a Helena, allá en lo alto
de la muralla: “Dime, Helena, hija,
¿quién ese ése que saca la cabeza
a los demás y que parece un rey
por su modo de andar y por su porte
señorial?” “Mi cuñado Agamenón,
un hombre insoportable que no cesa
de gruñir, el peor de los esposos
y un mal padre.” “¿Y el rubio que está a su lado?”
“Es mi marido, Menelao, un idiota
que no supo apreciar como es debido
lo que tenía en casa y no comprende
a las mujeres”. Príamo registra
la información de Helena en su vetusto
cerebro, y continúa preguntando:
“Y ese otro de ahí, de firme pecho
y anchos hombros, que va y viene nervioso
por el campo, las manos a la espalda,
como quien trama algo, ¿quién es ése?”
“Odiseo de Ítaca, un fullero
de quien nadie se fía, un sinvergüenza.”
“¡Caramba con los griegos!”, piensa Príamo,
y le dice a la novia de su hijo:
“Otros veo, muy altos y muy fuertes,
que destacan del resto. Por ejemplo,
esa masa magnífica de músculos
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que está sentada al fondo, a la derecha…”
“Es Ayante, una bestia lujuriosa
y prepotente, un grandullón con menos
inteligencia que una lagartija.”
“¡Qué bien hice estos años ‐piensa Príamo‐
sin saber quiénes eran estos tipos!
Basta que gente así reclame a Helena
para no devolverla.” Y en voz alta
dice a la chica: “¿Dónde estará Paris?”
“Imagino que en la peluquería,
haciéndose las uñas y afeitándose.”
“Ayúdame a bajar de la muralla
y vamos en su busca, que os invito
a los dos a una copa en el palacio.”
− Este poema habla de la guerra de Troya claramente. Busca información sobre
los personajes que aparecen en él. ¿Quiénes son y cuál fue su papel en dicha
guerra?
− ¿Crees que es una escena que podría haber tenido lugar, o es totalmente
ficticio el hecho de que el rey de Troya charlara con su nuera, Helena?
− ¿Crees que es acertada la visión que se tiene de Paris, el hijo de Príamo?
− Hay otros héroes que no se citan en el poema y que fueron fundamentales en
el desarrollo de la guerra. ¿Podrías citar a alguno?
− Busca otros poemas que hablen de la guerra de Troya y compara éste con uno
que te guste.
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4. A continuación te ponemos dos poemas, uno de Luis Alberto de Cuenca y otro
de Arquíloco, un poeta griego de Época Arcaica. Intenta asociar cada poema a
su autor y explica por qué asocias cada uno a dicho poeta. ¿Crees que tienen
relación entre ellos? ¿Qué quieren decir al lector ambos? ¿Cuál crees que es
más moderno o actual? ¿Y cuál te gusta más?
POEMA 1 POEMA 2
Corazón, corazón, si te turban pesares Álzate, corazón, consumido de penas,
invencibles, ¡arriba! Resiste al contrario levántate, que sopla un viento de esperanza
ofreciéndole el pecho de frente, y al ardid por el mundo, llevándose con él tus inquietudes
del enemigo opónte con firmeza. Y si sales y la costra de angustia que apaga tus latidos.
vencedor, disimula, corazón, no te ufanes, Álzate, viejo amigo, que el dios de los humildes
ni, al salir vencido, te envilezcas llorando en ha vuelto de su viaje al país de las sombras
casa. y alumbra con su ojo la prisión en que yaces,
No dejes que importen demasiado tu dicha limando los barrotes de tu melancolía.
en los éxitos, tu pena en los fracasos.
Comprende que en la vida impera la alternancia.
5. Luis Alberto de Cuenca escribió un poema titulado Collige, virgo, rosas,
haciendo clara referencia a un verso del poeta latino Ausonio (de época
Imperial, ya en el siglo IV d.C.). Te ponemos a continuación un fragmento de
dicho poema latino y el poema completo de Luis Alberto. ¿Cuál es el tema
principal? Busca el poema completo de Ausonio y comenta los versos que
pudieron servirle de inspiración al poeta español. ¿Qué nos vienen a decir los
poetas con el hecho de cortar una rosa?
DE ROSIS NASCENTIBUS
(fragmento de Ausonio)
(…) Lamentamos, Naturaleza, que sea tan breve el regalo de las flores.
Nos robas ante nuestros propios ojos los obsequios que nos muestras.
Apenas como un solo día es la vida de las rosas;
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tan pronto llega a su plenitud, las empuja su propia vejez. (…)
Mas no importa: aunque inexorablemente
deba la rosa rápida morir,
ella misma prolonga su vida con los nuevos brotes.
Corta las rosas, doncella, mientras está fresca
la flor y fresca tu juventud,
pero no olvides que así se desliza también al vida.
COLLIGE, VIRGO, ROSAS
(Luis Alberto de Cuenca)
Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlete los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechura del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.
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6. Te proponemos a continuación como ejercicio final buscar de dónde toma el
tema de este poema Luis Alberto de Cuenca titulado “Propercio y Cintia”. ¿A
qué poeta latino hace referencia mediante el texto? ¿Quién es Cintia y qué
tiene que ver con Propercio? ¿Qué quiere decir con los tres versos finales?
Sombras, Propercio, sombras, gavilanes
oscuros, imprecisos, niebla pura,
cincha, brida y espuela. No profanes
el mástil del amor, la arboladura
del deseo, la ofrenda de los manes,
con la triste verdad de tu locura:
cosmética, veneno, miel, divanes
y el perfume letal de la lectura.
Conocerás un puente de cuchillos,
La brisa del instante, el terciopelo
remoto como el torso de una diosa.
Sudor frío de muerte, tenues brillos
de Cintia envuelta en luminoso velo
y, al fin, la permanencia de la rosa.
143
ARTE
144
Grecia
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REPRESENTACIÓN DE LA
BELLEZA DEL ATLETA EN LA
ESCULTURA GRIEGA.
EL CUERPO DEL ATLETA EN LA ANTIGUA GRECIA
Probablemente en ningún otro período de la historia cultural de la humanidad “el
deporte” ha ocupado un lugar tan importante en el arte como en la Grecia antigua.
Un gran conocedor del arte griego antiguo, Ernst Buschor, ha afirmado que “se podría
decir, con alguna exageración, que hubo una época en la que el arte griego representó
únicamente atletas”. El cuerpo humano desnudo (y en concreto el cuerpo masculino
desnudo) es el tema central de la escultura y la pintura griegas desde el siglo VIII a.C.
Los artistas griegos representan con inusitada frecuencia los vigorosos cuerpos de los
atletas, y también cuando representan desnudos a sus héroes y a sus dioses, atribuyen
a éstos el aspecto de atletas en la plenitud de su juventud y su belleza. Así, con el
aspecto de un joven lanzador de jabalina aparece (según la interpretación de muchos
arqueólogos) el héroe Aquiles en la escultura con la cual, hacia 440 a.C., Policleto de
Argos dio forma a sus postulados sobre las proporciones de la figura humana perfecta
(que son los postulados del clasicismo griego), las cuales había expuesto teóricamente
en su célebre tratado Canon.
146
Una década después, Policleto completa su imagen humana ideal recurriendo, de
nuevo, a la figura de un atleta que se ata a la cabeza las cintas que simbolizan la
victoria, el llamado Diadúmenos.
Atletas son también los modelos humanos del arte de los períodos anterior y posterior
a Policleto. El final del arte arcaico, a mediados del siglo VI a.C., está representado por
el jinete Rampin (imagen dedicada a Atenea por un joven vencedor en unos juegos
deportivos, como indica la rama de roble que corona su cabeza), obra del mismo
artista que realizó un hermoso relieve de un discóbolo, actualmente en el Museo
Arqueológico Nacional de Atenas.
147
En la primera mitad del siglo V a.C., ilustran el llamado “estilo severo”, con el que
comienza la época clásica, una imagen que representa a un atleta en reposo después
de su triunfo, el auriga de Delfos.
y otra que capta de manera magistral un momento único en el que todas las fuerzas
del cuerpo humano se concentran en el intento de obtener el mejor resultado en la
competición, el Discóbolo de Mirón.
Y ya en el siglo IV a.C. las enseñanzas de Policleto fueron continuadas y renovadas por
Lisipo de Sición, que plasma en su Apoxiómenos (el atleta que con la estrígile limpia su
cuerpo del polvo y el sudor de la competición)
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Un tipo humano más delgado y ligero que el propuesto por Policleto, un cuerpo que se
hace algo más robusto, pero también más melancólico, en su representación de Agias,
un célebre atleta de la primera mitad del siglo V a.C. especialista en el pancracio
(combinación de las técnicas de la lucha y el boxeo). A partir de esta época, la
representación escultórica del cuerpo humano va ganando en realismo lo que va
perdiendo en idealización, y estas nuevas tendencias se documentan bien, como era
de esperar, en las representaciones de atletas, que aparecen ahora con los rasgos
individuales del rostro bien marcados, como muestra la imagen que el boxeador Sátiro
de Élide dedicó en el santuario de Olimpia con ocasión de sus triunfos en los años 332
y 328 a.C. (su autor es probablemente el ateniense Silanión), e incluso los artistas se
cuidan ahora de representar de manera mucho más realista las huellas, a veces
terribles, que dejaban en el rostro de los boxeadores los “guantes” que se aprecian en
los puños del llamado “boxeador de Apolonio”, del siglo I p.C.
149
Pero volvamos al Doríforo de Policleto. En su libro, ya clásico, sobre el arte de la Grecia
clásica Charbonneaux‐Martin‐Villard comentan lo siguiente a propósito de la imagen:
“(la simetría) se basa al mismo tiempo en relaciones aritméticas simples (la altura total
es siete veces la altura de la cabeza) y en relaciones geométricas inconmensurables.
Pero la simetría rítmica de Policleto está fundada en un profundo conocimiento del
organismo humano, cuyas articulaciones están muy marcadas para marcar con ellas la
composición estructural y la disponibilidad para la acción”. Estas palabras nos ofrecen
quizá la clave para comprender la importancia que tuvo el deporte en el desarrollo de
la escultura griega y del arte griego en general, desde las muy esquemáticas
representaciones del cuerpo en los vasos geométricos hasta la perfección alcanzada en
la escultura y en la pintura de los siglos V y IV. Al artista le interesa sobre todo el
cuerpo humano y los movimientos del cuerpo humano, y, dado que los hombres
griegos practicaban el deporte desnudos, los gimnasios y las palestras permitían a los
artistas pasarse las horas contemplando y estudiando detalladamente el cuerpo
humano, ya en reposo, ya ocupado en sencillos o complejos movimientos.
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En efecto, el arrte griego nos
n muestra los cuerp
pos de los atletas
a en las más varriadas
actitudes dentro
o de los gim
mnasios, las palestras, los estadioss y los hipód
dromos.
Los vvemos en lo
os momento
os previos o
o posteriore
es al esfuerzzo deportivo
o, aplicándo
ose el
aceitte o quitánd
dose con la estrígile laa mezcla de polvo y aceite que cu
ubre sus cue
erpos
tras el ejercicio do masajes o vistiéndose para volver
o, recibiend v a casa. Y los vemos
tamb
bién, naturralmente, entrenando
e o o compiitiendo en todas lass especialid
dades
depo
ortivas: la carrera
c ped
destre en sus diversass distanciass, el salto de longitud
d, los
lanzaamientos de
d disco y jabalina, la lucha, el boxeo y el pancraccio, las pru
uebas
hípiccas, y tambiién las disciiplinas que no se dispu
utaban en los Juegos m
más
impo
ortantes, co
omo el remo
o y la natacción o los ju
uegos con p
pelota.
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Durante los juegos Istmicos de Grecia se practicaba una modalidad en la que se
lanzaba una pelota de pequeñas dimensiones con un palo, algo muy parecido al hockey.
Una importante prueba la tenemos en un bajorrelieve hallado en Atenas en 1922.
Se encontraba en un muro de contención que hizo construir Temistocles en el año 478 a.C.
para proteger aquella ciudad griega de las tempestades del mar y las inundaciones.
En este bajorrelieve vemos a seis deportistas. Los deportistas del centro efectúan un
correcto saque de salida, es decir un "bully", mientras otros cuatro, dos a cada lado,
esperan la jugada.
La mirada de los artistas griegos es tan minuciosa y la cantidad de las representaciones
que han llegado hasta nosotros tan abundante, que sólo con el testimonio de la
pintura y la escultura podríamos conocer, por ejemplo, las técnicas empleadas por los
luchadores griegos o reconstruir la secuencia completa de la técnica empleada por los
atletas griegos para lanzar el disco o la jabalina.
Hasta el siglo IV a.C. la estatuaria y las pinturas de los vasos nos muestran por regla
general los gimnasios y palestras repletos de cuerpos masculinos hermosos y bien
formados, aunque de vez en cuando también se nos aparece algún voluntarioso
muchacho que parece acudir al gimnasio más bien a perder los quilos que le sobran.
Esta exaltación del cuerpo del deportista haya asímismo reflejo en la literatura
contemporánea (en realidad ya desde los poemas homéricos), y especialmente en el
género poético “deportivo” por excelencia en la literatura antiguo, el epicinio. El
epinicio es un canto entonado por un coro para celebrar la victoria de un atleta en una
competición deportiva, compuesto por un poeta por encargo del propio atleta
vencedor o su familia (más raramente su ciudad). El epinicio se cantaba en el lugar
mismo de la competición o bien durante la fiesta que se celebraba cuando el atleta
retornaba a su ciudad, y fue un género que alcanzó su cénit entre 500 y 450 a.C. por
obra de dos poetas de la pequeña isla de Ceos, Simónides y Baquílides, y sobre todo
por obra de Píndaro de Tebas. Para los poetas que componen epinicios, y
particularmente para Píndaro, el atleta es el hombre ideal, que destaca tanto por sus
cualidades físicas como por sus cualidades intelectuales y morales, puestas siempre
152
al servicio de la comunidad, en beneficio de la buena marcha de los asuntos de su
ciudad.
El hecho de que Píndaro nos presente a los vencedores en los juegos deportivos como
modelos (e, insisto, no sólo en lo físico, sino sobre todo en el terreno moral) tiene su
fundamento en la convicción de que la competición atlética es un test muy fiable para
evaluar la valía de un hombre, pues en ella el ser humano saca a relucir lo mejor de sí
mismo, en todos los aspectos. En los epinicios se suele hacer, por tanto, una alabanza
de las virtudes del atleta vencedor, que incluye a menudo el elogio de la belleza física
del atleta, señalando el poeta generalmente que esa belleza física va en consonancia
con la belleza de su comportamiento y sus acciones. Veamos algún ejemplo (cf.
también Olímpicas 10.103 ss., Nemeas 11.12, Ístmicas 7.22; Baquílides 9.27 ss.):
• Olímpicas 8.19 ss. (a Alcimedonte de Egina, vencedor en la lucha infantil):
“su aspecto era hermoso, y sin desmentir con su actuación su figura,
cuando venció en la lucha hizo proclamar el nombre de su patria Egina, la
de largos remos”.
• Olímpicas 9.91 ss. (a Efarmosto de Opunte, vencedor en la lucha): “y
cuando balanceando con astucia su cuerpo dominó a los hombres sin haber
caído una sola vez, ¡entre qué clamor recorrió el círculo de los espectadores
el hermoso joven en la flor de la edad, que hermosísimas acciones había
llevado a cabo!”.
• Nemeas 3.19 ss. (a Aristoclides de Egina, vencedor en el pancracio): “y si
hermoso como es y habiendo mostrado un comportamiento concorde con
su apostura, ha alcanzado el hijo de Aristófanes las máximas alturas de la
hombría...”.
Este deseo de alcanzar una armonía entre el cultivo y desarrollo de las cualidades
físicas, intelectuales y morales es el objetivo primordial de la educación griega antigua
(y de la educación ateniense en particular), y por eso, al amparo de la divisa que
resume este ideario, "la gimnasia para el cuerpo y la ‘música’ para el alma", la educación física y
la práctica del deporte tuvo una arraigada implantación en el sistema educativo y, en
153
general, en toda la vida de los ciudadanos griegos, a partir de la creencia de que la
práctica de ejercicios corporales es un medio de adquirir y mantener no sólo la salud
física sino también el equilibrio mental e incluso de desarrollar y pulir las cualidades
morales de las personas, una idea sostenida con frecuencia por los teóricos actuales del
deporte y que encontramos ya expuesta en los escritos médicos griegos (Corpus
Hippocraticum y Galeno) y especialmente en la República de Platón (410c), donde se
modifica el mencionado lema "la gimnasia para el cuerpo y la música para el alma"
(República 376e), para afirmarse que tanto la educación intelectual como la educación
física tienen como finalidad última el cuidado del alma. La misma idea reaparece después
también en Aristóteles.
En efecto, tanto Platón como Aristóteles, sobre todo cuando exponen cuál debe ser el
sistema educativo de la ciudad ideal que imaginan respectivamente en sus obras La
República y La Política, consideran que en él la educación física debe ocupar un lugar
fundamental con vistas a adquirir y mantener la salud y la belleza del cuerpo (y también
del “alma”, por utilizar la terminología platónica), y que los hombres y las mujeres de
estos estados ideales deben seguir practicando el deporte a lo largo de toda la vida,
incluso en la vejez (cf. República 403c, Política 1331a31 ss.). Las prescripciones de Platón
y de Aristóteles con respecto a las actividades físicas se orientan exclusivamente
hacia su práctica con fines educativos y ambos atacan enérgicamente el deporte de
competición, el deporte profesional, y en particular el régimen de vida de los atletas,
que consideran insano para el cuerpo y además inútil para las necesidades de la
ciudad.
En este aspecto, Platón y Aristóteles no hacen sino continuar el camino marcado por
otros intelectuales griegos desde dos siglos antes, que atacaban el deporte de
competición centrando sus críticas en dos aspectos que constituyen igualmente, creo,
el blanco de las censuras que los intelectuales y hombres de ciencia de nuestro siglo
continúan dirigiendo contra el deporte profesional: en primer lugar, la exagerada
valoración social de las cualidades físicas por encima de las intelectuales, que se
traducía, como ahora, en las desmesuradas recompensas económicas que recibían
154
los atletas y en la devoción popular de que eran objeto, sobre todo en comparación
con las menores satisfacciones que aguardaban a quienes cultivaban el espíritu más
que el cuerpo (una crítica que encontramos ya claramente expresada en el fr.2 de
Jenófanes de Colofón, en el siglo VI a.C.); en segundo lugar, el régimen de vida que los
deportistas se veían obligados a seguir, cuyos excesos en la alimentación y en los
esfuerzos físicos resultaban ser, en última instancia, sumamente perjudiciales para la
salud y en modo alguno contribuían (sino todo lo contrario) a la formación de un
cuerpo bello y armonioso.
Desarrollemos este segundo aspecto, hemos visto que los poetas de epinicios, Píndaro y
Baquílides, y la pintura y la escultura contemporánea nos ofrecen una imagen idealizada
de los atletas como prototipos de belleza física (y de otras cualidades intelectuales y
morales). Apenas un cuarto de siglo después de la muerte de Píndaro, un fragmento del
poeta trágico Eurípides (fr. 282 Nauck2, perteneciente a una obra perdida titulada
Autólico, que se suele fechar hacia 420 a.C.) nos presenta ya el lado oscuro, pues en él
aparecen descritos los atletas como seres inútiles para la comunidad, como sacos de
carne que sólo piensan en comer y que, una vez que su momento de gloria ha pasado,
se arrastran por la vida como juguetes rotos
: “De los innumerables males que hay en Grecia, ninguno es peor que la raza de los
atletas. En primer lugar, éstos ni aprenden a vivir bien ni podrían hacerlo, pues ¿cómo un
hombre esclavo de sus mandíbulas y víctima de su vientre puede obtener riqueza
superior a la de su padre? Y tampoco son capaces de soportar la pobreza ni remar en el
mar de la fortuna, pues al no estar habituados a las buenas costumbres difícilmente
cambian en las dificultades. Radiantes en su juventud, van de un lado para otro como si
fueran adornos de la ciudad, pero cuando se abate sobre ellos la amarga vejez,
desaparecen como mantos raídos que han perdido el pelo. Y censuro también la
costumbre de los griegos, que se reúnen para contemplarlos y rendir honor a placeres
inútiles…¿Pues qué buen luchador, qué hombre rápido de pies o qué lanzador de disco o
quien habitualmente ponga en juego su mandíbula ha socorrido a su patria obteniendo
una corona? ¿Acaso lucharán contra los enemigos llevando discos en las manos o por
entre los escudos golpeándolos con los pies expulsarán a los enemigos de la patria?
Nadie hace esas locuras cuando está frente al hierro. Sería preciso, entonces, coronar con
guirnaldas a los hombres sabios y buenos y a quien conduce a la ciudad de la mejor
manera siendo hombre prudente y justo, y a quien con sus palabras aleja las acciones
perniciosas, suprimiendo luchas y revueltas. Tales cosas, en efecto, son beneficiosas para
la ciudad y para todos los griegos”.
155
Eurípides comienza criticando el aspecto físico de los atletas, cuya dieta
sobrealimentada los convertía en máquinas de comer (“esclavos de sus mandíbulas y
víctimas de sus vientres”) y en hombres de cuerpos deformes. Muy probablemente
Eurípides está pensando en concreto en los boxeadores, luchadores y pancratiastas. En
la lucha, el boxeo y en el pancracio antiguo, a diferencia de lo que sucede en el
deporte actual, los atletas no eran agrupados según su peso, sino que todos competían
contra todos, de manera que los entrenadores prescribían a sus pupilos copiosas
dietas a base sobre todo de carne con el objeto de aumentar su masa corporal,
pensando que eso suponía una ventaja a la hora de competir. Pueden imaginarse que
con frecuencia el resultado final de ese régimen no era precisamente el cuerpazo del
Doríforo o del Diadúmenos, sino una figura barriguda y deforme, que aparece en las
pinturas de los vasos desde finales del siglo VI a.C.
Sobre todo a partir del momento en que el deporte griego se hace definitivamente
profesional, en la segunda mitad del siglo V a.C., en los escritos de muchos poetas,
oradores, médicos y filósofos de la antigua Grecia volvemos a encontrar críticas
semejantes a las vertidas por Eurípides contra el insano entrenamiento y régimen de
vida de los atletas, que convertía a personas que en principio deberían ser prototipo
de salud e incluso de belleza y armonía corporal, en hombres de cuerpos deformes por
el sobredesarrollo y la excesiva especialización del entrenamiento e incluso en
hombres de salud precaria. Un tratado médico recogido entre las obras atribuidas a
Hipócrates y titulado Sobre la alimentación (34) resume estas ideas en una frase: “La
constitución del atleta no va de acuerdo con la naturaleza”, y las mismas críticas contra el
deporte profesional se reproducen con frecuencia en los escritos médicos, a pesar de
que en ellos los ejercicios físicos desempeñan un papel fundamental como terapia y
también como prevención de enfermedades. También Platón rechaza el régimen de
vida y entrenamiento de los atletas de su época, por estar destinado exclusivamente al
desarrollo de la fuerza física, sin tener como objetivo esa armonía entre lo físico y lo
intelectual y moral que preconiza el sistema educativo diseñado por Platón, y porque
ese entrenamiento, basado –según el filósofo‐ en mucho comer y mucho dormir y en
un régimen de vida muy estricto, resulta muy perjudicial para la belleza y la salud del
cuerpo, ya que “si se apartan un poco del régimen prescrito, esos atletas sufren
156
grandes y violentas enfermedades” (República 404). En la misma línea que Platón se
sitúa también Aristóteles cuando critica el insano entrenamiento y régimen de vida de
los atletas, estricto y especializado en exceso:
“la constitución de los atletas no es útil para la buena disposición del ciudadano, ni para la
salud ni para la procreación, ni tampoco la que exige demasiados cuidados ni la que soporta
demasiado poco la fatiga, sino la intermedia entre ellas. Así pues (los padres) deben tener
una constitución ejercitada, pero ejercitada en trabajos no violentos ni orientados en una
sola dirección, como los de los atletas” (Política 1335b; cf. 1338b y Ética a
Nicómaco 1106b).
Esta línea crítica culmina quizá, cinco siglos después de Píndaro, con los atletas que
protagonizan los epigramas satíricos de los poetas Lucilio y Nicarco, en el siglo I p.C. En
ellos ya no aparecen los heroicos, hermosos e idealizados atletas de Píndaro, prodigios
de fuerza y velocidad, sino atletas que son más bien prodigios de fealdad y torpeza,
corredores tan lentos que llegan a la meta después del último y a los que adelanta
hasta el público, y boxeadores que después del combate ni siquiera ellos mismos se
reconocen al mirarse al espejo. Veamos un par de estos epigramas:
Nicarco, Antología Palatina 11.82:
“Junto con otros cinco, en Arcadia participó Carmo en la carrera de fondo.
¡Milagro, pero es verdad: llegó…el séptimo!.
‘Si eran seis ‐preguntarás quizá‐, ¿cómo es que llegó el séptimo?’.
Es que un amigo suyo se acercó a él [mientras corría] diciéndole: ‘¡Ánimo,
Carmo!’.
Y [el amigo] llegó antes que Carmo a la meta. Y si llega a tener Carmo
cinco amigos más, habría llegado el duodécimo”.
Lucilio, Antología Palatina 11.77:
“Después de 20 años Ulises regresó a su patria sano y salvo,
y reconoció su figura su perro Argos al verlo.
En cambio a ti, Estratofonte, después de cuatro horas boxeando,
157
no es que no te reconozcan los perros, es que no te reconoce nadie en tu ciudad.
Y si quieres mirar tu propio rostro en el espejo,
tú mismo dirás bajo juramento: ‘No soy Estratofonte’”.
Desde que, a partir del siglo IV a.C., el arte griego se hace más realista, también las
artes figuradas nos muestran a estos atletas torpes y feos, cuyos rostros y cuerpos han
sido trágicamente deformados por los golpes de los combates y los nocivos
entrenamientos. Los caricaturescos boxeadores representados en terracotas de las
épocas helenística y romana están tan lejos del jinete Rampin y de los atletas de
Mirón, Policleto o Lisipo, como lo están los atletas pindáricos de los patéticos
deportistas de los epigramas de Nicarco y Lucilio, que son los que predominan en el
último período de la literatura griega antigua, con alguna excepción como el elogio que
el gran orador Dión Crisóstomo hace en su discurso 29 del joven boxeador
Melancomas, muerto repentinamente cuando se preparaba para intervenir en unos
juegos napolitanos en el año 74 p.C. En el Melancomas elogiado por Dión
reencontramos por un momento al atleta de Píndaro, modelo de valor, prudencia,
inteligencia, y también de belleza física:
“es bello entre los bellos, ya que los atletas son los hombres más hermosos, pues
son los más grandes y mejor formados, y los que otorgan a sus cuerpos el mayor
cuidado”.
158
ACTIVIDADES
• Ejercicios de Comprensión
1. Sin mirar el texto cita el autor y el nombre de la escultura, tomando como base las
siguientes pistas:
1. Atleta que se ata a la cabeza las cintas que simbolizan la
victoria_________________
2. Imagen dedicada a Atenea por un joven montado en un caballo y vencedor en
unos juegos deportivos, como indica la rama de roble que corona su
cabeza__________________
3. Imagen que representa a un atleta en reposo después de su
triunfo__________________
4. Momento único en el que todas las fuerzas del cuerpo humano se concentran
en el intento de obtener el mejor resultado en la
competición_________________
5. Un tipo humano delgado y ligero pero también más melancólico, especialista
en el pancracio________________________
6. Representación mucho más realista de las huellas o marcas, a veces terribles de
los atletas__________________
7. Aspecto de un joven lanzador de jabalina que marcó un canon de
belleza____________
2. Cita el Autor y la obra si procede de las siguientes frases o cuestiones.
1. “hubo una época en la que el arte griego representó únicamente atletas”.
Ernst Buschor
2. “el atleta es el hombre ideal, que destaca tanto por sus cualidades físicas como
por sus cualidades intelectuales y morales, puestas siempre al servicio de la
comunidad, en beneficio de la buena marcha de los asuntos de su ciudad.”
PINDARO
159
3. "la gimnasia para el cuerpo y la ‘música’ para el alma" PLATÓN
4. “La actividad Física física hay que orientarla exclusivamente hacia una práctica
con fines educativos. El deporte de competición, el deporte profesional, y en
particular el régimen de vida de los atletas, es insano para el cuerpo y además
inútil para las necesidades de la ciudad” PLATÓN Y ARISTÓTELES
5. ¿Qué autor nos habla de la exagerada valoración social de las cualidades físicas
por encima de las intelectuales?, que se traducía, como ahora, en las
desmesuradas recompensas económicas que recibían los atletas y en la
devoción popular de que eran objeto” Jenófanes de Colofón
6. Donde aparecen descritos los atletas como “seres inútiles para la comunidad,
como sacos de carne que sólo piensan en comer y que, una vez que su momento
de gloria ha pasado, se arrastran por la vida como juguetes rotos” Eurípides, obra
perdida titulada Autólico
7. Qué autor comienza criticando el aspecto físico de los atletas, cuya dieta
sobrealimentada los convertía en máquinas de comer (“esclavos de sus
mandíbulas y víctimas de sus vientres”) Eurípides
8. : “La constitución del atleta no va de acuerdo con la naturaleza” Hipócrates
tratado médico titulado Sobre la alimentación
9. Quién critica el insano entrenamiento y régimen de vida de los atletas, estricto
y especializado en exceso: “la constitución de los atletas no es útil para la
buena disposición del ciudadano, ni para la salud ni para la procreación, ni
tampoco la que exige demasiados cuidados ni la que soporta demasiado poco la
fatiga, sino la intermedia entre ellas. Así pues (los padres) deben tener una
constitución ejercitada, pero ejercitada en trabajos no violentos ni orientados
en una sola dirección, como los de los atletas” Aristóteles
10. “es bello entre los bellos, ya que los atletas son los hombres más hermosos,
pues son los más grandes y mejor formados, y los que otorgan a sus cuerpos el
mayor cuidado”. Dión Crisóstomo
11. “Cada cuatro años tejen a Hera un peplo las 16 mujeres y ellas mismas
convocan una competición, los Juegos Hereos. La competición consiste en una
carrera para muchachas, no todas de la misma edad, sino que corren las
160
primerass las más jóvenes y desspués de ella
as las segun
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han iinfluenciad do en el canon de belle eza actual yy menciona como han ccontribuido o a
tal fin.
161
5. Existe un modo particular y diferente de percepción estética según la época,
grupo social, y raza a la que se pertenece; Describe e indica las características .
- Según los Egipcios
- Según las tribus africanas
- Según en la península indochina
6. Realiza una breve descripción y fundamenta las bases de las mismas, así como su
influencia en el canon de belleza actual.
7. ¿Cuál es la forma en la que tú concibes la belleza? ¿Qué dimensiones alcanza? Puedes
apoyarte en todo lo que has aprendido sobre las diferentes evoluciones del canon.
162
BIBLIOGRAFÍA
Fernando García Romero, Universidad Complutense de Madrid.
http://www.clinicaarquero.com/02_bellezaysalud.htm
http://www.pepe‐rodriguez.com/Dios_mujer/Dios_mujer_catalogo_imag.htm
http://webs.adam.es/rllorens/picuad/leonardo.htm
http://www.quepasa.com/espanol/news/moda/506865.html
163
Roma
164
EL RETRATO ROMANO.
Tendencias en la Antigua Roma y
su influencia en la actualidad
INTRODUCCIÓN
El retrato consiste en la representación de personas que sean reconocibles en su
fisonomía, tengan mayor o menor realismo y parecido con el natural. En ocasiones se
ha pretendido llegar a semejarse con precisión al modelo pero otras veces se han
retocado eliminando deformaciones y suavizando diversos aspectos.
No todas las culturas han tenido interés en la representación del retrato, pues los
pueblos más antiguos realizaban un tipo de representaciones con carácter mágico‐
religioso y funerario que no requería el parecido físico y se sustituía por la inclusión del
nombre del representado. En cambio algunos pueblos, como los romanos, han
desarrollado el retrato a partir de sus experiencias funerarias que les dieron origen a
partir de mascarillas de cera de los difuntos.
Los medios utilizados han sido muy variados; desde la pintura, el mosaico, la vidriera,
gemas y monedas o escultura, ...
EL RETRATO
El término deriva del verbo latino retrahere (copiar), del que deriva también la forma
italiana ritratto; del latín protrahere derivan, sin embargo, los vocablos usados en otras
lenguas europeas, como el inglés y el francés (portrait), el alemán (Portrat), el ruso
(portret, del francés).
La casuística es muy amplia ya que un retrato puede obtenerse con cualquier medio
artístico; puede ser de cuerpo entero o parcial; de un individuo, de una pareja o de
165
grupo; naturalista o idealizado, alegórico, alusivo, caricaturesco; puede tener finalidad
documental, de propaganda, mágico‐religiosa, funeraria; cuando es tridimensional,
puede mostrar una vista particular o ser concebido como escultura exenta; cuando es
bidimensional, puede ser captado frontalmente, de tres cuartos, de perfil o incluso de
espaldas. Por último, el retrato puede ser el fin principal de una obra de arte (y
hablaremos, en tal caso, de retrato como género artístico autónomo); pero puede
también formar parte de una escena de otro tipo, religiosa o profana (y, en tal caso, se
hablará sólo de tendencia, gusto o voluntad retratísticos).
El retrato individual, de fuerte caracterización expresiva, se consolidó en Grecia con
Lisipo, en el S. IV a.C., primero en la corte de Alejandro Magno (es decir, en presencia
de un fuerte culto a la personalidad), extendiéndose luego a otros grupos sociales
eminentes (hombres de estado, generales, poetas, filósofos, oradores), con esculturas
destinadas a la celebración pública. Desgraciadamente, los originales griegos, en
bronce y de cuerpo entero, los conocemos únicamente a través de copias romanas; en
mármol, reducidos a cabezas o bustos, salvo alguna rara excepción (...) Se remonta
también al helenismo la costumbre de grabar en las monedas los retratos de los
soberanos, como simbólica garantía del valor de su cuño: costumbre todavía hoy en
vigor.
Los romanos tomaron de los griegos, más que de los etruscos, el arte del retrato, y lo
adoptaron no sólo con fines conmemorativos, sino también con finalidad religiosa
privada (culto a los antepasados) y funeraria. El tosco realismo de la época republicana
se suavizó en la noble idealización clasicista de las estatuas de la época de Augusto, en
el refinado modelado de la época Flavia, en el elaborado pictoricismo de la de Adriano
y de Antonino. En cuanto a la retratística antigua en pintura, habiéndose perdido los
originales griegos y romanos, nos queda el formidable testimonio de los retrato
naturalistas pintados al encausto, de los siglos II y III d.C., hallados en el Fayyum
(Egipto).
En la antigüedad tardía, la difusión de una interpretación divinizada de la realeza, del
cristianismo, de una concepción espiritual del individuo, de las esperanzas en una
resurrección ultraterrena, provocaron el eclipse del retrato “fisionómico” y un retomo
166
al retrato “típico”, tanto en los retrato imperiales como en las nuevas formas
retratísticas promovidas por el arte cristiano: figuras de papas y de santos, de
donantes o fundadores de iglesias, de mecenas o ejecutores de manuscritos, estatuas
de difuntos, “autorretratos” insertos por escultores, orfebres, maestros vidrieros en
sus obras con fines votivos.
Un retorno al interés por la fisonomía individual se observa a partir del S. XIII en la
estatuaria, en concomitancia con un relanzamiento de los valores terrenos, como
consecuencia del resurgimiento del clasicismo que tiene lugar en la corte de Federico
en Italia meridional (...), o por la adopción de calcos de los rostros de los difuntos en el
modelado de los monumentos funerarios (...).
V.V.A.A. Enciclopedia del Arte.
Ed. Garzanti. Barcelona 1991. Págs. 813‐814
EL RETRATO ROMANO: 1.Origen.
A) Influencia de culturas anteriores
El retrato romano hunde sus raíces en culturas de su entorno geográfico y cronológico
como son la griega y la etrusca pero no se puede considerar una copia o continuación
de ellas sino que, a pesar de recoger su influencia, tiene peculiaridades propias que la
individualizan de ellas.
Grecia.‐ Al final del S. IV a.C., en la época helenística, los griegos comienzan a hacer
retratos de hombres públicos. El parecido físico del retrato con el representado no
supone la inclusión de defectos naturales o rasgos demasiado marcados sino que éstos
se suavizan y se tiende a la perfección física que refleje la rectitud moral; esto se debe
a que se realizaban para exponer en el ágora o en el cenotafio del hombre ilustre.
167
Retrato de Homero Retrato de Alejandro
Moneda con efigie de Alejandro Matrimonio Cerveteri
Sepulcro etrusco Sepulcro etrusco
B) PECULIARIDAD DEL RETRATO ROMANO.‐
Desde tiempos de la República los patricios romanos (sólo a ellos les estaba permitido)
solían hacer unas mascarillas de cera de los parientes difuntos para honrarles
recordando los méritos de su carrera política y militar así como para hacer honor de las
virtudes del fallecido. En principio sólo se hacía la mascarilla del varón, generalmente
el cabeza de familia.
168
A partir de las mascarillas se reproducían, “positivándolas” en cera, arcilla pintada e
incluso de bronce, las efigies de los antepasados (“imagenes maiorum”). Éstas se
conservaban en armarios situados en el atrio de la casa y se llevaban en procesión en
las ceremonias funerarias.
Las primeras “imagenes” reproducían únicamente la cabeza hasta el cuello; en el S. I
d.C. el busto se amplió al pecho y los hombros y hacia la mitad del S. II d.C. son de
media figura, pero también se conservan esculturas de cuerpo entero de pie, sedentes
o a caballo.
Los romanos eran supersticiosos y no les gustaba mencionar la muerte por lo que los
retratados aparecen como si estuviesen vivos y recogen los rasgos faciales de las
personas por lo que se puede decir que son plenamente realistas tal como
corresponde con su gusto por el naturalismo y su sentido práctico.
Grupo Barberini Sarcófago con esposos
169
Graditius y su esposa Sepulcro romano
EL RETRATO ROMANO: 2. Soportes, materiales y técnicas.
Los Romanos plasmaron sus retratos sobre gran variedad de materiales y con técnicas
muy diversas pues, aunque la más abundante es la escultura exenta sobre piedra, no
faltan ejemplos de:
* Monedas de metales preciosos
* Pintura : sobre tabla de El Fayun (Egipto).
sobre el muro
* Mosaico
* Camafeos y joyas
* Escultura en: Cerámica
Metal: relieves y estatuas
Piedra de distintas clases.
Además de la escultura exenta en piedra, es de destacar el caso de las pinturas sobre
tabla de El Fayún, realizadas para superponer a los rostros de las personas
momificadas y enterradas en sarcófagos en esa zona de Egipto durante los tres
primeros siglos después de Cristo.
Eduardo Sánchez Alonso, I.E.S. Mª Zambrano; Leganés (Madrid)
170
Monedas
Monedas con efigies de Galba y Vitelio Aureus de Postumus
Moneda con efigie de César Monedas con efigies de Marcello y Restio
Pintura en tabla para Sarcófagos de El Fayun, Egipto
171
Mosaicos con retratos de matronas
172
Pintura mural
Próculo y su esposa Retrato de Safo
Joyas
Camafeo de Augusto
Gema con efigie de emperadores Gema Augustae
173
Escultura exenta y relieves
Cabeza de varón (Piedra) Cabeza de varón (Arcilla)
Mujer del S. I a.C. (Bronce) Trajano (Bronce)
EL RETRATO ROMANO: 3. Peinados y adornos.
A) Peinados y adornos en la mujer
El peinado republicano es extremadamente simple: los cabellos, separados en dos
bandas simétricas, se juntan en un pesado moño sobre la nuca, mientras que muy
pronto aparecerán los complicados rizos de la época flavia, con los que se mezcla una
cinta de púrpura: la vitta.
174
A veces los escultores que modelaban un retrato de mujer creaban verdaderas pelucas
de mármol utilizando un mármol especial, más blando y trabajado aparte, para la
cabellera, que luego se superponía al retrato y se cambiaba según la ocasión y la
moda, igual que una peluca.
El peinado no variaba únicamente de acuerdo con la moda, sino también según los
rasgos del rostro, pues rostro alargado requería cabellos divididos sobre la frente que
enmarcaran delicadamente las mejillas, mientras que el peinado más adecuado para
una cara redonda era “un nudo ligero sobre la coronilla, y las orejas descubiertas”: una
especie de moño.
En Roma se daba mucha importancia a la cabellera, pues la calvicie, incluso entre los
hombres, se consideraba un deshonor y hasta en época tardía las damas no conocían o
les estaba vedado el uso del sombrero. El tocado tenía suma importancia pues asumía
el papel de elemento esencial que caracterizaba a una persona y reflejaba su situación
y gusto a la hora de presentarse ante los demás.
Luego, en el período imperial, se produjo una verdadera invasión de los postizos (las
pelucas), utilizados por gran cantidad de mujeres permitiendo mayor variedad en los
tocados. Además tuvo mucha aceptación en Roma la moda de teñirse los cabellos.
Durante el primer período imperial, a las damas romanas les gustaba teñírselos de
color rojo o ponerse postizos hechos con cabellos cobrizos de las mujeres bárbaras; no
faltaban las tinturas negras y de color ceniza mientras que estaban absolutamente
prohibidos el amarillo o el azul pues se reservaban a las cortesanas.
Los peinados se adornaron con diademas, alfileres, peinetas de carey y de hueso, cin‐
tas, incluso a veces se introducían frasquitos de veneno y perfumes que iban
disimulados entre los cabellos y que podían ser utilizados en un momento
determinado. En la época imperial avanzada se puso de moda una diadema adornada
o entretejida con perlas.
Michele Beaulieu.‐ El vestido antiguo y medieval.‐
Oikos‐tau. Barcelona 1971. Págs. 57‐65
V.V.A.A. El poder de Roma, Ed. Sarpe. Madrid 1985. Pág. 74.
175
El peinado y el adorno femenino
Dama Flavia Muchacha
Mujer de Ampurias. Época de Augusto Mujer de Palmira
Dama de la época de Augusto Matidia
176
B) El peinado y la barba en el varón
El pelo del varón tuvo en la antigua Roma cierta importancia y estuvo sometido a las
modas de las diferentes épocas pues la calvicie se consideraba deshonrosa.
Durante la Republica (509‐27 a.C.) cada individuo aparece con su cabellera natural,
generalmente corta, y no faltan las imágenes calvas pues, por su origen funerario,
pertenecen a personas mayores; asimismo es muy rara la existencia de la barba.
Augusto (27 a.C. ‐ 14 d.C.) llevará toda su vida el pelo liso y caído en mechones
irregulares sobre la frente y siempre aparece bien rasurado, moda que perdura hasta
la época de Trabajo salvo escasas excepciones como algún retrato barbado de Nerón.
Vespasiano (69‐79 d.C.) y Tito (79‐81 d.C.) de la Dinastía Flavia son representados con
su escaso pelo aunque sin barba al volverse al realismo verista en el retrato.
Desde tiempos de Trajano (98‐117 d.C.) en la época de los Antoninos se presenta el
pelo con rizos y se generaliza la barba sencilla o dividida en dos partes, con o sin
bigote, prolongándose esta costumbre durante el S. II d.C., con la Dinastía de los
Severos (193‐235 d.C.).
En los últimos siglos del Imperio encontramos retratos de todo tipo: rasurados o
barbados y con pelo corto o más largo sin pautas marcadas.
Eduardo Sánchez Alonso, I.E.S. Mª Zambrano; Leganés (Madrid)
177
El peinado y la barba masculinas
P. C. Escipión Augusto joven
178
EL retrato ROMANO: 4.‐ CARACTERIZACIÓN POR ÉPOCAS
El retrato romano tiene durante la República un sentido privado debido a su origen a
partir de las mascarillas de cera del difunto; por este motivo recoge los rasgos faciales
del representado con un estilo sobrio que incluye sus características y defectos sin
suavizarlos ni idealizar al personaje: es un tipo de representación realista.
Desde principios del S. III a.C. los romanos conocieron los retratos helenísticos griegos
que se generalizaron en el S. II a.C., cuando Grecia es conquistada y convertida en
provincia romana. El retrato griego, por su sentido público, tiene cierta tendencia a
idealizar al personaje y esta característica se encontrará, en ocasiones, en el retrato
romano; así, es frecuente que se preste especial atención a la cabeza y se encaje ésta
en un cuerpo predeterminado y clasicista
En la época del Imperio se impone un tipo de retrato que sirve de homenaje al
Emperador y su familia; como expresión de la autoridad se hacían copias del original y
se enviaban a las provincias donde se exponían públicamente. Este tipo de retrato
público tiene, con frecuencia, esa tendencia idealizante en los personajes más
significados y se suavizan sus defectos más acusados mientras que los personajes
desconocidos suelen mantener sus rasgos de forma realista
A lo largo de las distintas etapas de la historia romana se observan ambas tendencias
en la realización de los retrato aunque no hay normas fijas:
1.‐ Durante la República el retrato es generalmente realista.
2.‐ En época de Augusto (fin del S. I a.C. y 1ª mitad del S. I d.C.) se tiende a la
idealización del personaje que se presenta de forma clasicista.
3.‐ En época de la Dinastía Flavia (2ª mitad del S. I d.C.) se vuelve al realismo
“fotográfico” con la expresión de los rasgos propios del modelo.
179
4.‐ En época de Trajano (Inicios del S. II d.C. ) se diviniza el modelo pero se
mantiene el parecido del rostro con lo que se funden ambas tendencias del
retrato.
Eduardo Sánchez Alonso, I.E.S. Mª Zambrano; Leganés (Madrid)
180
181
A. EL RETRATO ROMANO EN LA REPÚBLICA:
SIGLOS IV AL I a.C.
182
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Marco Antonio Marco Antonio P. Licinius (esclavos)
B. EL RETRATO ROMANO EN LA ÉPOCA DE AUGUSTO, DINASTÍA JULIA
CLAUDIA: SIGLO I a.C.
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185
186
C. EL RETRATO ROMANO EN ÉPOCA DE LA DINASTÍA FLAVIA: SIGLO I d. C.
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Dama Flavia
D. EL RETRATO ROMANO EN ÉPOCA DE LA DINASTÍA DE LOS
ANTONINOS: SIGLO II d.C.
188
189
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E. EL RETRATO ROMANO EN ÉPOCA DE LA DINASTÍA DE LOS SEVEROS.
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Julia Caracalla Caracalla
Caracalla Dama romana
192
F. EL RETRATO ROMANO EN ÉPOCA DEL BAJO IMPERIO Y LA
DECADENCIA: SIGLOS IIIIVV d.C.
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Arcadio
194
REFERENTES EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Si hacemos caso a las modas del momento, podríamos pensar que aquellas tendencias
que aparecen cada nueva temporada en el mundo de la moda son de reciente
creación, pero nada más lejos de la realidad. Sólo es necesario echar una mirada al
pasado, más concretamente al vasto ejemplo del Retratismo Romano para darnos
cuenta de que todas las modas vuelven, y en el caso del mundo grecolatino, no sólo las
modas…
He aquí algunos ejemplos de personajes actuales más o menos conocidos que marcan
tendencia… una tendencia que podría perfectamente cumplir 2.000 años de edad. Y
es que, cada vez es más cierto aquello de “Nihil novum sub sole”!
195
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201
TEXTOS CLÁSICOS
o OVIDIO, Arte amatoria:
I, 505 – 524Æ Aspecto personal de los hombres
“Pero no se te ocurra rizarte el pelo con las tenacillas de hierro, ni te depiles las
piernas con la áspera piedra pómez… A los hombres les está bien un aspecto
descuidado… Deben gustar por su elegancia, sus cuerpos deben estar morenos
por hacer deporte en el campo de Marte… que la toga les caiga bien y está sin
manchas… Su lengua no debe ser pastosa y los dientes han de estar libres de
sarro… que un mal corte de pelo no deforme ni atiese tus cabellos; tu cabellera
y tu barba deben ser cortadas por una mano entendida; y que tus uñas no sean
largas ni sucias, y no tengas ningún pelo por el hueco de la nariz; que no salga
de tu maloliente boca un aliento desagradable, y que no moleste al olfato tu
olor a macho cabrío. Lo demás déjaselo a las chicas coquetas y a los hombres
que buscan marido, si hay alguno.”
III, 261 – 274 ÆDisimula las imperfecciones de tu cuerpo
III, 133 – 155 Æ Peinado de las mujeres
o MARCIAL, Epigramas
2, 66 Æ ¡ Dichoso ricito!
“Un solo ricito se había desprendido de toda la corona de tu cabellera, al no
haber quedado bien sujeto con una aguja insegura. Lálage vengó este crimen
con el espejo en el que lo había visto, y Plecusa cayó herida por culpa de la
cruel cabellera. Deja ya, Lálage, de adornar tus tristes cabellos y que ninguna
esclava toque tu loca cabeza. Que una salamandra la señale o que una
despiadada navaja la monde, para que tu imagen se haga digna de tu espejo.”
6, 57 Æ Cabeza monda y lironda
“Simulas unos cabellos pintados con ungüento, Febo, y tu sucia calva se cubre
con una cabellera pintada. No hay necesidad de buscarle peluquero a tu
cabeza: puede raparte mejor, Febo, una esponja”
202
ACTIVIDADES
• A partir de todas las imágenes de retratos romanos recogidas en este documento,
trata de encontrar tú mismo/a referentes en la sociedad actual en el mundo del cine,
del deporte, de la literatura, etc.
• Piensa en cómo han ido evolucionando las modas ¿Crees que realmente se ha
producido una evolución, o piensas por el contrario que las modas obedecen a un
proceso cíclico, es decir, que van y vienen?
• Reflexiona acerca de las tendencias cambiantes en el mundo de la moda. ¿son
realmente necesarios tantos cambios de una temporada a otra? ¿Qué o quién puede
motivar dichos cambios y por qué?
203