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El camino de Gaal
Koyebhuk.
El camino de Gaal
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-La luna se los estaba advirtiendo…la luna se los quiso decir,
pero ni el pueblo ni ustedes lo pudieron ver…
-Maldito pueblo que cree en la luna,…nada, pero nada nos
quiere decir la luna…sólo es un efecto celeste. Pueblo
ignorante. Dijo Trusse frente a los otros miembros del
Concilio.
-Pues yo la verdad sí creo que están malditos, porque primero
la luna les avisa tragedia, y luego vienen del oriente a
atacarlos. Dijo el joven.
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el Salón por un momento, luego lo rompió: “Maldito Concilio,
se suponía que aquí hallaría apoyo”. El joven molesto se retiró
del Salón en dirección occidental de la Ciudad. Su objetivo era
claro: hallar a Quint. Mientras el joven corría en dirección al
hogar de Quint, el Concilio se hallaba en dirección oriental,
yendo directo a la Plaza de la Ciudad.
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tanta gente del pueblo como fuera posible; de modo que
armándose de valentía, tomó una espada que se encontraba
en el suelo, un escudo y montó uno de los dos caballos que
habían quedado, y jalando el otro, se dirigió hacía la Ciudad.
-Ahhhhhhh…ahhhhhhhhh…ahhhhhh…
-Lo tengo señora mía, lo tengo…es un varón…y muy lindo por
cierto…la felicito. Decía la sierva de la esposa de Quint,
cortando en el momento el cordón umbilical, y dejando al
bebé en independencia física de su madre.
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después de hoy…o al menos de lo que quede de ella. Dijo el
joven.
-¿el Concilio salió a la Plaza mientras hay ataque? Que
imbéciles…la idea ha de haber sido del idiota de Trusse...debo
ir hacia ellos, debo ayudarles…decía Quint
-No. Tu debes estar con tu familia, seguramente el Concilio ya
ha sido asesinado, ahora debes pensar en el futuro, en ti, en
tu esposa y en tu hijo…y tu sierva.
-Quint, hagámosle caso al muchacho, si no es cierto pues no
perderemos mucho, pero de serlo, nuestra vida podría
acabar…huyamos por favor, te lo pido a ti amado mío.
-De acuerdo Riah, huyamos…
-Iremos al occidente, a las montañas, yo conozco un lugar en
donde podemos acampar, allí hay muchas cuevas, nos
esconderemos en una, pero vayamos ya. Dijo el joven.
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encontró lo que buscaba: la cueva que los escondería hasta
que acabara el asalto a la Ciudad.
-Hemos llegado, en esta cueva podremos descansar sin temor
a ser hallados, yo la vi en mi camino hacía la Ciudad de Sur,
sabiendo que en ella me escondería en algún momento
futuro, pero nunca imagine que fuera tan cercano.
-Oye joven…gracias. Fueron las pocas palabras que salieron
de la boca de Quint, quien exhausto por el ejercicio realizado
se dejó caer en el suelo húmedo de la caverna.
-Oiga…por eso vine a la Ciudad, así que las gracias están de
más…hoy. Bueno espérenme en este lugar, volveré en una
hora aproximadamente…no se muevan…ahhhh…reciban a
todos los que vengan, pues esta cueva es grande. Bueno…
volveré. Dijo el joven.
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Riah, quien muy suavemente le dio un dulce beso en los
labios, despidiéndolo de esa manera.
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precisos en sus acciones. Al salir del pequeño bosque
quedaron por completo al descubierto, sin embargo para su
fortuna no se encontraba ninguno de los invasores cerca que
los divisara, al contrario, fueron vistos por unos aldeanos, a
quienes por señales hicieron llegar hasta el bosque, y al llegar
a ellos le solicitaron al que los había acompañado que los
guiara hacía la caverna, y que solamente ellos proseguirían
con la misión. El acompañante salió con toda velocidad hacia
la cueva con el grupo de aldeanos, dejando en la soledad a la
pareja, de modo que los dos se dirigieron a cruzar el terreno
solitario que tenían frente a sí.
-Cuando te lo diga correremos, ¿de acuerdo?
-De acuerdo, dijo el joven, como usted me diga señor,
después de todo esta Ciudad la conoce mejor usted que yo,
¿no es así?
-Así es. ¡Ya!, corre…
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preservar tu vida. Viajé mucho…vengo de…no, eso no tiene
relevancia, es hora de que se vayan. ¡Ahora!...!Ahora!
Comenzó a elevar la voz el joven hasta que Quint accedió y
emprendió la marcha junto con los aldeanos hacia la cueva.
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nada, simplemente su reacción había sido tirarse, pero dicha
reacción asustó a sus compañeros quienes sin mediar palabra
alguna lo jalaron de sus ropas y lo introdujeron a la casa.
-Señor, ya nos han visto, ciertamente vendrán por nosotros…
decía uno de ellos.
-No debimos venir por el muchacho…mejor hubiera muerto
solo él y no todos nosotros por él…decía otro.
-Cállense cobardes. Dijo Quint quien poniéndose en pies
colocó su espada en su cinto y abrió la puerta. Sus
compañeros expectantes creyeron que se estaban rindiendo
ante los invasores, por lo que todos tiraron sus espadas al
suelo y siguieron los pasos de su jefe.
-¿C…c…c…c…c…c… esos eran los sonidos que salían de la
boca de todos los compañeros de Quint al ver a su jefe salir
corriendo en dirección al centro de la Plaza en donde se
encontraba parada una sola persona: el joven.
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-Un tanto mas relajado…esa sí que fue una buena batalla…
lastima que nadie sobrevivió para contarla o acaso escribirla…
jajajaja…y gracias al Creador que no deje a nadie vivo, de lo
contrario me hubieras hallado allí tirado junto con mi
desastre. Disculpa por el desastre que hice en tu Ciudad. Dijo
el joven sinceramente preocupado.
-¿Desastre? No te maté únicamente porque ahora debes
limpiarlo…jajajaja…vaya que eres una clase especial de gente
muchacho…contamos alrededor de 87 cadáveres…y te lo
agradecemos por cada uno en particular; este acto no será
olvidado, para nada. Te daremos honra esta noche, así que
ponte de píes y aséate para asistir a esta cena. Dijo
orgullosamente Quint.
-Se lo agradezco grandemente señor Quint…pero me puedo
quedar un ratito más en las piernas de esta bella dama…es
que aún me duele un poquito la cabeza, ¿le parece?
-jajajaja…solamente eres un joven, no podía esperar mas de
ti, claro si no hay problemas para la señorita. ¿lo hay? Dijo
Quint a la doncella
-Ninguno en absoluto, respondió con una sonrisa bárbara la
linda dama.
-De acuerdo, vendré por ti en un par de horas…y me contarás
todo lo que sucedió. Quint se volteó para irse de la casa, sin
embargo se volvió hacia el joven y lo cuestionó: -Disculpa
joven, ¿Cuál es tu nombre?
-Yo…yo soy Shemuel de Oxo. Dijo el joven, y es un placer
haberles sido útil.
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No se dijo más, Quint salió corriendo con lagrimas en los
ojos en la dirección de su amigo Greck, a quien auxilió a bajar
el cadáver de su esposa. Greck abrazó a Quint, y ambos se
echaron a llorar sobre su cadáver:
-Amigo…ella era todo lo que tenía…mis hijos…murieron hace
ya mas de dos años…y solo nos teníamos el uno al otro…
amigo… ¿qué voy a hacer? ¡me hubieran matado junto con
ella, y no matarme lentamente como lo están haciendo ahora!
Quint, siento que me quemo por dentro…siento que ardo por
dentro…mi corazón quiere explotar…yo…yo no sé que
hacer…
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Concilio vivos…” Quint acabó sus pensamientos al llegar al
lugar en donde se encontraba Rust:
-Oye viejo…vaya que eres difícil de matar… ni las vigas de las
casas pueden destruir esa cabeza dura que tienes ¿No? Jeje…
Sonrió Quint
-J…e…j…e…no me hagas reír amigo, que me duele todo…
incluso hablar. Dijo Rust
-Te dejaré reposar hasta el anochecer puesto que he
convocado asamblea; te informo que en un par de horas se
harán los entierros de los muertos, si te sientes con suficiente
fuerza acompáñanos. Solo una cosa quiero que me respondas
antes de que me marche ¿hay más miembros del Concilio con
vida?
-No. Pronunció tristemente Rust
-¿Quién llevó al Concilio a la Plaza?
-Trusse…pero él fue el primero en morir, luego todos los
demás…excepto Greck…
-Suficiente Rust, descansa, vendré a verte pronto.
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mismo que cada uno de ustedes lleva por dentro, yo en lo
particular no perdí a nadie cercano en esta matanza, pues ya
todos saben que mi mujer y mis hijos murieron hace ya varios
años, sin embargo…cada uno de los muertos fue amigo mío,
cada uno de los caídos fue conocido mío, cada uno de ellos
era mi familia, como lo son ustedes. Amigos, hoy yo llevo su
dolor por dentro, y lo dejo manifiesto ante ustedes. Amigos
míos, ya no quiero ser Anciano de Sur. Me retiro, me dedicaré
a conocerlos mejor…me dedicaré a la Ciudad pero como
pueblerino…no como gobernante…lo siento Quint, lo siento
Greck…pero debo bajarme de esta plataforma…su peso es
muy fuerte…y yo…yo no lo soporto más…”
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“Nosotros, Greck y yo, actuales Jefes de la Ciudad de Sur,
y como representantes de la Ciudad, te queremos dar el
mayor de los agradecimientos, pues debido a ti es que yo
estoy acá presente, y la mayoría del pueblo aquí presente te
debe su vida; agregando a ello tu destruiste a los invasores;
no pusiste tu vida sobre la nuestra, muy al contrario,
privilegiaste a esta Ciudad sobre ti mismo…y eso…eso no lo
hace cualquiera. Realmente muchas gracias…
Shemuel…ya no eres un extraño para nosotros, a pesar
que no sepamos verdaderamente mucho de ti, pero por lo que
has hecho…ahora serás nuestro amigo.
Pueblo de la Ciudad de Sur…nuestro gobierno va a
cambiar…ya no tenemos miembros del Concilio, solo nosotros
tres…y ya han escuchado las palabras de Rust hace un rato…
nosotros dos, Greck y yo, deberemos gobernar está Ciudad,
pero solo seremos los consejeros. Hemos platicado esto con
Greck seriamente y de ahora en más, simplemente seremos
los consejeros del Guardador de la Ciudad de Sur. El anterior
Concilio jamás hubiera aprobado lo que hoy vamos a hacer…
Shemuel, a ti te digo…arrodíllate ante el pueblo…pues de hoy
en adelante tu serás el Guardador de la Ciudad de Sur. Todo
cuanto tú digas será hecho. Todo cuanto tu pidas se te dará…
ahora esta Cuidad depende de ti.
Amigo Shemuel ¿aceptas esta responsabilidad?”
“No.”
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de que acabe mi labor con tu hijo, me iré. ¿Te parece?”
Preguntó Shemuel.
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charlar, siendo muy bien recibida por el solitario caballero.
Shemuel y Odda pasaron la noche entera charlando.
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a sus hombres; pero lo más importante que le instruyó fue
cómo evadir y solucionar una guerra, bajo la idea de “Razona,
habla y convence” Quint convirtió a Gaal en todo un orador,
sus palabras siempre llevaban dulzura, tenacidad, amabilidad,
respeto, gracia y encanto, de tal forma que todos sus deseos
los alcanzaba realizando la solicitud de la forma adecuada,
incluso la solución de los conflictos. Esa idea que su padre le
inculcó le fue de gran utilidad, pues incluso llegó a ser juez
entre el pueblo, pues sus palabras llevaban de constante un
elemento: sabiduría.
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aal había tomado la dirección y protección de la ciudad de
Sur, sin embargo su corazón se encontraba triste. Su padre,
Quint, había sido despojado de la Jefatura de Sur, pues la
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estructura gubernativa había cambiado, ahora sería él quien
tomaría todas las decisiones que tuvieran relevancia para la
ciudad. Su padre y Greck habían sido colocados como
Consejeros del Cuidador de la Ciudad de Sur; sin embargo,
Gaal nunca se sintió con el suficiente valor y sabiduría para
tomar él la autoridad que antes habían ejercido dos hombres,
y antes que ellos, el Concilio de los trece ancianos.
-¡Jamás creí que fueras tan hermosa Miah! Y eso que eres mi
hija. Expresó con tremenda emoción el labrador.
-Padre, no exageres, lo que pasa es que el pobre del Cuidador
no me ha visto bien, espera a que lo haga, y nos echará a
todos corriendo de ese castillo. Dijo Miah muy triste.
-Ahhh, eso nunca sucederá, pues yo te daré unas joyas que mi
madre mi dio cuando yo me casé con tu padre, eso hace que
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cualquier dama se vea preciosa. Dijo la muy agradecida
madre.
-No…eso no sucederá. Dijo el labrador
-¿Por qué no? Es un momento especial, yo quiero que lo use.
Dijo enfadada la señora.
-No, es que la invitación dice en la parte final: “….Les ruego
se presenten con la ropa que utilizan diariamente, pues de
esa manera sabré como realmente son, y no como aparentan
ser.” Lo siento querida, pero tus joyas deberán esperar.
-Ohhh…por el Creador, Miah tendrá que ir con ese vestido
todo roto que tiene. Que vergüenza…que tragedia…
-Que importa, dijo Miah, si yo le llamé la atención en estas
condiciones, pues en estas condiciones deberá de quererme…
¿o me equivoco papá?
-Para nada hija mía, tienes razón, iremos así como somos.
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ostente, jamás se es mayor ni mejor que alguien de edad
superior. Por eso mis respetos sean a ustedes, y no de
ustedes hacía mi, pues yo simplemente soy el Cuidador de
Ore, que puede ser reemplazado por otro, pero ustedes,
ustedes son los padres del amor de mi corazón, y eso no
puede ser reemplazado. Dijo gentilmente Gaal.
-Gracias. Dijo el labrador. Permítame presentarle a mi hija.
Señor Gaal, ella es Miah, mi única hija.
-Buenas noches señor. Pronunció dulcemente Miah
-B…b…b…buenas noches señorita. Pronunció tartamudeando
el pobre Gaal. Es un verdadero placer conocerla, y la verdad,
yo la había visto en otros lugares, pero siempre había sido de
lejos, y ahora que la veo…estoy impresionado, su belleza es
inconmensurable.
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Miah no tuvo que responder a esa pregunta pues ya se
encontraba tomando de la mano a Gaal para dirigirse afuera
de la casa. Ambos pasaron casi toda la noche platicando en el
pórtico de la casa, mientras que los padres de Miah
degustaban la deliciosa comida que había sido llevada por
Gaal.
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-No es lo mucho lo que vale, ni lo ostentoso, sino lo agradable
que pueden ser sus habitantes, y ustedes lo son en gran
manera, la verdad es que, si están de acuerdo, seremos una
familia alegre. ¿no le parece?
-Sí, pero… ¿no le molesta que seamos pobres?
-¿Pobres? Ustedes no son pobres, pues son felices, y eso es la
riqueza, la alegría del alma.
-Tenga seguro que así será señora mía, pues ellos están
igualmente alegres de su hijo. Comentó Miah
-Pues me entusiasmo de ello. Expresó con voz contenta Riah.
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acá con mis padres pues hemos venido a pedir su
autorización para tomar a Miah, su muy hermosa hija, como
mi mujer, y…” Eso llevaba diciendo Gaal cuando fue
abruptamente interrumpido por su padre.
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Doce noches después, en plena luna resplandeciente, el
pueblo de la Ciudad de Sur se encontraba reunido en la Plaza,
frente al Castillo que en un momento había albergado al
Concilio de la Ciudad, y que ahora era la casa del Cuidador de
Sur, de Gaal y sus padres. Quint, Greck y Rust dirigían la
ceremonia, ya los tres muy viejos, aunque el menor era Quint.
Y Rust habló:
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Verdaderamente este joven unirá su vida a Miah, a quienes
todos ustedes conocen.
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tomará como mujer, razón por la cual envié aviso a la Gran y
Noble Ciudad de Ore, habiendo sido respondido de parte de
sus autoridades que enviarían a uno de sus más apreciados
emisarios, y este joven que está frente a nosotros es dicho
emisario, recibidle como es debido”
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sobre humanas, bendito seas tu Gaal, y tu agraciada
Miah, de quien hasta acá me llegan noticias de su
belleza, lo cual es lógico, pues somos muy cercanas…
aunque eso no tiene relevancia ahora. Solamente quiero
decirles que los bendigo en su unión, Miah, gracias por
tus cartas, saludos a tu gentil padre y a tu afable madre.
Gaal, toma con cuidado el corazón de Miah, porque es
muy importante para mí; te digo, has escogido muy
sabiamente. Una cosa mas Gaal, escucha a mi emisario,
que tiene cosas vitales qué comentarte.
Malkawi’”
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“Que felicidad me da ser quien les trajera esta noticia,
pues es algo muy especial lo que ustedes han recibido de
parte de Malkawi, pero la fiesta debe continuar. Yo he sido
designado por Malkawi para estar con vosotros por los
próximos siete años, pues acompañaré a Gaal en el mando de
la Ciudad, claro, lo haré como consejero, si él gusta, pero no
seré un consejero normal, pues no le aconsejaré nada de los
problemas de la ciudad, sino lo guiaré sobre el futuro que
vendrá. Pero por ahora dejemos el futuro, y vivamos el
presente, porque Quint me ha solicitado que sea yo quien una
a esta querida pareja.”
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“Miah, yo recuerdo bien cuando te vi por primera vez,
eso fue cuando era apenas un adolescente…recuerdo que te
observé en la tierra de tu padre, recuerdo que llevabas un
lindo atuendo color celeste que resaltaba mucho el color de tu
cabello, luego pasé varios años sin siquiera acercarme a ese
lugar…y ya sé porque fue…fue porque tuve miedo, esa vez
que te vi me dio miedo…pues me gustaste mucho, y no sabía
que hacer para llamar tu atención, el miedo lo evité no
acercándome a ese lugar; pero mi vida definitivamente debía
unirse con la tuya, pues aunque no quería estar cerca de tu
hogar, no lo pude evitar, pues desde hace ya mas de nueve
años que pasó frente a tu casa todos los días, para ver si tan
solo pudiera apreciar ligeramente tu bello rostro.
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importante ¿Pueblo de Sur, aceptan que Miah sea su nueva
Cuidadora junto a Gaal?” la población aclamó a una que sí;
“Pueblo de Sur, ¿bendicen ustedes esta unión?” nuevamente,
entre gritos y aplausos, la muchedumbre asintió; “habiendo
recibido el consentimiento debido de parte de Gaal, Miah y del
Gran Pueblo de Sur, en representación de Malkawi de Ore, yo,
Obadiah, los declaro en perpetua unión, sean benditos en
todo cuanto hagan”
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siente un padre cuando sus hijos se van del hogar a formar el
suyo propio, pero conjugado con la tristeza de no tenerla más
cerca en su casa. Ya pasada la media noche por mucho, Gaal
y Miah se despidieron de la población, quienes replicaron con
sendos aplausos; horas después, la fiesta acabó.
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de sangre. No sé a que se refería con ello, pero eso es lo que
decía.
-Derecho de…sangre… Ohhh por el Creador, ¿eres del linaje
de Malkawi?
-Pues no lo creo, pero la verdad yo no lo sé
-¿Qué otro derecho de sangre existe aparte del de Ore?
Ninguno. ¿Cómo lo obtuvo realmente tu abuela? Porque si es
de sangre como dices, definitivamente debes ser del linaje de
Ore.
-Jejeje, mejor no te ilusiones, porque si te das cuenta Malkawi
regala estos collares, de lo contrario no me hubiera mandado
uno a mí, ¿no te parece?
-A lo mejor te lo envió porque sabe que eres de su linaje, es
una opción ¿no crees?
- ¿Y eso me hace mejor o qué?
-Realmente es imposible hacerte mejor, pero sabes que,
mañana averiguaremos eso, le preguntaremos al tal Obadiah,
por ahora solo disfrutemos el momento.
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-No te enojes conmigo Gaal, pues si gustas, y es más, aunque
no gustes, me levantaré del lugar de tu padre, pues yo
entiendo que no soy digno de tomar el lugar de tan valiente
hombre, por lo que hablaré con ustedes puesto de pies. Indicó
Obadiah con un tono suave, mientras se levantaba de la silla
en la que se encontraba.
-Que insolente eres Gaal, podrás ser el Cuidador, pero el
respeto a los emisarios es sobre todo, y mayormente si vienen
de Ore. Profirió con tono molesto Quint
-No se preocupe por eso señor Quint, pues solo se deja de ver
el gran respeto y aprecio que el Cuidador tiene por usted, lo
que lo convierte en un mejor Cuidador, pues guardará bien a
lo que ama. Joven, ¿ama a la Gran Ciudad de Sur?
-Ciertamente sí. Dijo Gaal
-Pues deberás defenderla con tu vida. Indicó Obadiah
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-Calla hijo, todo tiene su objetivo, tu no naciste para ser feliz,
naciste para sufrir; no naciste para ser padre, naciste para ser
Cuidador; no naciste para luchar, sino para vengar…y serás
tu, quien vengará a este pueblo…
-Padre, ¡CALLA! Que lo que dices me ofende, ¿cómo esperas
que crea esa estupidez que dices? Eso me repulsa, yo quiero
ser feliz, quiero ser padre, no quiero luchar, menos vengar, yo
lo único que quiero es PAZ, paz, p...a…z
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La resolución de esa tarde fue sencilla, Riah, Quint,
Greck y Rust se irían de la Ciudad hacia en un pueblo cercano
a Dahna; Greck y Rust volverían con el tiempo a la Ciudad,
mientras que Gaal y Miah quedarían al cuidado de la Gran
Ciudad de Sur, con el consejo del joven, pero sabio Obadiah.
A
proximadamente catorce años después de la unión de Gaal
con Miah, ya casi todo estaba hecho, solamente hacía falta
que Obadiah se fuera de la Gran Ciudad de Sur y regresara a
su ansiada Ore. Durante esos catorce años habían acontecido
varias cosas, siendo las principales que durante los primeros
seis años Obadiah aconsejó a Gaal sobre las provisiones
alimenticias que debía hacer, pues el año siete sería el año en
el cual la Ciudad sería sitiada por las huestes enemigas
provenientes del nor-occidente, lo que ocurrió exactamente
como Obadiah lo había predicho; en dicha guerra no falleció
mucha gente de Sur, aunque ciertamente sí hubieron perdidas
de vidas humanas, no fue la cantidad que hubiese sido si no
se hubiera atendido al llamado de Obadiah; de esa forma Gaal
logró evitar la primera parte de la visión que tuvo aquella
noche, la Ciudad no fue totalmente aniquilada.
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La segunda parte de la visión también fue modificada,
pues en esa visión Gaal pudo observar como acontecía un
altercado entre la Ciudad de Ahwar con Sadah y como eso
devenía en una guerra conjunta de dichas ciudades contra
Sur, pero Gaal hizo gala de sus habilidades diplomáticas y
antes de que el altercado se suscitara tuvo reuniones con los
jefes de dichas ciudades, en Ahwar era Cuidador Ehud, y en
Sadah, Seyd; quienes llegaron a entendimientos de la
magnitud suficiente, como para que al final de las reuniones
que se mantuvieron, los tres, Gaal, Ehud y Seyd terminaran
siendo amigos, aunque dichos acuerdos hubieran sido
imposibles de no haber mediado la sapiencia de Obadiah.
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Esa noche se realizó la ceremonia de despedida de
Obadiah, y al terminar se despidió muy tristemente de la niña
-Linda, te quiero mucho, cuídate y cuida a tu mamá y a tu
papá, porque ellos se morirían sin ti…así como yo no sé que
haré sin ti, nena, tu nos trajiste alegría, cuando no la
esperábamos.
-Adiós tío, te voy a extrañar
La pequeña se acercó a Obadiah para darle un beso en
su mejilla, y Obadiah aprovechó para abrazarla fuertemente y
cargarla
-Nena, lo…siento…, lo siento…no quisiera que esto sucediera,
de verdad linda, daría mi vida si fuera posible para evitar que
esto pasara, pero eso ni tu padre lo podrá evitar, hazme dos
cosas, cuando tu madre salga de viaje en un par de días,
pídele que te deje su collar, y la otra cosa, grita fuerte a tu
padre, con toda tu alma. Obadiah comenzó a llorar. Nena, lo
siento
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Miah y a sus padres por varios meses, durante los cuales
sintió como su vida se hacía más pequeña y más vacía; él ya
no le encontraba sentido a su vida, de no ser por el pequeño
destello de luz que su linda hija le brindaba, él se hubiera ido
de la Ciudad hacía mucho tiempo, pero su vida, por ahora,
estaba en Sur.
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él le pidió, “!!!!!!PAPÁ!!!!!!! ¡!!!!!!!!!!!PAPÁ!!!!!!!!!!” una vez
Gaal esuchó esos gritos su corazón se detuvo, y pudo ver
directo a los ojos de su pequeña bebe, los cuales le decían
“Papi, te amo…hasta siempre”, la pequeña inteligentemente
tomo el collar de su madre y lo escondió en el puño de sus
manos, y vio a su padre como indicándole que lo tomará
cuando todo acabara.
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oohhhh Creador, bendíceme con mi muerte…” Esos eran los
gritos que dentro de sí daba el moribundo, quien si hubiera
podido, hubiera dado muestra alguna de vida, solamente para
que sus victimarios se la quitaran y así poder obtener un
descanso eterno, pero sus fuerzas eran tan pocas, que a
duras penas podía respirar.
Antes de entrar en sueño, el moribundo pudo observar
como sus victimarios saqueaban sus tierras, y luego se
largaban de ellas, al momento que ellos partieron, partió
también su conciencia. El moribundo se despertó a media
noche, con la luna alumbrando su tragedia, a su pequeña hija
muerta. Sintió algo extraño en su cuerpo, ahora habían
fuerzas en él, ya podía moverse, y sin dudar lo primero que
hizo fue gritar: “Aaaaaaahhhhhhhhhhhhh” “¿por qué?, ¿qué
he hecho?, siempre he sido honrado, siempre he cuidado a
este pueblo, ¿qué sucede?, ¿Quuuuuééééééé?”. Gaal, ahora
no tan moribundo se levantó de su lecho de muerte, al
hacerlo pudo sentir sus piernas afirmándose; sin embargo ello
no evitó que cayera al suelo abruptamente; el problema no
eran sus piernas, sino su estomago. El pobre de Gaal tenía en
su estomago clavada aún una pequeña daga que había sido
utilizada por sus victimarios en su intento fallido de darle
muerte. Gaal colocó sus dos manos sobre la daga y clamó: “-
Creador, yo sé que tu Eres conmigo, fortalece este cuerpo
muerto” al finalizar su clamor, el hombre apretó la daga y la
jaló, al hacerlo sintió un fuego que se apoderaba de todo su
cuerpo, el calor que sentía el hombre no era normal, su
cuerpo se estremeció, se erizó por completo, se encogió
tomando sus piernas con ambos brazos, lagrimas brotaron
incontrolablemente de sus ojos, de repente sobre el suelo se
endureció su espalda y sus extremidades se extendieron, su
estomago sintió un calor terrible, al mismo tiempo sus
pulmones se llenaron de aire, su boca se abrió y el aire de sus
pulmones salió de él generando un grito aterrador que se
escuchó a varios kilómetros a la redonda; sin alguien hubiera
estado en esas cercanías lo hubiera ayudado, pero no había
nadie…y él ya no necesitaba la ayuda de nadie.
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Sus ojos se abrieron, vio la luz bella de la luna, una luna
con un color esplendoroso, era una luna nueva para él, porque
era una vida nueva la de él. Su estomago estaba cual si nada
hubiera sucedido, sus brazos tenían una fuerza increíble, sus
piernas que habían sido gravemente golpeadas estaban
robustas cual nunca lo estuvieron antes, su pectoral, espalda
y hombros sentían un vigor extremo. Sus ojos seguían
emanando lágrimas, y su boca ruidos, pero eran distintos,
eran lágrimas de alegría y eran ruidos de risa. “-Gracías” gritó
el hombre.
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espada y salió de caza, logrando con éxito cazar un animal
grande y lanudo; tomó a su presa, la degolló y la despellejó,
tomó su piel y se la llevó a su hogar. Ya en su casa el hombre,
tomo la piel de la bestia y se formó un atuendo, demorándose
en ello siete días.
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-Ya no lo es, ahora es mi atuendo…yo debí morir…y no fue
así…ahora todos han muerto, huye Ehud, huye. Dijo el
hombre
-¿Qué dices? ¿Acaso el gran hombre de Sur está huyendo?…
interrogó Ehud
-No amigo, no huyo, te advierto, que desde ahora todo aquel
que vea mi atuendo entenderá que debe huir de mi, ya no soy
un Cuidador, no pude cuidar ni a mi pequeña…la han matado
Ehud…la mataron…mataron a mi pequeña…y…y…yo no pude
hacer nada….El hombre no pudo terminar sus palabras y se
echó a llorar incontrolablemente.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-¡!!!!AHORA!!!!! Exclamó el hombre
-No. Sentenció Ehud
-¡!!!!¿Qué?!!!!
-No te las daré amigo, lo siento, pero no puedo hacerlo sin
una razón, necesito que me digas porque sabes que son de
acá los asesinos, y si estas en lo cierto, no te preocupes
porque te daré tu venganza. Esa es mi palabra, ¿te basta?
Cuestionó Ehud.
-Tu palabra me basta, y me sobra, porque sé quien eres,
recuerda, tu padre fue mi amigo, al igual que tu abuelo, sé
que puedo confiar en menos que tu palabra; amigo, esto es lo
que aconteció hace ya 42 días.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-No puede ser, Shaktar no puede ser, porque Shaktar y su
familia son mis aliados, ellos me han prevenido de ataques,
me han ayudado a repelerlos. Seguramente estas equivocado.
-Sabía que no me creerías, por eso te pregunto ¿tiene Shaktar
habitación en Tracia? Preguntó el hombre.
-¿C…como sabes eso? ¿Sabes acaso en donde está la región
de Tracia? Cuestionó realmente sorprendido Ehud
-Si amigo, sé en donde está. Está a donde iré luego de pasar
por tu región del saliente.
-Amigo, Tracia está atravesando todo el desierto central de la
región, será un milagro si llegas hasta Ore, y lo dudo mucho,
pues Shaktar tarda hasta ciento cuarenta días en llegar hasta
allá. Dijo Ehud.
- Aunque tarde mi vida, pero llegaré hasta allá, por mi hija y
por mi collar…
- ¿Tienes el collar? Preguntó asombrado Ehud
- Claro que lo tengo, un Cuidador debe hacerse respetar, y
debe tener certeza que logrará su cometido, aunque eso le
cueste su collar. Dijo Gaal
- Pero el collar no es tuyo, era de tu esposa…y ¿Por qué lo
tienes tu?
- Lo tengo yo, porque se supone que yo lo tenga, y punto. Ella
lo dejó en mi nena y yo lo tomé de ella…ella hubiera querido
que yo lo tuviera…Dijo Gaal resignado.
-O que no lo tuvieras amigo, Dijo suavemente Ehud. Ten
cuidado con él, porque cuando salgas de acá te puede salvar
o costar la vida. Cuídate amigo, de verdad hazlo.
- Oye, ahora me crees ¿cierto?
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
Gaal se retiró a la alcoba de aquel que nunca llegaría a
ser Guardador de Ahwar, pero que dejaría descendencia que
sí tomaría la Guardianía con la gallardía debida a dicho alto
cargo. El hombre se lavó antes de echarse sobre la cama, al
hacerlo sus ojos y su mente se despejaron de tal forma que el
sueño huyó como las nubes ante la majestuosidad del sol; sin
embargo esa paz espiritual rápidamente se vio interrumpida
por pensamientos sobre lo que haría la siguiente madrugada
en aquella ciudad: actuar implacable e inmisericordemente.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
- Un solitario hombre sin familia, arguyeron los demás,
teniendo en común las risas y burlas que todos mostraban
ante tal pobre hombre.
- ¡NO! Dijo Ehud altamente indignado. ¿saben que les espera?
- Trabajar, y trabajar, dijeron unísonamente todos los
victimarios con no poca alegría.
- ¡OTRA VEZ NO! Dijo Ehud.
- El color de mi atuendo es por la nostalgia que tengo gracias
a ustedes, este atuendo me recuerda mi dolor, pero anuncia
el suyo y el de su familia, todos tenían razón sobre lo que
dijeron de mi, pero ahora lo será también para su familia,
pues vivirán amargados, infelices y …sin ustedes. Ustedes
mataron a mi hija, y eso,…eso no tiene perdón.
-Señores, hoy yo, Ehud el Guardador de la Gran Ciudad de
Ahwar, pasé juicio sobre ustedes, y los hallé culpables de
muerte…este hombre no es un hombre ordinario, él es el
Guardador de la Cuidad de Sur, y ustedes le han quitado eso a
nuestra amiga Ciudad. Hay cosas que se perdonan, pero esto
no lo dejaré impune. Ayer vino a mí este hombre amigo mío, y
me expuso su caso, le prometí que yo arreglaría las cosas, y
así lo haré. Soldado, páseme mi espada.
El joven soldado tomó la espada de Ehud y la dio a él,
quien ordenó: -Tomen a todos los asesinos e hínquenlos. Los
soldados realizaron inmediatamente lo ordenado por su
Guardador.
Ehud tomó su espada, la levantó y cortó él mismo la
cabeza de cada uno de los asesinos de la familia de su amigo.
Gaal solo lloraba, lloraba de la tristeza, pero agradecido
profundamente con su amigo por hacer el trabajo que muy
difícilmente él hubiera podido hacer.
Ese día fueron ejecutados veintisiete hombres, todos
murieron a manos de Ehud.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
la Ciudad de Sadah, en donde se reabastecería con uno de
sus amigos más próximos, siguiendo delante de él el camino
más arduo y difícil, el desierto que separa a Sadah de Dahna,
de allí partiría directamente hasta Babel, siendo lo complicado
de ello los ríos que debiera atravesar el pobre hombre, de allí
su rumbo sería en dirección al saliente nuevamente, para
llegar a la Ciudad de Ecbatana, para luego llegar a Partia; de
allí tomaría camino a Oxo ; siendo dicha ciudad el punto de
retorno, pues debería regresar hasta Ecbatana, para luego
enfilarse en la última parte de su viaje, debiendo tomar
camino directo hacía Lidia, y de allí tomaría embarcación para
llegar a Tracia, debiendo para ello atravesar el Mar Negro. Era
un viaje estimado en una duración de 400 días; sin embargo
para el hombre sería un placer hacerlo.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
O
badiah se encontraba de pies esperando a que Gaal se
acercara a él, quien al verlo solamente pudo gritarle: ¡¿Qué
haces tu acá?!. Obadiah de manera triste respondió
“Esperándote amigo, esperándote” Gaal se acercó a Obadiah
y descendió de su caballo, saludó a su amigo y ambos se
sentaron a charlar en medio de aquel caluroso, pero airoso
desierto.
-¿Amigo, sabias que yo vendría por acá? Preguntó Gaal con
mala cara
-Así es Gaal, así es
-¿Y sabes porqué estoy acá?
-Sí lo sé amigo.
-¿y por qué no me dijiste que eso pasaría? Cuestionó con ira
Gaal
-Te lo dije Gaal, te lo dije, y no fue solamente a ti a quien se lo
comenté, también se lo dije a Miah, a tus padres, e incluso a
tu pequeña, pero nadie atendió mi llamado, por eso sabía que
no sería modificable.
-Yo trate Gaal, lo traté…
-Pero eso era inevitable, recuerda, por eso debía irme de
Sur…
-Lo sé Obadiah, y también recuerdo que tu no querías irte de
la Ciudad, porque me decías que yo sólo no lo podría evitar…y
ciertamente…no pude…Gaal comenzó imparablemente a
llorar
-No llores Gaal, porque no me fui de ti, yo sabía que esto
debía acontecer; por eso antes de irme me despedí de tu
nena y le pedí que cuando todo sucediera guardar el collar…
ya sé que no es el momento, pero ¿lo tienes?
-Sí amigo, lo tengo, y lo guardaré con toda mi vida, porque es
lo único que tengo de ella y de Miah, si lo llego a perder,
perderé también mi vida con él.
-¿Ehud te indicó el camino que debes tomar?
-Sí lo hizo
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-Que bueno que Ehud aún me obedezca, pues temo que
llegue el día en el que ninguno de ustedes siquiera me
escuche
-No te inquietes por eso Obadiah, pues al menos yo siempre
te seré fiel. Ya lo he aprendido.
-Oye, ¿seguimos el camino trazado?
-De acuerdo, pero ¿hasta dónde me acompañaras?
-Gaal, Gaal, Gaal, tu niña no era solamente tuya, yo también
la vi nacer y crecer, por eso la venganza también es mía, el
camino trazado para ti, también es el trazado para mi, al
menos hasta que alcancemos venganza. ¿Te parece?
-Ciertamente me parece, pero ¿ Malkawi no te esperaba?
-Así es, pero mandaré aviso a ella cuando estemos en Babel,
no le importará, y si le molesta, pues que se aguante, porque
lo nuestro es personal
-Gracias Obadiah.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
sentimientos afloraron fuertemente, pudiendo sentir la
presencia misma de su madre y de su padre en la casa en
donde ellos habían vivido, pues las cosas estaban puestas de
la misma forma en la que Riah, su madre, las colocaba en el
Castillo de Sur. Gaal pasó en esa casa la noche. Al día
siguiente, ambos siguieron el camino perfilado, nuevamente
habiendo recargado sus provisiones y con nuevas cartas de la
autoridad de la Ciudad dirigidas al Jefe de Babel.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
Obadiah no conocía a absolutamente nadie, lo cual produjo
miedo en él sobre lo que debían hacer, pero la suerte ya
estaba echada. Uno de los antiguos siervos de Greck se había
ido a vivir a esa población, y reconoció a Gaal de forma
inmediata
-Señor Gaal, es un absoluto placer tenerlo acá en esta
humilde ciudad; indicó alegremente el viejo siervo
-Gracias, te agradezco la bienvenida y la verdad, hoy nos caes
en las mejores de las suertes, pues es la primera población a
la que venimos y no conocemos a nadie, y verte nos ha traído
paz a nuestras mentes
-No tiene que agradecerme nada señor Gaal, pues yo por
muchos años serví a su padre, a su madre, e incluso todavía
unos cuantos a usted, lo cual me es motivo de felicidad,
¿recuerda?
-Claro que recuerdo, y lo hago muy bien; tu mujer y tus hijos
¿también están acá contigo?
-Así es, todos nos hemos radicado en este lugar.
-Disculpen que interrumpa esta reunión, pero ¿sabes en
dónde podemos hallar unos camellos y caballos? Preguntó
apenado Obadiah
-Así es señor, les muestro, síganme. Un vecino mío vende ese
tipo de animales, varias veces me ha ofrecido unos para que
vaya yo a Sur de visita, pero sinceramente ese viaje es
demasiado largo, y en solo pensarlo, ya me cansé…je…je...je
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
les fuera necesaria alguna ayuda, de manera que solamente
Gaal y Obadiah entraron a la casa del señor
-Pónganse cómodos, sugirió el señor
-Muchas gracias, indicó Obadiah, en tanto que ambos se
sentaban.
-Cuéntenme, ¿en qué les puedo servir? Preguntó gentilmente
el señor
-Sucede que nosotros venimos desde la lejana Gran Ciudad de
Sur, y nuestros caballos ya están agotados, no obstante ser
los mejores caballos que hay, no solamente nuestra Ciudad,
sino también aquí mismo, en Ecbatana, de mo…Gaal se quedó
a media palabra, pues fue abruptamente interrumpido por el
señor
-¿Cómo se atreve a decir usted que sus caballos son mejores
que los míos? ¿Vino acá a hacer negocios o insultarme?
-Tranquilo señor, que hemos venido a hacer negocios con
usted; pero disculpe mis comentarios si le han ofendido;
¿gusta usted ver nuestros caballos?
-Sí, quiero ver con que clase de caballo me ha ofendido. Indicó
con tono molesto el señor.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
vender caballos y camellos, como esperando volver a ver uno
de esos, y hasta ahora los he vuelto a ver…que maravilla…
son espectaculares…
-¿Quiere tenerlos? Preguntó Gaal
-¿Me los dará? Preguntó entusiasmado el señor
-Ciertamente haré un trato con usted, si esta de acuerdo, pero
como según comentó no hay mejores caballos que los tuyos,
entonces tendré que buscar alguien más que esté dispuesto a
negociar, indicó maliciosamente Gaal
-No señor, me disculpo por lo dicho presurosamente por estos
labios impertinentes, profirió afligido el pobre señor, que veía
como los caballos soñados se le iban de las manos.
-Disculpa aceptada, entonces ¿quiere negociar o no?
Sentenció Obadiah
-Sí
-Bueno, nuestra propuesta es la siguiente, decía Obadiah,
nosotros venimos de un viaje bastante largo, y nos queda aún
demasiado camino por recorrer, y estos caballos, no obstante
que son de los mejores que se pueden hallar, también se
cansan, y es el caso que ya ameritan un largo descanso, de
manera que le daremos esta pareja de caballos a usted, un
macho y una hembra, para que nos los cuide, mientras tanto
usted nos dará cuatro caballos, sus mejores caballos ¿le
parece?
-Es cierto que me gustan esos caballos, pero ese no es un
negocio sino una perdida para mí.
-No lo es señor, pues se los dejaremos por aproximadamente
dos años, y los caballos que nazcan de esa pareja se los
daremos a usted en reconocimiento a su asistencia, ¿ahora sí
le parece? Preguntó Gaal
-Definitivamente esa sí es una propuesta digna. Les daré los
cuatro caballos que ustedes elijan. Dijo el hombre con los ojos
brillantes de emoción
-Ahora solamente denos dos, regresaremos en varios días a
recoger los otros dos, pues como le hemos dicho, nuestro
viaje es grande. Únicamente le solicitamos algo: cuídelos bien,
y recuerde que no son suyos, son nuestros. Advirtió Gaal
-De acuerdo, dijo el señor
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
Gaal se fue a escoger los caballos que les daría el señor,
acompañado de Elheim; mientras que Obadiah regresó sus
pasos hacía el señor
-Gentil hombre, disculpe que lo moleste con lo siguiente, mi
compañero no lo sabe, pero nuestro viaje durará mucho más
de lo que él cree, yo volveré por mi caballo en unos siete
años, pero mi amigo…el tardará once años en hacerlo…por
favor, cuide de ellos, y cuéntele a todos sus hijos que esos
caballos no son suyos, sino del Cuidador de Sur.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
muy lejano. Shemuel, comprendiendo lo informado, los
presentó ante el Jefe de aquella Ciudad, quien recibió con
gran asombro las noticias que aquellos dos hombres traían. El
Jefe de la Ciudad los proveyó de todo lo que necesitaban, he
hizo algo más, ordenó a uno de sus mejores guerreros a
acompañarlos, con el objeto de cumplir la venganza que Gaal
pretendía hacer.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
su travesía, Gaal tenía un mal presentimiento: El no
terminaría esa batalla, y si lo hacia, no sería el mismo.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
Consejero del Cuidador, y vive en el Castillo, amigo, no
podrás. Dijo Shemuel con preocupación
-Shemuel, tu eres mi maestro y conoces mis limites; pero lo
que no sabes es que cuando mataron a mi linda, esos limites
fueron rotos, a mí ya nada me detiene. Shaktar es Consejero
del Cuidador, pero yo era Cuidador; él tiene a trescientos
hombres a su cuidado, yo tenía todo el ejercito de la ciudad;
el vive en el castillo, pero yo era dueño de mi propio castillo;
si él se animó a matar mi familia ¿por qué no he de matarlo yo
a él?...haber…respóndanme, ¿por qué? !!!¿Por qué?!!!. Gritó
Gaal
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
porque yo soy más astuto…tu solamente eres un ¡imbécil
Gaal!
-Eres el mismo idiota que conocí hace mucho tiempo…tu
nunca…ni en tu mejor tiempo, fuiste mejor que Gaal… ¿y por
enojos contra Malkawi le has matado a su familia? De verdad
que ella no estaba equivocada contigo…tu muerte sí es
necesaria, pero no seré yo quien te la de. Dijo Shemuel
-Ni seré yo, aseguró Obadiah
-Seré yo quien te dará la ansiada muerte, dijo Gaal
airosamente
-No…tampoco serás tu. Dijo Obadiah
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-¿qué has dicho?
-Que me han ordenado que te entregue a quienes nos atacan
-¿Quién te ha ordenado eso? Preguntó con miedo Shaktar
-Mejor será que venga usted a verlo
-¿Qué sucede Obadiah? Preguntó con gran consternación Gaal
-Lo que debía suceder…no serás tu quien se vengue, será
alguien más, y esa persona ya está acá. Así que bajemos a la
entrada del castillo, y llevemos a este hombre ante su
justiciero.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
que fue escuchado en el cielo una voz que los envolvió a
todos, e hizo temblar los cimientos mismos del Castillo; la voz
era fuerte, portentosa, pero a la vez era dulce.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
cuenta que eso es así, aunque vivirás negándolo. Yo te escogí
a ti para hacer algo que yo no podré hacer, y no me
arrepiento, al contrario, lo ratifico en frente de quien se enojó
porque lo hice, enfrente de ese Shaktar. Cuando él se enteró
que te había escogido a ti, se envileció y busco tu mal, de tal
forma que mató a tu hija, pero no te preocupes, porque no fue
tu error, sino fue el mío, por lo que seré yo quien juzgará sus
actos. Además, las cosas no han pasado como tu lo crees, tu
familia no está del todo perdida, pues aún estás tu.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-Tu Shaktar, has sido hallado culpable de traición y de
asesinato, Gaal no te perdona, y menos lo haré yo. Pero no te
preocupes por tu muerte, porque no te la dará un guardia, lo
haré yo misma, con mi propia espada. Gaal, mírame a los
ojos.
-Gaal, esto lo hago por ti, hoy, yo, la Dama de Ore, vengaré a
tu pequeña asesinada.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-Sí. Pero será solamente hasta Lidia, allí esperaré a la Dama.
Respondió Obadiah
-Gaal, que el Creador vaya contigo, te veré algún día
nuevamente, y cuando estés por Oxo, no olvides buscarme,
¿de acuerdo? Preguntó Shemuel
-Lo haré maestro, lo haré. Fueron las últimas palabras que
Gaal dijo delante de Malkawi, volteándose y caminando
directo hacía el barco en el cual habían arribado a Tracia.
C
aminó Gaal por muchos días, demasiados tal vez, en busca de
soledad, en busca de paz; su ruta fue incierta la mayoría del
tiempo, tan incierta que andaba de ciudad en ciudad,
regresando a veces rápidamente, y otras, demasiado tarde.
Anduvo de norte a sur, de oriente a occidente, visitando todos
los pueblos que habían en su momento; sufriendo todos los
climas, desde los azotes más fuertes de calor de los desiertos
sur-orientales, hasta los fríos más brutales de las altas
montañas nor-orientales; hábil para la guerra como ninguno,
peleó todas las batallas de relevancia, habiendo obtenido la
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
victoria en la mayoría de ellas; sus experiencias no tienen
limite, y su sagacidad es incomparable, pero él nunca se
sobrevaloró.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
nunca más lo volverían a ver; sus suposiciones fueron
incorrectas en parte, pues sí lo volvieron a ver, pero el señor
ya no vivía, solamente fue recibido por Elheim, pero eso fue
muchos años después. Por de pronto, Gaal se encontraba
cruzando las arenas desérticas de esa región, habiendo
pasado por Oxo solamente para dejar encargo a Shemuel, a
quien también dejó sin mayor aviso. Gaal caminó sin parar,
pasando por el Estrecho de Oxo logró atravesar las tierras que
eran por él conocidas. Al final del Estrecho de Oxo se
encuentra una de las cordilleras más duras de cruzar, en sus
puntos más altos, el hielo es insoportable, la nieve es pesada
y el sol poco puede calentar; un lugar inhóspito, inhabitable
para las personas, y fue precisamente ese el lugar que Gaal
buscó para cruzar. Nadie antes había tenido la gallardía, o
estupidez, de tratar de cruzar esa temible Cordillera de Ore
solitariamente, pero Gaal la tuvo.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
-¿Qué son las juzes?
-Esta no es una tribu normal amigo, esta tribu pertenece a
una horda mayor, llamada juz…nosotros somos la Kisi Juz,
somos la juz mas pequeña, las otras juzes son la Ul juz que es
la más grande, y la Orta juz que es la mediana. Las tres juntas
somos el Pueblo de las Juzes. Nosotros, como Pueblo de las
Juzes estamos en riesgo de guerra, pues nos ha sido dada
noticia de nuestros amigos del occidente, indicándonos que se
nos avecinan problemas.
-¿y crees que yo podré hacer algo?
-No creo que tu podrás hacer algo…eso es un hecho, tu Gaal,
eras el Cuidador de la Gran Ciudad de Sur, ciertamente tu
harás algo.
-No Serikbek, no quiero luchar más
-No es lo que tu decidas, sino lo que debe suceder. Y esa
batalla vendrá, y tu nos ayudarás aunque no te guste, pues si
decides marcharte de acá, tu corazón nunca será realmente
sano.
-De acuerdo, lucharé con ustedes, pero luego me iré. Aseveró
Gaal
-No te iras de nosotros inmediatamente, tu vivirás con
nosotros otros dos años más, eso será así.
- ¿Por qué tienes tanta seguridad en lo que dices? Preguntó
molesto Gaal
-Porque yo veo lo que pasará, y veo que tú serás otra persona
cuando te vayas de nosotros, tanto así que tu nombre
cambiará. De modo que solamente obedece mis palabras…
aunque ya sé que serán las últimas que atenderás en lo que
te resta de vida.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
Kisi Juz había sido destruida, la Kisi juz tenía casi doce mil
personas, divididas entre once tribus, siendo la más pequeña
la tribu de Serikbek, y fue precisamente la que más afectada
quedó. De las trescientas personas que la conformaban,
únicamente sesenta y uno quedaron con vida, contando entre
ellas a Gaal. El corazón de Gaal no tuvo las fuerzas suficientes
para dejar esa región por aproximadamente dos años, el
mismo tiempo que Serikbek le había dicho que serían. Cuando
la tribu se encontraba nuevamente en auge, al menos
económicamente, Gaal dispuso su partida.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
Aquella misma noche un hombre salió caminando de esa
tribu, físicamente era el mismo que había entrado hacía
cuatro años, pero ahora, a sus cincuenta y cuatro años de
edad, era otro hombre; entró un vengador, salió un nómada;
entró Gaal, y salió Koyebhuk.
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Koyebhuk.
El camino de Gaal
incrustado dicho collar. Cuando Gaal vio eso, se detuvo sobre
el montículo de arena, tomó el collar y lo alzó con su mano
izquierda a efecto de que el reflejo fuera más fuerte, y
ciertamente lo fue, de tal manera que su presencia ya no era
desapercibida por el pequeño grupo que se encontraba frente
a él.
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