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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Facultad de Educación
Programa de complementación pedagógica.

Por una enseñanza de las


virtudes

Un caso de pedagogía en virtudes aplicado al


área de ciencias sociales en el nivel
secundario

Curso de didáctica general

Profesor:
- Lic. Hugo Candela.

Integrantes:
- Kissy Hong Álvarez.
- Juan Carlos Huaraj Acuña.
Callao, 20 noviembre de 2005
Dedicado a nuestros padres
Índice

Introducción Pág. 03.

Ámbito cognitivo.
Cap. 01. Definiendo conceptos ¿valor o virtud? 04
¿Cómo educar en competencias morales o cívicas? 05
Relación: alumno – profesor – comunidad.
¿Y la familia? 07

Cap. 02. Conciencia moral, un reto par el educador. 09


Tipos de racionalidad en el maestro. 10
¿Cómo se aplica la moral a los estudiantes?
Finalmente ¿virtudes o vidas ejemplares? 11

Ámbito didáctico. Ejemplo de aplicación.

Ubicando la situación de aprendizaje.


Tema propuesto para la enseñanza de las virtudes 12
Actividades significativas en el aula 13

Conclusiones 14

Materiales didácticos para una sesión de aprendizaje


en virtudes. 15 y 16

Bibliografía 17
Introducción

Noches de desvelo ante Morfeo, dios del Sueño y horas


entregadas a Atenas, diosa de la sabiduría. Siempre bajo
la compañía de las graciosas hijas de Mnemosina, la diosa
de la memoria: las Musas. Los autores intentamos
demostrar a través de este sencillo escrito un minúsculo
aporte a la pedagogía de los valores. Hemos sido quizá
audaces, pues trocamos la palabra “valor” por el de
“virtud”, pues lo consideramos de mayor idoneidad.

La palabra “valor” en sus primeras tres acepciones, nos


refiere directamente a la moneda, al intercambio físico y
pecuniario, es decir a un significado superfluo y de un uso
demasiado pragmático. No sucede eso con la palabra
“virtud” pues ya desde su primera acepción nos sugiere “la actividad o
esfuerzo para causar efectos”. Y verdad, la pedagogía de las virtudes no
busca sino causar efectos de bienestar para sus integrantes, una mejora
en su calidad de vida, en principio al respeto irrestricto de la dignidad
humana. Las virtudes buscan conservar aquello que “es bueno” para las
personas, para uno y para todas, refiere directamente a actitudes
benévolas, para con su comunidad y para con su sociedad.

La lectura está dividida en dos partes: el ámbito cognitivo y el didáctico.


En el primero proponemos los autores las bases teóricas que abastecen
el ejercicio práctico del segundo. ¿Por qué virtudes y no valores? Los
subtítulos están propuestos a modo de pregunta y respuesta lo que le
otorga una lectura más ágil y adecuada para la instrucción del atento
lector.

En la parte final, y a modo de anexo documental, incluimos un material


didáctico, listo par que el docente lo fotocopie y lo utilice como accesorio
a una clase dinámica de valores. Está enfocado para el tercero de
secundaria desde la óptica del constructivismo pedagógico
contemporáneo, aplicado hacia la realidad peruana inclusive.

Agradecemos al profesor Hugo Candela que nos ha invitado a un alto a


nuestras labores y reflexionar sobre las mismas con un llamativo trabajo
de investigación: “la pedagogía de las virtudes, una introducción”.

Los autores.
ÁMBITO COGNITIVO
Capítulo 1. Definiendo conceptos: ¿Valor o Virtud?

Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, 1999.

a) Virtud.
1. F. Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus
efectos || 2. Eficacia de una cosa para conservar o restablecer la
salud corporal o sicológica. || 3. Fuerza, vigor o valor. || 4. Poder o
potestad de obrar. || 5. Integridad de ánimo y bondad de vida.

b) Valor.
1. Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las
necesidades o proporcionar bienestar o deleite. || 2. Cualidad de
las cosas, en virtud de la cual se da por poseerlas cierta suma de
dinero o equivalente. || 3. Alcance o significación o importancia de
una cosas, acción, palabra o frase. || 4. Cualidad o ánimo, que
mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar
los peligros. Usado también en sentido peyorativo denotando
osadía, y hasta desvergüenza. ¿Cómo tienes valor para eso? Tuvo
el valor de negarlo. || 5. Subsistencia y firmeza de algún acto.

En su primera acepción, el término “virtud” nos lleva al por qué de los


efectos que originan determinadas fuerzas o actividades, donde también
caben las acciones humanas, físicas o intelectuales. Y en su segunda
acepción éste mismo término nos lleva a entender la eficacia – o el logro
de un objetivo– de algo para conservar o reestablecer la salud corporal
o sicológica, y obviamente, solo aquello que nos produce una sensación
de bienestar será lo idóneo para realizarlo. Finalmente en su quinta
acepción, nos encontramos ante el ánimo y bondad para la vida, donde
bien podría entenderse para avanzar con bondad en el camino de la
vida. Por tanto en casi todas sus acepciones el término VIRTUD explica
mejor un tipo de pedagogía dedicada a la enseñanza de lo bueno –en el
sentido moral– para la vida.

No sucede así con el término “valor”, pues desde sus primeras dos
acepciones nos indica el grado de utilidad o aptitud para la satisfacción
o deleite de algo, o alguien; la posesión de cierta suma de dinero o
equivalente, dando al término un uso demasiado relacionado con la
adquisición de algo y no necesariamente en torno a lo humano, mucho
menos a la moral.
Por tanto, en este trabajo, hemos de preferir el término virtud al de
valor.
1. ¿Cómo educar en competencias morales y
cívicas?
Para analizar cómo se puede educar en competencias morales y cívicas
es importante preguntarse dos aspectos importantes:
a) ¿Cómo se genera este conocimiento?, y
b) ¿Cuál es la visión sobre lo que debe ser un buen ciudadano?

En este sentido, es necesario tener un HORIZONTE COMÚN sobre la


democracia como sistema política, que al menos puedan entender los
educadores como punto común –en consecuencia los educandos–, pues
de allí saldrán las diversas actuaciones de futuros ciudadanos.

Para formarnos como ciudadanos existen dos tendencias en la que nos


podemos basar: a) la tradición liberal, y, b) la tradición republicana, que
tienen como eje (o punto común) considerar la competencia cívica como
condición del ejercicio de la ciudadanía y en la educación como medio
para desarrollarla.

1.1. El pensamiento liberal,


Considera que cada alumno puede aprender por sí mismo lo que está
bien y lo que está mal, llegando a tener sus propios valores. Sin
embargo, existe cierta contradicción en lo que plantea. Ya que
mientras se pide a la escuela socializar eficazmente a los niños en el
mundo adulto, educados para que adapten a un determinado rol y
función socia, se quiere también que se les enseñe a pensar por sí
mismos. Es decir, que piensen por sí mismos, pero que se adapten a
sus respectivos roles sociales.

Otras críticas que recibe esta tendencia es que ni la educación ni la


ciudadanía se puede pensar al margen de sus consecuencias
prácticas y de la tradición que determina sus orientaciones, como
tampoco se pueden definir en abstracto. NO se puede pensar en
nuevos roles sociales, sin dejar de tomar en cuenta la tradición e
historia que la rodea.

La ciudadanía es así una acción en la que piensa pero que se debe


obedecer. Se piensa, pero se obedece.

En la educación en valores, bajo el pensamiento


liberal, se educa para pensar, pero también para
obedecer contrato social
1.2. La otra tendencia, el pensamiento republicano
Esta tradición tiene una visión comunitaria y plantea la necesidad de
recuperar el este sentido de “comunidad” y pensar la escuela como
espacio de construcción de valores.

Considera que es necesario contar con cierto “consenso social”,


compartir una preocupación sobre los comportamiento y modos de
vivir de la población (desde la óptica de la comunidad) pensar en una
acción educativa explícita para educar en valores sobre el objetivo de
la educación como pleno desarrollo de la personalidad humana, los
republicanos afirman que éste no puede lograrse al margen de
sentido de “comunidad” y de las vinculaciones básica entre las
personas.

Cabe señalar a Freinet como el propulsor de aquello que: “la moral


no enseña si no se practica”. En consecuencia, se propone crear
espacios sociales en los que los niños se habitúen en actuar como
personas y como ciudadanos, además de replantear las técnicas de
trabajo al interior del ámbito escolar.

En conclusión, esta pedagogía educa ante todo en la praxis social


existente, capacitando a las personas en leer e interpretar su tiempo
y realidad –eminentemente local, perdiendo así el sentido global–, y
asumir responsabilidades ante ella.

En la educación en valores, bajo el pensamiento


republicano, se educa para leer e interpretar su
realidad social inmediata, su comunidad.
Educar en la moral, sea la tendencia que fuese, es formar en para la
responsabilidad frente a los demás. Se desarrolla la capacidad del
individuo para pensar y actuar autónomamente desde parámetros de
justicia y equidad, es decir, educar en las competencias morales y
cívicas que son indispensables al ciudadano que desea una sociedad
justa y pacífica, planteando un profundo respeto a la dignidad de la vida.

Entonces en una primera conclusión, la raíz común que plantean ambas


tendencias es el de enseñar las virtudes morales básicas –dentro de un
ambiente de democracia, claro está– empezando por un respeto a la
vida y a la dignidad humana
1.3. Educar en la moral
Formar en la moral, significa formar en la responsabilidad del futuro
ciudadano ante la sociedad, significa desarrollar la capacidad del
individuo para pensar y actuar desde los parámetros universales de
la justicia y la equidad, es decir, educar en competencias morales y
cívicas que son indispensables al ciudadano que desea una sociedad
justa y pacífica, desde un sentido pleno y respetuoso para con la
vida.

2. Relación profesor, alumno y comunidad


Ciertamente la tarea resulta compleja: la educación en virtudes exige un
cambio profundo en los medios de pensar acerca de la escuela, en las
estructuras de la sociedad misma, en las dinámicas de su
funcionamiento, partiendo esencialmente de las relaciones entre los
maestros, los alumnos y la comunidad educativa en su conjunto.

En el ámbito pedagógico de los últimos 15 años, se torna difícil en la


escuela desarrollar competencias éticas y morales por parte de los
mismos profesores, pues para ello se requiere de la otrora recuperación
de su protagonismo pero esta vez aduciendo a la autoridad moral de
éste en la tarea educativa, y no por el mero hecho de ser docente.

3. ¿Y la familia?
En actualidad, la
Por último, aparece la familia como otra de las
mediaciones de primer orden en el aprendizaje familia no es la
de los valores morales que con su función única agencia
acogedora es el hábitat más natural para la
apropiación de los valores, aunque no es la socializadora y
única agencia socializadora y educativa en la educativa de la
sociedad actual. En este sentido, la institución
escolar tiene un carácter complementario.
sociedad

Ahora bien, la educación moral se propone como meta que el niño


piense moralmente por sí mismo hasta donde su desarrollo lo permita,
que se abra a contenidos nuevos y decida desde su autonomía qué
quiere elegir. Esto no quiere decir que el niño haga lo que se desee, sino
que opte por aquellos valores que humanizan, que nos hacen personas y
no por otra cosa.
En conclusión, educar moralmente es educar en virtudes, ya que
las virtudes son el alma de la educación, y que el estudio de
éstos así como se práctica es un ejercicio constante y necesario.

Gráfico 1. Juan Carlos Huaraj A


®

Alumno
(analiza y
cuestiona)

Virtu
d

Comunidad Profesor
(socializa e inserta) (orienta y
comparte)

Por una pedagogía de las virtudes. Esta es la relación idónea que se debe tomar
en cuenta al proponer un esquema de aprendizaje para lograr una mejor asimilación
del alumno en torno a una enseñanza en virtudes. Nótese que no se ha colocado a la
“familia” pues ella está superpuesta como vínculo constante, además de que ésta
pedagogía se realiza estrictamente dentro de un aula de clase.

La mejor forma de
enseñar las virtudes
es con el ejemplo.
Capítulo 2. Conciencia moral, un reto para el
educador

1. ¿Es necesario un curso de “civismo y moral” o


afines?
Para la actual sociedad resulta preocupante la formación de las virtudes,
el civismo y la ética, ello como consecuencia de los nuevos
comportamientos de los sujetos de la comunidad. Fenómenos como la
drogadicción, el alcoholismo, los embarazos a temprana edad, la
violencia intrafamiliar, la delincuencia y la corrupción en todos sus
sentidos, son sólo algunos ejemplos de lo necesario de un curso como
civismo y la moral.

Gráfico 2 Juan Carlos Huaraj A. ®

Violencia
familiar

Embara
zos no Drogadic
desead ción
¿A qué se
os enfrenta
la
Escuela
de hoy?

Delincue Corrupc
ncia ión
La pedagogía desde el ámbito moral ha de tener dos conciencias
definidas, y, desde cada una de ellas, necesarias en el ámbito de la
pedagogía en virtudes:

a) Conciencia psicológica. Es un darse cuenta de la presencia de sí


mismo; de las cosas y los hechos que se encuentran fuera del yo,
de la reflexión de sí mismo y de las realidades existentes del
mundo que rodea al ser pensante.

b) Conciencia sociológica. Es “darse cuenta” que no vivimos solos,


que tenemos una sociedad y que somos interdependientes de ella.
Reconocer e insertarse en “las formas” como ésta se ha
organizado en vida común y colectiva, no sólo en el momento
presente sino en el pasado.

2. Tipos de racionalidad en el maestro.


El maestro debe reconocerse en un tipo de racionalidad y definirse, solo
así, empezará a prepararse idóneamente en torno a su propio
“raciocinio”.

Miguel Brazdresch Parada. ISETO. Universidad Jesuita de Guadalajara. ® 2005.


Tipos de Características
racionalidad
Prudencia. Tradición 1. El fin último (lo que conviene a una persona en el
aristotélica conjunto de su vida) y moral es la felicidad.
2. Ámbito moral: el de la racionalidad que delibera sobre
los medios para alcanzar un fin.
Calculadora. Tradición 1. Fin último: el máximo de placer y mínimo de dolor.
utilitarista 2. Ámbito moral: Maximización del placer y minimización
del dolos para todos los seres vivientes
3. Criterio moral: decidir aquello que procura mayor placer
a más número.
Práctica. Tradición 1. Fin: conseguir una buena voluntad que se guíe por las
kantiana leyes que nos damos a nosotros mismos.
2. Ámbito moral: el de las leyes que nos hacen
verdaderamente personas; el de nuestra autonomía.
3. Criterio moral: normas expresadas como imperativas
categóricas.
Comunicativa. 1. Fin: conseguir una voluntad dispuesta a entablar un
Tradición dialógica. diálogo con todos los afectados por una norma, a la hora
de decidir.
2. ámbito moral: el de las normas que afectan a los seres
humanos.
3. Criterio: que satisfagan intereses universales.
4. ¿Cómo se aplica “la moral” en los estudiantes?
Los profesores no resolvemos los problemas morales de nuestros
alumnos, no es nuestra obligación desarmar el contenido de tales
decisiones, los docentes estimulan a que los estudiantes apliquen las
enseñanzas sobre la moral que están recibiendo (y no solo en la
Escuela) pues lo que se le ofrece al estudiante es un INSTRUMENTO, y
de ello han de valerse los estudiantes. Es interesante incentivar la
“buena voluntad” dentro de un marco de virtudes importantes para la sí
mismo y para la sociedad, pero es necesario señalar que su
cumplimiento no es suficiente para considerarlo como una conducta
moral, pues esta se basa en una decisión libre.

La “enseñanza en moral” no debe entenderse como un adoctrinamiento.


La meta del adoctrinador es transmitir conocimientos morales con el
objetivo de que el educando los incorpore y ay no esté abierto, es una
pretensión el de darle respuestas y evitar que siga pensando. Lo ético
para un docente es el de aconsejar, orientar algunos horizontes que el
profesional considere adecuados, pero no más allá de esto.

5. finalmente, ¿Virtudes o vidas ejemplares?


Recolectar las virtudes entre miles de ejemplos, cada de uno de ellos
con una vida intachable y válida de ser comentada con los estudiantes,
puede resultar una tarea poco convincente pues cada ideal de persona
es hijo de su tiempo, es decir de la circunstancia que lo vio nacer y
crecer. Los tiempos no son similares, la vida de los Santos es en verdad
importante, pero con ello no esperemos “modelar” a nuestros
estudiantes, pues ellos enfrentan problemas diferentes, peligros
diferentes, es una sociedad diferente la que a ellos les toca vivir y
crecer. La formación de la conciencia es eso un proceso constante y
coherente de sí mismo para los demás.

Un supuesto resquebrajamiento social. Si fomentamos


constantemente la idea al estudiante de que la sociedad se halla en un
resquebrajamiento constante, de una degradación de sus instituciones y
de las virtudes, estamos creando temor ante el mundo que les toca vivir
una vez terminada la Escuela. El mundo está lleno de muchas
posibilidades y la persona humana por si está abierta a la realidad y por
tanto al cambio, un cambio que es importante señalárselo pero no
imponérselo.

Educar en virtudes más que en


modelos de ser humano
ÁMBITO DIDÁCTICO
Ejemplo de aplicación

1. Situación de la sesión de aprendizaje


a) Características del grado y turno de aplicación
Tercer año de secundaria.
Turno diurno.
Espacio para 25 – 30 alumnos.

b) Área de aplicación
Área de ciencias sociales.
Extensible también para los cursos de “persona y desarrollo”, así
como “familia y civismo”.

c) Espacio curricular
Para la ubicación más próxima al tema propuesto, lo hemos desarrollado
según el plan curricular nacional del Perú, propuesto desde el 2004.

4° bimestre. Eje trasversal: “Ciudadanía”


Ciudadanía, sociedad y Estado. Propuestas aproximativas.

d) Materiales:
Papelotes, plumones de colores, tizas y fotocopias para los
alumnos.

2. Tema propuesto para la enseñanza de las virtudes


Un peruano ilustre:

Leopoldo Castro, un magistrado autodidacta y centenario

Quizá una de las grandes virtudes que practicamos los peruanos sea
reconocer en la edad madura como un tiempo de reflexión y sabiduría.
Resulta importante destacar en virtudes no solo a los grandes
personajes históricos, es justo también rescatar del inmerecido olvido a
personajes que también dieron su vida a ejercer, impartir y enseñar
desde su cotidiana vida. En la realidad del Perú contemporáneo, desde
el Centro, rescatamos la figura de D. Leopoldo Castro, un personaje que
a pesar de haber terminado solo secundaria se convirtió en toda una
institución en el valle del Mantaro, desde Huancayo a Jauja, pues ejerció
con honestidad su oficio: JUEZ
3. Actividades significativas en el aula

Momento Estrategias Tiemp Recursos Indicadores


s o

Motivación Se expone brevemente la Exposición El estudiante


necesidad de reconocer la 03 min. oral del siente curiosidad
heroicidad de las personas docente. por el tema del
desde la vida cotidiana, desde día.
su “día a día”. Se dispone el
ánimo del grupo de alumnos.

Básico Se inicia preguntando al Intercambi El público


auditorio sobre “el héroe de su o de empieza a
comunidad” palabras entender que las
10 min. entre el virtudes si es
(El entrenador de fulbito, el dirigente de docente y posible
barrio, el organizador de los Inter. el alumno. percibirlas con la
Barrios, el vecino que empezó con
Se pide ayuda “del otro”.
canasta y ahora tiene panadería, etc.)
que sean
muy
breves.

Aplicación Se expone el caso de “D. Uso de la El alumno


Leopoldo Castro, un magistrado 20 min. fotocopia. empieza a revisar
autodidacta y centenario”. la fotocopia.

Evaluación Se empieza a relacionar los Uso de la El alumno


saberes previos del estudiante fotocopia y empieza a
con las virtudes rescatadas 05 min. el lapicero desarrollar el
desde el caso presentado. del breve
alumno. cuestionario al
reverso de la
fotocopia.

Extensión Se muestra el énfasis en Pregunta y El alumno


algunos estudiantes sobre los respuesta concluye lo
valores rescatados. 02 min. importante de
resaltar al menos
un valor que él
mismo practica.

Las virtudes, una invitación a la práctica desde lo


cotidiano…

La enseñanza de las virtudes es un medio, no un


adoctrinamiento.
Se bueno si puedes, y si no, inténtalo.
Conclusiones

Quizá sea osado señalar siquiera un par de palabras en torno


a sólidas propuestas como las presentadas por los profesores
mexicanos en torno a la enseñanza del civismo y la moral
desde la escuela. Pero en pos de originar un pequeño aporte
más que conclusiones en sí, hallamos algunas ejes que
complementan esta necesaria pedagogía de las virtudes.

1. El docente en civismo y virtudes no es un


“adoctrinador” pues la moral es un recurso, un medio y
no una serie de ideas que ser reciben y no se discuten.

2. Preparación idónea. La clase modelo propuesta es


asequible desde primero de secundaria inclusive, pero
ella debe ser preparada con antelación, así mismo se
sugiere a los docentes aplicar la meta motivación para
un mejor efecto en los jóvenes.

3. Honestidad académica. El docente debe observar cuál


es el tipo de racionalidad que practica, observando el
cuadro propuesto por el Dr. Miguel Bazdresch, para
aplicar una pedagogía acorde con su metodología de
enseñanza.

4. Reconocimiento del medio. El docente debe reconocer


el medio social que rodea al estudiante con la finalidad
de que se escoja los medios y casos adecuados en la
enseñanza de las virtudes para la comunidad adecuada.
Centro educativo: “Los ríos profundos”
Área de Ciencias Sociales. Familia y civismo

Apellidos y nombres: ____________________________________


Grado y N° de orden: _______

Lima, 22 de noviembre del 2005

Instrucciones:
5. Resalta y escribe ocho virtudes que puedes rescatar en la vida de
D. Leopoldo (escribe su nombre al centro)
6. En el recuadro en negrita inferior, escribe la mayor virtud a tu
consideración que caracteriza a D. Leopoldo.
Bibliografía

Los artículos consultados para este trabajo han sido obtenidos de


la revista mexicana de educación EDUCAR.

GOBIERNO DEL ESTADO DE JALISCO


Secretaria de Educación
http://educacion.jalisco.gob.mx

Formación Cívica y Ética

Conciencia moral: un reto para el educador MIGUEL BAZDRESCH


PARADA

Educar en competencias morales y cívicas TERESA GONZÁLEZ


LUNA CORVERA

La democracia en educación básica: el desarrollo de competencias


cívicas SILVIA LOURDES CONDE

La formación cívica y ética a debate. Entrevista con MIGUEL


BAZDRESH PARADA

Revista N° 22. Julio – Septiembre del 2002.

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