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INDUSTRIA ALFARERA EN

LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN

Pedro Campos Cortés ha continuado en La Línea de la Concepción la


tradición alfarera de su familia que, instalada en diversos pueblos de
la provincia de Málaga, supo dar impulso y renombre a esta
actividad heredada de sus antepasados.
Este alfarero ha convertido su primitivo
pr
taller artesanal en una pequeña industria
que pueda dar trabajo a miembros de su
familia y algunos asalariados, gracias a la
instalación de una amasadora mecánica,
una máquina de tornear y un horno
eléctrico. Este inicio de industrialización
unido a una lógica renovación en la forma
y temática tradicional de las piezas con
miras turísticas ha convertido este centro
alfarero en uno de los más florecientes de
Andalucía. Se realizan juegos de café,
ceniceros, pequeñas
ueñas esculturas decoradas
con esmaltes cerámicos de bellas tonalidades, de manera que el
repertorio tradicional de cántaros, orzas, pucheros, alcancías, casi
no se fabrican, sólo en el mejor de los casos se mantienen las
formas antiguas decoradas con vidriados
vidr
modernos.
En esta alfarería se utilizan dos tipos de
arcillas procedentes de la localidad: parda,
para los recipientes destinados a contener
agua, y roja, refractaria y muy fuerte para
aquéllos destinados a soportar el fuego y
que tienen que ser sometidos
some a una doble
cocción.
La introducción de la amasadora mecánica
en la alfarería ha acelerado grandemente el
proceso tradicional de preparación del
barro, que se venía realizando mediante el
sistema de pozo y pila comunicados entre sí y con una criba entre
ambos para purificar el barro; posteriormente se almacenaba en una
arqueta hasta el día de su utilización en que se pisaba y se amasaba
a mano.

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El torno elevado sobre el nivel del suelo con mesa de madera, se
utiliza muy poco, ya que casi todas las piezas se hacen ya con los
moldes en la máquina de tornear. Las piezas fundamentales de un
torno son dos plataformas redondas, la superior de menor tamaño
que la inferior, unidas mediante un eje de hierro llamado árbol.
Sobre la cabeza del torno se coloca la pella de barro, generalmente
en forma cónica, entonces el alfarero, a medida que hace girar el
torno lentamente introduce el dedo en le centro de la pella y la va
abriendo al mismo tiempo que le va dando la forma deseada
ayudado del continuo movimiento giratorio del torno. Las asas,
pitorros y demás piezas van adosadas al cacharro y se colocan una
vez que éste ha sido sometido a un primer proceso de secado. Una
serie de herramientas muy sencillas, generalmente realizadas por él
mismo, facilitan el trabajo
trabajo del alfarero: una raera para quitar el
barro que sobra al modelar, una caña aguzada para decorar, una
soga o cordel para separar la pieza del torno, una palangana con
agua para mojarse las
manos continuamente.
El tipo de horno utilizado
por Pedro Campos es de
planta troncopiramidal al
exterior y rectangular al
interior y se cubre con
bóveda de cañón. Su
interior se divide en dos
zonas bien delimitadas: la
caldera y la cámara separadas por un emparrillado donde se colocan
los cacharros. En el vértice de la cúpula el amofré y alrededor los
respiraderos que aquí se llaman botafuego y que pueden estar
abiertos o cerrados, según la intensidad de calor deseada. Los
cacharros en el horno se colocan sobre pequeños soportes en forma
de trípodes que a veces dejan su huella en el borde de la pieza. El
proceso de cocción varía, comienza por un fuego lento que va
subiendo de temperatura a medida que se alarga el tiempo de la
cocción. Las piezas vidriadas con esmaltes cerámicos reciben una
segunda cocción en un horno eléctrico.
El repertorio formal de piezas fabricadas en este alfar de La Línea
de la Concepción es muy amplio, sobresalen de forma especial
aquellas que reproducen formas tradicionales y entre ellas hay que
establecer la siguiente distinción:

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• Piezas destinadas a contener agua: tinajas, cántaros,
cantarillas, bebederos de gallinas, etc.
• Piezas destinadas a soportar el fuego: cazuelas.
• Piezas destinadas a contener alimentos: tinajas pequeñas,
orzas, jarras de vino, platos morteros con pico para verter,
dornillos, etc.
El museo de Cádiz posee dos platos profundos procedentes de
este alfar que presenta el interior bañado con esmalte cerámico
de color blanco sobre el que se han realizado los trazos en verde
que completan la decoración.

HISTORIA DE LOS PUEBLOS DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ


LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN
DIPUTACIÓN DE CÁDIZ 1984.

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