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Cae la tarde sobre Amaurota; el sopor del da refresca. Mientras, dos cuerpos se acercan. Un pecho prominente, picudo. Una curva, hiperblica, cuando de perfil queda antes de ponerlos mirando para Cuenca. No es una metfora. Es una llamada, un reclamo. Una seal para que unos tibios labios comienzan la escalada. Un seno ondulante, hondura. No son matemticas. Es una aventura, una epopeya quizs, la de la lengua hmeda entrando por los recovecos sinuosos hasta llegar a las botonaduras, que esperan all tiesas. Un contraataque. Un fina mano que desata un cinturn, luego una cremallera. Y llega a la meta: el enhiesto miembro arde en llamas. Procacidades susurradas al odo. El vello como escarpias. El sudor que comienza a manar y hacer de lubricante. Un lbulo en alguna de las orejas es un aperitivo sabroso, a la espera del gran primer plato.

Cae la tarde sobre Amaurota

Fco. Javier Bentez Rubio

Respiracin entrecortada. Un calentn que no cesa. Y entramos en la concha, y llegamos a su perla nacarada. Los primeros gemidos ya resuenan. Torva la mirada, una nueva acometida: garganta profunda. Los gemidos ya son voces. Uno pierde la cabeza; otra la compostura. Y la mesa que pierde todo lo dems. Ahora son dos cuerpos enganchados. l penetra hasta el fondo con saa y denuedo. Ella engancha sus piernas sobre la espalda. Un empuje. Y otro. Y otro ms. Hasta que ella decide ir a por lo suyo. Lo empuja; hasta tirar su montura en el sof. Y vuelve a cubrirlo. Sus caderas se mueven en un tremendo bamboleo. Y va, y viene, y va, y viene. Y llegamos. ..

Fco. Javier Bentez Rubio Marzo 2014

Cae la tarde sobre Amaurota

Fco. Javier Bentez Rubio

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