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CURSO LIBRE DE HUERTAS ORGÁNICAS

Proyecto de la Escuela de Educación Media Nº 32 de Villa Luzuriaga.


Provincia de Buenos Aires, año 2006.

GUÍA TÉCNICA Nº 4

ASOCIACIONES FAVORABLES Y DESFAVORABLES

Existen muchas formas de manejar al suelo con tratamiento orgánico.


Muchas son antiquísimas y se remontan casi al origen de la agricultura.
Algunas cuestiones son tan importantes y simples como la rotación de
cultivos. Esto significa que no debemos plantar lo mismo que la
temporada anterior en el mismo lugar. La justificación de esta técnica
es que ciertas especies necesitan muchos minerales de algunas
variedades. Reiterar el cultivo solo serviría para dejar con escasez de
esos nutrientes al suelo, ya no solo para esa especie sino para muchas
otras. El suelo agotado y desequilibrado cambia su acidez, pierde
microorganismos benéficos y se vuelve poco productivo. La rotación
también es importante para plantar sucesivamente vegetales de
diferentes profundidades de raíz. De esa forma, tomamos nutrientes
del suelo de diferentes niveles y le damos tiempo a que se recupere el
lugar usado antes. Por ejemplo, podemos plantar zanahorias (raíces
medianas) seguidas de lechuga (raíces superficiales). Incluso en el
mismo tiempo y en líneas de siembra cercanas.
Entre cada grupo que se rota se suele dejar un lote para descanso.
Esto significa que se lo deja sin trabajo humano. Allí aparecerán
muchas hierbas autóctonas. Algunas sirven de forraje, otras son
medicinales. Muchas otras son tildadas como “malezas” o “malas
hierbas”. Sin embargo, pueden tener buenas raíces profundas. Si es así
son excelentes bombeadores de minerales que irán a las hojas y, luego,
a la superficie. Con ellos podemos nutrir nuestro acolchado si los
dejamos secar y nos aseguramos su muerte, sino crecerán e invadirán la
zona de trabajo, compitiendo con nuestras plantas por los nutrientes.
También se pueden agregar a la abonera sin problemas graves y con
muchas ventajas.
Si estas hierbas crecen es porque el tiempo de cultivo pasó y el de
descanso de ese lote también. Es tan solo una temporada y luego vuelve
a rotarse el tipo de cultivo entre todas las parcelas trabajadas y una
de descanso que también cambia. Se puede dejar un acolchado para esa
espera, pero la cubierta vegetal presenta suficientes ventajas y
necesita menos trabajo. Una ventaja más es que hay muchas plantas
que ahuyentan insectos peligrosos para nosotros y para las hortalizas.
Un ejemplo interesante es la albahaca que, además es medicinal. La
única observación es que no siempre nos conviene ahuyentar a todo
insecto. Los polinizadores también se irían y esto importa mucho más
cuando cosechamos productos después de la floración (alcauciles,
frutas, semillas para nuevo cultivo, frutas secas, etc.). Otros vegetales
que pueden aparecer naturalmente en la parcela de descanso atraen a
insectos peligrosos para la huerta. Esto puede servir como distracción
para ellos para que no destrocen lo que tanto esperamos con trabajo. Si
no hay campos vírgenes o plantas autóctonas alrededor, las plagas
aparecerán por exceso de alimento ofrecido. La variedad no permite
tanta oferta para unos pocos y evita plagas. No podemos asombrarnos
de que coman el banquete ofrecido. Muchas plantas del lugar sirven de
alimento para las hormigas. Esto también se utiliza en la huerta
orgánica plantando muchas especies cosechables a la vez.
En resumen, las casi inevitables hormigas pueden comer de las plantas
del lugar sin afectar el cultivo. El lugar en descanso sirve para esto y
para eliminar posibilidades de plagas. En el caso de que aparezcan,
habrá que utilizar algún método orgánico de disuasión que trataremos en
otros párrafos.
La siguiente estrategia es evitar el monocultivo por más antiguo y
recomendado que sea en el lugar. Debemos pensar que, desde que el
hombre cultiva, existen millones de hectáreas con unas pocas especies
vegetales. Este destroza la natural cadena alimentaria mejorando la
posibilidad para quienes se alimentan de lo que plantamos. También
desgasta mucho el suelo en los minerales que ese cultivo use. La idea de
plantar diferentes especies a la vez resulta compleja para analizar al
comienzo, pero es solo cuestión de organización. La cosecha es en
diferentes épocas y, así la naturaleza nos facilita algo. Evitamos plagas
y mantenemos el suelo. Debemos recordar que las leguminosas aportan
sustancias orgánicas con Nitrógeno al suelo. Crecen fácilmente incluso
en suelos desgastados y con mucha materia orgánica. De manera que,
alternar alguna línea de garbanzos, lentejas, habas, etc. nutre al suelo
y al cultivo.
Para el monocultivo, debemos saber cuáles cultivos tienen relaciones
positivas entre sí y los riesgos de interacciones negativas para
evitarlas. Para ello adjuntamos una tabla muy útil extraída del libro
“Agricultura Orgánica” de Editorial Planeta (páginas 135 y 136, año
1992). A esta debemos enriquecerla con nuestra experiencia y con las
consultas que hagamos a personas con experiencia y bibliografía. Mucho
material hay en Internet que deberá ponerse a prueba. De manera que
allí volcamos nuestra experiencia personal que acrecentará no solo con
los años.

ESPECIE FAVORABLE DESFAVORABLE


Ajedrea de Cebolla, arvejas. ----
jardín
Ajenjo Aleja insectos, atrae sírfidos —
(benéficas).

Ajo Lechuga, tomates, gran afinidad con —


alubias y rosales.

Albahaca Tomates: mejora sabor. Aleja mos- Ruda


cas y mosquitos.

Apio Puerro, tomate, coles, porotos, coli- Umbelíferas.


f1or.

Artemisa -- Inhibidora del crecimiento


de plantas próximas.

Arveja Rabanitos, maíz, pepino. Cebollas, ajo, inhiben.

Berenjena Porotos. ----

Borraja —
Tomate (atrae abejas),
calabaza, fre- sal
Calabazas Maíz. Papas

Cebolla Coles, lechugas, manzanilla interca- Alubias, porotos, arvejas.


lada. Tomate: espanta mosca de
zanahoria. Remolacha.
Coles Papa, apio, eneldo, manzanilla, sal- Centeno, habas; estiercol en
(Bruselas, via, tomillo, menta, poleo, romero, exceso.
Coliflor Repollo, remolacha, cebolla (aromáticas
Col- rábano). alejan los gusanos).
Diente de León Bardana, llantén, artemisia. Es relativamente excluyente
de hortalizas.

Espárrago Tomate, perejil, albahaca —

Eucalipto Acacia neutraliza efectos. Fuerte acción negativa


sobre semillas y brotes.
Perjudica a frutales y
legumbres.
Girasol Pepino ---

Gladiolo ------ Gran antagonista de porotos


y maíz hasta 20 cm de
distancia.
Hinojo --- Rechaza a la mayoría de las
plantas.
Lechuga Zanahoria, rabanito, fresas, zapallo, Girasol.
cebolla.

Leguminosas Favorecen en general a todo asocia- —


do; secretan toxinas desherbantes.
Uno o dos años antes de zanahorias,
plantar Leguminosas.
Lino Zanahoria, papa. En bordes de —
canteros, repele hormigas.

Maíz Zapallos, arvejas, legumbres, soja o Girasol: elimina plantas


alubias, les da sombra, mulle y tardías de su propia especie,
nutre el suelo. Intercalados: pepinos hasta 4 m de distancia
y papas. (maíz). Mostaza.
Cebada, centeno, cebolla, col y Gra- En proporciones mayores,
Manzanilla mineas, en poca cantidad. Trigo, en adelgaza espigas.
proporción 1:100 ayuda a formar
espigas llenas. En infusión fresca en
frío, previene ataque de hongos.
Manzano Cebollita: cerca de sus raíces cura la Gramíneas inhiben
desarrollo radicular. Cebada:
sarna del manzano.
muy perjudicial.
Mejorana Distribuir en la huerta. Acción —
benéfica general.

Menta Coles, tomate. ---

Milenrama Plantarla a lo largo de borduras, —


cerca de los senderos, vecina a
aromáticas. Aumenta perfume y
esencias de aromáticas próximas.
Nabo Poroto, pepino, arveja. —

Papas Rábano rusticano, lentejas, maíz,


col, tagetes. berenjena. —

Leguminosas, rábano, maíz, girasol. —


Pepino Rabanito repele moscas

Perejil —
Tomate, espárrago.

Petunia Protege arvejas, lentejas. —

Pináceas Inhibidoras y acidificantes


--- en general. Muy perjudicial
cerca de trigo.
Porotos Maíz, como soporte. Junto a avena,
en grandes plantaciones. Colocado —
en bordes, el maíz protege a los
porotos del viento. Zanahoria y
coliflor. Ayuda a crecer al pepino y
las coles.
Puerro Cebolla, apio, zanahoria. —
Rábano Guisante, capuchina, lechuga, pepi- —
no; ayudante general para alejar
insectos.
Remolacha Cebolla, col, rábano. —

Romero Zanahoria, col, salvia, lentejas, aleja —


insectos.

Ruda Rosal y frambuesa, aleja escarabajo Albahaca.


japonés.

Romero, zanahoria, col, guisantes, —


Salvia arvejas.

Soja Ayuda a toda hortaliza. —

Tagetes Gran ayuda en la huerta. Mantiene —


el suelo sin nematodos; distribuirlo
por toda la huerta.
Tanaceto Bajo frutales; aleja enemigos de la —
rosa y frambuesa. Aleja hormigas.

Tomate Cebollita, cebolla, perejil, espárrago, Pepino, chauchas, hinojo.


tagetes, capuchina, zanahoria,
albahaca.
Tomillo —
Aleja mosca de la col.

Valeriana. Benéfica general.


Zanahoria Lechuga, cebolla y puerro, alejan mutuamente Umbelíferas (hinojo, chirivía,


la mosca, en hileras al- ternadas. Junto al lino, perejil, etc.).
en hileras, mulle el suelo. Cebollita de verdeo
y aromáticas, alejan la mosca de la zanahoria.
Bardana en cultivos intercalados.
Recomendable: 3 hileras de zanahoria y 2 de
ajo puerro.
Zapallos Lechuga, maíz intercalados. Papas.

ALMÁCIGOS

Se denomina de esta forma a cualquier recipiente pequeño que acumule


tierra para plantar semillas. Al comienzo necesitan el cobijo de
cualquier tipo de protección. Son pequeñas macetas transitorias, ya que
luego hará falta trasplantar al lugar final donde desarrolle la planta.
No todas las plantas necesitan la protección del almácigo pero muchas
dependen de esto en invierno para ganar tiempo y espacio. Muchas
especies n soportan bien el trasplante y pueden encontrarse tablas
donde aparece la mejor época del año para trasplante (vea el calendario
para huertas).
Esta técnica es antiquísima pero tiene más ventajas que desventajas.
La mayoría de los almácigos se encuentran bajo techo, con cubiertas de
nylon o cualquier plástico y/o material protector del viento y del
fríopero que se transparente para que crezcan bien nuestras semillas.
Deben ocupar poco espacio y poco trabajo ya que, sino, no tendrían
tantas ventajas como las que enumeraremos.

Almácigos en cajón de frutas.

Lo que se puede generalizar es un grupo de pautas simples que se


puede ajustar de acuerdo a lo que se planta y al clima. Las semillas
deben estar tapadas con una capa de tierra. Las recomendaciones
generales coinciden en que se debe tapar con solo tres a cuatro veces
el ancho de la semilla. Esto puede parecer insuficiente pero la semilla
debe largar brotes que necesitan luz. Luego se las protege del frío o de
las aves que no solo comen semillas, sino también brotes tiernos. En la
foto anterior se nota un plástico trasparente destapado del lado
derecho.
Luego de sembrar, se suele regar bastante pero con el cuidado de no
inundar. Otros proponen dejar descansar la semilla sin agua por unos
días (tres aproximadamente). Así, la necesidad de agua permitirá que
crezcan brotes de raíces con más rapidez y abundancia en algunas
especies. El riego debe ser de acuerdo a lo plantado pero suele ser día
por medio o más espaciado. Lo importante es entender la especie y no
formar charcos en la tierra. Esto también sirve para cuando el cultivo
esté en el lugar definitivo.
Existen muchas posibilidades para fabricar estos pocillos de tierra.
Cualquier material que no elimine tintas tóxicas y que sean muchos
recipientes pequeños, resulta útil. La profundidad depende del tamaño
de la raíz de la planta pero nunca es demasiado ya que solo estará allí
en los primeros momentos. Pueden usarse plásticos duros para
transporte de huevos, envases de telgopor, cajones de frutas reciclados
o cualquier otro material como los descriptos. Lo único que debe
hacerse en todos los casos es agujerear la base para que drene el agua
regada como en la naturaleza.
En el caso de los cajones de fruta, solo hace falta quitarles la banda
superior de maderas de los costados. Quedarán cuatro puntas donde
podemos sostener el nylon del invierno y la media sombra del verano.
Con una sierra debemos hacer pequeñas hendiduras de no más de un cm
de profundo. Cada una debe estar a 7 cm (aproximado) de la otra. Al
final de esto tomamos un hilo de pesca y lo pasamos por cada
perforación hecha, sosteniendo de la primera con un simple nudo. La
cuadrícula quedará lista para colocar recipientes chicos. ¿Cuáles?
Recortamos trozos de papel de diario y los enrollamos para que entren
en cada sector de 7 cm de lado. Previamente, le agregamos algunas
capas de papel al fondo del cajón. Con todos los rollos en sus
cuadrados, le agregamos tierra y semillas con el cuidado necesario.
De manera que tenemos un cajón transformable, portable y con
muchas posibles plantas. Este tipo de almácigo es promovido por el
INTA de Mendoza (Argentina) y en muchos lugares más donde se cuida
la tierra y el agua. Es sumamente práctico y se puede poner a la lluvia
como fuente de riego. Luego se los protege de nuevo bajo techo o de
cualquier otra forma.
El trasplante es un momento clave para el vegetal y necesita ciertos
cuidados. Si podemos transportar los almácigos al lugar final, no
tenemos más que tomar un sector de tierra con cuidado de no romper
las raíces. Generalmente se saca un diámetro de 10 cm o menos pero
todo depende de la especie y de lo crecido que esté el plantín. La
profundidad es variable, también. Generalmente no supera los 10 cm.
No conviene transportar plantines y, si fuera necesario, se deben
cuidar las raíces para que no se sequen. Esto significa que debemos
envolver la tierra o las raíces descubiertas con papel, gasa, cartón o
algodón húmedo.
Siempre es conveniente transplantar el pan de tierra completo para no
dañar al pequeñísimo sistema subterráneo, vital y microscópico. En el
caso de papas u otros tubérculos brotados en frascos con agua, el
transplante se hace con raíces desnudas pero lo más rápido posible. El
momento del trasplante puede ser muy flexible si se lo cuida, pero
figura esto en la tabla llamada “Calendario de la huerta”.
Es común que, luego del trasplante, la planta se seque por algún
motivo. Por ello, los almácigos se conservan mucho tiempo y se los
vuelve a sembrar para mantener un grupo creciendo allí que no ocupe
tanto espacio ni tiempo. Cuando se seca alguna planta del lugar de
cultivo se la reemplaza por otra crecida del almácigo. Siempre debemos
elegir vegetales con puntas (meristemas) verdes o verdes claros. Eso
indica la vitalidad de la planta en muchos casos. Un buen crecimiento
serían dos o más nudos en muchas especies. Se denomina “nudo” a la
zona del tallo donde salen una o dos hojas, generalmente. Ese sería el
mejor momento para transplante aunque algunas otras especies no llegan
pronto al segundo nudo y se las transplanta antes con los indicadores
que señalamos al previamente. Por ejemplo, no es común que los
rabanitos, zanahorias y lechugas desarrollen bien sin mucha tierra o con
plantas que compitan a su lado. Depende de la experiencia del
horticultor.
Algo que también es útil saber es que las plantas pequeñas tienen
diferentes hojas que las crecidas. Por ello, no es fácil reconocerlas,
salvo con tiempo y experiencia.

TIPOS DE SIEMBRA

Los tipos de siembra deben ajustarse principalmente a nuestras


necesidades y a la especie cultivada. El tamaño de las raíces genera a
los diferentes esquemas de siembra, aunque muchas otras variables.
La siembra al voleo consiste en tomar un puñado de semillas, abrir un
poco los dedos con el puño cerrado y revolear las semillas hacia el suelo
preparado a tal efecto. Es una técnica sencilla pero aún útil y usada.
De esta manera se pueden sembrar plantas que no tengan mucha raíz
como ocurre con las lechugas, repollos de todo tipo y algunas otras. Así
evitamos competencia por agua y nutrientes. Pueden aparecer luego,
plantas encimadas que habrá que ralear.
La siembra en líneas significa que debemos plantar en líneas a cierta
distancia esa especie. Las líneas de cultivo linderas pueden ser de la
misma especie o no. Es preferible lograr orden y variedad para evitar
problemas como plagas. Las líneas entre sí llevan más distancia que las
semillas de una misma línea.
Esquema que representa un cultivo en líneas. Si colocamos varias
semillas en cada punto se denomina siembra de punto. Nótese la
diferencia de distancias entre líneas y entre semillas de una misma línea.

Este tipo de siembra tiene varias ventajas. Resulta más prolijo, ya que
podemos identificar lo que sembramos de acuerdo a la línea y cómo
trabajamos en ella. La otra cuestión positiva es que resulta más simple
el raleo. Además, se pueden intercalar líneas de diferentes especies
siempre que sean asociables entre ellas. La única desventaja
significativa es que nos obliga a mayor organización para la siembra.
El cultivo en puntos es el que se sembró solo en sitios específicos pero
respetando las líneas expresadas anteriormente. Son sitios pequeños
alineados que dejarán ver brotes de más de una semilla. Suele
practicarse esto cuando, siguiendo la línea de cultivo, se plantan más de
una o dos semillas con poca distancia entre ellas. A las ventajas del
sistema anterior, se suma que tenemos más de una planta creciendo o
secándose. Para eso está el raleo. Solo se usan un poco más de semillas
pero no resulta un gasto difícil. Al final de esto deberían quedar las
plantas más vigorosas en cada punto de siembra.
Se denomina siembra directa a la que se hace sobre los rastrojos del
cultivo anterior. Los rastrojos son los desechos de otros cultivos, o
sea, todo lo que no resultó aplicable para nosotros. En otros casos, se
nombra como “siembra directa” a la que se hace directamente sobre el
suelo, sin el previo paso por almácigos que reciben algunas especies.
Las ventajas de sembrar sobre rastrojos son múltiples. Los rastrojos
hacen el papel de acolchado natural con todas las ventajas enumeradas
para esta estrategia. Para colmo, evitamos todo trabajo importante y
materia orgánica pedida para acolchado. Mucho tiempo se mantuvo como
algo en discusión, pero las siembras directas también deben estar en
concordancia con el cultivo anterior. Esto significa que deben ser
compatibles. Solo necesitamos un utensilio para hacer un pequeño
orificio donde plantamos. Luego se debería proteger del frío (si
corresponde por el clima) o del sol y sequía. También aclaramos que
debemos cuidarnos de las aves que gustan de brotes tiernos y semillas.
Para ello, solo necesitamos espantapájaros simples como materiales
brillosos y móviles con el viento.

EL AGUA DE LLUVIA

Desde hace unos años se discute el problema que viene creciendo con
el agua potable. Más allá de las grandes soluciones que podría haber en
nuestro país por recursos excelentes en este aspecto, también esta el
ingenio que nos permitirá salvar dificultades con muy poco esfuerzo y
dinero.
Algunos años se discutió entre algunos ecologistas europeos, la forma
de recolectar agua de lluvia. Pareciera demasiado simple y con poca
utilidad pero previene el cáncer. Sabiendo como recoger esta agua
destilada naturalmente, solo tenemos impurezas como smog, polvo de
algún techo o excremento de aves. Todo esto se puede manejar fácil
porque, al volcarlo al suelo, los descomponedores dejarán pocas
posibilidades de supervivencia a los parásitos que puedan haber llegado
por esta vía. El principal riesgo es la Salmonella pero es una
probabilidad mínima.
De todos modos, el agua corriente contiene cloro para destruir
posibles causantes de enfermedades. Este mismo elemento aumenta las
probabilidades de cáncer de colon. Es por ello y por su escasez que el
agua potable de las plantas de cultivo conviene que salga de la lluvia.
Podemos diseñar algún tipo de canaleta para contener el agua de los
techos. Se le da un mínimo de inclinación y se junta el agua en
botellones con tapa. Estos botellones servirán para regar los almácigos,
principalmente. Los cultivos en su lugar ya recibirán la lluvia en forma
natural.
Existen muchas variantes para construir estos dispositivos
recolectores. Lo mejor es reciclar materiales para evitar desperdicios y
para que sea más barato y ecológico nuestro trabajo. Una de las
posibilidades es utilizar botellas de plástico. Las cortamos en los
extremos y podemos usar estas partes como embudos o como pequeñas
macetas (si lo agujereamos debajo). Luego queda una forma de caño que
se puede cortar al medio y sujetar para formar el canal que tome el
agua de los techos de las casas.

En el caso de haber agua de pozo, puede que haya otros riesgos para
su ingesta. Por ello mismo, para riego sigue conviniendo el agua
recolectada de lluvia.

PLANTAS PERENNES Y TRATOS SIMILARES

Otra discusión de ciertos años que aún está abierta, es la selección de


plantas perennes para la huerta orgánica. Se denominan así a los
vegetales que no mueren naturalmente cada uno o dos años (anuales o
bianuales). Muchos comestibles de este origen son caducos, o sea,
mueren luego de cierto período natural.
La discusión era porque muchos sugerían a plantas comestibles
perennes porque requieren mucho cuidado al comienzo y muchísimo
menos al transcurrir el tiempo. Un ejemplo claro de trabajo inicial pero
buenos resultados son los frutales en su gran mayoría. Incluso las vides
llegan a tener cuidados inesperados por muchos años para desarrollar
determinados sabores en el vino. Sin embargo, lo que rinde el producto
final lo justifica con su precio. De manera que las perennes no
necesitan sembrar dos o más veces por año, ni realizar almácigos casi
continuos, ni genera todos los inconvenientes de las plantas jóvenes y
débiles. La producción, cuidado y cosecha se hace más dinámica y con
trabajos de simples podas o cuidados menores. La planta ya tiene su
propia forma de protección como el latex y las resinas contra insectos.
Ambos fueron y son utilizados en la industria y puede ser otra
posibilidad comercial. La planta adulta no posee tanta sensibilidad a las
temperaturas altas o bajas, permitiendo un crecimiento sostenido salvo
en los casos de hojas caducas.
En estas situaciones también se recomienda observar y utilizar con
prioridad a las plantas autóctonas ya que nos evitamos problemas de
plagas y de adaptaciones de ese vegetal al ambiente donde estamos.
Investigar los recursos naturales que usaban los nativos de la zona
puede ser un buen modo de entender la forma de trabajar el suelo con
respeto. La historia del lugar nos puede ser útil y puede aportar
información sobre plantas perennes aplicables en la zona.
En los casos en que no usamos este tipo de vegetales, existen
posibilidades de tratar a estos otros de una forma similar a las
perennes. Tomemos el ejemplo de las lechugas. Al comienzo forman las
típicas hojas comestibles de buen tamaño, forma y color. En ese
momento deberíamos optar por cortar las hojas y no arrancar toda la
planta o cortar el repollo completo. De esta forma ya tenemos cosecha
pero no sacamos las hojas más jóvenes (las superiores más chicas) ni
matamos el crecimiento del individuo. Dejando una buena cantidad de
hojas, pronto puede dar más hojas para otra cosecha. Algunos dicen
que las hojas que aparecen cerca de la floración son más amargas o de
algún otro sabor. Lo cierto es que son comestibles y sirven para
conservas, ensaladas, etc. Siempre debemos ser precavidos y dejar las
hojas superiores en cantidad necesaria para que siga creciendo con su
fotosíntesis. Al crecer muy alto el tallo, cerca de la primavera o
verano, estamos por conseguir semillas de esa misma planta. De manera
que el uso “semiperenne” de la lechuga (como si fuese acelga) nos
permite recoger más hojas comestibles por más tiempo y producir
semillas que estén adaptadas a ese ambiente y que sabemos cuanto
rinden. Todo esto se logra de la misma temporada con un mínimo
cuidado en la cosecha. Por ello, el trato de plantas de ciclos cortos
puede durarnos un buen tiempo con mayor producción.
El tema de la producción de semillas propias tiene tantas ventajas
como las expuestas, sumado a que no tendremos que comprar semillas
dependiendo de otros. Para colmo, en el caso de comprar, debemos
conseguir la variedad que coincida con nuestras necesidades y el
ambiente donde deben crecer. Al dejar florecer algunas plantas
productivas, nos aseguramos semillas en buena cantidad. Una vez secas
esas flores, lo más probable es que hayan sido fecundadas. Por ello,
solo nos resta tomar estos capullos y aplastarlos suavemente para
separar las semillas de toda la flor en desuso. Lo que resta es
seleccionar las de tamaño, color y forma más regular y dejarlas secar
en ambiente ventilado y seco. Por último, se guardan en bolsas o cajas
lo más herméticas y oscuras posibles. Hay que evitar la humedad y la
luz para que no germinen en cualquier lugar. Por otro lado, es
importante poner la fecha de recolección, la especie y algún dato que
nos recuerde la variedad que es. No conviene que se conserven mucho
más de un año ya que muchas dejarán de ser efectivas con el tiempo y
las condiciones adversas de esos envases que siempre pueden ocurrir.

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