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NOSOTROS LOS BIBLIÓFILOS

Joaquín González Manzanares


Presidente de Honor de la Asociación de Bibliófilos Extremeños

I. INTRODUCCIÓN
II. BIBLIOFILIA
III. MERCADO DEL LIBRO ANTIGUO EN GENERAL
IV. VALORACIÓN DEL LIBRO ANTIGUO
V. CONCLUSIÓN (DESTINO FINAL COLECCIÓN)

4 de Mayo de 2004
BIBLIOTECA HISTÓRICA MARQUÉS DE VALDECILLA

© Joaquín González Manzanares. Foro Complutense. Fundación General UCM. http://www.fundacionucm.es


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Dicen que “una imagen vale por mil palabras” y esta imagen sirva
como homenaje a las palabras de mi presentación por el profesor y antiguo
director de esta Biblioteca Marqués de Valdecilla, D. Manuel Sánchez Mariano:
La miniatura del códice (Vit, 17-1) que tanto conoce y me dio a conocer
cuando era un principiante investigador en la BN. Al tenerlo entre mis manos
me emocione y fue el comienzo de mi “amor al libro”.

INTRODUCCIÓN

Cuando la directora de la Biblioteca Dña Ana Santos, me propuso


hablar de los bibliófilos y el mercado del libro antiguo, acepté encantado,
porque compartir mis experiencias, -con los libros y con las personas- que tanto
me han aportado en mis últimos 30 años, aventuré que no sería demasiado
difícil, -pero cuando quise concretar tanto conocimiento y tanta sabiduría que
otros han aportado anteriormente a este mundo libresco-, comprendí lo vano de
mi esfuerzo, me veo en la obligación de pedir vuestra indulgencia por mi
osadía, al tratar de resumir en unas pocas palabras, tanto como hay
investigado y aportado al conocimiento del libro antiguo.

Quiero pensar que mi intervención aquí esta tarde, sirva para iniciar
el camino que posteriormente otros estudiosos puedan ampliar y perfeccionar.

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Los libros de fondo antiguo (1471-1800) siempre han sido
estudiados por grupos muy reducidos de eruditos, bibliotecarios, bibliógrafos,
bibliófilos e investigadores, -durante el siglo XIX y mitad del XX-, se publicaron
amplias monografías sobre las distintas miradas al libro -imprenta, ediciones,
autores, bibliografía, y otras materias afines- dado que los conocimientos son
acumulativos, hemos logrando tener en la actualidad, -auténticos tratados y
compendios de esos conocimientos- No tenemos la menor duda que la
creación de las Facultades universitarias de Biblioteconomía y Documentación,
han contribuido a su estudio y desarrollo.

Son dignos de mención los trabajos: -“El fondo antiguo en la


biblioteca” (1999) de la profesora Maria Marsa Vila - “La pasión por los libros”
de Francisco Díaz-Maroto, publicado por Espasa en 2002. - Las actas de los
cursos de verano (2002-2004) de la Universidad de Zaragoza, en Jaca, que
dirige el profesor Manuel José Pedraza. - “Los primeros tiempos de la imprenta
en España” (1471-1520), de Julián Martín Abad. -“El libro Antiguo” de los
profesores Manuel José Pedraza, Yolanda Clemente y Fermín de los Reyes,
que ha visto la luz recientemente, en Madrid, (2003).

La transmisión del contenido de estos libros citados, no es mera


teoría, pues, están llenos de vivencias, sugerencias, detalles, emociones y
sentimientos que para transmitirlos, hay que estar inmerso en la “galaxia de
Gütemberg”.

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II. BIBLIOFILIA (NOSOTROS LOS BIBLIOFILOS)

El título completo de la conferencia sería “NOSOTROS LOS


BIBLIÓFILOS amamos los libros por encima de todo.” Esta frase redonda la
pronuncié como colofón de un reportaje que TVE realizaba sobre la “Feria del
Libro de Recoletos” (1995).

Cuando esta declaración de amor, te la ponen delante cual espejo,


denotas, -que es el reconocimiento público de una patología que compartes
con un grupo de personas innominadas e indeterminadas-, y todas, tenemos en
común “el amor incondicional al libro”. Nos consideramos bibliófilos, -
literalmente “hijos del libro”- y más poéticamente “Amor por el libro”.

Durante los años 50 estábamos alrededor de la revista “Bibliófila” que


dirigía Antonio Rodríguez Moñino desde Castalia, después en los ochenta con
la revista “Cuadernos de Bibliofilia” de Cátedra e Infantes,”Noticias
Bibliográficas”que dirige Pablo Torres(1988) y próximamente celebrara su
numero 100 y al final de los 90 “Pliegos de Bibliofilia” que dirige actualmente
Fermín de los Reyes. Nosotros los bibliófilos no tenemos registro, asociación,
club o como queramos llamarlo donde poder inscribirnos. Nadie nos da el
marchamo de bibliófilos, -no existe-. El ser bibliófilo es un sentimiento y lo
concede uno a sí mismo, cuando empieza a notar unas sensaciones extrañas
en tu cuerpo y en tu mente y como San Pablo que recibió un “fogonazo”, -
descubres que tienes una adicción sobre los libros, que transforma tu tiempo y
tu mente.

A partir de ese momento sin darte cuenta descubres que estas


enganchado a la Bibliofilia.

Fue el profesor Sánchez Mariana cuando publicó su estudio -“Los


Bibliófilos Españoles”(1993) – quien dio “carta de naturaleza” a esa afición y
pasión de los bibliófilos a coleccionar libros antiguos, raros y curiosos. Gracias
a la recuperación de insignes personajes bibliófilos tan importantes como
Cánovas del Castillo o Manuel Godoy (Príncipe de la Paz) son
sistemáticamente ignorados en su faceta de amor al libro. (1)

Si definiéramos la bibliofilia simplemente como “amor a los Libros”,


resultaría que casi todo el mundo sería bibliófilo, pues incluso las personas que
no leen jamás -dicen amar y valorar los libros-, por tanto, la definición exacta
sería “amor desenfrenado al libro”, y ¿que es el amor desenfrenado al libro?-Es
pasión. La definición correcta de la bibliofilia, según el DRAE: “-pasión o afición
por el libro en razón de su valor histórico o estético, especialmente por los
antiguos, raros y curiosos”-

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Como pueden comprobar estamos poniendo el acento de la
definición en el continente del libro más que en el contenido, en factores
exógenos más que endógenos, en el cuerpo más que en el alma, porque al
alma -la obra, el texto- el valor se le supone, la obra es el único motivo del
nacimiento del libro, siempre debemos tener muy claro, como un axioma, el
texto, la obra, el alma, el contenido es lo que da valor al libro y el continente lo
acrecienta.

Díaz Maroto en “La Pasión por los libros”, dice que la Bibliofilia: -es
la manía de coleccionar libros, y somos muy condescendientes con nosotros
mismos llamándole biblio-filia, porque el sufijo filia (hijos de) ennoblece la
manía, -si no le tendríamos que llamar biblio-manía, declarando con el sufijo
“manía” la pasión desaforada por el libro. La patología del coleccionista fue
estudiada-muy exageradamente- por el Doctor Descuret que publico en 1844
su Patología de las Pasiones cuyo protagonista -el Notario bibliómano-
Monsieur Boulard, después de la Revolución Francesa, llego a poseer 600.000
libros. La historia es como sigue: Monsieur Boulard llego a un acuerdo con su
mujer, no compraría más libros, sino que de ahora en adelante, solo emplearía
su tiempo -en leer y clasificar los que ya poseía-. Durante varios meses
cumplió su palabra, pero cada día se encontraba más enfermo y más triste, y
sin motivo ni causa se “tumbó” (2)

El médico viendo el estado lamentable de su paciente, ideo, de


acuerdo con la mujer, instalar un mercadillo de libros, bajo la ventana del
dormitorio donde estaba el “tumbáo”, y que los distintos vendedores no dejaran
de pregonar la mercancía. Al oír tan añorado sonido, el buen notario sanó y
recuperó toda la vida perdida. Sus hijos, lamentablemente, tras su muerte, solo
tardaron tres años en deshacerse y vender la cuantiosa colección de su padre,
logrando por su ambición, que el mercado se saturara y se abaratasen los
precios.

El Coleccionismo y las colecciones

Bibliófilo es sinónimo de coleccionista de libros, y como no se puede


coleccionar todo lo publicado, es necesario una acotación ó especialización.
Así pues, un bibliófilo es aquel que tiene una biblioteca temática o una
colección con uno o varios hilos conductores que la distinguen de las demás
(3). Para formar y tener una colección temática, es necesario: -Tiempo para
buscar, localizar e informarse y -Paciencia para ir formando la colección según
vamos descubriendo los libros. La suma de tiempo y paciencia, dará riqueza a
nuestra biblioteca temática. Téngase en cuenta que algunos libros -tan solo
aparecen en el mercado cuando el anterior coleccionista se ha desecho de su
biblioteca- y si tiene la suerte de encontrarse con el ejemplar, -no debe
desaprovechar”el encuentro.”

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Otro axioma: Tener una buena colección no es cuestión de dinero,
es cuestión de oportunidad y de suerte, claro que la suerte hay que salir a
buscarla.

Toda labor realizada con la colección es cuantificable, -y no solo en


satisfacción y disfrute- sino que una colección, cuanto más completa (nunca se
termina de completar), mas se incrementa en su estimación y valoración. Su
valoración, seria el sumatorio de los precios de cada pieza, actualizada en el
tiempo, más una prima por búsqueda y localización, más el valor que se estime
por colección completa.

Es de todos conocido que una obra de varios volúmenes cuando


falta algún tomo, su precio, queda reducido al 50%, por tanto aplicando este
mismo criterio al coleccionismo en general, a una colección completa, habría
que aplicar el 50% de incremento.

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MUESTRA DE LA RELACIÓN DE ESPECIALIDADES UTILIZADAS POR EL LIBRERO
PORTER

Dos apuntes más sobre el coleccionismo de libros

A) Conocimiento doble

Decía Manuel Carrión Gutiez en el II Congreso sobre Bibliofilia,


recientemente celebrado en Cádiz.-“ que se ama lo que se conoce”- Fermín de
los Reyes, matiza que todo bibliófilo debe poseer unos conocimientos de cierta
relevancia - sobre el libro y su historia -bibliografía, edición, técnicas de
impresión, tipografía, tipos y características del papel, la ilustración, la

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encuadernación, etc., amén de tener unos amplios conocimiento sobre la
materia motivo de su colección...

Son por tanto las herramientas del bibliófilo:

1) Los repertorios Bibliográficos que son abundantes

2) Los catálogos del librero y casa de subastas (catalizadores), cuya


información es doble: fuente de información y establecen los precios del
mercado de las distintas obras.

3) Internet: la red es una gran feria en la que los bibliófilos buscan en el


mundo entero nuevos libros para sus colecciones, es una gran obra de
referencia, para resolver dudas bibliográficas o bibliológicas: 1.400.000
referencias. en Iberlibro

B) Especialidades Bibliofílicas

El librero catalán José Porter tuvo la paciencia de clasificar los


ejemplares que le solicitaban por materias o por especialidades
bibliográficas y llego a relacionar 3000 especialidades manuscritas e
impresas por materias, por impresores, por lugar de la edición, por autor,
etc. Y sobre temática, las colecciones más populares son: Cervantes,
locales, taurinas, caza, ilustraciones, de primeras ediciones, intonsos,
bibliografías, etc. así hasta formar un inmenso poliedro con unas 3000
caras-espejos, donde poder mirase el bibliófilo- en varias caras a la vez.

Cada colección es forzosamente distinta de cualquier otra, ya


que cada bibliófilo tiene una mirada diferente para formar su colección.

Otro axioma: Todo libro tiene un valor subjetivo, (desde el punto


de vista del comprador).

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III. Mercado del libro antiguo

El libro como objeto y como texto ha sido estudiado en todos sus


aspectos, pero ahora me gustaría que nos centrásemos en el posible análisis
del Mercado Dinámico, cuyo ciclo comienza con la compra de ejemplares y
termina, una generación mas tarde, con la venta de estos mismos ejemplares
en, lo que podríamos llamar: la “rueda” del MERCADO DEL LIBRO ANTIGUO,
que abarca toda la oferta de libros con la cualidad de antiguos, raros y
curiosos. Impresos desde 1471-1950 -ya que las artes graficas existieron hasta
1950- y que sub.-dividimos en tres apartados:

1-MERCADO REAL (actual): Es la oferta de libros que existen en las librerías


anticuarias. Que calculamos aproximadamente en 220 librerías/ por 12000
libros de existencias por librero lo cual daría una oferta total de 2.600.000
ejemplares.

2-MERCADO POTENCIAL: los libros existentes en las bibliotecas de bibliófilos


y particulares que algún día volverán al mercado calculamos oferta total
2.600.000.

3-MERCADO DE FONDO ANTIGUO. (1471-1800/30): Cuando se habla del


mercado de fondo antiguo estamos hablando de un mercado finito y de oferta
limitada: ”Esta hecho, lo que esta hecho”. (Aproximadamente 500.000
ejemplares en la totalidad del Mercado del Libro Antiguo), a” repartir” entre el
mercado real y el mercado potencial, es decir, en poder de libreros una
cantidad de 250.000 y otros 250.000 en manos particulares.

El mercado del libro antiguo lo conforman en un 80% los libreros que


se encuentran localizados y domiciliados, el 20% restante del mercado lo
conforman los bibliófilos y particulares, en principio demandantes y
posteriormente (lo más tarde posible) ofertantes.

Las librerías(los libreros) son los auténticos profesionales de la


compra venta del libro antiguo. Están agrupados en asociaciones gremiales a
nivel nacional y una a nivel internacional y cada año, exponen su mercancía en
ferias y mercados como la que se celebra actualmente en el Paseo de
Recoletos. Se caracterizan por ser negocios de índole familiar con desigual
volumen y rotación de las mercancías, presentando un amplio abanico de
negocio desde especialistas en “fondo antiguo” hasta libros de “tablero”. Todos
ellos aman el libro, la discreción es su característica y sus herramientas de
trabajo son los repertorios y catálogos bibliográficos (Palau).

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MERCADO TOTAL DEL LIBRO ANTIGUO

(MERCADO DE FONDO ANTIGUO)

Fuentes Periodo Ediciones Coeficientes Mercado Libreros Bibliofilos Particulares

Gravioto-Haebler 1471-1500 3.000 0.25 750 375 375 75

Martin-Abad 1500-1520 1.500 2 3.000 1.500 1.500 150

Simon Diaz 1520-1600 30.000 3 90.000 45.000 45.000 9.000

Simon Diaz 1600-1700 30.000 4 120.000 60.000 60.000 12.000

Aguilar Piñal 1700-1800 60.000 5 300.000 150.000 150.000 30.000

513.700 256.375 256.375 51.375

Palau 1800-1900 180.000 6 1.080.000 540.000 540.000 108.000

Palau 1900-1950 360.000 7 2.520.000 1.260.000 1.260.000 252.000

664.500 4.110.750 2.055.375 205.537 360.000

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Los libreros, ¿Dónde compran los libros?

1) A Otros libreros (mayoristas) (20%)

2) A Free-land, buscadores, veedores. (20%)

3) A Particulares, mayoritariamente NO bibliófilos (40%)

4) A casas de Subastas (10%)

5) A Bibliófilos (10%)

Los libreros, ¿Cómo venden los libros?

a) Directamente, en sus propias librerías. (10%)

b) Por catalogo impreso, que es de aparición periódica. (20%)

c) En casas de subastas y ferias-mercados. (30%)

d) Y de reciente incorporación y con gran pujanza. A través de Internet,


donde entre todos los libreros, aparecen colgadas una oferta de
1.500.000 libros. (40%)

Los libreros, ¿A quien venden los libros?

a) Particulares, mayoritariamente, (50%) ( el 80% del 50% para regalo)

b) Los mismos libreros (10%)

c) Los bibliófilos (20%)

d) Las Instituciones: Con la salvedad que los libros adquiridos por ellas
dejan de pertenecer a la rueda del mercado y aunque existen más de
20.000, su cuota del mercado total no sobrepasa el 20%.

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IV Valoración del libro antiguo

Cuando la futura reina de España, doña Leticia Ortiz, regala al


Príncipe Felipe el libro antiguo “El Doncel de don Enrique el Doliente” (1835)
de Mariano José de Larra con motivo de su compromiso real, ignoramos si, tal
como nosotros sostenemos, era consciente de que no solo regalaba un bello
objeto, sino toda le historia que dicho ejemplar acumulaba desde su
publicación, en la que el autor recibió 6.000 reales del impresor-editor Manuel
Delgado, con el compromiso de imprimirlo en tamaño octavo francés con
caracteres de letra – dicho entre dos- así como el papel que será escogido
entre ambos, de 30 reales la resma, de los que el autor toma a cuenta 1000
reales y el resto a la entrega del manuscrito original antes de dos meses. El
impresor aprovechó, para cobrarse antiguas deudas del jovencísimo Larra, y le
descontó 500 reales de vellón. De esta impresión. Larra se reserva 12
ejemplares de papel superior de lujo, para sus propios compromisos.

Con todo este preámbulo, solo quiero destacar como el regalo de un


libro antiguo, ha llamado poderosamente la atención de la sociedad,
convirtiéndolo en un objeto deseado, pero que por existir pocos ejemplares a la
venta y mucha demanda, avispados editores, hicieron un libro semejante al
original (facsímile) con gran éxito de venta.

Por ello cuando compramos un libro del mercado antiguo ¿qué


estamos valorando? ¿Qué estamos comprando? y ¿qué estamos pagando?

El librero que su negocio es compra-venta de libros y no le


quedaban existencias, se ve obligado a comprar algún ejemplar que le ofrecen
al precio de reposición. El librero cuando vende un libro, si deseara reponer el
mismo libro, sufrirá, inexorablemente, un aumento del precio.

Los Libros en general y las novedades en particular, que inundan las


librerías de los grandes almacenes, son artículos de consumo y de ocio (salvo
los de texto, que son herramientas de trabajo), pero nunca de primera
necesidad, y por tanto se someten a las leyes del mercado y de la renta, a
mayor renta mayor consumo y cuando un libro se consume (se lee) es un libro
amortizado.

Si los libros de consumo y ocio tienen esa cualidad, los libros


antiguos, de bibliófilos o de colección, se convierten en articulo de arte y de
lujo, o lo que es lo mismo, forman parte del mercado de obras de arte o de
antigüedades y salvo excepciones, son comprados por personas con una
sensibilidad especial que tienen sus necesidades básicas de uso y consumo
cubiertas.

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Es de destacar que el 50% de los libros que venden libreros
anticuarios, son para regalo entre particulares.

Valoración del libro del bibliófilo

Vamos a terminar con la valoración del libro de bibliófilo, es decir, el


que miramos desde el punto de vista histórico cultural, estético y rareza.

El bibliófilo siempre va buscando la excelencia, a diferencia del


investigador, bibliotecario y bibliógrafo. Por ejemplo a un bibliotecario no le
sirve un libro intonso, (libro cuyos dobleces de sus pliegos no están
guillotinadas).

Nos anunciaba el filólogo-librero o librero-filólogo Carlos Clavería


que todos los libros de fondo antiguo, nos hablan y nos transmiten muchas
señales cuando los examinamos.

1º. -El contenido: Examinamos la Obra, el autor, y la materia sobre la que


versa el ejemplar

2º. -La antigüedad, época del ejemplar

3º. -El estado del ejemplar, más próximo a su estado inicial de fabricación,
(primera edición)

4º. -Completo, falto o mutilo

5º. - Calidad del papel superior, normal o vitela

6º. -La procedencia, la presencia de autógrafos y comentarios manuscritos y


otras señas de identidad: exlibris

7º. -Taller tipográfico, lugar y origen.

8º. - Artes graficas, diseño, materiales utilizados, márgenes, etc.

9º. -Ilustraciones, dibujos y grabados.

10º. La encuadernación si es original de la obra o reencuadernada

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V. CONCLUSIÓN (DESTINO FINAL COLECCIÓN)

Un desengañado Vicente Barrantes (1827-18989 ponía en letras de molde en


el prologo de su Índice de la Biblioteca Extremeña Madrid, 1881: “Cierto que
desde Hernán Cortes a acá no ha vivido extremeño alguno rodeado de tantos
paisanos ilustres, como yo, que los cuento en mi gabinete a centenares; pero
también es cierto que estas son cenizas frías que no calientan mi hogar. Si
tantos trabajos, fatigas, me los hubiera impuesto por un partido, por una
política, no pasaría hoy entre mis contemporáneos por un excéntrico y entre los
extremeños mismos por una antigualla mas sino que en vez de infolios tendría
buenas dehesas por la orilla de Guadiana.

Al final (que sea lo más tarde posible) el bibliófilo, tan solo tiene estas tres
salidas para desprenderse de sus libros: .

Donación, Fundación y Venta (o un sistema mixto)

Por ejemplo: El 15 de Enero de 1902, Mr. Archer M Huntingtong, fundador de


la Hispanic Society de Nueva Cork, adquirió en Sevilla la Biblioteca del
extremeño Marqués de Jerez de los Caballeros por un importe de 592.000
francos oro, equivalentes a 804.113. pesetas oro de entonces murió en Sevilla
en 1929, oficialmente, Rodríguez-Moñino dice “que realmente murió el día que
vendió su biblioteca”.

Bartolomé José Gallardo que siempre fue acusado de “bibliopirata”


cuando falleció dejó todos sus libros y papeles en manos de la familia. Así
pues, después de tanto esfuerzo, el libro volverá “a la rueda del mercado” para
que otros completen sus colecciones.

Cada bibliófilo, agradecería saber de antemano cual debería ser el


destino de sus fondos, e incluso que estos fueran debidamente valorados,
pero esto nunca será óbice para que sigan existiendo “Nosotros los locos
Quijotes bibliófilos”

Nota (1) En 1998 se celebró el centenario de Canovas del Castillo con


distintas exposiciones y publicaciones, pero nadie habló del Canovas-bibliófilo,
poseedor de una colección de libros de más de 30.000 ejemplares, cuya pasión
le obligó en más de una ocasión, a interrumpir una reunión del Consejo de
Ministros, para recibir a algún librero que le traía “ una buena pieza”, y como
signo de distinción subrayaba y ponía anotaciones en sus libros, de forma que
los invitados a su biblioteca, no pudieran acusarle de bibliómano. No sucedió lo

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mismo durante la celebración del centenario de Manuel Godoy, (Príncipe de la
Paz) en 2001, en parte debido a mi aportación bibliográfica del personaje, que
también llegó a tener una colección privada de seis mil volúmenes,
primorosamente encuadernados, que hoy podemos disfrutar en la BN así como
su librería de no menos valor, que disfrutan el Museo Arqueológico y estantes
que adornan en la actualidad el despacho del Director General de la BN).

Nota (2) “Los tumbaos” (depresión profunda), toda la vida de Dios, han
existido, Luis Landero, indica que si tenían bienes, desde la cama
despachaban sus asuntos y si era pobre la mujer salía a pedir, indicando que
su marido se había tumbáo, como enfermedad incurable.

Nota (3) El caso contrario seria una biblioteca de “aluvión” de las múltiples que
hay en cualquier casa y que al final hay que pagar al librero comprador para
que se la lleve.

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