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EVOLUCION DEL CONOCIMIENTO GEOLOGICO

La inquietud del ser humano por descubrir los secretos del planeta que
habita se remonta a los albores de la humanidad cuando el hombre busca la
explicación para poder encontrar los fragmentos líticos que le permitieron
construir sus herramientas (puntas de flecha, hachas, raederas, cuchillos, etc.).

En la civilización griega, Herodoto ya explicaba el origen natural de los


fósiles encontrados en las montañas, diciendo que pertenecen a formas de
vida del pasado. Empedocles, griego de Sicilia, dice que las rocas cristalinas
han sido elevadas y sostenidas por el fuego interior de la Tierra., anticipándose
a las teorías modernas. Estas ven en el granito un producto de cristalización en
caliente y en profundidad, transportado seguidamente hacia arriba hasta su
altura actual por fuerzas internas. Aristóteles escribe: Las revoluciones del
globo son tan lentas con relación a nuestra existencia que pasan inadvertidas.
Noción que recién retomará el actualismo de Hutton.

Los romanos poco aportaron a las Ciencias de la Tierra. Simples


observaciones de Plinio El Viejo acerca del Vesubio y de su erupción en el
año 70 DC, de la cual fue testigo.

En la Edad media rescatamos a Avicena (1000 DC) que retoma a los griegos,
y explica el relieve de las montañas como una erosión diferencial de las aguas
sobre los terrenos mas competentes.

Con el advenimiento del renacimiento en el siglo XVI, lo tenemos a


Leonardo Da Vinci que calcula la edad de la Tierra por la velocidad de
sedimentación de las arenas del valle del Po en Italia, llegando a la conclusión
de que las mismas deben tener alrededor de 200.000 años. No olvidemos que
los clérigos de la época, siguiendo estrictamente los escritos bíblicos, coinciden
en una edad que ronda a lo sumo los 6000 años de antigüedad para nuestro
planeta.

En el siglo XVII (1669) Nikolaus Stensen (Steno),enuncia la primera Ley


de la Geología que habla de que los estratos cuando se formaron debían de
estar horizontales y superpuestos según un orden de antigüedad de abajo
hacia arriba. Este principio se aplica a las rocas sedimentarias o volcánicas,
que son las que se depositan en forma de capas, siempre y cuando no hayan
sufrido perturbaciones posteriores a su depositación. En este siglo hace su
aparición Isaac Newton quien formula sus leyes de la gravedad sentando las
bases de la física moderna y creando la bases para todas las leyes de la
mecánica. A finales de este siglo Johannes Keppler formula las leyes de la
mecánica celeste, estableciendo empíricamente las distancias planetarias y las
velocidades de traslación de los planetas, que responden a fórmulas basadas
en las leyes de Newton.

En el Siglo XVIII (1703) nace en Edimburgo (Escocia), James Hutton quien es


considerado como el padre de la Geología. El fue el propulsor de la Segunda

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Ley de la Geología que dice que el presente es la clave del pasado, también
conocida como la Ley del Actualismo. En esa misma época, George Cuvier,
francés, proponía que los grandes cambios se producen a saltos, en un
principio conocido con el nombre de Catastrofismo. La discusión se lleva
hasta medianos del Siglo siguiente, ganando rotundamente Hutton, que ya
había fallecido y cuyas ideas las estaba defendiendo Charles Lyell y que la
rebautizara como UNIFORMISMO, agregando algunas salvedades como que
estos cambios debían ser graduales (el ritmo del cambio es generalmente
lento, gradual y continuo, debía de existir una uniformidad en los procesos y
también debía existir una uniformidad en la ley (las leyes de la naturaleza son
constnates en el espacio y en el tiempo).

En el año 1800, William Smith propuso la LEY DE SUCESIÓN DE LAS


FAUNAS, base del evolucionismo, para explicar la aparición y desaparición de
las especies dentro del registro paleontológico, que se constituyera
posteriormente como la 3° Ley de la Geología.

En 1802, Laplace, francés, propone la teoría nebular para explicar el origen


del universo, siendo en la actualidad la teoría dominante y con mas asidero
científico, que luego desarrollaré en el tema: El Origen del Universo.

Las discusiones que se plantearon en el Siglo XIX, y que a su vez cada una de
ellas se constituyó como paradigma de geólogos seguidores, fueron el
UNIFORMISMO vs. CATASTROFISMO y el EVOLUCIONISMO vs.
DILUVISMO.

El evolucionismo partía de los conceptos precursores de George Louis


Leclerc, Conde de Buffon y de Jean Baptiste de Monet, caballero de
Lamarck, quien en 1801 defendió sus ideas de que el mecanismo de la
transmisión de los caracteres adquiridos es el causante de la evolución de los
animales. El DILUVISMO asignaba la desaparición de las especies a
catástrofes como el Gran Diluvio Universal y a diluvios anteriores que
explicaban la razón por la que especies encontradas como fósiles en las rocas
no se hallaran entre las especies vivientes.

Charles Darwin aparece en el siglo XIX como gran defensor del


evolucionismo, publicando su libro “La Evolución de las Especies” que
produjera gran controversia entre la comunidad científica de la época. Esta
teoría necesitaba para desarrollarse una enorme cantidad de tiempo,
concordando entonces con las ideas del uniformismo que tendían hacia una
Tierra eterna.

Las primeras aproximaciones para determinar la edad de la Tierra desde el


punto de vista científico fueron como dijimos de Leonardo Da Vinci. En la
segunda mitad del Siglo XIX, William Thompson, mas conocido como Lord
Kelvin, de gran autoridad académica en los claustros ingleses, sentenciaba que
ninguna teoría podría tener valor si no se basaba en cálculos relacionados con
las ciencias exactas. George Huxley, gran amigo de Darwin, le contestó que
todo dependía de que ingredientes se colocaran en los cálculos, así como si a
un molino le ponemos granos de café, difícilmente obtendremos harina.

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De todas maneras Lord Kelvin supuso que la Tierra se está enfriando a una
velocidad constante desde su génesis, por lo que calculó, aplicando sus leyes
de la Termodinamia, que luego se hicieran universalmente conocidas, que el
planeta tendría una edad que rondaría los 100 millones de años. Claro que este
científico no tuvo en cuenta el calor generado por la radioactividad de las
rocas. Cabe a Henry Beckerel, a principios del siglo XX, el descubrimiento de
este fenómeno y a Rutherford el primer cálculo de la antigüedad de las rocas
por este método, llegando a una antigüedad de 2.000 millones de años.
Posteriores y mas exhaustivos cálculos arrojaron una edad de 4.500 millones
de años tomados en meteoritos de nuestro sistema solar, que se supone se
formaron contemporáneamente a nuestra Tierra. Debido a su dinamismo no
encontramos sobre la superficie del planeta rocas tan antiguas.

En el siglo XIX (1840), Henry Bouguer, jefe de la expedición francesa a los


Andes Peruanos para medir la gravedad terrestre bajo el influjo de grandes
masas rocosas, como es el caso de este gran cinturón orogénico, supuso que
la plomada se inclinaría hacia las montañas, atraída por su gran masa según la
tercera ley de Newton. Todo lo contrario la plomada se desviaba hacia el este,
hecho que demostraba que esta cadena estaba constituída por rocas de
densidades menores. A raíz de este experimento dos ingleses, Pratt y Airy
plantearon la hipótesis de que la corteza se comporta como fragmentos de
madera flotando en un océano de rocas mas densas y que su nivel de flotación
dependería de cuan densas sea esta corteza. Las montañas debían de tener
raíces poco densas que compensarían ascendiendo, la pérdida de material por
erosión superficial. Esta teoría se la conoce con el nombre de ISOSTASIA
(igual estado). De igual modo continentes enteros sometidos a grandes pesos
como el de una calota de hielo, se elevarían una vez pasada la glaciación,
hecho perfectamente comprobable en las costas bálticas y de la patagonia
argentina.

En la primera década del siglo XX, Maxwell descubre las ondas


electromagnéticas, muy importantes para explicar fenómenos relacionados a la
meteorología y al comienzo de la vida.

Para explicar la presencia de faunas y floras similares en distintos puntos de


la Tierra se recurrió a la hipótesis de los puentes intercontinentales (Eduard
Suess) o sea a lenguas de tierra que unían los distintos continentes y que por
alguna razón catastrófica no se encontraban mas en la actualidad. Alfred
Wegener, meteorólogo alemán, observando la gran coincidencia entre las
costas de América y de Africa, propuso en 1912 que los continentes derivaban
por encima de los fondos oceánicos y dio como posibles causas a las fuerzas
mareales de la Luna, dando origen a la Teoría de la DERIVA CONTINENTAL.
Enseguida obtuvo la gran oposición de los científicos de aquel entonces que le
decían que si estas fuerzas hubieran ejercido tal influencia como para mover
los continentes hubieran provocado también el frenado de la rotación de la
Tierra. Wegener se trasladó a Groenlandia para tratar de medir la velocidad de
separación entre América y Europa y allí encontró la muerte en 1930.

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Durante toda la primera mitad del siglo XX estuvo vigente la TEORÍA
GEOSINCLINAL, que proponía que todos los sistemas montañosos fueron
formados a partir de grandes cuencas o geosinclinales, plegadas y levantadas
por fuerzas corticales horizontales, tal vez relacionadas a la deriva continental.

En 1962, Tuzo Wilson, un geólogo canadiense, mediante observaciones


realizadas en las dorsales mesoceánicas, propuso la teoría de la TECTÓNICA
DE PLACAS, en la cual se explica que la corteza terrestre está dividida en
placas como un rompecabezas, y que cada placa, que incluye tanto corteza
oceánica como continental, se mueve con relación a las demás generando
bordes convergentes, divergentes y transformantes, que ya veremos en detalle
mas adelante. Este es el paradigma actual de la geología moderna, confirmado
por el geomagnetismo y la petrología.

También en la década de 1960 surgió a partir de la escuela norteamericana


un nuevo modelo, denominado NEOCATASTROFISMO, que postula que si
bien el gradualismo propuesto por la teoría uniformista gobierna en general los
procesos geológicos terrestres, existen episodios que solamente pueden ser
explicados a través de grandes catástrofes, poniendo como ejemplo la llanura
aluvial del río Potomac, generada cuando se rompió el dique que contenía a un
paleolago de la época de las grandes glaciaciones. De la misma manera se
pueden explicar fenómenos acaecidos después de grandes terremotos, como
el deslizamiento de laderas o después de sucesos volcánicos, como las
avenidas de lahares (flujos de barro y cenizas que se dirigen aguas abajo en
una pendiente). O sea que si bien el uniformismo se cumple en la teoría
general, el catastrofismo sucede de tanto en tanto en la historia de la Tierra.

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