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Defiende tu fe frente a los Testigos de Jehová


Pbro. Dr. Carlos Baccioli
Si alguien fuera a tocar el timbre de tu casa y con insistencia obsesiva y pedante te dijera
que viene a tomar posesión de la misma por ser él el propietario, ¿qué harías? Seguramente
afirmarías tus derechos de propiedad sobre la casa y luego, frente a la pedantería de esa persona,
le mostrarías la escritura autenticada por la firma de un escribano.
Algo parecido debería suceder cuando tocan el timbre de tu casa los llamados “Testigos de
Jehová”, que, desde hace un tiempo a esta parte, van realizando su proselitismo, casa por casa, en
nuestros barrios, en forma, muchas veces, inoportuna y abusiva.
Digo inoportuna y abusiva porque no es del todo correcto aprovecharse de una cierta
ignorancia o incapacidad de muchos católicos para contestar a su incisiva propaganda y a la
crítica aparentemente ilustrada, que ejercen sin empacho, en contra de la Iglesia Católica. Lo
dice el mismo Concilio Vaticano II en su “Declaración sobre la Libertad Religiosa”: “En la
difusión de la fe religiosa es necesario evitar siempre todo lo que pueda tener sabor a coacción o
a persuasión inhonesta o menos recta, especialmente cuando se trata de personas no preparadas,
o sometidas por la necesidad. Tal modo de obrar es un abuso del derecho propio y una lesión del
ajeno” (nº 4).
Escribo estas líneas porque hay mucha gente nuestra que no sabe qué responder a las
objeciones que estos grupos “no cristianos” insinúan.
Quiero ofrecerte unos fundamentos claros y sinceros de nuestra fe cristiana-católica frente
a las extrañas e inventadas interpretaciones muy distantes de las verdaderas contenidas en la
Biblia. Estas reflexiones no están escritas para iniciar estériles y amargas discusiones, ni
tampoco para atacar o derrotar a los seguidores de estas sectas. En efecto, aunque hablo de los
Testigos de Jehová, en realidad no me dirijo a ellos sino a los católicos que se sienten
perturbados, perplejos y confusos por los argumentos que escuchan.
Durante la historia del cristianismo ha habido muchas separaciones de la Iglesia fundada
por Cristo. Por ejemplo, en 1517 Lutero, ex monje de la Iglesia Católica, funda el Luteranismo
del cual se originarán las distintas Iglesias Protestantes; en 1534, Enrique VIII se separa de la
Iglesia Católica porque el Papa no le permitió el divorcio, dando origen a la Iglesia de Inglaterra
o Anglicana; en 1560, John Knox funda en Escocia la Iglesia Presbiteriana; en 1582 Robert
Brown funda, en Holanda, la Iglesia Congresionalista; John Smith, en 1608 funda en Amsterdam
la Iglesia Bautista; Michael Jones funda en New York, en 1628, la Iglesia Reformista Holandesa;
Samuel Seabury funda en el siglo XVII en las colonias americanas, una rama de la Iglesia de
Inglaterra; en 1744, John y Charles Wesley fundaron, en Inglaterra, la Iglesia metodista; G.
Miller, en 1831, fundó la Iglesia Adventista y José Bages, Santiago White y Elena White, en
1845, la Iglesia Adventista del Séptimo Día; Guillermo Boot en 1865, funda en Londres el
Ejército de Salvación; Joseph A. Smith., funda en Palmyra (N. York), en 1829, la Iglesia de los
santos de los últimos días o Mormones; Carlos Taze Russell funda en 1870, en EE.UU. a los
llamados Testigos de Jehová o Estudiosos de la Biblia.
Pero la Iglesia Católica fue fundada por Cristo hace casi dos mil años. ¿Por qué entonces
tantas separaciones de la Iglesia Verdadera? Porque el mismo Cristo lo predijo: “En tal tiempo,
si alguno os dice: el Cristo o Mesías está aquí o allí, no lo creáis; porque aparecerán falsos
Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aún
los escogidos, si fuera posible, caerían en el error”. (San Mateo 24, 23-24). Por eso, el mismo
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Señor nos advierte: “Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con pieles
de ovejas, más por dentro son lobos “voraces”. (S. Mateo 7, 15-16).
Si quieres preservar tu fe, debes ser como el hombre sensato del cual habla el Evangelio
que “edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los
vientos y sacudieron la casa, pero ésta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca”
(Mateo 7, 24-26).

¿Qué hacer, entonces, cuando los TESTIGOS DE JEHOVA vienen a tu casa?


- recíbelos con gentileza pero con firmeza, sin titubeos y afuera, diciéndoles que les agradeces
mucho la visita pero que profesas la fe católica.
- Si no se van y te presentan “argumentos religiosos”, intentando confundirte (ellos suelen
bombardear con tales argumentos, en general sobre los problemas que aquejan al mundo o
decididamente contra la Iglesia o los sacerdotes o el Papa, pasando de un tema a otro sin
profundizar ninguna, y tratando de demostrar, con su Biblia o con otro libro, una cultura
religiosa que no tienen en profundidad):
· No te dejes sorprender: toma tú la palabra, y diles que no los puedes aceptar por sus ideas que
van en contra de la Biblia. Para eso ten a mano una Biblia Católica ¿Cómo saber si es tal? Fíjate
en la hoja que sigue a la del título: si tiene alguna de estas frases: “imprimatur”, “nihil obstat”,
“con las debidas licencias”, “puede imprimirse”, quiere decir que es católica, lo que significa que
concuerda con los textos originales primitivos. Eso te lo dice la Iglesia que, como un Escribano,
auténtica con su firma veinte siglos de estudios e investigaciones.

· Sin que te interrumpan y que pasen a otro tema, léeles los siguientes puntos:
1. El fundador de ustedes anunció que en 1874 Cristo iba a volver en forma invisible para
preparar el Juicio Final en 1914 (cfr. “Fin del Mundo y retorno de Nuestro Señor”).
Russell murió en 1916 y pudo comprobar personalmente que su profecía había fallado.
Ante el fracaso de esta profecía, muchos abandonaron la secta. Los que quedaron afirman
que Cristo vino de veras en 1914 pero sin que le viera ojo humano. (cfr. el Paraíso perdido...
Cap. 21,n.28).
También el sucesor de Russell, el señor Franklin Rutherford, en un libro titulado “Millones
que ahora vienen no morirán jamás”, profetizó que en el año 1925 iban a resucitar los Patriarcas
y los Profetas y que iba a iniciar el Reino de Jehová visible a todos. Eso no sucedió. En 1925 se
retiró el libro de la circulación. ¿Por qué?
Estas profecías del fin del mundo están en abierta contradicción de la Biblia. En efecto:
· En el Evangelio de San Mateo, cap. 24, v. 30 leemos:
“Verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria”.
· El Apocalipsis (cap. 1, versículo 7) afirma: “El vendrá entre las nubes y todos lo verán”
· En el libro de los Hechos de los Apóstoles (cap. 1, versículo 11) leemos que Jesús cuando
subió al cielo lo hizo en forma visible y los ángeles aseguraron a los Apóstoles:
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“Este Jesús...vendrá de la misma manera que lo han visto partir”.


Tanto el fundador de Ustedes como su sucesor decían que conocían el momento del fin del
mundo.
· Sin embargo el Evangelio de San Marcos (cap. 13, versículo 32), refiriéndose al fin del
mundo, dice;
“En cuanto a ese día y a la hora nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino
solo el Padre”.
· San Pablo, en la “Segunda Carta a los Tesalonicenses” (cap. 2,vv.1-3) afirma:
“Acerca de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con El, les rogamos,
hermanos, que no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por
palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el día del Señor ya ha llegado. Que
nadie los engañe de ninguna manera”.
· No podemos concluir este tema sin recordar lo que Cristo dijo a los discípulos que le
preguntaban:
“¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?. El les respondió:
“Tengan cuidado de que no los engañen, porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo:
“Yo soy el Mesías”, y engañarán a mucha gente. Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de
guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin” (Mateo 24, 3-6).
2. Ustedes afirman que “solamente irán al cielo 144.000 privilegiados” (ver: Apocalipsis
14, 1-13). Sin embargo:
· Todo el contexto del Apocalipsis está escrito en un sentido simbólico:
el numero 12 significa la perfección y el numero mil significa una multitud considerable.
Teniendo en cuenta que las tribus de Israel eran 12, el número 144.000 significa 12.000 de
cada tribu de Israel.
En efecto, el cap. 7 versículos 4-8 del Apocalipsis dice:
“Doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad...”
(etc.).
Además, el texto dice a continuación:
“Después de esto vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas
las naciones, familias, pueblos y lenguas...” (Apocalipsis cap. 7. versículo 9).
· San Pablo, en su carta a los Romanos (cap. 10, versículos 12-13) dice:
“No hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de
bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”.
· En los “Hechos de los Apóstoles” (cap. 10,vv.34-35) leemos que San Pedro, “tomando la
palabra”, dijo:
“Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación
todo el que le teme y practica la justicia es agradable a El”.
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· Al enviar a sus Apóstoles a predicar, Jesús les dijo:


“Vayan por todo el mundo, anuncien la buena noticia a toda la creación. El que crea y se bautice,
se salvará”. (Marcos cap. 19, versículo 15-16).
Ustedes dicen que Cristo habla de un pequeño rebaño: el de los elegidos.
Sin embargo, Cristo dice:
“Tengo otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi
voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor”. (Juan cap.10, v.16).
· Finalmente, dice San Pablo en la Carta de Timoteo (1 Tim. 2,4):
“El quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.
· En la Primera Carta a los Tesalonicenses (cap. 4, vv. 14-17), dice:
“Nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los
que murieron con El... Los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no
precederemos a los que hayan muerto... Primero resucitarán los que murieron en Cristo. Después
nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las
nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre”.
3. Ustedes niegan la divinidad de Cristo. En el Prólogo del Evangelio de San Juan de la
Biblia de Ustedes está escrito: “y la Palabra (Cristo) era un Dios”.
Ese un no se encuentra en los textos originales griegos. Ha sido agregado intencionalmente
para cambiar todo el sentido de la frase y negar así la divinidad de Cristo.
Contrariamente a lo que dicen ustedes, el Evangelio afirma la divinidad de Cristo que
Ustedes niegan. Por ejemplo:
§ En el capítulo 8, versículo 19 del Evangelio de San Juan leemos:
“Ellos le preguntaron: “¿Dónde está tu Padre?”. Jesús respondió: “Si me conocieran a mi,
conocerían también a mi Padre”.
§ Y más adelante (cap. 10, versículo 30):
“El Padre y yo somos una sola cosa”.
§ “El Padre está en mí y yo en El”. (cap. 10, v.38).
§ A Felipe, uno de los discípulos, que le pide: “Señor, muéstranos al Padre”, Jesús le
responde:
“Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes. ¿Y todavía no me conocen? El que me ha
visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: muéstranos al Padre ? ¿No crees que yo estoy en el Padre
y el Padre está en mi ?” (Juan 14, 8-10).
§ El la Ultima Cena, Jesús ruega:
“Que todos sean uno como tu, Padre, está en mi y yo en ti” (Jn. 17,21).
§ En la Primera Carta de San Juan (vv. 22-23) se llama mentiroso y Anticristo al que niega
la divinidad de Cristo:
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“¿ Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo: el que
niega al Padre y al Hijo. El que niega al Hijo no está unido al Padre; y el que reconoce al Hijo
también está unido al Padre”.
§ En el Evangelio de San Mateo, Cristo es llamado EMANUEL que significa DIOS CON
NOSOTROS. (cap. 1, versículo 23).
§ Cuando el Señor es tentado por el demonio, en el desierto, lo aparta de EL diciéndole:
“No tentarás al Señor, tu Dios...Adorarás al Señor, tu Dios, y solo a El rendirás culto”. (Mateo
4,7 y 10).
§ Cristo perdona los pecados, que es una actitud propia de Dios (cfr. la curación de un
paralítico en el Evangelio de San Mateo, cap. 9).
§ Que Cristo es Dios lo entendieron muy bien los judíos que, en un momento determinado,
quisieron matarlo porque “Se hacía igual a Dios”. (Juan 5, 18).
§ El Apóstol Tomás, uno de los doce, cuando ve a Cristo resucitado, exclama: “Señor mío
y Dios mío” (Juan 20,28).
§ San Pablo llama a Cristo:
“Dios bendito por los siglos” (Carta de los Romanos 9,5).
4. Ustedes niegan la Resurrección de Cristo diciendo que resucitó espiritualmente y no
corporalmente.
Pero la Biblia dice todo lo contrario. Veamos, por ejemplo, lo que dice el Evangelio de San
Lucas (cap. 24,vv.36-43):
“Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció, en medio de ellos y les dijo: “La
paz está con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, CREIAN VER UN ESPIRITU, pero Jesús les
preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?” MIREN MIS MANOS Y
MIS PIES, SOY YO MISMO, TOQUENME Y VEAN, UN ESPIRITU NO TIENE CARNE NI
HUESOS, COMO VEN QUE YO TENGO”. Luego comió un trozo de pescado asado.
En el Evangelio de San Juan (cap. 20,vv.24-28) leemos que Tomás no estaba con los
discípulos cuando Jesús se les apareció por primera vez. Entonces no creía que Cristo había
resucitado. Unos días más tarde estaban de nuevo reunidos y Tomás estaba presente. Volvió a
aparecer Jesús y dijo a Tomás:
“trae aquí tu dedo: AQUÍ ESTAN MIS MANOS, ACERCA TU MANO: METELA EN MI
COSTADO. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”.
5. Ustedes dicen que Cristo tenía otros hermanos porque en el Evangelio se lo llama
primogénito.
Pero en hebreo la palabra “hermano” significa también “sobrino”, “tío”, “primo”.
§ Por ejemplo: En el libro de Génesis (cap. 13,v.8) leemos que Abraham llama “hermano”
a su sobrino Lot (el padre de Lot, llamado Jarán, era hermano de Abraham: cfr. Gen 11,26-27).
§ Santiago el Menor es llamado “hermano del Señor”, sin embargo era hijo de Alfeo y no
de José (Marcos 3,18).
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§ Además, la palabra “primogénito” significa “el primer hijo engendrado”, haya o no otros
hijos posteriores.
Por ejemplo: en el Libro de las Crónicas (1 Crónicas 23,17) leemos que Eliezer tuvo un
primogénito, Rejabías, y luego no tuvo más hijos.
Finalmente, en el Evangelio nunca se llama “hijo de María” a otro que no sea Cristo.
6. Ustedes dicen que no hay que llamar padre a nadie, menos a los sacerdotes, porque el
Evangelio dice: “ A nadie en el mundo llamen “padre” porque no tienen sino uno, el “Padre
celestial”. (Mateo 23,9).
Pero, si leemos atentamente todo el texto, veremos que Cristo lo que prohíbe aquí es la
vanidad de los fariseos, su soberbia y no la posibilidad de llamar padre a alguien.
En efecto, San Pablo en la “Primera Carta a los Corintios” (cap. 4, versículo 15) se llama a
sí mismo “padre de los Corintios” por haberlos engendrado en Cristo Jesús.
7. Ustedes están en contra de las transfusiones de sangre dejando morir a personas que
podrían salvarse mediante las mismas. Para esto, Ustedes se basan en algunos textos bíblicos y
además sostienen que la ciencia les de las razones (cfr. “La sangre, la medicina y la ley de
Dios”).
Lamentablemente, Ustedes interpretan mal la Biblia. Cuando en ella se habla de no “comer
sangre”, esta prohibición se refiere a un “acto de idolatría”: comer la sangre de un animal
sacrificado era apropiarse de su alma, de su fuerza sagrada, era un acto de idolatría condenada en
la sagrada Escritura. Lo que se condena aquí es la idolatría pero no las transfusiones de sangre
que en esa época no eran conocidas.
También en la Biblia se prohíbe comer la grasa de los animales. Dice a este respecto el
Levítico (cap. 7,v.25): “Cualquiera que coma la grasa de los animales que pueden ser ofrecidos
en sacrificio al Señor, será excluido de su pueblo”. En el versículo 23 dice: “Ustedes no comerán
grasa de buey, ni de cordero, ni de cabra”. El versículo 24 afirma: “La grasa de un animal muerto
o despedazado por las fieras podrá servir para cualquier uso, pero no deberán comerla”.
En el Levítico se prohíbe también comer liebre (cap. 11,v.6) cerdo (ib.v.7), animales
acuáticos que no tienen aletas ni escamas (v. 11). Se prohíbe tocar los cadáveres de animales
(Lev. 11.24-28” 39-40). Se declara impura la mujer durante la menstruación y cuando da a luz
(Lev. cap. 12). Esta impureza le impide ir al Templo (ib. v.4). Para terminar con la impureza el
sacerdote debe realizar todo un rito de purificación (ib. vv.6-8). No se pueden comer los frutos
de un árbol sino después del quinto año de haber comenzado a dar frutos (Lev. 19,23-25)... Las
prescripciones siguen a lo largo de todo el Levítico.
Ahora yo les pregunto: ¿Ustedes cumplen con todas estas prescripciones? Ciertamente que
no porque se dan cuenta que son propias de una época y de un contexto cultural y religioso
distinto del nuestro. No las toman al pie de la letra. Entonces, ¿por qué toman al pie de la letra lo
de la sangre?, ¿no se dan cuenta que todo esto se refiere a ritos que hoy ya no tienen sentido?
Además Cristo, que en la Ultima Cena dio a sus Apóstoles una copa de vino para beber,
diciéndoles: “ESTA ES MI SANGRE”.
Leemos en el Evangelio de San Juan (cap. 6, vv.53-54) que Jesús dijo:
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“LES ASEGURO QUE SI NO COMEN LA CARNE DEL HIJO DEL HOMBRE Y NO BEBEN
SU SANGRE, NO TENDRAN VIDA EN USTEDES, EL QUE COME MI CARNE Y BEBE
MI SANGRE TIENE VIDA ETERNA”.
Como ven, Cristo no está en contra de las transfusiones de sangre que nada tiene que ver
con las prescripciones del Antiguo Testamento.
8. Por último: Ustedes definen a la Iglesia Católica como una Gran Prostituta.
Pero, les preguntamos: ¿cómo puede ser valedera una religión cuyo fundador tuvo una vida
bastante inmoral ? Nos referimos a Russell:
v En 1903 su esposa pidió la separación legal de él apoyándose en las injurias graves que
recibía de parte del “pastor”, el cual, además, era bastante mujeriego. El tribunal dio las razones
a su esposa.
v En 1912, el “Brooklyn Daily Fagle” acusa a Russell de vender “trigo milagroso” a 60
dólares, cuando costaba un dólar. Russell emprendió una acción judicial contra el periódico y la
perdió.
v Un pastor anabatista lo acusó de no conocer teología. Russell emprendió contra él una
acción judicial. En una de las audiencias afirmó conocer griego, latín, hebreo. El abogado le
presentó un texto griego y él ni siquiera fue capaz de reconocer las letras del alfabeto...
Para concluir:
Si después de exponerles estos argumentos a los Testigos de Jehová que van a visitarte,
insisten todavía, diles que vuelvan un día en que esté presente tu párroco u otro sacerdote amigo.
Es sabido que los Testigos de Jehová rechazan a la Virgen, Madre de Jesús y Madre
nuestra. Por esta razón, también, diles que no los puedes aceptar porque sin ELLA tu fe sería
como un hogar donde falta la Madre.
Repíteles que estás a disposición, con el sacerdote, para enseñarles el verdadero camino de
la salvación y, luego, siempre con gentileza pero con firmeza, cierra la puerta y dale gracias al
señor y a la Virgen por tu testimonio.
Pbro. Dr. Carlos Baccioli
mail: bacciolicarlos@hotmail.com

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