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¿Qué es el Protocolo de Kioto?

Hoy día se acepta de forma general que el calentamiento global es un hecho o, al menos,
que puede serlo si sigue aumentando la concentración de CO2 en la atmósfera. Por ello,
los gobiernos mundiales acordaron reunirse para atajar el problema. Fruto de ello fue el
Protocolo de Kioto sobre el Cambio Climático. Es un convenio, elaborado en esta
ciudad japonesa y aprobado el 11/9/1997, por el cual los estados firmantes se
comprometen a reducir (en el caso de los países desarrollados y principales
contaminantes) o a no subir (en el caso de los países menos desarrollados) sus
emisiones de gases invernadero en un cierto porcentaje con respecto a las emisiones de
dichos gases generadas en 1990, año que se toma como referencia. Posteriormente, en
2002, la UE ha adquirido el compromiso de que sus estados miembros disminuirán sus
emisiones totales un 8% con respecto a la concentración de 1990 antes del año 2012.

España se ha comprometido, como miembro de la UE, a reducir sus emisiones de gases


de efecto invernadero, que no podrán estar en el año 2012 por encima del 15 % de las
emisiones en 1990.

Las actividades industriales y la producción de energía en las centrales térmicas son las
que se verían más afectadas por este recorte, ya que, en la actualidad, sobrepasan
bastante los límites.

Cada ciudadano contribuye a producir gases de efecto invernadero cuando quema


combustibles fósiles: al usar el vehículo particular, al poner la calefacción, al cocinar, al
calentar agua para el aseo personal, etc. Cada uno de nosotros puede contribuir a reducir
la emisión de estos gases de muchas maneras, pero la principal es disminuyendo el
consumo de energía y de recursos; así, reduciremos también las emisiones generadas al
producirlos.

España no cumple con el Protocolo de Kioto


La Comisión Europea ha advertido que España no está en condiciones de cumplir con
los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero que fija el Protocolo de Kioto,
firmado por la Unión Europea para combatir el cambio climático. Desde 1990 España
ha incrementado sus emisiones de gases a la atmósfera en un 45%, por lo que no podrá
cumplir los acuerdos de Kioto.
La única manera para que España pueda cumplir con el compromiso de Kioto y reducir
a un 15% las emisiones de gases contaminantes en el periodo 2008-2012, es comprar en
el mercado internacional un 7% de los llamados derechos de emisión.
A ello hay que añadir que un 2% de los gases pueden ser absorbidos por los llamados
sumideros, es decir, bosques y cultivos que eliminan dióxido de carbono. Según el
borrador elaborado por los ministerios de Medio Ambiente e Industria y Energía, al
final del periodo las emisiones no podrán superar un 24% de las efectuadas en 1990.
Los expertos atribuyen este incumplimiento por parte de España al incremento de las
emisiones contaminantes, al desarrollo urbanístico desmesurado en las costas y al
aumento del consumo eléctrico doméstico e industrial, entre otras cosas.
También a los cambios en las oscilaciones meteorológicas que se están produciendo en
el Atlántico Norte en los últimos quince años los graves desequilibrios que se están
registrando en la península Ibérica, como son los largos periodos de sequía y
desertización.
Lo científicos se muestran preocupados a la incidencia que en el futuro tendrá el cambio
climático en algunos sectores como el turismo, la economía y los cambios
meteorológicos.

Triple de CO2

España ya emitió en 2004 el triple de CO2 a la atmósfera del comprometido para


cumplir con el Protocolo de Kioto y la previsión es que este año, y debido a las
extremas condiciones meteorológicas, aumente aún más la producción de gases
contaminantes.
Las cifras son “negativas” globalmente porque las emisiones de dióxido de carbono
(CO2) han crecido constantemente durante los últimos años pese al compromiso de
España, que tiene como tope un 15 por ciento, el año pasado se ha llegado al 45 por
ciento por encima de los niveles de 1990, el año base de referencia que adoptó el
Protocolo de Kioto.
En 2005, las condiciones meteorológicas han hecho que la producción hidroeléctrica se
haya reducido, en un 36 por ciento respecto a 2004, mientras que en ese mismo periodo
la térmica (obtenida de los combustibles fósiles) ha crecido un 20,5 por ciento.
Es decir, la sequía de este año ha producido una fuerte reducción en la producción de
energía hidroeléctrica, la que no emite dióxido de carbono, y eso significa un
crecimiento paralelo de la generación térmica, que sí lo emite. La diferencia entre un
año húmedo y un año seco se cifra en torno a 20 millones de toneladas de dióxido de
carbono.

El cambio climático en España: una realidad.

España está en una zona especialmente vulnerable al impacto del cambio climático y
notará sus efectos adversos en:

1. Los recursos hídricos.


2. El mar se comerá parte de las cosas.
3. La biodiversidad: especies vegetales y animales se extinguirán.
4. Temperaturas más elevadas.
5. Disminución de la rentabilidad de las ganaderías.
6. Subidas del nivel del mar de 15 centímetros.
7. Desertización del sur del país.
8. Desarrollaremos nuevas enfermedades relacionadas con la contaminación
atmosférica.
9. Reducción de la productividad de las aguas marinas, y por tanto, de la pesca.
10. Aumento de las temperaturas.
11. Disminución de las lluvias, sobre todo en primavera y en verano.
12. Mayor virulencia de los parásitos.
13. Disminución de la estancia media de turistas, con las consiguientes pérdidas
económicas.
14. Aumento de la contaminación del aire.
15. Aumento de la intensidad, frecuencia y magnitud de los incendios y olas de
calor.

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