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Tema 6: Los ríos de España:

 Red hidrográfica: trazado, caudal, régimen fluvial y sus factores


 Vertientes y principales cuencas fluviales peninsulares
 Regulación de los cursos fluviales: agua embalsada

6.1.- RED HIDROGRÁFICA: TRAZADO, CAUDAL, RÉGIMEN FLUVIAL Y SUS FACTORES.-

La red hidrográfica* de un país se organiza en forma de árbol, de manera que los cauces más
pequeños (ramblas, torrentes, arroyos, subafluentes y afluentes) van juntándose y formando
otros más grandes que, a su vez, forman los grandes colectores o ríos mayores. Recibe el
nombre de cuenca o red hidrográfica el espacio geográfico que drena las aguas que van a parar
a un determinado río, es decir, es el territorio cuyas aguas vierten a un río principal y a sus
afluentes. Las cuencas se hallan separadas entre sí por divisorias de aguas, que coinciden con las
zonas de cambio de pendiente del terreno. Dentro de la cuenca los ríos trazan su propio cauce
(espacio por el que circulan) y crean una red fluvial que se organiza jerárquicamente desde los
subafluentes y afluentes hasta llegar al río principal.
6.2.1.- Características de la red hidrográfica española:
• Disimetría de la red fluvial, es decir, hay una acusada diferencia entre la superficie
peninsular que vierte sus aguas hacia el Atlántico ( 69%)y la que las vierte hacia el
Mediterráneo (31%). Es el relieve y la inclinación hacia poniente, la causa de esta diferencia.
• Adecuación al relieve: esto provoca la gran longitud de los ríos que discurren por las
llanuras (en torno a 1000 km) y el corto recorrido de los ríos de montaña (100km). Los ríos
de la Meseta destacan por su escasa pendiente y lentitud de sus aguas frente a la acusada
pendiente, velocidad y fuerza erosiva de los ríos de los sistemas montañosos exteriores a la
Meseta.
• Paralelismo: los cauces están relativamente equidistante y regularmente distribuidos sobre
el espacio. Eso determina la existencia de cuencas muy amplias.
• Alternancia entre cursos de agua y sistemas montañosos debido a la disposición paralela
del relieve. Nuestros ríos se sitúan entre dos sistemas montañosos y el curso fluvial es más
o menos paralelo al eje de las cordilleras. Así se explica que ríos que discurren por zonas de
pocas precipitaciones puedan tener un caudal considerable gracias al agua procedente de las
montañas.
• Intensa relación con la ocupación del territorio. El emplazamiento de las ciudades antiguas
se encuentra junto a importantes cursos de agua.

Los regímenes fluviales* se clasifican de acuerdo con el sistema de alimentación de los ríos, es
decir, atendiendo a la procedencia de las aguas. Podemos distinguir ríos con régimen nival,
pluvial o mixto (nivo-pluvial o pluvio-nival, según predomine la nieve o la lluvia.
• Los ríos con régimen nival: las aguas fluviales proceden de la fusión de las nieves. Se
presenta en ríos que nacen a elevada altitud donde se producen precipitaciones sólidas. Se
caracteriza este tipo de régimen por llevar aguas altas en primavera y comienzos del
verano; los mínimos o aguas bajas correspondes a la estación invernal. El régimen nival es
escaso en la Península, limitándose a la zona axial o central de los Pirineos.
• Régimen nivopluvial: presente en aquellos cursos de alta montaña, cuyos caudales están
influidos primero por el deshielo y, en 2º lugar, por las precipitaciones líquidas. (Sella y
Nalón)
• Régimen pluvionival: tipo que, a pesar de tener una alimentación esencialmente de lluvias,
tiene un máximo principal en primavera porque a las lluvias se añade agua procedente de la
fusión de las nieves en los núcleos montañosos (Pisuerga, Tormes)
• Regímenes complejos: son los propios de los grandes ríos (Ebro, Duero, Guadinana y
Guadalquivir) dado que las aguas de sus múltiples afluentes suelen tener distinta
procedencia.
• Los ríos con régimen pluvial: el caudal solo depende de las precipitaciones.

Los ríos españoles en su mayoría son de alimentación pluvial, por lo que se observan regímenes
diferentes de acuerdo con la variedad climática:
+ pluvial oceánico: abundancia de agua durante todo el año y no tiene grandes crecidas ni
estiajes, es decir, su caudal es constante
+ pluvial subtropical: (España seca) régimen irregular con estiaje
+ pluvial mediterráneo: máximo en otoño y un mínimo en verano
+ nival: aguas muy altas a finales de primavera y estiaje durante los meses en los que las
temperaturas son lo suficientemente bajas como para impedir la fusión de la nieve.

Los regímenes comentados se presentan en toda su pureza en ríos cortos, pero no así en los
largos. A medida que un río gana en longitud, es mayor la superficie que drena, se aleja de sus
fuentes y, en consecuencia, aparecen sucesivamente nuevos factores que modifican el régimen
inicial, al tiempo que recibe afluentes de procedencia y régimen diverso.

Factores que condicionan el régimen fluvial:


1. FACTORES FÍSICOS:
• Clima: las aguas de los ríos proceden de la escorrentía*, por ello existe una relación entre el
total de precipitaciones que registra un clima y el caudal de sus ríos. También influye la
secuencia estacional de las precipitaciones que modifica su régimen o variación de su caudal
a lo largo del año. La temperatura condiciona la evaporación de las aguas de los ríos.
• Relieve: condiciona el trazado, la pendiente y la velocidad de las aguas y, consecuentemente,
su fuerza erosiva y su potencialidad para la producción de energía hidroeléctrica. Puede
propiciar la aparición de regímenes fluviales de alimentación nival.
• Suelo: permeabilidad = un sustrato permeable, como el calizo, absorbe y retiene agua.
• Existencia de vegetación: evita el desplazamiento rápido de las aguas y atenúa las crecidas
violentas. Además actúa como pantalla protectora frente a la radiación y aminora la
evaporación.

2. FACTORES HUMANOS: interferencia en los regímenes fluviales con un doble objetivo:


1º: regular las cuencas hidrográficas para disminuir los riesgos de inundaciones y los
efectos de las crecidas,
2º: almacenar agua para el consumo o para la producción de energía (construcción de
embalses* y presas).

En cuanto al caudal*, los ríos españoles no admite comparación con los grandes ríos europeos. De los
ríos peninsulares, el más caudaloso es el Duero, cuyo caudal asciende a 660m3 en las proximidades de
su desembocadura, seguido del Ebro. El caudal guarda relación con el tamaño de los ríos y, en general,
los más largos son también los más caudalosos. Los caudales disminuyen de N a S. Así, una de las
características de nuestra red fluvial es la pobreza de los caudales. Las crecidas de estos caudales
se suelen dar en la periferia mediterránea ( Júcar y Segura) y van asociadas a situaciones
atmosféricas de gota fría. Cuando las crecidas son extremadas, reciben el nombre de avenidas (ej. el
Guadalquivir en Sevilla antes de las obras). Los estiajes* de los ríos españoles son muy pronunciados y
llegan a secarse por completo los cauces de los pequeños ríos.

6.2.- VERTIENTES Y PRINCIPALES CUENCAS FLUVIALES PENINSULARES.-

La vertiente es el espacio o conjunto de cuencas cuyos ríos vierten a un mismo mar u océano. En la
Península se distinguen 3 grandes vertientes hidrográficas: la Atlántica, la Mediterránea y la
Cantábrica. Esta organización espacial de la red viene impuesta por la disposición del relieve. La
inclinación de la Meseta española hacia el Atlántico y el levantamiento en su borde oriental del
Sistema Ibérico, junto a la línea de cumbres de la cordillera Cantábrica al N, son los factores que
determinan la configuración de las vertientes.

• Los ríos de la vertiente cantábrica son numerosos, cortos y caudalosos. Cortos en virtud de
la proximidad de la cordillera Cantábrica al mar y, al tener su nacimiento a considerable
altura y a escasa distancia de la desembocadura, en su recorrido han de salvar un gran
desnivel por lo que poseen una gran fuerza erosiva; son caudalosos por la abundancia de
precipitaciones y carecen de estiajes acusados por la regularidad de las precipitaciones que
los alimentan.
• En la vertiente atlántica desembocan los grandes ríos de la Meseta así como el Miño.
Adaptados a las condiciones del relieve y a la inclinación de la Meseta, los ríos atlánticos
son largos y de pendiente muy suave. Conforme a la distribución espacial de las
precipitaciones, disminuyen de caudal a medida que se sitúan más al sur, siendo la cantidad
de agua que transportan un reflejo de las condiciones climáticas de la España seca y de la
irregularidad del clima mediterráneo, presentando un estiaje en verano y crecidas con las
lluvias de otoño y primavera. Su régimen se ve enriquecido por los grandes afluentes. En
particular los que tienen su nacimiento en las altas montañas.
• En la vertiente mediterránea desaguan ríos desiguales. El Ebro es el de mayor longitud,
caudal y regularidad, pues recibe aportes hídricos de sus afluentes pirenaicos e ibéricos. En
los restantes ríos está patente la influencia de los relieves adyacentes al mar, que limitan la
longitud de las corrientes. Se trata de ríos poco caudalosos, con grandes crecidas
estacionales y fortísimos estiajes, por lo tanto con un régimen muy irregular. En esa
vertiente existen cursos que llevan agua sólo en ocasiones, permaneciendo secos la mayor
parte del año: son las denominadas ramblas*.

Principales ríos españoles.-


• Miño: es uno de los ríos más caudalosos pese a disponer de una cuenca de superficie
moderada.
• Duero: es el río de la submeseta septentrional. Su cuenca es la mayor de España. Nace en los
Picos de Urbión (Sistema Ibérico) y desemboca en Oporto. Su longitud es de 913 km.
Cuenta con importantes afluentes como el Pisuerga y el Tormes que le aportan elevado
volumen de agua por lo que cuenta con un régimen bastante regular.
• Tajo: con sus 1202 km, es el río más largo de la Península. Discurre entre el Sistema Central
y los Montes de Toledo. Desemboca en Lisboa formando un amplio estuario*. Sus principales
afluentes son el Jarama, el Guadarrama y el Tiétar. Presenta crecidas espectaculares.
• Guadiana: tradicionalmente se señalaban las Lagunas de Ruidera como su lugar de nacimiento.
Hoy, éste se sitúa aguas abajo. Pasa por Mérida y Badajoz y desemboca por Ayamonte, tras
formar frontera entre España y Portugal. En él se encuentra el embalse de La Serena, el
mayor de España. Río singular por varios hechos: carece de una cabecera montañosa y su
cuenca es de las peores alimentadas de la Península ( ni los Montes de Toledo ni Sierra
Morena son relieves de entidad y apenas gozan de nieves o de precipitaciones acusadas) y
llega a desaparecer por el doble fenómeno de evaporación e infiltración en el llamado Campo
de San Juan (Ciudad Real); más abajo rebrota en los Ojos del Guadiana en la llanura
manchega .Presenta un régimen de tipo pluvial subtropical.
• Guadalquivir: Nace en la Sierra de Cazorla y desemboca en Sanlúcar de Barrameda tras un
recorrido de 560 km por las fértiles tierras de la depresión bética. En época romana se
conoció como Betis y de él tomó nombre la región; los árabes lo bautizaron con su nombre
actual que significa “río grande”. Su afluente más importante es el Genil, que nace en Sierra
Nevada. Discurre entre Sierra Morena y las cordilleras Béticas. A partir de Sevilla se hace
navegable, haciendo posible en esa ciudad el único puerto fluvial de España.
• Ebro: es el más importante de los ríos exteriores a la Meseta y el + caudaloso de España.
Con una longitud de unos 900 km representa la paradoja de ser una arteria muy caudalosa
sobre una zona muy seca, lo que es posible gracias a los afluentes de los Pirineos y del
Sistema Ibérico. Tiene un régimen complejo, resultante de la alimentación pluvial de su
cabecera y nivo-pluvial y pluvio-nival de los afluentes montañosos.
• Segura, Júcar yTuria: excelentes ejemplos de ríos mediterráneos, tanto por su moderada
longitud como pos su caudal reducido. Sus regímenes son pluviales y tienen gran importancia
a efectos agrícolas dado que riegan las huertas valencianas y murcianas.

6.3.- REGULACIÓN DE LOS CURSOS FLUVIALES: AGUA EMBALSADA

España es un país rico en sol, pero pobre en aguas. Si exceptuamos la región gallega, la cornisa
cantábrica y la región pirenaica, además de los sectores montañosos, todo el resto del país
corresponde a la llamada Iberia o España seca (+ de 2/3 del país).

El agua dulce resulta de vital importancia. En España, la demanda anual de agua en la actualidad
supera los 30.000 hm3, que se distribuyen, aproximadamente, en un 14% para consumo urbano (300
litros por persona y día , cifra muy superior a la media de la UE , esta cifra sitúa a España en el
tercer lugar mundial de consumo de agua por persona), un 7% para utilización industrial y el 79%
restante para uso agrario. El uso agrícola supone un consumo elevadísimo y, aunque está justificado
por los incuestionables beneficios económicos del regadío, no puede ocultarse el uso poco racional
del agua en el agro español, donde se empelan todavía técnicas y métodos que suponen un auténtico
dispendio de agua.

El consumo de agua se ha disparado en las últimas décadas debido, sobre todo, a las transformaciones
sociales y económicas: la industria y la minería precisan agua para realizar sus actividades; la
expansión de los regadíos para tener una agricultura moderna y competitiva; el incremento del nivel
de vida con numerosos electrodomésticos y las nuevas actividades de ocios –piscinas, campos de golf...
= 160 litros/ persona y día). Esto junto a la creciente demanda, el uso inadecuado, la contaminación
creciente, etc, han puesto en evidencia la crisis del modelo tradicional de uso y gestión del agua en
España, lo cual, además de su fragilidad en épocas de sequía, ha dado lugar a considerables tensiones
sociales, territoriales y políticas.

La principal característica acerca de la distribución del agua en España como recurso natural
susceptible de una multitud de usos, es la gran desigualdad existente entre unas regiones y otras.
En el mapa hídrico español, el aspecto más llamativo es el acusado desequilibrio de la cuenca Norte,
que disfruta de la tercera parte del total de los recursos del país y presenta un elevado superávit
hídrico, frente a las demás. La corrección de las irregularidades de nuestros recursos hídricos debe
paliarse mediante la regulación, embalsando las aguas, y para conseguir el equilibrio regional hay que
recurrir a los trasvases* de unas a otras cuencas. Los trasvases son transferencias de agua entre
cuencas excedentarias y deficitarias. En la actualidad funcionan 38, entre los que destaca el trasvase
Tajo-Segura.

El balance hídrico relaciona los recursos hídricos existentes y el consumo que se hace de ellos. En
España este balance es positivo, pues cada año caen sobre el país 346000 hm3 de agua en forma de
lluvia. De ellos, a causa de la gran evaporación, solo quedan disponibles 109000 hm3 en los ríos y
acuíferos. No obstante, existen varios problemas que hacen que solo una parte de los recursos sean
aprovechables. La mayor parte de España tiene precipitaciones por debajo de los 800 mm anuales. Es
decir, los recursos hídricos disponibles son escasos en la mayoría de las regiones. Para solucionar este
problema se han construido embalses, canales, pozos y otras infraestructuras.
Existen cuencas con excedentes (Duero, Tajo y Ebro), cuencas con equilibrio entre recursos y
demanda (las demás cuencas atlánticas) y cuencas con déficit (las cuencas mediterráneas). La
demanda de agua se concentra en el área de mayor dinamismo económico y demográfico, el arco
mediterráneo, cuyos recursos son escasos.

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