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VII CONCURSO DE COMPOSICIÓN LITERARIA PARA INTERNOS DEL

ESTABLECIMIENTO PENAL DE PROCESADOS DE CHIMBOTE


“Libres para sentir… Libres para crear”

COMPOSICIONES GANADORAS

Primer puesto

Composición: “El Cementerio de los Vivos”


Seudónimo: “Nunca te olvidaré”
Autor: Rubén Nieves Castro

Hola, cómo estáis. Yo aquí intentado charlar con vosotros, tengo muchas cosas que
contaros, pero antes de empezar les invito a ponerse cómodos en un confortable sillón y
tal vez tengan un cigarrillo en el escritorio, o una buena taza de café en la cafetera para
acompañarme en este frío invierno.

A veces, vamos por la vida en busca de lograr nuestras metas e incluso en busca de
placeres que nos ofrece este mundo, pero somos incapaces de detenernos y pensar en los
demás, en el prójimo que está allí tratando de subsistir a su modo, respirando, ocupando
un lugar como parte de la sociedad. Sociedad que los ha olvidado, que lo primero que
hace es marginarnos sin siquiera saber realmente los motivos que nos trajeron a este
lugar. Lugar en el que nunca pensé que estaría, porque cuando llegué, muy en mi
interior, me negaba a creer lo que me estaba sucediendo. Caminaba como un robot sin
darme cuenta que cada paso me internaba en este mundo desconocido.

Cuando de alguna manera reaccioné habían pasado casi dos horas por lo que me vi entre
un centenar de ciudadanos todos desconocidos para mí hasta entonces. Es así que entro
en una especie de shock nervioso y psicológico tan fuerte y profundo tanto así que sólo
quería correr, salir de aquí, tal vez gritar o ponerme a llorar; por primera vez en mi vida
sentí un pánico hasta entonces desconocido para mí y no podía creer lo que sentía y
veía, pero era así de real, estaba aquí en este lugar: una prisión.

Han pasado más de un año desde que fui internado en este lugar y me ha tocado vivir
con personas de diferentes costumbres, virtudes y defectos y aún me cuesta adaptarme a
la prisión, a las personas que siguen llegando, al modo de vida que se lleva aquí. Cada
día intento sumergirme en el mundo que representa cada ser humano y comprender el
por qué están aquí, el por qué tanta degradación moral, social y sobre todo espiritual en
la que caen; y siento tristeza e impotencia por querer y no poder hacer casi nada por
ellos. Ahora mismo están en vacilón frente a mi celda, sin importarles nada, sólo
olvidarse de sus problemas, del vacío que sienten y ansían llenar u olvidar por un
momento, todo lo malo que les ha tocado vivir, sólo quieren olvidarse por un rato que
están aquí, es que este encierro se hace cada vez más insoportable.

César viene hacia mí por una “boya” como él dice, trato de de comprenderlo ya que lo
conozco bien, conozco sus depresiones por el abandono de su esposa e hijos y lo único
que quiere al salir de aquí es ir en busca de ellos. El día de hoy quiso estar con ellos y
con su madre (es su cumpleaños) y no pudo ser, es que ese era su deseo me lo comentó
temprano y voy a ser el mismo, se dijo en voz alta.
Me dice que ya me “volteó”, se dio cuenta que estoy triste y yo trato de disimular con
una sonrisa forzada y no tan contundente. Se percató de mi estado de ánimo que trato de
ocultar sumergido aquí, escribiendo como loco para no deprimirme, aún cuando una
lágrima asoma en mis ojos y cae por mis mejillas nublándome e impidiéndome seguir
con esta narrativa.

Cómo estáis, seguís allí. Un poco de calma y tal vez otra taza de café y podremos
continuar…

A veces vienen compañeros a compartirme sus problemas, a veces puedo ayudarles,


como a veces no sé ni qué decirles, sólo atino a decirles que sean fuertes, que deben
seguir luchando; pero es que este encierro se hace, con el correr de los días, más duro,
más difícil, más insoportable; y, mayormente, aún cuando vienen a tu mente recuerdos
de cuando estabas en la calle, de cosas vividas con tus seres queridos, y ahora estás aquí
sin ni siquiera poder decirles cuánto los amas, cuánto los extrañas, que los necesitas en
los momentos tristes y de soledad.

Parece mentira, pero aquí se aprende mucho a valorar las cosas que perdiste, a la familia
que te visita, que está contigo acompañándote y ellos están allí porque te aman y no es
un amor ficticio, más bien es un amor único, un amor incondicional.

Ahora mismo ya estamos en el encierro, yo sumergido en estas líneas mientras mis


compañeros ven televisión, otros charlando de cosas unas más importantes que otras.

Ellos ven en mí a alguien de confianza en quien se pueden apoyar de manera moral,


social y hasta espiritual, pero ellos no saben que también tengo mis luchas, que también
he sido derrotado y que espero el encierro para de alguna manera expresar aquí lo que
siento.

El día de hoy recibí una llamada de mi madre. Me compartió su molestia por un


problema que no pudo solucionar y que de alguna manera yo provoqué. Saben la
impotencia que siento de no poder hacer nada por ella, para que no pase por todo esto.

Yo nací cuando mamá tenía 22 años, no fue un embarazo feliz, tal vez como ella lo
hubiera querido; pero allí sacando fuerzas de la flaqueza y luchando contra las
vicisitudes de la vida que entonces le tocó vivir, me tuvo. De mi padre (progenitor) nada
que decir.

Si supieras mamá que eres el motor de mi vida y que me dio mucha pena que te
despidieras disgustada conmigo. Es que te amo tanto ¡tanto! Por eso estoy aquí,
escribiendo aceleradamente lo que siento, y es que necesito de alguna manera expresar
mis sentimientos. Madre te quiero mucho, no por lo que me das, si no por lo que tú eres.
No creo que llegue a conocer mujer alguna en esta tierra a quien respete, ame y admire
tanto como a ti.

¿Sabes?, quisiera dejar de llorar pero el miedo se apodera de mí, miedo a perderte
mientras esté aquí. No sé qué harás en estos momentos, ni dónde estás, pero desde aquí
ruego al Creador que te cuide y guarde a bien y espero pronto volver a verte. Tengo
mucho que decir de ti, resaltar tus bondades, enumerar tus virtudes, pero, sobre todo, me
pasaría el resto de mis días pidiéndote perdón por todo el sufrimiento que te he causado,
en verdad innecesario e inmerecedor. ¡Basta ya, Nicky!, ¡basta de dañar a las personas
que dices tanto amas!, ¡basta ya!

He entrado en una crisis de ansiedad, como si tuviera sed y no quisiera beber, como si
quisiera respirar y pudiéndolo hacer no lo hago, me ahogo en mí mismo. ¡Ya sé qué es!,
quisiera un cigarrillo mentolado; pero, ese uno tal vez se convierta en dos o quizás
muchos más y sin darme cuenta esté fumando como nunca lo he hecho. Quisiera
chancar las rejas o entrar en un profundo sueño ahora mismo para dejar de sentir lo que
siento.

Ahora, vienen a mi mente las palabras “tienes que ser fuerte, tienes que seguir
luchando”… ¿Acaso no es eso lo que les dices a tus compañeros cuando ya no sabes, ni
tienes más que decirles?... Mientras las lágrimas corren por mis mejillas hasta perderse
en mis labios ahogándome aún más.

Esta vez se agotó el café de mi termo y no tengo cigarrillos, tal vez alguien tenga por
allí, o tú amigo(a) que me acompañas puedas ofrecerme uno, tal vez sí, tal vez no; pero
eso, no quita que siga aquí como, espero, lo estés tú, siguiéndome en esta aventura de
mi estadía en el sub mundo.

Hoy tengo 32 años y en este lugar he tenido la oportunidad, no sólo de conocer personas
de otra índole, sí, aunque parezca mentira, esta es la “casa del jabonero” porque el que
no cae, resbala. Personas jóvenes, como también mayores; personas cultas como no
también; pero eso no nos hace ni más ni menos, aquí todos somos iguales y trato de
ayudar cuando puedo a alguno de mis compañeros. En este lugar he aprendido muchas
cosas desconocidas para mí, cosas que ni siquiera imaginaba que existieran, mucho
menos pensaba palpar tan de cerca situaciones tan fuertes como son las que se viven en
una prisión.

Soy sensible al abuso físico y me da rabia el maltrato psicológico al que a veces


estamos sometidos. Creo firmemente que los golpes no ayudan en nada y que en verdad
la violencia genera más violencia, en esta área he logrado ser más fuerte, así como
también fortalecer mi carácter. A veces escucho a mis compañeros decir que la prisión
te cambia de alguna manera, tal vez sí, tal vez no, pero si estoy seguro de algo es que
cambia el que quiere cambiar y si tengo que cambiar en algo que sea para bien, por el
bien de mis seres queridos y el mío claro está, cambiaré.

El tiempo libre que tengo lo empleo para encontrarme a mí mismo, cada momento que
paso aquí. Al caer la noche hago un mea culpa de lo vivido durante el día y sé que no
puedo postergar las cosas para mañana; porque me enseñaron que el hombre no puede
dejar pasar un solo día sin haber logrado algo productivo para él mismo o para su casa.

Planifico de alguna manera las cosas que haré cuando salga de este lugar, tengo metas,
sueños e ilusiones; ese es mi mayor tesoro aquí, saber que los barrotes, la celda fría e
inanimada no ha logrado matar mis anhelos y eso me da fuerza para seguir viviendo de
alguna manera. Si se le puede llamar vida. Me alegra los días saber que falta poco para
terminar el tiempo de este viaje a prisión y retornaré al hogar, al dulce hogar con los
padres, hermanos y demás que me esperan.
Todas las personas tenemos grandes anhelos y tal vez no todos logramos concretarlos,
sin lugar a dudas diremos que la clave está en cuánto nos comprometemos para
cumplirlos. El triunfo necesita de un compromiso genuino e inclusive se paga un precio
muy alto, se prepara, se trabaja, se desvela, se le dedica tiempo y pasión; se es capaz
incluso de dar la vida y tarde o temprano se alcanza y esa es la mayor satisfacción.

De ahora en adelante haré mi mayor esfuerzo, agresivamente, decididamente, no puedes


ser tenaz para algunas cosas y débil para otras. ¡Oye Nicky, o eres un luchador
incansable o eres un fracasado!, no hay puntos intermedios. La grandeza sólo se
consigue partiéndose el alma por alcanzarla. Desde hoy cambiarás de actitud. Hoy será
el día de empezar a vivir.

Saben, tengo una pequeña que me espera, no paso un día sin imaginar que hará en mi
ausencia, y la traigo aquí conmigo en mis pensamientos y recuerdos. Está terminando
Zinder y siempre me dice que le gustaría que la fuera a recoger del colegio como antes
lo hacía; y yo le respondo que pronto lo haré y espero que así sea, que muy pronto
pueda cumplir su deseo y sorprenderla en la puerta de su colegio, recogiéndola y
llevándola a todo lugar y pasear y disfrutar al verla sonreír feliz y que ella disfrute de
mis cuidados y cariño y ser felices como antes lo éramos junto a su madre.

¿Sabes? El estar aquí es una lección de vida y sobre todo en la reafirmación de nuestra
personalidad y carácter, porque vemos la vida desde otra óptica ya que el estar aquí de
alguna manera te marca de por vida y nunca por más que hagas lo que hagas o cuán
lejos te vayas no podrás olvidar que en algún momento de tu vida estuviste aquí.

El ser es el respaldo del hacer, de modo que no importa tanto lo que se hace, si no lo
que se es. Un hombre tal vez no gane siempre, pero siempre es un luchador asiduo
excepcional.

Muchos eruditos son desadaptados; muchos sabiondos, intrascendentes; tal vez no


conocemos todas las respuestas pero somos individuos únicos y de mucho valor. De
nada sirve tener un coeficiente intelectual elevado y obtener las mejores notas
académicas si no sabemos manejar las emociones, las reacciones, la vida misma.

Para triunfar importa más la inteligencia emocional que la racional, el carácter que la
sabiduría… importa el amor.

El amor no se da por la fuerza, florece cuando las personas involucradas se


comprometen de manera equilibrada y se identifican mutuamente. Cuando se ama no
podemos fallar. No queremos decepcionar ni arriesgarnos a dañar la bella relación con
la persona amada.

¡Oye Nicky! Me digo a mí mismo, has pasado varias noches aquí y tratas de compartir a
los demás lo que vives, lo que sientes. Pero, sobre todo, te diré, que este lugar no es del
todo negativo, no como lo pinta afuera la sociedad. Aquí, es cierto, estamos impedidos
de nuestra libertad física mas no emocional ni espiritual y eso nos da valor, fuerzas para
decirte que aquí hay personas que carecen de amor. Amor negado de los padres, de los
hijos, de ti mismo. Sí, créelo, de ti que formas parte del mundo y que de alguna manera
has olvidado que existimos, que estamos aquí, como en un cementerio de seres que
estamos vivos pero olvidados.
¿Hasta cuándo seguirás allí, con la mirada vacilante sin decidirte por nosotros? Sólo tú
lo sabes.

Ya casi es media noche y pronto apagarán las luces, siento una especie de alegría de
estar aquí contigo compartiéndote y haciéndote parte de mi vida; pero, sobre todo, por
la experiencia de ser partícipe de este concurso que siento que es el más difícil de mi
vida, pero, a la vez, el más importante; porque no es fácil narrar las cosas que vives,
plasmar tus sentimientos y emociones.

Sé, muy dentro de mí, y mi corazón me dice que sólo estoy de paso por este sub mundo.
La prisión.

¡Nunca te olvidaré!

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