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¡EL EGOÍSMO ES DERROTABLE!

Saludos compañeros, me complace mucho poder comunicarme con Uds., a través


de nuestra revista. Después de darle muchas vueltas a mi mente en busca de un
tema relevante para nuestra recuperación, ZAZ! Me llegó la idea de hablar sobre el
egoísmo ya que si existe algo que atenta segundo a segundo contra nosotros los
alcohólicos e inclusive contra todo ser humano es una enfermedad llamada
Egoísmo. Para iniciar este tema voy a citar textualmente algo revelador, sobre este
flagelo, que está en el Cáp. 5 (Como trabaja) del Libro Azul el cual empieza en la
penúltima línea de la Pág. 57 así:

“¿No estamos la mayoría preocupados por nosotros mismos, por nuestros


resentimientos y por nuestra auto conmiseración?

¡Egoísmo-concentración en sí mismo! Creemos que esta es la raíz de nuestras


dificultades. Acosados por cien formas de temor, de vana ilusión, de egoísmo, de
auto conmiseración, les pisamos los pies a nuestros compañeros y estos se
vengan”. (Las negritas y el subrayado es mío).

La verdad es que me provoca seguir transcribiendo el resto del capítulo porque


desnuda ese egoísmo propio de nosotros los alcohólicos y que por desgracia
contagiamos a nuestros familiares convirtiéndolos en co-alcohólicos.

Debo empezar comentándoles que la palabra egoísmo proviene de la palabra Ego,


que es el ser individual, pero cuando esta palabra se le añade el sufijo ísmo se
convierte en Ego-ísmo la cual adquiere el significado de un Ego enfermo, o un
egocentrismo patológico que domina nuestras vidas.

Importantes estudios científicos revelan que el egoísmo en los seres humanos es


innato ya que se empieza a desarrollar dentro del mismísimo vientre materno,
estas investigaciones han demostrado que las patadas que damos no son actos
reflejos, sino que son movimientos que reflejan la frustración de no tener el espacio
y el confort al cual estábamos acostumbrados en los meses iniciales de la
gestación, es una protesta por haber perdido algo que creíamos era nuestro. Es
impresionante saber que desde esa época ya somos posesivos y territoriales. Ahora
bien, después que nacemos reclamamos atención con el llanto el cual es nuestro
único mecanismo de comunicación para la sobrevivencia ya que con él exigimos
alimentos, buena temperatura, limpieza y sobre todo cariño o mejor dicho amor, es
allí, en la exigencia de ese amor, donde comienza a desarrollarse el egoísmo ya que
desde pequeños nos acostumbramos a que tenemos que recibir amor ¡a juro! Esta
situación se hace más patética en el momento en que aprendemos a hablar ya que
empezamos a desarrollar el arte de la manipulación para conseguir nuestros
propósitos egoístas y por supuesto que nuestra egolatría sigue en aumento. Al
principio todo parece normal pero en la medida que crecemos, crece también
nuestro egoísmo innato y a la par todos los males que le acompañan. Es cierto que
al principio la naturaleza nos doto de un instinto egoísta para poder sobrevivir y
que el niño pasa por una etapa egocéntrica natural, pero en la medida en que
crecemos se supone que debería ir desapareciendo de nuestra personalidad ese
sentimiento malsano, pero rara vez nuestros padres le salen al paso. Nuestros
padres, creyendo que actúan correctamente, piensan que dándonos un amor
incondicional están cumpliendo con el papel que les corresponde, sin embargo lo
que están haciendo es fabricar un ser humano ególatra, alimentando un egoísmo
insaciable que no pide sino que exige y exige amor y más amor y no es capaz de
darlo ya que no se lo han enseñado. De allí que yo siempre creí que me lo merecía
todo sin dar nada y esa fue la causa de mi derrota. Ahora que estoy en capacidad
de analizar todos mis instintos, todas mis emociones y todos mis defectos de
carácter, puedo afirmar que el egoísmo es el enemigo a vencer y según lo que mis
investigaciones han arrojado, puedo compartir con Uds., mis hermanos de ruta,
que el egoísmo es la incapacidad de amar y que esa incapacidad de amar causa
frustración ya que nos pasamos la vida luchando por que nos den amor, por
obtener cosas materiales que alimenten nuestro ego enfermo, por satisfacer a
como dé lugar nuestras necesidades sin importarnos las de los demás o sea que
primero YO, segundo Yo, tercero YO y siempre YO, y entonces ¿Qué pasa? Bueno,
pasa que en algún momento de nuestras vidas las cosas no van a salir como nos
ordena nuestra egoísta sacrosanta voluntad, quedándonos solos, atrapados y es allí
en donde se presentan los resentimientos, la frustración que nos conduce a evadir
la realidad acurrucados en el perverso abrigo del licor.

Por lo anteriormente expuesto les tengo dos noticias: Una mala y una buena, la
mala noticia, que ya la conocen todos, es que el alcoholismo es incurable, pero la
buena es que el egoísmo innato es una enfermedad que sí se puede curar y es tan
importante curarse del egoísmo que su derrota supone la derrota de todos los
defectos de carácter ya que es necesario que entendamos que el egoísmo es la
madre de todos los apegos y de todos esas taras de carácter. Esto significa que
curándonos del egoísmo innato tendremos salud mental y un equilibrio emocional
total, cosa que nos alejaría del alcohol para siempre jamás.

Ustedes me preguntaran ¿Cómo me curo de la enfermedad del egoísmo innato? Y


yo les digo con absoluta propiedad, que el ÚNICO antídoto para el egoísmo innato
es el amor puro y que así como aprendimos a ser unos entes egoístas por
excelencia, el amor también se aprende, solo que es un poquito (bastante) más
difícil ya que el egoísmo innato al igual que el alcoholismo es progresivo y se ha
convertido en parte de nuestra personalidad, así que primero tenemos que
desaprender esa conducta egoísta para después incorporar progresivamente una
conducta amorosa que sea sincera. Quiero decir que este cambio es un proceso y
como todo proceso nos va a costar tiempo y esfuerzo, afortunadamente Dios nos
eligió para que tuviéramos el mejor instrumento para aprender a amar
incondicionalmente, que es este programa de doce pasos, este programa es eso,
un programa, no es una religión o secta, es un programa de cambio de vida. Con
este programa desaprenderemos todo malo y aprenderemos todo lo bueno.

Para derrotar al egoísmo innato, es necesario diseñar unas estrategias personales


basadas en las directrices generales que nos brinda el programa. También es
necesario sentarse a dibujar un mapa de nuestra recuperación con el padrino de su
preferencia, un mapa tan flexible que pueda ser modificado sobre la marcha. Lo
importante es que tengamos bien claro que estamos rediseñando a un nuevo ser
humano sobre la base de un trabajo de reingeniería de la personalidad, donde es
válido una cirugía espiritual a corazón abierto para sustituir a un corazón encogido,
arrugado y marchito de tanto egoísmo innato y perverso, por otro más grande y
vigoroso, lleno de amor para darlo incondicionalmente a todo lo aquel que lo
necesite. Así cuando termine esta cirugía espiritual, estaremos en capacidad de
decir: ¡Estoy curado del egoísmo y soy un alcohólico recuperado!

Nuestro visionario co-fundador Bill Wilson escogió la oración simple de San


Francisco como su preferida, porque en ella se condensa todo lo que un ser
humano debe sentir cuando está dentro de la profunda dimensión del amor, San
Francisco de Asís parece que escribió esta oración con la intención de promover una
nueva “Civilización del Amor”. A ese amor franciscano es al que me refiero que
debemos llegar para sanar a nuestro ego enfermo.
Nosotros decidimos si seguimos al amor o seguimos al egoísmo
innato. O seguimos al programa o seguimos al licor. O seguimos a la
felicidad o seguimos al sufrimiento. Es una decisión tan fácil como
escoger entre la vida y la muerte. Compañeros, espero que este
artículo contribuya efectivamente a esclarecer un poco más, cual es
el enemigo fundamental de nuestra recuperación y como combatirlo.
Carlos Franco.

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