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08/11/09
Poco después de sacarnos esta foto comenzó una fuerte tormenta con agua y
viento, lo cual corroboraba la comunicación del Departamento de Interior del
Gobierno Vasco que había elevado la alerta en la costa vasca del naranja al
rojo, que indica riego extremo, debido a la previsión de fuertes vientos con
rachas de muy fuertes y en la mar se esperaba olas de más de siete metros de
altura.
Estas dos fotos de la bahía sacadas el 29 de septiembre y el 8 de noviembre
reflejan perfectamente el tiempo que tuvimos cuando organizamos la salida y
cuando realizamos el grupo. En cualquier caso el lugar es precioso, tanto con
espléndido tiempo como un fuerte temporal.
Durante esa mañana un embravecido Cantábrico superó los pronósticos y
sacudió la costa con olas de más de 9 metros de altura. Las precipitaciones
superaron los 80 litros por metro cuadrado y se registraron rachas de viento de
hasta 127 kilómetros / hora. Así las cosas algunos se quedaron en el autobús.
Habíamos elegido esta excursión porque desde Bidart hasta Hendaia hay un
camino por todo el litoral, perfectamente marcado con señales que pone
“Littoral”, que resulta muy atractivo. Nosotros teníamos previsto seguir dichas
señales hasta llegar al castillo de Abbadia, cerca de la playa de Hendaia. A
partir de ahí seguiríamos otros caminos que nos acercarían a la playa de
Hendaia, tal como se describe posteriormente.
Cerca del puente que une ambas poblaciones, pasamos delante del Convento
de los Retirados, uno de los primeros en utilizar la lengua vasca en sus misas,
cantos y catecismos. Continuamos nuestra travesía por el Muelle de Ravel,
cuyo nombre procede de la casa nº 12, la natal del famoso compositor Maurice
Ravel, que se reconoce rápidamente, ya que es la única de estilo flamenco
entre las coloristas fachadas lapurtarras.
A la salida de Ziburu continuamos por un paseo pegado al mar y paralelo a la
carretera. Pronto descendimos por unas escaleras a la parte inferior, junto a las
rocas que eran azotadas por el mar. Pasamos delante de la “Estación de
interpretación de Quai de la Nivelle”, que es otra de las estaciones del Sendero
Littoral, en este caso la que tenía unos paneles sobre el muelle de La Nivelle, la
bahía y su historia. Desgraciadamente estaban destrozados.
Nos encontramos en ese lugar con muchas algas arrojadas por el mar a la
costa. Después del secado se venden para la fabricación de gelatinas y
productos de cosmética. Volvimos a salir subiendo unas escaleras hasta la
carretera y siguiendo por la acera nos acercamos a Sokoa, pasando el puente
sobre el río Untxin.
El parque es un importante
observatorio de aves migratorias,
como el milano real, el cernícalo ceniciento, la avutarda y el chorlito, además
de las diversas aves marinas como cormoranes y las variedades de gaviotas.
En el centro del Parque, y con traza entre fortaleza medieval, Castillo del Loira
y palacio ingles, se yergue en lo más alto el Château d’Abbadie. El Castillo
d’Abbadie fue mandado construir por Antonie d’Abbadie (1810-1897), nacido en
Dublín de madre irlandesa y padre vasco. Apasionado de la geografía,
astronomía y las culturas orientales, fue renombrado científico, explorador y
euskaltzale.
Creador del lema Zazpiak Bat (7=1) que hace referencia a los siete territorios
históricos vascos unidos en uno. Este lema ha sido recogido posteriormente
por el nacionalismo. Fue el promotor de las fiestas euskaras (Euskal Jaiak)
celebradas por primera vez en Urrugne en 1853.
3h05’ Alcanzamos el caserío
Larretxea o Maison de la Lande,
que se encuentra a la entrada del
parque viniendo desde Hendaia, y
está habilitado como centro de
recepción y pequeño museo. Dejamos
a la izquierda este caserío, girando
nosotros a la derecha por un camino
que baja hasta un aparcamiento. Del
fondo del aparcamiento baja una pista
asfaltada que nos llevó directamente
a la playa Ondarraitz de Hendaia,
dejando a nuestra izquierda el
Hospital Marino de Hendaya.
Como la comida estaba programada para las 15:00 tuvimos tiempo para dar un
pequeño paseo por su Casco Histórico que tiene un gran interés histórico-
artístico y está rodeado de gruesas murallas, algunas todavía en pie. La pena
es que desde hace meses están con unas importantes obras, lo que dificulta el
paseo.
La comida la realizamos en el Batzoki de Hondarribia donde fuimos atendidos,
como en alguna ocasión anterior, perfectamente.
Tras pasar por San Juan de Luz y Ziburu llegamos a Sokoa desde donde nos
dirigimos hasta su faro viejo, donde en la parte posterior comienza un sendero
estrecho cerca del acantilado. Fue aquí donde el viento pegaba muy fuerte y
tuvimos que hacer un tramo agarrados a un cable junto al acantilado. Este
tramo fue un poco peligroso. Pasado este trozo y viendo que el viento no
cesaba, se decidió parar y consensuar con la gente si se continuaba o no. Me
gustó mucho que se pudiera decidir si seguir o no, porque había opiniones para
todos los gustos.