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Las Nuevas Tecnologías han venido a favorecer un profundo debate sobre las
especiales características de nuestra sociedad y sobre los cambios acelerados
que se están produciendo, ayudando a reconceptualizar tanto el papel de la
Escuela en la Sociedad de la Información y de la Comunicación como el de las
Nuevas Tecnologías y su relación con la Educación. Mucho se ha escrito
acerca de las nuevas funcionalidades de la Educación, pero poco se ha
abordado en torno a la brecha de las generaciones incluidas en las
transformaciones socioculturales del nuevo siglo y los peligros de la Sociedad
del Conocimiento.
En este entendido, ya resulta un lugar común sostener que vivimos un proceso
muy profundo de transformación acelerada, carente de equidad. En cuya
centralidad, el nudo crítico esta dada en la adquisición del conocimiento y su
conformación en la nueva estructura social. En efecto, el conocimiento y la
información se han convertido en la plataforma principal de los procesos
productivos.
Sin embargo Tedesco determina un enfoque y supone aceptar que “la
educación no es solo escolarización” Concretamente, se intenta analizar las
consecuencias más importantes de estos cambios sobre la educación, así
como los problemas que la educación debe enfrentar, desde lo institucional y
desde lo pedagógico,
Cabe puntualizar que la esuela es y seguirá siendo el principal instrumento
de la educación ya que se concibe como un ámbito de acción socializadora
cuyas orientaciones son definidas pública y políticamente. Si bien hay que
reconocer que las formas procedentes de organización social se apoyan en el
uso intensivo del conocimiento y de las variables culturales, las cuales se
producen y distribuyen en los conocimientos y los valores culturales
(instituciones educativas, educadores en general) ocuparán un lugar central.
Una formación de profesores que los prepare para enfrentar los nuevos
desafíos de nuestros sistemas educativos aparece como el factor clave para
hablar de calidad de la educación. Por eso fracasan todos los intentos de
cambio que no tienen en cuenta la cultura profesional, las opiniones y las
condiciones de trabajo de los profesores; ya que ellos y las instituciones
escolares tienen sus propias tradiciones y estructuras de trabajo, que
dependen de personas con una determinada sensibilidad, con una determinada
historia personal y una específica concepción de la enseñanza, que se ha
formado en un determinado contexto histórico. El estudio de los contextos
históricos se convierte, por tanto, en uno de los elementos necesarios para
entender el estado del sistema educativo.
Por ello al retomar esta pequeña evidencia que nos invade en nuestra
actualidad en lo personal considero que las TIC abren, sin duda, por sus
propias características, nuevas posibilidades de innovación y mejora de los
procesos formales de enseñanza y aprendizaje, pero la mera incorporación de
herramientas tecnológicas a las prácticas educativas no garantiza en modo
alguno que esa mejora se produzca realmente. De hecho, existen indicios de
que lo que ocurre, al menos en determinadas ocasiones, es exactamente lo
contrario: que la introducción de las TIC en las prácticas educativas sirve más
para reforzar los modelos dominantes y ya establecidos de enseñanza y
aprendizaje que para modificarlos
Referencias Bibliográficas.