E L SECTOR DEL GAS Y EL ELÉCTRICO

TRAS LA C UMBRE DE K IOTO

n el anterior número de EL INSTALADOR

E incluíamos tres artículos escritos sobre la

base de las ponencias presentadas en una
interesante jornada sobre la Cumbre de Kioto que
organizaron conjuntamente el Club Español de la
Energía y el Club Español del Petróleo.

En aquellos artículos se hacía un repaso general a

los resultados de la cumbre y a su posible
incidencia en los diferentes países que han
suscrito el acuerdo, por supuesto, también en
España.

Vamos ahora a ofrecer dos nuevos artículos

surgidos de las ponencias pronunciadas ante este
foro y en los que trata de analizarse la incidencia
de las resoluciones aprobadas en Kioto en dos
sectores de vital importancia para los países
desarrollados, el del gas y el elécrico.

Los dos han sido escritos por destacados

expertos. En primer lugar, les ofrecemos el
referido al sector del gas, cuyo autor es José
María Egea Kraüel, Director de Planificación y
Estudios de Gas Natural. El que habla del sector
eléctrico, por su parte, es obra de Antonio Durán
López, Director Adjunto de Medio Ambiente de
Endesa.

Con estos dos textos completamos un poco más la

información que hemos ofrecido sobre la Cumbre
de Kioto, un acontecimiento de gran importancia
para el futuro, pues las decisiones que allí se
tomaron afectarán tanto a nuestra vida diaria
como al desarrollo de toda la humanidad.
25
 SECTORES ENERGÉTICOS Y CAMBIO
EL GAS NATURAL
INTRODUCCIÓN
La creciente preocupación por
la conservación del medio
ambiente y en particular por
el cambio climático, está lle-
vando a Gobiernos, Organis-
mos e Instituciones de todo el
mundo, a la búsqueda de so-
luciones capaces de corregir
este efecto.
Los sectores energéticos cons-
tituyen, una de las fuentes
contribuyentes del efecto in-
vernadero y estarán directa-
mente implicados en la ins-
trumentación de políticas y
medidas orientadas a la me-
jora del medio ambiente.
El gas natural pertenece a es-
tos sectores, y si bien puede
considerarse una energía de
uso noble, la industria del gas
posee una concienciación cla-
ra de la necesidad de ser ex-
tremadamente cuidadosos
con su utilización y de conti-
nuar trabajando por una con-
tribución a la mejora del me-
dio ambiente, cada vez más
positiva.
Se describen en este artículo
los elementos contaminantes
que afectan más directamente
al cambio climático, analizan-
do posteriormente la contri-
bución del gas natural a di-
chos elementos en compara-
ción con otros combustibles
fósiles. A continuación se ex-
ponen las mejoras medioam-
bientales que podrían produ-
cirse con la introducción del
gas natural en nuevas aplica-
ciones y en mercados en los
que el gas natural no ha al-
canzado su pleno desarrollo.
Finalmente se concluye pre-
sentando la posición que la in-
dustria europea del gas ha ex-
presado en la cumbre del cam-
26
Director Planificación y Estudios Grupo GAS NATURAL
bio climático que recientemen-
te ha tenido lugar en Kioto.
ELEMENTOS
CAUSANTES DEL
CAMBIO CLIMÁTICO
El efecto cambio climático ha
pasado a ocupar el primer ele-
mento de preocupación me-
dioambiental, por delante de
otros efectos como el de las
lluvias ácidas.
Los gases que provocan este
efecto y que han sido objeto
de reducción en el protocolo
a ratificar en la cumbre de Kio-
to, pueden clasificarse en dos
categorías:
• los llamados «gases inver-
nadero naturales», dióxido
de carbono (CO2), metano
(CH4) y el óxido nitroso
(N2O) y
• los llamados «gases inver-
nadero industriales», hidro-
fluocarbonos (HFCs), per-
fluocarbonos (PFCs) y he-
xafluoruros de azufre (SF6).
De ellos, solo los gases inver-
nadero naturales tienen rela-
ción con el consumo energé-
tico y son por lo tanto a los
que se refiere este artículo.
EL GAS NA TURAL
EN LA PRODUCCIÓN DE
«GASES INVERNADERO»
Se analiza en este apartado la
importancia de cada uno de
los gases en el cambio climá-
tico, el origen de ellos y la con-
tribución del gas natural a su
emisión.
Conviene iniciar este punto,
indicando que el gas natural
CLIMÁTICO :
Por José M.ª EGEA
puede considerarse como una
energía noble, «respetuosa»
con el medio ambiente, debi-
do fundamentalmente a la
composición química de su
molécula (menor relación C/H)
y el estado físico en el que se
encuentra. Ambos factores
permiten al gas natural, res-
pecto de otros combustibles
fósiles :
• una combustión más efi-
ciente,
• un control de la combustión
más sencillo
• y una menor emisión de
CO2 por unidad energética
generada.
Pasemos a repasar cada uno
de los componentes causan-
tes del cambio climático.
Metano (CH 4 )
Cuantificar las emisiones de
metano es un asunto difícil,
existiendo importantes incer-
tidumbres sobre la contribu-
ción de los distintos agentes
a la producción de este ele-
mento.
Se estima que un 30% tiene
su origen en causas naturales
y un 70% es originado por el
hombre. Dentro de las causas
antropogénicas, el metano ge-
nerado por el cultivo del arroz
o por el ganado (51%), es mu-
cho más significativo que el
producido por los hidrocar-
buros (19%. (Fig. 1).
El gas natural es una energía
cuyo principal componente es
el metano (80-95%) produ-
ciéndose su emisión en los es-
labones de la cadena que me-
dian desde la producción has-
ta la combustión.

51%
50%
30%
25%
19%
0%
Causas Arroz- Combusti-
naturales Ganadería bles fósiles
Antropogénico
Figura 1. Origen de las emisiones
de Metano (CH4).
Daremos un rápido repaso a
las diversas actividades que
intervienen hasta la llegada al
usuario final para su consu-
mo.
En el proceso de extracción ,
el gas se encuentra solo o aso-
ciado al petróleo. En el primer
caso el gas se recoge a través
de una planta de tratamiento
y se inyecta directamente en
la red sin posibilidad de esca-
pes a la atmósfera. En el caso
de encontrarse asociado al pe-
tróleo el gas se reinyecta en la
mayor parte de los casos y en
los menos se quema en la an-
torcha produciendo CO2 y evi-
tando la emisión de CH4.
El gas extraído se transpor -
ta por grandes gasoductos
(un 77% de la demanda) o
bien a través de barcos meta-
neros (23% de la demanda)
hasta llegar al lugar de con-
sumo. Es en el transporte por
gasoducto donde se producen
las emisiones de CH4 por fu-
gas que fundamentalmente
proceden de gasoductos anti-
guos ubicados en la Europa
Oriental. En cuanto al trans-
porte marítimo, en el que el
gas se mantiene licuado, se
producen los autoconsumos
necesarios para mantener la
carga a la temperatura de li-
cuación, pero no se producen
emisiones de CH4 a la atmós-
fera.
A continuación del transpor-
te, el gas se introduce en las
redes de distribución para su
entrega al usuario final. En es-
ta actividad pueden originar-
se pérdidas de metano, en
función del estado de la red y
de la presión de suministro.
Por último hay que añadir la
pequeña emisión de gas que
se produce en el período de
tiempo que media entre la
apertura de la válvula y la ig-
nición del gas, en el momen-
to de su utilización.
Se puede concluir indicando
que las emisiones de metano
en la cadena de gas proceden
fundamentalmente de las ac-
tividades de transporte y dis-
tribución. Consciente de ello,
la industria del gas ha mos-
trado una constante preocu-
pación por la eliminación de
estas pérdidas, por razones
medioambientales, de segu-
ridad y de eficiencia energéti-
ca.
A escala mundial las fugas de
gas natural se estiman en un
1,1% del gas consumido, pro-
cediendo la mayor parte de
estas emisiones de sistemas
antiguos que trabajan a baja
presión. Los nuevos sistemas
de transporte y distribución
mucho mejor operados y
mantenidos, presentan nive-
les de fugas muy inferiores a
los descritos, estimándose pa-
ra EEUU y países de la UE
unos porcentajes de mermas
que oscilan entre el 0,05 y el
0,66%.
Dióxido de carbono (CO 2 )
Las emisiones de CO2 pueden
cuantificarse de forma más
precisa que las de metano. Se
estima que el 96% del CO2
procede de fuentes naturales
y tan solo el 4% restante es
causado por el hombre. Las
emisiones de origen antropo-
génico, tienen en la combus-
tión al principal contribuyen-
te. A su vez, el CO2 es dentro
de los gases que contribuyen
al efecto invernadero, el que
se emite en mayor cuantía,
con una proporción del 65%
(CO2), un 19% para el CH4, un
10% para los clorofluocarbo-
nos y el 6% restante para el
N2O.
Ya se ha indicado que la com-
bustión de gas natural produ-
ce menos CO2 que la de otros
combustibles por la mayor
eficiencia y menor contenido
en carbono. Además, la recu-
peración del calor residual
procedente de los gases de
combustión es más sencilla
en el caso del gas natural de-
bido a la ausencia de elemen-
tos contaminantes en los ga-
ses de combustión que po-
drían resultar nocivos para las
instalaciones. Por todo ello, la
eficiencia del gas natural es
superior a la de otros produc-
tos energéticos y en conse-
cuencia, conduce a una me-
nor emisión de CO2 por uni-
dad generada.
En la figura 2 podemos afir-
mar que el gas produce por
unidad energética, un:
• 40% menos de CO2 que el
carbón
• 25% menos que el fuelóleo
y el gasóleo
100% 96%
75%
50%
25%
4%
0%
Causas Antropo-
naturales génico
Emisiones por tipo de combustible
Kg/Gj
102
100
75
56
50
0
Carbón Petróleo Gas
Figura 2. Origen de las emisiones
de Dióxido de carbono (CO2).
27
Oxido Nitroso (N 2 O)
Es uno de los gases menos
estudiados del efecto inver-
nadero y existen ciertas difi-
cultades para el conocimien-
to de sus emisiones. A escala
mundial, la mayor causa de
origen antropogénico es la
agricultura, procediendo las
emisiones de N2O del uso de
los fertilizantes (Fig. 3).
61%
50%
39%
25%
0%
Causas Antropogénico
naturales
Figura 3. Origen de las Emisiones
de Óxido Nitroso (N2O).
En Estados Unidos, la mayor
aportación procede del sector
energético. Dentro de este, la
mayor parte procede de la
combustión de los vehículos
a motor (88%), siendo prácti-
camente despreciable la emi-
sión de óxido nitroso proce-
dente de sistemas de com-
bustión estacionarios que
utilizan carbón o gas natural.
Emisiones de CO 2 1.000
equivalentes
La comparación de emisión
de gases causantes del efecto
invernadero, suele realizarse
considerando la totalidad de
gases emitidos (Fig. 4).
Es sabido que las emisiones
de metano y óxido nitroso tie-
nen un mayor efecto inverna-
dero que las ocasionadas por
el dióxido de carbono. Su po-
tencial de calentamiento glo-
bal con respecto al CO2 es de
21 y 310 veces respectiva-
mente. Se pueden por lo tan-
to estimar las emisiones de
28
CO2 equivalentes, conside-
rando las emisiones de todos
los gases invernadero.
La comparación en términos
equivalentes se refleja en la
gráfica 4 en la que se muestra
que con el nivel de fugas ac-
tuales (en torno al 1,1%) la
emisión equivalente de CO2 es
muy inferior en el caso del gas
natural en comparación con
el resto de combustibles fósi-
les.
CONTRIBUCIÓN DEL
GAS NATURAL A LA
MEJORA DEL MEDIO
AMBIENTE
Es claro que el gas natural,
por sus particulares caracte-
rísticas, puede colaborar de
forma decisiva en la reducción
de emisión de gases conta-
minantes.
Son varios los mercados y
aplicaciones en los que el gas,
a pesar de sus mejores cuali-
dades medioambientales, no
se encuentra suficientemente
introducido.
Generación eléctrica
y cogeneración
La generación eléctrica es una
de las principales fuentes con-
sumidoras de combustibles
CO2 equivalente g/kwh
800
600
400
200 → % fugas a nivel mundial (1,1% s/demanda de gas natural)
0 % fugas C
0 2 4 6
Carbón
Eficiencias energéticas consideradas: Carbón 46%; Petróleo 50%; Gas Natural 58%
Figura 4. Punto equilibrio Gas Natural otros combustibles en la emisión de CO2
equivalente.
fósiles y lo va a continuar sien-
do a medio plazo. El gas na-
tural para ser utilizado en los
ciclos combinados, se confi-
gura como energía clave, por
la alta eficiencia y las ventajas
que representa en el aspecto
medioambiental.
En estos procesos con eficien-
cias superiores al 55% y con
la utilización de un combusti-
ble con menor contenido de
carbono, se posibilitan emi-
siones de CO2 por kWh gene-
rado, un 50% inferiores a las
conseguidas utilizando el car-
bón en tecnologías conven-
cionales.
La utilización de la cogenera-
ción en procesos industriales,
en la que se alcanzan eficien-
cias globales (térmica-eléc-
trica) del orden del 85%, con-
tribuye también de forma sig-
nificativa a la reducción de
los elementos contaminan-
tes.
Automoción
El transporte ha sido el sector
de mayor crecimiento de la
demanda a lo largo de los úl-
timos 20 años. Con una cuota
del 30% del total de la energía
final, puede considerarse res-
ponsable de un 22% del CO2
producido por los combusti-
8 10 12 14 16 18 20
Petróleo Gas Natural
bles fósiles y es el causante de
un 60-90% de la contamina-
ción originada en las áreas ur-
banas.
Las perspectivas de creci-
miento de este sector conti-
núan siendo elevadas y el
Consejo Mundial de la Ener-
gía en las conclusiones del
grupo de trabajo «Future
Transport Energy Demand»
para el año 2020, presenta al
gas natural como la alterna-
tiva de transporte tecnológi-
camente mas madura y de
mayor abundancia. Las cua-
lidades medioambientales
del gas natural, se señalan
como una de las principales
razones de esta elección, con
unas emisiones de CO2 infe-
riores en un 25% a los de la
gasolina y un 10% inferior al
gasóleo. A su vez las emisio-
nes de CO y NO x de los ve-
hículos a gas natural, son
también significativamente
más bajas que las producidas
por motores a gasolina y ga-
sóleo.
El mercado del gas natural en
automoción a día de hoy
abarca a un millón de ve-
hículos a gas natural en el
mundo, lo que representa un
0,1% del parque de automo-
ción. Países como Argentina
e Italia presentan cifras sig-
nificativas, estando produ-
ciéndose fuertes crecimien-
tos en ellos.
La participación del gas na-
tural a mayor escala en este
sector, representaría una im-
portante contribución a la fu-
tura reducción de emisiones
de gases contaminantes, por
la menor producción de CO2.
Alcanzar una penetración a
escala mundial de un 1% en
este mercado, posibilitaría un
incremento de 12 bcm de
gas, equivalentes a la de-
manda actual de gas natural
en España.
Otras aplicaciones
Además de los mercados
descritos, la industria del gas
“La industria
europea del gas
viene trabajando
desde hace tiempo
en la mejora del
medio ambiente”
continúa investigando en el
desarrollo de nuevas aplica-
ciones como el aire acondi-
cionado, frío industrial y pro-
cesos industriales de mejora
de la eficiencia, con el fin de
alcanzar una mayor cuota de
mercado, que por las razones
ya expuestas, conduciría a
una reducción de las emisio-
nes de los gases inverna-
dero.
LA POSICIÓN
DE LA INDUSTRIA
EUROPEA DEL GAS
La industria europea del gas
asociada en torno a EURO-
GAS, viene trabajando desde
hace tiempo en la mejora del
medio ambiente y acepta el
actual consenso científico que
indica que existen cambios
en el clima, debidos en parte
a actividades humanas, des-
tacando el aumento de las
emisiones a la atmósfera de
los gases responsables del
cambio climático, ocasiona-
dos por los combustibles fó-
siles.
La industria del gas se une al
sentimiento generalizado de
continuar investigando el
complejo fenómeno del cam-
bio climático para llegar a
una base más sólida sobre la
que fundamentar las pro-
puestas de actuación y com-
parte la idea de iniciar actua-
ciones en paralelo con las in-
vestigaciones, como las
aprobadas en la cumbre de
Kioto en la que se han pro-
puesto para la U.E., reduc-
ciones de los gases inverna-
dero de un 8%, con respecto
al nivel de 1990.
En dicha cumbre, EUROGAS
ha propuesto además una se-
rie de medidas para la re-
ducción de las emisiones de
CO2, concretadas del si-
guiente modo:
• Sustitución de otros com-
bustibles fósiles por gas na-
tural en la generación de
electricidad y en otras apli-
caciones industriales.
• Promover la utilización del
gas natural como combus-
tible de automoción.
• Promover la utilización de
energías híbridas:
• — Gas - renovables
• — Gas - Carbón con tecno-
logías limpias.
• Continuar con la investiga-
ción y desarrollo de nuevas
aplicaciones del gas (refri-
geración y aire acondicio-
nado).
• Estimular la eficiencia ener-
gética.
• Estimular la transferencia
de tecnología a países en
vías de desarrollo.
• Minimizar las emisiones de
CH4 a lo largo de toda la ca-
dena.
CONCLUSIÓN
Para concluir se puede afir-
mar que el gas natural es una
energía respetuosa con el
medio ambiente, que pre-
senta claras ventajas en rela-
ción con otros combustibles
fósiles y que está llamado a
jugar un papel clave en las
políticas energéticas de todos
los países. Su aportación
puede resultar decisiva en la
consecución de un desarro-
llo tecnológico compatible
con una mejora de las condi-
ciones medioambientales.
29
 SECTORES ENERGÉTICOS Y CAMBIO CLIMÁTICO :
ELECTRICIDAD
Por Antonio DURÁN LÓPEZ
Grupo ENDESA. Dirección de Medio Ambiente y Calidad

GENERACIÓN seosos con estas caracterís- tos: dióxido de carbono, me-

ELÉCTRICA Y GASES
CON «EFECTO
INVERNADERO»
Hace poco más de un siglo,
concretamente en 1895, el quí-
mico y premio Novel sueco
Svante August Arrhenius pre-
sentó a la Real Academia Sue-
ca de Ciencias una memoria
relativa al efecto que podría
producir un aumento en las
concentraciones de dióxido de
carbono (CO2) atmosférico so-
bre la temperatura de la su-
perficie de la tierra. Hoy, la
eventual modificación del cli-
ma mundial inducida por la
acumulación en la atmósfera
de los denominados gases
con efecto in-
vernadero se
ha convertido
en una de las “Desde hace varias décadas se ha producido
principales pre- un aumento en la concentración de diversos
ocupaciones productos que desborda la capacidad de los
ambientales de
la humanidad. ciclos naturales para eliminarlos
Algunos de es-
tos gases, co-
mo el vapor de
agua o el dióxido de carbono,
contribuyen a través de su
efecto invernadero natural a
mantener la temperatura de
la tierra dentro de límites que
la hacen habitable. Sin em-
bargo, desde hace varias dé-
cadas se ha producido un au-
mento en la concentración de
diversos productos que des-
borda la capacidad de los ci-
clos naturales para eliminar-
los satisfactoriamente. Como
resultado, pueden modificar-
se las características radiati-
vas de la atmósfera alterando,
en último extremo, el balance
energético de la radiación re-
cibida del espacio exterior.
Los principales productos ga-
30
ticas son, además de los men-
cionados CO2 y vapor de
agua, el metano, el ozono y el
óxido nitroso —que pueden
ser de origen natural o antro-
pogénico— a los que han de
añadirse otros, como los clo-
rofuorcarbonos (CFC) hidro-
clorofluorcarbonos, perfluor-
carbonos o el hexafluoruro de
azufre (F6S) originados por ac-
tividades humanas. Tanto sus
concentraciones como su inci-
dencia sobre el balance ra-
diativo de la atmósfera (acti-
vidad radiante molecular) son
muy variables, pero, en cual-
quier caso, las actuales políti- ejercer un cierto impacto so-
cas ambientales preconizan
una reducción o al menos,
satisfactoriamente”
una estabilización, de sus emi- de vista de la producción de
siones para disminuir gra-
dualmente sus concentracio-
nes en la atmósfera.
Aun cuando existan serias du-
das en cuanto a la exacta na-
turaleza y la magnitud de los
eventuales efectos de un in-
cremento en la temperatura
global, la preocupación es de
tal grado que justifica la adop- emisiones. Sin embargo, des-
ción de medidas precautorias
prudentes.
En este sentido, la renciente
Cumbre de Kioto sobre el
Cambio Climático ha estable-
cido objetivos de reducción, a
nivel mundial, de las emisio-
nes de seis de estos produc-
tano, óxido nitroso (hasta los
niveles producidos en 1990),
perfluorcarbonos, hidrofluor-
carbonos y hexafluoruro de
azufre (referidos a 1995).
La generación de electricidad
juega un papel destacado,
aunque no exclusivo en la
producción de alguno de es-
tos gases de invernadero. La
electricidad en sí es una for-
ma esencialmente limpia de
la energía pero todos sus sis-
temas productores —inclui-
dos los basados en el uso de
energías renovables— pueden
bre el medio ambiente. En el
caso del cambio climático, el
Sector Eléctrico
contribuye de
forma significa-
tiva a las emi-
siones de CO2,
y en muy pe-
queña exten-
sión a las de
metano y óxido
nitroso.
Desde el punto
gases de invernadero, sobre
todo en el caso del CO2, cuan-
do se analiza el ciclo de vida
completo de los sistemas de
generación eléctrica (extrac-
ción del combustible, cons-
trucción de las instalaciones,
operación, desmantelamien-
to), todos ellos en alguna de
sus fases contribuyen a estas
de un punto de vista prácti-
co, la aportación realmente
significativa a las emisiones
de CO2 procede de las plan-
tas generadoras alimentadas
con combustibles fósiles (car-
bones, derivados líquidos de
petróleo, gas natural). Parti-
cularmente desfavorable re-
sulta la posición de los carbo-
nes.
Sin embargo, es un hecho
que más de un 60% de la
energía eléctrica mundial pro-
cede de combustibles fósiles
(en España, en 1997, un 47%
del total tuvo este origen) y en
el futuro continuarán siendo
un suministro básico en todos
los esquemas energéticos.
Por ello, los sistemas de ge-
neración de este tipo —y muy
particularmente los basados
en el carbón— seguirán so-
portando fuertes condicio-
nantes procedentes de su en-
torno, tanto desde un punto
de vista tecnológico (alta
eficiencia, bajas inversiones y
costes, reducción de emisio-
nes, alta operatividad, etc.) co-
mo por las exigencias del
mercado (demanda de elec-
tricidad y calor, requerimien-
tos legales y ambientales, cos-
tes de la energía primaria,
contestación social, etc.).
Esto hace que el Sector Ener-
gético en general y el Eléctri-
co en particular vengan desa-
rrollando acciones de mejora
en todos estos campos. El
control de los gases de inver-
nadero no constituye una ex-
cepción. El entorno liberaliza-
dor posiblemente añadirá un
desafío adicional.
SITUACIÓN DEL SECTOR
ELÉCTRICO ESP AÑOL
Como se ha mencionado, la
principal contribución de las
centrales térmicas alimenta-
das con combustibles fósicles
a la emisión de gases de efec-
to invernadero es la del CO2.
Las emisiones de metano
(CH4), normalmente fugas de
combustibles gasesosos, y de
óxido nitroso (N2O) (sólo se
genera en mínimas cantida-
des) no son de gran significa-
do en comparación con otras
fuentes naturales e industria-
les.
Los balances existentes (me-
todologías CORINE e IPCC)
La energía eólica se está configurando como una eficaz alternativa de generación
no contaminante.
dan cifras algo diferentes de-
pendiendo del procedimiento
de cómputo. De acuerdo con
el sistema recomendado por
el IPCC (no incluye la bioma-
sa quemada para obtener
energía, la agricultra, ni los re-
siduos en el cálculo del CO2),
en 1993 se produjeron en Es-
paña unas emisiones globa-
les de 226.200 kt de CO2, 2.300
kt de CH4 y 87 de N2O.
En ese mismo año, el Sector
Eléctrico español emitió un to-
tal de 64.143 kt de CO2 de las
que 60.180 correspondieron a
centrales térmicas de carbón
y 3.963 a plantas de fuel-
oíl/gas. Esto representa un
28,3% de las emisiones an-
tropogénitas de CO2 españo-
las.
A título informativo puede
mencionarse que en los últi-
mos años las emisiones de
CO2 del sector eléctrico han
oscilado entre las 55.130 kt de
1996 y las 68.800 kt de 1995.
Como término de referencia
dentro del marco mundial, las
emisiones globales de CO2
(1990) se encuentran en tor-
no a 22.500 millones de to-
neladas. Por tanto, la aporta-
ción española representa un
1% de la mundial y la del Sec-
tor Eléctrico algo menos del
0,3%.
En cuanto a las emisiones de
CH4 y de N2O, el inventario
CORINE de 1993 atribuye al
Sector Eléctrico el 4,7% y el
0,3%, respectivamente de las
emisiones españolas totales.
OPCIONES
TECNOLÓGICAS
PARA LA REDUCCIÓN/
EST ABILIZACIÓN DE LAS
EMISIONES DE DIÓXIDO
DE CARBONO
Aun cuando, las contribucio-
nes españolas en general y las
del Sector Eléctrico en par-
ticular a las emisiones globa-
les de estos gases son relati-
vamente reducidas, es un he-
cho reconocido de forma
general que cualquier estra-
tegia para abordar la mitiga-
ción de este problema ha de
tener carácter mundial y cola-
borativo. De ahí los esfuerzos
planteados por la Administra-
ción española. El Plan Ener-
gético Nacional de 1995-2000
incluía la consideración de es-
te objetivo tanto en la política
de combustibles como en la
de aplicaciones tecnológicas.
De todas formas, la puesta en
práctica del Protocolo de Kio-
to planteará la adopción de
nuevas estrategias y la revi-
sión de las ya consideradas.
Sin embargo, las soluciones
no son fáciles, en muchos ca-
sos implica costes prohibiti-
vos y sus resultados sólo se
apreciarán a largo plazo. Co-
mo señalaba la Conferencia
Mundial de la Energía en
1992, «no cabe duda de que
la confluencia de una pobla-
ción mundial creciente, el au-
31
mento en la demanda de
energía y las exigencias am-
bientales representarán un
enorme reto para el mundo y
sus habitantes a lo largo de
las próximas décadas».
Por todo ello, no es sorpren-
dente que se dediquen consi-
derables esfuerzos a la bús-
queda de soluciones de un
problema todavía rodeado de
serias incertidumbres. Preci-
samente, debido a esta cir-
cunstancia, existe un consen-
so prácticamente general en
la aplicación —en una prime-
ra aproximación— de accio-
nes preventivas que, inde-
pendientemente del grado de
realismo del calentamiento
global y de sus posibles efec-
tos, contribuyan económica y
ambientalmente a la mejora
de los procesos de generación
(políticas de «minimum re-
gret»). Un ejemplo de ellas es
el aumento de la eficiencia
energética.
A primera vista se presenta un
variado abanico de opciones.
Sin embargo, tanto su viabili-
dad técnica y económica co-
mo su efectividad varían en-
tre amplios márgenes. Cuan-
do a esta situación se le añade
el factor «tiempo» con carác-
ter prioritario, las opciones se
reducen notablemente.
Aunque son objeto de preo-
cupación todos los gases con
efecto invernadero, en el caso
de la industria eléctrica los
mayores esfuerzos se orien-
tan hacia la reducción de las
emisiones de dióxido de car-
bono. A continuación se revi-
sarán brevemente las princi-
pales líneas de actuación.
En principio, pueden alcan-
zarse reducciones en las emi-
siones globales de dióxido de
carbono por actuaciones tan-
to sobre la oferta (producción,
suministro), como sobre la de-
manda (utilización, consumo).
En ambos casos pueden ob-
tenerse resultados significati-
vos.
Desde el punto de vista de la
32
“Pueden alcanzarse
reducciones en las
emisiones globales
de dióxido de
carbono por
actuaciones tanto
sobre la oferta como
sobre la demanda”
producción eléctrica se pre-
sentan cuatro líneas posibles:
• Sustitución del combustible
por otro de menor emisión
específica de CO2.
• Aumento de la eficiencia de
las plantas generadoras.
• Incremento en el uso de tec-
nologías no emisoras de
CO2.
• Captación del CO2 en los ci-
clos del combustible y eli-
minación o utilización.
a) Sustitución de los com -
bustibles.
Cuanto mayor es la relación
hidrógeno/carbono (H/C) en el
combustible, tanto menores
serán sus emisiones específi-
cas de CO2 (en este sentido, el
hidrógeno constituiría el ex-
tremo ideal de la escala). En
términos meramente divul-
gativos la relación entre las
cantidades de CO2 producidas
por unidad térmica (energía)
de carbón, petróleo y gas na-
tural es 5: 4: 3; en otras pala-
bras, el gas natural genera ca-
si dos veces más electricidad
por unidad de CO2 emitido
que el carbón. En este sentido
no hay duda de que el gas na-
tural es el combustible fósil
más satisfactorio (no pueden
olvidarse tampoco otras ven-
tajas asociadas a sus muchos
menores emisiones de otros
contaminantes).
De todos modos, aunque a
medio plazo no existe riesgo
de desabastecimiento de com-
bustibles fósiles, el carbón es,
con mucho, el que presenta
mayores reservas. De acuer-
do con datos de la Statiscal
Review (World Energy 1997)
de la British Petroleum Co., la
relación reservas/producción
—que para un consumo man-
tenido igual al de 1996, repre-
senta la duración en años de
las primeras— es de 224 para
el carbón, 42 para el petróleo
y 62 para el gas natural. En
consecuencia, no podrá aban-
donarse la consideración de
ningún tipo de combustible
fósil en las futuras políticas
energéticas.
También en este marco debe
tener lugar el análisis del po-
tencial futuro del hidrógeno.
b) Aumento de la eficiencia
de las plantas generadoras
El aumento en la eficiencia en
la generación eléctrica —que,
en último extremo se traduce
en una reducción del consu-
mo de materias primas o de
energía por unidad de energía
eléctrica generada— implica
una disminución en la emi-
sión específica (g/kWh) de CO2
(y naturalmente de cualquier
contaminante) y en conse-
cuencia en la emisión total.
En términos muy generales,
un aumento del 1% en el ren-
dimiento global de una insta-
lación, reduce entre un 2 y un
3% la emisión de CO2.
Como ejemplo de la efectivi-
dad de esta acción, puede
mencionarse que en los últi-
mos años ENDESA ha reduci-
do el consumo específico glo-
bal medio de sus centrales tér-
micas de carbón de 2.790
kcal/kWh neto a 2.650; con
ello, las emisiones específicas
de CO2 pasaron de 1,063
kg/kWh neto a 1,010, es decir,
disminuyeron un 5%.
Este aumento de la eficiencia
puede alcanzarse por la apli-
cación de nuevas o más ava-
zadas tecnologías de genera-
ción eléctrica o por mejora de
la operación en centrales tér-
micas existentes. Obviamen-
te, en este último caso los re-
sultados pueden ser más mo-
destos, pero, aún así, signifi-
cativos.
Entre las tecnologías para una
combustión más limpia y efi-
ciente de los combustibles fó-
sibles pueden mencionarse,
en primer lugar las centrales
de ciclo combinado (turbina
de gas/turbina de vapor) utili-
zando gas natural. A la menor
emisión debida a la naturale-
za del combustible se une una
mayor eficiencia energética
del proceso de generación.
Constituyen una ocpción de-
sarrollada comercialmente y
de clara efectividad ante las
emisiones de CO2, que se in-
crementará con el desarrollo
de turbinas de gas más avan-
zadas.
En esta línea, la gasificación
del carbón integrado en un ci -
clo combinado, con un rendi-
miento energético superior al
de una central térmica de ci-
clo convencional, puede cons-
tituir una alternativa de futu-
ro para el empleo de estos
combustibles sólidos. El Pro-
yecto ELCOGAS, actualmen-
te en pruebas de utilización
del carbón, constituye una de-
mostración a escala comercial
de las capacidades del siste-
ma.
La combustion en lecho flui -
dizado no presenta de por sí
y en principio una alta capaci-
dad de reducción de emisio-
nes de CO2. No obstante, en
su variante presurizada, su
mayor rendimiento energéti-
co puede conducir a emisio-
nes específicas inferiores a las
de plantas térmicas conven-
cionales.
Como es sabido, la eficiencia
global de las plantas térmicas
es indudablemente baja y una
alta proporción de la energía
del combustible se dispersa
en el medio ambiente en for-
ma de calor «degradado». La
cogeneración, esto es la pro-
ducción simultánea de ener-
gía eléctrica y calor (para usos
industriales o domésticos) im-
plica un aprovechamiento
avanzado del combustible y,
en consecuencia, una menor
emisión específica de CO2 por
unidad de energía aprove-
chada. Los programas de la
Unión Europea consideran
esa tecnología con atención
creciente.
En las centrales térmicas de
diseño convencional, pueden
obtenerse reducciones, en la
emisión de CO2 a través de la
aplicación de ciclos de vapor
más avanzado, mejora del ci-
clo del combustible, o actua-
ciones en diferentes etapas
del proceso (condiciones del
vapor y de los sistemas de
combustión, mejora del inter-
cambio térmico en la caldera,
optimización de las tubinas de
vapor, etc.) que, en último ex-
tremo, representan un au-
mento en la eficiencia o en el
ahorro de materias primas.
“El gas natural es el
combustible fósil
más satisfactorio”
En este punto puede hacerse
referencia a la producción
eléctrica o a la cogeneración
en plantas térmicas de com -
bustión de biomasa. El carác-
ter regenerable del combusti-
ble hace que el balance de
CO2 de la instalación resulte
casi neutro o, al menos, muy
favorable.
Por último, como opciones a
más largo plazo se presentan
la utilización de células o pilas
de combustible y, mucho más
lejanas, las tecnologías basa-
das en el hidrógeno y la mag -
netohidrodinámica.
c) Aplicación de tecnologías
no emisoras de CO2 (ciclos
exentos de carbono
En este campo las principales
opciones se incluyen en dos
alternativas básicas: el empleo
de la energía nuclear y el uso
de energías renovables.
La generación de energía eléc-
trica en centrales nucleares es
una tecnología que ha alcan-
zado una relevante difusión
mundial. En 1996, el consumo
mundial de energía primaria
fue de 8.381 millones de tep;
de ellas, más de un 7%, en tér-
minos equivalentes, corres-
pondieron a energía eléctrica
de origen nuclear. En 1997, en
España el 33% de la produc-
ción eléctrica fue de este ori-
gen.
En la actualidad se trabaja ac-
tivamente en ese campo: de-
sarrollos normalizados con
características de seguridad
reforzadas, reactores avan-
zados, diseño de reactores
pasivos y, a más largo plazo,
reactores autorreguladores,
etc. Naturalmente, la tecno-
logía, con sistemas operati-
vos totalmente desarrollados
a escala industrial, supone
una operación exenta de CO2
pero ciertamente no puede
evitarse la profunda preocu-
pación social sobre sus ries-
gos potenciales y el proble-
ma de la eliminación de sus
residuos.
La otra alternativa se en-
cuentra en la aplicación de
energías renovables. El em-
pleo de la energía hidráulica
es una opción establecida fir-
memente y en muchos paí-
ses constituye un compo-
nente importante de sus es-
quemas energéticos. Así, en
España representa un 35,8%
de la potencia eléctrica total
instalada y en 1977 aportó el
20% de la electricidad produ-
cida.
En cuanto a otras formas de
energías renovables: eólica,
solar (fotovoltaica, térmica),
geotérmica, etc., su actual
contribución cuantitativa to-
davía es relativamente mo-
desta con un cierto papel
destacado de la eólica. Sin
embargo, aunque lenta, su
participación va creciendo y
las proyecciones futuras pre-
vén un porcentaje significa-
tivo dentro del cuadro gene-
ral de la producción. La bio-
33
masa, otra forma de energía
renovable, ya ha sido men-
cionada en el punto anterior.
d) Separación del CO2 en los
ciclos del combustible y eli -
minación/utilización
La captación del dióxido de
carbono contenido en gases
industriales constituye un pro-
ceso desarrollado técnica-
mente y que encuentra apli-
cación en la industria química
y del petróleo. Justo es reco-
nocer que, en la mayor parte
de los casos, su objetivo es la
eliminación de su presencia
en la cadena de producción y
su destino final suele ser la at-
mósfera.
Sin embargo, desde hace al-
gún tiempo viene estudián-
dose la aplicación de estos
procesos de separación a los
gases de combustión proce-
dentes de los combustibles fó-
siles (en general estos gases
contienen entre un 10 y un
15% en volumen CO2). Natu-
ralmente, esta eliminación ha-
brá de ir acompañada del al-
macenamiento confinado o la
utilización del CO2 separado
para evitar su incorporación a
la atmósfera.
Desde hace unos años, la
Agencia Internacional de la
Energía está desarrollando un
extenso programa de investi-
gación (IEA Greenhouse Gas
R + D Programme) que abor-
da todos los aspectos relacio-
nados con la separación, eli-
minación y utilización del CO2
producido en las centrales tér-
micas. Actualmente extiende
sus trabajos a otros gases con
efectos invernadero. La in-
vestigación ha ido precedida
por un análisis muy detallado
de algunos sistemas de ge-
neración eléctrica relevantes:
combustión de carbón pulve-
rizado con desulfuración de
los gases, ciclo combinado
con gas natural, gasificación
del carbón integrada en un ci-
clo combinado y combustión
de carbón en atmósfera de
oxígeno y CO2 reciclado (este
último no ha alcanzado apli-
cación comercial).
34
“Para alcanzar una mínima efectividad en la
reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero son imprescindibles acciones a
nivel global y la colaboración internacional”
Brevemente, los aspectos con-
templados por la investiga-
ción son:
— Captura del CO2 haciendo
uso de tecnologías muy di-
versas que han alcanzado
aplicación industrial en dis-
tinto grado:
— • Absorción: aminas, amo-
níaco, carbonato potási-
co, etc.
— • Adsorción: tamices mo-
leculares, zeolitas.
— • Tecnologías criogénicas.
— • Sistemas de membrana:
separación de gases, ab-
sorción.
— Eliminación o almacena -
miento del CO2. Se han es-
tudiado soluciones que po-
drían mantener confinado el
CO2 indefinidamente o du-
rante muy largos períodos.
— • Zonas profundas del
océano (hasta 3.000 m
de profundidad) con ca-
pacidad para almacenar
varios millones de Gt de
CO2 y tiempos de reten-
ción superiores a los
1.000 años.
— • Acuíferos profundos
(con capacidad estima-
da para 100 a 3.000 Gt
de carbono).
— • Yacimientos y pozos
agotados de gas o pe-
tróleo.
— • Depósitos de fábrica pa-
ra almacenamiento en
forma sólida.
— Utilización del CO2:
— • Procesos biológicos: cul-
tivo de microalgas, fija-
ción en biomasa vegetal.
— • Fijación de pozos natu-
rales: océano, fotosínte-
sis (plantas verdes).
— • Obtención de productos
químicos: urea, metanol,
carbonato de dimetilo,
polímeros, etc.
— • Aplicaciones industria-
les: recuperación de pe-
tróleo, refrigeración.
La simple enumeración ante-
rior pone de manifiesto las di-
ficultades asociadas a la eli-
minación directa del CO2. En
general, los procesos son
enormemente intensivos en
energía y el incremento de
costes en la generación eléc-
trica los hace económica-
mente prohibitivos. Incluso
existen preocupaciones rela-
tivas al impacto ecológico de
algunas opciones. Sin em-
bargo, es un hecho que cons-
tituyen posibilidades, aunque
sean remotas, y que en algu-
nos casos han encontrado
aplicaciones limitadas.
Juntamente con los aspectos
mencionados anteriormente,
relacionados con la fase de
producción de energía eléc-
trica, por parte de la deman -
da o de la utilización de la
electricidad también existen
posibilidades que contribuyen
a una mitigación de las emi-
siones de CO2. En relación con
el Sector Eléctrico estas ac-
ciones pueden aplicarse en la
utilización industrial, comer-
cial y doméstica de la electri-
cidad.
De forma breve, pueden men-
cionarse los programas de
gestión de la demanda, mi-
nimización de las pérdidas en
el transporte de la electricidad,
uso racional, en la utilización
de la energía, optimización del
consumo, desarrollo de equi-
pos eléctricos más eficientes,
reducción de pérdidas de
energía, sobre todo en siste-
mas de calefacción/refrigera-
ción, aplicaciones correctas de
los productos energéticos, etc.
Actuando sobre esta variada
sere de opciones, podrán
conseguirse sustanciales re-
ducciones indirectas de las
emisiones de CO2. Sin em-
bargo, como en muchos ca-
sos estas actuaciones están
fuera de la capacidad de ac-
ción de las empresas produc-
toras de electricidad, una vez
más ha de plantearse la co-
laboración entre todos los
agentes relacionados y el de-
sarrollo de programas de in-
formación a los usuarios.
NORMATIV A
E INSTRUMENTOS
ALTERNATIVOS
Hasta el momento no existe
ninguna normativa que regu-
le o limite las emisiones de
dióxido de carbono ni a nivel
nacional ni en la Unión Eu-
ropea. Sí, en cambio, se plan-
tean algunas acciones indi-
rectas encaminadas a alcanzar
una reducción de los niveles
de CO2. Tras el fallido intento
de implantar una Directiva re-
lativa al binomio energía/CO2,
se encuentra actualmente la
propuesta de Directiva de im-
posición de tasas sobre los
productos energéticos y sobre
la electricidad. En este senti-
do, algunos países de la Unión
Europea ya tienen implanta-
das tasas sobre productos
energéticos conteniendo car-
bono o sobre el CO2. Por ello,
al realizar un análisis sobre la
situación del Sector Eléctrico
ante el cambio climático no
pueden dejar de mencionarse
las posibles implicaciones de
una eventual normativa o de
instrumentos alternativos a la
misma.
Las políticas ambientales ac-
tuales contemplan cada vez
con mayor frecuencia la utili-
zación de alternativas a las exi-
gencias legales para alcanzar
niveles crecientes de protec-
ción ambiental. Aunque indu-
dablemente la legislación con-
tinuará siendo la columna ver-
tebral que garantice el cum-
plimiento de las políticas am-
bientales, se reconoce, con ca-
rácter general, que debe ser
suplementada con acuerdos
voluntarios o con instrumen-
tos basados en el mercado
(económicos).
En un panorama tan comple-
jo como es el planteado por la
reducción de gases con efec-
tos invernadero, no podrá ob-
viarse la posible efectividad
de estos instrumentos.
En el Sector Energético exis-
te actualmente una tendencia
hacia un mayor uso de éstos.
Se considera que más que la
implantación de nuevas tasas
o normas reguladoras es pre-
ferible que los gobiernos fa-
vorezcan o prioricen acciones
efectivas en costes y econó-
micamente beneficiosos ba-
sadas en compromisos vo-
luntarios o en autolimitacio-
nes. En esta línea se han
manifestado, por ejemplo, el
CECSO, EURELECTRIC, varias
productoras de electricidad
europeas y otros. Los princi-
pios de reparto de las res-
ponsabilidades y de implan-
tación conjunta de medidas
adoptadas con carácter inter-
nacional se plantean en pri-
mera línea de las actuaciones.
CONSIDERACIONES
FINALES
Indudablemente, el Sector
Eléctrico, y en él especial-
mente la generación con com-
bustibles fósiles, contribuye
de forma significativa a la emi-
sión de dióxido de carbono y
en proporciones muy reduci-
das a la de otros gases con
efecto invernadero. Sin em-
bargo, debido a que normal-
mente sus instalaciones son
de alta capacidad, hacen uso
de cantidades muy importan-
te de materias primas y con
gran frecuencia se encuentran
concentradas en unos pocos
emplazamientos, es frecuen-
te que ante la sociedad apa-
rezcan como emisores de CO2
prácticamente exclusivos o in-
dividualizados.
En una política general de re-
ducción de emisiones de CO2
indudablemente este Sector
ha de tener un cierto grado
de participación. En el mer-
cado tecnológico existen di-
versas alternativas de actua-
ción que varían ampliamen-
te en efectividad, viabilidad y
costes. Por ello, cualquier
eventual implantación debe-
rá ir precedida y justificada
por un estudio coste/benefi-
cio. En primera aproximación
deben contemplarse aquellas
acciones que, indepen-
dientemente del grado de
incidencia real del fenómeno
del cambio climático, impli-
quen beneficios o ventajas en
los sistemas productivos, al
tiempo que contribuyen a
una reducción de emisiones
de CO2 (actuaciones de «mi-
nimum regret»).
Aunque algunas medidas
pueden ser de aplicación a
corto o a medio plazo, mu-
chas actuaciones tecnológicas
avanzadas todavía requieren
estudios técnicos y econó-
micos que demuestren su via-
bilidad. En este sentido, ha-
brán de mantenerse e inten-
sificarse los esfuerzos de I + D.
Pero, en cualquier caso, las
actuaciones deberán enca-
jarse dentro de un marco de
«responsabilidad comparti-
da». Reiteradamente viene
señalándose que para alcan-
zar una mínima efectividad
en la reducción de las emi-
siones de gases de efecto in-
vernadero son imprescindi-
bles acciones a nivel global y
la colaboración internacional.
La cooperación con los paí-
ses en desarrollo debe cons-
tituir un aspecto fundamen-
tal en el marco de esta políti-
ca. La participación de otros
sectores de actividad, impor-
tantes emisores, y de la so-
ciedad en general resultarán
imprescindibles. En este sen-
tido, la educación ambiental
y la concienciación de la im-
portancia y del alcance del
problema serán piezas bási-
cas en el conjunto de accio-
nes a adoptar. ■
35