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Género y equidad

Conclusiones de un estudio realizado en una escuela secundaria sueca por la Asociación


de Jóvenes de Save the Children Suecia

“¡¿Qué cosa!?” exclama Jessika, 17 años, cuando se entera de que la escuela esta
encargada de trabajar a favor de la equidad. No sabía nada de eso y sólo le queda apenas
un año para completar sus estudios obligatorios.

Ella estudia en la Línea de Programas de Cuidados y cuenta – entre muchas otras cosas –
que nunca han discutido en que deben pensar ella y sus compañeros de clases cuando van
a negociar sus condiciones económicas y sueldos en su vida de trabajo en la cual ya
incursionaron como practicantes. Sin embargo,”equidad” es algo que la escuela debe
promover en forma especial según la ley de educación y los planes curriculares.

El presente informe trata sobre lo que piensan los jóvenes en las diferentes cuestiones que
tengan que ver con la equidad y el género en relación a las escuelas donde estudian. Está
basado en entrevistas con alumnos provenientes de las Líneas de Programas de Vehículos,
de Cuidado y de Conocimientos cívicos, así como con un grupo del personal en la
educación secundaria en una comuna sueca. Por acuerdo con la dirección de la escuela se
le ha dado un nombre ficticio – Saxholm. La primera parte del informe discute lo que
significa equidad, sobre las obligaciones de la escuela en el tema y los patrones de género
y el trabajo de equidad llevado a cabo en la escuela, así como los jóvenes suecos perciben
la equidad basándose en otros estudios e investigaciones.

La equidad es un valor positivo, con el cual muchas personas se identifican. Pero muchas
de las personas a quienes les atrae la idea de la equidad pueden tener ideas muy
diferentes sobre género, la importancia del género y las relaciones entre hombres y mujeres
como grupos de personas. Eso se ha descubierto en la escuela que según los planes debe
funcionar con equidad y enseñar sobre ella. La equidad es contemplada tanto como un
ámbito de conocimientos como una práctica. Tanto las jóvenes como los jóvenes deben
tener igual espacio, e igual influencia sobre lo enseñado. Nadie debe estar expuesto a un
trato denigrante, sea cual fuera su forma.

Además, la escuela ha sido encargada de contrarrestar los patrones tradicionales de


género. Hay colegios enteros y muchos más profesores que durante largo tiempo y bajo
diferentes formas han tratado de otorgar a la tarea de promover la equidad un contenido
como área de conocimientos y en la manera de organizar el trabajo, en su trato con los
alumnos y su velar por las necesidades de los alumnos en cuanto a su condición de
género. También existen colegios que de vez en cuando organizan días temáticos sobre
equidad. Pero para muchos directores y profesores la tarea ha sido poco clara y, más bien,
no han sabido como ponerla en práctica, o no han visto una “necesidad” de implementar
acciones en su colegio. Eso puede ser debido a que no han contemplado mucho las
cuestiones de género dentro de sus propias vidas o que consideran que la escuela no
puede o debe cambiar los patrones de género. Estos pueden variar según los colegios, las
edades, grados y clases. Algunas relaciones que suelen subrayarse es que los profesores
convalidan a las niñas cuando son conformistas, sensibles y se preocupan por los demás,
mientras a los chicos cuando son verbal y físicamente dominantes, insensibles y
competitivos. También se ha notado que, mientras se trata a las niñas (y la feminidad)
como algo que se puede formar y cambiar, los niños (y la masculinidad) como algo más
estático e inamovible. El gobierno ha tomado nota de estos problemas y apoya a las
comunas del país con la capacitación y formación de personas de apoyo – los así llamados
pedagogos de género – para desarrollar el trabajo de equidad en las escuelas. Equidad y
cuestiones de género también son tratados en los medios y en los debates de la sociedad
civil, donde los alumnos pueden, y en las cuales, a veces, participan. Durante los últimos

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años se han formado grupos feministas y de equidad entre los alumnos en muchos colegios
de secundaria y de estudios superiores alrededor del país. En anteriores encuestas entre
jóvenes no siempre se ha contemplado como algo natural el concepto de equidad
relacionado a la escuela, sino más bien con condiciones de adultos como son sueldos y
condiciones en el lugar de trabajo.

Tanto las niñas como los niños han manifestado que piensan que estas diferencias
desaparecerán cuando ellos mismos lleguen a ser mayores. Un individuo independiente
que no importa su género y que forma su propio futuro es considerado como un fuerte ideal
para la juventud de hoy. Pero también es obvio que las expectativas de la juventud sobre su
propio futuro, y la de otros, -tanto hombres como mujeres – varían según su origen social y
étnico. Que los adolescentes normalmente ocupen más espacio en grupos mixtos de
género es algo que en muchos casos la juventud misma confirma. Esto obviamente no
quiere decir que tanto las niñas como los niños piensen que los niños son más favorecidos
por los profesores.

La encuesta l evada a cabo por Rädda Barnen (Save the Children Suecia) al final de la
primera parte del informe, parece indicar lo contrario. De alumnos del mismo grado 67 por
ciento de los varones y, una cantidad prácticamente igual, 66 por ciento de las mujeres,
contestaron que no creían que la vida fuera más fácil sí hubiera nacido del otro sexo. La
segunda respuesta más común entre las mujeres era “Bueno, nos escucharían más”,
mientras la segunda más común entre los varones era “Bueno, sería más fácil mostrar
nuestros sentimientos”.

Opiniones similares se ventilan en las entrevistas con los varones y las mujeres en la
secundaria de Saxholm (parte 2). Pero las opiniones de los alumnos sobre equidad, género
y sexualidad son parcialmente el resultado de las diferencias entre las metas y el estatus de
las carreras que estudian. Los varones en el Programa de Vehículos era el grupo de
alumnos que más intensamente opinaba sobre la equidad en el sentido que mujeres y
hombres deben tener salarios iguales y que las mujeres son profesionalmente competentes
dentro de su propia área. Pensaban que mujeres y lo femenino pueden hacer que se valore
más el estatus de su Programa de educación, la cual consideran que los otros alumnos y
los profesores ven como menos. Según el punto de vista de los varones, ésta era un
impedimento para una mejor distribución de género en el Programa. Según los hombres del
Programa, las pocas mujeres que participan en éste son más vistas como “bichos raros”
que ellos mismos por los demás alumnos y alumnas. También opinaron que su propia jerga
sobre “sexo y hembras” disminuiría si más chicas entraran en el Programa, pero no
reflexionaron sobre si esta jerga pueda ser justamente un impedimento para que más
mujeres quieran entrar en el Programa hoy en día. Los varones del Programa de vehículos
opinaron vehemente en contra de los acosos sexuales a las mujeres. Como las mujeres en
el Programa de Cuidado tienen prácticas profesionales y comparten la cultura masculina de
las agencias de transporte y de los talleres mecánicos. Los adolescentes del Programa de
Vehículos se mofaban de otros adolescentes que querían aparentar ser hombres adultos
pero también mostraban abiertamente su homofobia – o sea su temor a la homosexualidad
masculina.

Tomaron una clara distancia de cómo pueden ser los hombres en cuanto a todo lo que
consideran como femenino. Cuando los adolescentes del Programa de vehículos aprueban
o desaprueban la masculinidad dan ejemplos de cómo son los adolescentes de otros
Programas.

Entienden su propia masculinidad en relación con la de otros en la escuela. Las niñas que
siguen el Programa de Cuidado tienen una visión muy pesimista sobre la equidad. Opinan
que la naturaleza ha hecho a los hombres y a las mujeres diferentes. Los hombres son
mejores para agarrar lo que necesitan mientras las mujeres están hechas para cuidarlos – y

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siempre será así. Sus esperanzas en cuanto a sus relaciones con los adolescentes y sus
propios comportamientos eran en parte estereotipados. Más que nada los hombres deben
ser duros y representar seguridad para balancear la suavidad de las mujeres. Se
consideraban tolerantes a la homo- y bisexualidad. Tratos verbales sexuales como “puta”
no se usan, según las mujeres, por parte de ellas o en contra de ellas, ni por hombres ni por
mujeres. En sus propias discusiones sobre lo que significa ser una “puta” se toma por
hecho el poder de los hombres sobre el espacio de actuar de las mujeres. En la escuela las
adolescentes del Programa de Cuidados no han sido sujetas a que las toquen alumnos sin
ser bienvenidos, pero en su tiempo libre pasa a menudo y tienen miedo de ser violadas. A
la misma vez marcan – a veces con dureza – sus límites con los muchachos.

Para el grupo de sexos mixtos del Programa de Ciencias sociales la palabra “equidad” era
un concepto con un sentido nebuloso, que especialmente los varones no estaban
dispuestos a discutir, menos que los demás alumnos.

Las adolescentes ocupaban el espacio mayor de los adolescentes durante las horas de
clases pero no lo veían como una forma de discriminación obvia por parte de los
profesores. A las adolescentes les parecía que los profesores eran injustos en su trato
hacia diferentes alumnos o alumnas pero no lo vieron como algo basado en el género.

Manifestaron que las mujeres muchas veces tienen un mayor desenvolvimiento que los
hombres. También los alumnos y alumnas del Programa de Conocimientos cívicos tenían
esperanzas estereotipadas sobre cómo deberían ser las mujeres y cómo deberían ser los
hombres. Se mostraron concientes del “debate social” mediante la manifestación de lo
políticamente correcto en mostrar tolerancia hacia los homos - y bisexuales y que la fijación
de la mujeres por su apariencia se supone como especialmente problemática. Todos los
grupos de alumnos manifestaron la creciente fijación de los hombres por sus cuerpos, ropa
y forma de llevar el pelo y todos los hombres dieron testimonio sobre de que la apariencia
física era una cuestión de cierta sensibilidad sobre la cual tenían problemas para conversar
entre ellos. Tanto las mujeres como los hombres del Programa de Ciencias sociales dijeron
aceptar la homo- y bisexualidad y se manifestaron especialmente a favor de los derechos
de los homosexuales a adoptar. A la misma vez uno de los adolescentes pensaba que
todos los alumnos masculinos en la realidad eran homofóbicos. Según las mujeres del
Programa de Ciencias sociales la palabra “maricón” no era usada en un sentido homofóbico
por los hombres de la clase entre ellos, y tanto las mujeres como los hombres opinaban que
una palabra como “puta” no es usada entre y por ellas, ni por los hombres en contra de las
mujeres. Los alumnos del Programa de Ciencias sociales manifestaron que ni las mujeres
ni los hombres discuten entre ellos sobre las cuestiones de sexualidad que realmente les
interesa o enfrentan.

Los alumnos y las alumnas del Programa de Ciencias sociales dijeron sentirse seguros,
respetados por sus profesores y tenían la impresión de que tenían influencia sobre su
situación en la escuela. Las adolescentes del Programa de Cuidados opinaban que en lo
general se sentían respetadas por sus profesores pero que las trataban más como adultas
en sus lugares de prácticas. Los alumnos y alumnas del Programa de Vehículos dijeron
que, con pocas excepciones, no se sentían nada respetados por sus profesores y que no
les infundía confianza alguna.

En las entrevistas a los profesores salió a la luz que un profesor había sometido varias
alumnas a acosos sexuales. El profesor fue despedido y denunciado a la policía después
de que los alumnos varones y una profesora se habían encargado de sus casos. La nueva
directora pensó que estaba mal denunciarlo a la policía y que el caso se podría haber
manejado en forma interna.

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Las alumnas del Programa de Cuidados comentaron sobre haber sido acosadas
sexualmente por un profesor que había manoseado a varias de ellas. Fueron donde la
directora pero opinaron que ella no las tomaba en serio y que no obtuvieron apoyo alguno
por parte de los demás profesores.

En las entrevistas a los profesores y las profesoras se manifiestan sobre actitudes


negativas hacia inmigrantes y jóvenes con impedimentos de funcionalidad como problemas
ADHD/DAMP- entre profesores del Programa de Vehículos. Según la única colega mujer en
su Programa, a los profesores el tema de equidad les parece una tontería sobre la cual ella
no debería fastidiarlos.

Varios de los alumnos y las alumnas no saben que la escuela sueca tiene como mandato
promover la equidad. Los alumnos del Programa de Ciencias sociales se han familiarizado
con el concepto de la equidad como un área de conocimiento bajo la forma de Historia de la
Mujer por parte de un(a) profesor(a) quien también resultaba ser pedagogo(a) de género.
Pero cuando se trata de la práctica de la equidad, los hombres del programa de Ciencias
sociales dicen que en común los profesores no hacían más para romper la dominación de
los hombres en las clases que de vez en cuando adrede dirigirles una pregunta a las
mujeres. Los hombres no perciben el problema como que los dejan dominar sino mas bien
consideran que las mujeres son malas para asumir responsabilidades y agarrar lo que
quieren.

Aquellos alumnos y alumnas que en las entrevistas manifiestan que quieren mayor equidad
– esto es, los hombres del Programa de Vehículos y las mujeres del Programa de Cuidados
– son los que menos equidad han experimentado – tanto como un área de conocimientos y
en la práctica. Por ejemplo, las adolescentes del Programa de Cuidados cuentan que nunca
discuten la equidad bajo los aspectos de ingresos, las condiciones de las mujeres y de los
hombres en la vida laboral, o como van a manejar acosos sexuales por parte de de jefes y
otros supervisores.

La escuela tampoco les ha otorgado las herramientas necesarias para desafiar y cambiar
su punto de vista sobre la superioridad masculina como una ley de la naturaleza. Más bien,
al revés. Las veces que han protestado contra expresiones aludiendo a superioridad
masculina han recibido, como también los alumnos del Programa de Vehículos, una lección
sobre cómo se mantiene. Sobre la práctica de la equidad en la escuela tanto las mujeres
como los hombres han visto nada más que lo opuesto por parte de los mayores, junto con
una buena dosis de hipocresía.

En la tercera y última parte del informe se discute lo que cuentan los alumnos, alumnas y
profesores y profesoras bajo una perspectiva de poder y de derechos del hombre que
pensamos es vital para que la escuela pueda contribuir a una sociedad más equitativa.
Naturalmente los alumnos tienen que conocer qué valores la escuela debe fomentar; y las
autoridades de la escuela así como los profesores tienen que, tanto a nivel individual como
en un esfuerzo común trabajar para “hacer vivos estos valores” para los alumnos. En la
filosofía detrás de los Derechos del Hombre – que incluye la equidad – esto representa un
punto de partida sobre cómo debe educarse para impartir el conocimiento de estos
derechos. Hay muchos directores y profesores que ya comparten este punto de vista que
Suecia se comprometió a practicar en la escuela básica mediante su adhesión a la
Convención sobre los Derechos del Niño. Sería aun más claro si la percepción que se tiene
sobre el alumno o a la alumna lo contemplara como una persona con derechos especiales y
que las correspondientes obligaciones para la escuela sean reforzadas entre todo el
personal que allí trabaja.

Si la escuela superior debe trabajar a favor de la equidad es importante que la dirección y


los profesores escuchen seriamente y aprendan cómo hombres y mujeres en diferentes

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Programas experimentan su situación en relación a los profesores, profesoras, uno a los
otros y a la sociedad en general fuera de la escuela. Las jerarquías que los alumnos y las
alumnas mismos experimentan y crean entre los diferentes Programas en las escuelas
superiores de Saxholm también se mantienen por los adultos en la sociedad en general
fuera de la escuela. Si, por ejemplo, los hombres del Programa de Vehículos se sienten
tratados sin respeto por sus profesores es probable que los hombres adultos en sus lugares
de trabajo tengan mayor influencia sobre sus caminos de ser adultos. Y los sentimientos de
los hombres de no pertenecer y ser vistos como menos por los otros Programas influyen en
su disposición de absorber y aceptar los conocimientos, actitudes y maneras de enfrentar
los temas de hombría y sexualidad compartidos por los demás alumnos.

Los profesores sintieron una mayor necesidad por parte de los alumnos de hablar sobre
compañeros, relaciones y cuestiones existenciales, algo que sienten que no tienen tiempo
para dedicarse.

Tanto los profesores como los alumnos consideraron que la dirección de la escuela estaba
ausente, que no los apoya suficientemente y que hay una escasez de personal. Todos los
profesores y varios alumnos hablaron del estrés en la escuela y que los profesores se
encuentran entre las profesiones que reportan la mayor cantidad de casos de estrés en el
país. Tres profesores de educación secundaria de Saxholm habían participado en la
capacitación para ser pedagogos de género, pero no porque la comuna se había
preocupado por el tema de equidad en la escuela, sino porque ellos mismos estaban
interesados en el tema. La perspectiva global sobre trabajo de equidad que se ve como
necesario basándose en las manifestaciones de los alumnos y alumnas no puede ser
creado por profesores en forma individual. Los pedagogos de género no tienen poder
formal alguna sobre la organización de la escuela y en Saxholm han tratado por su cuenta
establecer las condiciones para llevar a cabo un trabajo de pedagogía de género. Todas las
formas de discriminación pero también cada intento de contrarrestarlas se llevan a acabo
bajo condiciones desiguales de poder y fuerzas.

Si el gobierno quiere mejorar el trabajo de equidad en las escuelas a nivel nacional tiene
que otorgar suficientes recursos y poner la exigencia a los niveles apropiados.

Las entrevistas señalan que la dirección de la escuela en Saxholm necesita disminuir el


riesgo de acoso sexual por parte de los profesores a alumnas como una tarea en común
entre el profesorado y el alumnado. También cuestiona la situación de aquellos alumnos o
alumnas en la escuela secundaria que no sean heterosexuales.

También es obvio que muchos profesores y alumnos no han reflexionado sobre el orden de
género detrás expresiones como “puta” y “maricón”, porque pueden asumir funciones
denigrantes y que significan para el espacio de expresión de los alumnos tanto como de las
alumnas. La comuna y la dirección de la escuela debe cuidar que sus pedagogos de género
junto con alumnos y profesores realicen un mapa sobre los patrones de género en las
clases donde hayan tanto alumnos como alumnas. Existen grandes posibilidades para
trabajar sobre temas de hombría y sexualidad atravesando las fronteras existentes entre un
Programa y otro. La Asociación de Jóvenes de Save the Children Suecia espera finalmente
que el presente informe pueda inspirar a tales inversiones tanto en la Saxholm verdadera
como en otras comunas en el país.

ENVIADO POR GINA SOLARI COORDINADORA DE PROGRAMA EN ABRIL DEL 2005

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