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La estructura
sistema de interrelaciones
por lo tanto, basándonos en los términos mencionados, también podemos decir que es un
a- elementos: que en nuestro caso serán alturas, células rítmicas, dinámicas, timbres, gestos
melódico-armónicos, etcétera.
b- relacionados y condicionados entre sí: puestos en juego para crear formaciones horizontales
y/o verticales
que generan un
a+b = c (ó c = a+b),
o sea que
Pero debemos tener en cuenta algo más: las estructuras deben tener una identidad definida,
porque de lo contrario, si tenemos dos o más estructuras corremos el riesgo de confundirlas, lo
que dificultaría la comprensión de los procesos a los que sean sometidas.
siendo datos, en nuestro caso, los elementos que integran la estructura; es decir que
Esto nos obliga a tener conciencia de cuales elementos estarán presentes en una estructura y
cuales estarán presentes en otra, ya que de no tenerlo en cuenta surgirán problemas con la
identidad de las estructuras, lo cual se verá reflejado en el contrapunto.
La correcta confección de estructuras será aquella que nos permita reconocerlas en cualquier
momento y especialmente al contraponerlas, evitando el riesgo de percibirlas como objetos que
generan una heterofonía u otra textura sonora.
Y si podemos reconocerla es porque tendrá rasgos que la caractericen y la diferencien frente a
otras, dotándola de originalidad. Tales rasgos se generan por la elección y relación de los
elementos que conforman la estructura.
Entonces
concepto que será importante llevar a la práctica al diseñar estructuras que experimenten
cualquier tipo de proceso, no solo un contrapunto.
Los mencionados rasgos que dotan de identidad serán percibidos ya en la aparición del primer
gesto de la estructura -o sea, desde la primera “imagen” que tenemos de ella- y se consolidarán al
presentar el resto de los elementos que la conforman.
Por lo tanto
El contrapunto
así que cuando decimos contraponer nos referimos necesariamente a dos objetos distintos.
así que cuando decimos coincidir nos referimos a dos objetos que tienen algo en común.
Por lo tanto
Por eso hablamos de aquello distinto o en común que puedan tener los objetos contrapuestos, y
esto es claramente considerar la identidad de los objetos contrapuestos.
Es decir que para lograr el contrapunto de objetos debemos trabajar sobre la identidad de los
mismos haciendo que abandonen la absoluta originalidad y tengan algo en común, y como
nuestros objetos son las estructuras, podemos afirmar que
¿Cómo?
Si decimos que cada estructura debe tener identidad definida por sus rasgos característicos
originales, pero que en el momento del contrapunto debe haber algo en común entre ellas,
debemos afirmar que por la acción condicionante del contrapunto las estructuras se ven forzadas a
sufrir una mutación en su “adn” producto de la inevitable necesidad de coincidir en algo con la\s
otra\s estructura\s que integra\n el contrapunto.
Dicho de otro modo, el contrapunto obliga a una influencia recíproca entre las estructuras
intervinientes en él, que lleva a las mismas a sufrir una mutación por incorporar al menos un
rasgo característico de la\s otra\s estructura\s; pero para no poner en peligro la identidad de cada
una de ellas, es necesario cuidar que la mutación no se prolongue demasiado (pudiendo ser
momentánea) o intentar disimularla acentuando los rasgos característicos que se mantienen
invariables en cada estructura.
Aceptar que existe una influencia recíproca entre estructuras durante el contrapunto nos lleva a la
idea de interrelación; por lo tanto
Lo anterior es solo un vago ejemplo que intenta mostrar lo que se podría lograr jugando con la
débil línea que marca el contorno de las identidades de las estructuras durante un contrapunto.
Queda mucho por investigar y experimentar al respecto, pero una buena forma de avanzar es
sumando opiniones y experiencias a las ya conocidas, con el propósito de seguir generando el
debate constructivo que propicia la obtención de nuevas conclusiones.
El pacto ficcional
En el momento que una obra es presentada en público existe un contrato entre el compositor y el
audio-espectador, es decir un acuerdo entre partes que compromete a ambas.
Llamamos a este acuerdo pacto ficcional, ya que transcurre en el ámbito de la ficción (la
invención es presentada como verdadera, o real) que es propuesta por el artista y aceptada por el
espectador.
Establecido el pacto ficcional, el audio-espectador se enfrenta a la serie de procesos que
conforman la obra con un interés en aprehenderla.
Tal interés se traduce en una actitud de escucha activa por parte del audio-espectador; es decir
que frente a tales procesos, el audio-espectador los:
Por lo tanto
Conclusión
Las estructuras con identidad definida y las acciones que deriven de ellas pueden ser asimilados y
retenidos por el audio-espectador gracias a la actitud de escucha activa que adopta cuando acepta
el pacto ficcional.
Esta actitud legitima la tarea del compositor y lo autoriza a aprovechar y especular con aquella
capacidad retentiva, posibilitando el contrapunto de estructuras, proceso que solo puede lograrse
si estas fueron correctamente diseñadas (identidad definida), claramente expuestas (en el tiempo
necesario) y convenientemente conjugadas (haciendo mutaciones momentáneas para que tengan
algo en común evitando la pérdida de identidad).