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4.

LOS RECURSOS HÍDRICOS

La abundancia de agua es una de las características del medio


natural. Las moléculas de agua predominan sobre todos los demás
cuerpos en los tejidos vivos: con frecuencia se encuentran en una
proporción del 80% en el peso de los animales, y más aún en el de
ciertas plantas. Entran en la composición de los minerales. Juegan un
papel muy importante en la atmósfera, principalmente absorbiendo una
fracción las radiaciones solares, y reenviándolas de un modo difuso, El
agua es también el vehículo de los cuerpos disueltos en el espesor de la
epidermis de la tierra y en su superficie. Las plantas la extraen del
suelo y la restituyen a la atmósfera por medio de la transpiración. La
filtración de las soluciones permite por sí sola la pedogénesis y las
alteraciones. El deslizamiento del agua por la superficie del suelo es el
principal relevo gracias al cual la gravedad influye sobre la
morfogénesis. El agua intersticial modifica las propiedades mecánicas
de los materiales finos y permite su deformación y su movilización sobre
las pendientes (lupias de solifluxión, coladas de limo, flujos,
deslizamiento de terrenos). La abundancia de agua es sus tres formas –
sólida, líquida y gaseosa- es, sin lugar a dudas, la que imprime su
originalidad al medio natural terrestre y a los seres vivos de todos
tamaños que en él se encuentran. El agua interviene en la mayoría de
los mecanismos que modifican dicho medio y que caracterizan su
dinámica así como en la mayoría de las manifestaciones del
metabolismo de los seres vivos terrestres.

Estado de nuestro conocimiento

Esta omnipresencia del agua en la naturaleza ha perjudicado su


estudio en el marco de las investigaciones tradicionales, en exceso
analíticas. La visión de conjunto, tal como se esbozaba en las lecciones
de cosas y de los maestros de principios de siglo, ha sido en cierto modo
abandonada.
La climatología estudia el agua atmosférica. Desde sus inicios viene
asociando la medición de las lluvias y la de las temperaturas. El
observatorio climatológico más rudimentario es, en principio,
pluviométrico. Pero, a pesar de la existencia en ciertos lugares de largas
series de observaciones, nuestra percepción del fenómeno deja todavía
mucho que desear. Conocemos mal, y con frecuencia muy mal, las dos
características más importantes de una precipitación: su intensidad y
su duración. Sin embargo, estas son las más importantes para una
visión integrada del medio natural, pues de ellas depende la energía
transmitida por la precipitación a la superficie del suelo y el
comportamiento de l agua en contacto con el suelo. La intensidad y la
duración de las precipitaciones son datos básicos irremplazables para el
estudio de los procesos morfogenéticos y de los problemas de
conservación de las tierras y de las aguas, así como para el estudio de
los regímenes hídricos del suelo y de los fenómenos hidrológicos.
Desgraciadamente las lagunas de nuestro conocimiento no se quedan

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ahí… Los observatorios pluviométricos están generalmente mal
repartidos y forman una red de malla demasiado ancha. Permiten a
duras penas levantar mapas aproximativos a media y, más en general, a
pequeña escala. El mapa de las precipitaciones al 1/1 000 000 de
Francia es satisfactorio. La representación gráfica de las precipitaciones
sobre el mapa climatológico se apoya sobre muchas interpolaciones,
cuyo carácter es más o menos válido en función de la experiencia
personal, la habilidad y el instinto de los autores. En cuento al
levantamiento de mapas climáticos al 1/25 000 o al 1/10 000, a la
misma escala que la de los demás componentes del medio natural, casi
siempre debemos renunciar a ello. Nuestra percepción demasiado basta
no nos permite analizar los efectos de la exposición, de la topografía
sobre las precipitaciones. Somos incapaces de decir si las lluvias son
más abundantes sobre la ladera oeste de un pico de los Vosgos o sobre
las que mira en dirección opuesta, sobre el declive de una ladera de la
Lorena o sobre su cima, sobre la solana o sobre la umbría de un valle
alpino o pireneico . ¡Ni siquiera podemos establecer gradientes
pluviométricos correctos entre la llanura alsaciana y las cumbres de los
Vosgos!

[…]

La Eco-geografía y la ordenación del medio natural


Jean Tricart y Jean Kilian
Editorial Anagrama, 1982
Barcelona, Epaña
Pp. 144, 145.

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