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A Nº 3
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“En la vasta zona de países rezagados, que abarca a dos tercios de la población humana, América Latina vive su
segunda revolución nacional. La primera, de la Independencia, fue obra del pueblo en armas. La segunda y actual, es la
de su desarrollo integral”. Juan Enrique Gugliarmelli2
1
Plan Trienal Para la reconstrucción y la liberación nacional. República Argentina, Poder Ejecutivo Nacional,
diciembre de 1973. Perón, Obras Completas. Ed. Docencia, Buenos Aires, 2006. P 5.
2
Gugliarmelli, Juan Enrique, “Función de las fuerzas en la actual etapa del proceso histórico argentino”, Estrategia, Nº
1, mayo – junio de 1969. En Pensar Con Estrategia, UNLA, 2007, p 27.
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justifica culturalmente: la lucha por el poder se manifiesta en los debates sobre los diferentes “modelos de
desarrollo”, que en muchos casos, son claramente antagónicos.
Consideramos pertinente relacionar el término “modelo de desarrollo” al de “comunidad nacional” por el
hecho, insoslayable desde el estudio histórico, de la existencia de los Estados nacionales como marcos de
encuadramiento, de organización y de desenvolvimiento de las relaciones de poder en los siglos XIX, XX y
XXI. No se puede lograr un desarrollo social y económico perdurable sin consolidar previamente la
comunidad nacional como unidad soberana. La competencia y la lucha de Estados a nivel internacional
hace que los actores y los grupos sociales que habitan el país, sean aplastados por la acción de las
metrópolis y sus operadores internos que garantizan la implementación de los programas del
neocolonialismo y la dependencia. Las propuestas teóricas y políticas que creen superar el problema
nacional a través de la introducción de las categorías de “internacionalismo, latinoamericanismo o
regionalismo”, están lejos de resolver la cuestión. Con este postulado no negamos la importancia
estratégica que implica la unidad latinoamericana ya que y tal como estableció Juan José Hernández
Arregui: “Iberoamérica reúne las condiciones de una nación integral (…) la lucha por la independencia
nacional de las nacionalidades latinoamericanas debe ser coordinada, pues no habrá independencia
nacional fuera del cuadro general de la lucha antiimperialista latinoamericana.”3 Hecha esta aclaración es
importante remarcar el orden de las prioridades: la organización nacional es el paso previo para discutir
cualquier tipo de integración y no hay muchas opciones a ésta ley de hierro de la política internacional, salvo
que propugnemos ser un satélite o una semicolonia subordinada a otro país. A la hora de mencionar la
categoría de nación lo hacemos como “comunidad” por el hecho de que la posibilidad misma de su
desarrollo involucra el hecho de articular actores e interés disimiles. La organización nacional en el Tercer
Mundo no es una tarea de un sólo grupo social o de una clase, sino que es una actividad de un frente
político o de un conglomerado de organizaciones libres del pueblo. Hernández Arregui se refirió a esta
cuestión de la siguiente manera: “La política de liberación, a pesar de cierta interpretación recíproca entre
clases sociales interesadas -proletariado y burguesía industrial, etc.-, avanza sobre antagonismos vivientes
que generan diversas ideas sobre el desarrollo nacional, y miden el desorden e indeterminación de estos
periodos políticos, bien aprovechados por las clases explotadoras amenazadas de desplazamiento, o
decididas a superar privilegios de antaño. A pesar de ello, el proletariado nacional, en tanto la burguesía
industrialista contribuya al desarrollo, debe apoyar tal tendencia, no por solidaridad “patriótica” de clase,
sino como táctica, pues el nacionalismo del proletariado es distinto al de la burguesía, aunque puedan
ambos concurrir por separado, en las etapas preliminares, siempre contradictorias de la lucha, a la
emancipación nacional”.4
El concepto de “pueblo” al que hacemos referencia tiene un sentido político, uno económico y otro cultural.
Como categoría económica, el pueblo se refiere al conjunto de relaciones de producción que están
3
Hernández Arregui, Juan José, ¿Qué es el Ser Nacional?, Catálogos y Secretaría de Cultura de La Nación, 2002, pp.
42 y 214.
4
Op. Cit., pp. 217-218.
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enfrentadas a los intereses de las metrópolis: los trabajadores, los industriales o profesionales ligados al
mercado interno tienen objetivamente un mismo enemigo estructural en el programa neocolonial
agroexportador y financiero que promueve el capital trasnacional y sus aliados locales. La rentabilidad del
capital trasnacional es sinónimo del saqueo de los recursos y del desempleo del habitante de la periferia. La
dimensión “política” de la categoría pueblo, refiere al hecho de que las relaciones de poder económico y
social mencionadas se ejercen y perpetúan a través de una organización política: las multinacionales y las
empresas de las metrópolis se organizan a nivel de sus Estados y se habla por eso, de relaciones políticas
dependientes e imperialismo como formas normales de funcionamiento del capitalismo. A nivel cultural, se
habla de nacionalismo popular como marco de identidad que da consistencia organizativa y política al
pueblo para enfrentar el programa neocolonial. Las nociones de pueblo y de nación se fusionan: el pueblo si
no consolida la nación desaparece y a su vez, es inviable organizar el desarrollo pleno de la comunidad sin
vincular a las organizaciones libres del pueblo en la tarea nacional y latinoamericana por la segunda
independencia. El General Gugliamelli se refirió a la relación entre la organización política del pueblo y el
modelo nacionalista de la siguiente manera: “El desarrollo integral significaba el económico – social, cultural
y espiritual. (…) Definí asimismo como sectores nacionales a todos aquellos que no están comprometidos
con los sectores opresores o que, en particular, sufren la opresión de los grupos dominantes externos,
imperialistas o neocolonialistas, o de los grupos colonialistas internos, cualquiera fuera la modalidad que
esa coacción adopte. La revolución nacional debe, según el mismo trabajo, consolidar el rango de nación y
asegurar, por tanto, que el centro de decisión soberana le pertenezca.”5 Tradicionalmente, se entiende que
el actor político opuesto al pueblo es la “oligarquía”. El término “oligarquía” encuentra varias acepciones.
Por un lado, se refiere a una función económica que se caracteriza por la actividad agropecuaria ejercida en
base a la tenencia de grandes superficies de tierra. La oligarquía serían los grupos reducidos de poder
identificados con los intereses de los grandes terratenientes ligados al sector agroexportador. Habitualmente
su modelo de país se relaciona al programa del liberalismo clásico. Además, la palabra oligarquía adquiere
una dimensión estrictamente política y refiere a aquellos grupos o clases que ejercen su poder de manera
minoritaria con un programa que enfrenta objetivamente los intereses del pueblo. En este último caso, la
“oligarquía” refiere a un conglomerado de clases y dirigentes en donde coexisten de manera inestable y
cambiante, los intereses del capital extranjero, los bancos, los latifundios y los partidos políticos
demoliberales. A esta última acepción haremos referencia en el Cuaderno.
A partir de lo expuesto, es bueno reconocer la importancia estratégica que adquiere el hecho de identificar
cuál es el “modelo de desarrollo” que nos va a permitir alcanzar el progreso nacional y la emancipación de
las organizaciones libres del pueblo. El debate acerca de los Modelos de Desarrollo en “abstracto” debe
vincularse con la problemática histórica concreta relacionada a la formación y a la consolidación del
desarrollo nacional. La cuestión acerca de los distintos modelos se circunscribe a la posibilidad de que
nuestro país alcance el desarrollo nacional o como estableció Oscar Varsavky: “Desarrollo es, si, un término
5
Gugliarmelli, Juan Enrique, “Fuerzas armadas para la Liberación Nacional”, Estrategia, Nº 23, julio – agosto de
1973. En Pensar Con Estrategia, UNLA, 2007, p. 130.
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relativo, pero relativo a las metas que el país se plantea; a su propio Proyecto Nacional, no al de otro país.
(…) Cuando alcancemos nuestros objetivos seremos desarrollados, hasta plantearnos otros nuevos. (…)
Con un Proyecto Nacional tenemos nuestra propia pauta y medida de desarrollo, que recién entonces
podremos cuantificar de la manera que nos resulte más útil.”6 La imposición política de los Modelos de
Desarrollo o la copia textual de los proyectos de otros países, dificultan la respuesta soberana al problema
nacional que es el único camino para resolver los desafíos del país.
A lo largo del presente Cuaderno vamos a centrar la mirada en el análisis de los modelos de
desarrollo atendiendo a las siguientes variables interrelacionadas que los componen:
A- la Economía;
B- el Rol del Estado;
C- las Relaciones exteriores;
D- la forma de organizar la Democracia y articulación política;
E- el Programa Cultural.
La experiencia histórica del país muestra que no existe independencia política y cultural sin consolidar una
economía industrial e independiente, ya que como afirmó Manuel Savio: “La presión económica ciñe más
fuerte que la presión bélica; no es cruenta pero es implacable e integral.”8 El debate sobre el Modelo de
Desarrollo se vincula estrechamente a la organización de la economía y en especial, al problema de la
industrialización. Arturo Frondizi sostuvo que: “El desarrollo económico autodeterminado comienza por ser
el punto de partida de todo desarrollo nacional independiente, pues implica la ruptura del vínculo central de
la relación neocolonial.”9 En los Apartados II y III vamos a mencionar aquellos aspectos centrales de la
economía que nos permiten identificar los Modelos de Desarrollo a lo largo de la historia de nuestro país.
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10
Manuel Práctico del Segundo Plan Quinquenal, Subsecretaría de Informaciones. Presidencia de la Nación, 1953, pp.
23-25.
11
Op. Cit., p. 27.
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A cada Modelo de Desarrollo le corresponde una manera determinada de incluir al pueblo o a la oligarquía
en la toma de decisiones y en la construcción del proyecto de país. El Liberalismo clásico o el
neoliberalismo, se han caracterizado por fomentar la desmovilización y la organización aristocrática del
gobierno que bloquea o que directamente reprime, a las organizaciones y a los representantes del pueblo.
Por el contrario, se puede observar que el Modelo Nacionalista o el programa del Socialismo Nacional
contemplan la inclusión del pueblo en la toma de decisiones del gobierno. El nacionalismo promueve la
articulación de los trabajadores y de los empresarios en la toma decisiones. El Socialismo Nacional supone
la construcción de un programa político con mayor protagonismo y hegemonía en el frente político de los
trabajadores industriales y rurales.
12
Jauretche, Arturo, Ejército y Política, Corregidor, Buenos Aires, 2008, p 216.
13
Juan José Hernández Arregui, Peronismo y Socialismo, Ed. Hachea, Buenos Aires, 1972. P 215.
14
Gerardo Farrell, Iglesia y Pueblo, Ed. Patria Grande, Buenos Aires, 1976. P 27
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15
Chávez, Fermín, Historicismo e iluminismo en la cultura argentina, Del País, Buenos Aires, 1971, p. 9.
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MODELO LIBERAL
A- LIBERALISMO CLÁSICO: corresponde al proyecto político, económico, social y cultural del siglo XIX. Se
impone a paso firme tras la batalla de Caseros del año 1852, siendo modificado en algunos rasgos con el
asenso de Hipólito Irigoyen al poder en el año 1916 y con la posterior crisis de 1930 que da nacimiento al
Modelo Desarrollista.
• Rol del Estado: Estado gendarme y policial. Es un modelo fuertemente represivo que garantiza el
desenvolvimiento del “librecambio de mercado”, lo que implica en los hechos, intervenir a favor de
los grupos concentrados internos y extranjeros. Hay una articulación directa entre los funcionarios
del capital extranjero y las elites al mando del Estado. La arquitectura institucional está organizada
para garantizar la exportación de los recursos del país a las metrópolis.
• Democracia y articulación política: Proyecto Aristocrático y elitista. Se fomenta como una política
de Estado la desmovilización social y el exterminio de los actores protagonistas de los proyectos
alternativos al liberalismo. Se impone un modelo elitista y restrictivo para la participación y se
establecen cláusulas que vinculan la política a la tenencia de recursos económicos.
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• Rol del Estado: Estado neocolonial. Garantiza el juego del librecambio de mercado, lo que implica
intervenir a favor de los grupos centrados internos y extranjeros. Hay una articulación entre los
funcionarios del capital extranjero y las elites al mando del Estado. Dicho modelo implica un uso
considerable de la violencia estatal sobre los opositores al modelo.
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MODELO DESARROLLISTA
A- REGRESIVO: Corresponde al proyecto político, económico, social y cultural implementado entre los años
1930 y 1943 y entre 196616 y 1972.
• Rol del Estado: Estado neocolonial. Se establecen nuevas instituciones y regulaciones centradas
en la posibilidad de reglamentar algunos aspectos del funcionamiento de la economía. La
organización de la arquitectura institucional está en manos del capital trasnacional y la oligarquía
que planifican el modelo de Estado atendiendo la rentabilidad y el repatrío de ganancias del capital
extranjero. El proceso de desarrollo de nuevas instituciones públicas genera condiciones para que
puedan ingresar al aparato del Estado los sectores medios.
16
El gobierno de Juan C. Onganía se propone un desarrollo industrial más avanzado que el del programa de la década
del ´30. Lo mismo ocurre en relación al rol del Estado que se propone consolidar obra pública de gran envergadura
como la Central Nuclear de Atucha (1968-74), el Complejo hidroeléctrico de El Chocón (1967 – 72) o la finalización
del Túnel subfluvial de Santa fe y Paraná (apertura 1969).
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clásico acentúa la crisis cultural generando condiciones para la aparición de nuevas corrientes
intelectuales antiliberales o nacionalistas.
• Rol del Estado: el Estado consolida el desenvolvimiento de las empresas del capital trasnacional
concentrado que subordinan al capital argentino. Asimismo, promueve y controla algunas empresas
públicas, especialmente de servicios. Se generan mecanismos institucionales para promover los
servicios sociales y la cultura desde el Estado.
• Relaciones exteriores: se produce una articulación subordinada a las potencias emergentes desde
mediados del siglo XX y se establecen algunos márgenes para la acción política interna. Este
programa se relaciona con el ascenso de EUA y con el desmembramiento del programa
nacionalista y la recuperación del capital trasnacional europeo.
17
Es bueno recordar que la noción de “Modelo” no agota todas las características de los procesos concretos. En el caso
de los gobiernos de Cristina y de Néstor Kirchner, coexisten concepciones desarrollistas con medidas propias del
nacionalismo como por ejemplo, la estatización de las cajas de jubilaciones privadas (AFJP) o el pasaje a la órbita del
Estado de Aerolíneas Argentinas. Lo mismo ocurre con la recuperación de las obras públicas o el apoyo dado a la
UNASUR y al “grupo de los 20”, ambas medidas de contenido propio del Modelo Nacionalista.
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Se debe mencionar en este punto que el gobierno de Néstor Kirchner no llevó adelante acciones represivas contra el
movimiento obrero, a diferencia de la segunda etapa del proyecto de Arturo Frondizi que aplicó el Plan CONINTES.
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democratiza el acceso a la cultura para los sectores medios y coexisten las corrientes ideológicas
del cientificismo y del desarrollismo con expresiones del nacionalismo.
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• Rol del Estado: Estado nacional, popular, empresario y antiimperialista. Controla los resortes
centrales para el desarrollo nacional, atendiendo el desenvolvimiento de la soberanía y la
independencia económica. Promueve la alineación política de la comunidad nacional y apuntala a
las organizaciones libres del pueblo. Apoya la pequeña y mediana empresa nacional. Implementa
cláusulas y restricciones al capital extranjero que es subordinado a los intereses del país. Con este
objetivo, el Estado promueve y controla diversas ramas de la industria básica y pesada.
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A- SOCIALISMO NACIONAL
• Economía: Economía planificada. El Estado avanza sobre las principales áreas de la economía
desplazando gran parte de las funciones en manos del mercado capitalista. Coexiste el capital
privado en pequeña escala con la economía estatal socialista y se abre la inversión extranjera en
algunas áreas que son reguladas en una economía planificada.
• Rol del Estado: Estado empresario que controla las principales industrias del país y las áreas
estratégicas como la educativa o de la salud. El Estado convive con las organizaciones políticas y
económicas de la sociedad civil.
• Relaciones exteriores: Se establece la importancia de alcanzar la alineación con las naciones del
Tercer Mundo y con América Latina.
• Cultural: Socialismo Nacional. Sería una articulación de los patrones culturales del Pueblo
(históricos y religiosos), con el desarrollo de la ciencia occidental de izquierda (marxismo).
B- SOCIALISMO MARXISTA.
• Economía: Economía planificada colectivista. El Estado avanza sobre la posesión del conjunto de
las empresas y desaparece la economía de mercado capitalista.
• Rol del Estado: El Estado controla gran parte de las instituciones de la sociedad civil. Se propone
una política de represión violenta sobre los adversarios y enemigos políticos (dictadura del
proletariado).
• Relaciones exteriores: Se propone la alineación con los Estados socialistas o del Tercer Mundo.
• Democracia y articulación política: Sistema político de Partido Único. La clase media controla la
herramienta política en un sistema de Partido Único. Los trabajadores se desenvuelven en el
Partido Único.
• Cultural: los valores del marxismo serían los pilares para la organización de la sociedad.
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Acompaña Valores
NACIONAL Planificada el desarrollo Multipolaridad y Frente nacionales,
nacional y relaciones con Nacional con ideas de Sin
Coexiste con especialme el Tercer hegemonía de izquierda aplicación
relaciones de nte los Mundo y los (marxista). histórica
Mercado intereses de América latina. trabajadores
los Antiimperialismo
trabajadore
s
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BIBLIOGRAFÍA
• Chávez, Fermín, Historicismo e iluminismo en la cultura argentina, Del País, Buenos Aires, 1971.
• Gerardo Farrell, Iglesia y Pueblo, Ed. Patria Grande, Buenos Aires, 1976
• Frondizi, Arturo, El Movimiento Nacional, Paidós, Buenos Aires, 1983.
• Gugliarmelli, Juan Enrique, “Función de las fuerzas en la actual etapa del proceso histórico
argentino”, Estrategia, Nº 1, mayo – junio de 1969. En Pensar Con Estrategia, UNLA, 2007.
“Fuerzas armadas para la Liberación Nacional”, Estrategia, Nº 23,
julio – agosto de 1973. En Pensar Con Estrategia, UNLA, 2007.
• Hernández Arregui, Juan José, ¿Qué es el Ser Nacional?, Catálogos y Secretaría de Cultura de La
Nación, 2002.
Peronismo y Socialismo, Ed. Hachea, Buenos Aires, 1972.
• Plan Trienal Para la reconstrucción y la liberación nacional. República Argentina, Poder Ejecutivo
Nacional, diciembre de 1973. En “Perón, Obras Completas”. Ed. Docencia, Buenos Aires, 2006