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Prefacio
Pero nos necesitamos unos a los otros. El hombre o una mujer por sí
mismos no pueden hacer esto.
David Kheridian
La nueva octava
Esta granja por ocho años hasta ahora, hemos estado involucrados en
un experimento. Hemos tenido siete semanas de trabajo y esta es la
octava – el comienzo de una nueva octava. ¿Cómo es esto con nosotros?
Nadie puede saber cómo será al final de esta octava, tampoco cual
puede ser el progreso, al menos no más de lo que pudieron haber
previsto el día de hoy desde aquella primera vez – cuando comenzamos
desde nada, yendo la tercera serie en medio de la nave del granero – y
realmente era un granero, cayéndose a pedazos, con olor de vacas que
hace mucho que se fueron – entregado silbando a través de las puertas
que apenas si ajustaban – la cocina, que era una estufa de leña puesta
en el exterior. Hasta nuestro primer proyecto – poner los cimientos para
la casa que incluirían la muy importante habitación para las reuniones –
fue casi una catástrofe porque no habíamos aprendido la cooperación y
la comunicación. O, si ya llegamos a eso, ¡la buena voluntad!
Para ponderar...
Tiempo
Veámoslo de esta forma. Hay algo que completar, cumplir, y esto debe
tener lugar dentro de un cierto tiempo – tiempo iguala a mi vida. No hay
otro tiempo para mí, no hay extensiones. Cuando uno ve esto
claramente, uno ve la carrera de forma diferente. La carrera no es
contra el tiempo en sí mismo, es contra mi inercia, mi sueño. El tiempo
es mi aliado si lo uso, mi enemigo solamente si no lo uso.
Qué es el trabajo?
Debe haber alguna clase de esfuerzo para que haya trabajo. Pero hay
muchas clases de esfuerzos equivocados, y también esfuerzos que no
son el trabajo. Los esfuerzos ordinariamente son hechos
mecánicamente, por nuestros hábitos, miedos, gustos y disgustos.
¿Cómo son estos esfuerzos mecánicos para ser distinguidos de un
esfuerzo del trabajo?
Así, vemos que un esfuerzo del trabajo es un esfuerzo para recibir estas
influencias superiores, ser receptivo, estar abierto a la ayuda de arriba.
Los grandes esfuerzos del trabajo, tales como la no identificación,
recuerdo de sí, observación de sí, son esfuerzos para hacer que nuestra
naturaleza inferior sea pasiva a algo superior. Esto superior es como la
luz que puede entrar en nuestra oscuridad interior, nuestra ignorancia
de nosotros mismos. Esta misma luz lentamente trae un cambio, un
movimiento hacia el desarrollo.
Grupo masculino – J. C.
Sinceridad
Quizá eso podría ser algo para trabajar hoy con vistas a comprender
más acerca de la sinceridad – como ser simple – honorable. ¿Estoy
haciendo lo que hago tan bien como puedo? ¿Qué significa eso
exactamente? Recuerden, es el proceso y no el resultado lo que cuenta.
¿Cómo se mide la honestidad? – ¿y dónde? Sí no es el resultado y
tampoco solamente mi intención, ¿qué determina entonces, la medida
de mi honestidad? Algo dentro de mí sabe. ¿Puedo estar en contacto con
eso?
Cada vez que fallo al realizar un ejercicio que fue sugerido, o cuando
rápidamente elaboro algo para reportar para “tener algo que decir” me
engaño a mi mismo.
Cada vez que fracaso en tomar ventaja de una situación difícil para
practicar alguna faceta del trabajo me engaño a mi misma.
Cada vez que justifico algún estado, permitiéndome negatividades
familiares- me engaño a mi misma
Cada vez que me felicito de conseguir algo sin ser cachada apareciendo
como buena o mejor de lo que soy- me engaño a mi misma.
Necesito ver las formas engañosas, astutas con la que me auto engaño
con mis propias energías, con mi propio tiempo valioso que se extingue
inexorablemente, necesito ver estas actitudes en mi mismo, tan
antagónicas al trabajo en mi mismo . Necesito recordar que a nadie le
importa en el Universo si trabajo o no trabajo mas que a mi misma. Me
importa a mi si no que hago aquí?, para que voy a gastar mis recursos y
engañarme a mi misma? Como puedo encontrar una nueva actitud?
Hoy encontrare una forma típica en la que me engaño a mi misma es
una forma astuta y engañosa, están fundamentadas en la identificación
y la auto justificación- pero no las superficiales que son tan fáciles de
ver. Hay un ser enfermo en mi enfermo de este autoengaño mecánico-
que necesita ser expuesto a la luz, a la medicina real del trabajo en uno
mismo”
Flojera
Siempre, durante mis años de crecimiento, se me dijo que era flojo, que
no hacía nada para contribuir con mi modo de vida, que yo daba por
hecho, que no tenía respeto por la comida que comía o por cualquiera
otra de las ventajas materiales que eran mías. Pienso que todos en mi
generación oyeron esto una y otra vez de alguna u otra forma, lo y
mientras sabíamos que esto era más o menos cierto, aun así se volvió
una clase de broma para nosotros, porque los trabajos que se nos pedía
hacer no eran reales, eran señales que no tenía nada que ver con
cualquier cosa realmente necesaria. La mayoría del trabajo era hecho
por máquinas, o por gente, nos parecía nosotros, que no teníamos
tantos recursos como nuestros Padres, por ello teníamos que tomar
trabajos que resignadamente veíamos como serviles, y ciertamente no
deseábamos hacerlos. Mientras que decíamos la mayoría de nosotros
sentíamos que no había nada por lo que valiera la pena trabajar. Todo lo
que uno recibía o o una vida tal como la que nuestros Padres estaban
viviendo era una mayor cantidad de cosas, por las cuales, ellos decían
correctamente, no teníamos respeto. Para eso había docenas de formas
de adquirir las necesidades de vida sin hacer ningún trabajo. Sin querer,
nos trajimos esta actitud con nosotros cuando vinimos aquí. Ahora
necesitamos encontrar algo más de la vida – no es suficiente satisfacer
las necesidades y deseos de nuestros cuerpos.
Se nos ha dicho que ciertas cosas son necesarias y hemos de tener este
algo más de la vida. Se nos dijo que nuestros centros funcionan
anormalmente y que debemos ponerlos en armonía. Debemos trabajar,
hacer esfuerzos, que no son necesarios en la vida ordinaria.
Otro amortiguador: “es mucho trabajo para que lo haga yo sólo y pueda
avanzar – y nadie me está ayudando, estar fuera haciendo algo más así
que para qué me molesto”. Y esto corresponde a mí actitud hacia el
trabajo interior: “lo haría solamente que alguien me ayude”.
Se nos llama a un cierto cambio de pensar: en vez de, qué necesito del
trabajo, ahora es necesario pensar qué se necesita de mí en el trabajo.
Hoy comencemos por darle una buena mirada a la granja, a todo lo que
tiene lugar en estos treinta y cinco acres. Es el cuerpo físico del grupo, y
como tal, es un reflejo exacto de nosotros y de dónde estamos como
grupo. Traten de ver cómo es sin culpa o temor o sentimentalismo.
¿Cómo trabajo yo aquí? ¿Qué se necesita de mí? ¿Cómo respondo a esa
necesidad? ¿Los esfuerzos hechos son realmente esfuerzos de trabajo?
¿Deseo trabajar?
Purificación
A veces la que esta es que hay una cantidad de tiempo indebido que se
gasta en trabajar en cosas tales como las emociones negativas, pero tal
como somos ¿Cómo podría ser de otra manera? A menos y hasta que mi
estado interior esté limpio y purificado de algo de la basura con la cual
está lleno, mi aprehensión de cualquier cosa en la naturaleza de un
estado superior está condenada a estar diluida y contaminada. También,
el mero hecho de que yo comience a ver cómo existo ahora, que lo que
soy no corresponde con lo que aspiro a ser, es evidencia de que al
menos veladamente yo percibo algo como un mundo superior. Puesto de
otra forma, mi trabajo es prepararme a mí mismo para un estado con el
cual ahora no estoy en contacto. Así que en una forma de ver lo, todo
trabajo honesto sobre mí mismo es una afirmación de algo que todavía
no puedo saber, excepto por destellos. A través de acomodos y
comienzos yo puedo verme a mí mismo, como soy ahora, a la luz de
cómo podría ser. De otra forma, doy por hecho cómo soy ahora como
todos los demás, estoy conforme con mi imagen de mí mismo y, como
todos los demás, con por las circunstancias y a las personas fuera de mi
por todo lo que no me parece correcto – los rusos, el gobierno, mi jefe,
mi suegra, la sociedad, los vecinos, mis Padres, mi esposo o esposa, y
podemos seguir así. Cualquier pequeña falla y caída que yo concedo
existir en mi me parece estar en el exterior, una cuestión de conducta
que no tengo duda que puede remediarse fácilmente si hubiera la menor
necesidad de hacerlo. ¡Pero no la hay! – O eso me digo a mí mismo. Así
habla un hombre ordinario.
Rectitud
Así que, ¿dónde comienzo? – ¿desde aquí, desde lugar donde estoy
ahora? Seguramente estando más consciente de cómo esta convicción
farisaica de mi rectitud opera, evitando la entrada de nuevas ideas. Así
que, hoy observo. Trato de encontrar el sabor del fariseo en mi que
siempre sospecha de lo que recta mi superioridad, mi rectitud. Este
fariseo es un tipo muy astuto. No quiere que se le vea como es pero
deseaba aparecer y es muy bueno en eso. Al menos me engaña la
mayor parte del tiempo.