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TEMA 3. El realismo. Marco histórico y cultural.

Características. Autores y obras más significativas.


Hacia mitad del siglo XIX comienza a desarrollarse el segundo gran movimiento
literario decimonónico: el Realismo. Surgido de la reacción contra la estética
romántica, su implantación se explica también por unas nuevas coordenadas
históricas.
La revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, tuvo como consecuencia el
abandono del trono por parte de Isabel II y su exilio a Francia. Pero su
sustitución por otra forma de gobierno no fue rápida ni fácil. Dos años duró la
regencia del general Serrano (1869-1870) y la instauración de una
monarquía distinta a la de los Borbones con Amadeo de Saboya (1871-1873)
resultó impopular y fracasó.
Después llegó la República que duró apenas un año debido a la crisis
económica, el desempleo y las guerras, y se resolvió con un nuevo
pronunciamiento militar y una nueva regencia de Serrano. Al final, la solución la
constituyó la Restauración de la monarquía borbónica en 1875, con Alfonso
XII.
De este modo, la vida política nacional entró en una fase de estabilidad y se
inició un gobierno basado en el turno de partidos conservadores y liberales.
El siglo acabó con la regencia de María Cristina, hasta que Alfonso XIII
alcanzó la mayoría de edad en 1902. En 1898 se produjo un hecho de gran
repercusión en la vida y en el espíritu nacional: la pérdida de Cuba, Puerto
Rico y Filipinas, últimos restos del antiguo imperio español.

El desarrollo económico impulsó el crecimiento de las ciudades. A este periodo


corresponde la consolidación del estado liberal y el crecimiento de la burguesía.
Las familias burguesas gustaban del lujo y la ostentación, mientras que las
masas populares permanecían al margen de la vida política, la modernización y
la cultura. En estos años se desarrollaron las organizaciones obreras.
La corriente de pensamiento más destacada fue el krausismo. La versión
española de esta corriente propugnó una filosofía práctica, racionalista, que
hace hincapié en el carácter ético individual, en la creencia en la perfección del
hombre y en la evolución de la sociedad. Uno de sus frutos más importantes fue
la Institución Libre de Enseñanza (1876), fundada por Giner de los Ríos.
Con la restauración se inició una etapa positivista. El positivismo sólo admite
conocimientos que se fundamentan en la experimentación. Una fenómeno
destacable, a partir de 1880, fue el extraordinario desarrollo de la prensa, que
difundió obras por entregas y artículos de los escritores más importantes de la
época: Clarín, Galdós, Valera y Pardo Bazán.

Beatriz Guillén López


El movimiento realista surgió en la Francia de la segunda mitad del siglo XIX,
inmersa aún en el Romanticismo. Se inició con autores como Balzac, Stendhal y
Flaubert, en el contexto de una sociedad urbana e industrial, con una clase
burguesa asentada.
El Realismo pretende reaccionar contra los excesos románticos y su abuso de la
subjetividad, de la imaginación, de las evasiones a mundos antiguos o exóticos
y de su estilo ampuloso. Por el contrario, ahora se valora la observación
minuciosa y precisa de la realidad contemporánea.
Como consecuencia, el género dominante será la novela, que se ajusta con
propiedad a los presupuestos estéticos del Realismo.
En España, el inicio del Realismo coincide con acontecimientos históricos
centrales. Surgió hacia 1870, después de La Gloriosa y tuvo su apogeo en la
década de 1880. En su aparición influyeron géneros del Romanticismo, como la
novela histórica y el artículo de costumbres.
En Francia, hacia 1870, nació el Naturalismo, con Émile Zola, que llevó al
extremo los presupuestos realistas. Pretende remontarse a las causas de los
comportamientos humanos y tiene en cuenta las nuevas ideas científicas como
el determinismo o la selección biológica.
Por ello, ofrece una galería de personajes con taras físicas o morales y la novela
se ocupa de explicar las razones de estos defectos insistiendo en los aspectos
más miserables de la vida humana y de sus relaciones sociales.
En cuanto al Naturalismo en España, la novelista Emilia Pardo Bazán divulgó las
ideas de Zola en ensayos como La cuestión palpitante. Pero, en general, los
escritores de la época rechazaron el determinismo genético de Zola, aunque
incorporaron a sus novelas algunas técnicas naturalistas.

Como ya hemos dicho, el género más cultivado en el Realismo fue la novela.


Las características realistas más importantes son las siguientes:
– Reflejan la realidad enlazando los aspectos históricos (fechas,
acontecimientos…) con elementos de ficción, lo cual contribuye a la
verosimilitud a de la obra.

– Se sitúan en la época contemporánea, en lugares reales, que el autor


conoce y reproduce por medio de documentadas descripciones.

– Los personajes son individuos normales, descritos en su exterior,


interior y entorno social, y se expresan de acuerdo con su procedencia,
educación, etc, en diálogos presentados en estilo directo.

– Resulta habitual la presencia del narrador omnisciente, que informa


tanto de detalles históricos como de los pensamientos, deseos, motivos,
etc, de los personajes e interviene en la historia a través de opiniones y
comentarios.

Beatriz Guillén López


– El periódico es utilizado como canal de difusión. Muchas obras realistas
se publicaron por entregas en periódicos. Este hecho afecta a la
estructura de la novela que intenta mantener el interés dejando en
suspenso la historia la final de cada entrega.

– En cuanto al estilo persigue un lenguaje natural, sobrio y alejado de


efusiones y exageraciones. Sin embargo, podemos distinguir entre el
lenguaje del narrador, que mantiene un nivel culto, cuidado y literario y el
lenguaje de los diálogos, donde se reproduce el habla real de los
personajes, acorde con su condición social o características intelectuales y
psicológicos.

Los autores realistas más importantes son:


Pedro Antonio de Alarcón: este autor andaluz escribe novelas de tesis como
El escándalo o El niño de la bola, aunque su obra más destacada es El sombreo
de tres picos, basada en un cuento popular.

Juan Valera: las obras de este cordobés transcurren en Andalucía,


concretamente en Córdoba, cuyos espacios rurales se reproducen de forma
idílica. Tratan con frecuencia asuntos amorosos, sobre todo, relaciones entre un
hombre mayor y una joven, y concede especial importancia a la caracterización
de los personajes. Las novelas más destacadas son Pepita Jiménez y Juanita la
Larga, ambas protagonizadas por mujeres.

José María de Pereda: compuso obras realistas ambientadas en Cantabria,


que presentan como tema central la exaltación e idealización de las costumbres
del pueblo frente a las urbanas. Entre ellas destacan Sotileza, donde retrata la
forma de vida de los pescadores, y Peñas arriba, centrada en los habitantes de
la montaña.

Benito Pérez Galdós: su producción novelística es un reflejo de la sociedad de


su época. Aunque en sus obras aparecen representantes de distintos grupos
sociales, dedicó especial atención a los personajes, costumbres, lugares y
ambientes de Madrid, que plasmó con riguroso afán de documentación.
Sus novelas destacan por la caracterización de los personajes y por la
integración de la vida cotidiana en los hechos históricos de la época.
El autor combina en sus relatos diferentes técnicas narrativas: el uso del
narrador omnisciente, el diálogo en estilo directo y el monólogo. El lenguaje se
adecua al carácter, origen y educación del personaje: desde el habla popular
madrileña hasta los cuidados discursos académicos o políticos.

Análisis de su obra:

Beatriz Guillén López


Novelas de la primera época: son novelas de tesis porque se someten a la
ideología del autor, enfrentan a personajes de mentalidad conservadora con
otros de ideas progresistas, que comparte y defiende.
Obras: Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch.

Novelas contemporáneas: plasmó la realidad madrileña del momento, reflejo


de la del resto de España. Retrató tanto sus lugares (calles, barrios…) como a
sus habitantes (comerciantes, cesantes, burgueses…)
Obras: La desheredada, Lo prohibido, Miau, Fortunata y Jacinta.

Novelas espirituales: se centran en el mundo interior de sus personajes y en


valores como la caridad, enmarcados en individuos de enorme grandeza moral
pese a ser humildes.
Obras: Misericordia.
Episodios nacionales: son cuarenta y seis relatos, escritos entre 1873 y 1912,
distribuidos en cinco series, cada una con diez episodios, excepto la última. Son
narraciones breves de los acontecimientos históricos más importantes en la
España del siglo XIX. Los protagonistas son personajes sin importancia, que
funcionan como testigos de los hechos. Entre los títulos más destacados cabe
citar: Trafalgar, La batalla de los Arapiles, La primera república…

Las novelas naturalistas llevaron al límite las técnicas de observación del


realismo. Los escritores aspiraron a presentar la realidad con el método
científico, de modo que el relato se convirtió en el microscopio que les permitió
analizar la conducta de los individuos, a la luz de la sociedad y la familia.
Incorpora un narrador objetivo, que intenta ser impersonal, frente al narrador
del realismo, que participa con sus comentarios en la historia. El narrador
presenta los aspectos más sórdidos de la realidad, sin sentimientos, cuyo
lenguaje, en ocasiones áspero y sórdido, refleja el ambiente en el que viven.

Autores naturalistas más importantes:


Emilia Pardo Bazán: esta escritora gallega ha sido considerada la introductora
del Naturalismo en España, tendencia que analizó en su obra La cuestión
palpitante.
Sus novelas contienen un estudio detallado del mundo rural gallego, cuya
decadente nobleza mantiene su poder entre los campesinos. Su obra maestra
es Los pazos de Ulloa, y su continuación La madre naturaleza.

Vicente Blasco Ibáñez: fue considerado el escritor español que más


directamente siguió los principios los pasos del Naturalismo. Sus novelas
naturalistas están protagonizadas por personajes dominados por fuerzas
primitivas que determinan su conducta, Predominan ambientes violentos,
descritos con detallismo, sin omitir los aspectos crudos y hasta desagradables.

Beatriz Guillén López


Leopoldo Alas Clarín: cultivó la crítica, el ensayo, la novela y el cuento.
Hombre culto y gran conocedor de la literatura y de la filosofía europea de la
época. Su obra narrativa presenta elementos naturalistas, como la observación
y la religiosidad de las corrientes espiritualistas de finales del siglo XIX. Su
producción crítica, publicada en periódicos y revistas, comprende textos
satíricos, políticos y literarios.
Entre sus cuentos publicados encontramos Pipá, o ¡Adiós Codera! Pero su
paso a la historia de la literatura se debe a La Regenta, una de las mejores
novelas de la lengua española. Ambientada en la ciudad de Vetusta, La Regenta
presenta el conflicto de dos personajes (Ana Ozores y Fermín de Pas)
dominados por el anhelo amoroso en un ambiente hostil. Tras el nombre de
Vetusta se esconde la ciudad de Oviedo y sus habitantes: una sociedad
burguesa, llena de hipocresía y convencionalismos. El pormenorizado análisis de
la sociedad, de la que se ofrecen diversos ambientes (iglesia, aristocracia,
trabajadores…) y el estudio detallado de los personajes convierten esta novela
en un magnífico ejemplo del Naturalismo en España.

Beatriz Guillén López

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