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Consolaciones:
Son cartas de condolencia, dirigidas a una persona apenada por la muerte de un ser
querido. En ellas Séneca, prescindiendo de la persona del muerto, desarrolla todo un
tratado de moral práctica, explayándose en llamadas a la resignación y en
consideraciones acerca de la fragilidad de la vida humana y la inmortalidad del alma.
Escritas antes y después de su destierro, sus destinatarios son su madre Helvia, su amigo
Polibio y Marcia.
Dialogi:
Apocolocyntosis:
Son una colección de 124 cartas reunidas actualmente en 20 libros. Fueron escritas
entre los años 63-64 d.C., es decir, después de su retirada de la vida política.
El destinatario, Lucilio, había sabido elevarse desde su origen humilde hasta el rango
ecuestre y en la época en la que recibía estas cartas era procurador de Sicilia. Sin
embargo, Lucilio no pasa de ser un simple oyente pasivo en este intercambio ficticio de
preguntas y respuestas filosóficas. Tratan los mismos temas desarrollados en sus
Dialogi: brevedad de la vida, la clemencia, etc.
Sin embargo, no se trata de una especie de conversación familiar con una amigo,
ofrecen mayor intimidad, aunque por encima del destinatario, el autor se dirija
directamente al gran público. Sus cartas son una especie de testamento espiritual en las
que expresa sus reflexiones y sus experiencias personales.
Séneca procura en todo momento adaptar los ideales de la moral estoica a las
necesidades prácticas de la vida diaria, ya que, para él, filosofía y vida son la misma
cosa. Le interesa el objetivo práctico, más que el camino a seguir para alcanzarlo. La
dialéctica, según él, sólo sirve para perder de vista las realidades.
No trató de resolver ningún problema metafísico. Fluctúa entre los distintos sistemas
griegos, pero intuye la necesidad de una relación entre estos problemas y el instinto
moral del hombre, que sólo se satisface con la subordinación de lo material al espíritu,
lo cual le obliga a aspirar a Dios. Por ello, Séneca ha sido considerado como un
precursor del cristianismo.
Teatro:
Han llegado hasta nosotros 10 tragedias de Séneca. No fueron escritas para ser
representadas en la escena, sino para ser recitadas en lecturas públicas.
El teatro de Séneca se inspira en los grandes trágicos. Su Agamenón recuerda a
Esquilo; Edipo y las Fenicias a Sófocles, etc.
Séneca imita a sus modelos, pero imprime a sus obras el sello de su personalidad
apasionada. Las diferencias con el original son numerosas:
- En vez de acción progresiva, va mostrando cuadros sucesivos.
- La pasión del protagonista aparece ya en su paroxismo en las primeras escenas.
- Analiza con precisión y minuciosidad las pasiones de sus héroes.
- Gusta de las situaciones patéticas, de los efectismos, de las truculencias y de la
pintura de espíritus atormentados y monstruosos.
- Sustituye la puesta en escena por una gran brillantez descriptiva que llega en
ocasiones a resultar sobrecargada.
La gran característica del teatro de Séneca es la desvinculación de los dioses respecto
a las acciones humanas. Ya no son ellos el origen remoto del destino trágico del héroe
senequiano, sino que es éste mismo el único responsable de sus actos y de lo que de
ellos se pueda derivar. Esta humanización del héroe es lo que convertirá a Séneca en
fuente de inspiración de los dramaturgos posteriores.
Entre sus tragedias destacan Medea y Octauia.