You are on page 1of 5

BIOGRAFIAS DE D.L.

Moody
D. L. Moody y el evangelismo masivo del Siglo Diecinueve
Por William P. Farley
En 1871, Sara Cooke y la señora Hawxhurst asistían a la iglesia donde pastoreaba D. L.
Moody, de 34 años de edad. A pesar de su formalidad y sinceridad, estas mujeres
estaban convencidas de que carecía de algo importante: poder espiritual. De modo que
ellas se sentaban en la primera fila a orar.
Ellas conversaron con Moody acerca de sus convicciones y empezaron a orar con él
para que recibiera poder espiritual. Creció un gran deseo en Moody de tener el poder de
Dios. Un día, "se tiró al piso, y entre lágrimas, gemidos y llanto, clamó a Dios ser
bautizado con el Espíritu Santo y fuego"
.1
Mientras estaba de negocios en New York, el Espíritu Santo cayó sobre él. Así lo
describió Moody: "Un día, en la ciudad de New York —¡qué gran día!—, no lo puedo
describir. Muy raras veces me refiero a esto; es una experiencia casi demasiado sagrada
para nombrarla. Pablo tuvo una experiencia de la que no pudo hablar por catorce años.
Yo sólo puedo decir que Dios mismo me fue revelado, y tuve tan gran experiencia de su
amor que hube que pedirle que detuviera su mano."
2 Moody estaba seguro de que si Dios no levantaba su mano, él moriría.
Después de algunos meses, en 1873, planeó un viaje de predicación a las Islas
Británicas. Lo acompañó su reciente amigo y director de música, Ira Sankey. Moody
comenzó a predicar; y algo había cambiado. "Los sermones no eran distintos "“señaló
—. No presentaba ninguna nueva verdad; no obstante, cientos se convertían. No
quisiera volver a lo que era antes de esa bendita experiencia [en New York], aunque me
ofrecieran todo el mundo; sería como polvo en comparación".
Así empezó la etapa ministerial de D. L. Moody en que estuvo fortalecido con poder
espiritual. Antes de su viaje a Inglaterra, él era poco conocido. Desde Inglaterra se
esparcieron rápidamente las noticias del poder sobrenatural que acompañaba su
ministerio. Cuando retornó a los Estados Unidos, era una celebridad internacional.
Tan grande era el poder que tenía en su ministerio que algunos lo llamaron un "tercer
Gran Despertamiento"
. Los siguientes veinticinco años recorrió el mundo de habla inglesa. Predicó a
aproximadamente cien millones de personas, inicio escuelas, fundó universidades, y
dejó su huella en el evangelismo del siglo diecinueve. Tuvo una vida admirable. "Sin
educación superior, fundó tres escuelas. Sin formación teológica, reformó la cristiandad
victoriana. Sin radio ni televisión, alcanzó a cien millones de personas"
.3
Los tiempos"La historia del mundo "”escribió Thomas Carlyle"”, es sólo la biografía de
grandes hombres"
.4 En este sentido, la historia cristiana del siglo diecinueve no se puede entender sin
mirar de cerca a D. L. Moody; y no podemos apreciarlo sin un entendimiento de los
tiempo en los que le tocó vivir. Moody nació en un mundo agrícola que había cambiado
poco en mil años. Por contraste, vivió durante un período de turbulentos cambios.
Creció la población de las ciudades en la medida que la agricultura rápidamente iba en
declive. Al morir en 1899, los Estados Unidos ya se había convertido en una nación
industrializada. Su generación fue testigo del primer uso del telégrafo, del tren, de los
barcos a vapor, y del descubrimiento de los gérmenes y las bacterias.
Fue también una época de cambio teológico. El arminianismo metodista conquistó el
calvinismo "ortodoxo"
de los padres de la Nueva Inglaterra de Estados Unidos. Las décadas posteriores en la
vida de Moody vieron la llegada del premilenarismo, la creciente popularidad de las
teorías de Keswick de una vida de santificación, el renovado interés en el Espíritu
Santo, y el comienzo del Movimiento de Santidad.
La personalidad de Moody encajó en ese mundo de turbulentos cambios. De alguna
manera él fue un vívido ejemplo de la despreocupada América capitalista del siglo
diecinueve. Próspero en los negocios, "Moody fue una figura de Horacio Alger "”señala
George Marsden"”. El muchacho que nació en modestas circunstancias, que a través de
su iniciativa e imaginación, tuvo fama y buen éxito. En ese sentido, fue un hombre de su
era"
.5
Bibliografía
Moody nació en 1837 en Northfield, Massachussets. A la edad de cuatro años vio morir
a su padre. Su madre, golpeada por la pobreza, lo crió juntamente con siete hermanos
con la moral necesaria para el llamado de Dios más tarde en su vida. Como creció en un
adormecido pueblo de Massachussets, apenas obtuvo una educación primaria. Su madre
lo bautizo en la iglesia unitaria.
En 1854, a la edad de diecisiete, Moody dejó el hogar para ir a Boston, donde consiguió
trabajo como vendedor de zapatos. Era un joven extrovertido, confiado, trabajador, y
optimista. Por medio de la influencia de un maestro de la escuela dominical de la Iglesia
Congregacional de Boston, puso su fe en Cristo. Irónicamente, cuando postuló para ser
miembro de la iglesia, los ancianos le negaron la entrada. Sus antecedentes unitarios no
lo habían equipado con el adecuado conocimiento de la Biblia. Posteriormente, un año
después, los ancianos aceptaron su afiliación.
Chicago era una ciudad bulliciosa de 80.000 habitantes en la frontera oeste, un dinámico
centro de oportunidades de negocio. En 1856 Moody se trasladó allá en busca de buena
fama y fortuna. Él tenía diecinueve años de edad. Decidido en convertirse rico, alcanzó
de inmediato el buen éxito. A los veintitrés años acumuló 8.000 dólares (equivalente
hoy a US$ 800.000).6 Estaba ganando un equivalente a medio millón de dólares por
año. Mientras estuvo en Chicago, colaboró en la escuela dominical y se hizo miembro
de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), una organización que lo había influido
en Boston.
En 1860, Moody dejó sus ambiciones de negocios y se convirtió en evangelista de niños
de la YMCA. Aunque era extremadamente energético, necesitaba adiestramiento en
habilidades ministeriales. En sus primeros años, "era todo menos que un experto orador
"”afirma D. O. Fuller"”. Después de un culto a media semana en el que trató de decir
unas cuantas palabras, alguien le sugirió que en silencio serviría más efectivamente al
Señor"
.7
Moody comenzó una escuela dominical para niños pobres de los barrios del norte de
Chicago. Su biógrafo cuenta que él "realizó su tarea con celo y determinación y casi
alarmante devoción al deber"
.8 Su obra rápidamente creció a ochocientos asistentes por semana. Conforme los
adolescentes iban creciendo y llegaban a la edad adulta, Moody formó una iglesia para
satisfacer las necesidades espirituales de ellos y de sus padres. Este fue su principal
ministerio en el decenio de 1860.
En el año 1862, Moody se casó con Emma Revell, de diecinueve años de edad. Él era
tosco, sin educación formal y si modales. Emma, sin embargo, era culta y refinada. Bajo
su influencia él rápidamente adquirió los modales sociales requeridos, los que serían
muy importantes para su posterior ministerio. Ella se encargó de toda la
correspondencia, de la economía de la familia, y de la crianza de los tres hijos. Emma
era "la firmeza moral del buen éxito de Moody"
.9
Después de su "bautismo en el Espíritu Santo" en 1873, manera en que él siempre lo
recordaba, su ministerio dio un giro drástico. Cuando por primera vez recibió el poder,
Moody estuvo confundido. Nunca lo había experimentado, y no sabía qué hacer. Esto es
lo que dice un testigo ocular: "Una capilla grande estaba llena para escuchar a Moody;
dejó una profunda huella. Acabo de llegar del culto nocturno, donde cada hilera y
pasadizo, cada vestíbulo, y aun las escaleras del púlpito, estuvieron repletas de gente
media hora antes de que comenzará el culto. El Espíritu Santo obró poderosamente,
pecadores de todas las clases sociales buscaron al Señor fervorosamente, y hermanos y
hermanas de la Iglesia de Inglaterra, de los Amigos, y de cada denominación, sin
invitación fueron motivados a hablar con ellos y a orar".10 La gira evangelística en
Gran Bretaña terminó con cuatro meses en Londres. Algunos han estimado que allí
predicó a dos millones y medio de personas.
"Cuando Moody y Sankey retornaron a casa después de esa gira, que duró de 1873 a
1875, eran virtualmente héroes nacionales", refiere George Mariden.11 Llegaron
invitaciones a llevar a cabo cruzadas en Brooklyn, Philadelphia, Nueva York, y otros
principales centros poblados de Norteamérica .Por el resto de su vida, viajó
extensamente (se estima que hasta un millón de millas), y predicó sermones de
avivamiento a multitudes.
Una cuidadosa preparación, la cooperación de las iglesias locales, y avanzada
publicidad, caracterizaron el ministerio de Moody. Al respecto, él forjó el modelo de
evangelismo masivo del siglo veinte que evangelistas como Billy Graham y otros
usarían.
Pero Moody hizo más que predicar. En los posteriores años de la década de 1870,
empezaron a apaciguarse sus poderes evangelísticos. Con el deseo de preparar
evangelistas a tiempo completo y obreros laicos, se dedicó a la educación cristiana. En
1879, fundó una escuela de mujeres en Northfield, Massachussets. Siguió una escuela
de varones, en Mount Hermon, en 1881. En 1886, inició un instituto bíblico en Chicago
para capacitar a ministros laicos. Después de su muerte, se le dio el nombre de Moody
Bible Institute.
Incursionó también en el negocio de publicidad. En los años 1880, contrató a su cuñado,
leming Revell, para publicar algunos de sus libros. El buen éxito de las obras escritas de
Moody prosperó el negocio de su cuñado. Revell Publishing llegó a ser un modelo para
las compañías cristianas en el rubro de publicidad.A fines de 1899, mientras realizaba
una campaña en la ciudad de Kansas, Moody enfermó. Murió de una enfermedad al
corazón en diciembre, a pocas semanas del nuevo siglo. A través de todo el país, la
iglesia lamentó su muerte.
La particularidad de Moody
Comparado con otros evangelistas, Moody ha sido único. Con solo el equivalente a una
educación primaria, predicó a millones. Su falta de educación, sin embargo; no lo
detuvo. La mayor parte de su vida luchó por deletrear correctamente, usar la debida
puntuación, y hablar con propiedad.
Dice un viejo dicho: "No hay grandes hombres que no sean grandes lectores"
. Moody puede haber sido una excepción. La acción, no leer teología ni pasar tiempo en
contemplaciones, fue lo que caracterizó su vida. A la edad de 62, unas semanas antes de
su muerte, todavía estuvo predicando hasta seis veces al día. Aunque leyó
diligentemente la Biblia, leyó muy poca teología o historia de la Iglesia, pero sí los
escritos de su amigo, C. H. Spurgeon. El pragmatismo, no la vida de la mente,
constituyó su interés.
En segundo lugar, nunca fue ordenado. Fue un consumado hombre de negocios y
evangelista. Todos sus grandes predecesores "”Whitefield, Edwars, y Finney"” eran
ministros ordenados; pero Moody rompió el molde. Técnicamente, era un predicador
laico, e insistió en que la gente lo llamara "Señor Moody"
.
En tercer lugar, fue el primer evangelista de masas. Anterior a Whitefield en el siglo
dieciocho, los pastores locales evangelizaban a sus congregaciones. No había
evangelistas itinerantes. Los ministerios de Ashel Nettleton (1783-1844) y Charles
Finney (1792-1875) siguieron los pasos de Whitefield, pero ninguno condujo cruzadas
masivas como Moody.
Moody realizó sus cruzadas con eficiente destreza organizativa propia del hombre de
negocios que era. Cuando lo invitaban a una ciudad, requería unidad entre los líderes
protestantes, un ya establecido apoyo financiero, visitación casa por casa en la ciudad, y
a veces exigía la implementación de un edificio adecuado antes de que aceptara la
invitación. Su equipo de colaboradores organizaba todo con anticipación. Nada se
dejaba al aire. En sus últimos años, no se percibía mucho la espontaneidad del Espíritu
Santo.
Finalmente, cuando la mayoría de los evangelistas del siglo diecinueve pertenecían a
una denominación, Moody nunca estuvo ligado a ninguna. No estuvo en contra de ello.
Por el contrario, se valió de su estado neutral para tender puentes entre él y las
organizaciones cristianas separadas entre sí. Su ministerio promocionaba el ecumenismo
entre aquellos a quienes servía.
Su legado Así como muchos grandes hombres, Moody ha conmovido profundamente a
la Iglesia. Primero, su vida cambió la percepción que tiene el público de un evangelista.
Su ejemplo promovió la separación de la teología y el evangelismo en la mente del
público. Él dijo que "aunque lo que uno cree es importante, en quién se cree es de suma
importancia".12 Dichas afirmaciones dan la impresión de que la teología y la
experiencia en Cristo se pueden separar o que son dos distintos asuntos. Su vida y
ministerio fomentaron la idea de que el pensamiento crítico no es importante para la
obra de evangelismo. Como muchos hombres, Moody sí tuvo una teología, pero la
mantuvo simple. La resumió en tres puntos: arruinado por el pecado, redimido por la
sangre, y regenerado por el Espíritu Santo.
Moody también propagó las escuelas bíblicas. En contraste con los seminarios, las
escuelas bíblicas atenúan el énfasis en la historia de la Iglesia, el estudio formal de
teología, y el estudio de las lenguas bíblicas originales. El resultado es un énfasis en el
concepto de "yo y mi Biblia"
.
El ministerio de Moody también introdujo un nuevo sentimentalismo en la obra
evangélica. Él a menudo predicaba en busca de una respuesta emocional. Su mensaje
era sencillo, sincero, y directo. Su prédica se caracterizaba por realismo; era una simple
exhortación matizada con anécdotas personales. Su estilo estuvo en directo contraste
con el viejo evangelismo que apelaba a la razón humana. No obstante, el Espíritu Santo
convertía a miles a través del ministerio de este siervo de Dios.
El ministerio de Moody contribuyó muchísimo en la iglesia y la sociedad. Él fomentó y
motivó el compromiso del laicado en el evangelismo, la unidad de la iglesia, y el
ministerio interdenominacional.
Moody fue un predicador de término medio que obtuvo buen resultado por encima del
promedio porque el poder de Dios lo acompañó. A consecuencia de ello mucha gente
confió en Cristo, no en D. L. Moody. Su ministerio constantemente recordó a los
hombres de la necesidad del poder del Espíritu Santo.
Como la mayoría de obreros cristianos, el ministerio de Moody impactó la iglesia en
muchas maneras no vistas antes. Moody influyó profundamente en F. B. Meyer. Meyer,
con nuevo fervor evangelístico, influyó en J. Wilbur Chapman. Chapman ayudó al
ministerio de Billy Sunday, quien a la vez tuvo un profundo impacto en Modacai Ham.
Ham, en una campaña evangelística en Carolina del Norte, guió a Billy Graham a
Cristo. Dios se mueve de manera misteriosa, y el ministerio de D. L. Moody
constantemente nos recuerda esta verdad.

You might also like